A forged wedding / Una boda fingida
Autor: mystyhollowdrummer (Link: : / / w w w . fanfiction u / 2552343/
Traducción: Maru de Kusanagi

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Resumen: AU en la actualidad, basado en el juego japonés: "Creo… creo que no escuché bien. ¿Qué acabas de preguntarme, Rivaille?". "Te pido que te cases conmigo por un mes. ¿Cómo que no me entendiste?" (Clasificación M/E a causa de capítulos futuros, mención de otras parejas, y cosas del manga)

NdT: ¡Hola! ¿Cómo están? ¿Me recuerdan? No, no me fui de esta ship, y aunque estoy atrasada con la lectura del manga y fuera abducida por el fandom del FFXV, aquí vuelvo al ruedo. Este fic es otro de los que tenía en lista de espera, y es del 2015. Está completo con 31 capítulos (sí, hice el juramento y no me retracto más), y notarán que todavía hay ciertos errores en los nombres, que no pienso modificar, ya que eso no sería respetuoso al autor original. Bueno, sin más vueltas, aquí tienen el primer capítulo ;D


NdA: Bueno, en realidad no lo iba a subir hasta no haber terminado de escribir toda la historia (apenas voy por el quinto capítulo), pero dije, "al carajo". Así que, aquí tienen XD. La idea para esto me vino de un juego japones con el mismo nombre, y aunque la trama no sea sobre una boda, sino sobre matrimonio, se va a quedar con ese título. Me gusta. XD. Pero no pude pasarme juego. Rayos… Pero ¡bueno! Espero que todos hayan tenido feliz año nuevo y eso! También tengan un excelente año ^^ por favor, ¡no olviden dejar un review y decirme qué les pareció este fanfic! ¡Y, por favor, síganlo, así se enteran de las actualizaciones! ¡Espero oír de ustedes pronto!
NdT: Lo mismo que pidió la autora ^^ y si pueden lean el original, les dejo el link al pie


CAPÍTULO 1

NdA: Bueno, en realidad no lo iba a subir esta historia hasta no haber terminado de escribirla (apenas voy por el quinto capítulo), pero dije, "al carajo". Así que, aquí tienen XD. La idea para esto me vino de un juego japonés con el mismo nombre, y, aunque la trama no sea sobre una boda, sino sobre matrimonio, se va a quedar con ese título. Me gusta. XD. Pero no pude pasarme juego. Rayos… ¡En fin! Espero que todos hayan tenido feliz año nuevo y eso! También tengan un excelente año ^^ por favor, ¡no olviden dejar un review y decirme qué les pareció este fanfic! ¡Y, por favor, síganlo, así se enteran de las actualizaciones! ¡Espero oír de ustedes pronto!
NdT: Lo mismo que pidió la autora ^^ y, si pueden, lean el original, les dejo el link al pie
NdT2: Para que vean que los escucho, arreglé las marcas de diálogo

Tema del día: Black Tinker Bell, by Chocolate

1-La propuesta

Si tuviera que enumerar los momentos más vergonzosos, humillantes, incómodos y estúpidos que haya vivido, éste mes debe ser el primero y más sobresaliente de la lista. Nunca viví algo como esto, y no estoy seguro de si podría pedir ayuda a alguien, porque estoy seguro de que nadie más ha estado en una situación como ésta. Ni siquiera le puedo preguntar a mi mejor amigo, ya que… Bueno, ni le puedo decir a la gente la verdad detrás de esta situación.

Apuesto a que se preguntan de qué hablo, ¿verdad? Bueno, yo también. Supongo que podría empezar desde el principio. Puede servir para que los demás lo entiendan, incluso yo mismo.

Verán, trabajo en éste importante bufete de abogados, ubicada en la ciudad más sobregirada y poblada del estado. Así es, la ciudad de New York. Es una mierda para buscar estacionamiento, pero paga bien, y está logrando que con mi hermana paguemos la uni. No hago ninguno de los grandes negocios que los rate- digo… los abogados hacen, pero sí soy asistente de uno, y, hombre, es la viva encarnación de la definición "abogado".

Se llama Rivaille. Mucha gente de la oficina le dice Levi, y en ocasiones yo también lo hago, pero solamente cuando no estoy atento, y me olvido de con quién hablo. En verdad no lo hago a propósito, porque me mira de una manera, como diciendo "me vuelves a decir así, y te estrangulo". Mientras conversaba en un descanso con Petra y Hanji me atreví a decirle una vez petiso. No me había percatado de que había entrado a lugar.

