Los personajes no me pertenecen.

Busco algo de inspiración para mis otros Fanfiction y se me ocurrió este One-Shot.

Se me ocurren algunas historias de vez en cuando mientras trato de escribir mis fiction y bueno...tengo ganas de hacerlas. Eso no quiere decir que abandone todas las historias que tengo. Tendrán su continuación, no se preocupen.

Resumen: Encontrar el amor verdadero no es fácil y menos en una noche, sobre todo un día antes de tu boda. Sin embargo Anna sabía que ella era el amor de su vida, lo correcto era escuchar a su corazón.

En ti descubrí el amor

Las seis personas levantaron sus copas hacia arriba gritando de felicidad, a excepción de una de ellas. Anna solo sonrió levemente al brindar con sus padres y los de su prometido. No quería estar ahí, no quería esa fiesta, no quería juntarse con sus amigas luego, no quería que fuese mañana y no quería casarse con el hombre que tenía a un lado.

Hans desliza su brazo sobre el hombro de su prometida para atraerla hacia él y depositarle un gentil y amoroso beso en los labios. Al separarse Anna fuerza una sonrisa.

Michelle Summers, madre de Anna, oculta una risa detrás de su mano al ver la actitud de la pareja. Lo mismo hizo su esposo, Edgard Summers.

"Hans Solberg, me alegra saber que por fin mañana serás oficialmente mi yerno" dijo el padre de la chica dandole un amistoso golpe en la espalda.

Por años las dos familias esperaban este matrimonio. Hans estaba contento, no solo por el prestigioso futuro que le esperaba, sino también porque amaba a la chica que estaba a su lado y estaba dispuesto a tratarla igual que a una Reina. Anna... Anna ni siquiera tenía idea de cómo fue que llegaron a esto. Ella y su futuro marido se conocían desde que nacieron. Todo esto ocurrió porque se dejó convencer por su padres y además porque Hans fue muy amigo suyo y jamás se atrevió a decirle que no.

"¿Cariño, te encuentras bien?" pregunta Hans con tono de preocupación al notar que estaba en otro universo.

Anna se esfuerza por sonreírle, esta vez de manera honesta.

"Si, es que solo estoy algo nerviosa".

Eso fue suficiente para convencerlo. Después de tanto tiempo que llevaban juntos Anna ya sabía cómo manejarlo.

Esto era más de lo que podía tolerar, tenía que escapar. ¿Y luego qué? Sabía que no podía hacerlo, no tenía a donde ir, y además no podía lastimar a Hans porque,a pesar de que no lo amaba, lo quería.

"¿Quieren postre?" ofreció Sr. Summers.

"Yo paso" se apresura a contestar Anna.

Todos en la mesa se quedaron mirándola. Anna más incómoda no se podía sentir.

"Es que...estoy bastante llena y ya tengo que irme. Mis amigas quieren juntarse... una especie de despedida de solteras, todo eso... solo que sin ir bailar, ni cosas raras, ni stripers..."

Anna detiene sus palabras, sabía que había hablado demás. No, no iba a haber stripers ni nada de eso, no por su prometido, sabía que la despedida de solteros que le habían hecho sus amigos había habido mujeres haciendo algún show, así que no tenía por qué reprocharle nada. Ella no quería nada de esas cosas porque no le gustaba, siempre prefirió la tranquilidad.

"Enserió, tengo que irme, mis amigas esperan".

Su madre suelta una delicada risa, que de nuevo cubrió con su mano.

"Está bien queri..."

Anna se levanta, se despide de Hans con un beso en los labios, saluda al resto con un adiós y sale del restaurante.

Saca su móvil de su abrigo mientras caminaba y marca el número de su amiga Rapunzel.

"Hola" saluda de manera enérgica su amiga.

"Heii voy en camino ¿Ya están todas ahí?"

"Si, todas esperándote".

"Me repites el nombre del bar".

"El verdadero amor".

Anna torció el labio. ¿Quién podía ser tan tonto de ponerle ese nombre a un bar? Era absurdo. Era mucho más absurdo que sus compañeras eligieran un bar con ese nombre. Ellas creían que su matrimonio era amor de verdad. No era amor de verdad, no sabiendo que a partir de mañana iba despertar el resto de sus días llorando porque al lado suyo había un hombre que no amaba.

"¿Quieres la dirección?" pregunta Rapunzel

"No, la dirección ya la sé, solo te pido el nombre porque es una zona de muchos bares".

Era cierto, toda la cuadra estaba repleta de bares y discotecas. Lo que menos deseaba Anna era entrar en lugares diferentes y no encontrarse con sus compañeras.

Anna se despide de Rapunzel y aprovecha a hacerle seña al primer taxi que vio.


El alcohole no es la solución a los problemas. Y sin embargo ahí estaba, tratando de terminar una botella de cerveza para luego beberse otra y otra y otra y otra hasta perder todos los sentidos para alejarse de la realidad. Pero el primer sorbo que le dio le produjo asco de inmediato y luego de eso la botella queda reposando en su mano. ¿A quién quería engañar? no iba a embriagarse, jamás se había embriagado, y jamás le había gustado el alcohole.

La clientela era poca en ese momento. Kristoff dio una mirada a su compañero Sven mientras limpiaba un vaso con un trapo blanco; su compañero manejaba a los que estaban en la barra pidiendo alguna bebida sin problema. Kristoff cuelga el trapo en su hombro y fue hacia su amiga, quien se encontraba en un estado devastador.

"Vamos, Elsa" le anima el rubio. "Ya ha pasado un mes, tienes que cambiar de actitud".

Elsa levanta la vista de su botella para mirar hacia su amigo.

"¿Cómo diablos debo sentirme?"

"Elsa, Tadashi se siente terrible. Él nunca tuvo la intención engañarte".

"Sin embargo, párese que lo estaba disfrutando mucho cuando se revolcaba con mi mejor amiga".

Fue así de simple. Ella y su novio, con el que llevaba cinco años, fueron a la fiesta en la casa de un amigo. Elsa se alejó de Tadashi para irse con otras amigas, él fue con otros amigos. Tadashi empezó a beber, a él si le gustaba pero no era un adicto. Esa noche se embriagó, sus amigos lo dejaron solo. Entonces aparece la ex mejor amiga de Elsa, quien en secreto tenía una enorme atracción hacia él, y lo seduce. Tadashi, bajo el efecto del alcohole, termina en la cama con ella y Elsa los descubrió.

Elsa quería sacarse de la cabeza esa imagen, su ex amiga, arriba de su ex novio, gritando su nombre junto con otras cosas y él gozando con cara de tonto el placer del momento.

"Elsa, te juro que jamás lo había visto de esa manera... es... no es normal, ni siquiera sé si es humano".

"No puedo perdonarlo así de fácil, Kristoff " sería débil si lo perdonaba de una forma tan fácil.

Rápido Elsa da un sorbo a su cerveza. El líquido permaneció en su boca mientras ella hace una mueca de asco. Con algo de esfuerzo hizo que la debida bajara por su garganta. Ella saca la lengua para que aire le quite el horrible sabor.

Kristoff se ríe y sigue limpiando el vaso.

"No serás capaz de terminarte esa cerveza y aunque lo hagas no creo que puedas con otra".

Elsa deja la botella y mira hacia otro lado a la vez que otra mueca de asco se escapaba de su rostro.

