Reunión
Ron, Lovewisdom y los Granger tomaron el avión a primera hora de la mañana. Littlefeet, Hamilton y Freebush se encargaron de despedirlos en el aeropuerto para reiterarle una vez más la importancia de que ellos encontraran la gema de Sídney.
Tras asegurarles que no pararían hasta dar con la joya subieron al avión y no hablaron durante las quince horas que duró el viaje, estaban demasiado preocupados por lo que pasaría al llegar a casa como para expresarlo con palabras.
Fue un vuelo tranquilo sin muchos incidentes, Ron no tardó en quedarse dormido, Hermione lo intentó aunque eso pareciera imposible. Repetía en su cabeza una y otra vez las palabras de su amigo y los sucesos de los últimos meses… esperaba que pudieran encontrar una solución a eso lo más pronto posible, quien sabe qué pasaría si Harry desapareciera de verdad, de solo imaginárselo se le puso la piel de gallina…
Voldemort no sería derrotado nunca y si eso seguía así, Gryffindor tampoco cumpliría con su pequeño trozo de historia, al igual que Lovewisdom…
Miró a la heroína que estaba sentada justo enfrente de ella y de Ron, parecía demasiado tranquila para ser su primer vuelo en avión. Hermione se había imaginado que estaría más nerviosa, por no decir temerosa, sin embargo observaba por la ventana con expresión insondable, sin ningún atisbo de emoción en su rostro. Ella actuaba siempre así: como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros, a veces Hermione se preguntaba porque una persona tan joven parecía tener una madurez tan increíble, pero nunca se había atrevido a preguntárselo a Ángela, después de todo su presencia imponía lo suficiente como para darse cuenta de que era la máxima heroína de la comunidad australiana.
Llegaron al aeropuerto de Gran Bretaña en la noche. Ron dijo que llevaría a Ángela a Grimauld Place mientras Hermione llevaba a sus padres a su casa, así que se separaron tras despedirse con un buen beso. Se verían al día siguiente en el ministerio de magia, seguramente habría que explicarle a Tiberius por que habían abandonado su puesto y sería mejor que lo hicieran los tres juntos.
-¿En este lugar es donde vive sir Harry?- inquirió Lovewisdom cuando llegaron a Grimauld Place, mientras observaba el sucio vecindario son poco interés.
-En el número doce para ser exactos: el número doce de Grimauld Place- le dijo en un susurro- nadie que no deba, debe oír esa dirección de nuestros labios, es una magia poderosa la que guarda la casa de nuestro amigo: el hechizo fidelio, ¿lo conoce?
-No- respondió ella sin ponerle mucha atención a su anfitrión.
Ron se encogió de hombros, era inútil intentar trabar conversación con ella de algo que no fuera la gema de Sídney. Se dirigió a la entrada del número doce seguida de su invitada y abrió la puerta con un toque de su varita.
Lovewisdom entró tras él. La casa no había cambiado mucho desde la última vez que la viera hacía unos meses atrás, aunque se sorprendió al no encontrar el retrato de la señora Black colgado en el vestíbulo. Se detuvo al entrar al salón pues alguien le estaba apuntando con una varita en la cabeza; Lovewisdom se había adelantado a observar las placas de orden de Merlín así que no se había dado cuenta de nada.
-Levante las manos en donde pueda verlas y gírese lentamente- le dijo a Ron una dulce pero amenazante voz femenina.
Él obedeció sin pensarlo, por un momento pensó que la casa había sido tomada por enemigos sin embargo cuando se hubo dado por completo la vuelta, se topó con un par de hermosos ojos de un espectacular verde esmeralda que eran adornados por una hermosa cabellera china, rojo intenso. Él se quedó momentáneamente sin habla al ver la expresión de fiereza que había en esos ojos mientras una blanca y delicada mano le apuntaba a la cara, era como si estuviera mirando a los ojos de su amigo cuando este defendía a toda costa lo que le era querido.
- ¿Cómo han podido entrar a esta casa? -inquirió Lily sin desviar la mirada de las dos personas que estaban junto a ella.
