El joven tributo
Capítulo 1 – "La cosecha"
Peeta.
Cuando abro los ojos, la luz del día ya entra por la pequeña ventana de nuestra habitación, la habitación que comparto con mis otros dos hermanos; Weat y Rye que aún duermen plácidamente en las camas junto a la mía, no deben ser más de las ocho de la mañana y aunque normalmente mi familia se levanta antes de los primeros rayos de la luz del día para encender los hornos y comenzar a preparar los pedidos del día de la panadería, hoy nos han permitido dormir un poco más porque hoy es el día de la cosecha.
Hoy es el día en el que el Capitolio nos obliga a celebrar, como una "fiesta" nacional, el hecho de que tomaran a veinticuatro chicos de los doce distritos del país para encerrarlos en una arena para matarse unos a otros hasta que sólo uno quede vivo y sea el vencedor. Un vencedor que obtendrá fama y riqueza al regresar a su distrito, pero que a mi parecer se perderá a sí mismo. Tan sólo hay que ver a Haymitch Abernathy, el único vencedor que mi distrito tiene, tambaleándose de borracho y con esa mirada vacía caminado por el pueblo para darte cuenta que realmente no es una verdadera victoria la que obtienes al salir de los juegos. Los Juegos del Hambre, así se le llama a toda esta puesta en escena en donde chicos de doce a dieciocho años, que el Capitolio elige, se matan los unos a los otros para su disfrute y entretenimiento.
Me paso las manos por la cara para despejarme un poco el sueño antes de ponerme de pie tratando de hacer el menor ruido posible y no despertar a mis hermanos mayores, pienso en que seguramente papá necesitará ayuda abajo y ya que he despertado antes de que venga mi madre a buscarnos es una buena idea ir y ayudarlo un poco antes de tener que prepararnos para la cosecha.
Me visto rápidamente y salgo de la habitación sin hacer ruido, vivimos sobre la panadería y la cocina de esta. El espacio de la segunda planta no es muy grande, es apenas el necesario para tener dos habitaciones, un baño con agua corriente, una pequeña cocina, una mesa con cinco sillas y un viejo sofá frente al también igual viejo televisor que poseemos.
Bajo las escaleras para terminar justo en la parte trasera de la panadería, donde puedo sentir el calor de los hornos encendidos, me giro para ver el fuego, pero mi mirada se encuentra con la espalda ancha de mi padre que está metiendo una bandeja en uno de los tres hornos de piedra que poseemos. Mi padre me ha contado que se sabe que en el Capitolio los hornos que los panaderos utilizan son muy grandes y de metal, sería algo interesante de ver si no fuera porque se encuentran en el Capitolio y la única forma de llegar ahí es siendo un tributo para los juegos que va camino a su muerte. Sacudo la cabeza y estiro mi mano para tomar el mandil que se encuentra colgado a un lado de la puerta trasera.
—Buenos días Papá —le digo mientras me coloco el mandil y lo ato a mi cintura, él se gira sorprendido casi dejando caer la pala con la que metemos las bandejas de pan al horno, se lleva una mano al pecho lo que me demuestra que definitivamente lo he tomado por sorpresa.
— Buenos días Peeta, me has asustado —me dice. No esperaba que estuviera tan distraído como para no escuchar mis pasos bajando la escalera, miro su rostro y veo rasgos de preocupación en él antes de que cambie sus gestos por una sonrisa tranquilizadora.
— ¿Necesitas ayuda con eso? —pregunto mientras señalo con un gesto de mi cabeza las bandejas que aún tiene que meter al horno, él niega con la cabeza mientras se acerca a tomar otra bandeja.
— Deberías haber aprovechado para dormir un poco más —me responde.
— Tal vez, pero ya no podía dormir y pensé que era mejor si venia ayudarte.
Suelta un suspiro y se gira de nuevo hacia mí, después de dejar la segunda bandeja, para darme una sonrisa. — Está bien, tal vez puedas ayudarme con el glaseado de aquellas galletas —señala la bandeja sobre la mesa — y el glaseado del pastel que el alcalde Undersee encargo para su hija, mientras yo termino de preparar los bollos favoritos de Weat para meterlos al horno antes de que tu madre regrese y despierte a todos —dice antes de moverse hacia la puerta trasera y mirar por la ventana.
