Capítulo III: Ritmo de tu corazón.
- Hola amor – de Alex a Maguie ni bien entró al departamento - ¿Por qué estás así Kar? – preguntó a su hermana al verle pensativa sentándose a su lado – gracias mi vida – agradeciéndole a su esposa por alcanzarle una cerveza, las tres con una cerveza en la mano.
Kara con un trago encima les contó todo lo ocurrido con esa mujer, desde lo del cementerio hasta lo del ascensor.
La pareja se miró comunicándose en silencio, ninguna había visto a esa mujer en el edificio tampoco, jamás, aunque sus horarios eran muy locos, aun así, no se habían cruzado con ella en ninguna ocasión y si vivía ahí, mínimo una ocasión debía haber.
Y tanto como les llamó la atención el no verla en el pasadizo ni una sola vez, también les llamó mucho la atención el hecho del beso entre ambas, Kara tenía novio y aunque era un imbécil llamado Mike, nunca había pensado en engañarlo o le había ocurrido besarse con nadie más que no fuera su novio de cinco años, su primer amor.
La pareja se volvió a mirar tomando nota mental de la mujer.
- Estaba hecha mierda, lloraba desconsolada Alex, imposible dejarle así, mirarle así y no hacer nada.
- Eso lo entiendo – dijo su hermana – tú eres el ser humano con el corazón más grande que conozco - mientras Maguie en su celular con un par de llamadas en 10 minutos averiguó todo lo que quería, por lo menos el nombre de la mujer.
- Es Lena Luthor y el muerto, su abuelo Leo Luthor quien se suicidó ésta mañana al tirarse del piso 111 de la torre Luthor y el imbécil de al lado Luca McCarthey.
- ¿Luthor? Como la heredera ¿Luthor? – preguntó Kara.
- Al parecer si pertenece a esa familia.
- Y una mierda – acotó Alex – esa familia es una mierda.
- Al parecer Lena fue desheredada de la familia Luthor esta mañana, antes de la muerte del abuelo. Hay algo raro ahí – señaló Maguie mirando su celular – su padre y abuelo murieron de forma similar. Hay algo raro ahí definitivamente.
- No me gusta, que esa mujer…
- Es una niña Alex, que no pasará de los 20 años – Maguie le interrumpió.
- Aún así, no me gusta esa chica, es una Luthor – surgió el lado sobreprotector de Alex.
- Ayyy mierda.
- ¿Qué pasó Kar? –preguntó Maguie.
- Con razón estaba destrozada, era el abuelo, aunque ¿Por qué su madre y su familia no estuvo ahí?
- Porque son Luthors, hienas en escencia.
- Alex basta, que hay un muerto en el medio.
- Ok, lo siento – se disculpó ella ignorando que no solo habría uno, sino cientos de muertos en las próximas 24 horas en su punto inicial.
Alex iba a agregar algo más, pero su celular empezó a sonar a la par del de Maguie y Kara.
- ¿Qué carajo? – la pareja.
- ¿Qué es? – de Kara.
Múltiples mensajes…
Para Alex: "Jefa, urgente, ven aquí, hay un lío en emergencia" – ante ese llamado Alex intentó llamar a su colega pero no podía, por lo que intentó llamar a otros colegas y tampoco atendían.
- Ok, me tengo que ir, ya, algo pasa.
Para Maguie: "Detective necesitamos su presencia en la calle Sevilla con Octavia, choque múltiple".
- Mierda, tengo que ir.
Para Kara: "Te necesito aún en tú día libre, estoy enviándote info a tu correo" – un mensaje de su supervisora.
- Bueno – acotó Kara contándole a la pareja.
Y justo cuando las tres se pusieron de pie para arreglarse un poco y salir, una video llamada de su madre entró al teléfono de Alex.
- Hola mami ¡ - corearon ambas hermanas sonrientes de poder ver el rostro de su mamá aún si ella estaba de madrugada por el desfase horario.
- Mamá, ¿Cómo estás? – de Maguie ante lo que Eliza le mandó un beso volado por su "Tercera hija", ambas adorándose, sonriéndole a las tres.
