My little pony fanfic: El despertar de una raza

Prologo

Miedo, enojo, tristeza. Esas eran las emociones que ahora se esparcían poco a poco por toda ecuestria. Desde hace un año la tierra de los ponis había estado en una guerra "falsa". Una guerra contra los grifos la cual, ningún pony tiene muy claro de él porque dio inicio y donde ya se habían perdido algunas vidas de ponis. Aun así, aunque no supieran bien las razones del porqué de este conflicto, cada uno de los ponis estaba dispuesto a defender su tierra a como diese lugar. Mientras, al mismo tiempo que un sentimiento cada vez más profundo de odio crecía entre la población ecuestre.

Por petición de la princesa Twilight y las portadoras de la armonía y apoyadas por la princesa Luna, la princesa Celestia solo se había limitado a reforzar las defensas en las fronteras y resistir los ataques. A pesar de las constantes insistencias de los ponis por atacar a los grifos y acabar con esto. Ninguna de las tres quería que este conflicto se convirtiera en una guerra total donde seguramente habrían muchas más bajas de las que ya había habido hasta ese momento. Pero esos deseos no durarían mucho.

A pesar de los intentos de Twilight por detener los ataques de los grifos y llegar a un entendimiento por medio del dialogo. Por alguna razón que ella no entendía los grifos se negaban a negociar con los ponis, mientras seguían sus ataques cada vez de mayor escala sobre los territorios ecuestres.

La gota que rebalsó el vaso fue la repentina desaparición de la princesa Twilight, quien había desaparecido junto con las portadoras de la armonía. Celestia ordeno rápidamente una búsqueda masiva por toda ecuestria pero no encontraron nada. La única pista que encontraron fue una pluma de color blanca en el suelo, dentro de la habitación de Twilight en su castillo. Los ponis no tardaron nada en echar la culpa a los grifos, y exigir a las princesas que tomara la iniciativa y que destruyeran a los grifos de una vez por todas. Ya no aguantarían más, estaban hartos de solo defenderse. Para empeorar la situación, poco tiempo después de Twilight. Discord, el señor del caos, también desapareció sin dejar ningún rastro. Ahora con las principales opositoras del conflicto fuera, las princesas no tuvieron más alternativa que declarar oficialmente la guerra contra el reino de los grifos.

Un año habían pasado, Twilight y las portadoras seguían sin aparecer, aunque todos las daban por muertas Celestia aún se aferraba aun a una pequeña esperanza de que su querida alumna y sus amigas estuvieran vivas. En ese tiempo el conflicto se había extendido hasta el imperio de cristal y había llegado hasta un sangriento punto muerto donde ninguno de los dos bandos era capaz de sobrepasar a otro, los grifos aunque eran menos, contaban con una ventaja tecnológica mayor a la de los ponis. Debido a esto, el conflicto se había vuelto muy costoso para ambos bandos. Ya se habían perdido cientos de vidas entre ponis y grifos. Aun así los grifos aún se negaban a negociar con los ponis, en este conflicto aún no se veía un claro vencedor.

Capítulo 1:

Era una noche en las heladas tundras del oeste de ecuestria, cerca de la frontera entre el territorio ocupado por los grifos y el imperio de cristal. Las estrellas que adornaban el hermoso cielo nocturno se escondían tras nubes de tormenta y la luna apenas iluminaba aquel paisaje invernal. En este paramo congelado donde azotaba una tormenta de nieve, se escuchaba el sonido de muchos cascos. Alrededor de cien ponis se encontraban marchando por el helado paraje.

-Ya estoy harto de este tonto frio- dijo uno de los ponis que se encontraba dentro de la formación.

-Si yo también deberíamos terminar de patrullar de una buena vez por todas y volver al imperio.

-¡SILENCIO!- Dijo un pegaso naranja de melena azul. Los dos ponis se callaron y se pusieron firmes con un saludo militar ante el pony

-¡S… Si teniente Flash!- dijeron ambos ponis muy nerviosos mientras mantenían el saludo.

Toda la formación de ponis de detuvo para observar lo que estaba pasando. -Escuchen bien, Debemos hacer nuestro trabajo y patrullar esta área según las órdenes del general Armor. No sabemos cuándo esos malditos grifos puedan atacarnos.- dijo en tono autoritario y notoriamente molesto.

-P… pero señor, esta es la retaguardia y además, este es un lugar por el cual es casi imposible volar por la tormenta que hay. No creo que haya necesidad de preocuparse tan…- el pony no pudo terminar pues Flash le lanzo una mirada furiosa.