Asiento con la cabeza aunque él no me ve y me muevo a la llave de agua y al viejo fregadero para lavarme las manos antes de iniciar con mi trabajo. Decido iniciar con el glaseado del pastel porque sé que el alcalde pasará a recogerlo temprano, antes de que se inicie la cosecha. El alcalde los compra en este día desde que el nombre de su hija Magde entro en las urnas de la cosecha, sé que lo comen después, como celebración de que ella no termino en el Capitolio. Casi todas las familias hacen algo similar, guardan alguna comida especial para celebrar que sus hijos están a salvo otro año, incluso mi familia lo hace, es por eso que mi padre prepara los bollos favoritos de Weat, hoy es su última cosecha, si su nombre no sale hoy, no tendrá que volver a preocuparse por los juegos, al menos hasta que tenga hijos.
Estoy comenzando a glasear las pequeñas galletas, haciendo unos complicados diseños de flores, cuando pienso en las familias de los dos tributos que se irán hoy, esas familias no celebraran, seguramente cerraran sus puertas y ventanas y pensaran en cómo van a sobrevivir a las próximas semanas. Levanto la cabeza al escuchar unos nudillos golpear contra la puerta trasera, Papá también levanta la cabeza y nos damos una mirada antes de que él deje los bollos que está terminando para sacudirse las manos y caminar hacia la puerta. Cuando abre la puerta, desde donde estoy e incluso con la espalda de mi padre cubriendo la mayor parte de la entrada, puedo ver la trenza oscura de Katniss Everdeen…
Katniss Everdeen, la chica de la que estoy perdidamente enamorado desde que tenía cinco años. Cuando mi padre la señaló, mientras esperábamos en la fila para entrar al colegio, lo único que había pensado es que era una niña muy bonita; con esos bonitos ojos grises, el cabello oscuro peinado en dos trenzas y su vestido rojo a cuadros. No fue hasta más tarde ese día, en la clase de música, cuando la maestra la subió a un taburete para que nos cantara la canción del valle y su canto hizo que incluso los pájaros de afuera se detuvieran para escucharla cantar, que lo supe. Estaba perdido… Durante estos años he intentado reunir el valor suficiente para hablar con ella, sin mucho éxito.
Así que cuando la veo no puedo evitarlo, mis manos se detienen y me enderezo para poder echar un mejor vistazo a través de la puerta, mi padre y ella intercambian unas palabras antes de que él entre con un par de ardillas colgando de sus manos, me mira por un segundos y se aparta de la entrada para ir a dejar las ardillas y a buscar el pago por estas, tiene la cortesía de dejar la puerta abierta mientras Katniss espera fuera, aprovecho ese momento y me quedo ahí parado quieto como una piedra sin apartar mi mirada de ella, en un momento ella lo nota y levanta la vista, sus bonitos ojos grises se clavan en los míos, nos quedamos así por un tiempo que me parece una eternidad hasta que la espalda de mi padre se atraviesa y nos obliga a apartar la mirada, ella le da las gracias a mi padre cuando él le entrega las hogazas de pan y yo vuelvo a trabajar en mi glaseado, no es sino hasta que él cierra la puerta cuando vuelvo a levantar la mirada y lo veo sonriéndome con diversión.
— ¿Qué? —pregunto con un ligero gruñido, se lo que vendrá después.
— ¿Cuándo te animarás a por lo menos saludar a la chica? —pregunta mientras se cruza de brazos y se recarga en la mesa olvidándose completamente de meter los bollos de Weat al horno. Me encojo de hombros y termino de glasear la última galleta de la bandeja.
— No sé, tal vez un día de estos lo haga —sé que es una mentira y que no lo haré en un día cercano, lo he intentado muchas veces y nunca logro reunir el valor suficiente para acercarme a saludarla. La única vez que he tenido un contacto más directo con ella fue hace 3 años, cuando le arroje esos panes con la corteza quemada bajo la lluvia.