- Mis hermosas hijas – respondió Eliza para luego agregar - Kar mi amor, tengo que hablar con tu hermana, cosa de doctores, ¿Me dejas con ellas dos? Por favor.
- Bueno – repitió sonriente ella – te amo.
- También te amo, mi vida – y con ello Kara fue a su cuarto para coger su laptop y un abrigo para estar dispuesta a trabajar.
Madre e hija siendo sobreprotectoras con Kara, tratándole como su niña preciosa por más que ella tenía unos meses más de 20 años.
- ¿Mamá qué es? – preguntó al ver su rostro preocupado.
Su madre les pidió algo de privacidad y ambas salieron del departamento para continuar la video llamada.
- Escúchame bien Alexandra…
- Mierda que es seria la vaina, lo siento – se disculpó por la mala palabra Maguie, Eliza lo desestimó.
Y ella siguió – hija – a Alex, aunque Maguie muy atenta atendía y ella la consideraba igual como tal - acerca del brote viral que hablamos…
- Sí – asintió Alex atenta.
- Acerca de lo que hay en las noticias, es mentira.
- ¿Qué parte? – interrumpió Maguie.
- El virus no es nada inofensivo, lo vi en un laboratorio a un mes, antes de lo declarado en la prensa – susurraba su madre en la azotea del edificio atenta por si alguien le escuchaba, por más que no había nadie – hija, esto podría ser catastrófico, escúchame bien mi amor – ambas asintieron – tengo la certeza que esto ha sido exportado a muchas partes del mundo, aún no sé cómo, amor quiero que vayas al hospital que cerciores el resultado de la muestra de la doctora Carter… – ambas mujeres colaboraban a nivel país sin importar el continente por lo que el resultado de esas pruebas lo era todo.
- Es mi jefa, no puedo ir sobre ella…
- Alex, atenta aquí, esto va más que ir por sobre tu jerarquía, amor quiero que vayas y compruebes que es eso, de la forma que puedas y me llames y si estoy en lo cierto… – aterrada su madre les miraba, transmitiendo esa emoción a ambas.
- ¿Tan serio es? – preocupada Maguie.
Eliza asintió – confírmame eso, Maguie lleva un teléfono satelital contigo en todo momento. Y por lo que más quieras, ambas, no dejen que Kara se valla a la calle hasta que lleguen al departamento, prométemelo.
- Te lo prometo – ambas mujeres al mirar el rostro de terror de Eliza.
- No puedo hablar más, contáctame apenas tenga el resultado y ten mucho cuidado, no se despeguen una de la otra – dictó antes de cortar la video llamada.
La pareja se quedó mirando sin saber cómo seguir después de eso, al Eliza haber estado tan aterrada como estaba en la video llamada.
- Estoy lista, creo que iré por una pizza y luego a lo de mi supervisora.
- No, cambio de planes – soltó su hermana.
- ¿Eh? – confundida el rayo de sol que era Kara.
Las tres fuera del departamento…
Maguie tocó la puerta del hombre de Luca con fuerza.
- Eh, que rudeza – soltó el hombre – oh, eres tú, sabes, llamaré a tu supervisor por acoso policiaco o algo así…
- Suerte con eso, soy mi propia supervisora – soltó - entra ahora – ordenó sacando su placa y el hombre retrocedió dejándoles entrar - ¿Y Lena Luthor? – preguntó con autoridad.
- Ah claro – soltó como diciendo claro que sabrías quién es, por ser detective y eso, según vió en la placa de Maguie – está dormida, no podía dormir así que le di un par de pastillas para dormir – y ante la mirada de Maguie añadió rápidamente – no la drogué o algo así para abusar de ella, no soy esa clase de mierda, soy su mejor amigo, tengo novia a la cual amo con locura, ves esa foto de allá, es una foto de los tres – le señaló con el dedo dónde se veían muy felices los tres en un viaje en un barco, como diría Alex "una foto de niños ricos" ante el lujo del mismo – ella necesitaba dormir.
- Vale, te creeré por ahora. Mira hombre.