-¡A quien no le guste con gusto puede retirarse ahora mismo mientras los demás terminaremos la patrulla, pero eso sí, me asegurare de que sean juzgados y encerrados por deserción!- dijo amenazante y todos los ponis se quedaron callados sin moverse.

-Bien, si no hay más quejas, ¡ANDANDO¡- grito lo último.

Los ponis no se percataban que una figura de lo que parecía ser un pony encapuchado, los estaba observando a lo lejos atreves de la tormenta mientas una sonrisa se marcaba en su rostro.

Después de una larga patrulla el grupo de ponis se disponía a volver mientras la tormenta cada vez se hacía peor.

-Muy bien debemos regresar antes que la tormenta empeore- dijo flash sentry y todos los ponis se dieron la vuelta para disponerse a regresar.

-¡ANDAN…! Flash no pudo terminar pues se escuchó un estruendo parecido a una explosión y el teniente cayó al suelo con una herida en forma de un pequeño agujero que atravesó su armadura justo en su pecho.

-¡TENIENTE¡- gritaron algunos soldados y de inmediato los ponis se pusieron alerta y rodearon a su líder para protegerlo mientras trataban de localizar entre la tormenta de nieve, de donde había venido el proyectil. Pero de inmediato se escucharon muchas más explosiones de todas direcciones, mientras uno por uno más ponis caían muertos o agonizando sobre la nieve tiñendo la zona con la sangre.

-¡Rápido Escudos¡- grito uno de los soldados quienes ahora sin líder trataban de solo mantenerse unido y cubrirse. Tras el grito los unicornios del grupo conjuraron un escudo mágico que rodeo al grupo mientras se veían como los proyectiles impactaban contra el escudo.

Todos estaban muy aterrorizados, en los pocos minutos en los que habían tardado en reaccionar ya un cuarto de los ponis habían sido heridos o estaban muertos. La situación era aún peor pues su líder se encontraba agonizando en el suelo mientras un médico trataba de contener la hemorragia del pegaso.

Repentinamente tan rápido como sucedió, todo volvió a estar en calma. Ya no se escuchaban aquellas explosiones. Los ponis se relajaron un poco al pensar que tal vez, se habían retirado sus atacantes pero nada más lejos de la verdad. De entre la tormenta, empezaron a surgir alrededor de cincuenta figuras que al principio no se reconocían. Pero al seguir avanzando los ponis se dieron cuenta de quienes eran sus atacantes.

-No puede ser, Grifos…- murmuro uno de los soldados que estaba al frente con una mezcla de rabia y miedo en sus palabras.

Los grifos estaban equipados con gruesos abrigos negros y sus ojos protegidos por lentes. En sus patas llevaban lo que parecía ser una larga lanza con una abertura y una bayoneta negra en uno de sus extremos. En el medio una especie de cerrojo además de un gatillo y una culata en el otro en extremo de donde lo sujetaban. Uno de los grifos, el que parecía ser el líder se acercó al escudo.

-jaja Pero miren que tenemos aquí, un grupo de ponis muy lejos de sus casitas de cristal. ¿Les gusta nuestro nuevo juguete? Le llamamos rifles- dijo en un tono de burla. Los demás grifos rieron un poco mientas apuntaban sus rifles contra los ponis aun cubiertos tras su escudo de magia.

-Saben lo único malo de estas hermosuras es que no pueden atravesar su magia… !Pero esto sí!- Dijo y con la bayoneta al extremo de su rifle atravesó el escudo mágico e hirió a uno de los ponis que se encontraban al frente en el pecho, matando y esparciendo su sangre en la nieve.

-Jajajaja ¿Qué piensan hacer? Si se rinden les prometemos que no los mataremos a todos- dijo el grifo con un tono de satisfacción y malicia.

-Ha…háganlo, ríndanse dijo una voz. Era flas que pese a su herida seguía consiente pero muy débil, en su voz se denotaba gran furia y frustración.

Los ponis se miraron entre si mientras pensaban que hacer. Finalmente bajaron el escudo y soltaron sus armas.

-Je me lo imagine ustedes criaturas inferiores son solo una hormigas ante nosotros- dijo mientras los demás grifos ríen y bajan sus armas.-Desgraciadamente, me temo que son demasiados prisioneros- dijo apuntando su rifle a la cabeza de uno de los unicornios y abriendo fuego. La cabeza del unicornio exploto esparciendo los sesos del unicornio sobre sus compañeros que miraban aterrorizados.