"No sé por qué vine aquí".

Vino para embriagarse. Sabía que no lo iba a lograr y aun así decidió intentarlo. ¿Por que tuvo que venir a ese bar, cuyo nombre era El amor de verdad? Porque sabía que Kristoff le regalaría las bebidas, absurdo.

Kristoff deja el vaso de cristal sobre la mesa.

"Mi jefe Pabbie suele decir que el amor de verdad pega tan fuerte en nuestros corazones que jamás lo olvidamos".

"Tu jefe es un viejo de eras pasadas, estamos en el siglo XXI".

Kristoff se encoge de hombros y apoya sus brazos sobre la barra, acercando su rostro más al de Elsa.

"Yo no lo creo así. Pabbie es la única persona que conozco que sabe acerca de lo que es el amor".

"Tsk... Ya que. No creo en esa tontería".


Después de revisar la hora en su móvil, Anna se dio cuenta de que solo había pasado quince minutos en ese bar. ¿Solo quice minutos? le pareció haber estado ahí más de dos horas. Sus tres amigas, Rapunzel, Mérida y Ariel solo hablaban de lo que iban a hacer en la boda de mañana y ella no quería saber nada.

"¿Anna, por qué tienes esa cara?" pregunta en broma Ariel.

"No quiero casarme mañana" responde directamente.

Su corazón le pedía a gritos que dijera la verdad, no podía soportar más guardar ese secreto.

No esperó que sus tres amigas soltarán una carcajada en respuesta. Ellas no lo hacían de malas, sino que pensaban que Anna estaba bromeando cuando nunca en su vida había sido tan honesta como en ese momento.

"Tranquila Anna solo son los nervios" dice Rapunzel volviendo a reír.

No eran los nervios.

"Si, yo también sentí lo mismo cuando me casé con Eric pero al decir acepto se me pasó".

Pero Ariel amaba a Eric. Anna jamás quiso ser novia de Hans en primer lugar.

Las lágrimas empiezan a salir de sus ojos. Era inútil intentar decir la verdad acerca de lo que le pensaba cuando los demás solo lo consideraban un chiste. La música era demasiado fuerte, y molestaba, la risa de sus amigas molestaba, tanta gente gritando le molestaba, el que no le creyeran le molestaba.

"Me tengo que ir" dijo Anna así como así.

"Pero Anna..." Mérida no logra terminar la frase.

Anna sale del bar sin ganas de escuchar. Se queda en la entrada, limpiándose las lágrimas.

¿Y ahora que iba hacer? Ya sabía que escapar no era una opción. Dirige su mirada a una desconocida con el cabello rubio platino, que estaba atado a una trenza. Usaba un pantalón gris, con una chaqueta de cuero negra y un sweater blanco. La chica estaba con su espalda recargada contra la pared, mirando el suelo. Aspiraba un cigarrillo y soltaba el humo por su boca y nariz.

Anna no fumaba, nunca había probado el cigarrillo, tampoco moría por saber cuál era su sabor. De todas formas se para a pocos metros de la chica, quien miraba para a otro lado, y le pide lo impensable.

"¿Me compartes un poco de tu cigarro?"

Elsa levanta la cabeza hacia ella soltando otra bocanada de humo. Alzo una ceja, un poco extrañada por lo que aquella joven le pedía. La analiza unos minutos, era una muchacha absolutamente hermosa. Usaba un vestido verde oscuro, escotado, sin tirantes, apretado a su cuerpo y un abrigo color beige con unos zapatos oscuros de taco alto. Tenía el cabello rojo atado a un moño, varias pecas en el rostro y ojos turquesas que reflejaban un toque de inocencia pero que había algo más en ellos. La chica no mostraba evidencia de ser fumadora. Por su aspecto se notaba que había estado llorando.

Elsa le da una mirada a su cigarrillo y se lo entrega a Anna.

Anna se lleva el cilindro fino de papel, con nicotina, a su boca y la aspiro. El humo fue demasiado para ella y lo suelta con desagrado mientras tocia levemente.

"Esto es asqueroso".

"Lo es" comenta Elsa recuperando el cigarrillo y llevándoselo nuevamente a su boca.

Anna cierra más su abrigo al sentir el viento helado soplando.

"¿Por qué lo fumas si no te gusta?"

"Hace seis años que no fumo y cuando lo abandoné no quise saber nada más con él" Elsa miro el cielo nocturno para ver las escasas estrellas que había, soltando otra bocanada de humo. "Pero hay cosas que están quemando mi cabeza. Quise eliminarlo con otros factores, pero nada resulto y esta era mi última opción".

Elsa deja el cigarrillo a la mitad y lo arroja al suelo para apagarlo de un pisotón.

Después de su charla con Kristoff, él fue a atender algunos clientes y ella aun buscaba una solución a sus problemas. Al ver una chica fumando no pudo evitarlo y le pidió uno junto con el encendedor.

"¿Y qué hay de ti? ¿Te abandonaron?" se atreve a preguntar como para sacar algún tema de conversación.

"Tsk... Ojala" murmura Anna con algo de molestia.

Elsa no puede evitar soltar una pequeña carcajada. Sin embargo, después se sintió fatal, porque a ella si la habían abandonado.

Anna piensa que había dicho algo malo por ver el cambio de humor de la chica.

"Perdona, no quise..."

Elsa niega con la cabeza antes de que completara la frase, separando su espalda de la pared para acercarse más a Anna.

"Descuida, no fuiste tú".

Anna le sonríe amistosamente. Sabía perfectamente que no estaba bien hablar con desconocidos pero algo raro había con ella, algo diferente y agradable.

"Me llamo Elsa" se presenta, extendiendo su mano.

Anna pasa su vista de los ojos de Elsa a su mano y luego a los ojos de vuelta.

"Soy Anna" corresponde estrechándola.

"Bonito nombre" comenta Elsa separándose de Anna y colocando sus manos en los bolsillos de su chaqueta. "¿Y que hace una chica tan linda como tú por aquí sola?

"No hagas eso".

"¿Hacer qué?" Elsa se sorprende, abriendo los ojos.

"Eso... lo de chica hermosa. No me gusta es... no me parece sincero, eso es todo".

"Pero yo estoy siendo sincera".

Ahí estaba otra vez, esa sensación extraña que le causaba Anna a Elsa.

Es normal que, cuando un chico intenta acercarse a una chica que le gusta, le pregunte ¿Qué hace una chica tan linda como tú en un lugar así?

¿Pero en que estaba pensando? Elsa no se le había acercado, fue al revés.

"Bueno... no importa. Solo no lo hagas, me recuerda a mi prometido".

"Humm... entiendo. Entonces lo preguntaré de otro modo ¿Qué haces por aquí?"

No era correcto decirle esto a alguien que acaba de conocer pero hacía tiempo que quería sacarse ese peso de encima y cuando, hace tan solo unos poco minutos, intentó contárselos a sus amiga, ellas no la escucharon.

"Me casaré mañana y mis amigas organizaron una especie de despedida de soltero en este estúpido bar".

"¿Una despedida de soltero sin stripers?"

"No me gustan los stripers".

"A mí tampoco".

"Pues que bien".

"Lo mismo digo".

Las dos suspiraron y al rato se echaron a reír.

"Por cierto, que tenga un nombre estúpido no quiere decir que el bar lo sea".