Ángela no se inmutó si quiera cuando escuchó la voz de la pelirroja, ni siquiera al ver cómo le apuntaban a su anfitrión con la varita en la cara, estaba muy entretenida examinando las fotografías que estaban sobre la chimenea alrededor de las placas
- ¿Quiénes son? -inquirió Lily dirigiéndose especialmente a Ron
-Hola- saludó Ron tras recuperar el habla.
Nada hacía más reales las palabras de su amigo que ver a aquella mujer parada frente a él de esa manera tan sólida
-Este… soy Ron Weasley, seguramente Harry le habrá contado de mí… señora Potter- añadió ante la confusa cara de ella, que tras meditarlo un momento bajó la varita y miró a Lovewisdom
-Si, Harry me ha hablado de ti- confirmó sonriendo ahora de manera angelical- ¿ella es Hermione?
-No, Hermione fue a dejar a sus padres a su casa, se quedará con ellos esta noche- aclaró él- ella es Ángela Lovewisdom, la heroína más importante de Australia que como usted, fue sacada de su época a la fuerza por Lizard.
Ante la mención de su nombre Ángela se giró a mirar a Lily e hizo una leve reverencia ante ella.
-Ella es la madre de Harry- le explicó Ron a la heroína
-Es un gusto enorme conocerla, madame- saludó ella de manera educada- solo una gran dama podría dar a luz a un hombre como lo es vuestro hijo.
Lily se sonrojó por el comentario mientras se limitaba a devolverle un tímido saludo
- ¿Y Harry? -inquirió Ron
-Dijo que iba a entrenar, no creo que tarde mucho- respondió Lily con una sonrisa.
Ron la examinó con la mirada algo sorprendido de la belleza de la pelirroja, por supuesto había visto fotos suyas en el álbum de Harry y en algunos libros de historia, que alguna vez había consultado mientras ayudaba a Hermione a estudiar pero verla en persona era otra cosa. solo era unos pocos años más grande que ellos, no se imaginaba como sería tener que morir tan joven…
-Vuestro hijo me dijo lo que hicisteis- dijo Lovewisdom de pronto- como disteis vuestra vida por él.
-¡Oiga, no diga eso…- le reprendió Ron alarmado.
No estaba al corriente de cuanto sobre el futuro sabía la madre de su amigo, sin embargo se sorprendió cuando ella suspiró con un poco de tristeza y bajó la mirada
-No te preocupes, Ron, ¿puedo llamarte así? - él asintió con la cabeza- no es necesario que me lo oculten: se todo. Y en cuanto a lo que dijo madeimoselle Lovewisdom… aún no lo he hecho pero no dudo que en el momento adecuado lo haría… Fue un completo shock toparme con Harry en esta época cuando él estaba en el hospital y cuando leí lo que había pasado… fue más duro aún… puede que en algún momento haya pensado en cambiarlo al regresar a mi época pero de esos pensamientos no me queda absolutamente ninguno…
-Deja esas cosas, mamá te lo ruego- replicó una voz haciendo que ella se sobresaltara.
Harry había llegado mientras ellos hablaban, besó a su madre en la mejilla y después observó la escena, estaba un poco melancólico, pero al ver a su amigo sonrió y lo abrazó como a un hermano.
- ¡Ron! -exclamó aliviado- ¡dios, hermano, que bueno que hayan podido venir no podré yo solo con esto!, ¿y Hermione?
-Fue a casa de sus padres, dijo que nos veíamos mañana en el ministerio de magia y por cierto te presento formalmente a Lovewisdom- le dijo el pelirrojo.
Correspondió al abrazo de su amigo señalando con la mano a la heroína que observaba a Harry sin inmutarse. Harry se inclinó ante ella de manera respetuosa mientras ella le tendía una mano para que se la besara. Era un acto un poco arcaico pero puesto que ella venía de épocas arcaicas él correspondió su deseo y le besó la mano con galantería.
-Es un placer verla en persona- le dijo él
- ¿Y bien?, ¿Cuánto tiempo nos queda? -inquirió Ron sin poder contener su impaciencia
-Según mis cálculos, cuatro meses.
