"Pienso en tí"
Capítulo 1: Corazones solitarios
Aquella mañana el frío y la humedad se adueñaron de la usual calurosa ciudad de San José. No había parado de llover de forma intermitente por varios días, cerniendo sobre sus habitantes una tenue y deprimente luz grisácea.
Shaun cerró los ojos con fuerza, aferrando contra su pecho su mochila mientras sentía el ruido del motor del bus, pensando que definitivamente prefería las mañanas más soleadas y cálidas… como aquella mañana en donde Lea le dio su primer beso de amor.
Ahora ese recuerdo le parecía inmensamente lejano.
Abrió sus ojos y miró fijamente por la ventana del bus, contando en su mente que esta era la décima vez que pensaba en ella desde que había despertado por la mañana.
Con determinación el joven cirujano buscó entre sus pertenencias sus audífonos. Aún quedaba camino por recorrer hasta su destino y pensó que lo más conveniente para acallar el molesto sonido del motor del bus era con música.
Mientras acomodaba los auriculares en sus orejas nuevamente pensó en Lea, quien le enseñó a disfrutar de aquel arte como nadie antes lo había hecho.
Shaun se quedó estático, mirando fijamente el respaldo del asiento que estaba delante de él. Su menté sentenció que esta era la onceava vez que se acordaba de ella. Apretó fuertemente su celular y miró a través del vidrio empañado del bus, tratando de distinguir los rostros de los transeúntes en busca de una necesaria distracción.
Lea seguía invadiendo sus pensamientos, provocando en él sensaciones diversas que iban desde la tristeza, confusión y nostalgia.
Pero este último sentimiento había predominado su mente y corazón en las últimas semanas.
En los últimos cinco años Shaun Murphy había construido muchas cosas y conseguido metas que él jamás pensó que algún día podría concretar tanto en lo profesional como en lo personal. Sus esfuerzos en demostrar su valía como médico resultaron exitosos, aprendió de sus colegas y pacientes, consolidó su amistad con el Doctor Glassman y la vida le sorprendió al enamorarse de Lea, proyectando un futuro feliz a su lado.
Pero desde hace un mes exacto todo lo conseguido en esos años se tambaleaba y Shaun se sentía absolutamente perdido y dolido. Nuevamente estaba lidiando con pérdidas terribles, enfrentando situaciones en las cuales la muerte le arrebataba pacientes y la soledad comenzaba a rodearlo con un amargo silencio.
Guardó sus audífonos y celular en su mochila. Nada de lo que hiciera en ese autobús lograría distraerlo lo suficiente de los oscuros recuerdos de momentos que había tenido que enfrentar en tan poco tiempo. Cerró los ojos y calculó que llegaría en unos diez minutos a su destino.
Diez largos minutos… en los cuales nuevamente pensó en Lea.
Aún no comprendía del todo las razones que movieron a su novia para que alterara sus resultados en su desempeño laboral. Para él era sumamente importante mejorar sus malas calificaciones, sin trampas de por medio, confiando en sus capacidades como siempre lo había hecho…
¿Acaso Lea no confiaba en él?
Se sentía traicionado por la persona más importante en su vida. Pero también se sentía muy solo, pues ella había decidido irse repentinamente del departamento.
La decisión de Lea lo había tomado por sorpresa. Shaun aún estaba muy molesto con ella, no cediendo ni un solo milímetro en su determinación de anular la boda a pesar de las súplicas de su novia.
-Pero nos amamos-... repetía Lea con voz temblorosa cada vez que conversaban, en un intento infructuoso por hacerlo cambiar de decisión.
No… definitivamente no podía casarse con ella. La confianza que construyeron desde que eran amigos había desaparecido en tan solo unos días y Shaun no podía entender que existiese una forma de recuperar eso.
Pero esa determinación de no casarse con ella comenzó a resquebrajarse cuando, hace exactamente dos semanas atrás, Lea lo estaba esperando en el departamento con unas maletas armadas, lista para partir.
En sus manos tenía el cencerro que prometieron usar cuando sintieran que se estaban alejando como pareja, tomando rumbos diferentes. Apenas Lea lo vio entrar al departamento lo hizo sonar con suavidad.
