Los personajes de Ranma ½ y su universo no me pertenecen, corresponden a la mangaka Rumiko Takahashi, solo los tomo prestados para divertirme escribiendo (o eso intento) y también, intentar entretener a la increíble gente de este fandom. Esto es para ustedes y para cumplir un reto con la gran artista Luna Gitana. Síganla en su página Luna Gitana fanfics y fanarts.
El Árbol de Limón
Un caluroso día de verano en el barrio especial de Nerima, en el noroeste de Tokio.
–¡Akane! –una dulce voz se hizo escuchar en la sala de la casa del clan Tendo –¿Podrías por favor cortar unos limones? Quiero preparar algo fresco para todos. –dijo la joven mujer veinteañera de largo cabello, sujeto a una coleta baja y colocada de manera elegante por delante de ella.
–¡Claro que sí, Kasumi hermana! –respondió con entusiasmo otra joven de cabello corto, tres años menor que la primera. Levantándose del engawa frente al pequeño estanque koi, se dirigió al árbol de limón a lado del estanque que tres años atrás, ella misma había plantado.
Una vez bajo su copa, Akane alzó su vista para distinguir alguno de los maduros limones amarillos para jalarlos, escogiendo los más bonitos, fue arrancándolos de uno a uno de sus tallos. Usando su propia blusa, los fue acumulando. Akane consideró que media docena sería más que suficiente, para la bebida que iba a preparar su hermana mayor.
De regreso a la casa, Akane comenzó a recordar como el árbol llegó al patio del dojo Tendo.
…
A estas alturas, en el Instituto Furinkan, ya no importaban los motivos por los que había comenzado una batalla campal.
¿Los involucrados?
Los de siempre. Encabezados por Saotome Ranma, se encontraba también el capitán del equipo de kendo, Kuno Tatewaki; su hermana la prodigio de la gimnasia de combate, Kodachi; el chico que a veces desaparecía por mucho tiempo, pero siempre regresaba a retar a Ranma, Hibiki Ryōga. La cocinera de okonomiyakis Kuonji Ukyō. La repartidora china de ramen del café Nekohanten, Shampoo; su compatriota y también compañero en el café, Mousse; y no podía faltar la prometida de Ranma, Tendo Akane.
Todo era un caos en una pelea de artemarcialistas, en medio de un festival primaveral en el instituto. El estruendo de los destrozos de los puestos inundaba el patio, y los gritos… los gritos… "¡Pervertido!"… "¡Dame a mi chica de la trenza!"… "¡Airen!"… "¡Ran-chan¡"… "¡Ranma mi amor!"… "¡Te voy a hacer pedazos, Ranma!"… "¡Shaaampoo!"… "¡Tienes que creerme, Akane, yo no tuve la culpa!"… eran más o menos lo que se entendía en todo ese alboroto.
Luego de arrasar casi todos los puestos de los distintos clubes del instituto, en el corredor que se formó en la entrada principal, los contendientes tomaron un momento de calma, frente el puesto del club de ciencias, con respiraciones agitadas, pero con la mirada llena de determinación y puesta en cada uno de sus rivales.
El kendoista Kuno, tomaba una postura para preparar su siguiente acometida con su bokken en contra de Ranma, quien en todo momento mantenía una guardia impenetrable. La china, la cocinera y la gimnasta comenzaron a preparar su ataque en contra de Akane. Al sentir el aura de combate crecer de las tres auto-proclamadas prometidas de Ranma, él joven de la trenza manchú, dejó de prestar atención a los varones participantes de la contienda, en especial de Kuno, para ver de reojo a su prometida (debido al arreglo entre sus padres), y quien denotaba estar muy fatigada. Kuno vio la apertura y se lanzó al ataque con el bokken apuntando a Ranma, quien al ver a las tres chicas comenzando a atacar, se movió para tratar de proteger a la que se supone tenía más desventaja. Al ver a Ranma casi sobre ella, Akane dio un salto hacia atrás, pero trastabillando con sus pies cayó de sentón. Ranma recibió de lleno el ataque, lanzándolo contra el puesto del club de ciencias quedando destrozado.
Una estudiante se llevó las manos a la cabeza al ver su muestrario botánico hecho pedazos, por lo que de ella salió un grito desgarrador. Todos los contendientes reaccionaron comenzando a ver a su alrededor al ver los destrozos.
–What the hell is going on here?! –demandó exaltado el excéntrico Director Kuno del instituto.
Los involucrados en la pelea provenientes de China, no necesitaron más para darse cuenta que era momento de irse de inmediato del lugar. La cocinera de igual manera buscó ocultarse, para evitar cualquier bizarro castigo del director. El eterno chico perdido, primero dio un vistazo a Akane para ver si se encontraba bien, luego del sentón que se dio; sin embargo ella de inmediato se levantó buscando a Ranma; esto causó un dolor en el pecho del joven con la pañoleta atada alrededor de su cabeza; apretó los ojos para darse vuelta e irse de ahí dando un salto para cruzar la barda del colegio.
Mientras, Kuno se mantuvo estoico en una pose casi heroica, según él; su hermana la gimnasta se alejaba a las carcajadas, regando pétalos negros en sus saltos. El director llegó ante su hijo para comenzar a averiguar
–Tachi! What happened?! ¿Qué pasó?
–¡Ya te he dicho que no me digas así! –respondió molesto el kendoista –¡Me encargué de ese malvado hechicero Saotome, que mantiene cautiva a la hermosa chica de la trenza! –dijo con orgullo.
Ranma se encontraba en el suelo, consciente pero muy adolorido, con un codo recargándose en el suelo y la otra mano agarrándose la espalda baja. Akane se debatía si ayudarlo o no, el director al verlo, sacó de ambos bolsillos de su pantalón, dos afeitadoras manuales para deshacerse de esa ilegal trenza.
–¡YA ESTOY HARTO! –gritó Ranma al sentir el ataque del director
Lleno de frustración por todo lo que estaba pasando, el chico de la trenza hizo surgir lo que quedaba de su aura de combate, a pesar del cansancio y el dolor, pero suficiente para lanzar un puñetazo con suficiente energía para mandar a volar al director y al pesado de su hijo Tatewaki, por el cielo de Nerima. El estallido de su aura mandó de nuevo al suelo a Akane, cayendo a lado de un pequeño árbol de limón, todavía en su bolsa de polietileno perforada, útil para la movilidad de la planta.
