Capítulo uno
Él no lo sabía. Si analizaba su historia, no sabía cómo había caído tan bajo: estudiaba derecho en una buena universidad, había trabajado en uno de los mejores estudios del condado y su vida amorosa y sentimental se acababa de convertir en una pesadilla.
Lo peor de todo, era que Sesshomaru siempre había sabido que algo así podría ocurrir y lo que decidió, fue ignorar todas las señales por un momento de calentura con la hija de su jefe.
Kagura era una mujer bella, inteligente y astuta. Sus ojos eran de un color extraño similar al rojo, su cabello de iguales características, largo y sedoso y su cuerpo era como el de las estrellas de cine. Habían sido compañeros en la universidad, siempre había sido una chica segura de sí misma y de su belleza, por eso a él le sorprendió mucho cuando aquella chica comenzó a dejar notas insinuantes en su escritorio, en el bufete, después de almuerzo.
En un principio, pensó que aquello había sido una mala broma, pero decidió confrontarla, en lo que fue el inicio de sus malas decisiones.
-¿Qué es esto?- le había preguntado en una de las bodegas de archivos, a las que le había citado.
-¡Que extraño!- exclamó ella riendo mientras se soltaba el cabello- Pensé que para estudiar en la universidad, tenías que saber leer...
-Oye, no estoy para tus juegos. Yo trabajo para tu padre y no me interesa meterme en problemas porque tú estás aburrida.
-¡Tan serio! Realmente necesitas relajarte...- Kagura se acercó a él y le besó intensamente en los labios, mientras él le correspondió, disfrutando el sabor exótico de su lengua- ¿Lo ves? Es más divertido si no te comportas como un adolescente idiota, además no tienes que tenerme miedo: yo no muerdo... bueno, un poquito, pero te gustará cuando lo haga...
Los besos de Kagura siempre eran intensos, calientes, cargados de una pasión que muy pocas veces antes había conocido. Poco a poco, se fue haciendo adicto a su piel, al sabor de su cuerpo y a la forma de sus pechos.
No podía decir a ciencia cierta si estaba enamorado de la joven pelirroja, ya que ¿qué era el amor de todas formas? Pero si debía reconocer que era agradable tener a alguien con quien pasar las aburridas tardes en el despacho, además con ella realmente no habían límites y le permitía tocar su cuerpo de todas las formas que él quisiera.
No obstante, al cabo de dos años, el idílico romance llegó a su fin de forma repentina y confusa. Mientras bebía café y revisaba las noticias por internet, una fotografía en la página de sociales captó su atención: Kagura Kato anuncia su compromiso en fiesta multitudinaria.
Sesshomaru tuvo que leer tres veces la noticia, no lo podía creer, imprimió aquel reportaje y caminó enfadado a su oficina para arrojar la imagen en el escritorio de la joven.
-¡¿Qué es esto?!- le espetó mirándola furioso.
Kagura suspiró, dio un breve vistazo a lo que él había arrojado en su escritorio y continúo trabajando en lo que antes estaba haciendo.
-Un reportaje de hoy.
-Hablo en serio, Kagura ¡¿Qué mierda es esto?!
-No me gusta que me griten ni que me arrojen cosas al escritorio- señaló ella cruzando una pierna sobre la otra y mirándole como si se sintiera aburrida-, menos cuando estoy ocupada trabajando... tienes un carácter terrible, debes agradecer que al menos eres guapo para compensar.
-No estoy de humor para tus bromas...
-No sé porqué haces tanto escándalo- la joven miró a su compañero a los ojos-, que yo recuerde, tú y yo no somos novios y nunca he hecho algo por ti para darte a entender lo contrario.
-Podrías haber sido honesta conmigo y decirme que tenías novio... ¡No soy tu maldito juguete, Kagura!
-Basta de gritar, ¿por qué no te tomas un té o te inscribes a un curso de yoga? Terminaras teniendo un infarto antes de cumplir los 40...
-¿Es divertido para ti?- preguntó Sesshomaru al cabo de unos minutos de silencio- ¿Crees que era divertido tener sexo en la oficina para después irte a casa a preparar tu boda con tu novio?