-¡NOOOO!- Grito flash con sus pocas fuerzas-¡Ba…bastardo¡… ¡Prometiste que no nos matarías¡- dijo flash muy débil.

-jajaja yo dije que no los mataría a todos- dijo el grifo riendo sínicamente. –Creo que con la mitad de ustedes será suficiente, ¡apunten!- ordeno el grifo y rápidamente el resto apunto con sus rifles de nuevo hacia los ponis.

Flash estaba furioso y frustrado, un sentimiento de impotencia lo invadió mientras veía los aterrados rostros de sus compañeros que estaban a punto de ser masacrados por aquellos malditos grifos.

-¡FUEGO! Grito el líder de los grifos con una expresión sádica en su rostro.

Todos los ponis cerraron los ojos aterrados incluyendo a flash, se escuchó un fuerte estruendo y luego silencio total. Ya no había ningún ruido en el ambiente, incluso la tormenta había parecido cesar de repente.

Poco a poco los ponis volvieron a abrir sus ojos y no pudieron creer lo que veían ante ellos. Todos incluso flash tenían los ojos abiertos como platos, mientras un sentimiento de miedo crecía en todos ellos. Delante de ellos, la tormenta había parado y dejaba ver a los grifos que yacían decapitados, todos y cada uno de ellos, su sangre se regaba por todo el lugar tiñendo el lugar de un rojo carmesí muy intenso.

Los ponis se preguntaron asombrados pero, al mismo tiempo, asustados ¿Qué había pasado? De repente un pony encapuchado que era un poco más alto que ellos aterrizo frente a ellos con sus alas extendidas. Debajo de su capucha se asomaba un cuerno y se alcanzaban a ver unos ojos verdes que en algunos momentos parecían brillar. El encapuchado los observaba sin decir nada y sin ninguna expresión aparente. Luego se dio la vuelta para ver los cuerpos de los grifos.

-Eso es lo que pasa si desobedecen mis órdenes, además, ustedes no son diferentes a ellos, escorias.- susurro para sí mismo con una sonrisa que los ponis no alcanzaron a ver ni a oír lo que decía.

Uno de los soldados se acercó a la alicornio encapuchado. –Gra…gracias por salvarnos- dijo y puso un casco sobre el hombro del pony.

El encapuchado volteo la cabeza para ver al soldado con unos ojos inexpresivos. – ¿Salvarlos?- dijo inexpresivo para luego, antes de que el soldado pudiera reaccionar, su cabeza fuera cortada por una alabarda negra que, en la parte donde se unía la hoja de la alabarda, se encontraba una gema de color verde.

-¿Quién dijo algo de salvarlos? Lo siento pero todos ustedes morirán aquí mismo.- Dijo inexpresivo mientras apuntaba su alabarda contra ellos y un aura oscura rodeo al alicornio encapuchado.

Los ponis que ya se habían calmado un poco volvieron a sentirse aterrorizados, por alguna razón no se podían mover. El aura de ese alicornio era tan siniestra que sus músculos simplemente no se movían por el miedo.

-mueran…- dijo aun inexpresivo y se abalanzó sobre los aterrados ponis.

En aquel desolado paraje que era iluminado por la luna y las estrellas, ahora visibles. Donde reinaba la paz y tranquilidad, solo se alcanzaron a escuchar el grito de terror de los ponis.

Mientras tanto, en el imperio de cristal.

La ciudad de los ponis de cristal lucia muy diferente a como era antes. A las afueras del imperio había varios campamentos de soldados que portaban armaduras tanto del imperio de cristal como de ecuestria y ahora en cada calle había varios soldados haciendo guardia además de varios pegasos sobrevolaban el imperio y los ponis de cristal se mantenían encerrados en sus casas el mayor tiempo posible. En el palacio se encontraban contados tres estandartes. El primero con una luna creciente con dos alas desplegadas a sus costados, el central con un sol con un par de alas cerradas hacia el centro y el de la izquierda con un corazón de cristal.

La princesa celestia, la princesa Luna y la princesa cadance se encontraban reunidas en el salón del trono del castillo. En la sala del trono se había colocado un enorme mapa de toda ecuestria, donde se podían observar los territorios de los ponis y los territorios ocupados por los grifos. También se podían apreciar dos tipos figuras pequeñas sobre el mapa, unas representando un poni con armadura y las otras representando a unos grifos. Se podía observar que las figuras que representaban a los ponis eran más que las de los grifos.

