Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Naoko Takeuchi y solo los uso para mi diversión y para desahogar mis traumas... esta vez me pasé... lo admito.
TRAS LA PUERTA.
¿Juegas
Año 3
-Estoy segura que esto va contra las reglas—dijo entre jadeos. Hilar palabra era difícil cuando aquel hombre estaba resuelto a complacerla. La ojiverde se arqueaba compulsivamente mientras sobre ella, el general se dedicaba a satisfacer a su esposa.
-No me importan las reglas, eres mi mujer y puedo estar contigo en cualquier momento.
-¿Cualquier momento?
-Siempre que tú quieras- respondió con esa sonrisa varonil que derretía a la senshi aun después de tantos años.
Ella sonrió a la vez que lo tomaba del cuello y lo jalaba hacía sí, profundizando un beso que solo encendió más la pasión, llevando aquel vaivén de sus cuerpos al ritmo final que les traería el orgasmo que tanto disfrutaban. Llegaron juntos, como ya tenía cientos de años haciendo, Neflyte se tumbó de espaldas, aun extasiado y feliz, con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
Pasados apenas un par de minutos y aun sin recuperar del todo el aliento, Makoto se incorporó en la cama y comenzó a vestirse.
-¿A dónde vas?
-Nos esperan, vístete ya.
El hombre se sentó también y con un puchero que fue ignorado, obedeció. Recogió su ropa regada por la habitación y con un gesto de picardía se paró frente a ella, dispuesto a molestarla.
-¿Iremos así?
-¿Así como?
-Oliendo a deseo.
-¡Vaya! No vengas de pulcro ahora. Yo estaba lista y tú... ¡Eres un...! Pff... -él sonrió contento con la victoria y se vistió lo más rápido posible, consiente que una palabra más le ganaría una posible electrocución.
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La puerta de la sala se abrió abruptamente, dando paso a dos jadeantes castaños que traían las mejillas algo enrojecidas y sus rizos un tanto alborotados. Todos observaron con un tanto de hastìo, y algunos otros como Jedite con alegría, como los últimos en llegar hacían su aparición.
-Llegan tarde-sentenció Haruka con ese tono de reproche que incomodaba a cualquiera.
-Makoto tardó en vestirse-alegó Neflyte bastante risueño ante la mirada de furia de la mujer a su lado.
-¿Cómo llegas tarde a una cita que haces con cien años de anticipación?
-¿Cuál es la prisa Minako? Que tú ya estes aquí desde ayer es la única razón por la que llegaste a tiempo.
La rubia dio un ligero brinco bastante apenada y un tanto ofendida. Estaba a punto de responderle al shittenou cuando fue interrumpida por una dulce voz en el rincón.
-Vamos, ¿No será que hacen tiempo para tratar de salir de esto? -preguntó Michiru, que llevaba puesto un hermoso y vaporoso vestido azul. El castaño la miró sonriente, agradecido que alguien parara la rabieta de la rubia.
Estaban todos reunidos en una de las salas de estar del palacio real. Habían pasado más de trescientos años desde que Tokio de Cristal era una realidad en la vida de todos, misma que ahora estaba dedicada enteramente a ello. Cada uno de los miembros tenía un papel importante en la evolución del nuevo gobierno, aunque la mayoría eran diplomáticos y el rango de poder prevalecía, con excepción de Minako, que había sido relevada de su papel de líder de inner senshis para unificar a las guerreras y dejarlas a todas bajo el mando de Haruka. Al principio esto desató una guerra entre ambas rubias, que terminó cuando Venus fue dirigida al departamento de relaciones públicas donde hacía un gran papel.
Kunzite seguía siendo el líder de la guardia shittenou y mano derecha de Darien. Zoicite junto con Amy estaba encargado de la investigación y desarrollo de nueva tecnología que ayudara a la ciudadanía con el proceso de longevidad y buena salud tan prometidos por Serenity y la dinastía lunar, con bastante éxito, por cierto.
