EL RUGIDO DE LAS BESTIAS
Por: Escarlata
Precure pertenece a Toei, el plot es mío.
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PARTE 1
¿Tareas escolares? Finalizadas.
¿Pendientes? Ninguno.
¿Cena? Sí, hasta el último grano de arroz fue devorado.
¿Ducha? Ambas rechinaban de limpias.
¿Quehaceres de la casa? Hechos.
¿Mepple y Mipple? Dormidos.
¿Interrupciones? Ninguna programada. Ambas dejaron avisado que jugarían en línea y sus respectivas familias respetaban sus bien merecidos momentos de ocio. En el caso de Nagisa no había problema si sus deberes escolares estaban terminados y aprobados por Honoka, no estaba de más comentar eso último.
Tenían agua para beber y bocadillos sanos para comer, sillas cómodas y la iluminación adecuada para iniciar con su sesión de juego larga que ya comenzaba a ser costumbre los sábados por la noche. Llevaban poco más de tres meses, básicamente desde que comenzaron su primer año de preparatoria, enganchadas a un juego de mundo abierto multijugador: Final Destination of the Gods. FDG para los conocedores.
La simple acción de jugar ese juego les había ayudado a desestresarse un poco más y a pasar grandes momentos jugando. En días de escuela jugaban juntas a lo mucho una hora antes de dormir, pero los sábados por la noche tenían oportunidad de desvelarse y lo aprovechaban todo lo posible.
Ya el par tenía sus audífonos puestos, los micrófonos preparados e hicieron la llamada de costumbre. Nagisa estaba muy feliz de que Honoka arreglara su computadora y la dejara prácticamente nueva, así podía jugar sin que su PC explotara en el proceso.
─¿Ya actualizaste, Nagisa? ─preguntó Honoka mientras se conectaba al juego y ajustaba el volumen de sus auriculares y el micrófono.
─Ya casi termina de instalarse el nuevo parche ─respondió Nagisa mientras hacía sus propios ajustes técnicos─. ¿Cómo crees que vayan a ser los nuevos personajes?
─El parche dice que se abrirá un nuevo mapa cerca del Bosque Oscuro junto con los personajes nuevos, seguramente en esas entradas selladas donde solemos acorralar al jefe de la zona.
─¡Cierto! ─Nagisa terminó con sus preparativos y entró al juego apenas éste se lo permitió. Los sábados eran noches de cazar a los jefes de cada zona posible y tratar de conseguir sus artefactos especiales, ítems con una posibilidad de droppeo del .1% solamente. Ambas se sentían con suerte en ese aspecto, cada una tenía los mejores artefactos de jefe para sus personajes consentidos y trataban de conseguir más.
Entraron al mapa con dichos personajes.
En el caso de Nagisa, su flamante campeón, Shawn Ferguson alias "Fergie", hizo acto de aparición en su último sitio de exploración, cerca de una Torre Sagrada donde los personajes se podían curar.
─Estoy dentro, Honoka.
─Ya estoy... Ya casi estoy ─respondió la chica y su personaje apareció segundos después al lado del de Nagisa.
Mientras Nagisa manejaba como personaje principal a uno que tenía un peligroso parecido con Fujipi, con un aspecto similar al de un caballero, que manejaba dos espadas y Rayo como elemento secundario; Honoka usaba a un personaje femenino de nombre "Emma" que lucía como una artista marcial y sus equipos eran nudillos, guantes y una variedad de accesorios en manos y brazos, también con su elemento secundario eléctrico, por cierto. Que ambas usaran elementos eléctricos era más bien por capricho, un homenaje a sus días como Pretty Cures donde su único elemento ofensivo era un rayo doble cargado de Luz de Vida.
Fuera del elemento secundario, a Nagisa le gustaba hacer mucho daño con golpes rápidos, pero eso dejaba la defensa de su personaje totalmente descuidada. A Honoka le gustaba tener en control a los enemigos antes de dar un ataque decisivo, todo con ayuda de los golpes con efecto aturdidor de su personaje. Sus estrategias se combinaban muy bien cuando Honoka dejaba al enemigo en turno a merced de Nagisa.
