Demashitaa! Powerpuff girls Z no me pertenece, solo la trama.

¿Nana?

Prologo

-Llegamos señorita –dice el taxista, Momoko levanta la mirada dirigiéndola al retrovisor, lo que recibe primero es su rostro, con su piel pálida y su cabello pelirrojo lacio que le llegaba debajo de la cintura, y sus extrañamente ojos rosas. Después la desvía al señor de avanzada edad.

-Gracias –dice, dándole el dinero al taxista, con una ligera sonrisa, sale del carro tomando su bolsa rosa.

Momoko mira la casa –mansión, con evidente asombro, jamás creyó que pasaría por esos lados de la cuidad tan lujosos. La mansión tenía el portón abierto como si le diera la bienvenida a cualquier persona, por eso el taxista pudo dejarla en la puerta principal, dando una ligera vuelta en "u" rodeando los árboles que se exhibía con grandeza y con un decorado que para ella, era demasiado. Momoko se preguntó si la cantidad de seguridad era tan extrema como para permitirse esa vía libre. Ya que los carros de aquella familia se exhibían a su lado izquierdo en un pequeño estacionamiento, había tres con exactitud, pero solo pudo identificar al Audi A6 Avant de color rojo cobrizo. Checa la dirección, escrito en un papel arrugando, confirmando de nuevo que es la correcta, traga saliva fuertemente cerrando sus manos para detener los nervios que suelen aparecer cuando se siente intimidada, inhalando profundo aparentando seguridad, con pasos firmes se dirige a la entrada. Toca la puerta, no pudiendo evitar pensar que la puerta blanca de madera, con decoraciones de sakuras mostradas de forma leves en los cristales, valía más que cualquier cosa que llevara encima.

La puerta se abre, y ella vuelve con su sonrisa, alejando sus pensamientos algo… prejuiciosos... Tal vez.

-Buenas tardes –saluda con cortesía, un hombre que aparenta tener más de 40, cabello gris y unos profundos ojos negros, piel morena con unas cuantas arrugas en su frente, vestido con un elegante esmoquin. Momoko (guiada por las miles de películas, Doramas, Animes o cualquier cosa dramática) se convenció que era el mayordomo de la casa.

-Buenas tardes, he venido por el trabajo de nana, solicite una entrevista con la Señora Him Keane. –dice Momoko entregándole la nota arrugada. Se lamentó el no haber sido más cuidadosa.

El hombre la mira de pies a cabeza arqueando la ceja, para luego leer el papel en sus manos, después observa su reloj de muñequera y asentir – Pase, la señora Him la dueña de esta casa, la espera en su despacho –dice haciéndose a un lado dejándola pasar.

Momoko no puede evitar mirara con entendimiento aquel lujoso lugar, había unos tres pequeños escalones levemente separados que remarcaba la entrada principal, a su lado derecho estaba lo que podía garantizar seria la sala principal, donde los sillones formaban un rectángulo incompleto conformados por dos sillones individuales dándole la espalda, uno junto al otro, después estaba el sillón para tres personas, y al final un sillón para dos. Todos con un forro negro, pero no supo con exactitud si era cuero. La mesa del centro era más sencilla, con las bases negras que sostenían el cristal con la forma de un cuadrado, con flores artificiales de color blanco.

A su izquierda estaban las escaleras hechas de un material que ella no conocía, pero daba la imagen de madera blanca, yendo de forma de diagonal con barrotes negros, hasta el segundo piso que podía ver con exactitud como si fuera un balcón.

-Disculpe señorita… -interrumpe su observación el mayordomo arqueándole de nueva cuenta la ceja. Momoko aclara la garganta aparentando indiferencia que no sentía, ¡Esta casa era hermosa! Extravagante… pero hermosa.

-Akastustumi Momoko.

-Señorita Akastustumi, podría preguntar por su edad, si no le molesta claro está.

-No es ninguna molestia, tengo 16 años, señor –dice Momoko, pudo notar la ligera muestra de asombro de aquel señor elegante y amble.

-De acuerdo, gracias –dice recuperando su postura –Sígame.