Anna vuelve a reír.

"No lo puedo tomar enserio con ese nombre".

"Es verdad pero aun así no lo hace mal bar".

Anna tenía que reconocer que Elsa tenía un punto. La gente se divertía, el único trago que tomo fue bueno, la música también era buena y el servicio era excelente.

"¿Y cómo fue la despedida?" sigue preguntando Elsa.

"Quince minutos fueron suficientes para mí".

"Auch... ¿demasiado aburrida?"

"No fue el aburrimiento lo que me hizo salir de ese bar".

"¿Y entonces que fue?"

Anna ríe sin gracia. Empieza a caminar, decidiendo no seguir la conversación.

Eso solo anima más a Elsa. Corre hacia Anna e interrumpe su camino.

"¿Qué es lo que quieres?" pregunta Anna, con fastidio porque comenzaba a creer que hizo mal al hablar demás con esta extraña.

"Te diré qué, puedes ir a seguir tu aburrida despedida con tus amigas..."

"No iba a volver con mis amigas" le interrumpe cruzándose de brazos.

"Ya... Como decía, puedes regresar a tu casa aburrida o..."

"No iba a regresar a mi casa".

"¿Entonces que rayos quieres?" el comportamiento de la futura novia ya la estaba exasperando.

Irse, solo eso era lo que Anna quería, pero no sabía dónde.

"¿Qué es lo que quieres proponerme?" Anna decide averiguar que le quería proponer, cruzándose de brazos.

"Puedes hacer lo que quieres o puedes venir conmigo a terminar tu despedida divirtiéndote".

"No te ofendas, pero no me pareces una chica divertida".

"Eso es porque no me conoces".

"Ahí está el punto, no te conozco" Anna le da unas palmadas a la mejilla de Elsa y rápidamente vuelve a caminar hacia delante pero Elsa la detiene, sosteniéndola gentilmente de la mano.

"¿No te das por vencida?" pregunta Anna observándola por arriba de su hombro.

Elsa la suelta.

"No. Y sabes que, me parece que tú tampoco. Me parece que eres una chica con alma aventurera".

Anna se gira lentamente, cruzándose nuevamente de brazos.

"Bueno, supongamos que tienes razón".

"Sé que tengo razón" inquirió Elsa sonriendo entre dientes.

"De acuerdo, tienes razón".

"Lo sabía".

Elsa extiende el brazo para ofrecer su mano, Anna duda en aceptarla esta vez.

"Ven conmigo y te prometo que no te arrepentirás".

Anna quería irse, a cualquier lugar, y esa chica le estaba ofreciendo una especie de escape solo por esa noche. Esa noche antes de su boda. Toma la mano de Elsa y deja que ella la jale.

Ambas corrieron hacia el estacionamiento, donde Elsa busca su motocicleta, una Yamaha fz16 2015 de color azul con algunos tonos en blanco. Anna permanece helada mientras Elsa busca dos cascos en el maletero que tenía al costado del asiento. Siempre llevaba dos por si acaso alguien viajaba con ella, como por ejemplo amigos.

"Vamos, no me digas que tienes miedo" dice Elsa una vez que nota la expresión de Anna.

Le ofrece uno de los cascos y Anna no se siente muy segura de aceptarlo.

"Elsa... no sé... nunca me he subido a una de estas cosas".

"Anna, te prometo que nada malo va a pasarte. Es más, te divertirás".

Suspirando, Anna toma el casco y se lo coloca en la cabeza al mismo tiempo que Elsa se sienta en la motocicleta y se coloca el suyo. Anna piensa en que si su madre la estuviese viendo subir en un vehículo así, como lo estaba haciendo en ese momento, seguro moriría de la histeria.

El crujir de la moto hizo que la adrenalina de Anna aumentara e instintivamente rodeo la cintura de Elsa con sus brazos. La rubia suelta una carcajada en voz baja.

Pronto la motocicleta arranco a toda velocidad. Anna sentía que todo a su alrededor se movía excepto por ella y por su compañera. Una sonrisa se escapó de sus labios.

Elsa estaciona la motocicleta en un aparcamiento con vista a la playa. Anna se baja con emoción quitándose el casco pero pronto esa emoción se borra cuando se dio cuenta de que Elsa la había traído a una feria.

"No pongas esa cara" dice Elsa una vez que se quita el casco y peina su flequillo hacia atrás.

"¡¿Que tienes, cinco años?!"

"Cinco con veinte años más".

"Wooww ¿Enserio? Igual que yo" Anna queda en una especie de trance, ella pensó que Elsa era un poco más grande.

"Interesante" Elsa le arrebata el casco para colocarlo nuevamente en el maletero.

Fue ese momento que Anna cae a la realidad.

"¿Este es tu plan para pasar una despedida de soltero?"

"Sip".

"Estás loca".

"Gracias ¿Vas a venir conmigo?"

Ya que no tenía otro lugar a donde ir, y que no quería regresar a su casa, Anna no tuvo más remedio que aceptar. Camina con Elsa hacia el ingreso de la feria, donde ella paga la entrada. Anna insiste en devolverle el dinero pero Elsa le deja en claro que no era necesario.

"¿Bien, a donde quieres ir primero?" desea saber la pelirroja.

"A la montaña rusa".

Anna se detiene en medio del camino como si una fuerza misteriosa la hubiese pegado al suelo. Elsa se voltea a para mirarla, riendo en el proceso.

Anna nunca se había subido a una montaña rusa, siempre les había tenido miedo.

"No voy a subirme a una montaña rusa".

"Cobarde".

Las cejas de Anna se fruncieron, demostrando su enojo, y con todo el orgullo del mundo toma la muñeca de Elsa y la arrastra hacia la fila de la montaña rusa. Allí Anna se cruza de brazos, permaneciendo sería y espera a que la fila avance. En es momento había unas diez personas delante de ella y, además, el juego estaba en marcha.

"Eres rara" observa Elsa.

"Tu también lo eres".

"Ya lo sé" acepta orgullosa, encogiéndose de hombros.

En el fondo Anna empezaba a divertirse. Todo lo que pasaba ahora le hacia olvidar el asunto de la boda.

Elsa considera que lo mejor era tener una conversación mientras esperaban, así la espera no sería tan aburrida.

"¿A que te de dedicas, Anna?"

La pregunta hizo que esta la mirase.

"Mmm bueno..." Anna vuelve a dudar de si debía continuar, pero ya estaban aquí, ya era imposible no hablar de ese tipo de temas. "Mis padres son dueños de la cadena de hoteles Summers..."

"¡¿QUE?!"

El grito de Elsa hizo que las personas que estaban en la fila y por los alrededores la mirasen. Poniéndose roja, se tuvo que disculpar y cuando todos ya le dejaron de prestar atención mira a Anna de nuevo.

"C-ca-carái...yo..."

"Tranquilízate, de haberme molestado algo que hayas hecho no habría aceptado venir contigo".

Con ese comentario Elsa permanece algo más tranquila.

"Como te decía" continua Anna para recuperar la confianza de antes "mis padres son dueños de la cadena de hoteles Summers y digamos que yo me haré cargo del negocio de la familia. Mi familia es muy amiga de la familia Solberg, que es dueño de otra cadena de hoteles, y me casaré con su hijo mañana. Nuestro matrimonio uniría las dos cadenas de hoteles y nos daría grandes beneficios."

