Disclaimer: Esta historia está inspirada, en parte, en el universo de Harry Potter de J.K Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a la autora, yo solo los tomo los mezclo y agrego cosas.
* Este es un fic pensado para mayores de edad ya que la temática puede herir algunas susceptibilidades. Sugiero discreción ya que habrá escenas de violencia física y sexual. Leer bajo su propia responsabilidad y conciencia.
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Capitulo 23:
- ¡TODOS LOS PRESENTES, DE PIE POR FAVOR PARA PODER OIR EL VEREDICTO DEL HONORABLE PRESIDENTE DEL WIZENGAMOT!
Todos los asistentes al juicio se incorporaron para escuchar el esperado dictamen. Habían sido tres largas semanas de testimonios. Cientos de especialistas, testigos y toda clase de charlatanes habían pasado por el estrado y finalmente el Wizengamot había logrado tomar una decisión acerca del caso de Skyler.
Blaise sentía ganas de gritar. Nunca en su vida se había sentido tan tenso ni tan asustado. Por disposición de los magistrados, todos los asistentes debían estar lejos de la obscurial y él solo quería tomar la mano de Sky para que no estuviese sola en ese momento crítico. De la decisión del presidente del jurado dependía su vida y no podía imaginar cuan nerviosa podía sentirse ella en ese momento.
Mientras el presidente del jurado leía el cargo, Theodore Nott apretó su hombro izquierdo y Malfoy palmeó su espalda desde la derecha. De esa forma ambos le estaban haciendo saber que lo acompañaban en ese duro momento. Hermione estaba sentada a un lado de Draco y se inclinó para sonreírle cálidamente. Ella también los apoyaba.
En las últimas semanas Granger había sido una pieza fundamental de la defensa de Skyler. A pesar de la reciente perdida de su bebé, ella y Potter habían tomado el caso de su novia como algo personal y habían defendido a capa y espada a pesar de no haberla conocido hasta que él los buscó para que atestiguaran en el juicio.
Skyler era estadounidense y la Macusa se manejaba de forma distinta al ministerio británico. Ellos aun no admitían libremente a los hijos de muggles ni los buscaban cuando detectaban la existencia de algún mago o bruja viviendo en un mundo que no les correspondía.
De haber nacido en suelo británico, Sky hubiese recibido su carta de Hogwarts al cumplir los once años, estuviese donde estuviese. Aunque ella hubiese tenido los padres mas desconsiderados del planeta, ni Dumbledore ni Mcgonagall hubiesen permitido que un niño mágico estuviera encerrado en una institución mental por culpa de padres obtusos que no sabían aceptar el poder de sus hijos.
Lamentablemente Skyler había nacido en el seno de una familia sureña altamente conservadora y religiosa, donde sus poderes no podían considerarse provenientes de otro sitio que no fuese del infierno. Desde su primer año de vida Sky había sufrido toda clase de exorcismos religiosos. Sus padres y la comunidad en la que vivía estaban firmemente convencidos que sus explosiones de magia involuntaria eran debidas a la influencia del diablo que se había metido en su pequeño cuerpo.
Con el correr de los años y los rituales de purificación mostrándose inútiles, los padres de Sky decidieron internar a su poseída hija en una inescrupulosa institución mental privada a un océano de distancia. Pensaron que si alejaban a su hija de ellos, la mala suerte y la influencia del demonio se irían con Sky.
La cantidad de sedantes y choques eléctricos que le habían dado a Skyler en aquella institución habían permitido que el obscurial no tomase posesión de ella y llegase a la edad adulta. Ella era, en sí, todo un milagro andante. No había registros de obscurials que hubiesen vivido tantos años y mucho menos de magos o brujas capaces de dominarse a sí mismos una vez que eran liberados.
Skyler había demostrado ser una bruja centrada y con gran potencial. Había conseguido una varita mágica y aprendía rápidamente a encauzar la magia que había reprimido por tanto tiempo. Aun así muchos de los presentes consideraban que ella era un peligro. Ella representaba algo desconocido y como tal debía destruirse en vez de conservarse.
- magos y brujas presentes. Una vez más tengo que agradecerles su presencia en esta sala. A lo largo de estas semanas se han sentado sistemáticamente aquí para dar y oír testimonio y opinión a cerca de este caso. Me complace anunciar que he llegado a un veredicto y fue todo gracias a su amable disposición.
He meditado largamente mi decisión y he procurado no precipitarme a la hora de comunicarla. Sé que algunos de ustedes me considerarán loco debido a esta decisión y debo decirles que no me ofenderé por eso. Están en su derecho de opinar lo que quieran, así como yo estoy en mi derecho de dar esta sentencia.