Luego de una segunda caída de sentón Akane se sobó salva sea el lugar. De pronto sintió la presencia de una persona, una jovencita de tez bronceada, debido al constante trabajo bajo el sol, de cabello oscuro amarrado a una coleta baja, grandes ojos oscuros y estatura media, se acercó primero para ver el arbolito de limón; pues era muy importante para ella. A penas tenía unas semanas, de haber llegado de la Prefectura de Ehime, proveniente de una familia de agricultores especializados en cítricos. La idea de traer la planta desde su granja era para dejar una especie de huella y marcar que estuvo ahí; en Nerima. Habiendo conseguido con gran esfuerzo un intercambio escolar y salir de su adorado pueblo, teniendo el privilegio y responsabilidad de aprender en otro lugar aunque sea por unos meses. Verificando que nada le había pasado al limonero, dirigió su atención a Akane y la ayudó a levantarse. Ranma también se había dado cuenta de la caída de Akane. Se acercó, pero al ver que era auxiliada por una chica que no conocía se detuvo. De pie, Akane miró a Ranma, quien con gesto de molestia, por toda pelea, dio media vuelta y se fue saltando. Esto decepcionó a la joven Tendo, aun así se recompuso para saludar a quien le había ayudado.
–¡Gracias! –dijo la de cabello corto, aprovechando que todavía le sostenía la mano se presentó –¡Soy Tendo Akane! –dijo con una sonrisa, la otra chica soltó la mano para dar una reverencia.
– ¡Jipushī Tsuki! Mucho gusto –retomando su limonero con ambas manos, se percató del extraño momento de tensión entre Ranma y Akane –¡Es verdad lo que dicen de tu novio! ¡Qué mal carácter tiene! –Tsuki, se avergonzó en seguida, al ver como Akane daba un respingo y ponía los ojos como platos
– ¡No! ¡No! ¡Ranma no es mi novio! –Akane negaba con palabras, movimientos de cabeza y manos.
Tsuki hizo otra reverencia –¡Disculpa! – La chica se veía arrepentida –No llevo mucho aquí, apenas un par de semanas. Además siempre los veo juntos, y a veces están peleando. –trataba de justificarse –Por curiosidad pregunté a mis compañeros; ellos me contaron que ustedes son prometidos. ¡No debí ser impertinente! ¡Qué vergüenza! –volviendo a dar una reverencia de noventa grados.
Akane abochornada, roja ya ni ganas de explicar todo, pero debía hacer la aclaración –Bueno… la verdad es que si estamos prometidos… –Akane le sonrío para demostrarle que no estaba molesta, le dio una mirada a los ojos e iba contar como mantra su historia, pero luego notó todos los destrozos y plantas regadas en el piso, a los chicos del club de Ciencias con las manos en la cabeza lamentándose, otros recogiendo y por supuesto, otros con una mirada de molestia hacia ella –Creo que soy yo la que debe disculparse, Tsuki –e hizo una reverencia.
–Gracias, Akane –la chica del limonero le devolvió la sonrisa –Comenzaré a recoger. ¡Me va a llevar toda la tarde! –la de cabellos cortos, sintió remordimiento ante el comentario
–¡Lo correcto es que te ayude! –sentenció firme –¡Por favor! Dime en que puedo ayudarte, Tsuki.
Fue así que los encargados de los puestos que recibieron daños, pasaron la tarde recogiendo sus cosas el resto de la jornada escolar. Mientras que sus compañeros del club de Ciencias levantaban los materiales tirados. Tsuki, y otra compañera Kuma Maya, se encargaron de revisar las plantas, las que encontraban intactas se le pedía a Akane que las fuera colocando en un punto del patio, esto no fue ningún problema para la menor de los Tendo, gracias a su fuerza. Identificando las plantas que no recibieron mucho daño y que sus macetas o bolsas se rompieron, Tsuki y Maya las iban poniendo en bolsas que habían guardado o que Akane pedía en otros puestos. Tristemente se tuvo que desechar las que no tenían remedio, que no fueron muchas.
–¡En verdad perdón, Tsuki; Maya! ¡Esto no debió pasar! –dijo Akane con verdadero arrepentimiento –¡Me encargaré de pagar las plantas arruinadas –ya vería la forma de hacer que cada uno de los involucrados pagara hasta el último yen.
–¡No es necesario, Akane! –comentó Tsuki –Afortunadamente las plantas más dañadas, son muy comunes que puedes encontrar muy fácilmente y no cuestan nada. Algunos helechos y hongos, nada fuera de lo común.
¡POR AMATERASU! –exclamó una joven mujer, con los ojos desorbitados y la mandíbula caída al ver el lugar, con los montones de tablones y telas rotas, igual que las plantas que no se encontraban en el lugar donde había ayudado a colocarlas para la muestra botánica de Tsuki y Maya.
–¡Señora Shiawase! –intervino Tsuki de inmediato –No se preocupe, son imprevistos que suelen pasar –trataba de tranquilizar a la mujer incrédula –Akane, ella es la señora Shiawase Yuri, mi tutora por el tiempo que esté en Nerima, vivo como invitada con su familia –la joven Tendo dio una reverencia a la mujer presentándose, la Sra. Shiawase respondió de la misma manera, pero se veía el signo de interrogación sobre lo que había pasado. Subiendo las cosas a su camioneta le fueron explicando los hechos.
Después de subir todas las plantas a la camioneta, Akane les pidió que esperaran un momento; fue por su mochila regresando de inmediato se ofreció a acompañarlas para seguir ayudando. Aunque Tsuki al inicio aseguró no ser necesario, Akane insistió, finalmente las tres se dirigieron en la camioneta al vivero que les había prestado las plantas. Maya se despidió pues no tardaban en pasar por ella.
En el vivero. 'Ōkami Kawa', Akane se ofreció a pagarle a la dueña las plantas dañadas. La mujer de carácter desparpajado considero suficiente que ayudara a acomodarlas, confirmando lo que dijo Tsuki anteriormente. Tsuki le preguntó a la Sra. Shiawase, si podían dejar a Akane en su casa, accediendo sin problema. Al llegar al dojo Tendo, Tsuki bajo también para buscar algo en la batea de la camioneta.
