El agudo pitido del silbato resonó por todo el gimnasio techado seguido del reconocido ruido de los cuerpos chocando contra el agua. Los gritos de asombro de quienes observaban desde la orilla de la piscina la inofensiva competencia, no se hicieron de esperar y casi todas las miradas iban al chico de cabellos plateados que iba por la primera calle, quien llevaba la delantera.

Los 3 participantes estaban dando lo mejor de ellos y demostrando los resultados de sus años de ardua práctica. Los segundos que dura recorrer un extremo de la piscina al otro resultaron pasar más rápido de lo que algunos hubieran imaginado, pero los resultados fueron lo que sorprendieron a todos.

En un abrir y cerrar de ojos, la delantera pasó a ser del chico del segundo carril al cual nadie le tenía esperanza debido a su flojo inicio y, con ese prejuicio, el de la tercera calle tampoco lo veían capaz de superar al chico que había tenido un inicio exitoso.

—¡Víctor!—gritó enojado el entrenador llamando la atención de todos los presentes— Te distrajiste al último, por eso Chris te superó. Seung, gastaste todas tus fuerzas a la mitad del camino pero te has superado a ti mismo.

Chris celebró de manera ruidosa, presumiendo su primer puesto con los chicos nuevos; por su parte, Seung Gil salía del agua un poco frustrado por haber obtenido el segundo lugar pero motivado para seguir mejorando.

—Espero que esta demostración los motive para venir a la clase del viernes—dijo el entrenador a los quince chicos que estaban en las bancas. —Pueden retirarse.

Todos agradecieron el arduo trabajo de hoy, que a pesar de que era la clase introductoria al taller, las demostraciones de competencia fueron más esfuerzo de lo que creyeron que sería. El gimnasio se iba vaciando rápido, los únicos que quedaban era el entrenador con el asistente que hablaban en una esquina del lugar y un Victor que aún seguía disfrutando del agua a pesar de que su mente estaba en cualquier parte menos con él en ese segundo.

—¿No estás acostumbrado a perder?—preguntó Chris, quien regresó en busca de su toalla que había dejado en los bancos, pero deteniéndose para hablar con su amigo. —Desde que estábamos en los vestidores que te encuentro extraño.

—Soy un idiota...—respondió el chico mientras se apoyaba en la orilla de la piscina y miraba al rubio con una expresión de dolor puro-está aquí, pero no sé quién es.

—¿Disculpa?

Chris no entendió nada hasta que Victor elevó su brazo derecho, doblándose un poco hasta dejar una mejor vista a la marca de alma gemela que se encontraba en la zona superior de su extremidad. El rubio no se había dado cuenta de aquello, tal vez porque, acostumbrado de ver aquella marca de blanco y negro, el color celeste que había tomado ahora no era muy llamativo.

—¿Cuándo sucedió?

—Hoy—respondió Victor, decaído y con la cabeza gacha en todo momento-. No sé dónde sucedió, a qué hora o quién es. Me vine a dar cuenta cuando me saqué la camisa en los vestidores y he estado repitiendo mi día para tener alguna pista de quién es la persona que es mi alma gemela.

Para Victor, el tema de las almas gemelas es algo muy importante debido a su historial familiar y siempre pensó que el día en que tuviera a su persona destinada frente suyo iba a ser el día más maravilloso de toda su vida. Tal vez estaba influenciado y levemente cegado por aquellos cuentos de hadas que hablaban de este tema, pero para él seguía siendo un momento único en la vida de cada persona.

El día en que las almas gemelas se encuentran.

Y Chris, desde que conoce a Victor, siempre lo ha escuchado hablar de lo especial que sería el día en que se encontrara con su pareja destinada. Siempre lo escuchaba hablar atentamente mientras se fijaba en la manera que sonreía y como sus ojos brillaban deseando que ese día llegará pronto.

—Tranquilo—dijo el rubio con una sonrisa confiada mientras le estiraba su mano al chico que lo miraba confundido—, te ayudaré a encontrar a esa persona. Si esa chica o chico está en el instituto, será más fácil encontrarlo.