"¿Es por eso que no quieres casarte?"

Por alguna razón, Anna no se sorprende de que Elsa se diera cuenta que no quería casarse.

"¿Se me nota mucho?"

"No... Bueno, no lo sé. He visto a muchas chicas a punto de casarse y ninguna lucia como tú ahora. Además, noté que habías estado llorando cuando te acercaste a mí. Pero... ¿A caso él es un mal tipo y tus padres te obligan a casarte?" Elsa trataba de no sonar enfadada, porque no quería que Anna lo notara. Si era lo que ella pensaba sería imposible no soltar un grito de enfado acompañándolo con groserías.

"No, no es así. Hans y yo crecimos juntos y desde entonces él ha sido mi amigo y ha sido un chico maravilloso, es una de las personas más maravillosas que conozco y sé que jamás se atrevería hacerme daño. Sé que no se habría molestado si yo lo rechazaba como novio o como prometido pero... es que temí decepcionar a mis padres en parte" Anna cierra los ojos y suelta un suspiro. "¿Crees que estoy mal?"

Elsa se encoge de hombros como respuesta.

"No soy quien para hablar. Yo ni siquiera sé que es lo que me pasa con mi novio".

"¿Por qué, que ocurrió?"

"Lo vi revolcándose con mi mejor amiga."

Las dos dejaron de hablar al ver que la fila se movía. Elsa ayuda a Anna a sentarse en el carro y ella se sienta luego a su lado. La barra de seguridad baja hacia la altura de su cintura, Anna se sostiene de ella sujetándola fuertemente con su mano. Elsa le dio un codazo para animarla.

"Anímate, será divertido. Solo asegúrate de gritar".

Anna no entendía que es lo que iba a lograr con gritar.

Cuando siente el carro moverse Anna apoya su cuerpo más contra el de Elsa, quien ríe por eso. El carro avanza lento hasta que sube más y más y más arriba del carril y cuando llega hasta la punta baja a toda velocidad. Anna empieza a gritar como nunca lo había hecho en su vida mientras su compañera solo reía.

"Levanta las manos" le sugiere, haciéndolo.

Pero Anna no iba a levantar los brazos, su cabeza estaba en otro universo y estaba demasiado ocupada gritando del terror.

El carro se mueve de arriba y abajo, dando vueltas, en zig-zag, y haciendo otras piruetas.

Cuando el juego se detiene, Anna respiraba en por la boca, agitadamente. Elsa se seguía riendo.

"Ss...sa-sab-sabes...creo que estoy empezando a odiarte" dijo entre medio del pánico.

Elsa palmea su espalda

"Eso es buena señal".

El estómago de Anna ruge, pero no por que tuviese hambre, era una avalancha dentro suyo. Su rostro se pune verde, rodea su panza con el brazo izquierdo y con la mano derecha tapa su boca.

"Por ahí hay un tacho de basura" le informa Elsa.

Anna no necesitaba preguntar para que era. Corre en dirección al tacho y vomita dentro de él, la comida del restaurante, el trago del bar y tal vez algo más.

"Eso es Anna" alienta Elsa que venía caminando detrás de ella, "elimina todo lo malo que hay en ti".

Anna la fusila con la mirada, después vuelve a vomitar dentro del tacho de basura. Definitivamente no iba a volverse a subir a una montaña rusa de nuevo. Al menos por este año.

"No más juegos así" pide una vez que logra ponerse de pie, apoyando todo el peso de su cuerpo contra el tacho.

"Bueno, dejemos que tu estomago se recupere del todo antes de ir a los autos chocones."

Anna abre los ojos, pasmada.

"¿Por amor al cielo, no puedes estar hablando enserio?"

"Siempre hablo enserio".

Ya que, si de todas formas sabía que no tenía opción.

Elsa le indica con la cabeza que la sigua y Anna le hace caso mientras se frota la cabeza. Primero fueron a un baño donde Anna se enjuagó la boca con agua y luego siguieron caminando por la feria.

"¿Y tú a que te dedicas, Elsa?" Anna decide preguntarle, ya que había decidido conocer sus vidas.

"Soy fotógrafa de una revista y además tengo un estudio a parte."

"Eso suena increíble ¿En qué revista trabajas?"

"Arendelle City."

"¡¿De verdad?!"

Elsa asintió con la cabeza.

Arendelle City era la mejor revista de la ciudad. Hablaba de muchas cosas, música, deportes, famosos, naturaleza, política y otras cosas. A Anna le encantaba ver esa revista, no solo por la información que brindaba, sino también por las fotografías.

"¿Todas las fotos las haces tú?"

"No, yo solo me dedico a la sección de deportes aunque de vez en cuando algún compañero no puede hacer el trabajo y me llaman a mí para que lo haga."

Elsa toma de la mano de Anna cuando encuentra lo que estaba buscando y jala de ella. Era la galería de tiros. Elsa paga el juego, ignorando los reproches de Anna que insistía en pagar otra vez.

"¿Me vas a conseguir un peluche?" pregunta Anna parpadeando rápidamente con una cara que haría una niña de once años.

"Ni lo sueñes pelirroja" responde Elsa, muy en serio, lo que deja a Anna sorprendida.

Elsa recibe el rifle de balines del hombre que atendía la galería.

"Vas a conseguirlo tú" se explica preparando la pistola de juguete "con mi ayuda."

Elsa le ofrece el arma a Anna y ella se queda mirando sin saber exactamente qué hacer. Soltando un suspiro por la boca, Anna toma el rifle con torpeza y se posiciona para tirar, pero antes de lograr hacer algo nota a Elsa colocarse detrás de ella, su cuerpo se pegó contra el suyo, y con sus manos la ayudo a acomodarse de tal manera que fuera la correcta.

"Mantén los dos ojos abiertos" le susurra Elsa al oído de Anna, ambas muy atentas al blanco, que era un circulo blanco con un punto rojo en el centro, "veras dos veces mejor."

Dieron el primer tiro al punto rojo.

"Wouw" murmura Anna antes de soltar una risa nerviosa.

"Bien hecho" Elsa la felicita con asombro.

Elsa ayuda a Anna a disparar dos veces más al blanco. Luego deja que el último tiro lo hiciera ella sola. Anna acumula por la boca una gran cantidad de aire en sus pulmones y lo expulsa, cerrando los ojos en el proceso. Se escucha el balín dar el blanco y las dos muchachas saltan de alegría, enredando sus brazos, como si fueran dos niñas pequeñas.

"Lo conseguí".

"Lo conseguiste".

"Nunca logré hacer bien este tipo de cosas".

"Eres genial. Sabía que podías, lo sabía".

Las dos gritaban las frases al mismo tiempo, con tal rapidez, que era imposible que se entendieran.

"Coof...Coof" el hombre que estaba del otro lado del mostrador llama su atención.

Elsa y Anna se detienen. Se sintieron un poco intimidadas ante la mirada de fiasco que el hombre les dirigía.

Anna le devolve el rifle y el hombre se lo arranca de las manos y en su lugar le entrega un peluche, con la forma de un muñeco de nieve. Más que entregárselo, se lo arroja. Le habría dado en la cara de no ser porque Elsa se apresura a atraparlo.

"Gracias por nada, señor avinagrado, deberías dejar de desayunar petardos por la mañana" pensó en decirle Elsa pero prefirió quedarse cayada y además Anna jala de su chaqueta para ir hacia otro parte.