–Tu arbolito de limón –comentó Akane curiosa. ¿Sería que Tsuki lo llevaría con ella en la cabina?
–¡Ahora es tuyo Akane! –le ofreció la planta. En el vivero, había observado que Tsuki, le había echado algo de agua, por lo que desprendía algo del olor característico a los cítricos
–¡Ay, Tsuki! No estoy segura –la pelicorto se sentía honrada por el gesto, pero Tsuki había comentado que quería plantarlo en un lugar especial.
–¡Por favor Akane! ¡Estoy segura que el limonero estará en buenas manos contigo! –Akane no pudo resistir los ojos llenos de alegría de la chica, por lo que aceptó, aunque temía que al no saber del cuidado de plantas el pobre cítrico acabaría seco. –Además le podrás hacer, cuando comience a dar frutos, limonada fresca a tu prometido, para endulzarle la vida y reconciliarse cada vez que peleen –La pobre Akane se puso de colores ante el comentario.
–¡Este…! –pasado el bochorno, como decirle a la ilusionada chica sus nulas habilidades en la cocina, incluso la preparación de bebidas.
El regalo selló la amistad de las dos adolescentes. Tsuki, sugirió el lugar donde plantarlo, junto al estanque. Visitaba todo el tiempo el dojo. Akane tomaba notas de cómo cuidar al arbolito todo el tiempo. Ranma, receloso como siempre de las amistades de su prometida, pronto entabló amistad con la bondadosa jovencita. Incluso llegó a conocer el secreto de su contraparte femenina, asombrando a la pobre chica granjera. Por supuesto se puso al corriente de toda la intrincada relación de locura que rodeaba a los prometidos. Terminando el ciclo escolar, tristemente se debieron despedir de Tsuki, quien debía regresar a su hogar en la Prefectura de Ehime. Ranma y Akane estuvieron ahí en la estación de trenes para despedir a su amiga, aunque a distancia, mantuvieron un contacto constante.
Akane nunca había cuidado de una planta, pero sorprendentemente fue una habilidad que se le dio muy bien. Akane regó; cuidó en invierno de las heladas; dio abonó; y el árbol creció fuerte comenzando a dar frutos al segundo año de ser plantado. Los limones no eran muy ácidos, excelentes para postres y limonada. La más joven del clan Tendo no pudo evitar intentar probar hacer algo con los limones de su árbol. Las limonadas iban desde las más saladas; o inesperadamente provocando reacciones efervescentes. Era todo un misterio como llegaba a las manos de Akane el bicarbonato de sodio. La idea de hacer otra cosa más elaborada fue descartada por la misma pelicorto. Así que fue Kasumi, en primera instancia, la que se encargó de hacer las primeras delicias con los frutos del limonero. Y cuando Nodoka llegó a vivir al dojo, también contribuyó a preparar postres y otros platillos para la gran familia que vivía ahí. A pesar de que ella, ahora está en la universidad, Akane le brinda tiempo al árbol para cuidarlo, o leer algo bajo su sombra.
…
–¡Aquí están los limones, Kasumi! –dijo Akane alegre –Parece que este año dará mucho más limones que el año pasado.
–¡Gracias, Akane! –la hermana mayor tomaba los limones del bolso improvisado que hizo Akane.
De pronto un fuerte sonido inundó el lugar y también la casa se estremeció. Akane enseguida identificó lo que estaba pasando, pues no era la primera vez que lo escuchaba. Desde que Ranma había llegado al hogar de los Tendo era común que la barda que rodeaba el perímetro del dojo fuera derrumbado por alguna pelea. Más sonidos de golpes comenzaron a escucharse. Las dos chicas comenzaron a dirigirse al engawa de donde venía el sonido.
–¡ME LA VAS A PAGAR! –con la inconfundible voz de Ranma gritando, Akane confirmaba que su primera suposición era acertada. Una vez que las dos hermanas llegaron al lugar, se escuchó que alguien había caído al estanque pero no vieron quien era. Kasumi se quedó en la orilla de la estancia, Akane bajó al jardín. Vio a Ranma sobre los restos del muro caído sosteniendo su hombro izquierdo, pero al ver un empapado P-chan que salía del estanque, ya no se fijó en los restos de concreto que cubrían al chico de la trenza.
–¡P-chan! –gritó la pelicorto sorprendida hacía más de dos años que no veía a su pequeño cerdito, quien con las dos patas frontales estiradas se preparaba para saltar. En un rápido movimiento el cerdito comenzó a estar encima de Ranma que recibía los golpes de las pezuñas en todas partes –¡Ranma! –gritó Akane –¡Deja en paz a P-chan! –ordenó la chica preocupada solo por su mascota
–¡¿Es en serio?! –respondió indignado Ranma –¡¿Quién ataca a quién?! ¡Tonta! –Ranma dio un salto desde los escombros para quedar a orilla del estanque tratando de evadir al atacante porcino, pero esto no redujo su furia y de nuevo se lanzó a atacar. Ranma, ahora lo esperaba y de un fuerte manotazo de revés con su mano derecha lo golpeó y mandó hacia una de las paredes de la casa. La velocidad combinada provocó un buen impacto, que probó la resistencia de la estructura; finalmente el cerdito cayó inconsciente.
–¡P-CHAN¡ –fue la respuesta de Akane, que de inmediato fue a ver al animalito. No importaba el tiempo de no verlo, para ella seguía siendo su mascota.
Ranma primero sonrió tras derrotar a su rival, pero luego al ver a su prometida con el que considera un cerdo aprovechado, apretó la mandíbula de momento, sin embargo luego de atravesar un muro de un metro de ancho, mejor se retiraba para buscar donde descansar y no escuchar los gritos de Akane, ni ver cómo le brindaba atenciones.
Ranma estaba examinándose para evaluar los daños en su cuerpo antes de partir. Completamente con la guardia baja, una enfurecida Akane materializaba su técnica del mazo y se lanzó en contra del chico. Contenía el grito de batalla, pero lo soltó cuando le dio de lleno en el torso. Fue un acto totalmente impulsivo, solo pensaba en el pobre P-chan y lo abusivo que había sido el insensible de Ranma, quería golpearlo, desquitarse, mandarlo a volar, pero en esta ocasión el mazo no conectó de abajo hacia arriba sino fue un golpe de izquierda a derecha, al golpear el chico salió en línea recta atravesando sobre el estanque y estrellándose en el árbol de limón.
