Bueno este es mi primer fanfic de esta extraña pareja, aunque reconozco que adoro a Gilbert siempre me ha dado curiosidad la relación de Dietfried y Violet.

Advertencia: Es una historia donde se tornaran temas delicados que se viven en la guerra y como estas acciones pueden tomar estragos en las personas.

Espero que sean de su agrado. Cambie al cargo de puesto de Dietfried , asi que ya lo corregi.

Muchas gracias.


Capitulo 1 Inicio


Han pasado tres años desde que la guerra había terminado y la paz reinaba en los alrededores de Leiden junto con los pueblos vecinos. El tiempo que ha transcurrido ha ayudado a que las personas del pueblo sanen sus heridas, entierren sus fantasmas y sus vidas dejen de arder como aquel fatídico día en que perdieron aquellos que habían amado.

- "Nunca debiste haber muerto tú, Gilbert". - eran los pensamientos de un apuesto hombre de cabellos azul azabache que contemplaba por la ventana como la gente buscaba resguardarse de esa fuerte lluvia. Entonces vio dos siluetas entrar en el barandal principal de la casa, una de ellas correspondía a aquel hombre que le prometió a su hermano ayudar a la otra persona que se encontraba a su lado, esa persona que era por demás conocida perfectamente para el de pies a cabeza, aunque claro siempre ha deseado olvidar ese acontecimiento. – "Así que siempre si se dignaron a venir. Hmp su expresión sigue siendo igual de estoica que siempre como una simple muñeca sin emociones".

- Joven Dietfried, acaban de llegar el Señor Hodgins con la señorita Evergarden dicen que tienen un asunto que atender con la señora.

- Déjalos pasar Juliet, llévalos al recibidor en un momento me encontrare con ellos. - por más que deseara sacarlos a patadas de su casa, le prometió a su madre que en esta reunión seria cordial y no buscaría ninguna forma de ofender a la doll.

- "Se atento con Violet es una buena niña querido, ella al igual que nosotros perdió lo más valioso para ella. Aunque ahora que lo pienso ella ahora es una mujer que debería entrar ya en el protocolo de buscar un esposo. – sonrió burlonamente el hombre.

- Ella no es una niña madre, muchos menos una mujer. Ella solo representa un arma que perdió su valor ante mis ojos en el momento en que dejo morir a mi hermano, su propósito era ofrecer su vida antes que la de Gilbert. – con voz serena pero llena de coraje la mujer vio como su hijo veía fijamente aquel periódico que indicaba en un artículo como una de aquellas cartas que plasmaba la joven rubia había ayudado al Reino vecino. – No comprendo como existen personas que se dejen engañar con su cara de ángel, siendo que ella fue una de las mayores herramientas para la guerra.

- Eso es porque ellos ya perdonaron Dietfried, incluso ella aprendió a perdonarte. - la mirada de su madre tan parecido de su hermano lo veía con pena y tristeza. A que se refería ella en que esa chiquilla lo había perdonado, acaso ella sabe que… abrió ampliamente sus pupilas al imaginarse que su adorada madre supiera lo que hizo ante un momento de debilidad. – Así es querido se de muy buena fuente que tu… que tu tomaste a Violet, no crees que deberías remediar tus acciones.

Sentía como una gran vergüenza crecía en su interior, pero nunca lo demostraría ante su madre que desde aquella vez que el hizo el amor con Violet la odio más que nunca, sin embargo, el odio que sentía hacia ella no era comparado con el que sentía hacia el mismo. Porque era consciente que después de ese suceso se sintió el hombre más vil y repugnante del mundo. Sin más su gallarda figura se dirigió a la salida del despacho de su madre, ocultando su rostro lleno de dolor"

- Remediar mis acciones. – soltó un bufido ante lo absurdo de la situación. – No sé qué esperas de esta cena madre, pero sea lo que sea no estaré de acuerdo.

- Oye Violet, ¿Por qué crees que nos citaron en la casa de los Bougainvillea? – incomodo ante esta situación Claudia Hodgins miro de reojo a la rubia que se mantuvo callada en todo el camino, bueno tampoco es que fuera una gran conversadora, pero desde que regreso de la casa de los Evergarden la noto distante.