-Si –dice, apretando de forma ligera el bolso de segunda mano, que se cruzaba por su pecho.

Miro de reojo el piano que estaba a unos cuantos metros después de las escaleras, era igual de negro como los demás objetos, y parecía brillar. Momoko miro la puerta blanca, que pudo notar desde la puerta principal, estaba ligeramente abierta llegando el olor de comida casera preparándose, supuso que tal vez era la cocina. El mayordomo dio la vuelta a la izquierda, donde se situaba un pasillo extenso que se escondía atrás de las escaleras. Ignoro la segunda puerta, llegando hasta la tercera y última de ese pasillo.

El mayordomo toca suavemente la puerta, para luego pronunciar con una voz un poco más formal y fuerte. –Señora Keane, ha llegado la nueva candidata para el servicio de nana.

Las puertas son deslizadas dejando ver a una mujer de apariencia joven, de cabello negro corto hasta los hombros, ojos azules claros, con una bella sonrisa adornando sus labios rojos. La mujer mira primero a su mayordomo para luego en reparar en ella, Momoko noto el ligero tambaleo en los labios finos y bien pintados de la mujer, fue tan rápido que pensó que tal vez lo imagino.

-Gracias Brat –dice con una voz suave –Por favor, pase señorita.

Momoko asiente entrando, no le sorprendió ver que también hubiera muebles de color negro como aquella pequeña mesa para dos persona, con un ajedrez en el centro, camino un poco más mirando con atención el escritorio de madera negra, que contenía dos pantallas delgadas como computadoras, ubicados casi a los costados del escritorio. Había otras dos sillas de madera para los invitados y otra más grande que parecía ser algo acolchonado. Espero que la señora Keane terminara de hablar con Brat, hasta que deslizara de nuevo las puertas dejándolas a solas. Momoko se volvió a repetir en su mente lo que tenía que decir ante posibles preguntas.

-Toma asiento, por favor –dice la señora Him, ambas se sientan en sus respectivos lugares. Mira a la mujer hacer algunos movimientos con el mouse de su computadora, observando la pantalla de su lado izquierdo. –Akastustumi Momoko, ¿no es así?

-Sí, señora.

-Al parecer no especificaste tu edad, en tu curriculum que nos asignaste. –Momoko no cambio su postura relajada, siempre hacia lo mismo. –Brat me menciono que tienes dieciséis años.

-Sí, señora.

-¿Un poco de agua Momoko? –ofrece la mujer tomando un vaso de vidrio que estaba detrás de ella en un mesa decorativa pegado a la pared. Momoko acepta el vaso de agua, por mera cortesía. –Bien Momoko, en tu curriculum me mencionaste tus trabajos anteriores, como también en declarar ser buena estudiante, como tener las habilidades de aprender y adaptarte con facilidad, también has trabajado con cuidar niños con anterioridad, y nos proporcionaste un número para afirmar ese hecho. –Momoko asiente, sin intimidarse por la mirada de la mujer mayor que parecía haber descubierto en su pequeña mentira. Nunca ha cuidado niños, pero su amiga insistió en poner ese hecho y poner el número de la señora Matsubara como testigo. –Dime ¿tienes otro trabajo a parte?

-Si –dice después de estar tentada en mentir, no solía hacerlo… no muy seguido –De mesera, trabajo en las noches en un pequeño restaurante casi a las afueras de la cuidad.

-Sabes de las condiciones de este trabajo ¿no? –pregunta Keane con esa voz aun tranquila. –Te requiero casi las 24 horas del día, lo cual te alojaremos en mi casa para más comedida tuya, te asignaremos una habitación para que des el completo cuidado a mis hijos.

Momoko evita dar una mueca, no se le fue informado, eso no lo mencionaron cuando llamo para hacer la cita. El hombre que la atendió, contestaba de forma seca y en ocasiones irritada, Momoko quiso pensar que tal vez tuvo mucha carga de trabajo. Suspira mentalmente, siendo consciente que no sería una idea agradable para su tía.

-Sí, se me informo un poco –dice Momoko posicionado sus manos sobre sus piernas, se había puesto el vestido más elegante que tenía, uno de color rosa pálido tirando casi al blanco.