Todo fue muy rápido, el cuerpo de Ranma destrozó la copa del árbol y a una altura de dos metros, aproximadamente, del suelo se estrelló con el tronco que partió a la mitad. La brusca desaceleración hizo que Ranma cayera enseguida sin tocar el muro, pero había caído sobre el trozo de árbol que había quebrado.
Luego de su grito y desahogada su frustración, Akane regresaba a la cordura, pero lo que vio la horrorizó. Había limones y ramas esparcidos por el suelo y flotando en el estanque. Soltando el mazo, fue a ver lo que quedaba de su árbol, solo un tronco de dos metros que se erguía despojado de lo que tenía tan solo hace un momento.
–¡ERES UN IDIOTA, RANMA! –rodeo el lugar con su mirada con lágrimas contenidas para ubicarlo; al encontrarlo el color se le fue del rostro a la joven Tendo.
Ranma se retorcía de dolor en el suelo, mientras trataba de buscar el suelo, bajándose del tronco caído, para yacer bocabajo. La camisa china de color celeste comenzaba a mostrar puntos rojos. Las espinas de las ramas y el tronco se habían clavado en la carne de la espalda y también de los brazos del muchacho.
Akane se llevó las manos al rostro llena de pánico. ¿Qué había hecho? Estaba inerte sin saber qué hacer. Kasumi y Nodoka, madre de Ranma que se encontraba en la planta superior, cuando comenzó todo el alboroto, corrieron a ver a Ranma.
–¡AKANE! –gritaron varias veces las dos mujeres –¡Ven! ¡Hay que levantar a Ranma! –sin embargo la chica no reaccionó. Akane estaba en shock por lo que había hecho.
Ranma bufaba por el dolor y trataba de incorporarse.
–¡Tranquilo Ranma! ¡Deja que te ayudemos! –Nodoka veía los puntos de sangre, aun así no se inmuto, y ayudó a levantar a su hijo.
Ranma estaba consciente, logro ponerse de pie, con el apoyo de su madre. Vio lo que quedaba del árbol destrozado, y luego a Akane que solo tenía su boca cubierta con sus manos, después con esfuerzo levantó su brazo derecho que estaba más llena de espinas para observarlas. El chico negó con su cabeza, mientras jadeaba.
–¡Vamos Kasumi, entre las dos! –comenzaron a mover a Ranma, sosteniéndolo con cuidado, pero el muchacho caminó solo con mucho esfuerzo –¡Con cuidado hijo! –El rostro del muchacho plasmaba el rictus de dolor, su madre y Kasumi se mantenían cerca. En la mirada del chico de la trenza había mucha decepción.
P-chan regresaba de su estado de inconsciencia y emitió sus chillidos de manera lastimera. Ranma pasaba cerca, al verlo enfureció.
–¡MALDITO CERDO! –Ranma lo pateó con todas sus fuerza, poniéndolo en órbita. Akane ni siquiera se atrevió a moverse, o a reaccionar, lo único que se movía en ella eran las lágrimas que salían de sus ojos, mientras tapaba con sus manos su boca. El esfuerzo se llevó lo último de energía de Ranma, por lo que Nodoka y Kasumi lo sostuvieron para meterlo en la casa.
En el cuarto de sus padres, Ranma había terminado de romper su camisa china y la playera de tirantes. Se recostó en el futón, Nodoka, con mucho cuidado, sacaban las espinas de su espalda y brazos con una pinza de tocador. Kasumi limpiaba y desinfectaba una vez que una espina era retirada.
En el engawa, Akane estaba sentada, abrazando sus piernas, veía las ramas esparcidas en el estanque, y en el jardín, junto con el tronco. No tenía idea de que hacer. ¿Tenía que subir a ayudar? ¿O no? Estaba molesta con Ranma por golpear al pobre P-chan, ¡y dos veces! Rumiaban en su cabeza las acciones. Aunque repasando los hechos, en realidad el cerdito fue quien se lanzó al ataque, Ranma estuvo todo el tiempo a la defensiva. Pero también estaba molesta ella misma. Por sus acciones, su limonero había sido partido a la mitad y dudaba que se recuperara de esto. Además, Ranma había salido lastimado. Akane aprensiva y con el puño en el pecho se levantó.
Subiendo las escaleras no escuchaba las quejas acostumbradas de Ranma cuando lo curaban. Pensó entonces que no debía ser tan serio. A mitad del recorrido de las escaleras, Kasumi apareció en el extremo de arriba, se miraron un momento, Akane sintió algo de recriminación en la mirada, pero no le dijo nada.
-¡Eh...! ¿E-es…? –Akane trataba de articular palabras que se atragantaban en su pecho.
-¡Akane, por favor! ¿Podrías ir por gasas y desinfectante? –le pidió Kasumi a su hermana menor quien con la cabeza baja asintió. Sin decir nada, fue por su cartera a su recámara, mucho más rápido, salió, bajó las escaleras, para salir de la casa de inmediato.
Regresó a la carrera con los materiales de curación en una bolsa. Subió rápidamente y llegó al cuarto de Nodoka con el encargo, la puerta deslizante estaba abierta, pero se quedó paralizada en el umbral en cuanto vio a Ranma tendido con un paño en su espalda. Al verla, Ranma volteó el rostro a otra dirección. Ella sintió una fuerte opresión en su pecho. Nodoka al darse cuenta de esto, busco la mirada de Akane, si decir palabras y solo con gestos le trató de indicar que no se preocupara y con movimientos de cabeza y manos le pidió que saliera, la pelicorto dejó la bolsa en el suelo y se dirigió a su cuarto.
…
Caía la noche. Akane desde que entró en su cuarto, se sentó en la cama recargando la espalda abrazando sus piernas. Seguía dando vueltas en su cabeza los hechos. También le mortificaba el estado de Ranma. Tocaron a su puerta; apenas y tenía voz para responder, pero la puerta se abrió. Era Kasumi.