- ¿Cuatro meses? -inquirió Ron con la boca seca- ¡es demasiado poco tiempo!
-Lo es- confirmó Harry con amargura- es por eso que he estado pensando un poco al respecto… pero necesito hablar con Hermione, esperaba que viniera con ustedes… en fin.
-Pero ¿qué haremos entonces, Harry? -inquirió Lily
-Sigo sin saberlo- respondió él encogiéndose de hombros- podemos buscar una manera de atraer a Lizard a esta época para que pueda batirme en duelo de nuevo con él y obligarlo a darme los girasiglos.
-¡Eso sería tremendamente imprudente, tan imprudente como meterse en Azkaban sabiendo que eres hipersensible a los dementores!- le reprendió su amigo con mal humor.
-Eso no tiene que ver con esto…
- ¡Oh, claro que tiene que ver, Harry Potter!, ¡en primer lugar estás metido en este enredo por esa mala costumbre que tienes de menospreciar tu vida y ponerte en riesgo!
- ¡No es que yo quiera…!
-Escucha, sé que no puedes evitar meterte en líos, pero ¿por qué piensas que asumir el riesgo tú solo es un buen plan? -inquirió Ron evidentemente molesto.
Llevaba guardándose aquello desde que Harry había sido hospitalizado en San Mungo por lo de Azkaban. Harry se quedó momentáneamente sin palabras y Lily sonrió para si al darse cuenta de lo mucho que aquel muchacho apreciaba a su hijo.
-¡Me gustaría que por una vez idearas un plan en el que, para variar, no tengas que enfrentarte a un peligroso asesino serial del futuro tú solo!- le espetó
-Eventualmente tendremos que enfrentarlo…
-Exacto "tendremos" nadie te está pidiendo esta vez que te sacrifiques, ¡Voldemort está muerto y no existe razón alguna por la que no podamos asumir los riesgos contigo! Así que vas a pensar en un plan mejor y se lo dirás mañana a Hermione cuando nos reunamos con ella en el ministerio de magia para que te diga lo que opina.
-Ron…
-¡Harry, estás loco si piensas que te dejaremos enfrentarte solo a ese demente!
-¡Ya lo he enfrentado, no sería la primera vez… además si busca la varita de sauco lo más inteligente es que yo sea un señuelo para atraerlo…!
-Pues a mí no me parece algo muy inteligente- replicó Lovewisdom- sir Harry- añadió como si de pronto hubiera recordado que ese muchacho guapo frente a ella era "el más grande héroe de esa época y de todos los tiempos"- podéis llevaros mucho más tiempo del que disponemos en intentar engañar a ese rufián pero olvidáis que él posee los girasiglos, que por lo que sé pueden llevar a alguien a través del tiempo.
-¿Y?- inquirió Ron sin comprender
-Y que por lo tanto puede predecir cualquier tipo de trampa que queráis tenderle: él ya está al corriente de que vosotros queréis los girasiglos y la gema de Sídney y ha sido lo suficientemente listo como para haceros caer en más de una trampa hasta ahora. Pensadlo bien, habéis pasado meses investigando su identidad y paradero sin frutos y la única razón por la que ahora tenemos su nombre es porque él mismo nos lo dejó saber. Es así como habéis llegado a esta peligrosa situación, aún fue capaz de engañar a sir Gryffindor. Una figura que se destaca por su inconmensurable valor y su probada inteligencia y poderío, si queréis una rápida solución el atacar a Lizard de forma directa no es la mejor forma.
Harry y Ron se miraron, el segundo con una mirada de triunfo en el rostro. Harry se sintió frustrado: Lovewisdom tenía razón.