-Y por lo que veo, aun vas a la escuela.

-Exactamente –dice tratando de tranquilizarse, no podía perder esta oportunidad de trabajo, no con tanto que pagar. –Pero, no será ningún problema para los horarios. Estaré con sus hijos toda la tarde y será capaz de arroparlos en su hora de dormir. Mi trabajo de mesera es de muy noche, de nueve a tres de la mañana. Estoy acostumbrada al trabajo duro, no tendrá ninguna queja de mí.

-Bueno, por tu edad no será ningún problema con el horario matutino. –murmura la mujer más para sí misma. Momoko comenzó a rezar a todos los dioses.

Sintió de nuevo la mirada de la señora Him a su persona, Momoko nunca imaginaria que los pensamientos de la señora de la casa era una preocupación a su persona, ya que Keane guiada por la piel blanca de Momoko, le daba la perspectiva de una chica delicada y frágil. Como una muñeca de marfil, concluyo esa vez. Tampoco sabría que la mujer mayor estuvo a punto de no aceptarla como la nana de sus hijos, pero cuando vio con más atención sus ojos rosas que trasmiten una fuerza y determinación que no muchos ven a simple vista, la hizo dudar.

Una corazonada.

Es lo que sintió, y Momoko sabría con el tiempo que aquella mujer no se guía por corazonadas.

Pero ese día fue diferente.

-Bien –dice levantándose –Es todo.

Momoko parpadea algo confundida, levantándose igual que la mujer. Con el pensamiento pesimista, asiente ligeramente. –Gracias por su tiempo.

-Yo voy a ser que agradezca por el tuyo, cuando me muestres tu desempeño –aclara la señora Keane, rodeando el escritorio y acercase a su persona. –Tienes el trabajo Momoko. Felicidades.

Procesa por un momento la información, con alegría, sintiendo un alivio que hacía meses que necesitaba, no mide sus acciones abrazando a su nueva jefa, repitiendo varias veces la palabra "gracias", cuando sintió la tensión de la mujer fue consciente de lo que estaba haciendo mal, separándose rápidamente avergonzada. La mujer no había borrado su sonrisa, pero se veía ligeramente tensa.

-¿Cuándo comienzo? –dice, intentando desvía el asunto.

Keane mira su reloj que está colgado en la pared –Ahora mismo.

Un fuerte portazo seguido por una risa de hombre resuena en el lugar, la señora Keane niega con la cabeza.

-Ven, te presentare a mis hijos –sale del estudio, Momoko arregla su cabello al igual su vestimenta, intenta acordarse como debe tratar a un niño, ella imaginaba que cuidara criaturas de entre 6 a 10 o 11 años, ya que la hora que era, concedía con sus termino de clases de las escuela de grados básicos, o eso pensaba. Sigue a la señora Keane hasta la sala principal. Mientras se escuchaban voces que le hicieron fruncir el ceño de forma ligera.

-En verdad que eres idiota Butch, madre enserio te matara –decía una voz de hombre nada parecida a la de un niño. ¿Un empleado tal vez?

-¡Cállate! Ni se te ocurra decirle.

-¿Decirme que? –dice la señora Keane con voz potente, mirando a sus hijos. Momoko los mira igual, confundida, muy confundida.

Las tres personas que tiene en frente no son para nada unos niños que creyó que iba a cuidar, era adolescentes con su misma edad o puede que los dos hombres sean mayores que ella entre un o dos años a lo mucho. Mira con atención a cada uno, el que tenía cara de a ver visto la misma muerte, tenía el cabello negro algo ligeramente largo como para sujetarlo en una pequeña coleta, donde algunos mechones tapara uno de sus ojos verdes oscuros. A su lado izquierdo había una chica tal vez de su misma edad, de cabello brillante rubio, sujetado en dos coletas bajas que le llegaba debajo de su pecho, con mechones a sus costados que marcaba su rostro, tenía los mismos ojos que la señora Keane, azules como el cielo. Él de atrás, con una gorra roja que ocultaba gran parte de su cabello pelirrojo, que era más largo que el de su hermano. Ligeramente más largo. Tenía unos particulares ojos rojos, lo comparo con el tono de color que vio en aquel Audi, en la entrada.

