Emma, La Salvadora rompió la maldición oscura de La Reina Malvada con un beso de amor verdadero a su hijo Henry, quien se puso él mismo en la maldición del sueño solo para demostrarle a su madre que la magia era real y que todo Storybrooke estaba bajo una maldición en la que se había detenido el tiempo durante 28 años y nadie tenía conocimiento sobre sus vidas pasadas en el Bosque Encantado.

Así fue como al fin recordaron todo, aunque mantenían intactas sus memorias durante el tiempo que había durado la maldición y se lanzaron a las calles en busca de sus seres queridos.

En lo que los habitantes del pueblo estaban tratando de recomponer el orden, Snow, Emma, David y Regina intentaban lanzar a un portal al alma oscura que Rumple había mandado a matar a Regina en venganza por haberle mentido y aunque su muerte sería lo mejor para todos, Regina era la madre adoptiva de Henry quien le hizo prometer a Emma, su madre biológica que no le ocurriría nada y así fue.

Ahora estaban los cuatro en la alcaldía tratando de abrir un portal con el sombrero de Jefferson a quien Regina había engañado y había quedado en posesión del mismo, pero como ella aún no recuperaba su magia completamente, el portal no abría y el alma oscura se acercaba, ya lo habían preparado todo para enfrentarse a ella en lo que Regina podía abrir el portal.

Emma y Snow habían prendido fuego para ahuyentarla mientras tanto David auxiliaba a Regina.

"Apresúrate Regina, el alma oscura no tarda en llegar". Dijo mientras miraba hacia la puerta

"Eso intento, solo que no funciona, mi magia no me está respondiendo". Le respondió sin dejar de intentar abrir el portal.

Ella estaba inclinada y hacía movimientos circulares con el sombrero, el cual no llegaba a funcionar completamente. David estaba parado detrás de ella y al verla desesperada, pues por más que trataba no tenía éxitos, se inclinó a la misma altura que ella.

"Regina, solo concéntrate", dijo tocando su hombro y ella levantó su rostro para mirarlo ante el gesto.

Regina quiso darle una de sus repuestas características, pero algo ocurrió con ella al tener al Príncipe tan cerca y esos ojos que la miraban con tanta ternura, al querer hablar no pudo pues de la nada el sombrero comenzó a formar el portal, ambos se levantaron sin perder el contacto y el alma oscura fue atraída hacia él sin mucha dificultad, solo que al caer al portal arrastró con ella a David y como aún sostenía a Regina del hombro, ambos cayeron en el portal.

Cuando abrieron los ojos, Regina se vio encima del cuerpo de David e inmediatamente se puso de pie sin mirarlo.

"¿Dónde estamos?", preguntó David haciendo escáner visual por los alrededores.

"En el Bosque Encantado", respondió ella sin explicar nada más.

"Pero todo luce tan distinto, parece devastado y mira que conozco cada rincón de este lugar" argumentó él, mientras observaba que la reina fruncía el ceño de la incredibilidad.

"Bueno, ya que su majestad el Príncipe Encantador nos hizo caer en el portal y además se conoce el bosque de memoria, me pongo a su disposición para regresar a casa", su tono de ironía enfureció a David.

"Tal vez si nuestra Reina Malvada, no hubira querido vengarse de una niña prácticamente de su edad, solo por celos, nada de esto estuviese ocurriendo", replicó el príncipe, pero Regina comenzó a caminar dejándolo completamente solo en medio del bosque y comenzó a perseguirla, ella escuchaba sus pasos detrás y lo ignoraba, hecho que lo enfurecía más al punto de perder la calma.

"¿Cómo es que la todo poderosa Reina del Bosque Encantado, la hechicera de magia oscura más temida de la historia se pone a disposición del príncipe de su peor enemiga?", se burló David y de la nada sintieron una flecha que les advirtió que había alguien observándolos.

Se quedaron sin moverse hasta que escucharon una voz que David conocía muy bien.

"Hacía años que no se veía al Príncipe Encantador por este reino", dijo el príncipe Philip quien estaba acompañado por su esposa Aurora y su mejor amiga la guerrera Mulán.

David los abrazó a todos con mucha alegría quienes enseguida preguntaron la razón por la que ahora estaba ahí y acompañado por Regina.