"Párese que ya te estás divirtiendo" se da cuenta Elsa, olvidando al hombre.

"Eso es gracias a ti" comenta Anna, apretando con fuerza su brazo, mientras abrazaba el muñeco de nieve, y conectan sus miradas.

Elsa queda hipnotizada ante la combinación del brillo en los ojos de Anna con esa encantadora sonrisa.

Anna había olvidado lo divertido que eran los autos chocones, se divirtió tanto que se subieron cuatro veces seguidas. En el juego solo eran ella y Elsa chocándose, todos los demás no importaban. Aunque Anna era la que más lo hacía porque Elsa solo se divertía cuando escapaba para que no la tocara.

Después de los autos fueron a varios juegos más. Entraron al laberintos de espejos, donde Anna sostuvo la mano de Elsa todo el tiempo porque no quería perderse. A las dos le resulto muy divertido ver sus reflejos alterado y deformados.

Fueron a un trampolín, las dos saltaban y se empujaban, a Anna le importaba muy poco que su peinado se estuviera arruinando y que su vestido se arrugara. Además, debajo de él, tenía una calza corta que siempre usaba cuando llevaba vestido o alguna falda y nadie lo notaba. En un momento Anna se abalanza hacia Elsa y la abraza por la cintura, causando que sus cuerpos cayeran en el trampolín y rebotaran. Rieron al mismo tiempo, Anna levanta la cabeza y le fue imposible describir la menara en que su corazón latió por estar en esa posición con Elsa. Se aparta temerosa de ella, acomodándose un mechón detrás de la oreja.

"¿Te sientes bien?" quiso saber Elsa preocupada.

"Si" contesta, sin darse cuenta del rubor que invadía sus mejillas. "¿Vamos a otros juegos?"

Elsa asiente con la cabeza como respuesta.

Recorrieron todos los sitios de la feria, divirtiéndose. Anna no podía dejar de reírse, resultó ser que esta era la mejor noche de su vida en vez de la peor. Elsa vio una de esas máquinas para sacar fotos con tus amigos y no duda en ir allí con Anna. Paga para sacar cuatro fotos, dos para ella y otras para Anna. Por última vez Anna se ofrece a pagar su parte pero no hubo caso. En la primera foto salieron lanzando besos a la cámara, en la segunda de brazos cruzados con su espalda pegada contra la otra dirigiéndose una mirada divertida, la tercera poniendo cara de tontas y en la cuarta solo se abrazaron.

Salieron de la máquina, riendo emocionadas, y fueron hacia una abertura que tenía en un costado, donde expulsa una tira con las cuatro fotografías en blanco y en negro. Elsa corta por la mitad la tira, se queda con las dos primeras fotos y Anna con las dos últimas. Anna se promete a si misma atesorar esas fotografías, ya que no sabía que iba a suceder después de esa noche.

Posteriormente a otros juegos, las dos decidieron descansar un rato para conversar. Anna se sienta en un banquillo de madera, esperando a Elsa, que había dicho que regresaría enseguida.

"Siento la tardanza" se disculpa Elsa una vez que toma asiente a un lado de la pelirroja.

"No hay cuidado, tampoco esperé tanto. ¿Qué fuiste hacer?"

Elsa levanta sus manos, enseñándole una lata de gaseosa, schweppes de pomelo, y una barra de chocolate.

"No podemos acabar nuestro paseo sin beber y comer esto."

"¿Tengo que recordarte que vomite?"

"Oh vamos, ya pasó mucho tiempo y además pareces sentirte mejor."

"Mmm... Bueno, pero solo porque me gusta el chocolate."

"Así se habla, Anna."

Elsa abre del chocolate, de inmediato se le hizo agua la boca al igual que a Anna, y lo parte en dos.

"Buen provecho" dijo una vez que le entrega un pedazo a Anna.

Anna le agradece con un una pequeña inclinación en la cabeza y le dio una mordida a su pedazo de chocolate. El dulce sabor hizo que inclinara la cabeza hacia atrás e hiciera un ligero ruido con la boca.

"Cielos... está delicioso."

"Parece que era muy cierto cuando decías que te gusta el chocolate."

"Gustarme es poco, lo amo. Una vez, en una fiesta que tuve con mis padres hubo una fuente de chocolate y yo no podía dejar de verla. Los demás me hablaban y yo no les hacía caso, era como si me hubiesen embrujado. Se me hace agua la boca y yo la abro y un hilo de saliva empieza caer. Todos se horrorizaron y yo estuve tan avergonzada. Cuando todo se calmó y me quedé a solas con mis padres, ellos empezaron con su sermón de que una jovencita como yo siempre debe tener ciertos..."

Elsa no puede evitar reírse y ahí fue cuando Anna se dio cuenta de que había estado divagando.

"Lo siento."

"Anna, no tienes que disculparte" otra risa escapa de sus labio. "Me gusta, creo que se te ve adorable".

"Wou... jeje... gracias" rasca su pelirrojo cabello con su dedo.

"Al parecer tienes padres exigente".

Anna se encogió levemente de hombros.

"Ellos son buenos padres, se preocupan y quieren los mejor para mí. Solo que, a veces lo que ellos quieren no es exactamente lo que yo quiero ¿Comprendes?"

Elsa asiente con la cabeza como respuesta. Abre la lata de schweppes y le ofrece a Anna antes de darle un sorbo.

"¿Y qué hay de tus padres?" pregunta Anna una vez que Elsa separaba la lata de sus labios.

No obtuvo una respuesta enseguida, Elsa medita un largo tiempo con los ojos observando la lata que giraba en sus manos.

"Murieron hace seis años" responde al final.

Anna pudo ver algo en Elsa, además de tristeza, era como si tuviera una carga encima que quería ser liberada.

"¿Hay algo de lo que quieras hablar?"

Elsa mueve la cabeza de manera afirmativa, su mirada aún seguía en la lata.

"Cuando murieron yo... no pude llorar. Después caí en una depresión que decidí ocultar. Todos me preguntaban si estaba bien y yo siempre les respondía lo mismo, que lo estaría. No quería que la gente se preocupara por mí. La que era mi mejor amiga me llamaba todos los días para saber cómo estaba. Otro amigo mío, Kristoff, me dijo que si quería hablar de algo estaba su disposición y decidió darme mi espacio. Yo mantenía mi mente ocupada con muchas cosas, salía a correr, empecé a fumar, cosa que desprecié porque su sabor no me agradaba pero al menos me mantenía ocupada. Salía a bailar todos los fines de semana y me metí en algunas peleas. Lo único que no hice fue embriagarme, el alcohole nunca fue de mi agrado tampoco" Elsa pausa para peinar su flequillo a un costado, señal de que estaba nerviosa. "Una noche terminé en la comisaria por una pelea y otro amigo mío, Tadashi, me vio y pagó la fianza para sacarme."

"¿Tadashi es tu... novio?

Elsa asiente con la cabeza.

"Salimos de la comisaria y me acompañó hasta mi departamento. Ahí me abrazó de imprevisto y me dijo... llora" fue en ese preciso momento en que Elsa se anima a mirar a los ojos de Anna "entre más intentes ocultar el dolor más doloroso será."

La chica Summers puede notar como algunas lágrimas aparecían en los ojos de Elsa.

