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El desayuno fue "tranquilo" en cierta forma ¿Por qué decir Tranquilo entre comillas? Pues al inicio fue todo normal porque todos bajaron a desayunar como todos los días, aunque Hoshi les preparó el desayuno con tanto cariño como siempre solo que esta vez Sarada en vez de comer calmadamente como estaba acostumbrada ella comenzó a devorar todo lo que había en su plato sin tener tiempo para masticar y también bebía de un trago el jugo de naranja, pero también Sakura estaba diferente, solo le dio dos bocados a su desayuno para luego comenzar a solo a picar los alimentos con el tenedor viendo a su hija.

Eso sacó a Kiyoshi un poco de onda porque fue algo que no esperó ver bueno, de Sakura estaba entendible que estuviera preocupada por ese arranque de apetito repentino que estaba teniendo su hija, pero ¿De Sarada? Ella que siempre había sido tan educada a la hora de comer se comportaba como Naruto comiendo Ramen de la noche a la mañana.

—¡Me voy! —anuncio Sarada terminando de tragar el ultimo bocado y levantándose de un salto de su asiento —¡Se me hace tarde! —dijo emocionada al punto que sus ojos negros brillaban como nunca antes lo había hecho.

Era el principio del fin de semana por consiguiente no había clases. ¿Qué razón tenía de irse tan temprano? ¿Acaso no se suponía que iba a ir con Sakura para la prueba del vestido?

—¡Espera Sarada! —dijo Sakura siguiendo a Sarada hasta la entrada que su hija estaba casi saltando de la emoción.

Sarada se detuvo cuando abrió la puerta y volteó a ver a su madre con un poco de duda apretando el pomo de la puerta.

—¡Mamá! —dijo con un poco de reproche y un poco apurada —¡Enserio, se me hace tarde!

—¿A dónde vas con tanta prisa? —le pregunto Sakura un tanto sorprendida cruzando los brazos. Su hija tenía una mirada brillante como cuando entro a la academia. ¿Acaso era algo importante?

Sarada tomó un poco de aire antes de elegir las palabras correctas que le diría a su madre para explicar la situación así que finalmente lo dijo.

—Mamá, te lo dije ayer –dijo con tranquilidad Sarada.

Sakura pensó en lo que habían hablado la noche anterior y luego entendió a lo que se refería su hija, no esperaba que los entrenamientos con su padre comenzarán tan pronto y menos que fuera un día como hoy. Sasuke de nuevo era motivo de conversación y no estaba segura de cuando bien le hacía eso a su próximo matrimonio.

—¡Oh! —comenzó Sakura algo deprimida, pero también con entendimiento —Esperaba que me acompañaras a la prueba de mi vestido con tus tías.

Sarada suspiro y sus mejillas se tiñeron de carmesí algo avergonzada por haberlo olvidado. Le había prometido que iría con ella y sus amigas, pero ahora tenía la oportunidad de entrenar con su padre y aún que no quisiera reconocerlo le causa ilusión.

—Lo siento mamá, se me olvidó —procedió a disculparse —pero te juro que te ayudaré en todo lo demás y tú sabes muy bien que los asuntos de la ropa no se me dan muy bien. Además, tienes a la tía Ino, la tía Hinata y la tía Temari

Sakura se sentía un poco triste porque quería compartir la ilusión de su matrimonio con ella, pero no podía obligarla a acompañarla. No cuando su padre había regresado a su vida.

—De acuerdo —Acepto su madre y Sarada sonrió antes de darse la vuelta para irse. —Cuídate —susurro, pero su hija ya había desaparecido de su vista.

Así que era eso, Sarada estaba emocionada por iniciar su entrenamiento con su padre, sabía que no debería preocuparse por eso porque después de todo había dicho que no afectaría en nada su vida después de todo ellos estaban por caminos separados, pero no esperó que la convivencia entre padre e hija surgiera tan rápido y menos siendo uno de los días más especiales de su vida y aún que Sakura lo negara, había algo en su manera de actuar que la hacía sentir intranquila.

