Parte I - Hacia la oscuridad
- ¡Arlen! ¡Tonto, despierta! -
Una voz chillona le despierta repentinamente y el muchacho sacude la cabeza. Sus ojos no estaban cerrados del todo pero aun así tampoco se encontraba despierto al momento del grito, unos segundos tensos y se relaja en su improvisado asiento sobre una caja de botellas. Arlen levanta la mirada para encontrar un rostro enfadado, el rostro de un niña que no sirve para infundirle temor sino se le escapa una sonrisa.
- Anna ¿Es mi turno ya? -
- ¡Casi! ¡Y tú dormido como un tarado! -
El muchacho se levanta, rasca su cabeza de cabellos rojizos y luego se agita para que el sueño se desprenda de él. La niña del tono amenazante queda por debajo en altura y el ruido del publico pronto llena sus oídos.
Un terreno baldío entre varios edificios que se ha convertido en el hogar de una competición de lucha callejera, muy cómoda bajo el abrigo de una noche húmeda en Belfast. A Arlen no le agrada mucho pasear por las grandes ciudades inglesas, prefiere quedarse en el lado campestre al sur del país pero allí no puede encontrar tanta organización para torneos improvisados como el que asiste esta noche. La música se escucha apenas mientras el público se ocupa de vitorear por el combate actual, el cual Arlen ni se molesta en observar, bosteza incluso antes de comenzar a escanear el suelo.
- ¿Buscabas esto? - Anna levanta una pequeña botella de vidrio en forma de petaca, whisky en su interior, menos de la mitad - Borracho asqueroso -
- No estoy borracho, todavía -
Intenta alcanzarla pero Anna retira la botella enseguida.
- Tienes que ganar algo de dinero ¿Sabes? O tendremos que volver tomando aventón -
Una vez más alcanza la botella, esta vez se estira lo suficiente para tomarla. La guarda en el bolsillo de su abrigo marrón mientras despeina a la muchacha de las coletas con su otra mano. Ella no se ve feliz pero aun así se queda quieta al sentirlo, ligeramente sonrojada, incluso si la textura de sus guantes no es muy fina y le tira el cabello un poco.
- Cuando volvamos será mejor que la Hermana Mary no haga mucho escándalo, no quiero que te echen del orfanato por mi culpa ¿Oyes? -
- ¡Y crees que yo te delataré! Eres lo peor -
- Confío en mi hermanita -
Claro, la muchacha no es su hermana, solo vivieron juntos el tiempo suficiente como para que fingir serlo sea algo con lo que se sienten cómodos. Incluso si él no se hace problema, se siente algo ansioso por su primer combate, realmente necesita el dinero ahora que se encuentra sin trabajo, volver al orfanato para pedirles empleo no es una opción que su orgullo apreciaría.
Acomoda su chaqueta emparchada y sus guantes, sonríe mirando a dos tipos flacos dándose golpes sobre el ring enjaulado como si fueran dos simios borrachos.
- Les daré un show que no puedan olvidar, tendrán que pagarme bien para volver -
- Si fuera por lo artista, ya estarías en King of Fighters - Anna suspira, mirando su exagerada expresión de confianza.
La pelea en el ring termina y un hombre se alza victorioso, jadeando, completamente rojo y sudado pero victorioso. Arlen mira de reojo abriéndose paso por el público que festeja a gritos, una pelea pobre entre dos hombres que no tenían nada que perder y lo dieron todo. La música incrementa el volumen mientras el ganador saluda, pasará a participar de otras peleas en los días siguientes y, con suerte, Arlen llegará a verlo más adelante en el torneo.
Finalmente aparece una mesa de patas metálicas y superficie de madera, suciedad suficiente para hacerle pensar que debió haber estado en el valdio al momento que los organizadores vinieron a armar el ring. Arlen toma asiento de piernas abiertas, prácticamente desmayándose sobre la silla para llamar la atención del robusto sujeto del otro lado de la mesa quien anota muy tranquilo en su cuaderno maltrecho.