"Me quebré" ahoga un gemido "creo que fue la primera vez que lloré tan fuerte en mi vida. Lloré hasta el otro día y Tadashi se quedó conmigo todo el tiempo."

Anna rodea el cuello de Elsa con sus brazos para envolverlo en u abrazo y la acerca más a ella.

Elsa jamás había contado esa historia a alguien, ni siquiera a su anterior mejor amiga antes de que pasara lo que pasó. Tal vez tuvo que contárselo a alguien antes, porque se sintió tan bien de haberlo hecho. Pudo habérselo dicho a Kritoff o a otra persona de confianza, pero presentía que ellos no eran los indicados. Ahora que lo pensaba mejor no estaba segura si Anna, siendo todavía casi una desconocida, era la indicada pero no se arrepentía de haberlo hecho.

Ambas se separaron, Anna le acarició el brazo para seguirla tranquilizando.

"Tadashi siempre fue bueno conmigo, siempre se preocupó por mí. Un año después de lo que pasó nos pusimos de novios, estuvimos juntos cinco años. El verlo con mi mejor amiga, de la primaria y el secundario, me lastimó mucho."

"¿Jamás notaste que algo pasaba entre los dos?"

Elsa suelta una risa sin gracia, volviendo a mirar hacia otro lado. Ella era muy cociente de todo lo que Tadashi la quería, no era el tipo de persona que le sería infiel a una chica. Nunca mostró rasgos de estarla engañando, por lo general cuando ocurría eso en una relación se ponen excusas para justificar por qué no se pueden ver y la atención no es la misma a cuando comenzaban a salir. Tadashi siempre estaba con ella, jamás puso excusa para algo. Incluso una semana antes de la fiesta ella había estado enferma y Tadashi estuvo todo el tiempo cuidándola.

"No, sé que él no tenía un romance con ella. Estábamos en una fiesta en la casa de un amigo, se embriagó y la que era mi mejor amiga aprovechó el momento para acostarse con él. Ayudaba a Kristoff a buscar a alguien y entramos a una habitación de la casa, entonces fue que los vi. La idiota estaba tan caliente que se olvidó de ponerle el cerrojo a la puerta. Sucedió lo típico, mi mejor amiga se aterró al verme e intento taparse con las sabanas su cuerpo desnudo sin éxito mientras me decía no es lo que parece. TsK... Eso la hizo ver aún más patética. Tadashi aún seguía borracho y no se enteró de lo que sucedió hasta el otro día. Lleva un mes intentado disculparse y yo aún lo sigo ignorando."

"Pero... no entiendo" Anna no comprendía la actitud Elsa con el chico. "Claramente se nota que Tadashi te quiere y que no quiso hacer lo que hizo ¿Por qué lo ignoras?"

"Porque... creo que ya no lo amo. Y sonará algo loco pero... creo que me di cuenta cuando lo atrapé con mi amiga."

Anna queda tan sorprendida como Elsa. Ambas tenían casi el mismo problema, las dos no se atrevían a abandonar a su pareja porque no querían lastimarlos. Elsa ignoraba a Tadashi no por qué no podía perdonarlo sino porque no se atrevía a decirle la verdad. Lo que vio en aquella fiesta le molestaba, se sintió traicionada, abandonada por su compañera de casi toda la vida, y aun quería sacarse las imágenes de la cabeza ¿Quién no querría hacerlo si hubiera visto eso? aunque en ese tiempo que estuvo pasando con Anna se divirtió tanto que casi no pensó en eso, pero sabía que ya no estaba enamorada de él.

Anna se atreve a tomarla de la mano, haciendo que sus miradas se conectaran igual que antes, y le dedica una cálida sonrisa.

"Podemos despedirnos y regresar a nuestros hogares ahora o podemos terminar la noche divirtiéndonos."

"Tranquila, no iba a regresar a mi casa sin acabar la noche divirtiéndome contigo" contesta Elsa entre risa.

Terminaron el chocolate, la lata de schweppes y continuaron su paseo. Elsa tenía planeado lo mejor para el final. Lleva a Anna hasta la rueda de la fortuna, a este juego ella no le tenía miedo como a la montaña rusa porque era mucho más tranquilo y eso le gustaba. Por suerte, para este juego no tuvieron que hacer fila, tomaron asiento y bajaron la barra de seguridad hacia la altura de su cintura. La rueda empieza a girar y las dos jóvenes sonrieron emocionadas, disfrutando el momento.

"Te debo una disculpa".

El comentario que hizo Anna toma por sorpresa a Elsa.

"¿Por qué?"

"Por haber dicho que no eras divertida cuando en realidad lo eres".

"Ya, pero eso me lo dejaste en claro hace un rato así que no tienes por qué disculparte".

Las dos soltaron una leve carcajada.

"Gracias por escucharme" agradece Elsa rascándose, nerviosa, detrás de la oreja.

"No hay de qué. Además, tú también me escuchaste y somos amigas, los amigos siempre están para escuchar".

¿Amigas?

El ruido de los fuegos artificiales llaman la atención de las dos muchachas. Miraron al cielo, sonrientes, uniendo sus manos con fuerza, que en ese momento se encontraban apoyadas sobre la barra de seguridad. En el cielo había una mezcla de luces doradas, azules, verdes y rojas. Anna mira a Elsa, los fuegos artificiales brillaban con sus cautivadores ojos azules. Unos segundos después esos ojos azules la estaban mirando.

No pasa mucho más tiempo para que sus labios se encontrarán, pero solo fue por unos minutos. Una mirada de confusión se cruza entre las dos mujeres y luego se volvieron a besar. Anna coloca su mano en la mejilla de Elsa, la baja hasta el cuello para atraerla hacia ella y probar más de sus labios. Elsa pasa su mano por la cintura de Anna y la mueve lentamente hacia arriba y abajo, disfrutando de la sensación que el beso le estaba provocando en ese momento. Ambas se separaron cuando sintieron que era necesario hacerlo. Se miraron sin saber que decir, con sus corazones acelerados por los nervios.

"¿Quieres venir a mi departamento?" ofrece Elsa no muy segura.

"Si" acepta Anna asintiendo con la cabeza.

Corrieron al estacionamiento tomadas de la mano, con la piel hormigueando de la emoción, al bajarse de la rueda de la fortuna. Elsa conduce hasta su departamento y Anna la lleva hasta dentro del edificio como si ya lo hubiera hacho cientos de veces. Entraron al ascensor, besándose apasionadamente, tan pronto se puso en marcha. Elsa empuja a Anna contra la pared, sus leguas luchan por tener el dominio. Anna jadea y sonríe entre el beso cuando siente el muslo de Elsa frotando con insistencia su entrepierna. Elsa la habría tomado ahí mismo de no ser porque escucha el sonido del elevador que le decía que habían llegado a su destino y la puerta se abrió.

Tropezaron por el pasillo, Elsa se apresura a desbloquear la puerta enseguida que la encontró. Permitió que Anna pasara primero. Cierra la puerta y cuando se gira, siente los labios de Anna contra los suyos nuevamente. Elsa deja caer la llave, mientras Anna se quitaba su abrigo, para tomarla de la cintura. Anna entonces, de un salto, enreda sus piernas en la cintura de Elsa y no pasa mucho tiempo para que sienta su espalda contra la pared. Se separan para mirarse a los ojos y también para recuperar el aliento.

