Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es Payton79, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is Payton79, I'm just translating her amazing words.


Thank you Payton79 for giving me the chance to share your story in another language!


Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Capítulo 1: La caja

—¡Ay! —maldije por lo bajo cuando mi pie golpeó algo en la oscuridad. Estaba escabulléndome del apartamento de un desconocido. No me atreví a encender las luces para encontrar la salida, temía despertar al hombre cuyo nombre no recordaba y a quien había dejado apenas hacía unos segundos mientras él estaba dormido en la cama.

Se había quedado dormido en cuanto terminó con su mal desempeño. No solo había sido malo en la cama, sino que también había sido imposible tener una conversación medio decente con el tipo. Por supuesto, eso no era lo que ninguno de nosotros había buscado cuando coqueteó conmigo unas horas atrás en el club y cuando acepté ir a casa con él. Había sido agradable y encantador, muy apuesto, pero cuando finalmente nos quedamos solos, no pudo cumplir con mis expectativas.

—Bebé, ¿ya te vas? —sonó una voz adormilada desde la habitación.

—Mierda —murmuré en voz demasiado baja para que me escuchara—. Sí, tengo una cita muy temprano en la mañana. Me voy a casa.

—¿Te volveré a ver?

¡Ciertamente no!

—Tal vez. Solo llámame. —Cerré la puerta a mis espaldas, avancé por el pasillo y entré al elevador antes de que él pudiera notar que no tenía mi número.

Usualmente me aseguraba de que no lo tuvieran. Con el paso de los años me había vuelto profesional en cubrir mi rastro cuando se trataba de aventuras de una noche, siempre tomaba ciertas precauciones. Normalmente no les decía mi apellido a los hombres, ni les daba mi número a menos de que estuviera segura de que quería volver a verlos, lo cual pudo haber pasado una o dos veces. Nunca llevaba a nadie a mi apartamento. Consideraba algo muy privado enseñarle a alguien cómo y dónde vivía. Y también necesitaba la libertad de poder irme cuando quería, lo cual era usualmente justo después del sexo.

No me sentía orgullosa de esa rutina, pero con el paso de los años había demostrado ser la manera más práctica de satisfacer mis necesidades.

No tenía una pareja nueva cada semana, era más bien cada mes. Intentaba evitarlo hasta que la necesidad se hacía demasiado fuerte. Probablemente no era una zorra ante los estándares del público general, pero fui criada para valorar el amor y la monogamia. Así que no era feliz con mi estilo de vida promiscuo.

Había tenido unas cuantas relaciones efímeras, pero después de un tiempo siempre me sentía sofocada cuando el hombre proponía llevarlo al siguiente nivel. Si pensaba en ello en retrospectiva, sabía que no había estado enamorada de ninguno de esos hombros. No había dejado que ninguno se acercara lo suficiente para enamorarme en primer lugar.

Seguía diciéndome que era una mujer moderna, que tomaba lo que quería sin comprometer mi independencia, pero en el fondo sabía que solo era incapaz o reacia a comprometerme.

Al salir del edificio de apartamentos de clase media, donde había desperdiciado la última hora, me detuve por un momento para respirar profundamente, me aliviaba saber que era libre y me había deshecho del tipo, antes de parar un taxi.

Después de darle mi dirección al chofer me recargué en el asiento viendo Seattle pasar tan pacíficamente como podía estar en las primeras horas de la mañana.

Al llegar a casa me di una ducha, limpiándome los decepcionantes eventos de la noche; otra parte de mi rutina establecida. El agua caliente caía por mi cuerpo, enjuagándome los restos de las caricias del desconocido. Me limpié su saliva de los lugares donde sus labios me habían besado o su lengua había lamido mi piel. No quería que ninguna parte de él se quedara conmigo. Si fuera posible, me lavaría el cerebro para eliminar mis recuerdos de anoche.

Cuando terminé de limpiarme empecé a encargarme de mis propias necesidades, las que el tipo apuesto pero muy despistado había ignorado por completo. La cabeza de mi ducha de alto nivel era el dispositivo adecuado para encargarme de eso.

Cuando al fin quedé limpia y liberé mi tensión, me sentí contenta al meterme debajo de las cobijas y cerrar los ojos. Todavía me quedaban unas cinco horas antes de que amaneciera.