— Sabes Peeta no hay nada de malo, tan sólo di "hola". Eres un buen chico, estoy seguro que ella aceptará que sean amigos —pone una mano sobre mi hombro tratando de darme confianza y pienso que tal vez es buena idea intentar ser su amigo primero, tal vez después de la cosecha al fin me anime a saludarla y presentarme… Escuchamos el sonido de la puerta de la tienda abrirse seguido del sonido de la campanilla, sabemos que es mi madre, porque hoy la panadería está cerrada por la cosecha y sólo hacemos entrega de pedidos especiales como el del alcalde Undersee o algún agente de la paz. Así que papá se aparta de mí dejando los bollos olvidados y sube rápidamente la escaleras seguramente a preparar las ardillas que Katniss ha traído, a mi madre no le gustan demasiado los intercambios que papá hace, pero mientras sea él quien los haga y prepare el guiso de ardilla, ella no nos gritara toda la tarde.
Me acerco para meter los bollos al horno cuando la escucho detrás de mí.
— El alcalde Undersee ha mandado a recoger el pastel ¿está listo ya?
Asiento con la cabeza y le señalo la mesa donde el pastel espera terminado, ella da un asentimiento duro de cabeza, mostrando así sólo un poco de aprobación antes de tomar el pastel e ir enfrente para envolverlo y entregarlo. Ya no hay demasiado para hacer aquí abajo, así que solo me quedo junto al fuego de los hornos, cuidando las charolas de pan que antes mi padre había metido, mis ojos se quedan fijos en el fuego hasta que escucho a mi madre regresar de entregar el pastel. Me entrega las verduras que trajo del mercado, me ordena ir arriba y despertar a mis hermanos, pues debemos comenzar a prepararnos para la cosecha.
Subo arrastrando los pies, papá está en la cocina preparando el guiso, le doy las verduras que mi madre me dio y camino hasta la habitación para despertar a mis hermanos, ambos ya están despiertos, bañados y vestidos. Al parecer aunque fui el primero en despertar soy el último en prepararme, se están riendo de alguna broma que dijo Rye mientras Weat le lanza una almohada, sé que después de este día Weat le pedirá a la chica que le gusta salir de manera oficial, ambos estarán libres de los juegos y todo será más sencillo para ellos sin ese peso sobre los hombros. Salgo de la habitación para ir al baño y darme prisa, en esta parte del distrito tenemos agua corriente limpia que casi no se corta tanto como la electricidad, nuestro baño cuenta con una ducha pequeña, una vieja tina, una pequeño lavabo y el retrete, en la ducha sólo tenemos agua fría que es más práctica para utilizar en los días de verano como este. Pero en el invierno es mejor calentar un balde de agua y utilizar la bañera si no se quiere morir de hipotermia.
Abro la ducha antes de desvestirme y cuando entro en ella el agua fría golpea mi cuerpo haciendo que mi cabeza se despeje de inmediato y que por mi labios se escape un pequeño jadeo, no esperaba que estuviera tan helada teniendo en cuenta que el día es soleado y caluroso, pero supongo que Weat y Rye aprovecharon eso y se terminaron el agua que podía haberse calentado en las tuberías. Pienso que hubiera sido mejor idea calentar un cubo de agua y usar la bañera, pero ya estoy aquí bajo el chorro de agua fría, así que no me queda más opción que el darme prisa. Me lavo el pelo para quitar la harina que pudo caerme encima, y después froto mi cuerpo quitando el sudor y las manchas de glaseado.
Cuando vuelvo a mi habitación encuentro sobre mi cama la ropa que usaré. Siendo el menor de mis hermanos, la mayoría de mi ropa es heredada por ellos, por fortuna los zapatos negros que me esperan son míos; un regalo de los Cartwright este año por mi cumpleaños número catorce.
Cuando salgo todos están sentados en la mesa esperándome para tomar el desayuno, me siento y todos nos apretamos en la mesa chocando nuestros codos para tomar nuestro pequeño desayuno que consiste en el pan que sobro en la tienda hace dos días y una taza de té. Es obvio que el guiso de ardilla y los bollos serán para la cena, cuando todo el miedo y el peligro hayan terminado. Corto pequeños trocitos de pan para facilitar que pueda mojarlos en mi taza de té y así suavizar un poco su textura, el pan rancio no es lo mejor que podemos tener, pero definitivamente es mejor que nada. He visto gente morir de hambre en todo el distrito doce, aunque esas nunca son las causas oficiales según el gobierno, siempre es alguna enfermedad o la vejez. Pero puedes ver las mejillas hundidas en el rostro de las personas y las miradas abatidas antes de que se queden inmóviles y los agentes de la paz sean llamados para remover los cuerpos. Eso fue lo que vi en Katniss hace tres años.
