Steven tenía todo el pene adolorido. Lo sacaba y lo metía en el interior de Amatista envuelto en su semen, y todavía pulsaba cuando lo retiraba en un dolor y satisfacción, dejando que se escurriera por el muslo de la morada. Ella ya tenía los dos orificios repletos de "la leche" de su amo Steven Demayo, y descansaba con los ojos cerrados sintiendo la calidez y el placer de sus inferiores.
Steven apoyó las manos en la cama sudoroso y el falo todavía le tenía erecto, en lo que alzaba la vista y ve la imagen erógena de todas sus propiedades, desnudas e impregnadas por su semilla, en lo que ve todo lo que ocasionó; el colchón es de veinticuatro x veinticuatro metros, con sábanas y cojines esparcidos níveos, y unas manchas, olorosas de líquidos sexosos se esparcen, en una combinación de olor de los charcos de fluidos vaginales de diversos tamaños, y el semen suyo que caía desde sus vulvas o lanzaba a la cama sin pena como rajadas o salpicaduras, desvergonzado libertino; en sus comienzos solo aventaba los condones llenos, apilándolos, haciendo peso a la sabana, así como cuando Connie y su madre fueron a un hotel, y la doctora no paraba de mover sus caderas o suplicar por sexo dándose cuenta a los días posteriores que estaba preñada; ello obviamente no resultó para la respetada Dr. Maheswaran, que cuando su hija quedó dormida, todavía ambos tenían sexo, y se acabaron todos los condones de la caja, y e insaciables, se vertieron en su lujuria, y mientras fornicaban, Priyanka tocaba los globos de semen, señalándose a Steven en su extasis; en marzo su hijo cumpliría un año, y a Connie la preñó en la sala de su casa en un arranque lascivo.
Se le endurece la verga al pensar en eso. Se masturba y su entrepierna huele a vagina y líquido seminal. Perla azul se acerca a gatas por detrás, que sale arriba de su hombro, besándole tiernamente, y percibe el falo rosáceo de Steven, salir enhiesto, brillante y oloroso.
—Mi diamante... —murmura Perla Azul besándole la espalda, el estómago, las piernas, y se mete el glande por la boca sin espera, un movimiento de necesidad, y luego se lo saca para escupir en su pene y entrepierna, pasar su lengua en todo su miembro—. Es un sabor que siempre me llena de calidez, mi Diamante Steven —sonrojada expreso y sonrió tímida metiéndose de nuevo a la boca.
—Blair... —le dice el pequeño, y la toma de la nuca para que se lo meta todo hasta la base rápidamente —¡Ah! —gime y hundiéndola en su verga, siente su garganta, viscosa y caliente, como le gusta, casi como una vagina, y entrecerrando los ojos, meneando su cintura y empujándolo en lo que ve a lo lejos ve a Peridot de bruces, con una pijama de marciano, pero la inferior expuesta, y por sus nalgas y vagina chicas verdosas, en donde de su liquido ya solo queda una marca.
Ello lo excitó mucho, por ello alejo la cabeza de Perla Azul que se escuchaba como se atragantaba con sus miembro y líquidos preseminales, y sosteniéndola por la garganta para meterlo en plenitud, hizo que se detuviera ya muy prendida, para que se acostara boca abajo elevando el culo, mostrándole la entrada, para empezar a hundirle su verga de la misma forma que fornico con la verde, en lo donde le aprieta las pieles mientras ella lo escucha gemir con cada vez más brusquedad.
Perla desnuda observa toda la acción, tallándose los ojos en un asombro y sonrojo, que los embistes de Steven daban a la vista, ademas que sus manos libres esparciéndose por la cama, figuraron en el culo de Garnet, y en el otro en uno de los pechos de Jasper, que aprieta, ambas dormidas no se dan cuenta de ello, y piensa que su semilla debe seguir en su matriz, y las suelta, en lo que se aferra de nuevo al cuerpo delgado de Perla Azul, sudando con el rostro fruncido, cerrando los ojos y embistiéndola con mucha fuerza, sus pieles chocan, ella abriendo la boca empieza a gritar de placer por el rigor, la fuerza y el cuarzo rosa empieza a deslumbrar su brillo, que levantando sus caderas y él poniéndose de pie, cargándola con la fuerza que le proporciona el ser un híbrido de diamante-humano, empieza a moverse tan rápido dentro de su interior, que junto a los gemidos ahogados, las fricciones de las partes húmedas y los gritos de Perla Azul, el gruñe, gime y empieza a correrse dentro de ella a borbotones, a llenarla toda.
