Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.
Solo nos pertenecen los posibles OC, que vayan apareciendo.
Capítulo 1: Despertar.
Era el 10 de Octubre, y cómo cada año en esta fecha, se llevaba a cabo algo llamado La Cacería, un día en el cuál, la Jinchūriki del Kyūbi no Yōko, era cazado por los aldeanos y Shinobis de la aldea, en uno de los múltiples intentos, por "Poner fin, a lo que inició el Yondaime", pero ninguno de los participantes anuales, o aquellos que atentaban contra la vida de la Jinchūriki diaria o semanal o incluso diariamente, se daban cuenta de lo que causaban en realidad, ni se ponían a pensar en los posibles motivos, para ir tras el Jinchūriki.
Solo lo hacían.
Solo tenían mentalidad de oveja.
Y como casi siempre ocurría, lograron encontrarla.
No les importó, que se tratara de una niña de solo seis años.
La usaron como práctica de tiro al blanco para Kunais y Shurikens.
La atacaron con Jutsus elementales.
La dejaron más allá, del borde de la muerte.
Causaron que el sello se rompiera, mientras que la sangre, y la vida, abandonaban a la niña, de rubios cabellos y ojos violeta-grisáceos.
Ninguno de los presentes encontraría jamás, motivos para arrepentirse, hasta que algo bastante grave, tuviera lugar.
— ¡USTEDES! —Rugió una voz masculina, cargada de odio.
Todos los presentes. Desde Shinobis, hasta aldeanos, vieron un remolino de Chakra azul, ascendente, el cual dio paso a dos personas, creadas a partir de Chakra puro, pero poco a poco se fueron materializando.
— ¡Yondaime-Sama, ha vuelto a la vida! —gritó uno de los presentes, con júbilo.
— ¡Yondaime-Sama y Kushina-Sama, vienen a matar al Kyūbi! —gritó otra persona, igual de emocionada.
—Ustedes... —murmuró la Habanera Sangrienta, con un tono de voz que clamaba venganza, que hizo a más de uno, retroceder de temor. — ¡Han atacado a nuestra hija! —Todos enmudecieron.
Minato suspiró, y se arrodilló junto a Naruko. —Una niña... De siete años, de cabello rubio y ojos violeta-grisáceo. —El Yondaime los miró a todos, y más de uno, comprendió perfectamente, lo que él deseaba decir.
Pero antes de que alguien dijera algo, Kushina invocó sus Cadenas de Diamantina, asesinando a cada uno de los presentes, menos a Kakashi y a Asuma, quienes consiguieron usar un Kawarimi, y escaparon rápidamente de allí.
Dentro del espacio mental de la niña, ella se encontraba ante una joven de unos dieciséis años de edad, de cabello rojo y ojos azules, de pupila rasgada, que llevaba un Kimono rojo y negro.
—Entonces... Eres Kyūbi —dijo la niña, sorprendida por lo que la joven ante ella, acababa de decirle.
—Así es, Naruko-Chan —dijo la joven, con una triste sonrisa.
— ¿Por qué atacaste Konoha? —preguntó Naruko, ladeando la cabeza, debido a su confusión.
—Yo no quería, atacar la aldea. Ni tampoco quería, abandonar el sello en el cual estaba encerrada. Kushina-Chan, fue mi amiga. —Dijo ella, mientras las lágrimas se agolpaban en sus ojos. —Pero un hombre enmascarado, que tenía el Sharingan, me encerró en un Genjutsu y me extrajo del interior de tu madre, para luego convocarme en medio de la aldea y obligarme a destruirla. Minato, tu padre, combatió conmigo, hasta que descubrió que aquél enmascarado, tenía la culpa de todo, y le ordenó a su invocación: El líder de los Sapos, que me retuviera, en lo que él lo combatía. Supongo que logró vencerlo, porque yo recuperé la consciencia y me quedé a la espera, de que Minato y Kushina-Chan me sellarán en tu interior, sería un sello menos restrictivo y que me permitiría auxiliarte, pero ese sujeto volvió a aparecer, ahora con cinco tipos raros de color blanco y nos atacaron, y para evitar otro ataque, contra otra aldea, Kushina-Chan invocó una máscara especial de Shinigami, y se la colocó, logrando invocarla.—Sin que Kyūbi lo supiera, todos en la aldea, estaban escuchando la historia. —Shinigami-Sama, me selló en ti, y con esa máscara, ella no debería de haber tenido como llevarse las almas a tus padres, pero el mismo enmascarado, pudo controlarme una última vez, y me hizo asesinar a Minato y Kushina. Y como era Kushina, quien controlaba el tipo de sellado, pero murió a mitad del mismo, Shinigami, tuvo que finalizarlo, ella misma, volviéndose muy restrictivo.