Los tres hermanos quedan en un silencio, el pelirrojo con una ligera sonrisa burlona mientras, la rubia miraba por la sala evitando la mirada de su madre. Mientras el de medio, se rascaba la nuca, y parecía murmurar en voz baja.

-Miyako, dime lo que hizo tu hermano –Dice Keane volteando hacia la chica, que se sobresaltó.

-Este…. –Dice apretando fuertemente su falda. –La verdad, no se mucho madre.

-¿Brick? –dice Keane, haciendo suspirar a Miyako de aparente alivio. El pelirrojo, fue quien contesto con un ligero encogimiento de hombros, dando entender que tampoco sabía. Momoko vio como la mujer Keane fruncía el ceño, al parecer algo molesta –Bien… Butch, dime.

-Está bien, está bien –dice el pelinegro, Momoko se grabó sus nombres a pesar de estar aún confundida. ¿Qué más no le dijo aquel hombre en la llamada? –Reprobé una materia.

La señora Him cruza sus brazos, con una mirada casi asesina a su hijo, aunque no sorprendida -¿Solo una?

-En realidad fueron tres, pero…

-Nada de peros – dice visiblemente molesta –Como veo que no te responsabilizas de tus deberes y obligaciones, no tendrás permiso de salir hasta que mejores tus calificaciones ¿quedo claro?

-¡¿Qué?! Pero mañana…

-Dije –interrumpe con aquel tono de voz, que Momoko no pudo evitar recordar que suele emplear también cuando debe regañar a su amiga busca pleitos Mastubara – ¿Quedo claro?

Butch murmura un "Si, madre" a regañadientes. Momoko vuelve a anotar en su mente sobre aquel castigo, para tener cuidado de…. Un segundo, ¿enserio debe cuidar a esos tres?

-¿Quién es ella? –Momoko sale de sus pensamientos ante el tono de voz seco. El pelirrojo de nombre Brick había reparado, al parecer en su persona, haciendo que los otros la miraran también. Sonríe apunto de presentarse, pero la señora Keane se adelanta.

-Ella es Akastustumi Momoko, vino para el servicio de nana –Momoko noto la tensión de los tres hermanos, donde Miyako y Butch compartieron una mirada y después desviarla a Brick, quien la miraba de una forma que Momoko lo sintió grosero y bastante molesto. Ese chico parecía querer matarla o mandarla a volar. –Le he dado el trabajo hace unos minutos, ella se encargara de ustedes a partir de ahora. –dice Keane volviendo a sonreír tranquilamente. Confirmando la pregunta interna de Momoko.

Esos tres adolescentes, casi de su misma generación. Eran los niños que debe cuidar.

Maldijo a Mastubara, internamente.

Ninguno de los tres hermanos reacciono, mirándola como si fuera una criatura extraña. Momoko se aclara la garganta, y sabiendo de modales a pesar de la incómoda situación (que todos podía ver, menos la señora Keane), hace una ligera reverencia.

-Es un placer, conocerlos… -dudo por un momento, pero al final decide continuar en usar ese lenguaje formal –Señoritos.

Fue extraño, demasiado. Se sentía ridícula.

Vuelve a su posición normal, donde las expresiones de los tres hermanos no cambiaban. No fue por un rato, que la chica fue que se le acercó un poco más animada, parecía que había llegado a una conclusión maravillosa, ya que la sonrisa que le mostro fue demasiado radiante.

-Es un placer Momoko –la trato con la misma familiaridad que la señora Keane lo hacía –Mi nombre es Him Miyako. Por favor cuida de mí. –hace una ligera reverencia mucha más fluida que la suya.

-Es una broma, ¿no? –dice Butch impidiendo que le regresara el gesto a Miyako. –Esa niña tiene la misma edad de Miyako.

-Butch –reprende la señora Keane, él nombrado rueda los ojos murmurando algo de ser algo fastidioso, para luego acercarse a ella.

-Bienvenida nueva víctima –dice Butch, con una sonrisa entre coqueta y que intentaba ser burlona, Momoko alza ligeramente el mentón –Te daré un consejo simple, renuncia de una vez, así nos ahorramos situaciones vergonzosas y demandas por explotación infantil.

