¡Sal de mi mente, Granger!

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Bueno, pues con varias historias sin terminar que ya se terminarán en un momento dado, voy a subir otra más. Me he convertido en aquello que juré destruir. Suele pasar. *Una gotita resbala por mi sien*

Es otro Pansmione, y también tendrá algo de Drarry. Ocurre en el sexto año. A mí el rollo de la oscuridad me gusta, por lo que aunque sea una historia de humor, los personajes van a ser un poco chungos casi todos, pero acabará (cuando acabe) todo bien. Será un slow burn, porque van a empezar muy enemistadas y enemistados todos como para darse besitos, así que un poco de paciencia. Quería advertir también que Pansy va a ser especialmente bicho. Mejorará, pero poquito a poco (y nadie cambia nunca del todo).

¡Y nada, que espero que os guste!

Disclaimer: No poseo los derechos de Harry Potter ni tengo ánimo de lucro.


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Pansy hubiese deseado estar en su sala común cotilleando con Millicent y no allí. Después de todo lo que había hecho para estar con Harry, para quitárselo a la sangre sucia, y ahora resultaba que se aburría con él. Siempre pensó que "el niño que vivió" sería un tío más interesante, pero no. Solo era un niñato creído. ¡Y ni siquiera era sangre pura! se dijo la slytherin.

El muy idiota llevaba una hora hablando de Draco. Parecía muy preocupado por la idea de que el rubio hubiese tomado la marca en secreto y estuviese conspirando contra las fuerzas del bien. Pansy suspiró, encendió un cigarrillo y echó lentamente el humo, contemplando cómo se escapaba entre sus labios. "Como se escapa el tiempo que no recuperaré", pensó compadeciéndose de sí misma.

Estaban tomando un par de cervezas de mantequilla en "Las tres escobas", aunque ella hubiese preferido algo más fuerte en otro lugar más elegante, pero estaba saliendo con Potter. Con el bueno de Potter. Si la viese beber whisky de fuego empezaría a darle el tostón.

-Pansy, no puedes fumar aquí. ¡Nos van a decir algo!

-Si eso pasa ya veremos qué hacemos. Pero no creo que me vayan a decir nada a mí. –Dijo la morena con hastío.

-¿Pansy, te pasa algo?

-¿Por qué supones que me pasa algo? Estoy muy bien. Solo que llevamos una hora hablando de Draco. No sé, ¡casi me da la impresión de que querrías estar aquí con él en vez de conmigo!

-¿Qué dices? ¿Qué estás insinuando, Pansy?

-No estoy insinuando nada. Solo digo que eres muy pesado con el tema de Draco. ¡No tienes ninguna prueba de lo que estás diciendo, y esa obsesión con él solo te va a llevar a meterte en problemas! Y además, que es que llevas una hora. Una maldita hora hablando de él. ¡Hablándome a mí de él!

-¿Eres tan egocéntrica que no puedes dejar ni por un momento de querer ser el centro de atención? ¡Deberías valorar que confío en ti lo suficiente como para contarte mis inquietudes!

-Baja la voz y disimula. Gírate un poco, con cuidado, y mira quienes acaban de entrar.

Harry obedeció. Allí estaban Hermione, Ginny, y Ron. Hermione hizo un gesto como de querer irse cuando los vio, y Ron parecía dubitativo. Saludó a Harry de lejos, pero enseguida volvió la cara. Ginny le dijo algo al oído a Hermione, y la empujó hacia dentro del bar.

-Míralos, qué patéticos. ¿Con quién de los dos hermanos se estará liando Granger?

-¡Qué dices! ¡Hermione no se está liando con nadie, loca! ¡Hace apenas una semana que cortamos! ¡Y además, a Hermione no le gustan las tías! –Exclamó Harry.

-Lo de que no le gustan las tías habría que verlo. La he pillado mirando con cariño a ese adefesio de aurora que nos han puesto para que nos haga de niñera. Si Granger le tira la caña no le va a decir que no, ¡el bulto ese no está como para desperdiciar oportunidades!

