Prólogo.- Acto I

[Myson…]

[Myson…]

Escuché una voz a la distancia. No podía distinguir su procedencia.

'¿Quién…?'

[Myson…]

Reconocí que la voz estaba llamándome a mi. ¿Mi nombre es Myson?

Esperé a que la voz llamara de nuevo, pero sin previo aviso calló. Me intenté concentrar en un intento por oír de nuevo a la voz, pero en su lugar sentí como si mi mente fuera sacudida. Todo se volvió blanco por un momento, antes de hacerse negro de nuevo. Sentía un frío doloroso en todo el cuerpo, y una sensación de pesadez al mismo tiempo, dificultándome el sentir mis extremidades.

Agua comenzó a caer en todo mi cuerpo.

Desperté.

Al momento de recuperar mi conciencia, descubrí la razón por la cual sentía ese frío en el cuerpo, y la dificultad para moverme. Estaba lloviendo.

'¿Dónde…?'

Abrí mis ojos lentamente, para cerrarlos rápidamente de nuevo debido al agua de la lluvia que caía fuertemente sobre mí. Me sentí completamente sin fuerzas. Volteé mi cuerpo boca abajo para evitar que mi visión se llenara de agua, e intenté sentir el suelo. Era un sensación polvosa. Abrí los ojos una vez más para ver que el suelo tenía un color amarillo grisáceo, muy oscuro. Por la sensación que tenía, era arena.

Intenté pensar un poco en la situación en la que me encontraba. El hecho de que estuviera siendo empapado con agua de lluvia quería decir que estaba al aire libre, además que la oscuridad a mi alrededor indicaba que era de noche.

"…Ah."

Intenté suspirar, pero mi voz se rehusó a salir de mi boca, y mi garganta dolió. Estaba seca. Volteé hacia arriba, para tomar agua de la lluvia. Podría no haber sido la mejor decisión, considerando que podría no estar del todo limpia, pero era una buena oportunidad para tomar agua, y que no sabía cuándo se podría dar de nuevo.

Lentamente, mi boca de llenó con agua de lluvia, y tenía un sabor limpio, el cual despejó mis dudas acerca de su pureza. Tragué el agua gustosamente, ignorando la resiliencia de mi garganta al respecto, y dejé que se hidratara.

"cof, cof."

Tosí ligeramente para aclarar mi garganta, antes de levantarme del suelo e intentar mirar mi alrededores por primera vez. Estaba en una playa, y detrás de mí había una montaña de un tamaño considerable. Delante mía había un mar, extendiéndose hasta donde mi visión llegaba. Aún así, debido a la lluvia, una niebla densa estaba esparcida por el lugar, y no me permitía ver más allá de cierta distancia en la lejanía. A mi derecha pude ver un camino que daba a algún otro lugar fuera de la playa.

Dada la situación en la que me encontraba, decidí que tenía que encontrar un refugio de la lluvia. Eso descartaba el camino como un destino inmediato, ya que no veía ningún lugar ahí en donde me pudiera cubrir. Eso dejó a la montaña como la única opción, por lo que me acerqué a su base, esperando encontrar un acantilado del cual ponerme debajo para cubrirme de la lluvia. No pasó mucho tiempo antes de encontrarlo, a pesar de que tuve que escalar un poco. Me senté y volví a mirar a mis alrededores, esta vez desde un lugar en el que mi visión no estaba siendo obstruida por la constante caída del agua de la lluvia cada medio segundo.

Lo que encontré fue rocas grandes en medio de la playa, algunos arbustos y árboles muertos. Parecía que no había rastro alguno que me indicara la forma en la que terminé en ese estado en la arena. Es una lástima.