-Butch –reprende esta vez Miyako.

Momoko sonríe ante la amenaza, ya que le pareció divertida –Gracias por el consejo señorito Butch –dice con su tono divertido –Pero creo que puedo manejarlo.

Butch se encoge de hombros, dándole entender que se lo había advertido. Momoko desvía la mirada al pelirrojo, que tenía una mirada molesta… corrección, cabreada. Y a pesar de eso no parecía ser una persona expresiva, ya que no mostraba nada con ese ceño fruncido y los ojos entrecerrados. Momoko se atrevió adivinar que tal vez no le agradaba que una chica, una adolescente sea quien esté a cargo de su cuidado.

No lo culpaba. Pero tampoco se sentía del todo cómoda con esa mirada rojiza molesta en su persona.

-Brick saluda –Pide la señora de la casa. Haciendo que el chico mirara a su madre, igual de molesto.

Momoko le hubiera bastado que con solo mencionara su nombre, aunque fuera de forma seca. Pero el chico simplemente decidió ignorarla tanto el pedido de su madre, como su presencia, tomando sus cosas y subir las escaleras despareciendo de la vista de todos. Se escuchó un fuerte portazo que hizo temblar de forma ligera el centro de la mesa, de la sala principal.

Momoko se ahorra sus pensamientos de que el chico, era muy malcriado. Ya que nadie pareció sorprendido por la actitud grosera de Him Brick, siendo la señora Keane continuando con la pequeña charla.

-Bien Momoko, Brat se encargara de enseñarte tu dormitorio. Y te explicara sobre tus actividades y reglas que debes seguir. –la señora Him voltea a su hija quien era la única que un estaba en la sala, ya que su otro hijo, Butch se había escapado hacia la cocina. O eso aun suponía Momoko que era. –Bien, Miyako te encargo de recibir el paquete que traerá mi asistente.

-Si madre.

-Gracias –vuelve a mirarla –Cuando termine Brat de hacer el pequeño recorrido, Brat te enviara con el chofer para que puedas recoger tus cosas.

-Sí, señora –menciona algo hueca.

La idea de dejar a su tía, su única familia era bastante incomoda. Pero tampoco podía renunciar o no haber tomado el trabajo, es decir, tenía otra cosas que preocuparse que su tristeza de dejar a su tía Yuki, en aquel departamento que han vivido casi toda su vida. Era cruel pensarlo, pero era eso. O tener las consecuencias de aquella deuda con Él.

Brat (quien estaba en la puerta principal como una estatua) la guía primero lo que fue el primer piso, confirmándole que la primera puerta blanca era la cocina mientras la segunda era el comedor. Le mostro el jardín trasero que muestra una que otra planta, pero nada espectacular a la decoración que había en el frente. Brat le comento que se suele hacer las fiestas de la empresa que maneja la familia Him, en ese jardín. Después la guio hacia su dormitorio, que estaba en el segundo piso, donde le indico que el pasillo del lado derecho se encontraba el salón de juegos, las habitaciones de los hermanos Him, como la recamara principal que es habitada por los señores de la casa (ignoro el hecho de que solo mencionara el nombre de la señora Him y no de su marido) mientras que el pasillo izquierdo era donde se encontraba los dormitorios de los empleados. Antes de dejarla por unos momentos en su nuevo dormitorio e ir a buscar el chofer, le dio con detalle sobre sus actividades.

-Debes asegúrate la completa seguridad y bienestar de los jóvenes y señorita Him, cada mañana debes encárgate de despertarlos y asegúrate que vayan preparados para su escuela, como también que sean alimentados de forma correcta, debes asegúrate que cumpla sus deberes escolares, estar informada ante cualquier salida, y si la señora, te pide una actividad más, debes cumplirla. Tienes permiso de poder implantar castigos cuando sea necesario, como también infórmale a la señora Him entre el horario de seis o siete de la noche sobre su día de los jóvenes y señorita Him, no antes, no después de esas dos horas. La señora Him tiene mucho trabajo para ser interrumpida, cualquier duda puedes dirigirte a mí. –Momoko asiente –Las reglas son sencillas señorita…

-Llámeme Momoko –interrumpe ligeramente.