–Akane, la cena ya está lista –dijo la chica. Esta vez no había miradas de recriminación. Kasumi se acercó hasta la cama. De manera calmada tomo una de las manos de su hermana le dio un apretón y una pequeña sonrisa. –Vamos. No has comido nada desde el desayuno. Kasumi se adelantó, saliendo de la recámara. La pequeña Tendo prácticamente por inercia se movió. No podía ignorar a su hermana ante una petición así.
Cuando llegó al comedor, no había nadie. Soun, su padre; Genma, padre de Ranma; y el anciano maestro Happosai, llevaban varios días fuera, según en entrenamiento. Nabiki, su otra hermana, estudiaba en Tokio y había optado por tomar residencia en los dormitorios de la universidad. Hasta cierto punto era mejor así. No quería ni imaginarse el caos más grande que sería esta situación con el resto de la familia en la casa. Kasumi entró y con su acostumbrada manera de moverse, parsimoniosa, casi elegante, la hermana mayor empezó a poner los platos en la mesa. Nodoka también entró pero venía de las escaleras, con una bandeja, fue a la cocina y ayudó a la otra joven a terminar de poner la comida Akane buscó acomodo en su lugar, se quedó en silencio viendo su comida, no tenía apetito realmente, se resistía a mirar a otro lugar, más bien no quería mirar el espacio vacío a su derecha, el lugar de Ranma.
–¡Ranma está bien! –dijo Nodoka, rompiendo el silencio que se había instalado entre las tres mujeres –Fueron muy pocas las espinas profundas y afortunadamente pude sacarlas todas –continuó diciendo la matriarca Saotome –A veces ayuda a tener la piel gruesa y curtida gracias al entrenamiento, como todo un hombre… o un asno –torció el gesto, la mujer ante esto último
–¡Tía! –dijo asombrada Kasumi ante el comentario poco cariñoso.
–¡Ya, ya, Kasumi! Está mal que lo diga porque es mi hijo, pero a veces es muy terco.
–Tía… –ahora fue Akane quien hablo, casi no se le escuchaba –…¿Dijo algo Ranma? –preguntó la pelicorto con el corazón en un puño. Nodoka y Kasumi intercambiaron miradas, y luego la mujer mayor miró a Akane con un gesto afable.
–No ha dicho, ni una palabra –el pecho de la más joven de la casa se estrujaba –De hecho, ni siquiera se quejó en todo momento. ¡Qué varonil fue mi hijo! –Kasumi carraspeo sutilmente, de inmediato ambas mujeres intercambiaron miradas, mientras Akane seguía con la mirada perdida en los platos frente a ella –Lo hice tomar un baño para que se fuera a acostar. No lo iba a dejar que subiera a su cuarto en ese ático, lo dejé en mi recámara en lo que fui por su cena –detallaba Nodoka –Pero no quiso comer. De todos modos le deje su comida. Ya tendrá hambre… Dejaría de ser un Saotome si no –agregó la mujer con algo de fastidio. Después asumió un tono serio –Akane, mi niña –dijo firmemente, pero sin ser dura –Sé que tienes cosas que reclamarle a Ranma; pero será mejor que dejes pasar unos días. Ahora no es el momento más indicado –La pobre chica comenzó a sentir que se hundía, que todo el cuarto se hacía inmenso, hasta su hermana y tía, al ver el gesto de Akane, cambió el tema –Y dime… ¿cómo quedó el limonero? –Nodoka sabía lo importante que era el árbol para su adorada niña.
Akane regresó de donde sea que estaba, comprendió la pregunta y con pesar respondió –El tronco se partió por la mitad y toda la copa del árbol, fue destruida, no quedó ninguna rama.
–Lo lamento tanto, mi niña –Nodoka se levantó de su lugar y fue con Akane a darle un abrazo reconfortante –Seguro se podrá hacer algo. ¿No crees? –le infundía ánimo y también trataba de darle a su mente otra cosa en la que pensar.
–Bueno… –Akane no era una persona que se diera por vencida a la primera, siempre buscando la manera de resolver cualquier reto que se presentara –Tal vez le pueda preguntar a Tsuki. Es posible que me pueda aconsejar –Nodoka le sonrió, le dio un abrazo suave apretando sus hombros para levantarse y regresar a su lugar.
–Muy bien, terminemos de cenar niñas –y de nuevo cambiaba la conversación –Kasumi te quedó deliciosa la sopa…
Al término de la cena –Mis niñas –Nodoka se levantó –lamento no ayudarlas a recoger, pero debo ver a mi hijo. Espero que haya cenado –salió del lugar para subir por las escaleras.
–Si deseas, puedes ir a descansar. Yo me encargo, Akane –dijo Kasumi con una dulce sonrisa.
–¡No, no! –respondió –Te ayudo hermana –No quería ir sola a su cuarto, temía no poder resistir la tentación de ir a ver a Ranma. En su mente ya no había reclamaciones que hacer. Quería saber cómo estaba. A pesar de sus peleas, ella estaba ahí si terminaba lastimado, era algo que no podía evitar. Pero tenía un gran miedo en su corazón de lo que fuera a pasar.
Así que se dispusieron a recoger todo, lavar los platos y guardar lo que hubiese sobrado para el desayuno del siguiente día. Akane espero a que su hermana mayor terminara de verificar que todo estuviera en orden para subir, la estufa, las puertas. Kasumi no era tan distraída como a veces muchos creían, se daba cuenta que Akane no quería subir sola –Vamos, vamos. Ya verás que todo saldrá bien.
–¡Si! –Akane se permitió un momento de esperanza, y creer que todo volvería a como si no hubiese pasado nada y estar a lado de su prometido.
–Estoy segura que Tsuki te ayudará a que el limonero se recupere, ya verás –Akane se descolocó un momento, pues ella estaba pensando en Ranma.
–Mañana después de desayunar le hablaré. –Las hermanas subieron juntas, cada una fue a la puerta de su respectivo cuarto. Akane al abrir su puerta, volteo a ver hacia el fondo del corredor por donde estaba el cuarto de sus tíos, donde estaba Ranma.
–Buenas noches, Akane –la pelicorto reaccionó al escuchar su nombre y sintió que forzaba su cuerpo al meterlo a su cuarto.