—Ahh, que rico —dice Steven dejando de apretar sus nalgas, y su pene pulsa en cada disparo, que goza como sí se hubiera librado de un veneno, y va a su labios para meterle la lengua en la boca y besarla lascivamente mientras sigue penetrándola a pesar de seguirse viniendo, apretándole sus pechos pequeños y pezones. Y paro de embestir al notar que Perla le veía, y le besa la espalda a Blair antes de desconectarse de ella, no sin antes ir una ultima lo más profundo.
Luego su pene sale, todavía como un pedazo duro de plomo caliente, y grande. Muy grande a decir verdad, dado a su condición de espécimes, y además de tener el miembro largo y grueso, se venía siempre en grandes proporciones. Incluso más ahora, que todas las gemas se encerraron en ese cuarto junto a él, y es cierto que cuando ve a la esbelta, ahí con sus mejillas celestes, acercándose, besándole y masturbandolo, se da cuenta de verdad que si no fuera por ella, toda esta situación no se hubiera dado a la luz. Ella fue que propuso que se atendiera a Steven como a un rey, y que cada una de ellas debería de saciar su tremenda lubricidad venidera. Lapis acaso fue la única que se quejó y aferro en contra del arreglo al quererlo solo para sí, ella que despierta y ve a Steven despierto untándole la verga en la cara a Perla, que hacía fricción con su nariz, y que le abría los labios sólo agarrar su pedazo de carne, y golpearle la lengua rosada, frotándola a la perla de la frente y a sus cuencas.
Lapis se celo como siempre, y yendo a gatas vestida de sirvienta, sin medias y bragas, toma la cabeza de Steven, que solo alcanza a decir: "Lapis...", antes de que le besara profundamente, tratando de meterle la lengua hasta la garganta, danzando sobre la suya, no dejando ni un solo centímetro por volcarse, ni a la salida o el ímpetu, en lo que le toca su torso lascivamente, agarra uno de sus pechos de grasa, y juega con la tetilla, para dejar de besarle, y empezar a chuparle el pecho, metiéndose todo lo que podía a su boca, siendo víctima del cosquilleo y la excitación en lo que también sentía que ella le apretaba un glúteo y su dedo tocaba mucho su ano, mientras Perla le miraba enojada y celosa, succionando su glande con mucha más fuerza, y lamiéndolo en un estimular del tronco, posteriormente tomándolo de una por completo en sus cavidad hasta el tope, degustándolo en intervalos de lamidas y succiones, que hacían sentirle que su miembro se derretía en un placer exuberante. También masajeo sus testiculos, y empezó a metérselos uno por uno a la boca, dándoles su largueza y seriedad pasional a su labor, apreciando el sabor mientras se escuchaba que le masturbaba. El pequeño veía a Perla enrojecido, y vio a su derredor, los cuerpos desnudos acostados, y al rosado de Spinel, que ya despierta, hipnotizada y ruborizada, volvía a ver y escuchar esos jadeos y gemidos, esos chupetes, ese vaivén cíclico de rutinas que se deslindaban tan solo en una lujuria desenfrenada, en pos de que otras gemas también se despertaban, a los chupetes, al ver de cómo Perla se saca las bolas de su boca y escupe muchísima saliva en su pelvis del rizado, en todas sus partes privadas babeadas, viscosas se muestran, en lo que simplemente él tomó su cabeza para que continuara la felación con brusquedad, y su verga había aumentado y se había hinchado, bombeando su boca con sus manos en lo que su amiga de verano no dejaba de lamerle la lengua, los labios, los dientes, y chupando su barbilla mientras lo mantenía en su garganta y jugaba con sus tetillas, en lo que lo besaba humedamente y era tan vistoso, como ese juego mortal le ponía más eufórico, elevando sus caderas y agarrándole bien la nuca a Perla, centrándola y dirigiéndola a su pene, en una penetración muy profunda.
Steven estaba muy caliente, y pensó en cómo esas dos antes no querían ni siquiera verse, peleando todo el tiempo por celos y egoísmos de estar siempre con él, y ahora le hacían esto sin objeciones o enfados. Él tornó a lo equitativo, y gracias a ello podía vernirse dentro de la garganta de Perla, y su gema brillaba fulminante, en lo que todas las gemas y las terrícolas, veían el brillo rosado que súbitamente les hacían sentirse extrañas, cálidas, húmedas, excitadas y encontraban el montón de semen cálido que vertía directamente al estómago de su bird mom, y ella no podía contenerla toda, y escupía un montón, en lo que otros disparos se tiraban calientes al lecho largo, y era densa, olorosa, y rosada blanca, que las hipnotizaba y ponía muy cachondas y extáticas. Especialmente, las humanas (Priyanka, Sadie, Vidalia, las hermanas Pizza, Jane, y Martha Barriga) que veían con singularidad y asombro la cantidad que salía de tan pequeño cuerpo, o de su pene prominente.
