Capitulo 48

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El ejército estaba preparado.

Dos mil hombres cabalgaban por el tridente a su objetivo.

El valle de Arryn.

Ya no tenían rehenes.

No tenían opciones.

Solo morir o rendirse.

No habría piedad.

Los hombres de hierro atacaban las flotas de Rhaynera, los norteños y señores de los ríos el valle de Aegon.

Los Targaryen perderían una cosa a la vez.

Cada casa.

Cada reino.

Hasta no tener nada.

Ninguno detendría la fuerza norteña.

Caerían.

Tal y como sus predecesores.

Torrhen a su lado señalo la pequeña ciudad.

Las salinas, era territorios de los norteños, pero el valle ataco para tener un puesto de comando, pero eran pocos.

Apenas estaba custodiada.

Un par de cientos de soldados.

-tontos- susurro Cregan.

-Creyeron que habían ganado…Mostrémosle la fuerza del norte- exclamo Torrhen Umber.

Los soldados gritaron.

Vieron como las puertas de la pequeña ciudad se cerraban.

Soldados aparecían a protegerlas.

Pequeñas moscas más que soldados.

-Trescientos, quizás cuatrocientos, esto no será ni un ejercicio, Torrhen, mantén a los soldados atrás usaremos tres pelotones de cien hombres cada uno- le aclaro él.

-¿No es mejor acabarlos para que la noticia no se esparza rápido?- pregunto este.

-¿Y la diversión?- respondió el rey.

Torrhen rio.

-Cierto, cierto…Tres pelotones- aclaro él.

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Cregan disfrutaba en grande de prender fuego a los enemigos.

Solo un tajo y lo lograba.

El rey del norte ataco otra vez.

Varios de sus soldados escalaran el muro.

Era pequeño.

Solo tres metros de alto.

Ya había estruendos desde adentro.

Cregan golpeo a otro mas este se incendio y cayó al suelo.

Escucho las puertas abrirse y elimino a otro soldado más.

Sintió un brillo en sus ojos.

Llego al cuarto blanco.

Fue directamente al ordenador.

Felicidades has subido un nivel

tienes suficientes puntos para subir

dos de tus habilidades.

Cregan Stark

Nivel 14

Puntos de habilidad: 5

Titulo: Rey del norte/Señor del invierno

Salud: 1400/1400

Mana: 1900/1900

Atributos físicos: Bajos

Atributos mágicos: Bajos

Atributos espirituales: Bajos

Habilidades: 3

Artes físicas: 5

Invocaciones: 3

Magia negra: 2

¿Deseas gastar los puntos de habilidad obtenidos

para alguna de estas habilidades?

SI/No

Cregan presiono que sí.

¿Que habilidad deseas obtener?

Artes físicas

Invocaciones

Magia Negra

El hombre presiono invocaciones.

Ha seleccionado magia de invocaciones

¿Deseas gastar cuatro puntos de habilidad

para obtener magia de invocaciones a nivel 4?

SI/No

Contuvo un grito al sentir como sus manos ardían, sus pies se enfriaban, su cuerpo parecía ser golpeado por golpes eléctricos, sintió su piel como si cambiara de forma, su pecho le dolía como si su corazón quisiera salirse.

Tardo varios minutos en calmar todo el dolor.

Habilidad Adquirida.

Habilidad Invocaciones

Nivel 4

Invocar serpiente

Invocas una serpiente, este obedece todo comando.

Gasta 120 de mana.

El hombre miro curioso, prefería el lobo, pero quien sabe.

Salió del cuarto y vio a unos hombres pelear con los suyos.

-invocar serpiente- dijo él.

De la nada apareció una gran serpiente de tres metros de largo.

-Ataca a mis enemigos- dijo este.

La serpiente era rápida enrollo a un enemigo mientras mordía con sus colmillos venenosos al otro.

-Pensándolo bien, es mejor que el lobo- musito el al verla en acción.

Los hombres de las salinas tiraron sus armas.

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Cregan solo descanso una noche en las salinas, los Hawick y Cox le dieron la bienvenida una vez los soldados del valle estén muertos o prisioneros.