Basta decir que no caminé derecho por una semana.

Es verdad, es bajo, pero es terriblemente aterrador. Tiene esos ojos que, aunque lo intentara, no son alegres. No puede suavizarlos, no puede hacerlos más grandes, ya sea cuando se sorprende o no, y, a veces, en verdad creo que ni puede parpadear. Si lo hace, es cuando no lo miro o es demasiado veloz. No puedo estar seguro.

También puede hacerte sentir tener medio metro de estatura, a pesar de que seas más alto. Le llevo seis pulgadas, y todos los días me hago bolita en mi escritorio, esperado a que se aleje. No sé cómo lo hace. Es posible que se deba a que en verdad le pateará el culo a cualquiera que vuelva a cagarla, o haga algo que lo ofenda. Su frase es "el dolor es la mejor disciplina", y puedo decirles desde ya que ha aplicado su método en mí unas veintidós veces, aunque perdí la cuenta.

Sé lo que piensan. ¿Por qué trabajo para un hombre así, y por qué lo soporto? ¿Por qué soporto este abuso tanto físico como mental, y le dejo apalearme, básicamente todos los días?

Como dije antes, tanto mi hermana y yo estamos en la uni, así que este trabajo la paga. Los dos tenemos una renta y comida que costearnos, dado de que estamos por nuestra cuenta. Lo estamos desde los dieciséis, cuando fallecieron nuestros padres. Ella es adoptada, así que es doblemente huérfana. La angustia ya no es la misma, pero tener que cuidar de nosotros mismos es algo que nos lo recuerda.

Así que, ahí lo tienen. Me quedo con este abogado sádico así puedo tener una vida mejor. Irónico, considerando que puede matarme en cualquier momento.

No es que lo odie. Por el contrario, en realidad admiro a Levi. lo admiro, porque trabaja duro. No hay ocasión en que no lo vea en algo importante. Y solo verlo trabajar, extrañamente, me hace desear trabajar mucho más duro. Siento que puedo hacer algo, lo que sea, porque, si él puede, yo también puedo. Así que no es totalmente malo trabajar para él; sin embargo, puedo decir esto: después de ese día, hace un mes, en verdad, verdaderamente, me pregunto porqué sigo en este empleo.

No quiero decir algo trillado tipo "comenzó una soleada mañana de domingo", pero supongo que darle clima es algo bueno. Al contrario de lo que dije antes, fue una oscura y lluviosa mañana de lunes. La luz se había ido y venido un par de veces en la oficina, y la gente estaba ansiosa, pero porque querían irse a casa. Yo no era la excepción. Después de que la luz titubeara por tercera vez (y hacerme volver a perder el documento en el que trabajaba), estaba a punto de pararme, tomar mi mochila y largarme.

Maldije mi computadora, gesticulé y gruñe, derrotado. Había estado con ese documento para Levi por dos hora. Había función de autoguardado, pero solo si hubiera guardado algo. Dos horas de trabajo a la basura, dos horas que me obligaría a reponer.

—Maldita sea—, mascullé, alzando las rodillas sobre la silla.

—¿También perdiste trabajo?—, alcé la cabeza de las rodillas y vi a Petra, la asistente de Erwin (el jefe de Levi) mirándome por encima del divisor que llevaba a su cubículo. Su nariz apenas sobresalía del divisor, el cabello apenas enrulado y su grandes ojos castaños me miraban en la oscuridad. La encontré ligeramente cómica, porque el divisor no era tan alto, de hecho, era de apenas unas pulgadas mas baja que yo, Petra era de un metro sesenta, un poquito más alta que Levi.

—Sí, y es una mierda—. Chillé, girando el cuello para hacerlo crujir. Petra miró un poco el divisor antes de pararse a mi lado. Alargó un pequeño paquete de algo, pero en la oscuridad no veía nada.

—Ten, toma un poco—, ofreció, alargándolo.

—No veo nada. ¿Qué es?—, dije, tomando el paquete misterioso.

—Sólo es chocolate. Pensé que te serviría un poco para levantarte—, me dijo, sonriendo. Le correspondí la sonrisa, dando un suspiro de alivio.

—¿Alguna vez te dije que eres mi persona preferida, Petra?—, pregunté. Ella rió en su mano, y regresó a su sitio, pero volvió a asomarse por encima del divisor.