-¿Algún avance?- Pregunto la alicornio de pelaje blanco, con un semblante que denotaba seriedad.

-No tía, al parecer hemos sido capaces de frenarlos cerca de la frontera este pero a un alto costo…- dijo la alicornio de pelaje rosado pálido bajando un poco la cabeza, con un tono que denotaba tristeza y preocupación.

-¿Cuántos?- Pregunto celestia aun manteniendo se seria.

-Alrededor de cinco mil…- respondió cadance con tristeza.

- Cinco mil…- dijo la princesa alicornio de pelaje azul oscuro con algo de asombro.

¿Cuantos grifos se estima que han muerto?- pregunto celestia también con una ligera sorpresa pero manteniendo su semblante serio.

La princesa del amor se quedó callada un momento y aparto la mirada. Parecía como profundamente apenada, no quería ver a la alicornio blanca a los ojos.

-¿Qué pasa? Dímelo de una vez- dijo celestia, algo impaciente y empezando a preocuparse por la actitud de su sobrina.

- solo qui…quinientos… Dijo con la cabeza baja.

-¿¡Quinientos!? Dijeron sorprendidas tanto la princesa del sol como la princesa de la luna.

-Esos malditos grifos… ¿Cómo es posible que nos saquen tanta ventaja? Incluso si su tecnología es superior a la nuestra, los superamos casi diez a uno. Es imposible que nos saque tanta ventaja.- Exclamo molesta celestia, tras lo cual luna y cadance solo se quedaron calladas un momento.

-Hay algo más tía…- La alicornio rosa dudo por un momento - Al parecer en la última batalla, algunos de nuestros soldados afirmaron ver lo que parecían ser un pony ayudando a los grifos y no solo eso, afirman que era un alicornio… dijo con preocupación. Tras las palabras de la princesa del amor hubo un silencio total en la sala. La princesa celesta bajo la mirada hacia el mapa, sus ojos se concentraron en un particular punto. Ponyville y el castillo de la armonía.

-Twilight…no…es imposible…-pensó la princesa del sol mientras una expresión de ligera tristeza se hacía presente en el rosto de la gobernante y una lagrima rodaba por su mejilla.

-Hermana…-Dijo la princesa de la noche poniendo un casco en el hombro de su hermana. Antes que Luna pudiera continuar, fue interrumpida por el azote de la puerta. Uno de los guardias entro corriendo dentro del gran salón, su rostro denotaba preocupación.

-Pri…princesas- dijo el guardia haciendo un saludo militar mientras trataba de recuperar el aliento.

-¿Que es tan importante que no puede esperar? Estamos en una reunión muy importante- Dijo molesta la princesa luna mientras trataba de animar a celestia.

-U…una patrulla no se ha reportado desde hace más de una hora.- Dijo aun manteniendo su saludo militar, pero con algo de miedo debido a la aparente molestia de la princesa de la noche.

-Tranquila luna- dijo cadance tratando de tranquilizar a luna. – ¿Una patrulla desapareció? ¿Dónde?- continúo la princesa del amor dirigiéndose al guardia.

-Al oeste del imperio- dijo el guardia

-Entonces preparen un grupo de soldados para buscar los de inmediato.- dijo la princesa celestia que ya se encontraba de nuevo con su tono serio.

-A la orden.- exclamo el guardia saliendo deprisa del gran salón, dejando a las tres princesas solas otra vez.

-¿Una patrulla desaparecida al oeste? ¿No es en la retaguardia? No me gusta cómo suena eso.- dijo la princesa luna preocupada.

-Entiendo cómo te sientes pero debemos…- la princesa del sol no pudo terminar de hablar pues fue interrumpida por una extraña sensación. Una sensación de escalofríos acompañada de un fuerte poder oscuro que provenía del oeste.

Las tres princesas se miraron entre sí con preocupación y algo de miedo. Al parecer las tres habían podido sentir lo. Esa oscuridad no se encontraba lejos de allí, la princesa celestia empezó a sentir algo de temor que se dejaba ver en su rostro. Mientras que las otras dos princesas, al ver la reacción de celestia empezaron a tener un muy mal presentimiento de lo que estaba pasando.

-no puede ser…-susurro celestia con miedo y algo de ira en sus palabras.

-¿Hermana? ¿Tía?- dijeron ambas alicornios casi al mismo tiempo

-¡Debemos salir de inmediato!- ordeno con autoridad, pero en su rostro aún se podía ver marcado el miedo que la gobernante estaba sintiendo. Después de esto la alicornio salió volando. Las dos princesas restantes se miraron entre si preocupadas, luna extendió sus alas para seguir a celestia. Al ver salir a las princesas, algunos guardias pegasos las siguieron.