~*~POMH~*~

El penetrante sonido de mi celular me despertó cuando la luz del día ya estaba colándose a través de la ventana.

—¿Hola? —murmuré, sosteniendo el celular en mi oreja sin abrir los ojos.

—Buenos días, solecito —exclamó la voz al otro lado de la línea.

—Buenos días, Alice. ¿Qué sucede? —Miré la alarma en mi buró para descubrir que eran las nueve de la mañana. ¿Cómo era que alguien cuerdo podía estar de tan buen humor tan temprano un domingo en la mañana?

—Bella, quería asegurarme de que hubieras llegado bien a casa y tenía curiosidad por saber si el Señor Labios Sexys mantuvo la promesa que tenía su apariencia.

Los días salvajes de Alice habían terminado desde que había empezado a estar con Jasper. Antes de eso solíamos salir juntas todo el tiempo, y usualmente Alice no se iba a casa sola. Comparada con ella, yo parecía un modelo de castidad en ese tiempo. En realidad ella no extrañaba esos días, solo que a veces le gustaba alimentarse de mis aventuras.

—Déjame ponértelo así, creo que dejamos el club a las dos y estuve en casa para las tres. Fue muy aburrido y se quedó dormido inmediatamente después de eso. Podrías decir que me dejaron colgada. Y su apartamento era un desastre. Asqueroso.

—Qué pena. Se veía muy bueno. —Alice suspiró teatralmente.

—Sí, pero ese no es el punto. —Había aprendido a la mala que la apariencia no era indicador para las habilidades que tenían los hombres en la cama.

—Pues tienes razón. —Suspiró otra vez antes de cambiar el tema—. Escucha, de hecho te llamaba para recordarte la fiesta que tendremos en nuestra casa el próximo sábado. Dijiste algo anoche sobre tener que reprogramar la cena con tu papá.

Ya me había olvidado de eso. No había ido a Forks en más de dos meses.

Charlie, mi papá, y yo habíamos sido muy cercanos mientras crecía y de verdad me agradaba Sue, su novia. Pero sus constantes cuestionamientos sobre si al fin había conocido o no a alguien especial me estaban poniendo los nervios de punta. Ellos no sabían lo que me había sucedido que me había dejado incapaz de tener una relación real.

—Oh, la cena. Lo había olvidado por completo. Bueno, no es ninguna ocasión especial ni nada. Iré a verlos hoy y les daré una excusa de por qué no puedo ir la próxima semana.

—De acuerdo, entonces hablamos más tarde. Adiós.

—Adiós, Alice.

Dejando el celular sobre el buró, me puse de espaldas y gruñí frustrada por la llamada tan temprana. Después de unos minutos de estar mirando el techo, decidí levantarme.

Comí un desayuno rápido que consistía en cereal y leche, luego me vestí y me subí a mi carro para mi viaje de tres horas hacia Forks. Al haber hablado por teléfono con Sue hacía unos días, sabía que pasarían su domingo en casa.

—Hola, Bells. Qué agradable sorpresa. ¿Sucede algo? No creí que te veríamos antes del próximo fin de semana. —Charlie se veía preocupado cuando me saludó con un abrazo.

—Hola, papá. No, todo está bien. Pero me salió algo y no podré venir el próximo sábado. Así que pensé en visitarlos hoy mejor.

Se hizo a un lado y entré a la pequeña casa de dos habitaciones donde había crecido. Charlie era el jefe de policía en un pueblito olvidado. Mis padres compraron la casa justo después de casarse y Charlie no quiso venderla después del divorcio.

Al pasar por el pasillo para llegar a la sala, Sue Clearwater, la novia de Charlie, salió de la cocina para saludarme con una sonrisa.

—Hola, Bella. Es un gusto verte. ¿Cómo estás? —preguntó mientras me abrazaba con entusiasmo.

Papá y Sue llevaban juntos ya veinte años. Me alegró que él la conociera pronto después de que Renée, mi madre, nos dejara. Pero nunca se casaron. De adolescente siempre me pregunté por qué. Ahora que era adulta y había adquirido un poco de perspectiva propia, estaba segura de que Charlie había resultado demasiado herido por Renée para darle otra oportunidad al matrimonio.