Casi como cuando peleaban como Pretty Cures, vaya, ambas se complementaban no sólo en batallas reales, si no en batallas ficticias. Se complementaban en todo aspecto en realidad, pero Nagisa no pensaba mucho en eso, sólo lo disfrutaba, mientras que Honoka lo sufría de buena manera porque eso solía intensificar los sentimientos que tenía por su mejor amiga. Compartir tiempo juntas era importante, ambas se querían, pero Nagisa no era consciente de que los sentimientos de Honoka hacia ella iban en otra dirección. Para Honoka, cada momento juntas era importante, precioso y digno de abrazar, incluso algo tan simple como jugar un juego en línea.
─¿Compraste la skin nueva de Shawn? ─preguntó Honoka apenas puso atención al personaje de Nagisa. Rió y negó un poco con la cabeza, el personaje tenía ropaje y armadura negra con tonalidades rojas. Se le hizo increíblemente similar al uniforme de Cure Black.
─Fergie se ve genial, ¿verdad? ─respondió Nagisa mientras hacía unos movimientos de ataque con su personaje. Era por simple estética y tampoco que hubiese gastado tanto.
─Sí, luce bien ─tampoco que pudiera decirle demasiado, ella misma había comprado una skin para Emma con un uniforme blanco y azul que obviamente hacía referencia a su propio uniforme como Cure White. Y al pensar en eso, abrió más los ojos al percatar un detalle. Por suerte, Nagisa no podía verle la cara en ese momento. Sin perder nada, soltó la pregunta─. ¿Querías que nuestros personajes hicieran juego como nosotras?
─¡Por supuesto! ─respondió Nagisa de inmediato. Pensó en ello apenas vio las nuevas skins para su personaje. Sólo una fue la elegida. Era obvio que no tuvieran la combinación con rosa pero era lo más similar y ahora sí sus personajes eran como ellas dos en sus formas de Cure. Que eligiera a Shawn fue más bien capricho propio porque el personaje en serio se parecía a Fujipi y eso la hacía sonreír como tonta tan sólo con verlo.
Honoka rió un poco más mientras hacía la cabeza hacia atrás. Eso no estaba bien, Nagisa seguía teniendo todos esos lindos detalles que la volvían loca, pero no podía hacer más que tomar lo que su mejor amiga quisiera darle... Porque era lo único que iba a tener de ella. El saber que había elegido a un personaje solamente porque se parecía a Fujimura ya decía mucho. Suspiró a manera de que no se escuchara por su micrófono.
─¿Te parece si vamos por algunos Jefes? ─preguntó Honoka apenas pudo hablar─. ¿O quieres que hagamos primero nuestras misiones semanales?
─Vamos por las misiones primero, si en el camino nos toca cerca de algún Jefe, atacamos ─respondió Nagisa, lista para comenzar propiamente con su sesión de juego sabatina─. Quizá podamos conseguir artefactos para los otros personajes.
─De acuerdo, me gusta ese plan, vamos.
Y jugaron.
La pasaban bien, bromeaban, reían, se enfadaban y entraban en estado de euforia mientras barrían con los monstruos de cada zona por donde pasaban. Jugaban bastante bien de hecho. Nagisa confiaba en la fuerza bruta de su personaje mientras Honoka buscaba un poco más de estrategia. Ambos modos encajaban tan bien como ellas dos y sentían cómo la tensión y el estrés de la semana se iban entre risas y pláticas.
Se dieron el tiempo de ir a ver las puertas selladas desde donde se abriría un nuevo mapa y notaron que brillaba y mostraba un texto cada vez que interactuaban con la misma.
[La Hora del Tigre está cerca. Su rugido se escuchará hasta la última montaña, sus garras abrirán la Tierra y sus colmillos devorarán tu Alma. Cuidado, Viajero, no dejes que el Tigre te tenga en la mira.]