El resto vagaba por ahí, atendiendo asuntos de relaciones exteriores y comerciales que no les provocaba mayor entusiasmo, incluso Neflyte y Jedite, quienes en un principio gozaban con los constantes viajes al extranjero y la diversidad cultural, se habían refugiado en la tibia paz que era el palacio, al lado de sus esposas.
Como era de esperarse, Chibiusa fue la única descendencia entre todo el grupo de guerreros, lo que coadyuvó a que los matrimonios, ya muy longevos, entre senshis y shittenou cayeran en una rutina aplastante y un tanto devastadora. Tenían éxito profesional, pero el amor era un asunto más de costumbre que de sentimientos, con una que otra excepción.
Por eso, después de una temporada donde el palacio parecía desierto y en abandono, una época fría y gris para sus habitantes, no fue de sorprender que se soltara una propuesta al aire, una sugerencia nada inocente y bastante interesante que prometía acabar con aquella monotonía y regresar un poco de vida a un grupo de adultos que habían olvidado lo que era sentir la adrenalina.
-Vi una de estas series, ya sabes... donde un grupo de adultos sin nada que hacer intercambian parejas.
-¿Porno de nuevo? -preguntó Rei con ese sarcasmo que siempre la caracterizó. Mina la miró frunciendo el ceño y arrugando la nariz.
-No, bueno... no así-tartamudeó-, ellos tienen un juego donde dejan unas llaves en un tazón y cada quien toma una. Y sabes, la llave abre una puerta y no sabes quién esta del otro lado.
-Suena interesante, cuéntame más- dijo el rubio de ojos azules mientras ponía su rostro sobre sus manos y los codos en la mesa, Rei lo miró ahora a él con reproche.
-Pues básicamente pueden tener relaciones, hablar, no hacer nada... ya sabes. ¡Intriga pura! -exclamó con sus ojos brillantes de añoranza por la diversión.
-Entonces... dices que anoche en tu aburrimiento viste una serie de un grupo de parejas swingers y ahora pretendes que todos hagamos un intercambio de parejas, ¿Es correcto? -preguntó Makoto mientras dejaba una bandeja con té en la mesa, Jedite, Rei y Mina se inclinaron a tomar una taza cada uno.
-¡Estoy dentro!
-¡Muerto estarás como sigas con eso! -gruñó la ex sacerdotisa ante el ímpetu de su esposo por una idea tan atroz.
-Vamos amor, ¿Me dirás que nunca has fantaseado con alguien más? - Rei se puso tan roja que Makoto mejor dio un paso atrás, conocedora que había peligro inminente.
-¿Quién fantasea con quién? -preguntó el general castaño de ojos marrones que entraba justo en ese momento por la puerta. Con una mano luchaba por deshacer el nudo de su corbata mientras la otra se extendía en dirección a su mujer, la senshi de la tormenta.
-Minako quiere que hagamos una orgía.
-¡Estoy dentro! -gritó el moreno, Jedite no pudo evitar reír ante el comentario de su amigo que jamás lo abandonaba cuando de vagancias se trataba.
-¿Estás seguro? -preguntó Makoto al tiempo que su toque le proporcionaba una ligera descarga eléctrica a su esposo, Neflyte que ya estaba acostumbrado a aquello, resistió estoico lo más que pudo.
-Minako ha venido con la nueva idea de que hagamos una especie de juego perverso donde mezclemos las llaves de nuestras habitaciones y cada quien tomará una y estará con la mujer que esté tras la puerta- resumió Rei muy rápidamente, ante la sonrisa creciente de Neflyte.
-Suena divertido, deberíamos intentarlo.
Todos giraron de nueva cuenta hacia la puerta, la hermosa violinista de cabello agua marina había escuchado todo con detalle y con una sonrisa tan dulce como hipnotizante, había soltado aquella frase ante la mirada inquisitiva de Haruka, que la seguía de cerca. Sin embargo, en contrario de lo que todos pensaban, la rubia no dijo nada y simplemente pasó de largo, caminando a la nevera.