En ese momento podría haberse oído el volar de una mosca dentro de aquel salón. Todos los presentes contenían la respiración mientras el presidente del Wizengamot hablaba. Este era el caso más trascendente desde los juicios a los mortífagos y hasta la prensa mágica internacional se había hecho eco del juzgamiento a la extraña obscurial adulta.
- Skyler. Por el poder conferido a mí por todos los magos y brujas británicas, yo te declaro apta para recuperar tu libertad e integrarte a nuestra sociedad. Has demostrado no ser peligrosa para ti ni para los demás y considero que no mereces seguir siendo recluida por más tiempo.
Un suspiro de alivio recorrió a quienes estaban a favor de la joven bruja y un murmullo de indignación se instaló entre las filas de quienes tenían la intención de verla destruida.
- por tu edad, es obvio que no podemos ofrecerte estudiar en nuestro colegio de magia y hechicería, pero Hogwarts será el encargado de examinar tus aptitudes. La directora Mcgonagall se ha ofrecido a permitirte rendir tus T.I.M.O.S el próximo verano.
Todos los que apoyaron a Skyler comenzaron a aplaudir. Se había hecho justicia.
- silencio por favor. No he terminado todavía. Skyler, no podemos remediar los años de desidia y las injusticias cometidas hacia ti pero podemos ofrecerte cobijo y un buen futuro. Has solicitado que considere tu pedido de cambiar el apellido con el que eres conocida. A partir de mañana puedes iniciar el trámite… Dicho esto, doy por concluido este juicio de aptitud. Gracias a todos por haber participado.
Los aurores que habían mantenido retenida a Sky revirtieron los hechizos y ella se vio nuevamente libre para moverse, pero esa libertad le duró poco. Blaise Zabini saltó la baranda que separaba al público del estrado y la envolvió en sus brazos con la intención de no volver a soltarla. Temía que alguien más quisiera alejarla de él.
Uno a uno todos los testigos que hablaron en su favor fueron a saludarla. Potter, Ollivander, Mcgonagall, Luna Lovegood e incluso el medimago que había descubierto lo que Skyler era, le desearon lo mejor en esta nueva etapa antes de retirarse de la sala.
Solo quedaban Draco y Hermione aparte de ellos. Sin el valioso testimonio de la señora Malfoy las cosas hubiesen sido muy difíciles para ellos. Las sentidas palabras de una mujer dolida por la reciente pérdida de su hijo habían tocado el fondo del corazón del juez y le habían hecho ver que cualquiera de ellos podría haber tenido la desafortunada suerte de pasar por lo que Skyler había pasado.
- Felicitaciones Sky. Me alegra que ellos hayan visto lo que Blaise y nosotros vimos. Espero que seas muy feliz de ahora en adelante.
- Muchas gracias, Hermione. Estaba aterrada de que ellos decidieran no arriesgarse conmigo.
- hubieran cometido un enorme error. Te lo aseguro… ¿Qué planeas hacer ahora que eres libre?
Los ojos de Sky se iluminaron. Ella poseía una calidez y alegría, a pesar de todo, que contagiaba.
- comenzar a trabajar en Ollivander. Él me dijo que si salía bien parada de esto podría convertirme en su aprendiz.
- eso suena bien. – dijo Draco. - el viejo Ollivander es un tipo astuto, se asegurará que su negocio siga después de que haya muerto.
- de hecho, le ha ofrecido su apellido. Ollivander quiere que su tienda, su marca y todo lo que representan sus varitas queden en buenas manos. Así que mi preciosa novia será la nueva señorita Skyler Ollivander.
Sky rodó sus ojos y besó la mejilla de Blaise que aun la tenia fuertemente abrazada por la espalda.
- aun no he aceptado eso, Blaise. Creo que el señor Ollivander ha depositado demasiada confianza en mí. Insisto en que es muy pronto para que comience a pensar en dejarme su oficio. Puede que yo apeste en el arte de fabricar varitas.
- yo creo que serás fantástica. – todos podían notar cuan enamorado estaba Blaise y rieron cuando siguió adulándola pero esta vez mirando a Draco y a Hermione- Sky no fue a Hogwarts pero estoy seguro de que ella hubiese desbancado a Granger en eso de la bruja más inteligente de su generación.
Draco rió irónicamente. No dejaría a Blaise salirse con la suya esa vez.
- Puede ser que la nombrasen la más inteligente de su generación. Pero no lo olvides, Zabini, mi esposa es la bruja más inteligente desde Rowena Ravenclaw y ese título, no se lo puede quitar nadie.