Victor sonrió aún con la pena invadiendo su ser, pero saber que tenía el apoyo de su amigo para estos momentos es algo que le devolvió la felicidad con la cual se había levantado.

—Eso espero—respondió Victor mientras tomaba la mano del chico.

[ ... ]

La mañana fue difícil de llevar, principalmente para Chris quien caminaba a paso lento hacia al instituto mientras bostezaba sin parar por las pocas horas de sueño que tuvo. Durante el camino se regañaba a sí mismo por haberse quedado jugando videojuegos hasta altas horas de la noche a pesar de que tenía clases temprano, pero esa era la única forma en que tenía para cuando quería olvidarse de algo. Se ponía a jugar hasta que su mente ya no pensara en aquello, pero ahora no podía librarse fácilmente de la culpa.

Anoche necesitó desesperadamente hablar con su amigo, Jean, mientras ambos disfrutaban de una buena sesión de juegos y charla intermitente a través de la llamada; aunque la realidad fue que no hablaron más que el tema de las fotografías que su amigo le había enviado el lunes. El mismo tema que el rubio quería evitar.

Pero aunque creyó que Jean apoyaría sus ideas, lo único que obtuvo fue al chico intentando actuar como un Pepe Grillo que solo hizo que la culpa en su interior aumentara. Aún así, aunque hayan pasado solo dos días desde que Chris se enteró de las fotos, solo esperaba que al paso de los días, semanas o meses, aquel tema quedara obsoleto.

—¿Eh?

Chris iba tan metido en sus pensamientos y la música que escuchaba a través de sus audífonos, que se asustó fácilmente cuando sintió un inofensivo golpe en su espalda. Se volteó rápidamente pensando que había sido Victor quien le tendía una broma, pero no encontró a nadie frente suyo y tuvo que bajar levemente su mirada para recién encontrar a alguien.

Ahí, detrás de él, se encontró con un avergonzado chico de cabellos negros que cubría la mayor parte de su rostro con el libro que sostenía en sus manos. Chris lo reconoció rápidamente por su aspecto, en como el uniforme del instituto estaba cubierto por aquel largo abrigo negro a juego que lo hacía ver un poco más gordo de lo que era.

—Lo siento—dijo el chico, avergonzado de no haber estado viendo el camino por estar leyendo.

Chris solo hizo un movimiento con la cabeza, el chico lo tomó como que todo estaba bien, así que se movió a un lado para seguir su camino. Aún así, el rubio se quedó con la incómoda sensación del momento, porque específicamente, ese chico lo hacía sentir incómodo.

"Sé que no te agrada, pero siendo honestos, tus gustos y opinión no son relevantes aquí."

Y las palabras de Jean volvieron a su cabeza. Se enojó con solo pensarlo, porque sabía que las palabras de su amigo eran ciertas, él no tenía ni voz ni voto en algo que ni debería porque entrometerse.

Pero Chris seguía creyendo que le estaba haciendo un bien a Victor. No dejaría a su amigo en manos de un chico tan horrendo como el que se acaba de encontrar.

—Oye, deberías dejar de jugar tanto—y el chico de cabellos plateados se presentó por sorpresa frente a Chris con aquella sonrisa que lo caracterizaba—, tu rostro es un 80% ojeras. Ya no eres tan guapo.

Victor se rio a fuertes carcajadas cuando Chris tomó rápidamente su celular para revisarse el rostro, recibiendo un golpe en su brazo cuando el rubio se dio cuenta que no había ningún rastro de ojeras, tal vez un poco de barba, pero su piel seguía en excelente estado.

—¿Qué te sucedió a ti?—preguntó burlón el rubio mientras retomaba sus pasos acompañado de su amigo-, ayer estabas muy decaído y hoy estás tan sonriente como siempre.

—Anoche estaba con un poco de insomnio así que me quedé pensando acerca de mi alma gemela—respondió emocionado el mayor entre los dos mientras caminaba dando pequeños saltitos—. Nosotros ya conocemos a todos los de tercero y a los de segundo, ya sea por las bienvenidas, eventos del instituto o por el mismo club; así que los únicos que me quedan por conocer son a los de primero.

—Pero aún así siguen siendo un aproximado de 30 alumnos por 6 cursos, son casi 180 personas a las cuales tendrías que tratar.

