Leyendas del Mañana, pertenece a CW, empleando personajes que pertenecen a DC Comics.

Solo nos pertenecen, los OC.

N/A: Esta historia, no sigue a ninguna temporada, y aparecerán cosas o recuerdos en los personajes, de todas las temporadas.

02: Una vida hogareña.

Para una niña del siglo XIX, verse de pronto en un pasillo con paredes y techo de metal, con tubos luminiscentes, podía ser muy aterrador.

—Este es nuestro hogar, Jill. —Dijo Sara, mientras acariciaba la espalda de la niña, que se veía asustada y al mismo tiempo, asombrada por el nuevo espacio donde se encontraba. —Ava, iré a buscar algo para que Jill coma, ¿te importaría darle un baño?

—Seguro, no hay problema —dijo Ava tranquila, mientras tomaba la mano de la niña. —Ven, vamos —le dijo suavemente.

—Capitana Sharpe, encontrará un champú y jabones suaves, para Jill, así como una bañera y ropa —avisó Gideon, asustando a Jill, pues escuchar una voz salida de la nada, claramente no era normal y la niña no sabía nada, sobre naves que viajaban en el tiempo o Inteligencias Artificiales, que hacían tu vida más cómoda.

— ¿Quién habló? —chilló Jill asustada, escondiéndose detrás de Ava.

—Hey, Jill —dijo Ava suavemente, acariciándole los hombros, tratando de calmar a su hija. —Aquí, nadie nunca, te va a lastimar. Y esa era Gideon, nuestra... —Ava frunció el ceño. ¿Cómo calificaría a Gideon?

—Ama de llaves y cocinera. Pero soy invisible, la mayor parte del tiempo —dijo Gideon, para entonces escucharse pasos y ver a una mujer de cabello castaño largo, ojos negros y llevaba un vestido típico del siglo XIX. Los ojos de Ava se abrieron, así como su boca, debido a la sorpresa inesperada. La inteligencia artificial, se acercó a ambas. — "Todas las leyendas, están vestidas con ropas típicas del siglo XIX y yo, por mi parte, recibí una actualización, esto es un holograma a color"

Ava guio a Jill hasta el baño, dónde encontró una tina, abrió las dos llaves y la llenó, hasta que la bañera estuvo a la mitad de agua y la misma estaba tibia, lo cual consideró correcto. Ayudó a Jill a desnudarse, la metió delicadamente en la tina y comenzó a asearla, logrando que fuera divertido para la pequeña, y que se concentrara en un patito de hule, con el que comenzó a jugar, hasta que Ava consideró, que su hija estaba mucho más limpia.

Al sacarla de la bañera, la secó y vistió con nuevas ropas, la guio hasta su habitación, dónde estaba Sara, junto al Holograma humano de Gideon, mientras que Sara y la I.A, fingían que la segunda, le había traído comida a la habitación, en tres mesas pequeñas.

La comida de Ava era una ensalada griega, la comida de Sara era carne con champiñones y arroz; pero la comida de Jill eran algunos panes pequeños y redondos, con un jugo.

—Gideon —se quejó Ava, al ver el alimento de su hija, a comparación con los alimentos de su esposa y el propio.

—Lo lamento mucho, capitana Sharpe —se disculpó Gideon —pero la dieta de la señorita Sharpe, hasta ahora ha sido muy básica y el orfanato definitivamente, no fue el mejor lugar para vivir. Es recomendable, que, en estos primeros días, coma cosas familiares para ella, pero a partir de mañana, iremos agregando nuevos alimentos. —Se acercó al oído de Ava. — "Y varias vitaminas y minerales, que Jill necesita" —Ava suspiró y asintió.

—Está rico —dijo Jill sonriente y con los labios, barbilla y mejillas, llenas de migajas, que causaron que los corazones de Sara y Ava, se derritieran de ternura.

Alguien llamó a la puerta y esta fue abierta, encontrándose con Gary y Zari aparecieron.

—Capitanas, la habitación de Jill está lista. —Dijo Zari, sin poder evitar estar feliz, por el hecho de que sus capitanas, tuvieran una hija.

—Ven, vamos a ver tu nueva habitación —dijo Ava, acariciándole la espalda, tratando de que no se asustara. Claramente, nadie pensó en el hecho, de que todos eran extraños, para la pequeña, con quien se encariñaron, sin siquiera conocerla. La niña caminaba, de la mano de Ava, mirando de un lado a otro, pero claramente estaba asustada.

Sara también lo notó, y le ofreció su mano, mientras que la niña bajaba la mirada, hacía sus pies, y seguía caminando, hasta una habitación.

—No sabemos qué animales o cosas le gustan, entonces buscamos cosas... lo más neutral que pudimos —dijo Gary sonriente, mientras la puerta se abría y del otro lado, la pared del fondo tenía dibujos caricaturescos animales de granja: vacas, gallinas, patos, pavos, gansos, caballos, burros, cerdos, ovejas y corderos, cabras, truchas y salmones.

En la pared del lado izquierdo había animales de la selva: simios, orangutanes, serpientes con ojos grandes y juguetones, ranas con colores vivaces, un jaguar y una guacamaya.

Y en la pared del lado derecho tenía animales marinos y aves: Una urraca azul de Taiwán (de colores azul, negro, blanco y gris, con pico y patas rojas); Quetzales: (aves con plumas de colores muy llamativos, combinando tonalidades de verde, rojo, amarillo y dorado); un pato, un pavorreal, una guacamaya y un pájaro carpintero. Delfines, tiburones, ballenas, pulpos y cangrejos.

Jill, abrió sus ojos encantada y comenzó a dar vueltas en su habitación, para poder mirar todos los animales pintados en las paredes de la habitación. — ¡Me gusta! —escuchar esas palabras, dibujó una sonrisa en los labios de Ava, Sara, Gary y Zari.

Aunque todos estaban felices por Jill, un sentimiento de maternidad y preocupación, se disparó en Ava, mirando a su sonriente hija. Su tamaño, su forma de comer, y aunque hablaba, se le veía algo asustada y a pesar de saber, que ella también lo estaría, si la llevaran a un lugar desconocido, el temor en su hija, desde su punto de vista, no se sentía bien.

Sintió la mano de Sara en su espalda, lo cual llevó a la rubia más alta, a suspirar, antes de volver su mirada a su novia. —Necesitamos tiempo para adaptarnos y vincularnos con nuestra pequeña. Y eso está bien, mi amor. También me siento un poco abrumada si pienso demasiado en ello. Pero ven, ella está bien, y nosotras aún tenemos que comer.

Ava la miró, una sonrisa se formó en su rostro y agarró la mano de Sara. —Sí, ven, vamos a comer algo. Felicidades Sara, ahora eres madre.

—Felicidades, mi amor. Ahora eres madre. —Contestó Sara feliz.