- Sigues tú, Ingram - Le dice, la tupida barba moviéndose apenas por sus murmullos serios.
- Ya lo sé - Responde él sonriendo - Vengo a… -
- Te repito las reglas otra vez antes de entrar: Los golpes de cualquier tipo están permitidos mientras no sean directo a los ojos, armas no permitidas, tan pronto como el oponente caiga al suelo y… -
- Oye, Gus - Arlen detiene su discurso automático, inclinándose hacia delante en la silla - Ya he peleado aquí, sabes bien eso -
- ¿Qué quieres Arlen? Estoy ocupado -
- ¿Quién es mi oponente? -
Eso logra despegar al motero de anchos hombros de su librito cómicamente pequeño, levanta su mirada de ojos azules con intención asesina pero Arlen ni se inmuta. A pesar de su aspecto el hombre se encoje de hombros y mira a los lados, un gentil gigante buscando a las autoridades que podrían regañarle mientras hace un puchero.
- Sabes que no puedo decir -
- Anda Gus, me lo merezco, soy el mejor aquí - Arlen se inclina sobre la mesa y apoya ambos hombros mirando por encima el libro, el cual Gus tapa con su enorme mano.
Va a decir algo sobre que es debatible pero lo piensa dos veces. De nuevo busca a alguien que no está allí y, tras unos segundos, también se apoya sobre la mesa.
- Es una tipa que anda con capucha, parece que es muy misteriosa -
- ¿Oh? Vaya, esto será mejor de lo que pensaba. Me toca pelear y puede que me lleve un segundo premio -
- Ve entonces - Sin prestarle atención a eso Gus retrocede y vuelve a sus anotaciones - Y no uses esa botella -
- Me ofendes, amigo -
Pasa junto a Anna quien le desea buena suerte y le choca los cinco, sube las escaleras improvisadas y la puerta de reja se cierra tras de sí. El público se vuelve ensordecedor al verle aparecer, quien se ha ganado la fama de ser uno de los mejores luchadores no registrados en la apartada isla esmeralda. Da un sorbo a su confiable Whisky y luego lo deja seguro junto a la puerta, se desprende de su chaqueta para quedar en camiseta gris con unas alas blancas adornando el frente. Estira ambas manos dejando que el público goce de su presencia, girando sobre sí mismo con una sonrisa confiada.
Incluso si faltan unos minutos, le gusta subirse al ring antes para dejarse ver, llamar la atención y hacerse indispensable para los que van a tales eventos. La gente festeja y vitorea su nombre, Arlen Ingram o "El ángel pelirrojo", como le apodan el circuito.
Ahora solo falta su oponente.
Una figura aparece finalmente, lleva un paso lento pero se destaca en el público lleno de gente en vestidos casuales por su túnica color negro. Sube los escalones hasta el ring, la tela de su traje ceremonial arrastra en el suelo ligeramente y la capucha hace bien el trabajo de taparle el rostro bajo sombras. Arlen se despega de la reja que los rodea, su mirada fija en la misteriosa figura mientras camina rodeándola. Puede ver el claro brillo de una piel pálida incluso si intenta esconderse, el público decrece en volumen completamente atraído hacia su oponente.
Cuando sus manos se alzan y toman el borde de la capucha para retirarla todos contienen su aliento. Arlen sonríe al verle por fin, aun mas al darse cuenta de que Gus estaba equivocado sobre el género de su contrincante.
El público puede no haberse dado cuenta pero, teniéndolo tan cerca Arlen puede notar fácilmente que se trata de un hombre. Rasgos filosos en su rostro, un brillo en la piel que lo hace parecer de otro mundo, cabello largo sedoso de color rubio platinado, definitivamente no es una persona ordinaria.
Es un hombre atractivo, al menos eso le doy.
Arlen disipa sus propias conclusiones confusas y finalmente deja salir una sonrisa ligeramente mareada por el alcohol.