Dicha leyenda iba acompañada de un conteo regresivo de seis horas para el momento que lo vieron. En cuanto al nuevo personaje que también iba a aparecer en la historia, sólo se marcaba la silueta en una posición complicada de adivinar y que parecía tener una piel de animal encima. La silueta iba acompañada con la leyenda "Su Rugido abrirá los Cielos" y, por los gráficos, se adivinaban rayos negros.
Con esos datos ya se daban a la idea de que sería un personaje con elemento electricidad.
Pasaba de la una de la mañana cuando decidieron finalizar con su sesión. Había sido bastante productiva, ese asunto de farmear materiales para sus personajes no era pesado si se tenía a alguien al lado para ayudar. Ambas se estiraron al mismo tiempo aunque no lo supieran, incluso movían los hombros en círculos para destensarse un poco.
─Oye, Honoka, ¿quieres que entremos temprano para ver lo que hay en la puerta? ─preguntó Nagisa mientras ambas acomodaban a sus personajes en uno de los pueblos con una Torre Sagrada.
─¿En serio te vas a levantar a las siete de la mañana en domingo? ─Honoka respondió su pregunta con otra, bien sabía que Nagisa se levantaba hasta las nueve para ver la temporada en turno de los Battle Rangers con su hermano. Ella también los veía.
─Si me despiertas seguro que entramos cuando se abra la puerta, ¿qué dices? ─insistió Nagisa, realmente emocionada con la idea. La atleta en serio sentía una adicción por ese juego, tan fuerte que hizo que Honoka comenzara a jugar también.
Honoka aceptó porque encontró las mecánicas y el sistema de niveles y poder de los personajes bastante interesantes. Nagisa bien sabía que Honoka literalmente tenía hojas de gráficas y su calculadora científica para mejorar a sus personajes con tal o cuál equipo.
No estaba de más decir que Nagisa jugaba porque los personajes (en especial su main) eran bastante lindos y ella se sentía cómoda pegándole a todo lo que se moviera y que no fuera por turnos. Ya que no podía aferrarse al chico real porque algo, no sabía qué con exactitud, la detenía de confesársele de frente al fin, al menos se entretendría con lo más parecido que tuviera a la mano.
¡Todos tenían derecho a sentirse bien con algo ficticio!
─De acuerdo, te llamaré mañana temprano para que entremos al nuevo mapa a las siete ─respondió Honoka, rendida porque en serio podía imaginarse la cara de cachorro de Nagisa. Incluso en pensamientos no podía negarse a su gesto─. ¿Nos vemos en el Tako Café por la tarde? Harás que me levante temprano.
─De acuerdo, tendrás un helado de mi parte ─dijo Nagisa mientras se acomodaba el cabello. Bostezó y se estiró de nuevo─. ¿Nos vamos a dormir?
─De acuerdo, a dormir ─Honoka también se estiró.
─Buenas noches, Honoka. Fue divertido ─Nagisa murmuró eso último con una sonrisa.
─Lo fue ─respondió la chica mientras cerraba el juego. Sonrió un poco más─. Buenas noches, descansa. Mañana temprano te llamo.
─¡Eres la mejor, Honoka! ¡Te quiero! ─rió con buen ánimo, sin saber que sus palabras hicieron respingar a su mejor amiga─. ¡Descansa! ─y terminó la llamada.
Honoka gruñó un poco mientras se quitaba los audífonos y se frotaba la cara. Esa chica iba a matarla un día de esos. La verdad era que Nagisa no sabía con exactitud porqué había dicho eso, simplemente salieron esas palabras de su boca y ahora sentía la cara roja como nunca antes.
─No puedo creer que le dije eso ─se reprendió a sí misma mientras apagaba todo y se escondía en su cama bajo las mantas─. Espero que no piense nada raro.
Pero no tenía nada de raro que uno quisiera a su mejor amiga, ¿verdad?
¿Verdad?
Con las cabezas hechas un pequeño desastre y las mejillas calientes, ambas chicas finalmente se fueron a dormir.