—Sí, pero podrías decirlo un poco más seguido—, respondió. Me reí mientras me disponía a comer el chocolate que me había regalado. No era de algún tipo especial o caro, pero, vaya, era algo que aliviaba el stress. Ese pedacito de chocolate y paraíso era perfecto para levantarme.

—Bueno, lo eres. Gracias por esto, en verdad lo necesitaba—, le dije, haciéndole un gesto. Las luces del edificio titilaron, pero no volvieron a encenderse. La oí gruñir desde el otro lado, pero me hizo una seña con la mano a modo de respuesta.

—¿No podemos irnos ya?—, la oí quejarse desde su sitio. Di giros con mi silla un rato y pude ver a Auruo en su escritorio y el culo apenas apoyado en la silla. Se veía a punto de quedarse dormido, y no lo culpaba. A todos nos haría bien.

Este caso nuevo nos tenía trabajando como locos. Los casos de divorcio eran los peores, dejándonos cansados y quejosos con nuestras vidas. La gente nos traía su basura y teníamos que soportarla. Terminamos con un divorcio entre nosotros mismos debido a un caso previos, y eso aparejaba mucha incomodad, ya que las personas que se habían separado eran Petra y Levi.

Para ser justos, nunca se los notó demasiado enamorados. Al principio, creí que se debió a que intentaban ser profesionales en el trabajo. Después, escuche de Hanji que tenían problemas en casa. Cuando un caso de divorcio llegó, ellos también terminaron. Fue un poco sorpresivo, y también triste, pero fueron muy maduros al respecto. Rompieron silenciosamente, sin peleas o gritos, y así fue desde entonces. Ahora se trababan como amigos de toda la vida, y se veían un poco más felices que cuando estaban casados. Bueno, por lo menos Petra. Es difícil hacer feliz a Levi.

—Aguanta, casi terminamos—, le dije a Auruo. Él gruñó sobre el mouse pad y sacó el teléfono. El brillo de la pantalla casi me encegueció en la oscuridad, así que regresé a mi cubículo. Cuando sentí el trozo de chocolate en la mano, fui a su lado y se lo ofrecí— ¿Quieres un poco de chocolate?

—Psh, no. No quiero nada de tu asqueroso chocolate—, me hizo un gesto con su brillante celular, haciéndole encoger y retirar la mano.

—Bueno, pero fue Petra quien me lo dio—, le dije con un suspiro.

—¡E-espera!—, me llamó. Le miré, mientras alargaba la mano—. No importa, quiero un poco. ¿Por qué debería rechazar la amabilidad de un buen amigo?—, dijo, riendo nerviosamente. Giré los ojos, y le entregué un trozo.

Debí haberlo sabido. No era secreto que a Auruo le gustaba Petra. Los únicos que no parecían darse cuanta de ese amor eran ellos mismos, pero siempre parecían ajenos a ello. Auruo imitaba a Levi, era algo infantil, pero a él no parecía importarle. Sin embargo, Petra parecía desconcertada por ello. Y él tampoco parecía darse cuenta de ello.

Tenía la sensación de que ella creía que él se burlaba de ella y su relación fallida, cosa que no era así, pero así lo percibía ella, y Auruo era demasiado ciego e idiota para verlo así y disculparse. Estoy seguro de que no lo pretende, pero tampoco se da cuenta.

—Chocolate de Petra—, festejó por lo bajo, en el cubículo de junto. Volví a girar los ojos, y me reí cuando lo escuché gritar de dolor. Sin dudas, había vuelto a morderse la lengua —¡Ay!—, lloró.

—Bien, tal vez te mueras desangrado—, la oí mascullar a Petra desde su oficina. Decidí ignorarlos, ya que, si me metía en ese embrollo, sería mi fin. Me matarían antes de que Levi tuviera su oportunidad. Prefería vivir para ver otra mañana de cielo claro, gracias.

Las luces volvieron a titilar. Mascullé agitado, y me tendí contra la silla con el codo sobre los ojos, esperando de que la energía regresara o nos podamos ir, porque esto era ridículo. No había motivos para seguir en el trabajo cuando no había nada qué hacer. Claro, había otras cosas, pero no podíamos hacerlas a oscuras, y como el trabajo era mayormente en las computadoras, eso nos dejaba solo con papeleo que rellenar. Y no podía hacerlo en la oscuridad, así como tampoco los otros. No éramos robots; no podemos hacerlo todo, sin importar como fuera la situación.

