Y DESPERTÉ… BUSCÁNDOTE

Por: Escarlata

Precure pertenece a Toei, el plot es mío

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I.

Los pisos compartidos, la manera más barata y conveniente de vivir en una urbe sobre poblada y céntrica para cualquier estudiante universitario que quisiera pasar una época universitaria más llevadera y menos solitaria. Los cupos eran d personas al menos en la zona donde Nagisa y su otro par de compañeras de piso vivían, tampoco que el apartamento fuera increíblemente grande, de hecho eran cuartos compartidos, dos personas por dormitorio y justamente Nagisa acababa de perder a su compañera de cuarto.

No trataron mucho con ella porque básicamente sólo llegaba a dormir, la chica decidió volver a casa por asuntos en los que decidió no entrar en detalles. Le desearon suerte pero ahora Nagisa, Nozomi y Rin necesitaban una nueva compañera de cuarto para no perder el control de sus gastos.

Seguían buscando a alguien y debían encontrarla antes del fin de mes.

Nagisa llegó de su trabajo de medio tiempo en turno, entregaba comida a domicilio en un local a dos calles de distancia. Llegó agotada pero contenta y con una ración familiar de comida que siempre le daba su jefe. Nada mejor que delicioso yakitori para cenar todas las noches, ¿verdad? Por supuesto que lo compartía con sus compañeras y amigas de piso.

─¡Estoy en casa! ─se anunció Nagisa con tono cansado pero feliz de estar en el apartamento.

─Ah, bienvenida, Nagisa ─saludó una alegre Nozomi de inmediato. Estaba en la sala de estar junto con Rin.

─Bienvenida ─la pelirroja fue la siguiente en saludar.

Ambas estaban en la PC que hasta hacía poco pertenecía la compañera ausente y que dijo que podían usarla. Un modelo un poco viejo pero funcional, era de uso compartido aunque cada una tuviera su laptop personal para sus trabajos de escuela.

─¿Alguien ha respondido al aviso? ─preguntó Nagisa, necesitaban una nueva compañera de cuarto lo más pronto posible─. La última no concretó nada y no parecía muy amigable de todos modos.

─Algunos chicos mandaron mensajes aunque claramente el anuncio dice "Sólo Chicas" ─respondió Rin con gracioso enfado─. Pero tenemos mensaje de alguien que está interesada en venir a conocer el departamento.

─Espero que sea amigable, porque Rin dice que su mensaje era muy formal ─dijo Nozomi, cuyo estómago no podía esperar más y quería comer eso que traía Nagisa y que olía tan bien. Siendo las tres unas glotonas sin remedio, de inmediato fue por platos pequeños para que Nagisa repartiera la cena como era costumbre─. Si es demasiado seria quizá no le agrademos mucho, somos un poco desastrosas.

─Ustedes dos son las desastrosas, yo hago lo que puedo para que no se nos caiga el apartamento encima ─se quejó Rin, mirando de reojo a Nagisa y a Nozomi con gesto graciosamente exasperado.

─¡Oye! ¡Mantengo limpio lo que me toca y siempre cumplo con mi turno de lavar los platos! ─dijo Nagisa, pero luego puso una mala cara─. Sí, rompí un par de platos la semana pasada, pero tampoco es tan grave ─y en serio fue un accidente que los rompiera, ya los había repuesto, por cierto.

─Dice que puede venir éste viernes después de las cuatro de la tarde ─informó Rin luego de dar un vistazo al nuevo correo que justo acababa de llegar, todo mientras comía su yakitori─. Tengo partido de práctica a esa hora.

─Yo debo asistir a unos talleres ─dijo enseguida Nozomi─. ¿Y tú, Nagisa?

─Está bien, yo puedo recibirla ─se ofreció enseguida Nagisa─. No tengo entrenamiento extra programado y a más tardar estaré de regreso a esa hora. Si no tiene problema en esperar un poco mientras llego, yo la traigo para mostrarle el piso.