En el páramo congelado, en algún lugar al oeste del impero de cristal.

La princesa luna y celestia llegaron al lugar de donde habían sentido aquel extraño poder oscuro, la princesa cadance y el general shining armor se habían quedado a proteger el imperio. Al legar a su destino lo que vieron las dejo sin aliento y con un sentimiento de asco y horror. La escena que se mostraba frente a las princesas era horrible, una que bien podría ser sacada de alguna historia de horror. Toda el área estaba teñida de sangre, tanto de ponis como de grifos. En el lugar se encontraban los cadáveres congelados de los grifos decapitados pero, para los ponis no era mejor, la mayor parte de ellos tenían uno o varios miembros mutilados sin contar con aquellos que también estaban decapitados y en los rostros de ellos se notaban un gran miedo y desesperación congelada en las cabezas cercenadas. Los cadáveres de los ponis parecían como si ellos hubieran tratado de escapar de alguna clase de monstruo, dispersos por toda el área.

Las princesas y sus soldados acompañantes tuvieron que hacer un gran esfuerzo por no vomitar pues, aunque estaban en guerra, nuca antes habían visto una brutalidad de tal magnitud. Todos empezaron a caminar entre aquella masacre mientras no podían dejar de preguntarse. ¿Qué había pasado? Tras caminar por un rato dos cuerpos llamaron la atención de la princesa luna. El primero era de un Pegaso naranja de crin azul, el cual tenía una herida de proyectil en el pecho y una ligera sonrisa en su rostro. El otro era un pony encapuchado. Mientras que el pegaso ya había muerto, el alicornio parecía aun estar respirando. La razón por la que llamaron tanto la atención era que ninguno de los dos parecía que tuvieran ningún miembro amputado como el resto de los cadáveres en toda la zona. La princesa luna y un grupo de guardias se acercaron a ambos cuerpos.

-E… es el teniente Flash…- dijo uno de los guardias que acompañaban a la princesa con un tono de tristeza en su voz.

-¿Y quién es este otro?- pregunto la princesa señalando al encapuchado. –No parece ser de los soldados que estaban aquí.- dijo para luego levantarle la capucha al pony, la princesa luna lo observo por un momento, en ella se formó un sentimiento de asombro e incredulidad, el misterioso pony, tendido ante ella, era un alicornio de color gris oscuro con crin verde, su cutie mark era un triángulo gris con un triángulo negro más pequeño dentro pero ligeramente corrido a la izquierda y dentro de este lo que parecía ser una constelación en forma de cruz. El alicornio Parecía tener una herida similar a la del pegaso pero en su vientre, además parecía que aún estaba respirando.

-¿Encontraste algo hermana?- pregunto celestia llegando con luna

-hermana, mira…- dijo apartándose un poco dejando ver a celestia al herido alicornio.-¿Cómo es esto posible? ¿Pensé que twilight, cadance, su bebe y nosotras éramos las únicas alicornios? Pregunto luna bastante confundida.

-Así que es verdad…han vuelto…- dijo celestia con una expresión sombría en su rostro.

-¿Quiénes han vuelto?- pregunto luna aún más confundida de lo que estaba antes.

Celestia no respondió, en su lugar parecía estar pensando. Aunque en su rostro se veía reflejado cierto temor y odio contenido que la alicornio blanca trataba de disimular.

-Volveremos a canterlot de inmediato…- dijo celestia dando se la vuelta y extendiendo sus alas preparando se para volar.

-¡Espera un momento celestia! ¿Qué es lo que te sucede? ¿Quién es él? ¿Quiénes han vuelto?- dijo luna poniéndose frente a ella y colocando un casco sobre el hombro de su hermana para evitar que se fuera.

Celestia se quedó callada ante las preguntas de su hermana y aparto la mirada.

-¡Responde me hermana!- exclamo luna con enojo

-¡SILENCIO!- gritó celestia con la voz real de canterlot muy molesta

Todos los guardias que habían acompañado a las princesas se voltearon de inmediato al escuchar el grito, seguido de un silencio total. Luna se había quedado sin habla, hacía mucho que su hermana no le gritaba de esa manera. La princesa de la noche sintió una gran molestia en ese momento, pero se quedó callada y salió volando, no sin antes voltear a ver una vez más a aquel alicornio tendido en la nieve para luego tele transportarse. Celestia suspiro con frustración y algo de arrepentimiento al ver alejarse a su hermana, de inmediato se dio cuenta del silencio y de las miradas de todos sus guardias.