"Creo que debemos detenernos antes de que sea tarde".

Anna se baja al suelo, mirándola con confusión ante el comentario.

"No quiero detenerme".

"Pero yo... creo que empiezo a enamorarme de ti".

"Yo también".

"Te casas mañana".

"No me importa" Anna rodea el cuello de Elsa con sus brazos y junta sus cuerpos. "Quiero sentirme libre solo por esta noche".

Volvieron a besarse y Elsa no pudo resistirse a pesar de que una vocecita en su cabeza le decía que se detuviera. Mañana seria el momento de arrepentirse, ahora solo iba a disfrutar.

Anna estaba completamente confundida, y sorprendida de ella misma por lo que dijo, pero deseaba con su vida a la otra chica y no solo por una noche salvaje, sino por algo más. Era la primera vez que sentía algo así, quería disfrutarlo.

Caminaron hacia la habitación de Elsa sin romper el beso. Allí Anna volvió a hacer acorralada contra a pared y esta vez Elsa le brinda atención en el cuello. Pero solo dejo unos cuantos besos acompañados con lamidas porque, aunque estaba tentada de hacerlo y Anna moría por sentir sus dientes en ella, no podía dejarle marcas de mordidas, sino la gente a la mañana siguiente empezarían hacer cientos y cientos de preguntas, miradas de reproche, y Hans no era ningún tonto, sabría de inmediato de donde salieron esas manchas rojas.

En un ataque de locura Anna gira a Elsa para ponerla contra la pared, así poder probar más de ella. Paso sus manos por debajo de la chaqueta para abrazarla por la cintura. Logro deshacerse de ella y la arroja sin problema hacia algún lado del cuarto. Elsa continuo besándola, pasando sus manos por el cabello para desarmar ese incomodo moño que tenía. Un rato después Anna hizo lo mismo con la trenza de Elsa, después se encarga de quitarle ese molesto sweater.

Anna no tuvo problema de atacar el cuello de Elsa. Deja mordidas de amor, que enloquecían a la rubia, haciendo que una sonrisa placentera escapara de sus labios. Sin poder resistirse empuja la cabeza de Anna más contra su cuello para que permaneciera más rato en ese lugar. Pasa sus dedos por la espalda de la pelirroja tanteando hasta encontrar el cierre del vestido. Elsa baja el cierre haciendo que el vestido cayera al suelo y Anna la besa en los labios de nuevo.

Lentamente, Elsa guía a Anna hacia la cama, donde la deposita gentilmente sobre ella. Anna pasa sus manos por su pelo y su mejilla mientras se besaban con pasión mezclado con dulzura.

Se quitaron la ropa que faltaba e hicieron el amor lentamente. Anna se arquea debajo y arriba de Elsa, jadeando de placer, varias veces. Se susurraban cuanto se querían en la oreja. Hablaron riendo, mientras sus caderas y sus piernas se enredaban moviéndose en un ritmo apasionado y placentero. Las dos se negaban a parar, ninguna quería que eso terminase porque luego sería el recuerdo de un sueño que pronto se desvanecería.


Al otro día Anna despierta con los brazos de Elsa envolviendo su cintura, las sabanas tapaban sus cuerpos desnudos. La frente de la rubia estaba apoyada sobre la espalda de la pecosa.

Anna mira el reloj que tenía adelante suyo, que estaba apoyado sobre la mesita de noche, y se dio cuenta de que eran las siete de la mañana. Se casaba al mediodía y su padres, sus suegros y su prometido se debían preguntar a donde se había metido.

Siendo lo más sigilosamente posible Anna se desliza hacia delante, logrando desprenderse de los brazos de la muchacha, para no despertarla. Busco su ropa desparramada por toda la habitación y se la coloca sin hacer el menor ruido. Terminando de ponerse los zapatos, Anna le dirige una última mirada a Elsa. Elsa dormía pacíficamente sin darse cuenta de lo que sucedía en ese momento. Un mechón de pelo rubio tapaba una parte de su hermoso rostro y Anna se inclina hacia ella para apartárselo así poder escanearlo una vez más y depositarle un último beso en los labios.

Sale del cuarto, sin detenerse hacia la puerta de entrada, salvo para buscar su abrigo y ver algunas fotografías que estaban colgadas en la pared que demostraban el talento de Elsa a la hora de hacer su trabajo. No eran fotos de ella o de personas, eran de distintas cosas. Era increíble como con una simple cámara podía resaltar la belleza de una hoja de otoño en medio de la calle, un copo de nieve en el césped, burbujas en el cielo con los edificios de la ciudad detrás de ellas, entre otras cosas.

Fuera del edificio, Anna camina hacia la esquina y ahí consigue un taxi que la lleva directo a su hogar.

Tan pronto cruza el umbral de su casa, en realidad mansión, su madre la abraza desesperada. Anna se queda como una estatua sin importarle lo que sucedía a su alrededor y con algo de esfuerzo corresponde el abrazo.

Michelle se separa de su hija para verla con desesperación. Edgard baja las escaleras colgando el teléfono al escuchar lo que pasaba.

"¡¿Dónde has estado?!" interroga nerviosa haciéndose a un lado para que su marido pudiera abrazarla "¿Tienes alguna idea de lo preocupados que estábamos? ¿No viste ninguno de nuestros mensajes?"

La mujer prefirió no preguntar porque estaba tan despeinada, el vestido arrugado, el maquillaje corrido y toda desalineada.

"Tus amigas también están preocupadas, dijeron que habías salido del bar y desapareciste" habla Edgard de brazos cruzados.

Anna quería responder cualquier tipo de excusa que se le había ocurrido en el camino pero las palabras no salían.

"Anna, amor."

Oh, lo único que faltaba.

Anna se gira forzando una sonrisa.

Hans atraviesa la puerta de entrada y la cierra detrás de él. Corre hacia su futura esposa y la abraza.

"Pensé que algo malo te había pasado" dijo y después le coloca un beso rapido en los labios.

Anna lo analiza luego de que se separaron. Hans tenía ojeras, estaba algo sudado, cabello despeinado, usaba la ropa que tenía en el restaurante, estaba agitado y se mostraba como si le hubiesen regresado el alma al cuerpo. Comprende de inmediato que pasó toda la noche buscándola.

"¿Estas bien? ¿Alguien te hizo daño? ¿Necesita algo?"

El que Anna no le dijera nada le preocupaba.

"Lo lamento mucho" fue todo lo que ella pudo decir.

Hans solo la abraza nuevamente, dándole un beso en la cabeza.

Los planes de la boda continuaron para que se celebrara al mediodía, tal como se había planeado. Anna se baña, se peina, se coloca el vestido de boda con ayuda de su madre y la modista y se maquilla. Permanece callada la mayoría del tiempo; las voces que escuchaban solo eran pequeños chillidos molestos en su cabeza que no podía silenciar. Sus amigas de la noche anterior, la vieron antes de la ceremonia, además de decirle lo hermosa que se veía le preguntaron si estaba bien y ella responde encogiéndose de hombros que solo eran los nervios de la boda. Sus amigas hicieron todo para que estuviera mejor y ella hizo todo lo posible para que ya no la atosigaran contesto que todo estaba bien.

