"Trabajo de medio tiempo"
Disclamer: Ni Yu-Gi-Oh!, ni ninguno de sus personajes me pertenecen.
Capítulo 1
¿Por qué? Simplemente todo se había salido de control.
Un segundo estaba entregándole su pedido a un muchacho y al siguiente estaba empapada de pies a cabeza con gaseosa y sin empleo. ¡Malditas las novias celosas e histéricas de sus clientes!
Su trabajo en Burger World era sencillo de realizar: llevar hamburguesas y papás fritas con una sonrisa a los hambrientos consumidores para que ellos las disfrutaran. La sonrisa era como una parte de su atuendo y aun así la susodicha no había parado de culparla por descarada.
"Cómo si me interesara coquetear con los clientes, sobre todo cuando tienen novia" pensó con un gruñido deteniéndose y observando una vez más el papel que apretaba en su mano derecha.
"SE SOLICITA GUARDIA DE SEGURIDAD"
Una vez que el gerente de Burger World la había puesto en la calle con sus pertenencias, un amable anciano se había acercado y con una sonrisa le había dado el anuncio.
Levantó la mirada incomoda. Sus ojos azules se deslizaron por los escalones de la entrada hasta la enorme puerta de mármol sobre la que se podía leer Domino City Museum escrito con grandes letras negras.
No podía creer que en serio había ido ¡Oficialmente había enloquecido!
Estaba ahí esperando conseguir el puesto de guardia nocturno en el museo de la ciudad porque era su última opción. ¡Necesitaba el dinero y para una estudiante de preparatoria no había mucho de donde elegir!
Anzu se estremeció cuando una ráfaga de aire frio le recorrió la espalda. Con la noche tan avanzada el clima de noviembre no tenía piedad. Encogió los hombros, y respirando profundamente caminó hacía la entrada principal ocultando el rostro en su bufanda.
El museo estaba a punto de cerrar y solo pocas personas permanecían en su interior motivados por el frio clima, Anzu sonrió con lástima comprendiendo que gracias a los guías los últimos visitantes serían obligados a vaciar el edificio.
No sabía en donde debía pedir informes sobre la vacante. Giró sobre si misma tratando de localizar algún módulo de información o a cualquier trabajador del museo.
"¡Oh, viniste!" Exclamó una voz a sus espaldas sobresaltándola. Anzu volvió el rostro encontrándose con el mismo anciano del restaurante. Era un hombre bastante bajito y curioso, vestía un overol verde y una graciosa pañoleta naranja sobre su cabeza alborotada y llena de canas.
"Me alegra bastante" Continuó el hombre mayor cruzándose de brazos y observándola con sus grandes ojos violetas.
"Y además llegaste temprano" Exclamó admirado, viendo por unos segundos su reloj de muñeca "Eso demuestra entonces que eres una persona dedicada"
"Gracias" sonrió Anzu apenada por el cumplido sorprendiéndose de lo agradable que resultaba hablar con él.
"¡Oh vamos que no hay que ser tan tímida!" invitó el anciano sonriendo animadamente "Después de todo si decides quedarte con el empleo nos veríamos bastante seguido"
"Bueno, eso es algo apresurado, ¿No cree?" Anzu rio animada.
"¡Oh no! No me digas señor. Eso me hace sentir viejo" exclamó con una mueca de horror, la castaña río fuertemente ante su cara.
"Pero…si ni siquiera sé su nombre" Aclaró la chica con una enorme sonrisa. El anciano dejó de hacer muecas repentinamente y se quedó estático cómo si hubiese visto un fantasma.
"¡Por Osiris, es verdad!" gritó ocasionando que la castaña volviera a romper en carcajadas. La risa de ambos rebotó en eco por la gran estancia.
Para este momento el museo ya había cerrado sus puertas y no había nadie más que ellos en la sala principal. Anzu observó la habitación con ojos nuevos… ya no lucia tan enorme como le pareció en un principio. Una impresión generada, sin duda alguna, por los nervios y la incertidumbre de un nuevo empleo.
"Soy Anzu, Mazaki Anzu" dijo haciendo una reverencia al anciano "Estoy aquí por la vacante de guardia nocturno"
El anciano observó atentamente a la muchacha frente a él. Era muy joven, seguramente ni siquiera tenía la edad obligatoria para trabajar, pero cuando la vio en la situación que había generado su despido ella había lucido tan destrozada que dudaba que trabajara por mero placer… había deducido que necesitaba del trabajo para lograr algo verdaderamente grande.
Tenía buenos modales y era bastante bonita: con unos ojos azules preciosos y un sedoso cabello castaño, su apariencia era llamativa para una japonesa; sin duda le había ocasionado muchos más problemas que el revuelo de la tarde en Burger World.
El anciano sonrió dándole el visto bueno como candidata al trabajo, sobre todo porque ese trabajo no era para cualquiera.
"Se necesita de alguien especial…" Pensó peinando su barba con los dedos "… para un trabajo especial"
La chica levantó la mirada confundida por la falta de respuesta del anciano. Este gesto sacó de sus pensamientos al hombre quien se inclinó con respeto.
"Es un placer conocerte Anzu. Mi nombre es Sugoroku…"
"¡MUTOU!" gritó una voz masculina sobresaltándolos "Ahí estas ¡Te he estado buscando por todo el museo!"
Anzu apretó el puño sobre su pecho. ¡Dios santo! Había sentido que el corazón se le salía del susto. Levantó la mirada observando como un joven se acercaba casi al trote a donde ella y el señor… Mutou se encontraban.