Comenzando a sentir el frío de nuevo, me quité la ropa que tenía puesta y la exprimí diligentemente antes de ponerle a un lado mío, para esperar a que se secase. Me senté desnudo en la roca en la que estaba para ver una vez más la playa. Me sentí cansado y escuchaba con tranquilidad el sonido impaciente de las olas del mar, al serles vertido más contenido. La lluvia estaba comenzando a cesar, así que cerré mis ojos y decidí descansar un poco hasta que llegara la mañana.


Abrí lentamente los ojos mientras la luz del Sol me cegaba momentáneamente, obligándome a cerrarlos de nuevo. Había amanecido.

Miré el mar frente a mí. Estaba tranquilo, las olas meciéndose lenta y tranquilamente parecían negar la intensa lluvia que había azotado el lugar hace no mucho tiempo.

Me levanté de la roca en la que estaba sentado, sintiéndome algo entumecido por todo el cuerpo, pero rápidamente ese sentimiento desapareció. Me puse la ropa de nuevo mientras la miraba con más detalle, tampoco reconocía de donde provenía la ropa que llevaba puesta. Era una camisa de color blanco junto a un pantalón de color negro y tenis del mismo color. Parecía un conjunto simple, pero la tela que tenía era realmente cómoda.

Después de cambiarme de nuevo, caminé hacia la orilla del mar, y al llegar, me hinqué para tomar algo de agua en mis manos y echarla sobre mi rostro. Me sentí refrescado mientras lavaba mi cara y despejaba el poco sueño que me quedaba. Me levanté del lugar y miré hacia la derecha, donde se encontraba el camino que llevaba a la salida de la playa.

A diferencia de en la noche, cuando la lluvia cubría la mayor parte de mi visión, el camino se veía muy hermoso, siendo bañado lentamente con los rayos salientes del Sol. Incluso había una cascada al final de lo que podía ver, y el verde del pasto y los árboles que habían en el parecía más brillante después de haber recibido el agua de lluvia. Parecía invitarme a caminar a través de él.

Después de caminar hacia el camino, vi a la derecha, justo antes de salir de la playa, una especie de torre. Algo precavido, me acerqué a ella para observarla mejor. Era una torre pequeña, de mi tamaño aproximadamente, y tenía un color plateado acompañado de detalles dorados. Brillaba con un misterioso color rojizo, el cual se veía poco natural. Me acerqué más y toqué ligeramente la estatua, para un segundo después ésta emitir un brillo de diferente color, era azul.

Sorprendido, me alejé rápidamente mientras seguía viendo la torre. Ésta había comenzado a levitar. Sin comprender del todo lo que pasaba, ví como la torre cambiaba su brillo rojo y estar pegada al suelo, a levitar y resplandecer con un bello azul.

Al ver que nada más sucedía, volví a dirigir e al camino en el que estaba, esperando que nada malo ocurriera a partir de la acción que acababa de realizar.

Caminando por el sendero verde, pude sentir un olor dulce provenir del ambiente, mientras miraba con curiosidad los alrededores. Habían arbustos, árboles, hongos creciendo de ciertos lugares y algún que otro animal que escapaba de mi presencia tan pronto como entraban en mi campo de visión. Hubo una parte del camino donde el suelo se elevó y tuve que escalar un poco, pero no presentó mucha dificultad y seguí caminando.

Justo después de subir por el camino, encontré la cascada que había visto desde lejos antes, y daba a un lago pequeño, con agua cristalina y varios peces nadando en él. Hubiese apreciado más el lago de no ser porque el olor dulce que percibía cuando entre al camino se hizo más persistente ahora, y pude ver el lugar de donde provenía el olor.

Había un árbol un poco alejado de donde estaba la estatua, del cual colgaban frutas de color amarillo y rojo. Rápidamente me acerqué y tomé una de las frutas. No tomé la precaución de ver si era peligrosa o no antes de darle una mordida. Afortunadamente, el sabor que tenía la fruta era dulce y un poco agrio, sin representar amenaza alguna. Solo hasta comer 5 de estas frutas seguidas me percaté de cuan hambriento estaba. Intenté recordar el lugar en el que estaban estas frutas por si llegara a necesitarlo de nuevo y seguí mi camino.