- Te has hecho del rogar, amigo –
Le dice retrocediendo paso a paso hasta estar en su mitad del ring correspondiente, el rubio no le sigue, mantiene su vista puesta en otro lado mientras juega con unos mechones de su larga cabellera.
- Espero y tengas suerte por… -
- Gusano – Habla el humano angelical, una voz susurrante pero que le eriza la piel – Terminemos esto rápido, no quiero perder tiempo –
Sorprendido el pelirrojo asiente.
No hay objeciones por fuera, la mujer de chaqueta de cuero que actúa como árbitro levanta la mano y los presenta. Arlen oye su nombre y luego el del invitado quien todavía no le dedica una sola mirada, la mujer menciona su nombre como "Saiki", simple pero extranjero definitivamente. Ve su fino dedo jugar con ese mismo mechón de pelo durante dos minutos enteros, sus ojos apartados le dan rabia, Arlen aprieta sus puños y los guantes que lleva dejan salir un chirrido ansioso.
- Voy a disfrutar arruinando esa hermosa cara tuya –
- … -
No hay respuesta y eso lo impulsa a avanzar incluso sin escuchar la campana. Da dos saltos hacia adelante, uno a la derecha y otro la izquierda, sube los brazos preparándose para asestar un golpe esperando algún tipo de reacción. Saiki no mueve un solo musculo salvo para jugar con ese mechón y Arlen decide ir por allí primero.
Se mueve en su espacio personal y busca dar una patada alta directo al lado derecho de la cara del rubio, una velocidad tremenda, el público se estremece hasta que esta impacta en sólido.
Su pie toca el revés de la mano de Saiki y este lo ataja sin problemas.
- Desaparece, peste –
Finalmente se mueve para atacarle, aunque aún sin mirarlo de frente, el movimiento de Saiki se asemeja a un manotazo despreocupado buscando ahuyentar una mosca. Su mano se mueve como un látigo envuelto en el negro sucio de la aterradora túnica que cuelga imperturbable.
Algo más sale de ese golpe perezoso.
Arlen se aparta a tiempo de una llamarada, tinta negra que cubre el espacio entre ellos pero indiscutiblemente se siente calurosa a la cercanía. Una especie de fuego negro y espeso que se desprende de las frágiles manos del pálido muchacho enemigo.
La gente suspira al unísono.
- Así que eres uno de esos tipos con habilidades especiales… ¿Estás seguro que no perteneces a una liga mayor, compañero? – Arlen da saltos en el lugar, Saiki ni intenta prestarle atención – No eres el único especial –
- Hablas mucho –
Otro golpe sin intento que tira una ráfaga lateral de fuego oscuro, Arlen lo esquiva otra vez haciéndose a un lado. Se encuentra junto a su oponente con la cabeza gacha y levanta su puño con intención de devolverle el favor.
- ¡Y tú no prestas atención! –
Saiki no presta atención y sus manos se encuentran colgadas sin intentar nada, espera un golpe normal pero pronto su rostro entero se ilumina. El ángel pelirrojo golpea con toda su fuerza y al cerrar su puño una luz blanca lo encierra para completar un devastador puñetazo directo al esternón de su oponente. El público ruge al verle mostrar su habilidad especial apenas con tres movimientos en la pelea, la textura negra de la túnica se ilumina y humea al quemarse con la intensidad de un golpe imbuido en magia lumínica.
Manteniendo su mano quieta Arlen levanta la cabeza mostrando su más altanera expresión al encontrar, por fin, los ojos de Saiki.
El pálido muchacho esboza una sonrisa y Arlen le sigue en el gesto.
- No esperaba eso de una basura como tú, felicidades –
- Gracias, lo intento – Arlen agita su mano humeante hasta que deja de quemarle - ¿Podemos tomárnoslo en se…? –
- Anda, adelante, repítelo –
- Tch –
Enfadado por ser interrumpido una segunda vez Arlen carga hacia adelante, siente que pelea contra alguien que ni lo considera un ser viviente, le da órdenes como un muñeco. Presiona sus dientes al atacar esperando poder romper esa defensa y, por consiguiente, esa nariz tan molesta, pero no lo logra. Una patada al frente aterriza contra el brazo del rubio vestido en negro, luego otra y luego otra, ninguna llega a destino, acorta la distancia y prueba con sus puños pero estos no dan un resultado distinto.