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Esa tarde llovía copiosamente. Draco había insistido por mucho tiempo en que buscasen una excusa para no ir. Prefería por mucho permanecer en la trastienda leyendo un libro mientras su suegra y Hermione atendían a los clientes que se refugiaban del clima en la cafetería.
Desde que habían perdido a su bebé, dos meses atrás, Draco pasaba gran cantidad de tiempo en el negocio de su esposa. Ellos habían logrado una especie de camaradería desde que esa gran pérdida los había atravesado. Pasar grandes periodos de tiempo completamente en silencio, solo haciéndose compañía, se había convertido en su nueva rutina luego de que Hermione fuese dada de alta del hospital.
Acompañarla al juicio de la novia de Blaise había sido otro paso en su relación. Contarse pequeños e inocentes secretos mientras compartían la cena había sido el último gran avance. Draco había comenzado a sentirse cómodo con ella, tanto así que no se molestaba en levantar el glamur en la cicatriz de su rostro cuando estaban completamente solos. Hermione sabia de su existencia pero jamás había reaccionado a ella, así que eso lo hacía sentir relativamente seguro.
Luego de trabajar en las empresas familiares, Draco generalmente aparecía en la librería y café de Hermione. Allí no había tantos fantasmas hipotéticos como en la mansión y el té que preparaba su suegra era delicioso.
Esa tarde debían ir a la casa de Andrómeda Black para tomar el té con su madre. Al volver del extraño viaje que había realizado a Chipre, su madre se había mudado con su hermana para poder ayudarla en la crianza del nieto de esta. Draco no había puesto ningún tipo de objeción a su decisión. Él era un chico grande y su madre tenía el derecho de hacer y deshacer lo que quisiera con su vida.
Hacía bastante tiempo que Draco había renunciado a tener una relación más intima con su madre. Cuando era niño había sufrido más de un castigo intentando acercarse a ella y se había necesitado más de un hueso roto para que entendiese que no debía empujar los límites de la tolerancia de Lucius.
Cuando era adolescente él solo veía a Narcissa durante las vacaciones y rara vez se le permitía pasar tiempo con ella. Solo en la época en la que su padre había estado en Azkaban, y antes de que la guerra estallase, ellos habían pasado algo de tiempo de calidad juntos. Luego de la guerra y los juicios ellos simplemente habían dejado de intentarlo.
Después de que se casara con Hermione, Narcissa había intentado un acercamiento pero Draco no había estado dispuesto a cooperar. Ahora que había perdido a su propio hijo, él parecía un poco más dispuesto a pasar tiempo con su madre pero ese día simplemente no quería hacerlo. Algo en su interior le gritaba que lo mejor era seguir refugiado entre los estantes repletos de libros y el humeante té de lavanda y romero de su suegra.
- Draco, estoy lista. Mamá cerrará la tienda así que tú y yo podremos ir a casa de Andrómeda en cuanto lo decidas.
- ¿Tenemos que ir?
- me pediste que te acompañara. Tu madre quería contarte algo y aceptaste ir. No puedes retroceder ahora solo por holgazanear un rato más.
Él estaba cómodamente recostado en un amplio y cómodo sofá que Hermione había llevado a la tienda para que él no transfigurase sus cajas con libros. Sus preciados ejemplares podrían dañarse al ser hechizados.
- eres cruel, Granger.
- anda, vamos. Le prometiste a Narcissa que irías a tomar el té con ella.
- sí, pero no dije que día.
Hermione puso las manos en sus caderas y rodó sus ojos.
- le dijiste específicamente que irías hoy. Leí la nota que enviaste con la lechuza.
- ¿si sabes que es de mala educación fisgonear el correo ajeno?
- demándame.
- lo haría pero odio pisar el wizengamot…
Draco bufó cansado.
- bien. Terminemos con eso. No hay mejor momento que el ahora.
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Los primeros minutos de aquella merienda habían sido bastante tensos. Generalmente todas las reuniones que Hermione había presenciado entre Draco y su madre habían sido así, pero esta lo era mucho más. Ella podía adivinar que Narcissa solo estaba dándose ánimos para soltar una bomba allí, en el medio del pequeño salón de té de Andrómeda Tonks.
Cuando el humeante y pardo liquido se hubo terminado. Narcissa respiró profundo y pidió a su hijo y nuera que escuchasen su relato antes de juzgarla. Tenía algo importante para decirles y quería que supieran toda su verdad antes de que comenzasen a preguntar.