—Hola. Estoy bien. Pensé en venir…

—Encontró algo mejor que hacer el próximo sábado que cenar con su viejo —me interrumpió Charlie. Pero me alegraba ver que estaba sonriendo en vez de enojarse conmigo por cancelar.

—Oh, es una pena. Bueno, no pasa nada. Estás aquí hoy. De hecho, ahora que estás aquí, el otro día limpié el ático y encontré unas cosas viejas tuyas. Tal vez te gustaría verlas y decidir si quieres tirarlas o guardarlas. Están en tu habitación. La comida estará lista en media hora.

Subí a la segunda planta y, como siempre, me sentí rara de camino a mi vieja habitación. No había estado ahí desde hacía diez meses. Desde que finalmente me había mudado de aquí hacía seis años había evitado esa habitación todo lo posible, solo me quedaba a pasar la noche en las festividades. Me sentía incómoda cada minuto que pasaba ahí.

Abrí la puerta y de inmediato vi que no había cambiado nada desde que me fui. Sue limpiaba regularmente la habitación y aunque la casa era pequeña y ellos podían aprovechar cada metro cuadrado disponible, nunca la habían redecorado ni la habían usado para nada más. Insistían en que era mi habitación y se quedaría así hasta que tuviera mi propia familia. No estaban conscientes de que estábamos hablando de probablemente décadas, sino una eternidad.

En la cama estaba una caja que reconocí en cuanto posé los ojos en ella. Después de mi shock inicial, me acerqué con mucho cuidado, como si fuera una bomba lista para explotar ante el toque más ligero. Cuando llegué a la cama, me senté en la orilla del colchón y miré la caja de recuerdos durante un buen rato. Era una caja cuadrada color café, medía treinta centímetros de ancho, alto y largo, con una tapa verde.

La mayoría de las cajas que había guardado en el ático estaban etiquetadas, haciendo alusión a sus contenidos. Pero esta no. En unas anchas letras negras Sue había anotado mi nombre en ella. A pesar de que no tenía nada más por fuera de la caja, sabía inmediatamente, sin tener que adivinarlo ni por un segundo, qué había en ella. Pude haber nombrado cada uno de los objetos, haberlos descrito meticulosamente.

Incluso antes de abrir la tapa pude oler el aroma de sus contenidos a mi alrededor, agitando sentimientos en mí de dolor, angustia y pérdida. Puse mi palma sobre la caja para entrar en contacto con ella durante un rato antes de atreverme a levantar la tapa. Era como si temiera que algo fuera a salir saltando para atacarme si me movía demasiado rápido.

Lo primero que captó mi atención, algo que estaba encima de todo lo demás, era un oso blanco de peluche con un enorme moño rojo alrededor del cuello. Jacob lo había ganado para mí en la feria a la que fuimos con Alice y Jasper. Tuvo que intentarlo varias veces antes de que finalmente ganara algo que consideraba lo suficientemente bueno para mí. Saqué el animal de peluche de la caja y me lo llevé a la nariz. Años después todavía tenía el distintivo aroma de la feria.

El siguiente artículo que quedó a la vista fue una pequeña esfera de nieve con una miniatura de la Estatua de la Libertad adentro. Un regalo para recordarme a la ciudad en la que siempre había soñado trabajar, pero que juré nunca volver a pisar. La tomé en mis manos con mucho cuidado y la sacudí, haciendo que la nieve cayera alrededor del monumento más famoso de Nueva York.

Luego estaba un vestido estilo jersey negro con un zipper en la parte de atrás que nunca había cerrado por completo. Nunca lo había usado, solo me lo había puesto una vez durante unos minutos antes de… No, no podía pensar en eso ahora. Dolía demasiado.

Luego estaba un boleto para un concierto en Seattle fechado para el 21 de julio de 2004.

Mientras sacaba eso, vi tres fotografías que habían quedado escondidas en la parte de abajo. Desde la primera foto, un retrato, un par de ojos cafés posados sobre un hermoso rostro color cobrizo y enmarcado por un grueso cabello negro, me sonreían. La guardé rápidamente antes de que el nudo de mi garganta se pudiera volver todavía más grande.