Dentro, no podía hacer más, así que mejor tomo su pijama, se metió a la cama y trató lo más que pudo de dormir.
…
Llegó el domingo. Akane apenas y pudo dormir, se removía pensando en Ranma. Iba de una idea extrema a otra. Por un lado, cuando sentía esperanza que todo se resolvería se veía perdonándolo, pero regresando a su situación poco definida, donde nunca aclaraban lo que ambos sienten. Terminó pateándose mentalmente porque no tenía nada de bueno ese escenario. Solo eran prometidos de palabra, no porque él la quisiera. Luego recordaba todas las veces que él la defendía; los rescates; como anteponía su integridad por salvarla y sonreía y su corazón latía emocionado. También recordaba sus actos de celos; ¿porque eran celos? ¿O no? Porque los suyos si eran celos aunque se pasara la vida negándolo. Entonces, aparecían sus pensamientos las auto-proclamadas. Enterándose de todo lo sucedido. La ansiedad la carcomía por dentro. ¿Y si no quiere verme más? ¿Y si rompe el compromiso y se va con alguien que no lo haya lastimado como lo había hecho ella? Se levantó descartando enseguida ir a correr. Tomo su canastilla con sus enseres del baño y ropa. Se tomó su tiempo, esperando que el baño ayudara a sentirse mejor. Luego de vestirse, y dejar sus utensilios en su cuarto, bajo al comedor. Saludo a Kasumi, pero no vio a su tía.
–Está con Ranma, tía Nodoka desayunó primero y le llevó el desayunó –anticipó la pregunta Kasumi al notar la duda de Akane.
Desayunaron juntas. De igual manera, al terminar, Akane ayudó a su hermana a levantar y lavar los platos y como había dicho fue a llamar a Tsuki.
Ranma había esperado a que su madre lo dejara en paz para estirar las piernas en el corredor. No había aguantado dormir quieto y bocabajo. Desde las escaleras escuchó la voz de Akane, conversando con alguien, pero no escuchaba del interlocutor.
–Entonces… ¿Crees que no hay nada que hacer? –Ranma se dio cuenta que era una llamada telefónica; notando de inmediato la tristeza en su voz –Si… Si… ¡Talarlo dices!... –Expresó alarmada la pelicorto –Entiendo, si las raíces son fuertes, retoñará –Akane suspiró –¡Te agradezco mucho, Tsuki!... Yo también espero verte… ¿Ranma? Bueno, tía Nodoka dijo que estaba bien… –cuando la vio en la puerta, no pudo sostenerle la mirada, el de trenza bajo la cabeza –No. No lo he visto… Es complicado –siempre era complicado entre los dos –Haré lo que dices… Hasta pronto –Ranma giró para ir de regreso al cuarto de su madre.
Al colgar el teléfono, Akane vio la espalda de Ranma regresando por el corredor. Decida se encaminó a la escalera para ir a verlo. Ya había subido la mitad del recorrido, cuando los peores escenarios que imaginó la pasada noche inundaron su mente y terminó vencida por la inseguridad. Acongojada bajó, al llegar al engawa vio el desastre en el jardín. Había restos de ramas, hojas, y limones en todo el lugar. Tenía que hacer algo para no pensar en la situación con Ranma, así que fue por unos zapatos al genkan y ponerse a trabajar. A lado de los restos de lo que quedaba del tronco del limonero le pidió perdón. Nodoka y Kasumi se reunieron con ella, le dieron un abrazo a la chica. Akane les dijo las recomendaciones de Tsuki y se ofrecieron a ayudarla.
Kasumi se encargó de revisar los limones, seleccionando los que se pudieran usar y descartando los que resultaron muy dañados, pero tomó sus semillas, a lo mejor podía hacer germinar alguna. Nodoka barrió las hojas del piso y removió las del estanque koi. Mientras Akane despachaba el resto de ramas y el tronco caído. Al final las dos mujeres dieron su apoyo a la menor que taló lo que quedaba de su querido limonero. Mientras desde una de las ventanas del piso superior alguien observaba todo. Al atardecer ya habían acabado y puesto todo en uno de los contenedores de basura en la calle.
En la noche Akane daba una última revisión a las tareas que debía entregar. Debía dejar todo listo, la mochila preparada, la ropa que se pondría, pues se levantaba muy temprano para asistir a clases, a pesar de que estudiaba en la Universidad Musashi en Nerima. De pronto recordó a Ranma. El ya daba clases en el dojo por las tardes. No sabía cómo se encontraba realmente, pero un día o dos de reposo serían beneficiosos para él. Consideró su responsabilidad quedarse para ayudarlo. Fue al cuarto de Nodoka, pero no encontró a nadie. Ni en la sala. Vio la puerta del engawa entreabierta.
–¡Madición! –escuchó la voz de su prometido y se asomó. Ranma estaba en lo que quedaba del árbol rodeado de un círculo de piedras. Ranma pateo una, se le veía molesto. Akane desilusionada regresó a su cuarto.
…
De nuevo, Akane no pudo conciliar el sueño. Con gran esfuerzo se levantó para tomar un baño y alistarse. Cuando salió de su cuarto, vio a Nodoka muy preocupada.
–¿Qué pasa tía? ¿Ranma está bien?
–¡Mi niña! –respondió la afligida mujer –Ranma no está –otra vez Akane sentía esa opresión en el pecho.
–¿Está segura tía? –trataba de no derrumbarse.
–Si, ya revisé su cuarto y no está su mochila.
–¡¿Se llevó sus cosas?! –Akane temió lo peor.
–¡No! No se llevó ropa, se llevó la mochila ligera –aclaraba la matriarca –Pero no me dijo que fuera a salir. Ni dejó una nota.
–¿Va a regresar? –quería que sonara como afirmación, pero más bien Akane estaba preguntando aferrándose a la esperanza.
–Tal vez este de regreso para su clase en el dojo. Pero no lo sé.
–Yo puedo hacerme cargo –ofreció la pelicorto
–No, mi niña, debes ir a clases, eres una estudiante becada. No estaría bien –respondió Nodoka y con pequeños empujes la encaminó hacia la escalera –Vamos, Kasumi está preparando el desayuno.