-Eso es verdad- aceptó Harry alicaído- y el problema se hubiera solucionado un poco si tuviéramos los planos que Brainmaker le dejó al señor Gryffindor pero…
-¿Brainmaker le dejó planos a Gryffindor?- inquirió Ron con incredulidad
-Si, los guardaba en una cámara especial en Hogwarts pero Lizard quemó la sala- explicó Harry- Beaux sabía cómo acceder a dicha cámara y se lo dijo a Lizard… pero los detalles me los guardaré para cuando estemos con Hermione y Gryffindor- les dijo- para poder buscar una solución entre todos…
Ellos se mostraron de acuerdo, después de esas últimas palabras ninguno habló más, se dirigieron a sus respectivas recámaras (Harry le mostró la suya a Lovewisdom) y se quedaron casi inmediatamente dormidos, puesto que el viaje para Ron y Ángela había sido agotador y el entrenamiento para Harry también. Aunque en los últimos minutos en vela la cabeza del último estaba completamente llena de pensamientos referentes a su situación.
Hermione se apareció en su antigua casa en uno de los barrios de Bristol, era la primera vez que conducía a sus padres a algún sitio por medio de la aparición y como era de esperarse estos se sintieron un poco indispuestos después de terminada la experiencia.
La casa siempre había sido un sitio acogedor, en ese momento mostraba unos cuantos signos de abandono pero no era nada que no se pudiera arreglar con algo de magia. Era una casita citadina de dos pisos modesta y de aspecto alegre. El consultorio de los Granger no estaba muy lejos de ahí así que siempre había resultado conveniente. El jardín frontal, antes bien cuidado, ahora mostraba claros signos de abandono: el pasto estaba sobrecrecido y las hermosas flores plantadas por Jane Granger ahora estaban completamente descontroladas y cubiertas de plaga. A la chica le entró mucha nostalgia cuando entró al recibidor y prendió las luces; era claro que alguien había entrado y esculcado cada pequeño recoveco del lugar destruyendo cualquier cosa que se cruzara en su camino. Había trozos de cristal roto donde alguien había arrojado algo a la ventana, los sofás estaban patas arriba, había papel estrujado por todas partes y el televisor estaba estallado como si alguien le hubiera disparado con un arma, (seguramente una varita).
Los Granger observaron a su alrededor horrorizados por el allanamiento que había sufrido su hogar. Una débil capa de polvo cubría todo el piso y los muebles, combinada con más mugre. Hermione se apresuró a la ventana donde corrió las destruidas cortinas en un acto preventivo contra las miradas de los vecinos que pudieran estar al pendiente de lo que sucedía en el vecindario a esas altas horas de la noche (nunca falta uno o dos vecinos chismosos, ¿verdad?).
Sacó su varita y con ella poco a poco fue componiendo el lugar, colocando los sillones en su posición correcta, quitando el polvo del piso y de los muebles, reparando los vidrios de las ventanas rotas y el televisor. Para cuando terminó la habitación se había convertido en una agradable y acogedora sala de estar y lo mismo sucedió con la cocina, el salón, el comedor y las cuatro habitaciones de la casa en el piso superior.
Cuando hubo completado su misión se despidió de sus padres y subió a su habitación invadida por un sentimiento de nostalgia que hacía tiempo no experimentaba, observó a su alrededor: las paredes pintadas de su color azul predilecto, ese azul que observaba en los ojos de Ron todos los días y su estante cubierto de sus libros más predilectos que había poseído en su vida, se acercó a este último y tomo uno de ellos pasando el dedo por los lomos de todos los volúmenes, antes de escogerlo; se sentó en el borde de su cama tendida con su colcha preferida y lo abrió: Era el libro de cuentos que sus padres le habían comprado en su quinto cumpleaños. Sonrió al observar los dibujos que acompañaban cada historia. Hacía mucho tiempo que no abría aquel libro, era reconfortante por una vez dormir de nuevo en aquel lugar aunque solo fuera por ese día, alejada del funesto futuro que parecía cernirse sobre ellos.
Con esos pensamientos se quedó dormida después de unos minutos, con su viejo libro abierto a un lado.