-No insistiré más… no quiero forzar nada… - dijo Lea mirándolo fijamente. Se notaba que había llorado pues sus ojos estaban hinchados - el amor no fuerza nada Shaun… y creo que necesitamos un tiempo para pensar. Es doloroso sentirse ignorada, duermo sola en mi antiguo cuarto y siento que es un castigo demasiado grande vivir bajo el mismo techo y no poder dormir contigo, tocarte y sentirte a mi lado… Estoy muy arrepentida por lo que hice… pero en verdad ya no lo soporto más.
Lea dejó el cencerro encima de la pulcra mesa de cocina, respirando con dificultad. Para ella resultaba muy difícil verbalizar todo su sentir, pero lo había logrado y sentía que era absolutamente necesario. Conocía a Shaun… sabía que él tardaría en procesar todo y a pesar de lo triste que resultaba el panorama a futuro sentía que podía existir una luz de esperanza al final del túnel.
¿Acaso esto era el fin de su relación? pensó Shaun con pánico, por primera vez sopesando el impacto de su decisión de anular la boda. Se cancelaba el evento, pero eso significaba también comprender que su relación con Lea podría terminar para siempre.
Esa realidad lo sacudió con dureza y el miedo se apoderó de su ser por completo.
Lea lo miró con ternura a pesar de las circunstancias y agregó:
-Esto no es el fin… y quiero que sepas que no he renunciado a tí- añadió tomando sus bolsos- estaré unos días con Jordan.
A Shaun siempre le sorprendía esa capacidad de Lea de responder justamente lo que él pensaba. Era imposible que leyera su mente pero de una forma maravillosa ella lo hacía.
-¿Cuánto tiempo?- atinó a responder Shaun con voz temblorosa, juntando sus manos y estrujando sus dedos con ansiedad.
-Yo creo que lo más prudente será esperar al menos un mes- respondió Lea, meditando unos instantes. Ella sabía que Shaun se quedaría un poco más tranquilo si le daba plazos exactos.
-Lea… yo… - balbuceó Shaun mientras ella abría la puerta principal.
-Shaun… sólo quiero asegurarme de que pensaremos las cosas con calma, sin insistencias que probablemente terminen en discusiones. Como te dije: esto no es el fin, pero hay mucho que replantearse. Tendremos un tiempo para pensar y tomar la mejor decisión para los dos. Yo no estoy renunciando a tí… pero tú al parecer sí… - dijo Lea con calma pero con infinita tristeza, mirándolo con sus dulces ojos avellana que comenzaron a inundarse de lágrimas.
Shaun sintió que se desmoronaba… tal como esa vez en la cual le gritó que se devolviera a Hershey pues el verla irse le había causado un dolor insoportable.
Y ese dolor estaba regresando.
Shaun se sentó con lentitud en el amplio sillón verde de su departamento, sintiendo un repentino frío. Acomodó una manta en sus hombros y quedó mirando fijamente el televisor apagado, sin intención de encenderlo para ver el canal del tiempo como religiosamente lo hacía cada vez que llegaba del trabajo. Eran muchos los pensamientos que se entrecruzaron en su cabeza en ese instante y sentía que era necesario ordenarlos.
Sí… sentía dolor por la partida de Lea y la soledad que estaba sintiendo
Pero también sentía dolor por la traición a la confianza que tenían desde hace años…
¿Cómo podía lidiar con sentimientos tan contradictorios? una parte de él anhelaba abrazarla y volver a concretar tan bella intimidad… y la otra parte estaba tan adolorida que lo invitaba a sumirse en una conocida soledad, esa que lo acompañó por largos años hasta que conoció a Lea.
¿Cómo podía seguir amándola si hizo eso y lo escondió por tantos días?
Shaun siempre sentía un secreto orgullo cada vez que cruzaba el umbral del hospital. Trabajar en un lugar tan prestigioso significaba validarse como un excelente médico, además de ser un espacio en donde podía refugiarse cuando otros aspectos de su vida comenzaban a flaquear.
Tal como estaba sucediendo en ese momento.
Pero en esos días el hospital representaba todo lo contrario: un lugar en el cual se sentía sumamente inseguro, sin saber qué decir con exactitud por temor a cometer algún error sin que él pudiese evitarlo. Además, Salen Morrison, la directora del hospital, estaba atenta a todos sus pasos pues la institución enfrentaba un proceso de demanda por negligencia médica el cual tristemente lo involucró en la muerte de una bebé recién nacida.
