Había una vez un chico cuya actitud fría y tono indescriptible contrastaba mucho con los pasteles, helados y dulces que en aquel momento llenaban una y otra vez su boca.

Este chico, azabache, alto e irónicamente flacucho, escuchaba sin problemas la habladuría de su mejor amigo, ya poniéndose impaciente por intervenir. Aunque no tuvo que esperar mucho, puesto que el castaño ya había cesado su relato y lo miraba, con una mezcla de inquietud y solemnidad.

—¿Por qué tuviste que proponérselo? —Fue la primera pregunta que se le escapó, junto con migajas de torta, luciendo demasiado tierno para que Light lo olvidara con facilidad.

—Y yo que creía que me reclamarías por priorizar más a Misa que a nosotros —Sus cejas incluso se hallaban ocultas por su flequillo y sus labios apretados, soportando el suspiro hasta que lo realizó por la nariz—. Justo te iba a cortar.

—No —Terminó de tragar y se encogió de hombros—. No me importa eso. Lo que me importa es que es mi modelo favorita.

Ambos sabían que no era solo eso.

—Aunque no lo creas, L, siento algo por ella.

Durante los tres años que Light llevaba de relación con ella, L, a quien conocía desde que estaba en pañales, no se tomaba en serio lo que le contaba acerca de ella, ellos: que ya se habían alquilado un departamento, que andaban cada día mejor, que intentaba dedicarle tiempo a ella y demostrarle su amor lo mejor que podía. Si L hubiera hecho caso a los relatos de su mejor amigo, ya podría afirmar que Light por fin se había enamorado perdidamente y que estaba intentando ser mejor para Misa.

—¿Cómo había sido que la conociste?

—Algunas que otras veces fue a la universidad para buscar a su hermana, que tiene mi edad y con la cual me llevo bien. Un día le dije que me presentara a Misa y... acá estamos.

—Sé que besarse una sola vez por accidente no significa que me querés y que no podemos salir con otras personas, pero me hubiera gustado que me contaras que le propusiste matrimonio a la mismísima Misa-Misa.

—¿Tanto estás enamorado de ella?

—Sí y una vez la conocí...

—Mirá… —Light entrecerró los ojos—, contame.

—¿Estás celoso de mí o de ella?

—Debería haberte preguntado lo mismo.

El castaño meditó su respuesta, sin embargo.

—Puede que de ambos… —contestó con duda—. Podés ser su regalo si eso te consuela, de seguro te va a querer.

L lo miró sin comprender.

—Me olvidé de su cumpleaños y que estés en mi vida y yo esté en la tuya también es importante, ¿sí? —dijo atropelladamente.

—¿Te me estás confesando, Light-kun?

Lo ignoró.

—Quizá hasta la enamoras.

(...)

Había una vez una rubia y petiza modelo que caminaba por la ciudad, cada tanto siendo reconocida por alguna que otra persona, entre ellas L.

L era un hombre de aspecto frágil como una rosa blanca, pálido como la sábana que parecía tener por camisa, pero con una pizca de oscuridad en su cabello abundante que lo destacaba entre la multitud.

Era un joven extraño, de aquellos de quienes todos se alejarían en las calles aisladas, de aquellos fascinantes, como salidos de un circo, que todos contemplarían con horroroso asombro.

En ocasiones, Amane Misa no era del todo prudente, así que cuando L chocó intencionalmente con ella, no se contuvo.

—¿Qué es esa ropa? —Y acordándose de repente que estaban a centímetros de distancia, la rubia saltó como un resorte dos pasos más lejos—. ¡Pervertido!

Él solo la miró, como si supiera algo que ella no sabía.

Misa, sintiéndose incómoda y expuesta, finalmente se alejó.

(...)

—¡Qué buena primera impresión! —opinó Light luego de que L hubiera terminado su relato. Y captando la ironía, el azabache le hizo una pregunta que esperaba que lo descolocara.

—¿Cuándo le vas a decir a tu novia que la engañas con un hombre?

—En primer lugar: solo nos besamos una vez en esta semana y recién ahora nos declaramos, L —contestó el castaño en un tono calmado que arruinó las expectativas de su mejor amigo—. Y segundo: mañana cuando te lleve a cenar —El azabache se sorprendió, pero no alcanzó a cantar victoria—, porque pronto es año nuevo, no podrás arruinar su fin de año y su principio —Se burló Light, sintiéndose un ganador.