─Genial, deja que le mande mensaje para confirmar ─Rin de inmediato comenzó a escribir la respuesta─. Está bien que tú la recibas, después de todo compartirá cuarto contigo.

Nozomi asintió varias veces en total acuerdo con las palabras de su amiga de la infancia. ─Es importante que te sientas cómoda con ella.

─Sí, espero que nos podamos llevar bien ─porque poco y nada pudo conocer de su anterior compañera de cuarto, era apática en realidad y no le gustaba que le hablaran mucho. La chica dormía en la cama de arriba y, apenas se fue, Nagisa se hizo de ésta. Tenía un gusto casi infantil por estar en la cama superior de la litera.

Mención aparte, Nozomi tenía la cama de arriba de la habitación compartida con Rin pero gustaba mucho de dormir junto a su amiga, a Rin no le molestaba tenerla pegada por las noches.

─¡Listo! Vendrá éste viernes a las cuatro y media ─confirmó Rin apenas recibió la respuesta del nuevo prospecto de compañera de piso─. No conoce el vecindario, le dije que irás por ella a la parada de autobús que está frente al supermercado ─miró a Nagisa─. ¿Está bien?

─Sí, bajaré ahí mismo de todos modos. Nos podemos ver en la parada y de ahí la traigo al apartamento ─respondió Nagisa con una sonrisa─. ¿Cómo se llama?

─Yukishiro Honoka ─respondió Rin y Nagisa asintió.

─Será divertido tratar de hacer una amiga nueva ─dijo Nozomi con emoción. Ya a esa edad había aprendido que no toda la gente que se le cruzara querría ser sus amigos, pero eso nunca la detenía de intentarlo y ser agradable con todo mundo.

─Yo también espero que podamos serlo ─finalizó Nagisa luego de terminar su ración de yakitori.

===o===

Honoka revisó su reloj de pulsera una vez más. Iba justo a tiempo para la visita al apartamento que encontró en la lista de pisos compartidos en internet. A sus padres les preocupaba que se mudara sola a un nuevo sitio y entre plática y plática, llegaron al acuerdo que no sería mala idea que se quedara en un apartamento con compañeras de piso.

Así, al menos pensaron sus padres, ella podría tener más conocidos y quizá hasta amistades. No que Honoka fuera antisocial ni solitaria, nada más alejado de ello, simplemente era el tipo de persona que andaba por su cuenta y que se enfocaba demasiado en lo que le interesaba. Siendo Aya y Taro personas de negocios, sabían de la importancia de conocer a más gente y tener al menos una o dos personas de confianza a las cuales uno pudiera acercarse. Sí, incluso por conveniencia mutua.

Eso mismo le explicaron a su hija y ésta aceptó.

Lo que no aceptó fue que le dieran dinero para cubrir su parte de la renta y otros gastos básicos. Honoka quería el paquete completo de esa vida que le estaban proponiendo. Si iba a vivir en un piso compartido, entonces lo haría en toda regla, cubriendo sus gastos por sí misma y arreglárselas como pudiera justo como los demás, justo como ellos hicieron cuando eran jóvenes. La pareja no le insistió demasiado, Honoka era terca por naturaleza, herencia genética, nadie podría negar que la joven era hija suya.

No tardó en ver el supermercado que se le indicó en las anotaciones del correo electrónico, era fácil de distinguir por la colorida entrada principal y el par de figuras de perros guardianes apostados a los costados. Tan sólo a vista era notorio que se trataba de un sitio con bastante movimiento y eso la emocionó por anticipado. Según el correo, el edificio de apartamentos estaba a un par de calles de distancia, una de las tantas razones por las que la renta era sustancialmente alta.