Cada vez que pensaba en esto Shaun sacudía la cabeza recordando las fechas de caducidad de los medicamentos que podrían haber salvado a la niña. A veces tenía pesadillas con eso… y odiaba despertar solo por las noches, lleno de ansiedad y tristeza.
Pero aún así Shaun era valiente. Todos los días se las arreglaba para salir de su ahora solitario departamento y emprender rumbo al trabajo. Sus compañeros lo notaban más callado de lo habitual, y la preocupación por él se acrecentó cuando se enteraron de la cancelación de la boda.
Si bien pensaron que lo mejor era dejarlo solo, varios quisieron acercarse a él para conversar pero lo único que obtuvieron por respuesta fue la mirada esquiva de Shaun. Glassman retomó la costumbre de desayunar con él todas las mañanas, pero decidió esperar a que su hijo adoptivo iniciara la charla que se negaba a enfrentar.
Durante esa semana aceptó los pesados turnos de urgencias pensando que con eso podría distraerse con más facilidad. Envió un escueto mensaje al doctor Glassman, excusándose de que no podrían desayunar juntos esa mañana.
-¡Shaun!- exclamó el doctor Asher Wolke apenas lo vio entrar en urgencias- que bueno que llegaste… estamos un poco saturados -¿puedes ir al box 9? daré de alta a un paciente y te acompaño enseguida.
Shaun miró a su compañero de trabajo con una punzada de molestia. Sabía que Lim había determinado de forma expresa que Shaun no debía atender a nadie en completa soledad, pero también comprendía que esto era para evitar más problemas ante Salen.
Al correr las cortinas que guardaban la privacidad del paciente, Shaun se encontró con un hombre ya mayor, delgado y muy pálido que no dejaba de toser. A su lado estaba un joven de más o menos su edad, quien lo miraba con preocupación.
-Buenos días, soy el Doctor Shaun Murphy…- dijo Shaun con voz temblorosa, pensando que hasta presentarse podría acarrear más problemas.
-Buenos días doctor- le respondió el hombre más joven, mientras el paciente seguía tosiendo y respirando con dificultad- traje a mi padre… Hace varios días que está así y se negaba a venir a urgencias.
-Muchacho escandaloso- respondió el hombre con voz ronca y en perfecto castellano. Shaun lo miró fijamente y se sintió muy cómodo pues conocía a la perfección el idioma- estaré bien en unos días… es sólo un resfrío… - el paciente no pudo continuar y comenzó a toser de forma descontrolada.
Shaun procedió a examinarlo con meticulosidad, observando la evidente dificultad respiratoria.
-¿Ha estado expuesto al polvo de sílice en los últimos años?- preguntó Shaun repentinamente y en español.
Ambos hombres lo miraron sorprendidos y el aludido sonrió con amabilidad.
-Vaya, vaya… sabe español… me alegra mucho, pues ya el inglés me estaba mareando más de lo habitual- respondió el paciente con dificultad- mi nombre es Gabriel Muñoz y este es mi hijo Víctor.
-Somos de Chile- respondió Víctor- resido en Estados Unidos y hace algunos meses atrás pude traer a mi padre a vivir conmigo... ¿Qué es eso del polvo de sílice?
Justo en ese momento Asher entró con sus ojos muy abiertos y evidentemente nervioso. Pero al ver a Shaun en completa calma se sintió más tranquilo.
-Es un químico que suele desprenderse en faenas mineras, fábricas de vidrio y en construcción de puentes y edificios. Su inhalación es altamente perjudicial para los pulmones…- respondió Shaun sin querer proseguir con la explicación, ya que involucraba diagnósticos tan letales como el cáncer.
Una vez que Víctor tradujo lo que Shaun explicó en inglés (ante la presencia de Asher) vio cómo Gabriel se desplomaba en la camilla, cerrando fuertemente los ojos.
-Por largos años trabajé en una constructora- respondió Gabriel, fatigado y con tristeza en su voz- años de servicio por una miseria de pensión… el doctor debe tener razón… jamás usé mascarilla de protección y llevaba polvo hasta mi casa… ¿Recuerdas Víctor? tu mamá siempre protestaba porque dejaba todo sucio…
-Tranquilo papá… - respondió Víctor mirando con alarma a Shaun y Asher.