"Lo lamento mucho Marik" Respondió el anciano con una sonrisa señalándola con un pulgar "Me distraje"
"Viejo pervertido" susurró el muchacho mirando de un modo poco agradable al señor Mutou. Después desvió su mirada hacía Anzu.
La castaña se congeló en su sitio al ser estudiada fijamente, los ojos atigrados del chico estaban rodeados por una gruesa capa de pestañas. Eran tan densas que no podía saber en dónde terminaban las pestañas y empezaba su extraño delineado. Las líneas tatuadas sobresalían sobre su lisa piel morena y hacía aún más llamativo su alborotado cabello rubio y las perforaciones en sus oídos.
El chico era atractivo…
"Mira niña el museo ya cerró. Así que será mejor que te vayas a tu casa" explicó despidiéndola con un movimiento despectivo de su mano izquierda y regresando su atención al anciano.
¡Qué mocoso tan patán! Anzu sintió como sus orejas enrojecían de enojo.
"Lo lamento pero no estoy aquí de visita" Contestó firmemente llamando la atención de ambos hombres "Vine aquí por el trabajo"
Sugoroku Mutou observó interesado la postura de la muchacha. Anzu lucía bastante segura con la barbilla levantada y los ojos fieros fijos en Marik, el chico suspiró aburrido sin prestarle atención a lo que la castaña dijo.
"La vacante ya fue ocupada" Dijo Marik sin ninguna consideración. Con creciente agrado notó como la postura de la castaña se rompía.
Anzu sintió un peso muerto sobre su estómago. No podía ser, ese trabajo era su última oportunidad. ¡Necesitaba el trabajo!
"¡POR FAVOR, NECESITO ESTE TRABAJO!" Gritó repentinamente Anzu haciendo que ambos hombres saltaran de la impresión. "Haré lo que sea por conseguirlo"
"Ya te dije que la vacante fue ocupada. Así que haznos el favor de irte" Marik chasqueó la lengua ignorando olímpicamente la expresión desolada de la chica, el señor Mutou lo miró con el ceño fruncido reprochándole en silencio lo grosero que estaba siendo con ella.; expresión que el rubio se encargó también de ignorar.
"¡POR FAVOR!" Suplicó una vez más Anzu sintiendo con horror como sus ojos se cristalizaban "¡HARÉ LO QUE SEA!"
Esta vez Marik no pudo ignorar su rostro por mucho que intentó, con creciente preocupación vio como los ojos azules de la chica se llenaban de lágrimas. Sugoroku vio con tristeza el rostro de la castaña pensando lo normal que era que llorara. En un día ya había perdido dos trabajos.
"Yo… lo siento…yo…." Tartamudeo Marik jugando inconscientemente con su arete derecho, sintiéndose mal por ella. El tiempo pareció detenerse por unos segundos.
Anzu había cerrado sus ojos mientras apretaba sus puños contra su pecho, suplicando en silencio. Sintió como si alguien se acercara por su lado derecho y la observara fijamente, entonces algo suave rozó su mejilla secando una de las lágrimas que habían salido en su desesperación.
Abrió los ojos impresionada por el contacto y observó con los ojos como platos que Marik y el señor Mutou seguían en el mismo lugar de antes, mirándola con expresiones sorprendidas.
Si ellos no se habían movido ¿Quién tocó su mejilla entonces?
"Si realmente quiere el trabajo, podríamos darle unos días de prueba" Exclamó alguien desde el final de la habitación. Anzu saltó en su lugar reprendiéndose mentalmente por lo propensa a la sorpresa que parecía estar esa noche "Muy bien Mazaki, ya van tres veces"
"Hermana" susurró Marik volviendo apenado su atención hacía la mujer que había hablado.
¿Hermana? Se preguntó Anzu sorprendida ¡Pero si no se parecían en nada!
La mujer caminó hacia ellos, su largo y negro cabello se movía a cada paso que daba y no apartó en ningún momento su mirada de ella. Anzu se cohibió una vez que la tuvo enfrente. ¡Era Preciosa!
"Si el trabajo le agrada podríamos abrir una vacante más" Continuó la mujer sonriéndole amablemente a Anzu "¿Le interesa?"
Anzu salió de su asombro y sonrió enormemente.
"¡Si, si me interesa!" Contestó rápidamente aguantándose las ganas de bailar de emoción. La morena la miró fijamente con sus orbes azules y una sonrisa interesada se formó en sus labios.
"Señor Mutou" Susurró la morena volviendo su mirada al anciano "Podría llevar a la señorita…."
"Anzu Mazaki" se apresuró a agregar la castaña sonrojándose por haber interrumpido.
"Claro, a la señorita Anzu a la oficina para que podamos hablar del trabajo con más calma" Sugoroku asintió con una sonrisa a la mujer de cabello negro y haciéndole un gesto a Anzu la invitó a seguirlo.
Anzu sonrió enormemente y haciendo una reverencia ante ellos, siguió al anciano. Marik y su hermana observaron atentamente como ambos desaparecían por la puerta del fondo.
"Hermana…" susurró Marik mirándola con interés "… El de hace un momento ¿era Él?"
La morena asintió borrando momentáneamente su sonrisa. Marik volvió el rostro una vez más por el camino en el que habían desaparecido el anciano y la castaña.
"Esto va a ser interesante" dijo con una sonrisa, cruzándose de brazos.
(Continuará)