-Momoko, las reglas consiste en no traer visitas en esta casa durante sus horas de trabajo, su único día libre será el domingo y eso en la tarde. Debe respetar sus horas de trabajo, su hora de comida serán después de los jóvenes y señorita Him, mientras el desayuno será a la misma hora, por sus horas escolares. No puede agredir a ningunos de los hijos de los señores Him, debe realizar cualquier orden de la señora. Sus únicas prioridades son los jóvenes y señorita Him, nada más.

Momoko vuelve asentir, para después mirar su habitación, se sintió aliviada ver que era algo sencilla, con una cama matrimonial y una mesa con una silla giratoria. Tenía un closet mediano.

Le llamo la atención la puerta de la esquina, la abre descubriendo el baño. Un baño propio… cierra la puerta algo brusca.

-Bienvenida a la residencia Him –dice Brat un poco más relajado, aunque aquella mirada de lástima que le dedicaba la desconcertó. –Espero que dure un poco más que las demás.

Y con ello se retira, dejando la puerta abierta, con tal de preparar al chofer.

Momoko decide ignorar ese último gesto, dejándose caer sobre su nueva cama, la pesadez comienza a invadirla después de estar ligeramente abrumada con todo lo anterior, Momoko debe admitir que no dormía mucho, como unas cuantas 4 horas máximo, desde hace tiempo, pero no era algo que le preocupe. Se acurruca por un momento cerrando los ojos aparentando estar dormida, con tal de pensar cómo debería decirle a su tía con su repentina mudanza.

-Descansando –dice una voz extra, sobresaltándola, abriendo de golpe sus ojos como también levantándose de golpe –Debe saber que en las horas de trabajo no hay descanso.

-Lo siento señorito Him –dice Momoko algo apenada ante la mirada rojiza –No volverá repetirse

-Debe saber que no toleramos las faltas –dice Brick cruzado de brazos con esa mirada fría y molesta. Momoko asiente teniendo el pensamiento de que tratarse con "usted" era ridículo, pero no sería ella quien lo comentaría. Nota como él muchacho la mira de pies a cabeza, uno pensaría que analizándola, pero Momoko se sentía más Juzgada.

-¿Puedo ayudarle en algo señorito Him?

-Solo lo diré una vez enana –comienza el chico ignorando su pregunta –Si no sales de mi casa, en unas… cinco horas. Te garantizo que tu estadía aquí, no será nada agradable. –Era una amenaza tan clara que Momoko evito mucho no entrecerrar los ojos.

Momoko mira fijamente el rostro del chico, es demasiado intimidante aquellos ojos rojizos y más cuando su ceño esta frunció y hable de esa forma tan seca, como si arrastrara las palabras, ella pensó que tal vez la mayoría de la gente podría estar temblando de miedo, ante aquel comportamiento tan… rudo, podría ser, del chico. Lástima que para ella, no le provocara nada, tal vez un poco de molestia, ya que no merecía ese trato.

Ha tratado peores personas que un niño malcriado.

Sonríe de una forma retadora un poco discreta. Le gusto ver como aquel ceño fruncido del chico se marcaba aún más –Gracias por la advertencia señorito Him –dice tranquilamente –Pero lamento decepcionarlo que, no hare nada de lo que me pidió. Su madre me ha dado la confianza de ser su nueva nana, algo que voy a realizar a partir de ahora.

Un tenso silencio, se expande por unos cuantos segundos, ninguno desvió la mirada. Y eso aumentaba aún más la molestia de aquel chico.

-Bien -dice Brick después –Será por las malas.

Sale del cuarto hecho una furia, Momoko sonríe un poco más sin saber bien el motivo, aunque es cociente que a partir de ahora, tendrá problemas con a aquel chico de mirada rojiza.

Uno más, que aumenta su lista.

….Genial….

Continuara….

Una de las cosas que había dejado en blanco, como era el interior de la mansión Him o por lo menos una parte de ella.

Última edición: 6/12/20