-Debemos realizar los exámenes correspondientes- respondió Asher una vez que se presentó- Lo que dice mi colega puede ser uno de los tantos diagnósticos pero debemos descartar todas las probabilidades.
Víctor tradujo para su padre las palabras de Asher mientras Shaun juntaba sus manos de forma ansiosa, observando con su experto ojo clínico al paciente. Sabía que ese era el diagnóstico correcto… pero no se atrevió a decir nada más.
Y eso lo ponía de muy mal humor.
Ya era cerca del mediodía y Lea seguía trabajando en su computador. Apenas había bebido una taza de café y se concentró en sus labores tratando de disipar todos los tristes asuntos que debió resolver durante la mañana, tales como la cancelación del lugar en donde se realizaría la recepción de su fallida boda.
Al menos vivir con Jordan le traía cierta tranquilidad y agradecía a todas las deidades el poder conocerla. Sin su amabilidad estaría viviendo sola luchando con una depresión que se asomaba a la vuelta de la esquina.
Jordan se aseguró de que Lea estuviera muy cómoda en su casa. La acogió como si fuese su hermana menor y para su desconcierto declaró que detestaba a Shaun con todo su ser.
-Podrá ser un excelente médico, pero necesita con urgencia que alguien le cante unas cuantas verdades- dijo Jordan con firmeza una noche en donde ambas se negaron a cocinar y disfrutaban de hamburguesas y papas fritas.
-Tranquila Jordan… - respondió Lea con cansancio- Shaun está confundido…
-Deja de defenderlo - dijo Jordan mirándola con algo de dureza- pero no diré nada más, se nota a leguas que aún lo amas incondicionalmente y bueno… es un tema tuyo y eso para mí no es de mi incumbencia. Te apoyaré en todas las decisiones que tomes, eso ya lo sabes.
Lea cerró su computadora y también sus cansados ojos. Suspiró y pensó con nostalgia que la hora del mediodía significaba almorzar con Shaun, pero la nueva realidad la empujaba a comer sola en algún rincón de la cafetería. A veces la acompañaba Jordan o Asher en actos de genuina amistad y estaba profundamente agradecida por ello.
De pronto sintió que alguien la observaba. Abrió los ojos sobresaltada y miró a su alrededor, pero se encontraba completamente sola y no había nadie en la entrada de su oficina.
-Vaya… Ahora me estoy volviendo loca- pensó rápidamente, tomando su celular y poniéndose de pie para ir a comer y retomar energías para lo que sería una larga tarde.
Shaun respiraba con algo de dificultad en uno de los pasillos del hospital, sumido en una angustia que comenzaba a crecer lentamente.
Pero la razón de su dolor y confusión no tenían nada que ver con el paciente que había atendido en urgencias aquella mañana.
El reloj indicaba la llegada del mediodía y sin pensarlo mucho se atrevió a emprender un camino al cual estaba más que acostumbrado. Él era un hombre de rutinas y en verdad echaba de menos dirigirse a la oficina de Lea.
Y ahí estaba ella. Sentada con los ojos cerrados.
Shaun vio que sus mejillas, siempre rosadas, estaban muy pálidas. Su cabello, hermoso y rebelde, estaba sujetado en una coleta y sus suaves manos permanecían entrecruzadas encima del escritorio.
En verdad echaba de menos la suavidad de sus manos…
El tiempo se detuvo y Shaun tuvo un impulso de entrar, abrazarla y no soltarla más.
Pero la confusión y el dolor pudieron más y se escapó rápidamente antes que ella abriese los ojos y lo descubriera mirándola con añoranza.
Una notificación de su celular lo hizo reaccionar con sorpresa.
-Hola Shaun. ¿Te parece si hoy almorzamos juntos?-
Era el Dr. Glassman.
Shaun, agradecido y un poco más calmado, confirmó la invitación.
-Hoy pensé en Lea al menos unas once veces, desde que salí del departamento hasta que llegué al hospital- dijo Shaun interrumpiendo en familiar silencio que reinaba en cada comida que compartía con el Dr. Glassman.