- Teniente Hodgins. - suspiro aun a pesar de que hayan pasado tres años después de la guerra aún seguía llamándolo así. - ¿Qué piensa del Capitán Dietfried?

- - ¿Sobre Dietfried? Bueno sé que es una persona muy reservada, arisca, narcisista, calculador y cruel, aunque las pocas veces que lo vi bajar la guardia fue cerca de… - no sabía si continuar ya que para todos ellos aún era delicado mencionar enfrente de Violet el nombre de Gilbert.

- La única vez que vi sonreír sinceramente al Capitán Dietfried fue el día que conocí al Mayor Gilbert. – sosteniendo fuertemente su broche esmeralda. – aunque siempre me pareció alguien cálido.

Esa respuesta realmente sorprendió a Claudia como Violet podía asegurar que la persona que más la odia en el planeta puede ser cálida, bien sabe que Dietfried fue quien la arrojo ante la protección de Gilbert siendo una adolescente, pero nunca se cuestionó como fue que verdaderamente se conocieron esos dos. – "Probablemente sea porque se parece a Gilbert". – justo cuando iba a decir algo la figura del antes mencionado apareció frente a ellos con el mismo ceño fruncido al ver a la ojiazul.

- Por lo que veo sigues siendo igual de impuntual Claudia.

- Y tu tan amoroso en recibir a tus invitados Dietfried. – las miradas de ambos hombres se enmudecieron.

- Buenas noches Capitán. - la voz de Violet logro que la mirada del ojiverde se dirigiera a ella y frunció el ceño al ver el broche que su hermano le obsequio.

- Tu sí que no cambias, cada vez que te veo pareces más una muñeca sin vida.

Justo cuando Hodgins iba a defenderla la joven sonrió con melancolía para responder con voz triste.

- Y yo cada vez que lo veo, miro el reflejo de la soledad que carcome su alma buena

- ¿Quién te crees que eres para…?

- Dietfried Bougainvillea, prometiste comportarte en esta cena. Por favor no molestes a nuestros invitados. – una tercera voz interrumpió la furia del Capitán y es que todos los presentes hicieron una reverencia en forma de saludo para la señora Bougainvillea que a pesar del tiempo que había transcurrido de la muerte de su adorado Gilbert, seguía mostrando una sonrisa genuina y esos hermosos ojos verdes siempre mostraban alegría, pero ante los ojos de su hijo mayor sabía que era una fachada para la señorita que se encontraba en ese momento. – Pido que perdonen a Dietfried, hoy recibió malas noticias de la marina y el ejército, por favor pasemos al comedor que la cena está servida.

- Sentimos mucho la demora, pero Violet fue a casa de los Evergarden y se nos hizo imposible llegar puntuales.

Ante lo escuchado la mujer mayor sonrió. - "Tal parece que Tiffany no pierde el tiempo". - Y dime Violet ¿Cómo se encuentran los señores Evergarden? Hace mucho que nos lo visito.

- Ellos se encuentran bien señora, mañana mismo la Señora Tiffany me pidió que la acompañara al médico, además de que aprovechara para hacerme un chequeo a mí también. – tal comentario hizo que el estruendo de unos cubiertos cayendo al piso hicieran eco sorprendiendo a los presentes, Dietfried sudo frio ante tal declaración.

- ¿Querido te encuentras bien? – solo recibió un asentimiento de este. – Es normal que a nuestra edad debamos realizarnos chequeos médicos, ¿pero tu querida? Por dios si estas en la plenitud de la juventud.

- La señora Tiffany me comento que desea corroborar algo antes de que sea la fiesta de mi presentación ante la sociedad. Aunque a mi parecer no lo veo necesario.

Todos los presentes en la mesa sabían porque la señora de edad avanzada quería hacer un estudio medico a Violet, y es que ante una sociedad elitista de Leiden era fundamental que una joven soltera que ya alcanzaba la edad adecuada para ser presentada ante la sociedad tenía como propósito: buscar un esposo, más sin embargo se necesitaba un requisito importante: "Ser doncella". Ya que en dado caso que no fuera así sería una mancha y deshonra para la familia de la joven.