Sakura suspiró y regresó al comedor para darle un último sorbo a su taza de café para luego levantarse.

—Bueno, yo también me voy —le dijo a su prometido, pero parecía igual perdida en sus pensamientos. —Las chicas me esperan y me toca un largo día.

Kiyoshi se levantó, tomo su mano y la atrajo hacia él antes que ella también se fuera de prisa. La miró con una sonrisa resplandeciente sintiendo su corazón latiendo con más fuerza que otras veces, pero no era por el amor o la ilusión de su matrimonio sino en realidad era una sensación de preocupación.

—No olvides que te amo —le dijo colocando un mechón rosa detrás de su oreja y dándole un beso en la frente, Sakura se estremeció, pero no se alejó.

Sakura sonrió, levantó la mirada para que sus ojos se encontraran con los de su prometido y le acarició el rostro con su mano.

—No lo olvidaré

Le dijo ella con ternura para después separarse de él y tomar su cartera para salir de la casa. Kiyoshi se volvió a sentar en la mesa y puso su cara entre sus manos en signo de frustración.

—Niño –le llamó la nana.

Kiyoshi levanto la cabeza para ver a su nana y suspiro con cansancio.

—Tengo que ir a ver mi traje. ¿Quieres acompañarme?

Siempre había sido muy solitario, pero ser médico le había regalado ser reconocido en muchos lados, más no con eso podía decir que tenía grandes amigos como los que eran amigos de su futura esposa.

Se quedó pensando un poco en Sasuke Uchiha, ese hombre lo tenía todo. Venía de un clan reconocido no solo en Kohona sino en TODO el mundo Shinobi, unos amigos que fueron incondicionales con él a pesar de que cometió muchos errores, una mujer que nunca le fue infiel ni con el pensamiento que estuvo con él cuando más lo necesitó y tenía una hija preciosa que, aunque tiene su carácter sigue siendo una niña educada ¿Y qué es lo que hacía él? Se largaba a vivir la vida loca dejando a Sakura con el corazón destrozado y a la niña con conflictos afectivos por su abandono y ni siquiera puso un pie en la aldea para aunque sea ver a su hija. Y ahora venía como si nada creyéndose con el derecho de recuperar lo que él mismo abandonó.

Se rio. Había estado de acuerdo con el que Sarada conviviera con él porque al fin y al cabo fue decisión de ella darle una oportunidad a su padre, pero con Sakura no tenía una oportunidad, puede que lo intenté, pero no le dejaría el camino tan fácil, por supuesto que no.

Sintió la mano de su nana en el hombro en señal de apoyo.

—¡Me encantaría, mi niño! —Respondió emocionada con una sonrisa. —Tranquilo, todo saldrá bien

Pero había algo que no le había contado a su prometida, solo esperaba que su pasado no se atreviera a salir.

—Eso espero

Hoshi entonces se acercó para arreglar su corbata y lo miro a los ojos.

—Es evidente que Sasuke Uchiha quiere intentar tener una buena relación con su hija, pero no dejo de pensar que puede usar esa relación para intentar ganarse nuevamente el afecto de Sakura.

Debía aceptar que era una buena idea, pero quería pensar que realmente Sakura se casaba con él por amor.

—Sakura no se dejará convencer tan fácil, ella lo rechazó cuando él le pidió perdón.

—Entonces no tienes nada de qué preocuparte mi niño. —le respondió con una ceja levantada. Ella también parecía tener dudas pues una cosa era estar enamorada por qué era el hombre ideal y otra amar con todas sus fuerzas sin importar nada.

Kiyoshi suspiro.

—Confió en ella, pero me da miedo que ella vuelva a caer en sus engaños

—¡Lo sé, mi niño! —le contesto en respuesta —Pero debes saber que en la guerra y en el amor todo se vale.