Aquel del que se mete Perla en un arrebato carnal consensuado, que terminó en una copulación animalística de lujuria. Los testiculos chocando con la vulva, queriéndolos meter dentro, y los gritos y gemidos de placer de Perla, que con la lengua de fuera exclamaba extasiada, que lo amaba, que fuera más profundo, que la preñara, que la partiera en dos, siempre tratándole de: "mi diamante", en sucesiones de proferirle su eterno amor, recibiendo el miembro y moviéndose también, para que chocara y disparara directamente a su cervix, con todas esas gemas y mujeres anhelantes viéndolos, Peridot sin que nadie la notara, ya se acercaba en lo que Perla seguía follandose a Steven con mucho arrobo, y fue Peridot a besarle su pecho, y a pasar la lengua por el sudor de Steven, del cuál besa sus labios con un verde fuerte en las mejillas, al rostro contraído de Steven, sudoroso y enardecido, y ambos empezaron a besarse, no sin dejar de mover su verga al interior de Perla, sin dejar de venirse cada cuanto, en un desastre en sus inferiores de semen rosa pastel. Y Lapis las quitaba a las dos con recelo y un aparente hartazgo, y ella misma se introducía al miembro a horcajadas, en lo que Perla Amarilla se inmiscuía para acercar su rostro a su pie izquierdo, y se lo ponía en la cara absorta, y recelosa y apenada, empezaba a olerlo, a besárselo, y pronto a lamerlo, y meterse sus dedos a su boca, pasando la lengua por las hendiduras mientras soltaba suspiros de placer, tocándose el clitorís. Garnet al igual se acerca al grupo, le levanta la cabeza a Steven que sigue su labor concentrado y la pone en su regazo sumergiendo sus dedos a sus rizos, en lo que Lapis le monta severa, retraída gimiendo y tocándole sus caderas, de arriba abajo, sonrojada y eufórica, pérdida acaso en la sensación de tenerlo dentro suyo, de sus pieles, de Steven haciendo embistes, en lo que mira a Garnet viéndolo vehemente, y a sus pechos grandes y morenos que le cuelgan y caen directamente a su rostro, y que a veces se pegan a su frente con esa sensación de globos grandes de agua. Los toca con amas manos y los estruja, siendo que estos se hunden en aquella comodidad, haciéndola a ella suspirar y a mirarlo con ternura y sonreírle, para soltarle un beso en la frente, un beso que le predijo el futuro, de él desnudó, empezando a fornicar con cada una de ellas que estaban en esa habitación, en ocasiones simultáneamente. A llenarlas de semen hasta el fondo, a poner su verga húmeda y olorosa en cada parte de su cuerpo, siempre frotándola, siempre eyaculando sin importar que sean fricciones de bestia en celo, siempre aguardándolas mientras toca, las lame, las usa para sentir ese placer tan adictivo. Aún sí lleva sin dormir un rato, aún sí aquello sea incorrecto, aún sí su psique se haya convertido en una constante de querer impregnarlas, de llenarlas, de satisfacerse, viendo el desastre en sus vaginas, cuerpos, todas llenas de su semilla, o meterla en sus anos y sus fauces, y utilizarlas una vez aunque su pene pulsara y a veces el placer se combinara a un cansancio del miembro viril doloso, pero nunca saciándose.
Era raro, como todo termino así. Agarrando el cuerpo pequeño de Peridot y follandolo como una simple muñeca, en lo que le mete los dedos a Agata, y Diamante Azul reducida a un tamaño humanoide, le consume los labios y la lengua, y eyacula con gravedad en el interior de la verde, que desnuda y sudorosa, solo gemía y ahogaba de gritos de placer por la almohada.
Aún hacía un mes, todos tenían una vida relativamente normal, pero todas se le confesaron, le dijeron que le querían y amaban, y pronto hablaban de compartir a Steven al ser tantas, o de los derechos que cada una versaba sobre él al no renunciarse a su amor, y, Perla al verse distanciada, propuso la idea aquella, de compartir al híbrido en un cuarto y que cada cierto tiempo, un par de ellas tenía que salir a comprar alimentos y líquidos, proclamándolo su Diamante eterno, su amo, su señor y esposo Steven Universe; un propósito recurrente al pasado. Y ninguna se interpuso a esa idea, todavía en dudas, y se quedaron imaginando, despertando su imaginación, hasta que la desataron en ese cuarto, e hicieron lo que querían y se dejaron hacer lo que él quisiese, a sus órdenes mientras poco a poco, más mujeres y gemas se unían proponiéndose a servir a Steven por loco que fuera, como si el rumor de su insaciable ser y la relación exótica, se corriera entre las féminas. A veces entregándose, mientras él bombeaba a Diamante Amarillo, y se venía sacándole la verga llena de ese espeso líquido, y le decía que se la limpiara, que iba probar sus habilidades de nuevo, con ojos idos y una sonrisa lasciva ligera.
