Furia de los emperadores

Prólogo

...

...

...

...

...

...

Te has preguntado… ¿Cuánto dolor puede aguantar una mente pura e inocente? ¿Cuánta mierda debe de sufrir para cambiar? Y al cambiar, ¿Por qué no tomar venganza conta quienes los obligaron a cambiar? Quiénes osaron hacerle daño, quienes lo obligaron a vivir un infierno, quienes lo hicieron madurar para sobrevivir.

...

...

...

Perdona a los demás.

...

...

...

A quién mierda le importa eso, guerras han empezado por el egoísmo humano, guerras que buscaban poder y anhelaban las riquezas de los demás, guerras que obligaban a mentes inocentes portar un estandarte e ir al suicidio para "proteger el honor de tu tierra".

Pídele perdón a aquella madre que rogó con su vida por la vida de su hijo que apenas descubría el mundo.

Pídele perdón a aquel niño que vio a sus padres morir por un simple error.

Pídele perdón al hombre que perdió a su esposa a manos de sus camaradas.

Pídele perdón a la mujer que fue golpeada por no cumplir con los caprichos de un depravado.

El perdón no lo es todo, el amor no solucionará todo, y a la mala dos niños lo descubrieron, un niño marginado por el pueblo por ser considerado un demonio, y una niña que apenas nacida fue vendida por su madre para cumplir los placeres de su clan, dos pequeños que pasaron de ser odiados a ser temidos, dos niños que perdonaron a aquellos que se merecían esa oportunidad, y arrasaron con todo aquel que lastimaba a los demás, dos niños que pasaron de ser mocosos marginados a emperadores respetados, y en especial, dos niños que recibieron una misión que lograron a base de sudor y lágrimas.

Cambia el mundo, sin importar qué.

Dos leyendas que repartieron su amor a quien lo necesitaba, consolaron al prójimo y jodieron en grande a quienes lo merecían, porque esta es su historia, y este es su ascenso.

Byakugan no Nyotei, la Emperatriz del Byakugan, Ōtsutsuki Hyūga Hinata

Uzumaki no Kōtei, el Emperador del Remolino, Ōtsutsuki Uzumaki Naruto

Y aquel que no fue digno de su perdón, pudo ver en carne propia el verdadero dolor de los dos chicos...

La furia de los emperadores...