-Sí... ¿tienes alguna otra pregunta?...- Kagura contempló a aquel joven hombre que parecía mirarla confundido- Te voy a decir algo como amiga: que tú y yo follaramos un par de veces a la semana, no significa que tuviéramos una relación seria y formal, nunca he dicho que te amo o algo parecido... no sé por qué, de pronto actúas como si yo fuese la mala en esta historia.
-¿Por qué nunca haz sido honesta conmigo? ¡Solo debías decirme qué lugar ocupaba yo en tu vida!
- Si quieres que sea honesta, lo seré: trabajas aquí porque yo te recomendé a mi padre, tu carrera está recién comenzando y aún te falta un semestre de la universidad, por lo que en realidad no eres nadie, a pesar del poder que tenga tu prestigiosa familia. Lo único que me interesa de ti es que eres lo suficientemente atractivo y bueno en la cama para gustarme... en cambio, mi prometido tiene su propio bufete en el edificio más importante de la ciudad y es prácticamente el mejor abogado penalista que conozco, el día en que puedas superar eso y no tengas que depender del poder de tus padres, quizás considere la opción de tomarte en serio, pero por mientras, solo puedes ser mi amante de fin de semana... querías que fuera sincera sobre lo que pienso de ti, ¿no?
Aunque le doliera en su orgullo, Kagura tenía razón: él no tenía el derecho de reprocharle nada, pero sí le habría gustado saber que era solo un amante más para ella, aunque se preguntaba si su historia hubiese ocurrido de saber que la chica tenía novio: normalmente Sesshomaru respetaba las relaciones de pareja y procuraba no meterse en situaciones así de incómodas.
De esa conversación, ya habían pasado casi dos días y ya había presentado su renuncia en el estudio jurídico, porque no iba a continuar trabajando en un lugar donde había recibido la que calificaba como la más grande humillación de su vida.
Sesshomaru no sentía dolor por la ruptura, para comenzar ni siquiera sabía si aquella relación se basaba en el amor o en algo más que no fuera el sexo, pero sí se sentía frustrado y enfadado consigo mismo, por lo que en un desesperado intento de aplacar su rabia se encontraba en un bar bebiendo alcohol.
Nunca había disfrutado la bebida, pero se había dicho que quemar su garganta con licor era algo que se merecía, por idiota.
Mientras terminaba de beber su vaso sentado frente a la barra, las luces del bar se dirigieron hacia un pequeño escenario que no había visto cuando entró y las cortinas rojas se abrieron, para dejar ver la figura de una chica que se encontraba de espaldas.
"Genial", pensó, "Ahora el bar resultaba ser un antro de mala muerte con desnudistas." Odiaba ese tipo de lugares y a las chicas que trabajaban en ellos, solo esperaba que le dejaran en paz y pudiera terminar su bebida tranquilamente.
Cuando comenzó a sonar la música y la chica del escenario se dió la vuelta, pudo notar que su vestuario era bastante revelador y extraño: usaba un pantalón bombacha de un color que fluctuaba entre el amarillo y el café claro con adornos dorados, un peto atado por delante de su busto, de franjas del mismo color que el pantalón combinadas con el azul. Sus manos estaban decoradas por pulseras de color rosa y su cabello negro y ondulado caía suavemente por su espalda. Aquel vestuario dejaba ver gran parte de su vientre plano y remarcaba de buena forma sus curvas.
Tenía que reconocer que, en conjunto, era una mujer bonita: además de que, evidentemente era muy sensual, su cara tenía facciones tiernas y su sonrisa era muy dulce.
Sesshomaru no supo en qué instante había pasado de la indiferencia a prestar atención al baile de la joven. Sus movimientos de pecho y cadera eran casi hipnóticos; realmente se preguntaba cómo era posible que alguien pudiera moverse de aquella forma. Además sus brazos se movían de forma rápida, pero que no dejaba de ser muy delicada y precisa. De vez en cuando guiñaba un ojo mientras sonreía, de forma que su danza era aún más coqueta, si es que eso era posible. No tenía idea de lo que decía la cantante en la canción, pero se imaginó que podría tratar de una joven que quería beber algo, por ciertos gestos de sus manos que daban la forma a un pequeño vaso.