-Muy bonito y todo, pero ¿Cómo piensas convencer a Kunzite? No me parece que él se vaya prestar a ese tipo de cosas- increpó Makoto a Mina que de inmediato se puso de pie y caminó rumbo a la castaña, con la travesura dibujada en su mirar.
-Te sorprenderías lo que ese hombre es capaz de hacer.
-Si logras convencerlo, quizá si se sorprenda en viva persona- soltó Jedite, Neflyte por primera vez le dio la contra y le soltó un golpe en la cabeza.
-¡Y esa es justo la razón por la que lo que proponen es una tontería! Ustedes se matarían mutuamente cuando descubran quien ha tocado "su propiedad" -argumentó Rei de nuevo, haciendo hincapié en las últimas palabras, entrecomillando con los dedos.
-Hay solución para eso.
Y ahora era Haruka quien robaba la atención del grupo. Nadie esperaba una respuesta favorable de la corredora ante semejante propuesta-. Setsuna podría ayudar.
-¿Acaso estas aceptando?
-Haruka solo lo haría si estuviera del lado de los chicos, ya saben, que le garanticen que nadie con... pues con su arsenal la tocará.
Esta vez si se ruborizó ante la insinuación de Michiru. La rubia ojiverde rodeó la barra y caminó de lleno hacía Mina, quien seguía sin soltar el abrazo que le había dado a Makoto para presumir a su esposo.
-Tampoco es que sea algo del otro mundo, y francamente la eternidad es aburrida como para desperdiciar este tipo de oportunidad.
-¡Pues yo no puedo creer que digan esas cosas! -resopló la senshi del fuego poniéndose en pie y abandonando el sillón. Caminó decidida a la puerta, dispuesta a abandonar la conversación.
-¡Vamos Rei! Si tu no juegas Jedite tampoco jugará.
-¡No me digas! -soltó con sarcasmo.
-¿Qué quieres para hacerlo? -preguntó Neflyte.
-¿Qué quiero? Convenzan a Amy y firmaré si quieres—dijo sonriente mientras giraba de nueva cuenta para abandonar el lugar. Pero grande fue su sorpresa cuando vio a la mencionada mujer parada en el umbral.
-¿Convencerme de qué?
-¡Ahora estamos todos! -dijo Mina emocionada. La rubia salió corriendo y tomó las manos de la desprevenida mujer del hielo que no entendía lo que pasaba. Después de una leve explicación, que alcanzó a ser escuchada por el shittenou de ojos verdes y cabellos caramelo, Amy guardó silencio por unos segundos.
-¿Y qué dices? ¿La dulce chica intelectual lo hará?
Amy miró a Zoicite que parecía querer sonreír pero que no lo hizo. Después de intercambiar miradas en silencio, un tanto sonrojada giró hacia los demás y asintió con la cabeza.
-¡Están ustedes todos locos!
-¡Vamos Rei, será divertido!
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Y así, después de muchos detalles y juntas extra oficiales donde siempre había más audiencia que en las que habían sido organizadas para asuntos realmente importantes, es como todos aceptaron y se pusieron de acuerdo, incluso con la renuencia de Rei y la mirada de incredulidad de Kunzite que por más que escuchaba una y otra vez tanto de Minako como de Jedite que eso no era una broma y que todos hablaban en serio, no lograba asimilar la situación.
Las reglas fueron claras y precisas. Cada cien años, el 23 de diciembre con motivo del día del Emperador, el grupo se reuniría en el palacio, después de todo era una fecha que ya festejaban con todo el simbolismo que Japón daba a la celebración. Cenarían acompañados de los reyes (quienes no fueron invitados a tal juego por consenso general). Después de la cena, al filo de las diez de la noche, todos se verían en el salón principal y acatarían lo siguiente.