La boda se celebraría en el jardín de la casa de los Summers. Hans estaba esperando en una especie de galería, enfrente de él había muchas sillas con gente sentada en ellas y un sendero en el centro para que la novia caminara sobre él.

Todos esperaron, esperaron, esperaron, esperaron y esperaron...


Elsa abre los ojos lentamente, se dio cuenta de que en su cama estaba ella sola. Se levanta envolviendo su cuerpo desnudo con las sabanas y mira por todo a su alrededor, la ropa de Anna ya no estaba.

Sacude la cabeza. Por supuesto que no estaba. Estaba predicho que esto iba a suceder.

Ya era cerca del mediodía, Elsa creía recordar que Anna le había dicho algo de que se casaba más o menos a esa hora.

Aparta las sabanas para irse al baño a darse una ducha. Después busca su ropa, se puso un mino short jean de color gris y una remera azul oscura. Mientras iba para la sala se iba atando su trenza y se detuvo en medio de ella cuando vio en el suelo el muñeco de nieve que Anna ganó en la feria. Elsa se sienta sobre sus talones para recogerlo. Lo acaricia por la cabeza y por alguna razón se le ocurrió presionarlo en la pancita.

"Hola, soy Olaf y adoro los cálidos abrazos".

Elsa no pudo evitar soltar una frágil risa. Vuelve a presionarlo.

"Te amo".

La sonrisa de Elsa desaprece. Un dolor intenso brota de su corazón. Las imágenes de la noche anterior empezaron a lastimarla, a torturarla.

Arroja el muñeco con furia contra la pared soltando un grito de desgarrador. En su mente se decía ¿Por qué sucedió esto? ¿Cómo pudo haber sido tan estúpida? ¿Cómo había dejado que esto llegara tan lejos? Se reprocha a si misma por no haberse detenido cuando tuvo la oportunidad.

El sonido de alguien tocando la puerta hizo que levantara la cabeza y afligiera un gemido. No esperaba a nadie en ese momento.

Un pensamiento esperanzador se cruza por su cabeza ¿Podría ser?

Se levanta torpemente del suelo y corre hacia la puerta. La abre lo más rápido que pudo y su corazón se detiene.


Anna le pidió a su padre que la esperara en la puerta que daba al jardín de la casa.

Ella no paraba de mirarse el espejo de su tocador que estaba delante suyo. Se veía muy bonita.

Llevaba bastante minutos encerrada en su cuarto preguntándose si debía continuar con esto. Tanto esfuerzo, trabajo y dinero se requirió para llevar a cabo esta boda donde se casaría con un hombre que ya había dejado en claro que no amaba. Lo correcto era que escuchar a su corazón de una vez por todas.

Anna deja el ramo de flores que tenía en la mano hacíaa rato sobre la mesa del tocador y se quita el velo. Cambia tan rápido como puede el vestido por una remera verde, un short jean azul y se puso unas zapatillas. Corre hacia la puerta con una velocidad que no sabía que tenía. Busca su auto y conduce hasta el edificio donde vivía Elsa. Justo la puerta se estaba abriendo porque una pareja de novios salía y ella aprovecha para pasar por delante de ellos antes de que la pudieran ver. Sube hasta el piso correcto y toca la puerta del departamento de Elsa.

La puerta se abrie dejando ver a una Elsa totalmente sorprendida y confundida.

"Esto es una locura".

"Es una locura que estoy dispuesta a arriesgar" contesta Anna.

"¿Tienes idea de todo lo que está en juego?"

Sus padres, su futuro, todo echado por la borda por alguien que conoció en una noche .

"Lo sé, a menos que sea muy tarde y ya no sientas lo mismo".

"No, no lo es. Te amo".

"También te amo".

Anna se abalanza hacia ella y la beso.

Claro, correcto era escuchar su corazón y el haber regresado con Elsa era la mejor decisión que pudo haber tomado en su vida.

Pero nada de eso sucedió...

"Entonces los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia".

Hans mueve el velo de Anna hacia atrás al mismo tiempo en que las personas se ponían de pie para aplaudirles y captura sus labios. El beso era frio y Hans pudo sentir algo cálido y húmedo. El hombre se retira y se da cuenta de que su ahora esposa estaba llorando.

"¿Anna, pero... que ocurre?" él se preocupa.

Anna no supo nada más que hacer más que tomarlo por la cintura y enterrar su rostro en su pecho. A pesar de no sentir lo mismo que Hans sentía por ella, él era su mejor amigo, lo necesitaba, y solo con él podía hacer lo que estaba haciendo en ese momento y ya no aguantaba más. No le importaba que las personas empezaran a mirar preocupados o a susurrar cosas acerca de que estaba haciendo el ridículo, etc. No le importaba lo que sus padres pensaran. Solo quería estar así.

"Shh...Tranquila, estoy aquí. Dime que pasa ¿Qué tienes? ¿Qué quieres?"

A ella, la quiero a ella.

Pero sabía que aunque lo deseara con todo su alma jamás podría regresar con ella. Ahora no solo despertaría llorando porque del lado suyo estaba un hombre que no amaba, también lloraría porque había dejado atrás a su verdadero amor.


Elsa camina hacia atrás, sintiéndose débil, como si el aire no le llegara a los pulmones. Fue una tonta al pensar que la chica de la que se enamoró en una noche regresaría por ella.

Tadashí se atreve a dar un paso a dentro de la casa, rascándose un costado de la cabeza, con timidez.

"Sé que soy la última persona que deseas ver pero... escúchame yo…"

El joven no pudo ni siquiera terminar la frase, porque Elsa se deja caer de rodillas al suelo sintiéndose exhausta y llorando desgarradoramente. Esto lo destruye.

Tadashi se agacha para poder abrazarla y Elsa le corresponde ocultando su cabeza en la hueco que formaban su cuello y su hombro.

El amor de verdad pega tan fuerte en nuestros corazones que jamás lo olvidamos.

Elsa se larga a llorar más fuerte al recordar la frase. Su corazón jamás dejaría ir a Anna y si estuvo mucho tiempo para encontrar algo que le ayudara a deshacer la imagen de Tadashi con su mejor amigas peor sería encontrar algo que la ayudara sacársela de la cabeza y lo que pasó la noche anterior.

"Por favor, no llores. ¿Qué necesitas?" pregunta para ver si podía tranquilizarla

A ella, la necesito a ella.

Pero Tadashi jamás podría dársela aunque se lo pidiera y sabía que no podía volver a tenerla cerca de ella. Si se veían, Anna ya sería una mujer casada porque había tomado esa decisión y Elsa no podía hacer nada contra eso.

Si, posiblemente Elsa utilice a Tadashi para tratar de olvidarse de Anna.

Entenderé si quieren empezar a perseguirme con horquillas, guillotinas y estacas con fuego.

No insistan, NO HARÉ CONTINUACIÓN.

Si tienen algún pedido de One-Shot hagamelo saber. Solo tengan en cuenta estas cosas.

Pareja: Obviamente Elsanna.

Rated: K A T

Al Principio de la historia daré crédito a la persona que me dio la idea.

Acepto: Mundo Frozen, AU y Mundo OUAT (Once Upon a Time). También acepto universo como el de Pokemon, Harry Potter, entre otros.

Saludos y no olviden dejar su comentario así me ponen feliz...aunque teniendo en cuenta la situación de esta primera historia creo que no serán muy agradables. Pero bueno, serán bien venidos.