"Es una larga historia, ya tendremos tiempo de contarla, ahora, ¿conoces un lugar dónde podamos pasar la noche?" preguntó y enseguida sus amigos le hicieron un gesto para que los siguieran y ellos lo hicieron.

Mientras caminaban por el bosque, eran observados por un espejo y esa persona al verlos juntos se enfureció tanto al punto de romperlo.

Había sentido la presencia de la magia de Regina e inmediatamente dirigió su atención hacia donde provenía, observó todo desde que cayeron en el portal y la sangre le hervía por dentro, juntos otra vez, eso era un error, me encargué de que eso no fuera así, pensaba, cuando unos recuerdos le invadieron los pensamientos.

Regina era una jovencita muy traviesa y llena de vida, adoraba los caballos, era muy buena persona y todos la querían, pero su madre, Cora, la educaba con mano dura, tenía que ser perfecta pues sus planes de llevarla a la realeza eran su prioridad, no la dejaba socializar con nadie, la obligaba a leer todo el tiempo y las veces que ella intentaba enfrentarse recibía castigos severos.

El único pasatiempo que le permitía era cuando su padre la llevaba a montar a caballo, de él aprendió el cuidado y la atención a los caballos. Su padre, Henry la amaba mucho y la consentía, pero no era capaz de enfrentar a su esposa para defender a su hija.

Cora aprendió magia cuando era muy joven, y como siempre fue muy ambiciosa su magia siempre fue muy oscura, por lo que cuando su hija se le rebelaba la usaba en su contra para obtener de ella todo lo que quería.

Regina odiaba los castigos que le imponía su madre y tampoco disfrutaba mucho cuando usaba magia, por lo que se refugiaba en los establos, cuidando y atendiendo a los caballos del castillo.

Cora se dio cuenta que su hija estaba despreocupando sus obligaciones por estar en compañía de los caballos así que decidió contratar a una persona que se encargara de ese trabajo y no le dijo nada a Regina por el contrario comenzó a asignarle más tareas lo que provocó que no pudiera ir a los establos por unos días, mismos que su madre aprovechó para traer a esa persona y ella no se percatara.

Pasadas unas semanas que Regina se la pasó obedeciendo cada uno de los caprichos de su madre, no había tenido tiempo de ir a ver sus caballos y los extrañaba mucho. Un día antes de que todos se levantaran aprovechó y fue hasta los establos. Al llegar todo estaba muy ordenado y limpio, no se explicaba el motivo, hacía muchos días que no venía, cómo era posible, hasta que escuchó como alguien se acercaba hasta que frente a sus ojos encontró a un apuesto joven de ojos azules y cabellos rubios quien la miraba extrañado.

"¿Quién eres y qué haces en los establos de mi castillo?", le preguntó muy altanera.

"Mi nombre es David Nolan y hace unas semanas me contrataron para trabajar aquí atendiendo los establos, ¿con quién tengo el gusto?", le preguntó con una sonrisa en los labios.

"Soy Regina Mills, la hija de la dueña del castillo" explicó ella.

A partir de ese día Regina y David se hicieron amigos, Regina se escapaba y se iban juntos a cabalgar y atendían juntos a los caballos.

Cuando salió de sus recuerdos no pudo evitar seguirlos expiando, era muy claro que no se llevaban bien, que se odiaban, pero no podía correr riesgos, sus esfuerzos no podían ser en vano, su hija, la reina, no podía, bajo ningún concepto estar cerca de David.

Ahí en medio de su enojo decidió enfrentarla y así lo hizo.

En medio del bosque estaban los cinco, en todo el camino no habían mencionado palabra, a cada paso que daban Regina se preguntaba por qué estaba todo casi intacto se suponía que la maldición acabaría con todo, que no quedaría nada, quizás tendría que darle crédito a su mentor y finalmente aceptar que no era tan buena estudiante después de todo, si no era por eso, entonces cuál era la razón, hasta que un sonido muy fuerte la hizo salir de sus pensamientos.

"¡Corran!" Gritó Mulán, y se escondieron todos detrás de una gran roca que encontraron.

Tuvieron que permanecer allí por un rato.

"¿Qué fue eso?", preguntó David.