Draco se había tensado como la cuerda de un arco en ese instante. El rostro de su madre no vaticinaba buenas noticias y si no fuese porque Hermione había tomado su mano en ese momento, él hubiese huido alegando algún tipo de urgencia. Cuando todo fallaba, su mecanismo de defensa favorito era la salida cobarde pero parecía ser que Hermione no se lo permitiría esta vez.
Hermione podía observar la forma en la que los dedos de Draco se cerraban entorno a un pedazo de la tela de su pantalón. Su mandíbula estaba tensa y no lo culparía si él decidía comenzaba a gritar a todo pulmón en ese momento. Su madre no solo le estaba contando de la existencia de una hermana, sino que admitía abiertamente que muchas de las cosas que le habían sucedido siendo un niño podían deberse al odio que Lucius Malfoy había tenido hacia su esposa.
Podía empatizar con Narcissa. Podía comprender como se había sentido al verse atrapada en un matrimonio sin amor y extremadamente violento. Ella también se había casado obligada con Draco. Pero al menos él no parecía ser alguien violento.
La joven bruja no podía juzgar la forma de actuar de otra mujer ante semejante situación. Cada una hacia lo que podía con lo que tenía a disposición. Ambas mujeres eran distintas. Hermione había sido criada de forma libre, su valentía había sido fuertemente estimulada por su madre y su formación no era igual de aristocrática que la de Narcissa. Probablemente ella hiciese las cosas de forma distinta si se viese en la misma situación, no lo sabía.
El crudo relato de Narcissa aun continuaba pero Draco había tenido suficiente. Era más fácil vivir en la ignorancia. Era menos aterrador desconocer gran parte de la crueldad de su padre que la alternativa. Él era hijo de Lucius Malfoy, saber las cosas de las que había sido capaz solo lo hacían enfrentarse a la horrible realidad de que él mismo podría llegar a ser como Lucius algún día.
- ¿Qué pretendes ahora diciendo esto?
- ella quiere conocerte.
- me importa una mierda, madre. – espetó Draco. - no me interesa conocer a nadie. En lo que a mí respecta, solo tuve un hermano y este nació muerto.
Con una fuerte sacudida, Draco se deshizo del agarre de su esposa y prácticamente corrió hacia la chimenea más próxima. Necesitaba salir de allí con rapidez. Las paredes comenzaba a cerrarse a su alrededor, le faltaba el aire y su magia chisporroteaba. Estaba perdiendo el control.
- ¡DRACO ESPERA!
- Déjalo Narcissa. Necesita un momento para estar solo. Es una noticia demasiado grande para que la asimile fácilmente. Cuando piense todo con más claridad, él volverá.
Narcissa se giró hacia su nuera con los ojos encendidos. Por lo que sabía, ellos no tenían un matrimonio cercano y no estaba segura de por qué su hijo la había traído esa tarde. Draco había huido de allí y su mujer ahora pretendía defender su actitud.
- ¿tú que sabes lo que realmente necesita Draco? No conoces a mi hijo.
Se acabó. Había estado sintiendo compasión por Narcissa y su dura vida, pero aquello era algo muy distinto.
- ¿entonces tu si lo conoces?
- naturalmente. Soy su madre.
En ese momento Hermione sintió ganas de abofetear a su suegra. Sabía que Narcissa hablaba desde el dolor y los celos pero no podía dejarla quedarse con la última palabra.
- bien, Narcissa. Si tanto conoces a Draco dime una cosa de él. Dime algo que solo su madre o alguien cercano sepa.
La antigua señora Malfoy comenzó a retroceder. Había alardeado. Ella realmente no sabía mucho de su hijo. Nada había salido según su plan. Saber que tenía una hermana viva no había tendido un lazo hacia su hijo, solo lo había alejado.
- veo que no se te ocurre nada. Te daré una ayuda. Dime ¿por qué Draco esconde manzanas en sus cajones desde que era un niño?
Narcissa tuvo la decencia de no seguir sosteniendo la mirada de su nuera.
- oculta manzanas porque era lo único que podía esconder entre sus cosas cuando era un niño y Lucius lo dejaba días enteros sin comer. Hoy en día lo sigue haciendo. Siempre tiene manzanas en su cajón. Aun tiene terror de pasar hambre.
Narcissa se sentó de golpe y llevó una mano a su pecho mientras gruesas lágrimas caían por sus ojos.
- dime otra cosa. ¿Por qué Draco odia tanto la nieve?, - Narcissa no la miró. – veo que tampoco lo sabes. Lucius, tu esposo, lo hacía dormir en su balcón durante las tormentas de nieve. Le decía que así seria más fuerte.