-¿Podrías dejar de soltar mierda de todos mis amigos? ¡Me estoy empezando a cabrear! ¡Además, solo hablas mal de ella porque te ha llamado la atención por lo de Luna!

¿Te molestaría que tu ex te olvidase tan pronto, Harry? Di la verdad. –Preguntó la bruja, extrañamente divertida e ignorando lo que el chico había dicho.

-Me da igual lo que haga. Es decir, deseo que sea feliz… y eso. ¡Pero que no está liada con nadie ni le está tirando la caña a nadie! ¡Hermione no es así! ¡Tú no la conoces!

-Calla y bésame. ¡Bésame ahora! –Exigió la chica de pronto, sentándose a su lado e inclinándose hacia él.

La slytherin lo rodeó con sus brazos y besó sus labios metiendo la lengua hasta la garganta. A Harry no le gustó mucho tanto ímpetu ni que fuese ella la que llevase el control de la situación, y si no hubiesen tenido público le hubiese dado un empujón, pero en esas circunstancias pensó que lo mejor era contraatacar y dominar él el beso. Pansy echó la cabeza para atrás, encantada.

Pero no cerró los párpados como Harry, sino que buscó a Hermione con la mirada. Y allí estaba ella. Mirándola con ojos tristes y labios temblorosos. Apartó la vista cuando vio que Pansy la miraba, pero ya era demasiado tarde. Vio como Ginny intentaba distraerla, y entonces ya la morena se permitió cerrar los ojos. "Hacerte daño es lo más cerca que voy a estar nunca de ti", se dijo, extrañándose después de sus propias palabras: ¿quién querría estar cerca de esa horrible marisabidilla hija de muggles?

Cuando abrió los ojos vio que los hermanos Weasley y Hermione estaban saliendo del lugar. Se sentó procurando no mirarlos. No sabía por qué de repente estaba triste. Se clavó las uñas en las palmas con furia, mientras exclamaba con ira en su interior ¡sal de mi mente, maldita Granger!

Se obligó a sonreír y beber un trago. Harry había vuelto a la carga sobre la sospechosa actitud de Draco. Suspiró y bebió otro trago de cerveza. Le hubiese gustado beber algo más fuerte, pensó de nuevo, frustrada.

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-¡Te dije que me quería ir! ¿Por qué me has obligado a quedarme? –Preguntó Hermione a Ginny con amargura, mientras salían de "Las tres escobas".

-¿Ibas a dejar que ella pensase que le tienes miedo? ¡Tú lo que tienes que hacer ahora es estar tranquila y no cambiar de planes por las chorradas que ellos hagan o dejen de hacer! Por cierto: ¿qué te pareció esa interpretación con la que nos deleitaron?

-¡Un asco! ¿Qué me va a parecer? –Repuso Hermione con enfado. No entendía dónde quería ir a parar Ginny haciéndole esa dolorosa pregunta.

-Parecía que iban a empezar a bailar un tango. Dan ascopena. Pero que oye, ¡hay otros peces en el mar, Mione! –Comentó Ron.

-Esos dos no van a durar, Mione. Se ve que es un calentón de Harry y que ella está con él por despecho, porque Draco no le hace ni puñetero caso. ¡Dales un par de semanas, y tendrás aquí a Harry pidiéndote una segunda oportunidad!

-No quiero que me pida nada. No podría perdonarlo. Sé que si lo intentase ya no podríamos ser felices. Ya no. –Comentó con desesperanza Hermione.

-¡Así se habla, Hermione! ¡Después de haberte faltado al respeto liándose con otra tía en tu cara, ya no merece nada tuyo! –Afirmó Ron.

-¿No habías quedado con Lavender? –Le recordó su hermana.

-A las cuatro y media. Hay tiempo.

-Son las cinco menos cuarto, Ron.

-¿En serio? ¡Mierda! ¡Me voy corriendo, a ver si por casualidad todavía está esperándome en el "Cabeza de Puerco"!