A la mañana siguiente Harry y Ron se reunieron con Hermione en la cabina de aurores, tal y como habían planeado, era muy estimulante llegar al trabajo de nuevo con sus camaradas, realmente no había notado cuanto los había extrañado hasta que los vio. Sus compañeros de trabajo se sorprendieron un poco al ver al trío junto y tal y como habían esperado, Tiberius los llamó a su despacho dispuesto a escuchar una explicación al respecto pues Harry había olvidado por completo pedirle su consentimiento antes de llamar a sus amigos cuando se dio cuenta del embrollo en el que estaba metido.
-¡¿Cómo es que olvidaste algo como eso, Potter?!- le reclamó el jefe de la cabina de aurores cuando los tres amigos se presentaron en su oficina para recibir la reprimenda- ¡el ministro de magia Littlefeet solicitó nuestra ayuda por la importancia que tiene esa gema para su país, tú eres una persona muy importante aquí por lo que hiciste hace unos meses y todos te estamos muy agradecidos por ello, pero estamos hablando de un problema internacional y les guste o no ustedes trabajan en esta cabina bajo mis órdenes y no tienen derecho a tomar esta clase de decisiones por su cuenta!- miró a Ron y Hermione- ¡será mejor que ustedes dos regresen a sus puestos en Australia!
- ¡¿Podría escucharnos, por favor?!- replicó Harry que había enrojecido un poco al darse cuenta de lo garrafal de su error.
Había escuchado toda la perorata de su jefe sin interrumpir, sin embargo no podía dejar que sus amigos regresaran a Australia sin antes haber resuelto ese problema. Tiberius se quedó callado al instante, pues al recordar su último intento de ignorar las palabras de su empleado, sintió una punzada de malestar. Harry nunca esperó que le hiciera caso en realidad pero se sintió aliviado de que lo hiciera.
-Ellos no han abandonado el caso de la gema- le explicó- ni yo he abandonado el caso del asesino, ¿puede escuchar lo que tenemos que decir al respecto, por favor?
Tiberius le lanzó una mirada que decía claramente "estoy esperando". Harry tomó aire y comenzó a explicar
-Yo les dije que vinieran porque hemos descubierto que el asesino y el ladrón son la misma persona, ¿entiende?
-No- admitió él atento- pero si me explicas seguramente lo entenderé y será mejor que tengas una muy buena razón para haberlos traído porque de no ser así tendré que sancionarte
-Pues resulta que es una razón muy buena- replicó Harry sin amedrentarse- yo me batí en duelo con el asesino antier- le dijo apoyando las manos en el escritorio y mirándolo con fiereza- el mismo tipo me dijo las fechorías que había cometido y ni falta que hizo que lo hiciera: vi la gema de Sídney
- ¿Y por qué no le detuviste?
-Porque no pude- explicó él con los dientes apretados, recordando su reciente enfrentamiento con Lizard- ¡en el momento en el que me atacó yo no iba solo: iba conmigo Peter Graham, una mujer y una niña: los tres son muggles y mi prioridad fue defenderlos!
Tiberius no cuestionó esa acción pues estaba dentro del protocolo del auror, darle prioridad a los civiles.
-Pero eso no es lo más grave del asunto: Tenemos razones para creer que este tipo, Lizard, está detrás de un objetivo más grande que el de robar joyas y asesinar muggles. No es cualquier persona, él es un mago tenebroso peligroso.
-¿Y qué les hace pensar semejante cosa?
-La gema- respondió Hermione tras decidir que debían hablar con Tiberius por lo menos con lo referente a la gema- es una joya que vuelve más fuertes algunas reliquias antiguas de gran poder… la clase de objetos que un mago podría usar para ratificar su posición de superioridad sobre el resto de los magos- explicó- creemos que puede estar detrás de alguna de esas reliquias para usar la gema. No encontramos otra razón por la que pudiera tomarse la molestia de robar esa joya con todas las protecciones que tenía. Por favor, señor, déjenos hacernos cargo de este caso.
-¡Si lo que dices es cierto no tengo razón para dejar que ustedes, novatos, se hagan cargo de este caso solos!
-Usted nos lo dio cuando pensaba que eran casos separados- replicó Ron- pues bien, no son separados, es uno solo y hay muy buenas razones para dejárnoslo. En primer lugar no existe nadie dentro de la cabina que sepa más de este caso que nosotros.