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Honoka comenzó a moverse por mera inercia antes de que sonara la alarma de su teléfono. Ya había amanecido, lo sabía porque sentía un poco de la luz que entraba por la ventana en la cara. Una vez que se mentalizaba para levantarse a cierta hora, su cuerpo actuaba en consecuencia y la despertaba minutos antes de la hora establecida. Una habilidad que Nagisa y Hikari le envidiaban, por cierto.
Se giró un poco y...
─¿Uh?
Algo no estaba bien.
Su cama olía raro. No mal, pero ese aroma no era el de su cama, esas almohadas no se sentían como las suyas y ese colchón estaba un poco duro y demasiado grande. Se levantó de golpe mientras se frotaba los ojos y el rostro. Miró alrededor y sintió que la sangre se le iba del cuerpo al percatar que no estaba en su dormitorio. De hecho no estaba vistiendo su pijama de una pieza, si no una extraña túnica de tela parda.
Estaba en un cuarto grande. Los muros eran de piedra gris rústica, el techo era de piedra y madera, había una chimenea con brazas apagadas y toda la decoración era burda pero acorde a lo que era el sitio en general. Se cubrió los ojos pensando en que todo era un sueño, pero no...
Al abrirlos de nuevo seguía ahí, en esa cama, en ese cuarto, pero lo que más resaltaba era algo en el muro justo frente a ella: una piel de tigre blanco.
─Esto...
Honoka tuvo un mal presentimiento y fue corriendo a la ventana más cercana. La abrió de par en par y entonces lo vio. El Bosque Oscuro se vislumbraba en el horizonte. Estaba en una zona nevada y alta, lo sabía porque podía notar los altos picos de roca que adornaban la superficie a lo lejos y por el que sus personajes del juego escalaban en busca de ingredientes para sus misiones.
El paisaje lo conocía por que era el del juego.
¡Se encontraba dentro del juego!
Aún estaba en proceso de digerir la situación cuando alguien tocó la puerta del cuarto.
Por su lado, Nagisa también se revolvía un poco en la cama. Sentía la luz del sol encima y no la dejaba seguir durmiendo a gusto. Se cubrió toda mientras su mano torpemente buscaba su teléfono sobre el colchón, sin encontrarlo.
Se quedó quieta unos segundos antes de pegar tamaño salto que mandó a volar mantas y almohadas.
─¡Ya es tarde! ¡Honoka, no me despertaste! ¡Te quedaste dormida! ─exclamó con graciosa furia cuando algo la hizo detenerse de golpe. Miró alrededor y de la sorpresa casi caía de la cama, se sujetó a tiempo de uno de los postes de la misma─. ¿Pero qué diablos? ─miró alrededor con visible susto.
Estaba en un hermoso cuarto blanco con adornos de madera, la cama era similar a esas que veía en las películas europeas medievales, incluso tenía cortinas (que estaban levantadas en ese momento) y muebles de hermoso tallado. La cama era inmensa, su pijama estampada de corazones había sido reemplazada por un hermoso camisón blanco de suave tela, incluso se dio un momento para tocarla y confirmar la textura.
─¿Qué diablos es esto? ─se levantó de la cama con prisa y fue a abrir la ventana.
Con medio cuerpo de fuera, Nagisa sintió un ataque de vértigo que la hizo sujetarse fuerte del marco de la ventana. Estaba en la Capital del juego que jugaba con Honoka. Ciudad Phira, así se llamaba y la reconocía perfectamente bien por las construcciones, las torres, los muros, la plaza que podía ver desde donde estaba. Y justo donde se encontraba era una de las zonas inaccesibles de la ciudad. Estaba en el palacio principal.
─Estoy en el juego, no puedo creerlo ─murmuró Nagisa mientras se sentaba en el suelo.
La pobre seguía en pánico cuando alguien tocó la puerta y la hizo respingar.
No. Ninguna de las dos podía creerlo.
CONTINUARÁ...