Cinco pares de llaves serán divididos en dos tazones y estarán previamente encantadas por Setsuna que, si bien no jugaría, aprobó aquello movida por una curiosidad que no pudo contener. Cada llave da acceso a una habitación especial dentro de la tierra, cuya ubicación será desconocida por todos hasta el momento de llegar. Es decir, dos llaves abren una sola puerta, una la tendrá una senshi y otra un shittenou (o Haruka quien había dejado muy claro el lado del que jugaría desde un principio)
Nadie tendrá control del lugar al que es dirigido. Todos los poderes de adivinación o cualquiera que pueda intervenir con el proceso serán revocados sin excepción. Cada participante desaparecerá diez segundos después que haya elegido su llave, así no habrá oportunidad de ser seguido por nadie más. Las chicas aparecerán dentro de la habitación, los caballeros afuera.
Lo que pase tras la puerta será responsabilidad de quienes estén dentro y nada más. Nada debe hablarse luego, nada saldrá de ahí y todo será permitido siempre que ambos estén de acuerdo.
Pasadas doce horas todos volverán al palacio y guardarán silencio al respecto de lo que ocurrió la noche anterior. Aparecerán aleatoriamente de manera que no pueda deducirse de donde vino cada quien.
Todos aceptan aguardar 100 años antes del siguiente juego. Cualquier cosa que pase entre parejas no formales durante ese periodo no entra dentro del juego y se considera infidelidad.
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Actualidad.
Año 3.
Setsuna, que disfrutaba aquello como una loca, se paró de nueva cuenta en medio de la sala. En cada mano llevaba uno de los tazones con las llaves ya encantadas. Todos observaron con atención, dejando de inmediato de hacer lo que hacían en ese momento.
-Bien, ¿Quién será la primera? -preguntó. Michiru se acercó y sin decir palabra removió las llaves hasta sacar una y levantarla como si de un premio se tratase. Sonrió con coquetería hacia el resto de los residentes antes de desvanecerse.
-Espero que me toque la habitación con jacuzzi esta vez- gimoteó Jedite mientras se acercaba y tomaba su llave. El rubio le guiñó un ojo a Rei que sin una expresión definida en el rostro, levantó la mano apenas para despedir a su marido.
Neflyte tomó a Makoto de la mano y juntos caminaron hacia la mesa donde estaban los tazones. Él dio un rápido vistazo a la ojiverde, que como siempre, tenía el nerviosismo pintado en el rostro.
-Deja un poco de diversión para mí después mi amor—dijo el castaño antes de esfumarse. Makoto sonrió casi obligada y miró de nuevo a todos antes de tomar su llave. Suspiró con algo de pesar y metió la mano, segundos después se había ido.
Y así, uno a uno fueron desapareciendo ante la imparcial mirada de la mujer del tiempo. Cuando ya solo quedaba Kunzite en la sala, el peli plateado caminó hacía ella y la miró con curiosidad.
-Su turno general—Kunzite asintió-, espero que lo que trae en mente no lo meta en muchos problemas.
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Ella estaba de pie en el balcón de la hermosa habitación a la que había sido llevada. Salió para tratar de averiguar donde se encontraba y grata fue su sorpresa cuando vio que estaba muy cerca de la playa, en algún lugar de Grecia al parecer.
Jugaba intranquila con su argolla matrimonial, la giraba y la retiraba un poco tratando de decidirse si dejarla o guardarla, pero moría de miedo de pensar que pudiera extraviarla.
El clima era bueno, la noche no era ni fría ni caliente pero la ligera brisa que movía la cortina le provocó algo de escalofríos y decidió entrar y esperar con valentía a su acompañante de aquella noche. Para su buena o mala fortuna no tuvo que hacerlo por mucho tiempo, apenas giró con dirección a la habitación, pudo ver que ya la esperaban. Él la observaba, con los brazos cruzados al pecho y esa mirada cristalina y añorante que siempre la intranquilizaba.
-Hola de nuevo. - saludó el general, sonriendo con sinceridad.
Makoto se ruborizó y todos aquellos nervios que había sentido se multiplicaron, el corazón le dio un vuelco y casi se detuvo mientras respondía el saludo-. Hola Kunzite.
CONTINUARÁ.
Para Jovides1 la mente perversa que me tiene traumada con esto. Espero te guste.