-Eso se puede…
-En segundo lugar el ministro Littlefeet también está al tanto y nos ha pedido terminar el caso.
-Eso también se puede arreglar…
- ¡Y en tercer lugar! Somo el trío de oro ¿que no recuerda que nosotros tres derrotamos a Voldemort en menos de un año cuando el ministerio e incluso Dumbledore intentaron hacerlo por mucho más tiempo sin éxito alguno?, no nos subestime, por favor: no somos un trío de adolescentes cualquiera-
Tiberius no puso replica a ese argumento
-El ministro Littlefeet nos dio su consentimiento para regresar después de que le explicáramos la situación- aclaró Hermione- no hemos abandonado el caso, señor, solamente creímos que estar aquí es la mejor manera de resolverlo después de que Harry nos contara sobre lo que le sucediera hace dos días
-Nosotros tres somos un equipo- dijo Harry- ya se lo había yo dicho antes, señor, trabajamos siempre juntos y juntos es como servimos mejor, por favor déjenos hacernos cargo de esto, le aseguramos que no se arrepentirá
-Está bien- aceptó Tiberius después de reflexionarlo un momento- háganse cargo pero quiero que me mantengan informado de los avances que tengan cada semana y quiero un retrato hablado de ese criminal, ¿les quedó claro?
-No hay problema- respondió Harry e hizo aparecer con su varita un trozo de pergamino con un retrato de Lizard- le pedí a Dean que me hiciera este retrato ayer- les explicó a sus amigos mientras ellos observaban el rostro de la persona que les estaba causando esos problemas antes de entregárselo a Tiberius- este es el ladrón.
-Bien- respondió el jefe de la oficina de aurores- pueden retirarse.
Ellos no dudaron ni un segundo, antes de marcharse de ese sitio e irse directamente a la oficina de Harry cerrando con hechizo para que nadie los escuchara
-No logro entender cómo es que siempre sucede algo como esto, Harry- dijo Hermione
- ¿Enserio?, pues yo tampoco- replicó él- ¿Qué vamos a hacer, Hermione?, ¿tienes alguna idea?
-No… he intentado pensar un poco pero no se me ocurre manera de solucionarlo sin un girasiglos ¿Cuánto tiempo tenemos, por cierto?
-Cuatro meses
- ¡Es muy poco tiempo!- replicó la muchacha alarmada- demasiado poco como para buscar una solución.
-Ya lo sé, pero mi madre viene de junio de 1979 y yo tendría que ser concebido a finales de octubre, más o menos si nací el 31 de julio de 1980. Ella ya lleva aquí tres semanas así que has cuentas: son cuatro meses, si no es que menos y eso no es todo; según el departamento de misterios, si una cosa como esa ocurriera no habrá manera de que se pueda confirmar que ha pasado. Básicamente sería como si en verdad nunca hubiera existido, nadie se acordará de que existí. Nadie sabrá que desaparecí, ni siquiera ustedes… ni siquiera Ginny.
Se detuvo un momento para asimilar esa horrible verdad… sus amigos lucían pálidos y realmente asustados.
-Y si eso pasa- continuo para dejar en claro su punto- entonces Lizard tendrá vía libre para hacer lo que quiera y eso no debemos permitirlo. Según Beaux, Lizard pretende usurpar los lugares de los héroes más célebres e importantes de toda la historia de la magia.
- ¡Si eso pasa toda la historia como la conocemos será modificada!, no podemos permitirlo- replicó Hermione horrorizada- no podemos permitir que ese tipo destroce nuestra historia
-Lo sé- dijo Harry de nuevo
-Es por eso que no podemos dejar que tu desparezcas- dijo Ron a Harry- eso solucionaría el problema.
-Eso está muy bien, ¿pero y si no nos da tiempo?, ¿no creen que tendríamos que prevenir?
-¿Cómo?- inquirió Hermione
-No sé… buscando una manera de que ustedes se acuerden de todo para que puedan seguir buscando una solución aún si yo desaparezco.