-No hay nada que ver aquí, tomen los cuerpos de los caídos y regresen al imperio. Díganle a la princesa cadance que debimos retirarnos por asuntos importantes. ¡Es una orden!- dijo celestia en tono autoritario para acto seguido, hacer brillar su cuerno y borrar las memorias sobre el alicornio a todos los allí presentes y luego, tele trasportarse ella junto al alicornio herido.

En canterlot

La presencia militar en la capital si era bastante fuerte, después de todo allí vivían sus supremas líderes, las princesas del sol y la noche, sus gobernantes. Había pegasos que patrullaban alrededor de canterlot y no era raro encontrar a patrullas vigilando cada rincón de canterlot. Sin embargo, en la capital de ecuestria la gente común vivía un ambiente muy distinto al del imperio pues para ellos, la guerra era algo lejano, un acontecimiento ajeno a ellos quienes vivían sus vidas diarias con normalidad. A pesar de eso la presencia militar podía llegar a molestar a las elites y nobles ecuestres los cuales, se empezaban a cansar de gastar sus grandes fortunas para pagar al ejército, sin mencionar la perdida de mano de obra para sus negocios por el reclutamiento. Poco a poco, algunos se empezaron a oponer al conflicto y exigiendo una solución diplomática a las princesas. Esta tendencia solo iba en aumento empezando a dificultar las acciones militares a gran escala y dificultando la defensa del territorio de ecuestria.

Ya era de noche, dentro del castillo un confundido alicornio gris oscuro empezaba a despertar en una celda, atado de los cuatro cascos y con un anillo en su cuerno. Sentía un dolor punzante en su vientre, al ver, vio que una serie de vendas cubrían su herida.

Flash back

El alicornio se encontraba parado en medio de aquel paramo congelado. Alrededor de él estaba los cadáveres de los que alguna vez fueron soldados ponis. Repentinamente un sonido capto su atención. Cuando el alicornio fue a investigar, se encontró con el mal herido teniente flash sentry el cual se estaba tratando de arrastrar con mucha dificultad. A paso lento el alicornio caminó hasta alcanzar al pegazo y puso un casco sobre él.

-Vaya vaya que tenemos aquí. Debo decir que me impresiona que tengas una herida tal y aun así, sigas vivo. Eres realmente extraordinario- dijo y con un casco levanto la cabeza de Flas para verlo a los ojos con una mirada inexpresiva pero con cierto aire de superioridad.

El pegaso solo se limitó a verlo con una cara que reflejaba todo el odio, impotencia, frustración y miedo que el pegaso sentía en aquel momento.

-Bueno, no creo que valga la pena molestarme contigo, después de todo morirás en unos minutos dijo extendiendo sus alas preparándose para emprender el vuelo.

-Por…¿Por qué?- Dijo el pegaso con gran dificultad.

El alicornio se detuvo y volteo a ver al pegaso.

-¿Por qué dices?…- preguntó y se acercó una vez más al pegaso. –Porque es lo que se merecen, ustedes nos olvidaron. Y ahora van a pagar por los pecados de su amada princesa dijo con un ligero tono de molestia pero manteniendo su rostro inexpresivo.

-No… te lo permitiré… dijo Flash con dificultad, en su vos se notaba una gran rabia y odio.

-Aun si estuvieras en tu mejor forma no podrías hacer nada contra mí, eres un simple pegaso y yo soy un alicornio. Dijo en tono inexpresivo dando se la vuelta una vez más y preparándose para volar.

De repente una explosión resonó por todo el lugar, un sorprendido alicornio volteo a ver al pegaso que lo miraba con una ligera sonrisa mientras sostenía uno de los rifles de los grifos.

-Maldito bastardo…dijo para tratar de acercarse al pegaso pero cayó al suelo con una herida en su vientre.

El teniente flash sentry con una ligera sonrisa en su rostro, cerro lo ojos para nunca más abrirlos, mientras un agonizante alicornio quedó inconsciente por el dolor y el frio.

Fin del flash back

-Esto es perfecto…dijo para sí mismo con sarcasmo y algo de enojo mientras trataba sin éxito de liberarse.

-Veo que has despertado…- dijo una voz frente a él.

El alicornio alzo su mirada para ver a la princesa celestia parada frente a la celda. El rostro de la princesa del sol era una mezcla de enojo y desprecio. El alicornio solo hizo una ligera sonrisa en su rostro.