Ginny sacudió la cabeza. Su hermano era tonto, pero era su hermano. Había que quererlo y apoyarlo, ¡qué remedio!

-No creo que me vaya a poder enamorar otra vez. ¡No pasa nada, no pongas esa cara, Ginny! Es la verdad, pero no es un drama. ¡Los profesores son solteros y lo llevan con bastante dignidad, al menos casi todos! A lo mejor podría ser profesora aquí en un futuro. ¿Te imaginas, sentada al lado de Snape en la mesa del comedor?

-Dices muchas tonterías, Mione. Aunque la verdad es que con los tíos está la cosa muy mal. ¿Por qué no pruebas con alguna chica? Creo que Tonks te mira con buenos ojos…

-¡Ahora eres tú la que dice tonterías! Yo me alegro muchísimo de que te vaya bien con Luna, pero a mí no me atraen las chicas. ¡Y Tonks no me mira de ninguna manera, por favor! ¡Además, es mucho mayor que nosotras!

-Vale. Es verdad que ese es un punto importante. Pero de que te mira, te mira. Ya te digo yo que te mira.

-Baja la voz, Ginny. Hablando del rey de Roma, por la puerta asoma. –Susurró la mayor de las brujas.

-¡Hola chicas! ¿Qué tal está yendo el domingo? –Preguntó la metamorfomaga cuando se acercó a ellas.

-Podría ir mejor, -murmuró Hermione.

-¡Qué mala cara traes, Hermione! ¿Estás enferma? ¿Tienes fiebre? –Preguntó colocando una mano en su frente, para tomar su temperatura.

-Estoy bien, Tonks. Gracias por preocuparte. Solo es que he tenido un disgusto.

La aurora la miró un momento a los ojos. -¿Otra vez la tipa esa? ¿Quieres que hable yo con ella? –Preguntó enfadada.

-¡No, por favor! ¡No te metas en esto, solo me dejarías en ridículo!

-¿Qué ha pasado ahora? ¿No me lo quieres decir? –Preguntó Tonks bajando la voz, como deseando infundirle confianza.

-No ha pasado nada, de verdad Tonks. –Dijo Hermione negando con la cabeza.

-Cuando se estaba metiendo con Luna funcionó que hablase con ella. ¿Verdad que sí, Ginny?

-Sí, pero me temo que esto es distinto, Tonks. –Dijo Ginny, apoyando a su amiga.

Las dos chicas se miraron. Hermione se decidió a contárselo: aunque la avergonzaba que Tonks pudiese pensar en ella como la pobrecita ex novia triste, sola, y despechada, al final se acabaría enterando. Así que mejor que lo supiese por ella.

-Harry y yo ya no estamos juntos. Y bueno… ahora está con ella. Con Pansy.

Tonks la miró boquiabierta. – ¿Con esa? ¿Pero no era la novia de Draco? ¡Parecían muy íntimos a principios de curso!

-Pues al parecer ya no, Tonks.

-Vaya… lo siento muchísimo. Estas cosas duelen. –Comentó Tonks mirándola con pena. Justo el tipo de mirada que Hermione no quería ver.

-Yo estoy bien. Harry está muy desquiciado de un tiempo a esta parte, ¡nada más que repitiendo que Draco es un mortífago y leyendo el libro ese de pociones con notas raras, que vete a saber! En realidad me he quitado un peso de encima. ¡Que se lo quede Pansy, entero para ella!

Tonks puso una mano en el hombro de Hermione, sonriendo con tristeza. – ¡Claro que sí! –Dijo–. Tienes que pensar en lo que te conviene a ti, guapa.

-Muchas gracias, de verdad. –Dijo Hermione sin saber muy bien qué decir. –Volvemos al castillo. Estoy muy cansada, y quiero repasar para mañana.

-Claro, Hermione. Yo sigo patrullando. ¡Nos vemos, chicas!

-¡Te ha llamado guapa! –Comentó Ginny con ganas de pincharla, mientras Hermione ponía los ojos en blanco.