El adolescente de ojos pardos observó un momento a Freddy, el animatrónico que en el pasado le ayudó a escapar de Mega Pizzaplex. Suspiró tratando de calmar la creciente ansiedad en su interior, mientras el que está sentado a su lado confundió su emocion con tristeza. Freddy colocó una de sus manos de metal en el hombro de Gregory, mostrándole su apoyo, este se estremeció al sentir el frío de la extremidad en su cuerpo.

—Estoy bien, Freddy —dijo sonriéndole.

—Pensé que te sentías triste.

—Para nada. —Rio un poco tratando de que sus nervios no se notaran.

—Entiendo, me equivoqué —se disculpó y volteó hacia el atardecer.

Gregory mordió su labio inferior con disimulo, nervioso, emocionado, tal vez sea la magia de ese atardecer, quizá sea por eso que quiere...

—Freddy —le llamó muy suave, como si su voz se hubiese ahogado en su garganta.

—Dime, Gregory —respondió con ese tono que siempre le hacía sentir protegido y en paz.

—Sé que puede ser un poco raro... además no tengo experiencia en este tipo de cosas... pero cuando estoy cerca de ti me siento extraño...

—¿Extraño?¿Acaso te hice sentir mal en algún momento? —inquirió queriendo enmendar su posible error.

—¡No! Al contrario, yo me siento muy feliz y emocionado cuando estamos juntos, no sé si recuerdas esa escena de la película que vimos cuando pasamos frente a una tienda de televisores... Recuerdo que la chica describía ese sentimiento como amor, pero romántico... no sé si esto cuente como ese tipo de amor... Porque no eres humano, pero cuando estoy a tu lado me siento tan avergonzado de la nada, nervioso y no sé qué hacer... no sé desde cuándo comenzó esto y debía decírtelo...

—Gregory... —Freddy le miró fijo, tan fijo que comenzó a preocuparse por su siguiente respuesta.

—Entiendo si te causa rechazo...

—¡No es eso! Solo me tomó de sorpresa... Mis circuitos se sobrecalentaron un poco.

—Freddy...

—No me causa rechazo, me siento muy cálido y feliz, ¿será que siento lo mismo?

Gregory se acercó con algo de temor y abrazó a Freddy, este dudoso por sus propios sentimientos le correspondió. El adolescente deslizó sus dedos por el estómago del animatrónico, en ese lugar que por tantos años ocupó como escondite y refugio.

—Gregory.

—¿Si?

—¿Tienes frío? —preguntó al ver el cielo poco a poco oscurecerse.

—Un poco —admitió en un tono suave y mimoso.

Freddy alcanzó con sus brazos una pequeña manta que apenas le tapa la parte inferior a Gregory, pero es suficiente para él. Se acostaron en el suelo y el chico abrazó aún más fuerte a Freddy, acomodándose para dormir un poco luego de un largo día.

—Buenas noches, Superstar —susurró cariñoso.

—Buenas noches, Freddy —contestó cerrando los ojos con una sonrisa.