Tenía once años cuando un día lluvioso escuche a mi madre gritar porque alguien escarbaba en nuestro bote de basura, me había asomado por detrás de ella para poder observar a quien amenazaba con llamar a los agentes de la paz cuando la vi. Usaba una chaqueta de cazador que le quedaba enorme, su cabello mojado se le pegaba a las mejillas hundidas y las gotas de lluvia le escurrían por el rostro, pude ver su mirada abatida y lo mucho que temblaban sus manos mientras trataba de colocar con cuidado la tapa del bote de basura. Mi madre había entrado gruñendo, pero yo me quede parado donde estaba, observando lo delgada y pequeña que parecía bajo esa chaqueta y como sus piernas se tambaleaban hasta que llego a nuestro viejo manzano y sus rodillas cedieron bajo su peso, cuando vi su hombros caer en derrota supe que no podía permitir que muriera de hambre como muchos otros más en el distrito. Entré con determinación a la cocina de nuevo, y reanudé la tarea que había interrumpido, tomé la pala para empujar las charolas dentro del horno y empujando con un poco más de fuerza causé que la charola golpeara con fuerza el horno causando que dos panes cayeran al fuego, mi madre se giró al escuchar el ruido que cause y, me arrebato la pala de las manos.
— ¡Idiota! —me gritaba mientras sacaba los panes del fuego, de repente sentí el golpe en mi mejilla y parte de mi ojo causado por el mango de la pala, sólo apreté los dientes antes de sentir el calor en mis manos cuando empujo los panes quemados a mi pecho. Los sostuve en mis brazos mientras ella me empujaba hacia la puerta mientras me gritaba — ¡Dáselo al cerdo, niño estúpido! ¿Por qué no? ¡Ninguna persona decente va a comprarme el pan quemado!
Mi madre aún seguía en la puerta con sus ojos clavados en mi espalda así arrastre los pies por el lodo como si realmente me sintiera mal por el castigo, me acerque a la pocilga del cerdo y comencé a arrancar las pequeñas partes quemadas del pan, para perder el tiempo, antes de lanzarlas al comedero, mientras que en mi cabeza rogaba porque alguien entrara a la panadería y quitara la atención de mi madre de mí por unos minutos. No pasó mucho tiempo cuando mis ruegos fueron escuchados y sonó la campanilla de la puerta de la tienda, escuche los pasos de mi madre alejarse para perderse dentro de la panadería y atender al cliente.
Mientras miraba al cerdo sabía que tenía poco tiempo, no podía caminar hacia ella, hablarle y mucho menos entregarle el pan en las manos como me hubiera gustado, lo único que pude hacer fue girarme lentamente y echar una mirada a casa para asegurarme que mi madre no me estaba observando, volví a mirar al cerdo y con la adrenalina de ser atrapado lance un pan en su dirección y poco después lance el otro. Me gire rápidamente sin verla y regrese de nuevo a la panadería, no pude evitar cerrar la puerta con fuerza después de entrar, me recargue solo un momento sobre ella porque las piernas me temblaban, ¡lo había logrado! Le había dado el pan sin que me descubrieran. Volví al trabajo rápidamente cuando escuche que mi madre terminaba de atender al cliente en la parte de enfrente.
Aunque no la vi directamente tomar los panes, sé que lo hizo, porque al otro día a la salida del colegio, mientras ella esperaba a su hermana y yo estaba con mis amigos, la mire a través del patio. Se veía mucho mejor, no había temblores en su cuerpo y parecía haber retomado un poco de su fuerza, ella levanto su mirada y por un momento nuestras miradas se cruzaron, pude ver que sus ojos ya no mostraban la desesperanza del día anterior, contento con aquello, pero al mismo tiempo nervioso aparte la mirada.