Suspiré, mientras alzaba el brazo de la cara. De golpe había una luz brillante sobre mi rostro, y, detrás, una horrorosa cara blanca, con pintura rosa neón brillante y grandes ojos negros que me miraban. Grité por mi vida y me caí de la silla, pero, tras recuperarme, oí la conocida risa de la segunda asistente de Erwin tras la máscara que portaba.

—¡No es gracioso, Hanji!—, le ladré. La aludida se quitó la careta y se sentó sobre mi escritorio, mostrando su rostro jocoso que casi estaba empañado de lágrimas por mi causa.

—¡L-lo siento, Eren! ¡Es que era tan fácil!—, exclamó ella, entre la risa. Estaba prácticamente tendida sobre mi mesa, una mano sobre su vientre mientras las costuras le presionaban las costillas. Bueno, a lo mejor eso le enseñara a no repetir la broma.

Gruñí mientras me levantaba del piso y la sacaba de mi sitio. Ella terminó en el suelo, terminando de reírse mientras me sacudía y volvía a sentarme.

—Me alegra que te divierta—, mascullé. Ella dejó de reír con unas risillas que apenas podía contener, pero era lo suficiente para que se irguiera y dejara de lagrimear sus castaños ojos vidriosos.

—Lo siento, en serio, Eren. En realidad, vine aquí para decirte algo, pero vi la oportunidad y la aproveché—. Me dio una gran sonrisa, un poco mas de risitas escaparon de sus labios mientras se quitaba las gafas para secarse las mejillas empapadas.

—¿Qué es lo que querías decirme?—, le pregunté, para nada divertido. Hanji dejó de reír y volvió a ponerse las gafas, así podía volver a ver.

—Estaba hablando con Levi. dijo que quiere que vayas ahora a su oficina—, dijo, un poco sombría. Dejé caer mi cabeza contra la silla, y me lamenté.

—Sabía que este trabajo no duraría—, repuse, y me paré.

—Estoy segura de que no es eso, Eren. Seguramente desea preguntarte sobre los documentos que te envió—, repuso Petra por encima del divisor.

—¡Son los que acabo de perder!—, chillé, señalando la pantalla negra de mi computadora.

—Oh…—, gimió ella.

—Estás frito—, dijo Auruo desde su cubículo. Le saqué la lengua como un crio, aunque no me vio. Me separé de la silla y me miré, asegurándome de que estuviera presentable antes de volverme a los demás.

—¿Algún consejo? —, dije, desanimado.

—No te inclines—, volvió a decir Auruo. Resoplé en su dirección, y me volvió a las dos chicas que me miraban.

—¿Bueno…? —, dije.

—Te amamos, Eren—, dijo lúgubremente Petra.

—Extrañaremos tenerte por aquí—, Hanji agachó la cabeza, quitándose las gafas, como si diera el pésame.

Hurra.

—Gracias chicas, lo aprecio—, les saludé con una mano fláccida y me arrastré donde la oficina de Levi.

¿Qué es lo que podría querer? ¿Seria sobre los documentos en verdad? No puedo hacer nada si la energía de mi puesto se había ido; sin embargo, me podría haber molestado en haberlos guardado en algún punto. No me iba a despedir por una tontería como esa… ¿verdad?

… Estoy jodido.

Llegué a la puerta de Rivaille y suspiré sonoramente. Alcé la mano para llamar, pero por u momento vacilé. Me miré a mi mismo una ultima vez y luego me pasé los dedos por el cabello. Rivaille era muy quisquilloso con la limpieza, y no solo respecto en la oficina. Todos siempre tenían que verse lo mejor posible, y con eso, se refería a la estar limpios. Estaba tan agotado la noche pasada que ni me había duchado, espero que no me llamara por eso.

Asentí una vez que me sentí tan presentable como me era posible. Llamé a la puerta y esperé. Hubo unos segundos de espera antes de que alguien me dijera que entrara. Obedecí, entrando a la pulcra y perfecta oficina antes de cerras la puerta tras de mí.

—¿Deseaba algo, Rivaille?—, pregunté. Levi estaba apoyado contra el borde de su escritorio, mirando tras los ventanales la lluvia caer. Las cortinas habían sido corridas, dejando la luz entrar. No era mucho, pero bastaba para ver su oscura silueta contra el escritorio.

—Sí—, murmuró con su voz profunda. Apartó los ojos de la ventana y se volvió a mí, sus ojos acerados parecieron brillar en la oscuridad y eso me hizo temblar de miedo—. Acércate, Jaeger—, me dijo, haciéndome un gesto con la mano. Obedecí y fui donde él, con las manos nerviosamente cerradas en puños a mis costados.