Todos en la aldea, sintieron un aire muy frío.
Un aire que atravesó cada espina dorsal, y cada alma.
Pero solo el Sandaime y tres ANBUs completamente fieles a él, así como los pocos sobrevivientes, vieron aparecer a una mujer de cabello negro y blanco, de ojos rojos y Kimono negro, en el mismo lugar donde estaban la niña, y los espíritus del Yondaime y la Habanero Sangrienta.
—Naruko-Chan —dijo aquella mujer, acariciando la mejilla de la niña inconsciente. —Se suponía, que Kyūbi-Chan, sería una guardiana para ti, pero yo sola, no pude completar el sellado. No sin Kushina-Chan, pues yo solo conozco un único estilo de Fūinjutsu, pero ella pudo modificarlo, cosa que me hace sentir muy orgullosa. Ahora, eliminaré algunas restricciones, no todas, pero sí las suficientes. —La escucharon suspirar, con tristeza. —Veo que este no fue el mejor sello. Selló también, la mitad de las almas de tus padres, las cuales debían de haberte guiado, para convertirte en una fabulosa Kunoichi a futuro, quien salvaría al mundo... Selló completamente a Kyūbi-Chan y te impediría, a futuro, liberar tus Kekkei Genkai. —No pudieron escuchar nada, sobre aquellos Kekkei Genkai. Únicamente el Sandaime, era testigo de cómo Shinigami cargó a la hija de Namikaze Minato, y Uzumaki Kushina, le agarró violentamente del brazo a él, y los llevó al hospital. Al llegar, todos se paralizaron de terror, debido al aura de la mujer. En un destello verde, apareció un hombre joven de cabello castaño, ojos azules y que llevaba una bata de doctor. —Futtei, es tu turno. —Todos los que podían escuchar, supusieron que, si la mismísima Shinigami, diosa de la muerte estaba allí, auxiliando a la hija de uno de sus más queridos Hokages, entonces la otra persona sería, el dios de la medicina: Futtei, y supieron que la niña sobreviviría un día más, y que ellos podrían expiar sus pecados. Muchas personas, se reunieron fuera del hospital, otros entraron y se acercaron a la habitación del hospital, donde estaba el dios de la medicina, curando de la hija de su amado héroe. ¡La niña misma era una heroína, pues los había mantenido a salvo, del Kyūbi! Finalmente, luego de tres días, Naruko despertó. Y al hacerlo, se encontró de frente, con una mujer de cabellos negros y blancos, ojos escarlatas, y Kimono negros.
— ¿Dónde...? —se preguntó la niña. — ¡Oh!, estoy en el hospital.
—Así es, Naruko-Chan —dijo la diosa.
— ¿Quién es usted? —preguntó la niña, confundida.
—Ella es Shinigami-Sama, Naruko-Chan —Dijo su madre, haciendo que la niña, abriera sus ojos violeta-grisáceos, con terror.
—Naruko-Chan, estoy aquí para...
—P... ¡Por favor, Shinigami-Sama, solo deme otra oportunidad! —Rogó la niña aterrorizada, mientras se ponía de rodillas, sobre el colchón de la cama y juntaba sus manos, a modo de plegaria.
—La tendrás, Naru-Chan —dijo la diosa, sin poder evitar reírse. —Tendrás la oportunidad de vivir, y de ser una Kunoichi, tal y cómo es tu sueño. Pero dime algo: ¿Te has planteado, que quizás tu sueño de ser Hokage, está mal planteado? Mira a tu Ojisan: Sarutobi Hiruzen, y todo cuanto debe de sufrir. No solo con el papeleo, sino también con el consejo de Clanes, los tres Consejeros corruptos y el Consejo Civil (igual de corrupto).
—Solo deseo que todos vean, que yo no soy Kyūbi-Chan. Deseo que me conozcan a mí: Uzumaki Naruko. No a la Jinchūriki de Kyūbi-Chan/Monstruo. —Dijo la niña sonriente.