Al menos Saiki va retrocediendo aunque parece que es un movimiento voluntario, gira sobre su propio eje y da pasos hacia atrás como un baile hipnótico seguido por las largas telas de su exagerada capa.
Arlen dispara un golpe de luz que Saiki ataja sin problemas y lo hace retroceder arrastrando sus pies por la pura fuerza del impacto.
- ¡Ten! – Una ráfaga de fuego negro cruza el ring.
- ¡Toma! – Y una mano lumínica hace una línea en el aire para frenarla.
Sus magias chocan creando partículas brillantes que caen como nieve entre ellos.
- Desgraciado, vas a quemar el ring –
La peor reacción que puede tener alguien dramático y sobrador como él es la de enojarse con quien pelea pero, en este caso, es un sentimiento más fuerte que él. Saiki levanta la mirada y deja salir una risita muda, le mira fijo, sí, pero no le presta atención, como si Arlen ni fuera una amenaza.
- Lo haces bien – Otra vez habla sin prestar atención a lo que dice su contrincante – Mereces mi tiempo, humano –
- Voy a disfrutar cuando caigas al suelo, niño –
La capa cae al suelo, varios presentes silban ante la expectativa de un cuerpo femenino que no encuentran y pasan a hacerlo por otro motivo distinto.
Lleva un traje blanco, una chaqueta con cierre y mangas largas que casi tapan sus manos y un pantalón largo que sigue el mismo estilo en piernas con forma de campana. Es como un cielo de día nublado, brillante bajo los reflectores que hasta hace difícil mirarlo sin apartar el rostro. El único otro color es su cinturón negro el resto es un refulgente borrón pálido.
- ¿Por fin vas en serio? –
No hay respuesta, no hay razón por la que Saiki debería responderle. Ambas manos en la cadera mientras avanza hacia adelante con una expresión de completa tranquilidad. Es la primera vez en el combate que Arlen le ve avanzar y es terriblemente aterrador, un aura oscura lo rodea mientras muestra esa sonrisa encantadoramente malévola.
Arlen retrocede un paso y levanta las manos.
Saiki frena, su cuerpo entero se balancea hacia atrás, da una patada con más intención que el resto de sus movimientos. No es difícil verla venir, Arlen pone su propia rodilla para cubrirla y al momento del contrataque avanza solo para encontrar el chillido del público al ver que Saiki se desvanece.
Al voltear Arlen lo tiene encima, cayendo desde el aire, a tiempo para que una patada en el mentón lo saque de balance. Se aleja tambaleando y encuentra que le siguen varios proyectiles de fuego negro, apenas y puede mover su mano para cubrirlos, incluso con la luz de su poder encendida siente como sus guantes se deshacen al tocar el primero.
Una ráfaga de chispas le impide la visión y Saiki vuelve al ataque.
El público ruge, ahogando los gritos de aliento hacia Arlen en un mar de emoción al presenciar un combate como ningún otro. Golpe tras golpe Saiki toma confianza, Arlen apenas puede seguir el paso cubriéndose de su maligno fuego oscuro al mismo tiempo que intenta volver a la ofensiva, y falla miserablemente. Sus brazos terminan quemados, uno de sus ojos llora al haber recibido una chispa directamente, cada uno de sus golpes no llega a destino y solo está tambaleando al compás de la risa de este aterrador oponente.
Estira su mano en un salvaje puñetazo al mentón de Saiki pero este se hace a un lado sin esfuerzo, un dolor atraviesa su cuerpo entero y le arranca un grito desgarrador. Arlen cae al suelo unos segundo mientras su espalda humea, su camiseta se deshace por el salvaje ataque de fuego que recibió directamente.