Dejó anotado cómo iría vestida ese día, así que al bajar, se quedó bajo la sombra que daba la parada del autobús mientras esperaba a la persona que iría a recogerla para llevarla a ver el apartamento. Podía y sabía esperar y la mejor manera de amenizar su espera era leyendo. Sacó un libro de su mochila y se puso a leer. ¿El tema? Una novela. Sus gustos de lectura eran de lo más variados y prácticamente leía de todo, desde novelas juveniles repletos de clichés hasta textos científicos sin importar el tema y si lo conocía o no, todo era bienvenido a la brillante cabeza de Honoka.

Y esperó.

Nagisa estaba precisamente en un autobús de la misma ruta, por suerte Rin dejó anotado a la candidata a compañera de piso que quien la recibiría podría llegar ligeramente tarde, así que Nagisa no se sentía tan presionada por llegar a tiempo. Eran las cuatro con cuarenta minutos y estaba a dos semáforos de llegar a su parada. Dio un vistazo al mensaje de texto que Rin le envió, anotando cómo iría vestida la chica: una falda azul claro, blusa sin mangas color blanco, sandalias y una mochila color azul oscuro. Por señas particulares, se trataba de una joven de cabello oscuro a la cintura y gafas.

Y sí, la reconoció apenas el autobús llegó a la última calle antes de su siguiente destino. Había personas sentadas en la parada y ella era la única en pie, bajo la sombra. Leía un libro, llevaba un par de elegantes gafas y llevaba la ropa que estaba descrita.

Nagisa tragó saliva.

¿Por qué nadie le dijo que la candidata a nueva compañera de piso era tan bonita?

¿Por qué sentía la cara tan roja?

No pudo responder ninguna de sus preguntas, tuvo que pedir la parada antes de que se le pasara. Ella y tres personas más bajaron, las que estaban esperando por el autobús subieron y pronto Nagisa quedó de frente a Honoka. Ésta levantó la vista y sonrió.

─¿Yukishiro, verdad? ─preguntó Nagisa, un poco más compuesta de la primera impresión aunque fuera de lejos.

─Así es, mi nombre es Yukishiro Honoka, es todo un gusto en conocerte ─respondió Honoka con una educada inclinación y un gesto grato y amable. Notó lo bien que se veía su interlocutora con ropas deportivas. Sí, una deportista. Eran casi de la misma estatura pero era complicado saber quién era más alta a menos que se midieran espalda con espalda. Se quitó las gafas y las guardó junto con su libro en su mochila.

─Misumi Nagisa, un gusto también… Ah ─la deportista se llevó una mano a la nuca mientras reía nerviosamente. No estaba acostumbrada a tratar con personas extremadamente educadas, y esa chica vaya que lo era. Además de bonita, su perfume olía bastante bien, ojalá eso se lo hubieran advertido en el mensaje─. Ven, te llevaré a que conozcas el sitio, te va a encantar.

─Justo estoy notando que el vecindario tiene todos los servicios, más adelante vi que hay lavanderías y baños públicos ─además de una variedad de puestos de comida y tiendas. Honoka veía el sitio prometedor tan sólo desde la ubicación.

─Imagino que estás estudiando la universidad, ¿verdad? Te debe quedar cerca de aquí si elegiste ésta zona ─comentó Nagisa. ¿Qué podría estar estudiando una chica tan elegante como ella? Estaba curiosa.

─Sí, estoy en mi segundo año en la Universidad Tecnológica de Tokio. Ésta zona me agrada porque la escuela me quedaría a mucho menos distancia que desde casa ─respondió Honoka con la misma sonrisa dulce.

La sorpresa de escuchar a qué universidad asistía la chica hizo que Nagisa se tropezara y casi se fuera de frente contra un poste. Lo que normalmente pasaba luego de eso, era que Nagisa terminara besando el poste mientras hacía todo lo posible por recoger su dignidad del suelo, de hecho Nagisa estaba preparada para el doloroso impacto, pero éste simplemente no se dio.

Sintió un firme agarre en su brazo derecho.