En fin, un poco de pan rancio no le hace mal a nadie, terminamos nuestro desayuno y nos levantamos de la mesa, limpiamos todo y a la una de la tarde todos salimos de casa para caminar hacia la plaza y asistir a la ceremonia de la cosecha; nuestra casa está muy cerca de la plaza, gracias a la panadería vivimos en la zona comercial del distrito, uno de los poco lugares agradables y que no está lleno de polvo de carbón. Nuestro distrito, el doce, es el encargado de la extracción de carbón de las minas. A menos que tengas un comercio familiar como nosotros, al cumplir los dieciocho la mayoría de la población se convierte en mineros que bajan a las minas en condiciones deplorables y muy peligrosas para ganar unas monedas y llevar alimento a sus mesas. A veces la gente muere en las explosiones en las minas, como el padre de Katniss, a veces el dinero que ganan no es suficiente por lo que sus hijos se ven en la necesidad de pedir teselas. Una tesela te ofrece un paquete de cereales a cambio de añadir tu nombre más veces en el sorteo de la cosecha. Incluso cuando la situación es muy mala en el distrito algunos en el área comercial también se ven obligados a pedir teselas.
Llegamos a la plaza que está llena de banderines, que le darían un ambiente muy festivo al distrito si no fuera porque nos traen como corderos al matadero y todas las familias muestran ese aspecto triste y resignado al igual que la mía, mientras más caminamos y nos acercamos al registro puedo ver los hombros de mi padre tensarse más y más.
Entramos en silencio por los controles de la plaza y fichamos, así es como el Capitolio nos controla y tiene un registro de la población ya que todo el distrito tiene la obligación de estar aquí a menos de que estés muriendo, incluso los agentes de la paz estarán golpeando puertas y entrando a casas para asegurarse de que todos asistan a la cosecha.
Mis hermanos y yo nos separamos de nuestros padres para acercarnos a las áreas delimitadas con cuerdas y divididas por edades. Lo más grandes hasta delante y los más chicos detrás, me dejan en el área de los chicos de catorce años mientras siguen caminado para ocupar sus respectivos lugares adelante con los chicos de dieciséis y dieciocho años. Me muevo un poco buscando a todo mi grupo de amigos comerciantes entre ellos Delly Cartwright y Ulysses Domn. Magde Undersee, la hija del alcalde, que normalmente se sienta con Katniss esta vez se para cerca de Delly. Todo nuestro grupo está nervioso y temeroso a pesar de que nuestros nombres sólo estará tres veces en la cosecha, "Solo hay tres papeletas con mi nombre" me repito. Mis ojos recorren a los montones de chicos buscando a Weat, pero está demasiado enfrente como para verlo. Sé porque mi padre estaba tan distraído esta mañana y tan tenso, estaba preocupado por Weat, a pesar de que es su última cosecha, hace un par de años y en una época mala para el distrito y para la panadería se vio en la necesidad de pedir teselas y como estas son acumulables este año, con dieciocho años, su nombre estará más veces de las que debería en la cosecha. Mis ojos siguen recorriendo a los chicos hasta que dan con ella, con Katniss, no puedo evitar preguntarme ¿Cuántas papeletas tendrá ella con su nombre este año? Siendo hija de un fallecido minero vive en la zona más pobre del distrito llamada la Veta, donde la mayoría, si no es que todos, piden teselas para ellos y sus familias. De repente estoy preocupado por alguien más que por mi hermano mayor.
El alcalde me saca de mis pensamientos cuando sube el escenario provisional que han establecido delante del edificio de justicia y se acerca al podio para comenzar a leer la historia de Panem. Nuestro país fue creado después de un sinfín de guerras que dejaron muy poca humanidad, de ahí nació el gran Capitolio que está rodeado por trece distritos que salieron a flote, hasta que esos distritos se rebelaron contra el Capitolio y causaron otro sin fin de guerras, al final el Capitolio gano, eliminó al distrito trece por completo y los demás, como castigo, recibimos los Juegos del Hambre.