-Je, pareces decepcionada por eso.- dijo el alicornio gris con un tono de burla. –Siento no haber muerto junto con el resto- continuo el alicornio con sarcasmo, mientras miraba a celestia con una ligera sonrisa y una expresión relajada.

La actitud del alicornio molestaba de sobremanera a la princesa del sol. -Como te atreves a dirigirte a mí de esa forma, yo soy la gobernante suprema de ecuestria.- dijo celestia golpeando los barrotes de la celda con fuerza.

-ja ¿de este patético reino de ponis inferiores? No me hagas reír, son tan patéticos que ni siquiera pueden con unos cuantos grifos con sus juguetitos.- Dijo el alicornio con una sonrisa

La princesa celestia se molestó aún más con el comentario. Estaba a punto de abrir la puerta y darle una lección que jamás olvidaría al insolente alicornio. Pero cuando estaba por hacerlo se detuvo un momento y sonrió.

-Tu solo eres un vestigio de otra época, vagando sin hogar. Tú y los tuyos debieron haber muerto todos. Aun puedo recordar ese día, el día que libramos a ecuestria de ustedes, ¡monstruos!- dijo la princesa con tranquilidad con un tono que denotaba superioridad y con una amplia sonrisa en su rostro.

La sonrisa y la tranquilidad desaparecieron del rostro del alicornio, en su lugar bajó la cabeza con una expresión sombría en su rostro. El lugar se quedó por un momento en total silencio.

-¿Qué…fue lo que dijiste?- dijo el alicornio y levanto un poco su cabeza, lo suficiente para ver una mirada asesina combinada con un par de ojos verdes que ahora despedían un ligero brillo que se alcanzaba a ver por la oscuridad de la celda.

De repente el alicornio se movió con fuerza hacia adelante estirando sus cadenas al máximo, golpeo los barrotes haciendo un gran estruendo que resonó por todo el calabozo. Ante esto la princesa dio un salto hacia atrás topando se con la pared. Al ver la reacción de la, hasta hace poco, confiada princesa del sol. El alicornio volvió a poner una ligera sonrisa y su rostro volvió a su expresión calmada.

-Sabes ya es muy tarde por que no continuamos nuestra alegre charla mañana.- Dijo tranquilo el alicornio quien regreso a sentarse al fondo de su celda.

La princesa celestia se recuperó de susto que se había llevado y observo al alicornio con furia, quería hacerlo pedazos. Pero el alicornio tenía razón ya era tarde y ella empezaba a sentir cansancio. Ya había un mañana para que ella pudiera hacerlo pagar por todo. La princesa celestia hizo brillar su cuerno y haciendo levitar al alicornio, lo azotó contra la pared de su celda con mucha fuerza.

-No creas que te has librado, mañana te hare responder mis preguntas y después que lo hagas te ejecutare. Dijo con tono autoritario y molesto, para luego soltarlo, darse la vuelta y caminar hacia la salida de los calabozos.

El alicornio que se había quedado solo en la celda dejo salir un suspiro y se sujetó el vientre con fuerza. Había estado aguantando el dolor y aquellos movimientos bruscos solo habían hecho que su herida le doliera aún más.

-Maldita princesa, maldito pegaso… dijo para sí mismo con algo de fastidio sujetando se el vientre.

-Parece que mi hermana no te trato muy bien dijo una voz que se escuchó por toda la celda

De inmediato el alicornio se levantó y trato de localizar de donde venía esa voz. Pero antes que pudiera hacer lo, un humo negro apareció frente a la celda. El cual se juntó hasta convertirse en la princesa luna. Por un momento los ojos de ambos unicornios se cruzaron y ambos se observaron por un tiempo. El alicornio por un momento sintió una extraña sensación familiar en aquellos ojos de la princesa de la noche.

El alicornio gris oscuro fue el primero en apartar la mirada por el dolor sujetándose el vientre. La princesa luna al ver esto hizo brillar su cuerno, un aura mágica rodeo al alicornio y su herida fue sanada. El alicornio algo sorprendido volteo de nuevo a ver a la princesa de la noche.

-¿Estás loca? Curar a tu enemigo así como así dijo en tono de burla pero algo confundido.

-Creo que la palabra que estas buscando es gracias, pero si no te gusta con gusto puedo hacerte otra igual- dijo algo ofendida la princesa y haciendo brillar su cuerno.