Para Dietfried tal declaración fue como un balde de agua fría, ya que, si se enteraban de que la chica no era pura, seria repudiada por las personas de ahí, tachándola de una mujer de cascos ligeros. - "Tsk. Pero que estoy pensando lo que le pase a esa mujer no me importa, sin embargo… ¿Qué pasaría si se enteraran que el fue quien tomo la virginidad de ella a sus inicios de la adolescencia? "

- Si, como comentas no es necesario hacértelos no te pueden obligar. Bien dijiste que ya no ibas a recibir órdenes de nadie más. – la voz carente de emoción del mayor de los hermanos Bougainvillea fue lo que rompió el hielo que se generó en el comedor, ambas miradas la verde de el y la azul de ella se cruzaron por breves segundos.

- No lo hago porque sea una orden Capitán, sino porque estoy agradecida con la familia Evergarden en darme un apellido y un sustento hasta el día de hoy.

- "No puedo creer que vaya a decir esto". -pensaba el pelirrojo. – Violet creo que Dietfried tiene razón, no es necesario que acudas al médico para corroborar algo que a simple vista es notorio. – el comentario de Claudia logro descolocar al pelinegro. – Tu aun eres doncella, que hayas estado en la guerra no quiere decir que seas diferente.

La mujer veía como el rostro del mejor amigo de su difunto hijo adquiría una indignación ante la simple idea que la virtud de la joven este en duda, pero vio como la mirada de su hijo veía con vergüenza a la joven enfrente de él que al parecer no entendía aún muy bien la situación.

- Dejen de atosigarla con temas que son más que íntimos para ella, querida podría mañana acompañarlas creo que también necesito un chequeo. – esa declaración descoloco a Violet y Claudia, pero Dietfried sabía que era mentira.

- ¿Se encuentra bien señora Bougainvillea?

- Claro querida no te preocupes, que esta anciana aun esta fuerte como un roble. – sin más la cena transcurrió tranquilamente, demasiado tranquilo para los dos hombres de la mesa.

No muy lejos de ahí en la compañía CH tres mujeres y un joven se encontraban cenando, pero la tensión era pálpate en el ambiente, hasta que la mayor del grupo hablo.

- Se que la señora Bougainvillea es amable con Violet, pero no nos hagamos tontos en esa casa de seguro se encontrara el Capitán y tratara de humillar a Violet. – Cattleya sentía indignación de como ese hombre siempre ha tratado a una de sus mejores amigas.

- A veces el odio que le tiene a Violet sobrepasa a lo absurdo no creen. -la más tranquila del grupo veía fijamente su taza de té.

- Obviamente que sobrepasa a lo absurdo, como si Violet hubiera adivinado que el Mayor Gilbert moriría en ese ataque para finalizar la guerra.

- No me refiero a eso Iris, sino que a veces el Capitán es muy errado en el hablar de sus acciones que de sus pensamientos. – un recuerdo atravesó su mente, fue cuando acompaño a la rubia al cementerio donde se encontraba la tumba del menor de los Bougainvillea vio como su amiga contenía las lágrimas cuando iba a ese lugar, pero lo que llamo su atención es el hombre que estaba escondido en el frondoso árbol. –"Cuando la miraba sus ojos brillaron de forma especial".

- Pues dirán lo que sea, pero si yo fuera Violet desde hace un buen tiempo le hubiera dado su merecido a ese hombre, por muy Almirante que sea. -argumentaba el único hombre de la habitación mientras tomaba asiento de la chica que estaba absorta a los recuerdos de ese día.

Noto la cercanía del chico rubio hacia su persona provocando un sonrojo muy notorio excepto para el susodicho.

- Vaya Erica, te has puesto roja inmediatamente ¿está segura de que no estas enferma? – la pregunta llena de burla de Iris provoco una fuerte risa por parte de Cattleya y el desconcierto de Benedict, el cual tenía en mente como se sentiría Violet si le dijera que había escuchado lo de esta tarde en la casa de los Evergarden.

- Pero lo más extraño de todo esto, es la visita de Violet a los Evergarden, ¿no creen?.

- Yo no le veo nada de malo, al fin de cuentas ellos junto con Hodgins ayudaron la ayudaron cuando termino la guerra es más hasta le dieron un apellido y…

- Ellos quieren casar a Violet. – la confesión de Benedict logro varias reacciones de sus amigas, Iris escupió el té, Erica abrió sus ojos marrones y Cattleya.

- ¡QUE ESTUPIDEZ ESTAS DICIENDO BENEDICT BLUE! - grito mientras golpeaba la mesa derrumbando la tetera.