—Naruko-Chan —dijo la diosa, acariciando la mejilla de la niña, con su pálida y fría mano, provocándole un escalofrío. —Lamento, desde el fondo de mi alma, tu sufrimiento, a manos de los civiles, los ninjas de clanes, los ninjas civiles... Y los Consejeros del Hokage. He decidido dejar en tu ser, las almas de tus padres y de tus abuelos maternos, para que ellos te guíen. Y, como una compensación, por todo cuanto has sufrido, permíteme que te otorgue, el que quizás sea el Kekkei Genkai, más poderoso jamás visto o manipulado, por humano alguno. Algo de mi propiedad, algo de mi naturaleza, y que he modificado, para que se adapte a tu Chakra. —La diosa entonces, enseñó en su mano derecha, una diminuta esfera negra, con un aura roja, y en su mano derecha una esfera negra, con un aura violeta. —El Shigan (Ojo de la Muerte) y el Shiton (Elemento/Estilo de la Muerte), este último, será casi por completo, un Kekkei Genkai, más basado en la energía espiritual, que la energía física. Y para esto, te dejaré este pergamino. En cuanto al Dōjutsu, te permitirá conocer si sus pecados son suficientes, como para condenarlo al Makai o a mi Reino, entonces usarás el Kyūkyoku no Batsu (Castigo Definitivo) o el Gōmon Batsu (Castigo de Tortura), este último te permitirá encerrar al enemigo en un poderoso Genjutsu, para enseñarle sus propios pecados y darle una segunda oportunidad. El Kyūkyoku no Batsu, te permitirá enviar su alma al infierno. —Literalmente, la diosa introdujo ambas esferas, en el cuerpo de la niña. La que poseía el Shigan, se dividió por la mitad e ingresó por sus ojos, y la del Shiton, ingresó en su pecho. Un humo negro, apareció en la mano de la diosa y un pergamino de bordes negros, con el Kanji de "Muerte", se materializó, la niña agarró el pergamino.
—Eso por parte de Shinigami-Sama —dijo Futtei sonriente.
— ¿A qué se refiere, Futtei-Sama? —preguntó la niña, curiosa.
—Mi obsequio para ti, es también un Dōjutsu: El Iryōgan. —Dijo el Dios de la medicina, enseñando una esfera de color verde cían. —Este reducirá drásticamente tu nivel de Chakra, debido a que un usuario de Iryō Ninjutsu, usará menos de una sexta parte, del colosal Chakra que tienes. Podrás ver las redes de Chakra y Tenketsu. Podrás ver, con una visión de rayos X, órganos y huesos, y como un microscopio. Detectaras cualquier tipo de enfermedad y anomalía, como enfermedades ordinarias o envenenamiento. Podrás saber en qué parte del cuerpo se produce la enfermedad y predecir el alcance de las enfermedades, así como saber qué Iryō no Jutsu, necesitarás. —Le acarició el cabello a la niña. —Sé qué harás un grandioso trabajo con estos poderes, que te hemos otorgado, Naruko-Chan.
Cuándo el Hokage supo que los dioses se habían ido, envío a un trío ANBU, al hospital.
—Naruko-Sama —Dijo una ANBU, de cabello violeta largo, con máscara de gato, haciendo saltar a la niña, del susto. —Nosotros lo escoltaremos, hasta su hogar.
—Muchas gracias, Neko-Chan —Dijo Naruko sonriente, mientras se ponía de pie. Tomó la ropa en una silla y se la colocó.
Salió escoltada por los ANBU, y se asustó bastante, al ver a tantos aldeanos y Shinobis adultos o jóvenes adultos, de todos los rangos, rogándole disculpas, y siguiéndolos. Pero, para el asombro de la niña, no fueron al distrito rojo, sino a un distrito de mayor calidad de vida, de la aldea. Hasta una mansión.
Naruko, algo inquieta, vio a los aldeanos y Shinobis, dejando ropa y cestas de alimentos, que fueron recogidos por los ANBU escoltas, mientras que ella ingresaba en los terrenos de la Mansión Namikaze.
—Este será tu nuevo hogar, Naruko-Chan —Dijo una ANBU de cabello negro largo y ondulado.
—Arigatō, Neko-Chan, Kamereon-Chan —Dijo la niña sonriente, mientras que las tres ingresaban en el lugar.
—Este... Fue el hogar de Minato-Sama y Kushina-Sensei —dijo Kamereon, mientras que se quitaba la máscara, revelando que sus ojos eran de un bello rojo carmesí, nariz pequeña, labios delgados y pequeños. —Mi nombre es Yūhi Kurenai, fui alumna de Kushina-Sensei, durante mi época Gennin y Chūnnin, me especializo en el Genjutsu, y he sido nombrada, como tú guardiana, por Sarutobi-Sama.
—Un placer conocerte, Kurenai-San —dijo la niña sonriente.
—Soy Uzuki Yugao, y al igual que Kure-Chan, también fui alumna de Kushina-Sensei. Y yo, me especializo en el Kenjutsu —dijo la mujer de cabello violeta y ojos castaños.
En los próximos días, la aldea al completo, estuvo flagelándose, por sus pecados cometidos, en contra de la hija de sus más grandes héroes.
Harem de Naruko: Haruno Sakura, Yamanaka Ino, Fem-Kyūbi, Fem-Shinigami, Fem-Haku, Sabaku no Temari, Samui y Karui.
¿Alguien más, que quieran en el Harem?