Poco después de comer las frutas, llegué al borde del suelo, y una gran caída libre delante de mí. Me paré en el borde y logré ver al fin la prueba de una civilización en este lugar. Era una ciudad.

Tengo que ir ahí, pensé. Bajé un poco mi mirada para ver una estatua en medio de un lago. Estaba brillando con un color rojo, al igual que la torre que vi anteriormente. Decidido a dirigirme a la estatua rodeé el risco en el que estaba para dirigirme a ella.

El camino a la estatua estaba lleno de vegetación y árboles. Daban la misma sensación de tranquilidad que antes, pero al tener un objetivo claro ahora mismo, no pude evitar ignorar este paisaje parcialmente.

Acercándome más y más a la estatua, pude apreciar más la figura en ella. Era la figura de una persona. Parecía ser una mujer, estaba cubierta con una túnica y con alas brillantes en su espalda.

Antes de poder avanzar más, llegué frente al lago en el cual estaba la pequeña isla que tenía la estatua en ella. Dudé por un momento acerca de nadar en el lago, debido a que solo hace poco tiempo había secado mis ropas, pero el brillo rojo de la estatua me recordó de nuevo a la torre de hace poco, y quizá algo pasaría si la tocaba también. Despejando estas dudas, salté al agua y crucé el lago.

Después de llegar a la base de la estatua, pude ver con detalle su estado. Estaba resquebrajada en toda su base, y mostraba dignos de haber sido abandonada o descuidada desde hace ya un tiempo. Pude ver también que la figura de la mujer en la estatua estaba sosteniendo en sus brazos una esfera, pero no distinguí lo que era.

Toqué la superficie de la estatua. Ésta comenzó a emitir un brillo turquesa, y la esfera en las manos de la mujer se iluminó del mismo color. Me sentí mareado derrepente. Nuevas sensaciones me estaban invadiendo.

Podía sentir como mis sentidos se estaban expandiendo. Era capaz de ver bastante más lejos que antes, podía escuchar sonidos ligeros como las hojas de los árboles meciéndose con el viento y cayendo, o animales merodeando por el lugar. Podía sentir una vez más la fragancia de las frutas en los árboles cercanos, como las que había comido recientemente, y sentía que podría ir a la ciudad y regresar a la playa sin perderme. Como si tuviera una brújula en mi cabeza.

Rápidamente miré alrededor, para asegurarme de que estas sensaciones no hubieran sido puestas en mí por otra persona, antes de girar mi cabeza de nuevo hacia la estatua.

"…¿Qué fue eso?"

Mis sentidos mejorados permanecían en mi, parecía que este efecto se debió a la estatua, y no mostraba signos de ser solo temporal. La estatua ahora brillaba con un color azul, igual que el brillo de la torre en la salida de la playa. Debería investigar lo que son estas cosas cuando llegue a la ciudad.

"Y hablando de la ciudad…"

Miré a la lejanía. No tomaría más de un día llegar allá, y el Sol apenas estaba saliendo, por lo que podía quedarme un poco a descansar en la estatua y dejar que mi ropa se secara. Me senté a los pies de la estatua y me recosté contra ella, mirando el bosque que había entre la gran ciudad y yo.

Este será un viaje largo, debería pensar bien en lo que debería hacer una vez esté en la ciudad, aún necesito averiguar en donde estoy, quizá reconozca el nombre de esta región.

Pensando en eso, cerré mis ojos y dejé que mi conciencia se relajara por un momento.


-Notas del autor-

: Esta historia será basada en el tiempo en que el viajero conoció a Paimon por primera vez, solo unos días antes.

: Sé que Venti es hombre, pero Myson no lo sabe.

: Myson es solo un OC, podrían verlo como un Self-Insert debido a la narración en primera persona.