- N-no es ninguna estupidez, escuche a la Señora Evergarden que mañana ella y Violet se realizaran un chequeo médico. -su voz fue distante mientras su mirada se encontraba con la de amatista de la mujer. -antes de que hiciera su fiesta de presentación… tanto ustedes como yo sabemos que ese tipo de eventos significa solo una cosa.

- Quieren casar a Violet, pero eso no es justo. Ella toma sus propias decisiones es adulta y…

- Ella es una Evergarden. – murmuro Erica. – aunque no sea de sangre ella fue adoptada por una de las familias más importantes de Leiden, además ya está en edad de contraer nupcias.

Dicha declaración afecto a todos los presentes, porque por más que ellos deseaban que su amiga desistiera de esa decisión, estaban seguros de que sus nobles sentimientos ganarían. –"Tal parece que si será una noche demasiado larga ". - mirando con melancolía la fotografía de todos ellos viendo fijamente el bello rostro de la rubia.

Cuánta razón tenía la azabache, en que esa noche sería demasiado larga para los presentes de ese comedor donde solo se escuchaba la voz de la Señora Bougainvillea y las historias de Claudia hacia las cartas que hacia Violet. En cambio, para Dietfried era un tormento estar en esa misma habitación con ellos, deseaba retirarse a su habitación inmediatamente y olvidar esta absurda velada. Leyendo los pensamientos de su hijo, la Señora sugirió que la mejor forma de disfrutar un te es con un buen pedazo de pastel, pero ante la negativa de Hodgins excusando que era demasiado tardo y que ellos tenían trabajo atrasado en la oficina; la mayor hablo:

- Violet querida, ¿puedes acompañarme un momento al estudio? – al ver el desconcierto en el rostro de la rubia, sonrió. – Te prometo que no te quitare mucho tiempo, y si ese fuera el caso podrían quedarse esta noche la casa es demasiado amplia, ¿no es así Dietfried?

El nombrado solo veía estoico la escena, si su madre esperaba que fuera amable más tiempo estaba muy equivocada.

- Esta es tu casa madre, puedes disponer de ella como te plazca. – dirigiéndose a la salida del comedor. – Solo ten en cuenta que tendrás un arma de guerra durmiendo bajo tú mismo techo. Si mi presencia ya no es requerida, me retiro buenas noches. – dando un último vistazo a la doll que lo miraba con nostálgica y un colérico Claudia que saltaría sobre su cuello en cualquier instante. Entonces se retiró del lugar.

- Les pido una disculpa por mi hijo, últimamente ha estado muy preocupado por cosas de la marina.

- Hmp. Pues al parecer siempre está preocupado o enojado con la vida. – decía Hodgins. – Tal parece que la edad nos está afectando.

- En eso estoy de acuerdo con usted Claudia, no puedo creer que tanto usted como mi hijo aun no hayan contraído nupcias, tampoco es que sean unos viejos, pero deben de ver por un futuro con una familia a la cual proteger y amar. Me parece que los dos le temen al compromiso. -sus palabras generaron un gran sonrojo al hombre. – Creo que por la situación seria muy incómodo para usted esperarnos aquí, mientras converso con Violet o ¿no tendría inconveniente?

- Por mi no se preocupe estaré bien, estaré disfrutando de los deliciosos pasteles. – sonrió afablemente.

- Me parece perfecto, Violet me acompañarías.

- Claro señora. – para ella era rara la actitud de la señora, siempre fue amable con ella desde el día que Dietfried la llevo a su casa. – Solo será unos minutos, ya que como les comentaba en el comedor es necesaria mi presencia con los Evergarden.

Entrando al despacho, escucho como le indicaba la señora que cerrara con seguro.

- Es de eso mismo que quería hablar contigo, Violet eres consciente que el día de mañana todos sabrán la verdad respecto a tu integridad. – la afirmación de la mujer hizo que abriera sus ojos notando como ella parecía sonreírle con melancolía.

- Y-yo sé que mañana será repudiada por mi situación Señora, estuve en la guerra y…

- Violet, no tienes que mentirme para proteger a Dietfried. -vio como la joven abrió ligeramente la boca. - ¿O me vas a decir que él y tu no estuvieron juntos?