Hermione comenzó a caminar de un sitio al otro del pequeño salón. Probablemente estuviera faltando a la confianza de Draco y a los pequeños secretos que él le había confesado. Pero Narcissa necesitaba saber que ella no era la única que había sufrido y que no conocía tanto a su hijo como creía.
- ¿sabes a caso del irracional miedo que Draco tiene hacia las serpientes? no, no lo sabes. Lucius y Voldemort lo obligaron a observar como Nagini se alimentaba de una mujer rubia, muy parecida a ti.
Ahora su suegra parecía horrorizada.
- ¿tenias idea de que alguien podía temerle a un simple caballo de madera? Yo no. no sabía que eso podía suceder hasta que vi a Draco observando el inocente juguete en una tienda. Él se puso lívido cuando sugerí comprarlo para Scorpius. ¿Sabes por qué le teme tanto? Cuando era niño su guardián lo ataba a uno y lo golpeaba tantas veces como Lucius considerase apropiado después de cada ofensa que tu marido creía haber recibido de parte de un inocente niño.
Hermione apuntaba a su suegra con un dedo y escupía las palabras hacia ella.
- así que no digas que puedo saber yo. Porque es obvio que entre nosotras, quien conoce más a Draco no eres tú. Ten la decencia de mantenerte alejada, Narcissa. Deja que sea él quien te busque. Déjalo amigarse con la idea y no lo culpes por no reaccionar como un hijo abnegado. Está en su derecho de odiarte. Haré lo posible para que no lo haga, pero, que dios me perdone, si él elije no volver a verte no tendré problemas con eso.
Dicho esto, Hermione también se marchó. Tenía una leve sospecha de donde podría estar Draco en aquel momento. Desde luego que él no estaría en la mansión. En los últimos dos meses él había confiado lo suficiente en ella como para decirle muchas de las cosas que había vivido allí y era obvio que en el estado en que se había marchado, volver a la fuente de todas sus pesadillas no sería su primer elección.
Cuando salió de la chimenea lo encontró sentado en el suelo de la bodega. Como había predicho, él estaba en la tienda. Se veía miserable pero sin embargo ya no rompía cosas, ni lloraba, ni gritaba. Solo veía a la nada y respiraba despacio como si la tormenta solo fuese feroz en su interior.
Hermione caminó hacia un armario y extrajo una botella de whiskey de fuego. No era fanática de aquella bebida fuerte pero sabía que él la necesitaba en aquel momento y qué diablos. A ella tampoco le vendría mal un trago.
- bebe.
- ¿Qué?
- que bebas. Te hará bien. Necesitas pasar esto con algo en tu sistema. Bebe un trago. Te sentirás mejor.
Draco aceptó el vaso que Hermione le ofrecía y lo vació de un solo trago. El ardiente liquido bajó por su garganta incendiando su pecho a medida que recorría el camino hacia su estomago. Al menos el dolor del Whiskey era algo predecible y manejable, más fácil de tragar que una traición. Ella volvió a servir el vaso una vez que él lo dejó sobre la mesa y sirvió otro para ella.
- Brindo por las malas noticias y las traiciones.
Ambos chocaron sus vasos y bebieron. La siguiente vez fue Draco quien tomó la botella y les volvió a servir.
- Brindo. - dijo Hermione. – por el fin de las medias verdades y las amargas mentiras de nuestros padres.
- brindo.
Draco no podía decir que la bebida lo estuviese haciendo sentir mejor. Quizá fuera Hermione sentada junto a él o el simple hecho de que ella también conocía de primera mano cuanto podía herir un secreto guardado por tus padres.
Entre brindis y brindis ambos comenzaron a relajarse. Ninguno había comido gran cosa y la fuerte bebida había comenzado a embriagarlos un poco. En cuestión de minutos ellos habían escanciado media botella.
- BRINDO… BRINDO… ¡POR LA ESPERANZA!, - ella no se había dado cuenta que ahora gritaba. - BRINDO PORQUE EL FUTURO SEA MEJOR QUE EL PASADO. Y QUE SOLO HAYA BUENAS NOTICIAS EN EL HORIZONTE.
- Brindo por eso, esposa. Brindo por eso…
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N.a: fin del capítulo 23. Espero que les haya gustado y como siempre me dejen sus opiniones, amo leerlos. Esta semana no ha sido la mejor para mi ya que falleció mi gato y no he tenido mucha inspiración. Les traje este capítulo que tenia iniciado porque no quería dejar pasar tanto tiempo sin actualizar. Prometo hacer la continuación de esta escena para el próximo fin de semana. ¡Hasta la próxima!