La siguiente foto nos mostraba a Jasper, Alice, Jacob y a mí haciendo caras graciosas. Recordaba que esa foto había sido tomada dos días antes de que los chicos tuvieran que irse. Alice y Jake querían algo para recordar la semana que pasamos juntos. Así que montamos la cámara de Alice en nuestro patio, la pusimos en modo disparo automático y posamos para una serie de fotos más o menos estúpidas. Casi podía escuchar la risa que flotaba en el aire ese día. En aquel entonces se sentía como si no tuviéramos ninguna preocupación en el mundo. La última foto que había guardado era una donde Jacob me cargaba de caballito, iba corriendo a través de la arena en First Beach.

Mientras extendía todo sobre mi edredón, las lágrimas empezaron a escocer en mis ojos, desesperadas por ser derramadas. Intenté contenerlas lo más posible, luchaba por ser más fuerte que los abrumadores recuerdos que habían sido liberados. Pero perdí la batalla mientras un sollozo silencioso se escapaba de mi garganta y cuando cerré los ojos, las lágrimas empezaron a fluir.

Lloré en silencio por un rato, dejando que los recuerdos me aplastaran por primera vez en un muy largo tiempo.

Cuando finalmente me volví a componer, guardé otra vez todo en la caja y le puse la tapa. Limpiándome las últimas lágrimas que habían escapado de mis ojos, derramadas no por un tipo, sino por la chica que había perdido toda la fe en el amor, guardé de forma segura a Jacob Black antes de salir hacia el bote de basura para poder deshacerme de la caja del dolor.

~*~POMH~*~

Durante las tres horas del viaje de regreso a Seattle intenté olvidarme de la maldita caja. Habían pasado meses desde la última vez que había pensado en Jacob.

Después de habernos separado, yo me encerré en nuestro apartamento, indispuesta e incapaz de interactuar con alguien más que con Alice. Jake se las arregló para destruir toda la fe que tenía en la gente.

Nadie más que Alice y Jasper sabían lo que había pasado entre él y yo. Pero todos sabían que habíamos tenido una especie de pelea y ya no nos hablábamos. Incluso Charlie, que era la persona menos perceptiva de la tierra, entendió que era mejor no volver a mencionar nunca el nombre de Jake en mi presencia.

Me había tomado medio año antes de aceptar ir a bailar con Alice por primera vez. Por fuera, parecía que había regresado a la normalidad, pero por dentro mis heridas habían estado lejos de estar sanadas. En los meses que pasé en casa había tomado la decisión de nunca más darle la oportunidad a un hombre de lastimarme así, de nunca más volver a confiar en un hombre.

Pero la vida completamente sin hombres no funcionaba. Había necesidades, físicas y emocionales, que tenían que satisfacerse. Ya que estaba indispuesta o incapaz de tener una relación y abrirme a alguien que probablemente me lastimaría otra vez, empecé a acostarme con chicos, siempre solo por una noche.

A lo largo de los años había tenido sexo con muchos hombres. Después de unos cuantos años incluso había hecho intentos por tener una relación, pero nunca dejé que un chico se acercara emocionalmente a mí otra vez.

Había disfrutado de mi tarde con Charlie y Sue, pero desde ese verano no había podido quedarme en Forks más de una o dos noches. Sin embargo, cada pocos meses era agradable ir a casa por unas horas y escuchar a Charlie y Sue contar los chismes más recientes, o solo verlos vivir una vida feliz juntos. En lo más profundo de mí anhelaba tener lo que ellos tenían, pero sentía que estaba demasiado destrozada para conseguirlo algún día.

Cuando entré al estacionamiento subterráneo de mi edificio, había expulsado otra vez todos los recuerdos tristes de mi mente, estaba decidida a vivir en el presente más que en el pasado.


¡Nueva traducción! Sí, decidí que The Inheritance, Star Crossed, Lockdown y esta nueva historia serán las traducciones en las que me concentraré el resto del año, así que espero que les guste.

La historia tiene 42 capítulos, EdwardxBella, un poquito de drama en el romance y final feliz como nos gustan. Se actualizará una vez por semana los miércoles (todo cambio en las actus se los avisaré mediante mi grupo de Facebook Traducciones: FungysCullen13), más la actu extra cada 100 reviews :)

Espero que les guste este primer capítulo, si fue así no olviden dejarme un review y agregar a alertas/favoritos ;)

Gracias!