Nota: Sé que tengo dos historias empezadas, pero esto me lleva rondando mucho tiempo, y ya tengo algunos capítulos escritos. La historia será larga. Éstos primeros capítulos son para asentar la historia, luego ya se desarrolla todo.

Esto empieza en la temporada tres, e incluiré los acontecimientos de la serie (léase Foyet y más), pero algo más rápido de lo que pasaron en la serie.

Sólo me queda deciros que le deis una oportunidad a la historia, actualizaré una vez a la semana. Espero que os guste. ¡Disfrutad! Los comentarios siempre son bienvenidos. Gracias.


Capítulo 1

Cerró suavemente la puerta, y suspiró profundamente. Toda la situación la estaba superando, pero ahora mismo no podía venirse abajo. Se movió hacia la habitación de Jasper cuando lo escuchó gemir. El niño, de seis años, llevaba un par de días enfermo con gripe, y sabía que con el tiempo, sus hermanas iban a terminar también enfermas.

Entró a oscuras, guiándose por la luz del pasillo, y se acercó a la cama. Le tomó la temperatura con la mano, tocándole la frente. El niño se movió ante su toque, pero no se despertó. No tenía fiebre y eso era buena señal. Lo tapó, ya que se había destapado, y lo besó en la frente. Salió de la habitación, dejando la puerta entreabierta.

Se dirigió entonces a las habitaciones de Nora y Olivia. La mayor de sus hijas, de nueve años, dormía boca abajo y totalmente destapada. Erin no pudo evitar sonreír a pesar de todo. Lo raro es que Nora durmiera tapada toda la noche, incluso en invierno. Ya era así incluso cuando era un bebé, y ella se preocupaba por si se resfriaba. La pediatra tuvo que tranquilizarla cada vez que iba a revisión con la niña.

Y Olivia, su pequeña Olivia, que hacía un par de semanas había cumplido dos añitos, dormía con el pulgar en la boca. Pasó suavemente su mano por su cabello, y Erin no pudo evitar preguntarse cómo cambiaría a sus hijos toda la situación. Ni siquiera estaba segura que lo entendieran del todo. Al menos Olivia, que era demasiado pequeña, no recordaría nada con el tiempo.

Apagó la luz del pasillo cuando llegó al pie de las escaleras, quedándose totalmente a oscuras. Se sentó en el penúltimo escalón, apoyándose en la pared. Respiró hondo varias veces, abrazándose a si misma, mientras intentaba evitar el ataque de ansiedad que sabía que estaba apunto de atacarla.

Unos minutos después, cuando sintió que no se caería al suelo si se levantaba, se dirigió a la cocina y se sirvió un vaso de agua. Lo tomó en pequeños sorbos, casi como si lo estuviera saboreando. Luego se sentó en el sofá, todavía a oscuras, y se permitió perderse en sus pensamientos.

12 de Noviembre

Todo el aire abandonó la habitación y su mente se quedó completamente en blanco cuando escuchó las palabras del médico. Sintió cómo Mark agarró su mano, congelada en ese momento.

-¿No hay un error? Tal vez sólo se trate de un error…

-No hay ningún error, señora Strauss, lo siento -el doctor Wild evitó su mirada, desviándola hacia sus papeles.

-Pero puede comprobarlo de nuevo…

-Erin…-Mark apretó un poco su mano, y ella lo miró-. Las pruebas son claras, cariño. Tengo cáncer de pulmón.

Ella clavó su mirada en sus manos unidas, y de pronto fue consciente de todo. Su marido, su compañero de vida, el padre de sus hijos, estaba enfermo y podría morir. La vida era demasiado injusta. Se levantó rápidamente y salió de la consulta. Mark miró al doctor mientras se levantaba también.

-Denos un momento, por favor -el otro hombre asintió.

Encontró a Erin al final del pasillo, sentada en una silla junto a una ventana. La lluvia golpeaba con fuerza contra el cristal. El tiempo parecía acompañar el estado de ánimo del matrimonio.

-¿Por qué parece que te lo has tomado tan bien? -susurró ella cuando se sentó a su lado, pero siguió mirando la lluvia. No quería que viera que estaba a punto de llorar.

-No es así. Siento si te ha dado esa impresión. Pero creo que hay que coger las cosas según vienen. Pero tranquila, Erin, no me daré por vencido. Haré todo lo posible para que esto sólo sea una horrible pesadilla.

Ella volvió su cabeza hacia él, y asintió en silencio. Apoyó la cabeza en su hombro, y permanecieron así unos minutos.

-Volvamos. El doctor Wild tiene que decirnos qué hacer a continuación -Mark se levantó y le extendió la mano. Ella la tomó. Juntos hasta el final.

Se despertó sobresaltada, y se dio cuenta que se había quedado dormida en el sofá. Le dolía el cuello por la postura incómoda en la que se había dormida. Miró el reloj, que marcaba las 03:18. Todavía podría dormir otras tres horas antes de levantarse. Volvió a hacer la ronda en todas las habitaciones, terminando en la suya. Mark dormía sin ningún problema, respirando lentamente pero bien.

Después, se dirigió a la habitación de invitados, donde se había instalado cuando Mark había empezado a empeorar. Apartó las mantas y se acostó, vestida. Unos minutos después, estaba dormida.


Tomó la taza con las dos manos, para intentar que el calor que desprendía llegara a su cuerpo. Observó cómo Nora y Jasper devoraban su desayuno, mientras hablaban de dibujos animados y juegos. Olivia metía las manos en su cuenco de cereales y chapoteaba las manos en la leche. Esa mañana no tenía fuerzas para reprenderla. Simplemente, se quedó mirando cómo su hija lo estaba poniendo todo perdido.

-Mamá, deberías decirle algo a Liv, lo está ensuciando todo -Nora le habló, aunque ella no le contestó, seguía con la mirada perdida-. ¡Mamá!

-¿Alguien puede decirme qué está pasando aquí? -Mark entró en la cocina, sonriendo, con algo de esfuerzo, apoyándose en la pared y con dificultad para hablar y respirar.

-¡Papi! -Nora y Jasper corrieron a su encuentro. Él se sentó, con los niños a su lado.

-¡Papi! -Olivia levantó los brazos, lloriqueando, para que la sacaran de su trona. Erin la cogió y la limpió un poco, antes de dejarla en el regazo de su padre.

Luego empezó a recoger los restos del desayuno de los niños, y a limpiar el desastre de Olivia. Colocó un vaso de leche caliente y unas galletas delante de su marido, para que desayunara. Él sonrió complacido, y Erin le devolvió la sonrisa. Cuando salió de la cocina, escuchó a Mark decirles a los niños que irían al parque todos juntos, hacía un día espléndido y estaba bien, lo pasarían genial. Los niños vitorearon la idea de su padre, y Erin se preguntó cuánto tiempo más podrían hacer planes así.

Continuará…