Glassman, sorprendido, dejó de comer y lo miró fijamente. La última vez que Shaun habló de Lea fue para contarle que se había mudado temporalmente del departamento y, como buen conocedor de las reacciones y espacios que necesitaba para procesar todo lo que el joven vivía, decidió esperar a que él comenzara la charla que tanto necesitaban concretar.
-¿Quieres hablar de Lea?- respondió Glassman con el tono de voz más dulce y pausado que encontró.
-El recordarla me hace mal… me pone nervioso y ansioso- respondió Shaun dejando sus cubiertos encima de su almuerzo, el cual apenas había tocado.
-Shaun… la situación que estás atravesando con Lea es lamentable y sumado a ello la extrañas. Sé que detestas las preguntas pero creo que este es el momento más propicio para hacerlas… ¿Qué necesitas hacer para dejar de sentirte así?
Shaun lo miró directamente a los ojos, sorprendido. Glassman lo miraba con infinita paciencia y las manos entrecruzadas, dispuesto a esperarlo el tiempo que fuese necesario.
Pensó de nuevo en la pregunta recién formulada.
-Es todo muy confuso…- atinó a decir entrecruzando sus dedos y bajando la mirada a su plato.
-Son momentos de decisiones Shaun. Lea se fue de tu lado por un mes y eso fue un acto que involucró un gran sacrificio de su parte… ambos se extrañan y tienen que conversar.
-No quiero hablar con ella- dijo Shaun interrumpiéndolo- Lea se equivocó y será muy difícil que vuelva a confiar en su palabra.
-Shaun, la confianza no es como una copa de cristal que se rompe y ya no puedes utilizarla. Es algo que se construye de a poco… como un viaje. Lo planificas pero a veces se altera y eso no significa que se pierda la esencia y el objetivo.
-Lo que dices no tiene ningún sentido- respondió Shaun empujando su plato y negando con la cabeza.
-Una de las cosas que he aprendido tanto contigo como con Lea es que las personas no son desechables Shaun- dijo Glassman con convicción- No puedes sacar de tu vida a alguien tan importante y valiosa como Lea. Todos cometemos errores, y tienes que ser más amable contigo mismo y con ella. Te conozco de hace años Shaun y creeme de que jamás te había visto tan pleno y feliz como con Lea a tu lado… y quiero verte así de nuevo.
Shaun escuchó con mucha atención las palabras del Dr. Glassman. Cabizbajo recordó lo feliz que era despertar al lado de Lea todos los días y sintió mucha nostalgia.
Era cierto. Con Lea su vida era maravillosa y temía pensar en un rompimiento definitivo con ella.
-Tienes que ser honesto con lo que sientes y debes entender las razones del porqué Lea hizo lo que hizo -añadió Glassman haciendo que Shaun lo mirara con sorpresa- y mientras más pronto sea mejor.
-Pero Lea desconfió de mí- atinó a decir Shaun con ojos vidriosos, en medio de una importante lucha interna de sentimientos- si hablamos de nuevo quiero que ella sea honesta conmigo.
-Shaun, Lea jamás ha desconfiado de tí- aclaró Glassman- ella desconfió y odió lo que otros te hicieron… Ella sabe que toda tu vida has recibido rechazos, críticas y discriminaciones de todo tipo. Odió lo que otros escribieron sobre tu desempeño y sintió que era injusto. Lea siempre ha estado orgullosa de tí pero a veces cometemos errores terribles en un afán por proteger a las personas que amamos.
Muchas imágenes pasaron por la mente de Shaun apenas Glassman terminó de hablar. Uno de sus recuerdos más nítidos fue cuando ambos, años atrás y siendo aún roommates, celebraron el anuncio de la primera cirugía que él lideraría. Lea saltaba de alegría junto a él mientras le dedicaba palabras de ánimo.
Lea siempre creyó en él y lo que podía lograr.
-Te diré lo mismo que le dije a ella hace un tiempo atrás: Lea es la persona correcta para tí, y tú eres la persona correcta para ella… han vivido tantas cosas juntos y superado demasiados obstáculos- Glassman se puso de pie tomando su bandeja y lo miró con ternura paternal- Shaun… piensa bien las cosas, te lo ruego. No dejes que la rabia o la pena nuble la visión de lo que tienes en la vida y las cosas que realmente importan. Te lo dice un viejo que ha cometido infinitos errores.