Me desconecto de lo que el alcalde sigue leyendo, ya que es la misma historia cada año. Observo las tres sillas detrás del alcalde, una está ocupada por un borracho Haymitch Abernathy que está dormitando y se cae de lado recargándose en una incómoda mujer del Capitolio, Effie Trinket. La mujer usa una peluca verde este año, su dientes blancos relucen de manera anormal y está usando un vestido naranja chillón que bajo la luz del sol causa que te ardan los ojos, ella es la acompañante del distrito doce y la mujer que sacará las papeletas con los nombres de las dos grande urnas de cristal (una para chicos y la otra para chicas) y sentenciará a dos de nosotros a morir.
El alcalde termina de leer la historia de Panem y a continuación lee la lista de los vencedores que tiene el distrito, que son dos, pero sólo Haymitch sigue vivo, así que todo el mundo le da un aplauso obligatorio, pero él se mantiene dormido, el alcalde se gira a verlo con molestia, todo el evento está siendo televisado y él esta durmiendo, Effie Trinket le da un golpe con el codo para hacerlo despertar, el hombre da un brinco del susto lo que lo hace caer de la silla. Nadie se ríe aunque seguramente en el Capitolio el distrito doce ahora es el hazmerreír. El alcalde angustiado dirige la atención hacia Effie, ella pasa por un lado de Haymitch y pone una feliz sonrisa hacia las cámaras, camina con alegría hacia el podio y saluda con su habitual.
—¡Bienvenidos a los Septuagésimos segundos juegos del hambre! ¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre, siempre de su parte!
No hay más, ha llegado el momento, siento la mano de Delly tomar la mía y apretarla con fuerza, le regreso el gesto cuando Effie Trinket dice — ¡Las damas primero! —se dirige a la urna de las chicas para sacar la papeleta con el nombre de la tributo femenina de este año.
Mi cabeza sólo repite una y otra vez «que no sea Katniss, que no sea Delly, que no sea Katniss, que no sea Delly.» La mujer mete la mano hasta el fondo de la urna y le da vueltas antes de tomar una papeleta doblada entre sus dedos, la saca y camina de nuevo al podio, todos contenemos el aliento. Effie alisa el papel y con voz clara lee el nombre.
— ¡Wyper Clouds!
Muchas personas sueltan el aliento que estaban conteniendo, incluso Delly suelta un suspiro de alivio, aunque no suelta mi mano. Vemos delante de nosotros como un grupo de chicos de dieciséis años abren espacio para dejar a la pobre Wyper desprotegida ante las cámaras, las pantallas muestran un primer plano de como su cara se llena de lágrimas, con las piernas temblando camina hacia el escenario y sube las escaleras, se tapa la boca con ambas manos pero sus hombros se siguen sacudiendo y se puede escuchar claramente sus sollozos.
Sé quién es Wyper aunque nunca haya hablado con ella, los chicos del orfanato de la ciudad son conocidos por todos porque son aquellos chicos que llegan al colegio con la cara marcada por las bofetadas, los hombros hundidos por la desesperación y esa mirada de absoluta tristeza. Sé que tiene un hermano más pequeño porque se sienta con ella en el almuerzo y que probablemente perdió a ambos padres en el accidente de la mina hace un par de años.
Effie Trinket le da una mirada de desagrado porque la chica no deja de llorar y no da el entusiasmo que ella quiere, coloca una sonrisa y cuanto pide voluntarios para Wyper nadie da un paso adelante.
Effie no da ninguna muestra de asombro, es normal para ella que en este distrito no existan voluntarios, ella se aparta de Wyper y sigue con el programa.
— ¡Bien es hora de elegir a nuestro tributo masculino!
La mujer avanza de nuevo, esta vez hasta la urna que contiene los nombres de los chicos, mete la mano hasta el fondo, saca un papel y cuando está frente al podio lo desdobla, esta vez soy yo quien yo el que contiene el aliento, la voz de la mujer suena fuerte y clara. Siento la mano de Delly apretar la mía hasta casi cortarme la circulación antes de apartarla rápidamente como si mi mano quemara. El aire se queda atorado en mi garganta en los segundos que tardo en procesar la información, el tributo masculino soy yo.
Peeta Mellark.
NA: Hola, después de estar muchos años por aquí como lectora me he visto obligada a animarme a subir esta historia que había estado corriendo por mi cabeza meses atrás. Solo espero que les guste esta historia y que haya alguien por ahí leyendo que me deje su opinión.