Luego unieron sus tropas a las norteñas listas para dar represarías.

El rey norteño esperaba tomar una par de casas y crear distracciones para luego atacar las puertas de la luna.

Serbaledo era su objetivo.

Los Waxley eran una casa leal al valle, su ciudad era pequeña con una fortaleza pequeña.

Seria simple.

Cregan vio que la ciudad tenía muros de diez pies de altura.

Nada que no se pueda trepar.

Pero en Servaledo debía dar un ejemplo.

Y sus maquinas de asedio eran buenas dando ejemplos.

Este sonrió y levanto su espada.

Los norteños gritaron.

La bajo y salieron corriendo hacia la ciudad.

Los esperaba un ejército de unos mil hombres.

Pero poco importaba contra los dos mil suyos.

Igualmente atacaban trescientos del flanco derecho, trescientos del izquierdo, quinientos en el centro y el resto esperaba protegiendo sus maquinas de asedio.

Cregan espera con paciencia con las maquinas de asedio.

No podía ganar todas las batallas, miraba la batalla con calma.

Torrhen y Lyana dirigían las fuerzas.

Esperaría que se reduzcan a la mitad.

Luego usaría su magia en las maquinas de asedio.

Saco una piedra para afilar Hielo como si nada estuviera pasando.

Los soldados lo miraba algo intimidados ante su calma.

Eso o la serpiente a su alrededor que jugaba con un lobo.

Cregan miraba de vez en cuando hacia adelante.

Lyana en el flanco derecho estaba arrasando a las fuerzas enemigas.

Torrhen por otro lado era presa de flechas en el izquierdo.

-Con más calma- dijo Cregan.

-¿Majestad?- pregunto un soldado.

Cregan giro para verlo y vio que las maquinas estaban cargadas.

-Disparen a las puertas, no los muros, y prepare más rocas- ordeno este.

El soldado asintió.

Empezaron a dar órdenes a los otros.

Cregan espero un par de minutos antes de que las piedras volaran.

Golpearon las puertas.

Estas resistían apenas.

Eran débiles.

-Nada de defensa, idiotas- susurro él.

Sintió un golpecito en su hombro y giro para ver a l lobo y la serpiente.

-¿Quieren ir?- pregunto él.

El lobo lo miro, la serpiente también.

-Ok, Vayan no dañen a los norteños- aclaro él.

El lobo aulló y la serpiente saco su lengua.

Ambos se dirigieron a gran velocidad al centro.

Cregan sonrió como si viera a sus hijos jugar.

Un desastre comenzó a tomar forma en el centro.

Las rocas seguían golpeando.

Pero la puerta aun no caía.

Pudo ver a Lyana en el centro también, destruyo a los soldados en el flanco izquierdo.

Torrhen contraatacaba flechas con fechas y mantenía la formación.

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Daemon revisaba los mares de los alrededores.

Los hombres de hierro huyeron pero no sin causar desastres.

-Cien barcos, perdimos cien barcos- decía molesto.

Su esposa lo regaño y trato de inútil.

Le ofreció reconquistar las islas pero esta se negó.

Con los hombres de hierro en los mares de la tierra de la tormenta lo primero era destruirlos.

No les serbia de nada conquistar islas vacías.

-Maldito seas Stark- dijo con odio.

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Cregan suspiro y se levanto.

El flanco derecho e izquierdo eran suyos.

El combate era el centro y luego las puertas.

Estas apenas se mantenían.

Dio una vuelta y vio a una de las lanzapiedras lista.

Los soldados se corrieron y él se acerco a la piedra.

-Aura de fuego - dijo él y esta se incendio.

-Ataque fuerte- ordeno él y este brillo.

Y finalmente su favorito.

-Ataque rápido- termino él un brillo alumbro la roca.

Este cabeceo a los soldados.

Estos apuntaron y dispararon.

Como siempre la maquina no resistió el impulso y se destruyo luego de que le piedra salga volando.

No importa

Siempre invocaba otra y punto.

El vio la roca llega a la puerta y estallar.

La puerta se vino abajo.

Cregan recibió la conocida luz en sus ojos.

Llego al cuarto blanco.