Shaun se quedó solo, sentado y meditando lo que acababa de escuchar. Quiso tener más tiempo para analizar todo más profundamente pero un mensaje de Asher lo obligó a ponerse de pie e irse pues su paciente lo necesitaba.
-Los resultados de los exámenes no son buenos Shaun, así que la Dra. Lim me autorizó para hospitalizarlo y evaluar bien su caso al menos por un par de días- le explicó su colega apenas se reunieron en la sala de residentes- me alegro mucho que hables español, así será más fácil comunicarnos con él- añadió en un pobre intento por animarlo.
-Comprendo- dijo Shaun revisando rápidamente los análisis de sangre de Gabriel- pero creo que sólo podremos brindarle un tratamiento paliativo. La silicosis es una enfermedad irreversible- añadió con algo de brusquedad.
Asher lo miró levantando una ceja.
-Lo sé Shaun, y debemos dejarle lo más claro posible toda su condición- respondió resoplando cansadamente.
Gabriel resultó ser un paciente realmente admirable. A pesar de su enfermedad siempre mantuvo el ánimo en alto, tanto así que animaba a su propio hijo quien recibió la noticia de la enfermedad de su padre con mucho pesar.
-Tranquilo Víctor… al menos estoy a tu lado y en manos de buenos doctores- dijo en un tono consolador- este hospital se ve bueno… ¿no saldrá muy costoso?
-Olvídate de ello papá- respondió el joven mirándolo con algo de molestia y notable preocupación.
-¿Víctor podrá venir a verme sin problemas?- preguntó Gabriel con interés. Hasta ese momento la conversación se había realizado en español, así que el único que pudo contestar fue Shaun.
-Puedes venir cuando lo desees dentro del horario establecido para las visitas- respondió Shaun mientras Asher revisaba los papeles de ingreso de Gabriel.
-Muchas gracias… ¡oh! cierto… tengo una petición especial… de todas maneras si no se puede concretar lo entenderé… - dijo Gabriel con algo de dificultad.
Shaun lo miró con renovada atención.
-Víctor tiene una voz espléndida… y cada vez que canta me siento más tranquilo… ¿Podemos traer una guitarra y que me cante? lo hará bajito, no se preocupe.
Asher no entendió una palabra pero la cara de confusión de Shaun fue muy evidente.
-¡Papá!- reclamó Víctor- no pidas cosas así
–¿Qué sucede? - pidió saber Asher. Una vez que Shaun tradujo todo el asunto sonrió con calma.
-Creo que no existirá mayor inconveniente- dijo Asher mirando a Shaun- Las políticas del hospital buscan la mayor comodidad para los pacientes y sus familiares.
Shaun sólo se dedicó a interpretar el resto del diálogo sintiendo que la conversación no tenía nada de interesante para él. Miró su reloj y con ansiedad notó que faltaban largas horas para terminar el turno, y lo que más deseaba él en ese momento era detenerse a pensar en las palabras que le dedicó el Dr. Glassman a la hora de almuerzo.
-Entonces… ¿El software se optimiza si lo configuro de esta forma?- preguntó Jordan con interés, mirando la pantalla del computador de Lea.
-Exacto, pero primero tienes que indicar con claridad las fórmulas- respondió Lea con paciencia.
-Vaya… Esto es brillante- dijo Jordan con admiración- he creado algunas aplicaciones con otras herramientas, pero con esto se facilita demasiado el trabajo del nuevo proyecto que tengo en mente. ¡Muchas gracias!.
-De nada- dijo Lea con voz cansada- pero será mejor que ya me vaya a mi oficina… - añadió mirando la sala de residentes con preocupación.
-Este lugar también es parte de tu espacio de trabajo- dijo Jordan con energía, mirándola con una ceja levantada- si llega Shaun y te ve acá no te puede correr.
-No se trata de eso…- dijo Lea poniéndose de pie- para mí es doloroso verlo…
Lea no alcanzó a terminar la frase cuando su temor se hizo realidad.
Shaun entró seguido de Asher, quien no paraba de hablar sobre el tratamiento más adecuado para Gabriel. Inmediatamente se produjo un silencio demasiado incómodo para todos, en especial para Asher y Jordan.
Shaun y Lea, en cambio, se miraron a los ojos fijamente y el tiempo se detuvo unos instantes.