"Ogros", respondió Aurora

"Sí, cuando se rompió la maldición volvieron a aparecer por estas tierras", explicó Philip y todos volvieron a ponerse en marcha.

En el camino les contaron de que por alguna razón, que nadie conocía aún, una parte del bosque quedó protegida e intocable por la maldición

"Todo ha sido un caos desde entonces, hemos estado sometidos al reino de terror de…" no pudo seguir explicando, Aurora, fue interrumpida por una risa que los detuvo a todos de inmediato.

"Ja, ja, ja, reino de terror, pero qué injusticia, si los salvé a todos, no es de mí que ustedes deben huir y preparar, según ustedes un campamento para hacerme la guerra, cuando deberían estar agradecidos", dijo mirando a Regina.

Todos estaban muy sorprendidos, no entendían cómo era posible que ella supiera de su campamento, esa información la habían manejado con suma cautela lo que los dejó sin habla.

"¡Mamá!" exclamó Regina, "pero cómo es posible yo misma… la interrumpió

"Hijita, cuánto tiempo, también es un gusto volver a verte" dijo mientras observaba el rostro lleno de furia de su hija.

"¿Qué quieres aquí mamá?" peguntó muy cortante.

"¡Qué modales!, yo no te eduqué para eso, ¿qué pensarían de ti hijita?" Continuó hasta que Regina explotó

"Déjate de ironías madre, a ti te agrada tanto como a mí verme" dijo Regina al colmo de su rabia.

"Es el colmo ni una bienvenida que valga la pena le puedo hacer a mi propia hija, pero ya que insistes… y entonces Regina no pudo más y la interrumpió.

"Por favor mamá, todos saben aquí que tú no eres reina de nada, no pudiste lograrlo fue por eso que dedicaste tu vida en arruinarme la vida para que la reina fuera yo" replicó Regina solo que su madre continuó.

"ya que estás de vuelta de tu tan preciado Storybrooke, y una de las dos está de más aquí, yo iré para allá y tu hijito Henry sabrá lo que es una educación adecuada y si no está de acuerdo, pues tendré que matarlo para sacarlo de mi camino", se regodeó al ver la expresión de confusión del rostro de su hija.

"No creas que necesito tu aprobación, Regina, solo te aviso" dijo sin darle tiempo a nadie a reaccionar y se desapareció en una nube púrpura de humo.

Regina estaba helada, cómo sabía su madre de Storybrooke y de su hijo Henry, y estaba escuchando muy bien, era una amenaza, una amenaza en contra de la vida de su hijo, no, no lo iba a permitir.

"Vamos, es casi de noche y los ogros salen de noche" dijo Mulán cuando el ambiente se tensó entre todos.

Continuaron caminando, David, no le sacaba los ojos de encima a Regina, la conocía, de su silencio, no saldría nada bueno, pero no quería ganarse un enfrentamiento con la reina por lo que disimulaba un poco.

Cora llegó a su escondite con una sonrisa en los labios, su encuentro con Regina había salido mejor de lo que esperaba, su hija no sospechaba nada y por lo que vio entre ella y David había un abismo, tenía que calmarse, nada había ocurrido hasta ahora, solo que no podía descuidarse tendría que mantenerlos bien vigilados, no podía cometer el mismo error.

Regina estaba planeando muy bien su próximo movimiento, pero el maldito " príncipe pastor" no le quitaba la vista de encima, qué se habrá creído, que ella era una niña que necesitaba ser cuidada, pues no, ella era la Reina Malvada y hacía mucho tiempo que no necesitaba vigilancia por parte de nadie, pastor equivocado, decía mientras esperaba la oportunidad correcta para escaparse del grupo hasta que así lo hizo.

No faltaba mucho para llegar al campamento, estaban cansados y necesitaban descansar. Al llegar se percataron que Regina ya no estaba entre ellos.

"¿Y Regina David?, pensé que estabas detrás del grupo para no descuidarla" dijo Mulán un poco enojada

"Eso hacía, pero se me escapó y ahora es que me doy cuenta como todos, de que no está" respondió David, la furia se había apoderado de él.

"Tenemos que regresar, los ogros… Aurora fue interrumpida por David.

"Regina puede cuidarse sola, mañana será otro día, ahora descansemos"

Todos asintieron y decidieron ir a descansar.