-¿Cómo?- inquirió Ron esta vez.
-No lo sé- admitió él- pero debe de haber una manera y si no la hay debemos inventarla.
-Eso es imposible- replicó el pelirrojo- ¡no es tan sencillo como piensas hacer sortilegios nuevos, además estamos hablando de algo que es lo suficientemente complicado como para ser estudiado en el departamento de misterios!
-Pero debemos intentarlo- replicó Hermione- por lo pronto yo iré a la…
-Biblioteca- completaron ellos con una sonrisa, ella se las devolvió
-Si, a la biblioteca- confirmó- puede parecerles una tontería pero realmente podría haber algo respecto a este tema, el girasiglos es muy viejo, no creo que no haya nadie que no haya pasado por estos problemas antes…
-Seguramente si ha habido, Hermione- le dijo Harry- pero no encontrarás sobre ello en un libro: cuando hay anomalías en el tiempo estas se borran automáticamente, ¿Qué no has escuchado lo que te acabo de decir?
-Lo escuché, pero no hay manera de que simplemente no quede huella alguna… de otro modo, ¿cómo se sabe que se pierde el conocimiento de la persona o suceso que fue borrado?
-Estamos hablando de algo muy delicado, Hermione…
-Ya lo sé, Harry- replicó Hermione- pero no podemos quedarnos aquí simplemente esperando a que desaparezcas. Una solución tendrá que haber y la única manera que conozco para buscarla es yendo a la biblioteca así que si me lo permites me marcho. Nos veremos en la casa en la noche para informar nuestros avances así que será mejor que ustedes también hagan algo de provecho y busquen más información; no podemos dejar que Lizard se salga con la suya.
Y sin decir más quitó los hechizos que bloqueaban la puerta y salió de la oficina como una exhalación.
-Por eso la quiero- exclamó Ron cuando la castaña hubo desaparecido de la vista, después se levantó y le dijo a su amigo- tiene razón, no podemos quedarnos aquí simplemente así que iré a ver qué más puedo averiguar.
Y salió también dejando a su amigo con oscuros pensamientos en su mente.
No tenía la más mínima idea de que hacer para frustrar los planes de Lizard sin los girasiglos, había estado pensando en ello desde que se había batido en duelo con Lizard pero sencillamente tenía la mente en blanco. Lo máximo que había podido hacer era hacer las cuentas para saber cuánto tiempo le quedaba, llamar a sus amigos para que le ayudaran y entrevistar a Beaux para que le explicara cuales eran los planes de Lizard y por supuesto que sus amigos tenían razón pero eso no hacía más fáciles las cosas, el tiempo era muy poco y sus ideas también.
En eso estaba pensando cuando alguien tocó la puerta de su despacho, él se levantó y abrió. Habría podido simplemente decirles que pasaran pero tenía que distraerse un poco de cualquier manera. Se topó con Graham cara a cara, por alguna razón se sorprendió, pues no lo había visto desde el día en el que se habían encontrado cerca del centro comercial de Londres cuando Lizard les había tendido aquella trampa. El detective muggle iba acompañado de otra persona, un hombre que llevaba una túnica de color azul marino bastante anticuada y cuyo rostro estaba cubierto por completo por una capucha, a Harry le pareció bastante extraño que Peter fuera acompañado por una persona así y debió reflejarse en su rostro pues de inmediato él se explicó.
-Me topé con este caballero fuera de la entrada de tu ministerio, me dijo que te estaba buscando y como es obviamente un mago le dije que podía decirle donde estabas si me ayudaba a entrar, "H"
-Hola, Peter- saludó Harry.
Ignoró la explicación y los dejó pasar algo intrigado.
-Mucho gusto- se presentó con el extraño- Harry Potter
-Eso imaginé- le respondió una voz masculina un tanto aguda y gastada- mucho gusto, señor Potter, es un placer estar en vuestra presencia
- ¿Vuestra? - inquirió Harry sin pasar por alto el extraño acento de aquel hombre el cual cerró la puerta tras de sí y se bajó la capucha dejando ver su rostro al impresionado Harry