Lea notó que Shaun estaba más delgado y con semblante cansado. Observó sus ojos azules y notó que faltaba brillo en ellos… automáticamente pensó que tal vez había tenido nuevos problemas con algún paciente y eso le provocó una repentina angustia. Quiso abrazarlo, poner su oído en su pecho y susurrar que todo estaría bien.
Pero no podía hacerlo.
Shaun, por otro lado, la miró fijamente y las palabras de Glassman retumbaron en su mente:
"A veces cometemos errores terribles en un afán por proteger a las personas que amamos"
La vio frágil, vulnerable y tan hermosa como siempre.
Lea sabía que se pondría a llorar en cualquier minuto, así que tomó su computadora y salió raudamente de la habitación. Cuando pasó por su lado Shaun sintió su perfume y la nostalgia lo inundó por completo.
-Hola Jordan- dijo Asher en voz baja y nerviosa.
-Hola Asher- respondió Jordan, cruzándose de brazos y mirando a Shaun de forma altanera.
Shaun, aún nervioso y contrariado por el repentino encuentro con Lea, pasó una mano por sus cabellos sin notar la evidente molestia de Jordan, y se sentó en una silla permaneciendo en completo silencio.
-Increíble- dijo Jordan sin poder contenerse.
-Jordan… creo que no es el momento…- dijo Asher con pánico.
-Siempre es buen momento para decir la verdad Dr. Wolke- dijo ella con tono mordaz- ¿hasta cuándo tendrás a Lea así?-
Shaun la miró con los ojos muy abiertos. Después de todo lo sucedido sus compañeros de trabajo se dirigían a él con un tono suave y paciente, pero en ese preciso momento Jordan decidió optar por todo lo contrario.
-¿Sabes? no me contestes- dijo levantando el dedo índice amenazadoramente- sólo te diré una cosa Dr. Murphy: debes sentirte agradecido de tener a tu lado a alguien que te ame tanto a tal punto que esté dispuesta a cometer un error que le puede costar su trabajo y toda su carrera.
Asher la miró boquiabierto mientras Jordan salía de la sala dando un dramático portazo.
Shaun sólo podía pensar en que dos personas en un solo día le dijeron cosas parecidas…
¿Pero por qué se le hacía tan difícil comprenderlo todo?
Al día siguiente Shaun se encontró con un sonriente Gabriel, quien a pesar de estar conectado a varios aparatos que lo ayudaban en su tratamiento mantenía el buen ánimo intacto.
-Víctor ya está por llegar y traerá su guitarra- dijo con entusiasmo mientras Shaun revisaba el registro de sus signos vitales y le administraba algunos medicamentos.
-Mmmm- atinó a responderle sin mirarlo, concentrado en su trabajo.
-Lamento molestarlo- dijo Gabriel al ver el poco entusiasmo de su interlocutor- es que en esta ciudad hay poca gente que hable español…-
-¿Por qué estás tan contento a pesar de que tu enfermedad es terrible y terminal?- preguntó Shaun con repentino interés.
-Soy un hombre viejo y agradecido de la vida. No tuve riquezas pero sí una familia hermosa. Tomé buenas y malas decisiones. Sólo hay una cosa de la cual me arrepiento: no decirle a mi esposa cuánto la amaba… se lo debí decir todos los días, pero no lo hice… ella ya se fue y la extraño muchísimo, pero mi hijos y nietos son mi mayor tesoro.
Justo en ese momento entró Víctor cargando un estuche de guitarra. Saludó a Shaun y cariñosamente le tomó la mano a su padre, sentándose a su lado.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Víctor con suavidad.
-Bien bien…- dijo Gabriel sacudiendo sus manos- Toca algo para mí por favor… y si el doctor quiere se puede quedar a escuchar… la voz de mi hijo aquieta el alma… ya lo verá.
Shaun observó como Víctor sacaba del estuche una reluciente guitarra café. La curiosidad lo obligó a quedarse más tiempo en su lugar, esperando los primeros acordes.
"Recuerdo cada cosa importante en mi vida por la música que estaba escuchando en ese momento"
La voz de Lea diciendo esas palabras retumbaron en los recuerdos de Shaun y en ese instante quiso vivir esa afirmación.
-Toca mi canción favorita, ya sabes cual es- dijo Gabriel sonriendo.
Víctor, con dedos ágiles, comenzó a tocar el instrumento con gran destreza. Las notas musicales inundaron la habitación y a Shaun le pareció un sonido muy agradable.
"Cuando voy al trabajo
pienso en ti,
por las calles del barrio
pienso en ti,
cuando miro los rostros
tras el vidrio empañado
sin saber quienes son, donde van.
Pienso en ti,
mi vida, pienso en ti.
En ti, compañera de mis días
y del porvenir
de las horas amargas
y la dicha de poder vivir,
laborando el comienzo de una historia
sin saber el fin…"
Shaun escuchó con atención la letra cantada con una hermosa voz, completamente en español. Su mente la analizó con rapidez y con gran sorpresa pensó que era una canción que interpretaba muy bien lo que sentía con respecto a Lea… y el inmenso amor que sentía por ella.
Juntó sus manos con fuerza mientras pensaba con asombro cómo la sencilla letra de una canción podía significar tanto. Fue consciente de que existía una verdad innegable: no dejaba de pensar en Lea, nunca dejó de pensar en ella y sabía en el fondo de su ser que dejarla ir sería el peor y más grande error de su vida.
"Cuando el turno termina
y la tarde va
estirando su sombra
por el tijeral
y al volver de la obra
discutiendo entre amigos
razonando cuestiones
de este tiempo y destino
Pienso en ti
mi vida, pienso en ti.
En ti, compañera de mis días
y del porvenir
de las horas amargas
y la dicha de poder vivir,
laborando el comienzo de una historia
sin saber el fin"
Lea era su amiga, su compañera, su amante y hace apenas unas semanas atrás proyectaban juntos un matrimonio para toda la vida. Un enlace que él mismo se atrevió a romper en una de las horas más amargas de su vida.
Recordó la sonrisa de Lea, sus caricias, su mirada y su voz. Reafirmó con convicción de que ella era la principal protagonista de su alegría y de la dicha del poder vivir.
Tal como decía la canción.
"Cuando llego a la casa
estas ahí,
y amarramos los sueños...
Laborando el comienzo de una historia
sin saber el fin".
Pero en esos momentos Lea estaba ausente… Hace exactamente dos semanas y un día el departamento permanecía sombrío sin su cálida y amorosa presencia.
¿Acaso este era el fin de toda su historia?
Víctor terminó de cantar y Gabriel aplaudió con entusiasmo. Shaun estaba profundamente impactado y apenas pudo reaccionar, abrumado por la terrible posibilidad de ver a Lea alejarse de él para siempre.
-Muchas gracias por quedarse a escuchar a mi hijo, Doctor Murphy- dijo Gabriel recostándose en la cama con dificultad- podrán decirme loco o desubicado… un viejo ya decrépito… pero se muy bien cuando alguien tiene el corazón roto por la distancia o la nostalgia… la vida es corta, piénselo bien.
Shaun salió del cuarto con rapidez, pensando que jamás olvidaría la letra de aquella canción ni las palabras de Gabriel.
Suspiró y se dirigió a la oficina de Lea, pues ya sabía exactamente qué tenía que hacer.
Shaun olvidó todos los protocolos sociales. No golpeó puertas ni nada por el estilo y entró raudamente a la oficina de Lea esperando verla sentada en su escritorio, como siempre.
Pero nada de eso ocurrió pues la que estaba sentada en su puesto era Salen, no Lea.
Shaun se quedó estático y muy asustado mirando a su jefa con la cual había tenido demasiados problemas en las últimas semanas.
-No te molestes en buscar a Lea acá… - dijo mirando a Shaun con dureza- ella acaba de renunciar - añadió blandiendo una carta en su mano.
Nota de la autora:
Víctor Jara Martínez (1932-1973).
Fue un músico, cantautor, profesor, escritor, y director de teatro chileno. Artista emblemático del movimiento músico-social llamado "Nueva canción chilena", también se consolidó como un referente de la música latinoamericana. Fue asesinado durante la dictadura cívico-militar en Chile, pero su legado perdura hasta nuestros días.
Víctor le cantó al amor, a la vida, a la justicia, a la infancia y al campo chileno. Mediante esta historia quise honrar su memoria y recordar su obra "Cuando voy al trabajo", una de sus más bellas canciones de amor.