–Pero tía…
–Ya, ya… Si veo que no llega a tiempo, me encargaré de avisar a sus estudiantes poniendo un cartel –resolvió la mujer –¡Vamos niña! No quiero que se te haga tarde…
Quien podría estar pensando en clases, si no sabía dónde estaba Ranma.
…
Akane estaba de regreso, casi para el anochecer, no pudo evitar sus actividades en los clubes, a pesar de que lo intentó. Fue extraño para ella regresar sola, siempre se encontraba a Ranma, o en la parada del autobús de la universidad; o donde bajaba; o en el camino. Siempre con una justificación de porque estaba ahí, pero terminaba acompañándola.
–¡Ya estoy en casa! –anunció.
A pesar de que no apareció de repente en el trayecto a casa, tal vez porque seguía molesto, tenía la esperanza de que ya estuviera en casa.
En la sala, estaban Nodoka y Kasumi tomando el té. Tampoco estaba el resto de los hombres, al parecer seguían en entrenamiento.
–Buenas noches, Akane –dijo su tía.
–Buenas noches –dijo su hermana mayor –Siéntate. Te traeré tu cena.
–¿Tía…? –miró a la madre de Ranma
–No. No regresó –dio un sorbo a su té y luego miró al éter pensativa.
Luego de cenar, Akane se excusó, tomó su mochila y subió a su cuarto. Dentro de su armario sacó su mochila de viaje, revisó su contenido, y la abrió para comenzar a colocarle ropa. Lo iba a buscar hasta debajo de las piedras. Conocía algunos lugares a los que le gustaba ir para entrenar, pues tenía la costumbre de platicarle en los últimos tiempos. Incluso en algún par de ocasiones le pidió que lo acompañara. De repente alguien tocó su puerta. Pensó en Kasumi o su tía Nodoka. No iba a permitirles detenerla en buscar al necio, tonto, orgulloso bueno para nada de SU prometido. Lo iba a encontrar e iban de una vez a hacer varias aclaraciones sobre su situación.
Seguían tocando. Hastiada fue a abrir. Grande fue su sorpresa al ver un arbolito de limón, en una bolsa de polietileno negro. La planta comenzó a descender y Ranma apareció en su visión, sonrojado hasta las orejas.
–Lo siento mucho, Akane.
Apenas y tuvo tiempo de hacer a un lado al cítrico; Akane se había lanzado a darle un abrazo tan fuerte que le lastimó la espalda. Un pequeño gemido de dolor fue emitido. Akane lo soltó de inmediato y retrocedió.
–No hay problema –sin embargo una ligera mueca de dolor estaba en Ranma. Akane puso sus manos en la boca avergonzada por haberlo lastimado, de nuevo.
El chico de la trenza, volvió a ofrecerle el pequeño limonero
–Salí temprano de casa, para ir a Ehime. Fui al pueblo de Tsuki –explicaba Ranma –Sé que no es el mismo árbol. Nunca lo será. Pero es un limonero que te obsequia ella, para reponer el que rompí.
Lágrimas comenzaban a escocer los ojos de Akane, se sentía culpable. Ella pensando que Ranma la había abandonado y él, con un bello gesto trata de recomponer las cosas, y todavía le ofrece disculpas, cuando fue ella quien le hizo daño. Avergonzada se dio media vuelta para que no la viera.
Esto descolocó a Ranma, al ver la espalda de Akane no era lo que esperaba. Claro, estaba consciente de su enojo, pero creyó que el gesto de traerle un limonero de los huertos de Tsuki podría lograr una reconciliación. Solo vanas esperanzas. Se siente miserable por el error. El sustituto no fue suficiente para cumplir con el objetivo
–¡Soy un idiota! ¡Nada podría reemplazar a TU árbol de limón! –Ranma sale de inmediato del cuarto
Akane voltea para encontrarse sola. Ranma la ha malinterpretado. Hace un momento estaba decidida a ir a encontrarlo para… ¿Pedirle perdón? Por supuesto, lo que fuera necesario si con ello regresaba a casa. No había nada más importante tan solo unos minutos atrás. ¿Qué había pasado? No quería que la viera llorar de lo conmovida que estaba por tan lindo… NO, hermoso gesto que él realizó. Lastimado hizo un viaje de seis horas completas, más encontrar la granja de Tsuki solo para traerle otro árbol. Así o más tonta era. Y en qué estúpida forma lo iba a perder.
Sale corriendo de su cuarto para buscarlo. Primero en el cuarto de Nodoka; no hay nadie Luego en su ático; vacío. Cada segundo que pasa lo siente más lejos. Baja las escaleras. Se encuentra a Kasumi quien le señala el genkan.
Akane toma el primer par de zapatos que ve, para salir corriendo para alcanzar a Ranma. Ve el portón abierto. Se ha ido de nuevo. No está vez, y se tragará el orgullo antes de permitirlo.
Lo encuentra a la vuelta de la esquina frente al contenedor de basura a punto de arrojar el árbol.
–¡Ranma! ¡Espera! ¡No lo tires! ¡Por favor!
Ranma voltea a verla. La luz de la calle la ilumina, puede apreciar sus ojos húmedos. Ella está llorando, por su culpa. Prefiere verla enojada y que lo golpee a verla sufrir, por lo que va a emplear su usual retahíla de insultos.
Akane se limpia las lágrimas comenzando a avanzar hacia él. Él se queda sin palabras en la boca verla acercarse. Más lágrimas salen de ella, y no puede soportarlo. En automático comienza a reducir la distancia entre ellos, le entrega el árbol. Ella lo toma pero no puede alcanzar sus manos, ya que lo suelta inmediatamente. Ranma gira para prepararse para dar un salto pero se resiente de la espalda. Akane deja el arbolito en el suelo y rápidamente está a su lado para sostenerlo cuidando de no lastimar su espalda. Ella pega su rostro en el cuello de él.
–¡Por favor, no te vayas! ¡No quiero que te vayas! –Ranma se recompone y se yergue para luego quedar inmóvil –De que serviría tener árboles en nuestra casa… si no estás conmigo –Akane separa el rostro del cuello y lo mira fijamente con esos ojos oscuros grandes y esperanzados.