—Señor, si es por los documentos sobre la familia Thompson, ¡los perdí cuando se fue la luz! Había hecho apenas unas páginas, ¡se lo juro! —, escupí de repente. Estaba nervioso, así que no pude evitarlo. Sabía que era un caso que estaba agotándolos a todos, así que sabía que si la cagaba, solo causaría más stress a los demás.

—No es por eso… aunque tendré que asegurarme de descontarte una hora de pago por eso—, dijo Levi, como si nada. Mis hombros se cayeron, derrotados al oírlo; sabía que algo como esto pasaría. Es un absoluto sádico—. Tengo que pedirte un favor.

—¿En qué lo puedo ayudar? —, pregunté, desanimado. Levi se apartó del escritorio y lentamente fue hasta las ventanas, cruzándose los brazos sobre el pecho, como si estuviera meditando algo profundamente, y sus quietos pasos contra la alfombra eran lo único que podía oír. Permaneció un momento en silencio, los ojos fijos en la lluvia que caía afuera, cual huracán. Su pie golpeó el piso, un hábito que hacía tiempo noté que hacia cuando estaba particularmente molesto con algo. Qué suerte la mía.

—Mis bisabuelos vendrán desde Francia a visitarme—, dijo Levi. me acerque, para evitar la descortesía de no escucharlo bien.

—De acuerdo—, murmuré, un poco arrastrado por la confusión. —¿Sus bisabuelos? —, repuse.

—Sí, mi abuela tiene noventa y ocho años, y mi abuelo acaba de cumplir ciento uno la semana pasada—, explicó Levi. No sonaba demasiado entusiasmado por ello, pero no estaba seguro del motivo. Yo estaría extasiado de saber que mis bisabuelos, que vivieron un siglo, vinieran a verme… eso, si los tuviera.

—Es algo impresionante—, dije, tan entusiasmado como podía.

—Sí, lo es—, masculló Levi.

—Debe ser algo ser tan viejo, pero seguir viajando—, agregué.

—Nunca tuve tiempo para conversar con ellos de cosas por el estilo. Mi abuela acaba de terminar en la silla de ruedas, pero mi abuelo sigue caminando. Los dos quieren verme por su cumpleaños—, me explicó.

—Es una gran idea. Digo, uno cumple ciento uno una única vez, y ¿quién sabe cuánta vida le queda?—, pregunté. Levi me clavó la mirada por el rabillo del ojo, haciéndome otra vez sentir de medio metro de altura. No había querido insultar a nadie, sólo comentaba algo. Me incliné apologético, mascullando una disculpa por mis palabras.

—Está bien. A veces me pregunto lo mismo, y por ello les dije que estaba bien que vinieran—, dijo, volviendo a mirar al caos del exterior. Me relajé cuando me liberé de su mirada, mis hombros volviendo a aflojarse. —Creo que es hora de que vengan de visita. No los he visto en diez años.

—Así que… ¿tendré que ir a buscarlos al aeropuerto, o algo así? —, pregunté, inclinando la cabeza.

—No, eso no—. Volvió a golpear el suelo con el pie.

—Entonces, ¿cuál es el favor? —, repuse.

—Verás, hace unas semanas, mientras estaba hablando al teléfono con mi abuela, me preguntó sobre cómo iba mi vida. Sobre cómo iba mi trabajo, mis amigos, y esas cosas—, comenzó a decir—. Me preguntó si había alguien especial en mi vida después de que Petra y yo nos divorciáramos, y fui tan idiota como para decirle que sí—, agregó.

—No sabía que estaba saliendo con alguien—, murmuré.

—No lo hago, sólo quería hacerla feliz. Eso fue antes de que planeáramos la visita. Le dije que me había vuelto a casar, juntado en realidad, y ella estaba exultante de oírlo—, dijo—. Pero ahora que vienen a verme, esperan conocer a quien me hizo perder la cabeza.

—Ah, eso sí es un problema—, repuse—. Pero no lo entiendo, ¿para qué precisa de mi ayuda? —, dije. Levi volvió a golpear el piso una vez más, antes de volverse totalmente hacia mí. Me miró con una expresión algo confusa, como si no supera él mismo la respuesta, pero la hizo clara con sus siguientes palabras.

—Necesito que te cases conmigo, Eren.