- Luca – él un hombre de 20 años, alto atlético, muy guapo, de cabello castaño, ojos marrones claros, lindo el chico.
- Hombre – repitió Maguie – Kara se va a quedar con ustedes por unas horas.
- ¿Qué? – tanto Luca como Kara.
- No soy una niña, no voy a quedarme aquí – susurró fuerte a la pareja un poco roja pensando qué coño iba a hacer ahí.
- Yo voy a salir un par de horas, no se puede quedar en mi departamento – de Luca.
- Ves, él se va quién va a cuidar de Lena, ¿Entonces? – preguntó Alex.
- Tú odias a los Luthors – replicó Kara.
- Oh tú eres de esas personas – el hombre añadió con desdén.
- Mira Luca – soltó Maguie y él asintió – por lo que parece, la has drogado con el más ruin de los fines…
- No, no, jamás haría eso ¡ - gritó el hombre.
- Eso dirá en mi reporte y cosas peores si Kara no se queda aquí por ésta noche.
- ¿Puedes hacer eso? – curiosa Kara, Alex asintió.
- Te voy a demandar ¡
- No puedes probarlo, es eso o te llevo preso ahora por drogar a una chica sin su autorización con fines horribles.
Luca renegó, Maguie no le caía para nada, más pensó que al ser detective podía hacer básicamente lo que quisiera y él no tenía los recursos monetarios por el momento para defenderse, por lo que decidió mejor aceptar, total iba a ser un par de horas o ¿Toda la noche?
- ¿Cuántas horas?
- Unas cuantas, no toda la noche.
- Vale – acordó Luca.
- Yo no quiero, ¿Eso importa? – preguntó Kara.
- No – la pareja soltó.
- Kar voy a ver algo muy rápido en el hospital, mamá me ha pedido que te quedes aquí ¿Entiendes? No sé qué pasa, sólo hazlo por favor – le pidió a susurros su hermana y ahí sólo así, Kara aceptó y con ello la pareja salió a lo suyo.
Y bueno, Kara no se quería quedar por todo lo que había pasado con Lena, por todo lo que le dijo en el ascensor, ella sentía una tremenda vergüenza, a la par de no conocer de nada a Luca.
- Bueno, te enseño la parte de la casa donde puedes estar – inició Luca – la sala y la sala, está prohibido ir a mi cuarto o al de invitados dónde está Lena o cualquier lado más que no fuera la sala – finalizó el hombre.
- Necesito una computadora para realizar mi trabajo.
- Bueno, está la de la sala, listo, me voy a cambiar y salgo, puedes quedarte…
- En la sala, lo sé – añadió Kara y así fue, prendió el televisor para tener algo de ruido de fondo, a la par que prendía la compu del escritorio para revisar su correo y avanzar algo en su trabajo, sentándose frente a la misma.
Luca se fue a su cuarto y renegando se cambió, tratando de interactuar lo mínimo con Kara, no es que la deteste ni mucho menos, ya que casi ni interactuaban nada, sino que odiaba las imposiciones, eso le molestaba.
Él se cambió y se fue.
Y sólo cuando él se fue, Kara entró en conciencia que Lena estaba ahí y dormida en el otro dormitorio – holy shit ¡ – exclamó con su corazón golpeando en su pecho para luego ponerse de pie e ir hacia ella como si de un imán se tratara.
- Hey – le saludó suavemente susurrando apenas por más que sabía Lena estaba durmiendo – estás hermosa – le salió del alma, Kara muy sonrojada.
Lena estaba recostada en la cama, con pijama, un buzo de chandal que no era suyo, era de Luca y una polera sin mangas también de él, su ropa estaba en un lado sobre una silla, todo mojada, Lena tenía una manta sobre ella.
Su rostro parecía taciturno aun estando dormida con leves rastros de sus lágrimas en su rostro marcándolo como un recorrido.
Kara cogió un pañito húmedo de su bolso, se sentó en la cama a su lado y sin saber si invadía su espacio personal o no, de toda maneras fue a limpiar su rostro muy suavemente, cuando casi se le detiene el corazón al Lena girarse y coger con una mano su muñeca – mierda ¡ - soltó del susto – oh lo siento – se disculpó luego aunque no supo por qué primero, ya que ufff, ni 24 horas, ni 12 horas de conocer a ésta mujer y ya se venía disculpando por mucho.