─¿Estás bien? ─preguntó Honoka, preocupada.

─¿Eh? ¡Ah, sí, sí, estoy bien, gracias! ¡Ja, ja, ja! ─no sabía si era mejor o peor que ella le salvara así, pero no podía evitar sentir bastante pena por tener uno de sus típicos accidentes ante la chica nueva. Eso por un lado, por el otro… Ella no se rió, no reaccionó a como estaba acostumbrada que reaccionara la gente que la conocía. Por lo general, negaban con la cabeza y le decían que tuvieran más cuidado, incluso se reían de ella con ese tono de pena ajena a falta de una mejor reacción.

Que alguien le ayudara sin mostrar un sólo signo de burla era un agradable cambio.

Honoka la soltó y no pudo evitar sonreír. Se trataba de una chica torpe al parecer, podría apostarlo por cómo estaba reaccionando, nerviosa y apenada, buscando dónde esconder la cara. Encontró ese comportamiento francamente dulce y atrayente.

─Entonces ─Nagisa se aclaró la garganta apenas se compuso─. Si estudias en ese sitio entonces debes ser muy, muy lista para entrar ahí, tengo entendido que los exámenes son demasiado complicados.

─Lo fueron no te lo niego, pero me gusta estudiar, así que fue un gran reto aplicar para entrar ─respondió Honoka con visible emoción y cierta pizca de orgullo─. ¿Y tú dónde estudias?

El pecho de Nagisa sí se llenó de orgullo.

─Fui reclutada para la Universidad Deportiva Takushoku, estoy estudiando para ser maestra de educación física y soy jugadora en el equipo de lacrosse femenil, uno de los mejores de la liga universitaria.

Honoka sonrió ampliamente al escuchar eso, Nagisa se sorprendió al ver un gesto tan animado como ese y no pudo evitar sonreír con cierta pena, cierta alegría.

─¡Eso es maravilloso, debes ser una magnífica jugadora para haber sido reclutada desde preparatoria! ─exclamó Honoka con emoción.

Nagisa se apenó aún más, sus mejillas se sonrojaron mientras se llevaba una mano a la nuca en señal de pena.

─No me gusta presumir ─mucho─, pero me encanta el lacrosse, juego desde secundaria y de alguna manera quería seguir jugando y… Bueno, aquí estoy ─y para finalizar soltó una risilla─. Ah, pero yo creo que tú también eres grandiosa por estudiar donde dices, no cualquier lo logra ─de hecho tuvo un par de conocidas que aplicaron para entrar ahí también y no lo lograron, el nivel académico requerido era demasiado alto.

─Muchas gracias ─respondió Honoka con una sonrisa. Pronto notó que se detenían frente a uno de los tantos edificios de la larga calle, cinco pisos de altura, cuatro apartamentos por piso. La fachada era bonita, la pintura estaba en buen estado. Sus padres le dieron todos los consejos que necesitaba para saber si la edificación y el apartamento lo valían. La ubicación estaba bien, la estructura en general y el cuidado de la misma se veía bien, era hora de ver por dentro.

Siguió a Nagisa, había tanto escaleras como un estrecho elevador para un máximo de tres a cuatro personas. Fueron por las escaleras. Honoka no paraba de mirar a su alrededor, todo por dentro estaba igualmente cuidado y en buenas condiciones. Llegaron al tercer piso, el apartamento estaba al fondo a su derecha. La vista desde el frente era muy buena, pero tuvo que volver su atención a su guía cuando la escuchó sacar sus llaves de su mochila.

De hecho se le cayeron y rápido se apresuró a alcanzarlas por ella. Rió dulcemente cuando la escuchó disculparse.