Tenía razón, era un error darse por vencido así que pensó en que la mejor solución sería tener a alguien que planificará la boda que se celebraría lo más pronto posible.

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Se supone que debía estar emocionada por la búsqueda y prueba del vestido de sus sueños como toda novia. De probar telas, estilos colores y más aún cuando nunca había tenido la oportunidad de hacerlo ya que cuando se había sacado con Sasuke estaban en medio de la nada y una boutique no estaba en sus planes.

Si había tenido un lindo la de seda tradicional, pero era prestado y no algo hecho a la medida ni para la ocasión. Si también era la novia más feliz del mundo aún con las carencias, pero ahora que tenía la oportunidad debía estar saltando de emoción. Seguía preguntándose ¿Que demonio le sucedía?

Suspiro dejando escapar el aire que había retenido ante el recuerdo de su anterior boda pues las comparaciones nunca eran buenas y por esa misma razón ahora se dirigía a los campos de entrenamiento. Tenía más curiosidad por ver a padre e hija reunidos, tenía curiosidad por ver como se llevaban, si se quedarían prendados el uno por el otro por el inminente lazo de sangre o se terminarían matando.

Miro su reloj y aprovechando algunos minutos de sobra corrió aún más rápido hasta que sintió el chackra de su pequeña hija y el de su ex esposo. Un chackra que aún le perturbaba de muchas formas aún que no lo quisiera reconocer.

Se acercó lo suficientemente para tener un panorama amplio y a la vez ser escondida por una rama tupida. Había llegado en el justo momento de los saludos matutinos y por un momento se preguntó si ya le decía papá.

Sarada entro en el claro escondiendo de su padre la emoción que había visto en ella cuando salió de su casa. Eran tan buena en eso como su padre en ese sentido.

Su pequeña hija se paró recta mientras su padre le daba la espalda y logró ver la duda en sus facciones por un momento.

Luego se aclaró la garganta para llamar su atención.

—Espero haber llegado puntual—dijo evitando completamente los saludos.

Entonces Sasuke se dio la vuelta y le tendió un pergamino.

Sarada arrugó el ceño confundida y cuando estuvo a punto de preguntar su padre se adelantó.

—Es un regalo de mi parte, mi vieja colección de herramientas.

El brillo en los ojos de la pelinegra no pasó desapercibido por su madre quien podía decirse estaba sorprendida y a la vez algo molesta. Ahora más que nunca podía decir que sus sospechas sobre los anteriores regalos de Sasuke venía de sus amantes y no de el mismo. Prueba de ello era que su hija había tirado todos sus regalos al ver que eran cosas estúpidas para ella, pero esto si era un regalo digno de un orgulloso Uchiha.

—¡No sé qué decir!

Puntualizó Sarada sacando un kunai para tocar su delicado filo.

—Puedes empezar por, ¡Gracias papá! —sugirió Sasuke poniendo a prueba a su pequeño retoño abandonado.

—¡Ya lo veremos!

La escucho decir no muy convencida aun que podía jurar haber visto una sonrisa en sus pequeños labios de niña.

Sakura suspiro, no sabía cómo sentirse al respecto, pero otra mirada a su reloj le indico que ya iba tarde a la prueba de vestido así que regreso como si su vida dependiera de ello.

Aun que de seguro la matarían y no se equivocó al entrar a la tienda y encontrar a sus amigas sentadas en un sofá blanco pulcro con cara de aburrimiento total.

—¡Llegas tarde! —le reclamo Ino mientras Temari las abanicaba con su gran abanico— y espero frentona que tengas una buena excusa.

―De verdad lo lamento chicas, pero en realidad… -intentó disculparse.

―Nos los dices después, es momento de ir a buscar el vestido de novia ideal que le haga a la gente olvidarse de tu frentesota –dijo Ino pasando del enojo a la alegría e ilusión.