EL alicornio dejo salir un suspiro de resignación. –Gracias… -murmuró

-¿Qué? No te escuche, ¿podrías decir lo más alto?-. Dijo la princesa en tono burlón y con una ligera sonrisa.

-Gra…gracias…- dijo el alicornio en un tono un poco más alto

-¿Qué dijiste? Aun no te puedo oír- dijo la princesa aun manteniendo su actitud burlona.

- ¡Dije que gracias¡ grito el alicornio pero fue interrumpido por la magia de luna quien le cerro el hocico.

- Je así está mejor, pero no grites o alertaras a los guardias. Dijo luna y libero al alicornio

El alicornio la vio con enojo, pero se mantuvo en silencio y solo se volteó dándole la espalda la princesa y luego solo se acostó.

-Que delicado eres. ¿Qué paso con toda la energía con la que le hablaste a mi hermana? dijo pero el alicornio solo siguió acostado dándole la espalda. -En fin…-dijo y se aclaró la garganta –quiero saber ¿Quién eres? ¿Cómo es que eres un alicornio? ¿A qué has venido? Y ¿Por qué mi hermana te trata como un criminal? ¿Qué paso en aquel lugar con aquellos ponis y grifos? Pregunto la princesa de la noche con un tono más tranquilo y sereno pero que denotaba curiosidad. Pero el alicornio siguió acostado dando le la espalda. La princesa luna pensó por un momento hasta que una idea se le vino a la mente.

-Escucha si me respondes prometo hablar con mi hermana para que no te trate tan mal, incluso podría convencerla de que te de una habitación. Acto seguido, la princesa hizo brillar su cuerno y un plato con manzanas apareció dentro de la celda del alicornio.-Debes tener hambre ¿Verdad? Dijo amablemente con una sonrisa.

El alicornio volteo la cabeza y observo el plato de frutas, luego observo a la princesa de la noche. Finalmente luego de pensar un momento dejo salir un suspiro de resignación y se dio la vuelta.

-Soy...-el alicornio dudo un momento -soy Delta- dijo finalmente.

-Muy bien, Delta, soy Luna, la princesa de la noche y gobernante de ecuestria, es un gusto. ¿Ahora, podrías responder a mis preguntas, por favor? –dijo la princesa en un tono amable.

El alicornio lo pensó un momento, es su rostro se mostró una ligera maliciosa sonrisa, pero finalmente hablo. –Está bien…tengo las respuestas que buscas pero tengo una condición, debes quitarme primero estos- dijo señalando sus grilletes.

-Ni lo pienses, no confundas mi amabilidad con estupidez. Sé que si mi hermana te encerró aquí es por algo y no pienso quitarte esos grilletes. Dijo la princesa en un tono tranquilo.

-Je valía la pena intentarlo, pero me temo que entonces no poder responder todas tus preguntas. Dijo también en un tono tranquilo.

-¿No todas? Pregunto la princesa curiosa.

-Así es, por haberme sanado y darme algo de comer responderé dos de tus preguntas dijo para luego sentarse frente a los barrotes.

Luna comenzó a pensar ¿Qué podría preguntarle? Había muchas preguntas que quería hacer le pero finalmente se decantó por dos.

-¿Cómo es que eres un alicornio? y ¿Por qué mi hermana te trata así? Dejo salir sus dos preguntas la princesa tratando de disimular su curiosidad.

-je ¿enserio eres hermana de celestia? Dijo Delta en tono burlón

A la princesa de la noche la sorprendieron las palabras de aquel alicornio. – ¿A qué te refieres con eso?- Pregunto curiosa pero algo molesta por lo que acababa de decir Delta.

-¿Quién sabe…? – Respondió el alicornio y se aclaró la garganta. - como sea, con respecto a tus preguntas, puede que las respuestas que tengo no sean de tu agrado. Puede que incluso cambie tu manera de ver a tu querida "hermana" dijo lo último con sarcasmo.

-Definitivamente.- respondió sin dudarlo la princesa de la noche ahora más curiosa que nunca pero al mismo tiempo, sentía un poco de miedo por las palabras de aquel misterioso alicornio.

-jajaja Bien, ponte cómoda pues puede que sea una larga historia. Dijo con un tono malicioso.

Fin capítulo 1

Espero que a los que lean esto, les guste. Es una remasterización con algunos cambios de mi primera idea de hace 3 años.

Nota: La cutie mark de delta es un símbolo de delta mayúscula con la constelación de la cruz del sur dentro. Por ahora no puedo poner el OC debido a que ya no se puede usar el OC creator pero estoy tratando de recuperar mi antiguo diseño.