Ranma siente que algo eléctrico lo recorre en todo el cuerpo al contacto con ella. Dejando atrás toda reserva o timidez la estrechó en sus brazos. Ella simplemente comienza a llorar sobre su pecho. Ranma toma su rostro delicadamente de la barbilla.
–Prometo no irme nunca de tu lado… Solo si no lloras más –Akane suelta una ligera risa que se confunde con sus sollozos.
Por un momento reflexiona sobre su comentario –¿Ni siquiera puedo llorar por felicidad? –Ranma no sabe qué decir, Akane refugia su rostro en su pecho. Él besa sus cabellos. Ella aprieta la tela de su camisa, vuelve a verlo y recibe un beso en la frente. Ella responde con un beso en el mentón. Él se lo da en la punta de la nariz. El siguiente beso de ambos se lo dan mutuamente en las comisuras. Rojos a más no poder finalmente se besan donde siempre habían querido hacerlo.
Desde el portón dos mujeres con una considerable diferencia de edad, se emocionan como colegialas al verlos.
–¡Gracias a Kami que solo estábamos nosotras dos, hija –dice una Nodoka con una gran sonrisa.
–¡Sí tía! Los demás solo hacen más complicadas las cosas entre ellos.
–Solo necesitaban un pequeño empujoncito –Nodoka le da unas palmaditas a la mayor de las Tendo –¡Vamos, mi niña! Hay que prepararles una cena que esto hay que celebrarlo.
Gilberto González González
Minatitlán, Veracruz; A 23 de Abril de 2022
Epílogo
Un par de meses después.
No había sido tan complicado como habían supuesto. Que la familia quisiera salir a tomar un fin de semana de asueto. Ella con el pretexto de una tarea complicada y urgente. Él con preparar unas clases extra a unos estudiantes que estaban atrasándose. Pudieron tener la casa para ellos solos. Akane bajaba a la cocina, casi al medio día. Con la camisa de Ranma puesta, con una gran sonrisa, y algo adolorida en algunas partes pudorosas. Tomó la jarra de limonada de la nevera y sirvió dos vasos. Ranma había prometido llevarla a desayunar, la cocina todavía era un tema pendiente para ella. Escuchó ruidos, alguien andaba por ahí. Parecía que Ranma no podía estar sin ella mucho tiempo y tal vez podrían continuar con explorar otras habitaciones de la casa como se había prometido. Habían perdido completamente la vergüenza el viernes. Era sábado y tenían muchas horas por delante. Akane pasaba por el umbral de la cocina con los dos vasos de limonada.
–¡AKANE! –fue el grito de sorpresa de Ryōga. Se había armado de valor y estaba listo para declararse. Pero verla, principalmente con la camisa de Ranma y las piernas desnudas fue mucho para el chico eternamente perdido.
Del susto soltó ambos vasos mojando de inmediato al chico, transformándose de inmediato. La mochila y la pesada sombrilla cayeron estrepitosamente dejando solo un pequeño cerdito que estaba en shock por ella, la poca ropa, y ahora se descubría su secreto
–¡P-CHAN! ¡T-tú… tú… –los grandes ojos oscuros de Akane se desorbitaron –¡TÚ! –el grito enfurecido iba acompañado de la comprensión –¡RANMA TIENE RAZÓN! ¡ERES UN CERDO APROVECHADO!
El pequeño cerdo no lo pensó dos veces y emprendió la huida. Antes de que ella hiciera algún ataque… Ryōga o P-chan ya estaban en el jardín y a punto de saltar el muro.
Akane seguía atónita ante la revelación –Ranma tenía razón… –murmuraba para sí –¡Ranma tenía razón! –una segunda conclusión empezaba a aclararse en sus pensamientos
–¡RAAAAAAN – MAAAAAA!
Un joven de trenza despertó de improviso, en la cama de su prometida al escuchar un grito de batalla. Parecía que siempre todo tenía que ser complicado.
…
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Para este relato quiero hacer algunos agradecimientos. En primer lugar a mi esposa Maya. Mi beta, mi editora, y a quien le debo un relato solo para ella. Lo tendrás. Y mi Mayita aunque nunca quiera leerme.
A Luna Gitana, este relato no hubiera surgido, de no ser por ti. Estás en este relato… Tsuki… Luna en japonés. Jipushī… Gitana.
Quiero agradecer también a Lupita Gómez. A partir de la etimología de tu nombre… La original acepción 'guadalupe' una construcción en árabe (wada – río) y en latín (lupus – lobo)… el vivero, que otra cosa pudiera ser contigo 'Ōkami Kawa' (lobo y río en japonés). También te debo a Don Sotero.
Liliana Nájera, fue la primera en compartir mis relatos en Facebook. Etimológicamente 'nahera' significa 'alegría' (shiawase) y 'lily' de 'lirio' (yuri).
Proyecté a la linda Bere Peralta con Kasumi. Tu dulce voz dio vida a nuestra Kasumi en el fandub que hicimos.
Por supuesto nuestra Mamá Nodoka, Juany Rdz, no podría ser otra.
Quien nunca pierde la esperanza de que siga escribiendo… Kariim
ShaiOS, esto es también para ti.
Saludos a Betty Betina; Edmundo; AR Tendo; Kaysachan; Daiana; HanaNote Sweetsimphony; SakuraSaotome; LumLum; EroLady; Aoi; Randuril; Noham Theonaus; Susy Chantilly; Alexandraaa417; AkaneMiiya; y a las lindas Alicia y Nikki. Gracias, gracias.
Si llegas a leer esto Frida, saludos.
A todo el grupo de Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma INTESE y Fans Ranma½; y a todos los que han dejado un comentario en mis relatos. Les agradezco.
…
Segundo Epílogo
La sentencia fue dicha y solo él podía cumplirlo. Así pasó la primera vez. Se hizo cargo como el hombre que es, hace diez años y ahora corresponde hacerlo de nuevo. Lo ve; el columpio para su pequeña Noriko. Lo puso en el limonero que plantó con Akane, para sustituir al primero. El primer árbol no tenía la fuerza suficiente para soportar un columpio y menos a alguien tan hiperactivo como su primogénita. Pero ahora, con los años llegó a recuperar su fuerza y pone un segundo columpio para su segundo hijo, Akama, en el primer árbol de limón.
…
Sean buenos.