Nagisa estaba un poco más torpe de lo normal, sus nervios eran culpa de su linda acompañante. Como pudo abrió la puerta y encendió las luces de la sala. Lo primero que saltaba a la vista era mueble con el televisor de pantalla plana de un tamaño decente, junto con un reproductor de DVD y una consola de videojuegos. Había algunas cajas de juegos abiertas alrededor del mueble. Sobre una estrecha mesa en la esquina vio una computadora de escritorio, también tenían un librero junto a la ventana y un único y pequeo sofá de dos plazas. Entre el televisor y el sofá tenían una mesa rectangular tradicional que era donde comían. La cocina era pequeña pero tenía lo necesario.

─Como verás, no es muy amplio pero tiene todo. Incluso calefacción y aire acondicionado ─dijo Nagisa. Apenas era suficiente para cuatro personas, pero era mejor que nada, tenían todos los servicios y era cómodo. Sonrió cuando vio a su invitada mirar todo con buena cara, incluso se le notaba emocionada─. Mira, éste es el cuarto de baño ─la invitó a asomarse─. Es de uso compartido. Tiene tina, regadera y ahí está la lavadora ─pequeña, por cierto, pero funcional. Para prendas ligeras más que nada.

─Entonces esas dos puertas ─Honoka señaló a un costado─, dan a las habitaciones, ¿verdad?

─Exacto. Ese cuarto es de Nozomi y Rin ─y no que fuera complicado saberlo, Nozomi había hecho un lindo letrero en la puerta donde estaba escrito el nombre de ambas─. Y si te gusta y aceptas nuestras condiciones, éste será tu dormitorio, lo compartirás conmigo ─la llevó al cuarto y lo abrió. Nagisa aceptaba ser torpe pero nunca desordenada, al menos no en exceso. Su cama, la de arriba, tenía varios peluches y posters en el muro, había un par de escritorios, uno de ellos desocupado, y dos armarios igualmente compactos.

Honoka encontró encantador que la cama de la deportista estuviera tan llena de rosa por los peluches en graciosa combinación con sus posters de un equipo de lacrosse y de rudos samuráis. Era un muy lindo cuarto, lo que no combinaba era la cama de abajo sólo con el colchón y el otro escritorio vacío. Sonrió. Nagisa aprovechó para dejar sus cosas en su lado del cuarto.

─Me gusta el lugar, tiene todo lo necesario ─sonrió─. ¿Y cuáles son las condiciones de convivencia?

Nagisa sonrió ampliamente y la invitó a volver con ella a la sala y tomar asiento en la mesa, una frente a la otra.

─¿Quieres un poco de té? ─ofreció la anfitriona, era tarde y tenía hambre.

─Así estoy bien, gracias.

─Y respecto a las condiciones de convivencia ─esas palabras las dijo de manera juguetona─. Con que no nos tires la casa encima es suficiente y tomamos turnos para limpiar ─señaló una pizarra en el muro donde veía anotado qué día le tocaba a cada una hacer limpieza en la casa, y también qué días podía lavar su ropa─. Ahí anotas qué día de la semana quieres para lavar tu ropa. Entre todas se paga el internet y los servicios por partes iguales y puedes cocinar lo tuyo aparte si quieres ─hizo memoria─. No puedes tomar del refrigerador los postres que no sean tuyos y la otra regla es no meter a nadie más a la casa, especialmente chicos.

Honoka soltó una linda risa.

─Traer chicos… ¿En qué plan? ─la regla era sensata cuando ahí sólo vivían chicas─. Imagino que hablamos de conocidos, novios, compañeros o amigos de la escuela. ¿Qué hay de los familiares?

Nagisa rió.

─Nada de novios o amigos. Te diré la verdad, nos gusta andar cómodas en casa y tú puedes andar tan cómoda como quieras. En caso de familiares, no es normal que nos visiten pero ahí se puede hacer una excepción ─y ya que tocaban el tema, quería saber algo─. ¿Acaso tienes novio como para querer invitarlo? ─no le sorprendería, Yukishiro Honoka era tan hermosa que debería ser ilegal que saliera a la calle. Sí, admitía que era hermosa aunque eso le calentara las mejillas sin querer.