La pelirosa sonrió de manera nerviosa mientras dejaba que sus amigas la arrastraran a los probadores para comenzar la prueba de más de mil vestidos. Fue un día muy agitado donde sus emociones eran un revuelto.

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Cerró la puerta de la mansión a sus espaldas y se pasó una mano por la frente con cansancio. Quién iba decir que la búsqueda de su vestido de novia iba a ser más difícil de lo que pensaba y más aún cuando la moda extranjera estaba en su mero auge. Le había tomado varias horas probarse una cantidad desmedida de estilos hasta encontrar el ideal.

—¿Cómo te fue?

La voz de Kiyoshi bajando las escaleras la sacó de sus pensamientos y se obligó a si misma a sonreír para su futuro esposo.

—Cansado, pero lo logre, solo le harán algunos ajustes antes de traerlo.

Kiyoshi asintió llegando a su lado para robarle un beso y ayudarla con algunas cosas que parecía haber comprado.

—¿Cómo te fue a ti?

—Encontré lo que buscaba. — respondió echando un vistazo a las bolsas que había traído.—¿Qué es esto?—dijo sacando unos papeles plateados y unos blancos. Algunos listones de más o menos los mismos colores.

—Es para las invitaciones

Kiyoshi entonces entro en pánico. ¿Cuánto tiempo podía tomarle hacer las invitaciones? Por la gran cantidad de papel podía decir que varias semanas. Qué bueno que había escuchado la sugerencia de su nana y esa misma tarde había buscado al mejor diseñador de eventos de toda Konoha. No era para nada barato pero la ocasión y la rapidez con la que le había prometido la boda de sus sueños. Valía la pena.

Suspiro, era mejor decirle lo que tenía entre manos.

—Ya veo —dijo en respuesta, tomando la bolsa y colocándola en una mesa, pues estaban destinados a acumular polvo si Sakura aceptaba la ayuda. —Antes me gustaría hablar de algo importante.

Sakura arrugó el ceño con alarma. ¿De qué quería hablar con ella? ¿Acaso había descubierto su escapada a los campos de entrenamientos? ¿Tendría que ver con Sasuke?

—¿De qué cosa? —pregunto reteniendo la respiración.

Kiyoshi le tomo las manos antes de verla a los ojos con amor. Un amor que Sakura sintió que no se merecía.

—He pensado que deberíamos adelantar la boda.

La sorpresa fue evidente en el rostro de Sakura.

―¿Qué? –preguntó ella sin poder creerlo

―Sé que dijimos que nos tomaríamos el tiempo para hacer ese día perfecto, pero la verdad es que no creo que pueda esperar más a compartir mi vida contigo –dijo él tomándole la mano.

Una pequeña corriente electica la recorrió al sentir el toque de su prometido, estaba confundida el porqué de pronto quería adelantar la boda.

—Sabes que nada me gustaría más pero mi trabajo y ser madre no me permiten tener todo el tiempo que quisiera, así que no creo que sea posible el planear la boda en menos tiempo –dijo ella.

—Lo sé, pero...

Sakura lo interrumpido un poquito asustada al ver todo el trabajo que un adelanto podría conllevar, no era un solo trabajo de la noche a la mañana, debían ver el pastel, las invitaciones, el salón, el lugar de la luna de miel, las decoraciones, las flores, el vestido de novia, el vestido de las damas de honor, las bebidas, el cura que los iba a casar, la música, la remodelación de la casa, la coordinación de los trabajos y puede que hacer planes para tener un bebé.

—Ni siquiera con la tu ayuda y la ayuda de las chicas saldríamos en menos de tres meses.

—He estado pensando en algo más apropiado. En algo que podía hacer que tú y yo estuviéramos celebrando nuestra boda en menos de un mes

Los ojos de Sakura se abrieron. ¿Menos de un mes?

—¿Cómo? —dijo en medio de un jadeo

—¿Qué tal un coordinador de eventos?

CONTINUARÁ…