En cuanto ella terminó su coreografía, se cerraron las cortinas y el lugar se deshizo en aplausos para la joven bailarina. Claramente la mayoría del público eran hombres que no perdían la oportunidad de ver los movimientos sensuales de una mujer bonita.
Las cortinas volvieron a abrirse para presentar a otra joven, pero Sesshomaru decidió que lo mejor era terminar su bebida y salir de aquel lugar, además aquel número no era ni siquiera la mitad de interesante que el de la primera chica.
De pronto, el sonido de una risa contagiosa a su lado captó su atención. Era la chica que acababa de presentarse en el escenario, aunque esta vez cubría su traje con un abrigo de color negro para no captar la atención.
-¡Hace frío!- la escuchó quejarse mientras la joven que atendía la barra asentía en silencio.
-¿Quieres chocolate caliente?- le preguntó.
-¡Por favor!- exclamó la chica con una sonrisa. En cuanto llegó su chocolate la vio calentar sus manos sobre la taza. Mientras hacía eso, se veía incluso más joven de lo que en realidad ya era.
-¿Por qué no te cambias de ropa?- la muchacha en la barra comenzó a limpiar.
-Lo haría, tan solo si el vestuario de las chicas estuviera abierto... al menos si me cierro el abrigo, no se verá tan extraño... Es peor cuando uso la falda, pero reconozco que me gustaría tener los zapatos puestos y no guardados en mi casillero...
-Te ves bonita hoy...
-Gracias Sango, ¡tú también!
Observó de reojo como la chica bebía en silencio su chocolate. Sesshomaru desconocía porqué estaba tan interesado en ella si en realidad ni siquiera la conocía, pero supuso que todo era producto de un baile sexy y la alta dosis de alcohol que había estado consumiendo durante aquella jornada.
En un instante, sus ojos se encontraron con los de la desconocida, quien le dedicó una sonrisa.
-Tienes los ojos dorados, pero se ven tristes- señaló ella aún mirándole y sentándose un poco más cerca-, no deben estar tristes ¡son muy bonitos!
-Gracias.
-¿Qué estás bebiendo?- la chica tomó su vaso antes que él, mientras lo miraba con curiosidad.
-No creo que...
La joven bebió un sorbo antes de mirarle con una mueca que le pareció muy graciosa y devolverle el vaso.
-¡Que asco!- exclamó después de toser un buen rato- ¡¿Cómo alguien puede beber eso y disfrutarlo?!
-Realmente no lo estoy disfrutando...
-¡Peor aún! Debes beber cosas que te gusten, sobre todo cuando estás triste... ¡Sango, ¿puedes servirle a mi amigo un poco de chocolate caliente?! Está triste y bebe algo que ni siquiera le gusta...
La tal Sango alzó los hombros.
-Él lo pidió...
De todas formas, al cabo de cinco minutos, Sesshomaru tenía ante sí una humeante taza de chocolate caliente y a la joven a su lado mirándole atentamente con sus grandes ojos oscuros, esperando, con cierta expectación a que él bebiera el primer sorbo.
Si se lo hubieran dicho en la mañana, jamás habría creído que pasaría sus penas en un bar perdido en alguna parte, bebiendo chocolate caliente y en compañía de una chica que bailaba de forma sensual y extraña, pero que al parecer era muy inconsciente de su belleza y de lo que provocaba en el género masculino.
-¿Cómo te llamas?- le preguntó la chica de pronto- Yo soy Rin.
-Me llamo Sesshomaru.
-¡Mucho gusto!
Ella le ofreció su mano, la que él apretó de forma cordial para no desperdiciar el saludo.
-Tienes la mano muy fría...
-Ah, eso...- Rin le sonrió amablemente antes de guiñarle el ojo- es porque en realidad mi alma es muy cálida...
Hola!!!Se me ocurrió esta idea porque quise unir dos cosas que me gustan mucho que es la cultura de mi abuela, (que en Latinoamérica no se conoce mucho sobre ella )y el anime y también para que se conozca un poco más y derribar algunos prejuicios. La historia está hecha con mucho amor y respeto, así que espero que les guste.También me basé en dos películas indias, aunque la trama original es mía: Devdas y Aaja Nachle.Por supuesto voy a subir el baile en el que basé la coreo de Rin a mi perfil por si tienen curiosidad y muchas gracias por leer c:
