Una raya más al tigre!...

Bueno, pues sí ya hay proyectos empezando, uno más no importa. Uno cortito.

Enjoy!


Capítulo I

"Te amo... Se Feliz"


El portal había sido abierto.

Todo estaba perdido.

Y ahí estaba ella. Consumida y salvada al mismo tiempo por su ira, su despecho, su odio y su dolor. La última persona a la que hubiera esperado ver de nuevo. Ni siquiera Glimmer con toda su obstinación, no se comparaba a la necedad de Catra.

Una Catra que ahora reflejaba su dolor en su aspecto. Era sólo un espectro oscuro de lo que solía ser. Cada palabra dicha con total seguridad, cada frase hecha para dañarla de modo contundente. Porque la conocía mejor que nadie.

— Rompiste el mundo… me rompiste a mí… sino te hubieras ido, esto jamás habría pasado. Sino hubieras regresado por esa estúpida espada, nadie habría podido abrir el portal… ¡todo esto es tu culpa!

— Si te hubieras quedado conmigo ¡Nada de esto estaría pasando!

A pesar de que cada palabra era verdad, de que cada frase era un golpe directo a sus peores miedos e inseguridades, no podía dejarla arrastrarla a su juego. No hoy, ya no había más tiempo. Todo el mundo estaba colapsando a su alrededor.

Catra observaba y se deleitaba en su dolor. Disfrutando de cada golpe real y figurativo. Como siempre, sintiendo un agrio y malsano placer cada que tenía la oportunidad de descargar un poco de su propio dolor en la persona que lo representaba todo. La que la abandonó como si no valiera nada, como si todos sus años juntas no importaran, solo porque de pronto descubría que el mundo no era como creía, solo por algunos más también sufrían.

La punzada de incertidumbre en el pecho de Adora no había hecho más que crecer desde que empezó a sentir que las cosas no estaban bien. Una malsana burbuja de ansiedad y alarma empezó a crecer conforme las cosas no cuadraban en su memoria. Al principio se había dejado arrastrar porque tenía todo lo que recordaba siempre haber querido. Sus amigos estaban con ella. Catra estaba con ella. Pero los sucesos no encajaban. Ahora la burbuja de alarma era verdadera desesperación, después de ver a Scorpia desaparecer, todo Luna Brillante, a Entrapta, que como siempre, tenía la respuesta que estaban buscando, a Bow y Glimmer, los mejores amigos que cualquiera pudiera tener en el mundo, mirándola en paz y llenos de fe.

Y ahora literalmente todo el mundo colapsando a su alrededor para descubrir que la culpable de todo estaba "viva", reclamando, haciendo crecer el dolor y la desesperanza en su corazón. Sí, ella había dejado atrás a Catra ese día que fue por la espada, siempre estaban presentes todos los "si..". Pero ya no había más tiempo. Había luchado contra sus compañeros, los había dejado atrás. Pero también había sufrido. No podía dormir, despertaba sobresaltada y el corazón se le rompía siempre un poquito más cada vez que despertaba y miraba instintivamente a los pies de la cama y miraba solo el montón de cojines que usaba para simular el peso y el calor de Catra. Extrañaba desesperadamente saber lo que se esperaba de ella, tener la seguridad del camino trazado y que la incertidumbre no reinará cada día.

Y ahora ya no podía tomar más. Catra había cruzado todos los límites. Ella no la había obligado a hacer nada después de marcharse. Las cicatrices en su espalda ardían como las barras de castigo. Como si ella la hubiera tenido fácil en la Horda. Shadow Weaber le exigía mucho más que a cualquiera, y Adora lograba igualar en fuerza a Rogelio, en velocidad a Catra y superar a todos en combate, su memoria era excepcional y podía enumerar los textos de estrategia y guerra de la Horda a la perfección. Sólo después de muchos prueba y error, su mente era la más rápida para resolver problemas bajo estrés, bajo dolor intenso y bajo el mejor criterio según la Horda. La insolencia de Catra no sólo derivaba en castigos para la gata, sino sobre sí misma por no saber controlarla. Y ella creía firmemente que era su obligación y nunca culpaba a su amiga.

Pero ya no había lugar para eso. Ya no eran cadetes. Eran soldados. Pero no seguían órdenes. Adora había sido educada para mandar y gobernar, para tener criterio y Catra era tan inteligente por sí misma que ahora era la segunda al mando de toda la Horda. Era hora de aceptar la verdad. Adora no podía seguir justificando a Catra. Era hora de tomar las decisiones, por mucho que doliera, por mucho que deseara que las circunstancias fueran diferentes.

Ella no rompió el mundo. Pero podía repararlo y así… con todo, sabía que al final, salvar el mundo, no era más que salvar a Catra. Al final, siempre era por ella. Así la felina no pudiera verlo o no quisiera entenderlo. Adora se encargaría de darle una nueva oportunidad. La que hubiera querido para las dos. No dejaría caer a Catra, ella sabía lo mucho que había sufrido, ahora mejor que nunca. Así que salvaría a todos.

El último puñetazo que al fin puso a dormir a la Catra oscura, casi le abrió la piel de los nudillos. El mundo se fragmento a sus pies y una última vez trató de alcanzar el cuerpo de su Catra. Ya no había más que esconder, sabía que Catra era suya tanto como Adora era de Catra. Lamentaba no haberlo visto antes y dejar que las cosas se complicarán tanto.

No la pudo alcanzar, y con la determinación que en realidad no sentía, se lanzó al vacío, al fin viendo a la espada creando el vórtice donde todo estaba convergiendo y colapsando. Empezó poco a poco a hacerse camino entre las rocas que gravitaban la espada como asteroides, saltando y haciéndose más daño en las manos.

A lo lejos, la reina Angela la estaba viendo, y cuando más allá pudo ver la espada, sabía que Adora intentaba alcanzarla. Ya fuera porque sólo She-ra podría detener este desastre o cualquier otra razón, ella la ayudaría para llegar hasta el arma. Si tan solo el viento y las rocas no le impidieran la trayectoria.

Adora corría y corría, saltaba y escalaba. Dejaba que su cuerpo se contentara con la actividad física y permitió a su corazón alegrarse con los recuerdos de Catra y ella corriendo juntas en la fragua. No había nada más que hacer ya. Sólo unas rocas más y alcanzaría la espada.

— ¡Adora! ¡ADORA! —

Estaba tan cerca, pero no la escuchaba. Adora seguía implacablemente. Acercándose cada vez más a la espada al dejarse llevar por el propio vértice.

Justo cuando la reina ya estaba al alcance de Adora y ella reaccionó a un nuevo grito, ya no tuvo tiempo. Le sonrió resignada en la despedida. Angela trató con todas sus fuerzas de llegar, pero no la alcanzó. Adora tomó la espada y desapareció para dar paso a She ra. Pero una She-ra diferente, con su misma coleta mucho más larga. Los detalles en su ropa también cambiaron pero lo único que pudo apreciar fue que ahora usaba un pantalón completo y la capa ya no estaba. She-ra empuñó la espada una vez más, la lanzó lo más fuerte que pudo y todo implosionó.


N. A.

Well... Esperen el segundo capítulo en el fin de semana. Falta editarlo solamente.

Sí les ha tocado alguna fibra, me gustaría leerlos.

A mí me ha matado lentamente escribirlo.

Namaste