- ¿Qué? Hmmm – murmuró varias veces mirándole aturdida sin tener claridad mental del todo por el duelo mismo, por las pastillas, por todo lo ocurrido ese día - ¿Quién? ¿Qué? – volvió a preguntar mirando todo alrededor.
- Soy Kara, ¿Me recuerdas? – pidió y ella asintió haciendo una mueca ya que no podía pensar con la rapidez que deseaba y hacer la conexión de dónde estaba, lo que le produjo un gran dolor de cabeza que Kara sin pensarlo con una mano empezó a acariciar su nuca, a pasar la yema de sus dedos por su cuero cabelludo ganándose gemidos de ella con los ojos cerrados – y bueno – dijo Kara pensando que Lena debía estar aturdida por las pastillas así que pensó en simplificar la cosa y que no se asustara más de lo que ya estaba – estás en la casa de Luca – Lena asintió gimiendo después porque le dio un hincón la cabeza – Shhh tranquila – pidió Kar siguiendo – te ha dado dos pastillas para que duermas, que descanses y cuando te despiertes, te encuentres mejor- Lena asintió lentamente esta vez – yo estoy aquí porque él ha salido, pero va a volver pronto y podré irme y ya cuando despiertes por la mañana, podremos hablar y conocernos un poco más si quieres, ¿Sí quieres?
- Claro – lentamente le dijo y Kara asintió sonriente sin dejar de acariciar su nuca dulcemente.
- Ok, esto va a sonar raro – murmuró Lena.
- Bfff – bufó Kara pensando que ya había mucho de raro ocurrido entre ambas que un poquito más, no importaba – dale – susurró, ambas hablándose así de lento, de cálido, bajo una luz tenue, precioso, muy íntimo sin proponérselo ninguna de las dos aquello.
- ¿Me puedes dar un abrazo? – pidió con sus labios temblando.
- Oh mierda, claro que sí – respondió rápidamente Kara recostándose a su lado y dejándose abrazar por Lena, a la par de cobijarle en sus brazos mientras ella sollozaba.
Lena había perdido a la persona que más le amaba en el mundo, Kara podía identificarse con ello porque le había pasado tres veces, primero con sus padres y luego con su padre adoptivo.
- El amor que sientes romperse y alejarse de ti, cuando la muerte ocurre es devastador, más cuando te das cuenta que no se ha roto y sólo ha trascendido para hacer un camino cuando llegues a él, eso es muy hermoso Lena, te hace sentir especial pensando que has creado una cadena de amor y que eres una parte muy especial de ella – le susurró lentamente al oído – y lo eres Lee – finalizó y Lena se reincorporó un poco para mirarle así de cerquita.
- ¿Estás mejor? – preguntó Kara después de un rato mirándose, mas ésta vez no bajo un silencio incómodo.
Lena no le respondió, ella se acercó y le besó dulcemente sobre los labios, ambas gimiendo por el beso, ésta vez siendo no uno desesperado, presuroso ni apasionado sino más bien, uno muy lento y dulce, un beso o un par de besos, que se sintieron maravillosos, deliciosos, de forma diferente a como fue su beso inicial, ambos únicos.
Ambas se besaron por un buen momento hasta que Lena se separó y bostezó muy adorablemente por el cansancio.
- Awww – le arrulló Kara pudiendo ver esa pequeñita sonrisa tan preciosa, y esos hoyuelos dirigidos hacia ella, antes de Lena recostar su cabeza sobre el pecho de Kara e iniciar a dormitar, ella bajo la manta, Kara por sobre la manta.
Su sueño, su pulso y ritmo de respiración regulándose muy rápidamente, Kara con ello respiró muy tranquilamente con una pequeñita sonrisa, cerró los ojos y con una paz empezó a escuchar el ritmo de su corazón.
De eso hasta que se dio cuenta.
- Carajo ¡ - murmuró.