—Mi querido Chris, ¿Nunca has jugado Adivina Quién? —preguntó emocionado Victor, aunque teniendo una respuesta negativa por parte del rubio que aprovechaba a arreglar sus lentes.— Tengo que ir descartando personas. Ya eliminé a las personas de tercero y segundo, ahora tengo que quitar a quienes tienen marcas en zonas visibles y así...

Chris no dijo nada relevante, no deseaba interrumpir los buenos ánimos que tenía su amigo hablando acerca de sus planes para encontrar a su pareja destinada; aunque si él era honesto, no deseaba escuchar nada al respecto. Victor era su amigo desde hace 5 años, un compañero que ha estado en las buenas y en las malas a su lado, verlo así de feliz era algo que estaba dentro de su lista de cosas favoritas pero definitivamente los motivos por los que estaba así le desagrada un poco.

—Entonces, ¿Estás planeando ir descartando uno por uno a los de primer año?—Victor asintió emocionado con el resumen que había hecho el rubio.— Será mucho trabajo.

—Yo te puedo ayudar.

Chris quiso maldecir su suerte cuando escuchó aquella voz. La pareja de amigos se detuvo justo en la entrada del instituto, volteando en dirección donde escucharon aquella voz.

—Jean...—susurró molesto el rubio, apretando sus dientes al ver a su amigo parado ahí, frente suyo, con los brazos cruzados y una mirada desafiante.

—Es la primera vez que hablamos, Nikiforov—dijo Jean con una sonrisa amigable—. Soy más cercano a Chris, pero escuché ese resumen que hizo de tus planes y te podría ayudar un poco. Me tocó hacer la bienvenida de colores a los de primer año, aunque solo al curso 2 y 4, pero quedaron muchas fotografías. Podrías verlas para ir descartando rápidamente.

—¡¿En serio?!—gritó emocionado el de pelos plata, casi dando saltitos por ello—¡Chris! ¿Por qué nunca me presentaste a tu amigo?

"Porque es un hijo de perra" pensó rápidamente Chris aun manteniendo una falsa sonrisa mientras observaba con odio a un Jean que estaba ocupado con un Victor saltando a su alrededor. El de pelos plata iba a agradecerle la ayuda desinteresada de Jean, pero no alcanzó a hacerlo debido a que el timbre que anunciaba el inicio de clases sonó de repente.

—Mierda, tengo clases de inglés—dijo Victor moviéndose nervioso sin saber qué hacer—. Encontrémonos más tarde, por favor Jean.

—Claro.

—Ve tranquilo—habló el rubio despidiéndose de su amigo y quedándose con su traicionero compañero, al cual se dirigió a los segundos que Victor desapareció de sus vistas—. ¿No te podías quedar callado una puta vez en tu vida?

—Lo he hecho varias veces, pero si tu le vas a ocultar algo tan importante a quien llamas tu mejor amigo, créeme que no me iba a quedar callado.

Jean se retiró antes de seguir gastando sus energías en alguien que no lo valía. Chris podía ser muy amigo suyo pero lo que estaba haciendo no podía permitirlo. Él no tenía una gran cercanía con Victor, solamente lo conocía porque el rubio de vez en cuando lo mencionaba en sus conversaciones, pero no por eso debía soportar las estúpidas ideas que se le ocurrían a Chris.

Gracias al inofensivo incidente que sucedió durante la bienvenida de colores que se les realizó a los alumnos de primer año del instituto, Jean tenía las fotografías de ese día ya que sus compañeros enviaron varias al grupo de mensajes que compartían.

Ese día sucedió que a un chico le cayó pintura en los ojos e intentado buscar a alguien que lo ayudara, se apoyó en una persona de ahí pero al mismo tiempo resbaló con un charco de pintura e intentado agarrarse de algo, tomó la camisa del chico del cual se había apoyado anteriormente y le terminó rompiendo parte de ella.

Capturaron ese momento en la foto, así que Jean compartió esas fotografías con Chris para que se riera un momento, pero en lugar de eso, el chico se fijó en aquel afectado por el incidente porque esa persona tenía la misma marca de alma gemela que Victor.