─No, no tengo novio ─respondió Honoka de inmediato antes de lanzarle a la chica una sonrisa amplia, confidente. Casi juguetona─. Y en todo caso nunca lo tendría, soy gay ─dijo sin más.

Nagisa tuvo un ligero sobresalto mientras reía de manera nerviosa. Tocar esos temas no se le daba bien porque no estaba acostumbrada, pero… Tampoco sufría demasiado por ellos. Le miró con gracia, igualmente divertida.

─Entonces extenderemos la regla a nada de novias en la casa ─dijo con una risa divertida─. Vas a enfadar a Rin y a Nozomi porque son solteras ─y a ella misma también, pero no lo agregó.

─De todos modos estoy soltera en estos momentos, me estoy enfocando más en mis estudios, pero de darse el caso, sería una novia y no un novio ─comentó Honoka, siguiendo el tono de la conversación, antes de poner un gesto algo más ¿apenado? Un poco─. Espero que a tus amigas no les moleste ─no sería la primera vez que se topaba con personas poco tolerantes y no tenía ninguna necesidad de meterse en problemas por adelantado.

Nagisa puso mala cara pero no por las razones que Honoka creería. Ésta última lo confirmó con las siguientes palabras de su anfitriona.

─Apuesto a que Nozomi comenzará a presentarte chicas lindas mientras Rin trata de detenerla o ayudarla, depende de su humor del día.

Honoka no pudo evitarlo, soltó una linda carcajada de sólo imaginarse en ese escenario. Comenzaban a agradarle un par de chicas que no conocía sólo por ese dato que acababan de decirle. Nagisa rió también, tampoco no pudo evitarlo, la risa de la chica era linda.

Apenas las risas se calmaron, Nagisa sacó de uno de los cajones del mueble de la televisión unos documentos.

─Mira, aquí está el contrato que todas debemos revisar y aceptar, viene anotado cuánto y cuándo pagamos la renta, depósito y los servicios de agua, gas y electricidad ─la parte importante era el dinero, desde luego. Dejó que la invitada leyera todo. Moría de hambre pero no quería ser grosera y comer sola, y no se animaba a invitarla a comer algo hecha por ella misma, no se tenía tanta confianza. La que "mejor" cocinaba de las tres era Rin y aún no llegaba a casa.

Honoka rápidamente leyó el contrato. Sí, justo como esperaba la renta era ligeramente elevada, acorde a la zona y las propias condiciones del apartamento, pero accesible para su trabajo de freelance y una parte de su beca. Tenía que pagar su parte del Depósito por adelantado, esa parte la entendía. Tenía los fondos para cubrirlo. No había razón para pensarlo demasiado, sonrió y le devolvió los papeles.

─Las condiciones y los pagos me parecen aceptables, tengo para lo del depósito que piden, así que me quedo, ¿cuándo me puedo mudar? ─dijo con una sonrisa.

Nagisa casi dio un salto de alegría, esa chica definitivamente era alguien a quien podría tener de compañera de cuarto. Era agradable, era increíblemente linda y a saber qué otras cosas conocería de ella. Viviendo bajo el mismo techo, uno siempre conocía cosas de las personas que no esperaría.

─¡Cuando quieras! ─exclamó la deportista con alegría─. Nozomi y Rin te van a encantar, vas a ver ─enseguida se dio cuenta de un detalle demasiado importante, al menos para ella─. ¿Está bien que te llame por tu nombre?

Honoka sonrió.

─Si viviremos bajo el mismo techo, creo que sería lo mejor… Nagisa ─le extendió su mano.

Fue el turno de Nagisa de sonreír, pero de manera más amplia.

─Bienvenida a bordo, Honoka ─y estrechó su mano con la ajena.

Ese toque, ese simple toque se sintió tan bien.

Ambas lo notaron.

Continuará…