El rubio sonríe, mirando su propia mano antes de encenderla de nuevo.
- Te di una oportunidad, no la desperdicies –
- Maldito… bastardo –
Arlen levanta una mano en el aire y toma su propio codo con la otra, un gesto dramático pero necesario para su concentración. Tiene la correcta suposición de que Saiki va a dejarle prepararse y aprovecha esto para cargar su golpe más letal. Una luz cegadora aparece sobre su palma derecha, suficiente energía para deshacer lo que queda de sus guantes en el proceso.
Escupe en el suelo, sangre agolpada en su boca que le molesta.
- ¡Toma esto! –
Se lanza hacia adelante brillando como el mismo sol, un golpe devastador de energía pura que ni ha tenido tiempo de perfeccionar por miedo a lastimar a su oponente… pero aquí eso no le importa. La figura del hombre de blanco cada vez más cerca, su sonrisa crece, su cabello vuela por la fuerza que se aproxima y, al último momento, mueve su mano.
Lo atrapa sin problemas, un fuerte viento se levanta cuando la luz colapsa bajo el peso del fuego entintado de la oscuridad. Arlen no puede reaccionar pues enseguida Saiki tira de su brazo llevándolo al suelo.
Perdió el combate, de eso no hay duda.
Quiere musitar las horribles palabras que indican su rendición pero una rodilla aterriza en su pecho, una mano delgada rodea su cuello con intención salvaje. La frustración con su oponente y el orgullo que le impide admitir la derrota desaparece enseguida, reemplazados por un sentimiento frio en su espalda, su garganta tiembla ante el suave toque de esa calurosa mano asesina.
Teme por su vida.
- Tú ganas – Dice tan silenciosamente y con tan poco efecto que puede haber sido un pensamiento que Saiki nunca escuchó en primer lugar.
- Eres un insecto interesante, te felicito – Su voz es un susurro mortal que erosiona los huesos de cualquier mortal escuchando – Tendrás el privilegio de ver un mundo fuera del entendimiento humano, veremos si me entretienes lo suficiente –
- Eres un… demente… -
Una segunda mano tapa su boca.
El público se enardece de una manera distinta, se vuelve solo una vibración distante, la encargada del oficiar el combate declara un ganador. Una sensación horrible envuelve a Arlen, la creciente sensación de dolor que se extiende por todo su cuerpo, grita a todo pulmón pero la mano de Saiki le deja incapaz de ser oído. Sus entrañas queman, las lágrimas que salen se evaporan, su nariz se llena de un terrible olor a quemado, el negro ocupa sus ojos hasta que estos dejan de funcionar, las convulsiones que intentan liberarlo no sirven para nada.
Saiki ríe, es una carcajada demoniaca que ocupa sus oídos durante los últimos segundos que tiene de vida, incapaz de siquiera voltear para mirar a sus amigos por última vez.
Arde en fuego negro y se desvanece en la oscuridad de la muerte. Su muerte no es el final… es solo el comienzo de un infierno mayor.
En ese momento Arlen queda apartado del resto del mundo.
Fuera del tiempo mismo.
Una nueva historia y mi segunda para KoF. Hacen falta historias que se centren en el tercer grupo de antagonistas, "Those from the past" y pues cuando algo hace falta suelo estar allí para tapar agujeros. La historia estará centrada en este nuevo personaje que, con una perspectiva humana, conoce a estos misteriosos seres y, particularmente, llega a entender a uno de ellos, el enigmático Saiki.
Como probablemente habrán podido adivinar esta historia tendrá violencia y situaciones para nada agradables, si eso no les agrada pues quedan advertidos.
Para aquellos y aquellas que quieran colaborar con esta historia: Estoy buscando Beta Readers. Si tienes tiempo y conoces sobre esta parte de la historia de KoF, siempre necesito aquellos con los que charlar la trama y leer los capítulos antes.
Sin mas que agregar, los dejo. Gracias por leer y nos vemos muy pronto para la resurreción.