Se dirigió al ordenador.

Felicidades has subido un nivel.

Tienes puntos suficientes para mejorar una de

tus habilidades.

Pero no uso sus puntos, había decidido mejorar sus habilidades físicas.

Podía tener magia negra 3, pero prefería esperar un nivel y obtener físicas 6.

Salió del cuarto y vio a cientos de norteños, soldados de los ríos, y mercenario entrar a la fuerza a Serbaledo.

Cabeceo y se dio vuelta.

-la tarea de las maquinas de asedio termino, guárdenla en la ciudad- dijo el sabiendo que esta caería en cuestión de horas.

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La caída de los Waxley era ya noticia en todo el valle.

Cregan sentía dicha comiendo en su mesa mientras el Lord y su familia eran custodiados en sus cuartos.

Sabía que ya las familias del valle sabían de su llegada.

Cartas deben estar volando en palomas para todos lados del valle y posiblemente a Aegon también.

Ahora podían seguir con el plan.

Tomarían el valle de forma decisiva.

Y el plan se desarrollo.

Los soldados de la tierra de los ríos, liderados por Endure atacarían fuerte rojo y Roble de hierro. Nada fuerte como para conquistarlos, solo detenerlos y hacer pensar a las casas de puerto gaviota que atacarían por el norte.

Los mercenarios y mitad de los norteños atacarían Raspodia, del mismo modo que Endure nada como para conquistar, solo los harían pensar que atacaban desde el sur.

Mientras tanto él y sus fuerzas atravesarían las montañas y llegarían a las puertas sangrientas, derrotando a los Royse. Una vez sean tomados, sus soldados y señores causando confusión volverían a él, las casas estarían demasiado confundidas por el ataque para ser algo y tomarían con fuerza nido de águilas.

El plan en sí.

Era causar caos en todo el valle, no dejando ver por donde vendrían.

Miro a su alrededor.

Endure comía con sus capitanes y reía de algo.

Torrhen competía bebiendo con un mercenario que en los ríos fue enemigo.

Cregan sonrió al verlos.

Una mujer se acerco a él.

La reconoció.

Su maestra de susurros.

Isabell Breck.

Como llego hasta el, sin levantar sospechas.

Era un misterio.

Como todo lo que ella hace.

Pero no es la mejor espía del norte por nada.

-Daemon busca a los hombres de hierro por el mar sin encontrarlos- le dijo ella.

Torrhen cabeceo.

-Distraído, eso es lo que queríamos- aclaro él.

-Tal y como dijo Theon, Daemon los busca en la bahía de los naufragios cuando estos están bien ocultos en los arpones del rey pesadilla- dijo esta.

-Es un buen heredero de Jasón- aclaro él.

-El valle se muestra incomodo, no son realmente leales a Aegon, solo no les gusta Rhaynera y odian a Daemon- aclaro ella.

-Por la boda entre la hija de los Royse y el, desde hace ya tanto tiempo- dijo él.

-nunca fue leal, ni la quiso, y luego de su muerte intento ponerse a cargo de la casa- le dijo ella.

-Que inútil, no importa ahora, nuestra distracción mantendrá a los demás mirando al sur y norte, si los Royse no son leales, pelearan con menos ganas y podrían hasta rendirse- dijo él.

Su maestra de susurros asintió.

-No podrás pasar tus maquinas de asedio por la montaña- le aclaro.

-no lo hare, serán destruidas, e invocare mas al llegar- informo él.

Ella no dijo nada.

No opinaba de la magia.

No la entendía.

Ni importaba.

-Los lobos están hambrientos- advirtió ella.

-Pues que coman en el norte, su deber es proteger Invernalia- aclaro él.

Esta lo miro con una sonrisa.

-No debiste entrenarlos en tener sed de sangre- aclaro ella.

Cregan bufo.

Los lobos eran su mejor unidad, pero de ellos dependía proteger a la realeza y esta serian sus hijos y herederos, además del catillo central del norte, invernalia.

-No importa, si el plan marcha bien, tendremos el valle en un par de semanas, o meses como mucho- susurro él.

La mujer a su lado asintió.

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FIN DEL CAPITULO