Leyendas del Mañana, pertenece a CW, empleando personajes que pertenecen a DC Comics.

Solo nos pertenecen, los OC.

N/A: Esta historia, no sigue a ninguna temporada, y aparecerán cosas o recuerdos en los personajes, de todas las temporadas.

01: El Anacronismo que nos cambió la vida.

Para Ava Sharpe, la vida se había resumido, en realizar su trabajo en el Buró del Tiempo, en detener los Anacronismos que surgieron por culpa de las Leyendas y después, en detener a las Criaturas Mágicas, detener a Mallus y salvar a Sara... la capitana de las Leyendas, de quien llegó a enamorarse.

Sara Lance: un miembro de la Liga de Asesinos.

Un miembro del equipo Arrow.

Co-capitana de Rip Hunter.

Capitana sucesora de la Waverider.

Aquella mujer, que iba en contra de todas las leyes y reglas del Buró del Tiempo, en las cuales ella tanto creyó.

Aquella mujer de la cual se enamoró.

La única persona en toda la línea de tiempo, que era capaz de plantarle cara y desafiarla, una y otra vez. (Tanto ideológicamente, como en combate)

La mujer, que le ayudó a descubrir, que su vida fue una mentira: Que ella era la Duodécima clon de la Corporación AVA, traída al presente, por Rip Hunter, luego de que las restantes once Avas, fracasaran en sus misiones como agentes.

La mujer que la apoyó, cuando cayó en un pozo tan profundo y del cual no veía salida.

La mujer que había pateado la puerta de su bañó, la había desarmado, antes de que pudiera jalar del gatillo.

La mujer que la abrazó, mientras le susurraba cuanto la amaba, y que, a sus ojos, ella era irremplazable.

La mujer que le ofreció un hogar (la Waverider), cuando la oficina del Buró del Tiempo, fue cerrada.

Entre más convivió Ava con las Leyendas, más se fue aclimatando al estilo de actuar de las Leyendas. Vio como sus estrategias bien planificadas, casi nunca servían y como las Leyendas, se abrían paso ante los peligros, que se les presentaba.

Aprendió a usar la motosierra, y a dejar de lado el escalpelo.

Aprendió a divertirse en una misión.

A veces, era mejor cambiar la historia, si con ello dabas un futuro positivo a otras personas.

Como, por ejemplo: viajar seis meses al pasado, a octubre de 1985, hacerse pasar por trabajadores, entrar en la central nuclear de Chernóbil y reparar todo aquello que provocaría el desastre en abril de 1986, salvando millones de vidas.

O cuando lograron que un gran número de mujeres negras, montaran los aviones que usarían los Aliados, durante la II Guerra Mundial.

Definitivamente, Ava amaba aún más el estilo de las Leyendas. Su forma de mejorar al mundo, causando diminutos crono-temblores, al hacer estos actos benéficos, para la historia de la humanidad.

El hecho de que Sara comandara al equipo, en acciones tan alocadas y que lograran algo tan positivo para la historia de la humanidad, y que después Gideon les dijera, que los cambios en la historia, no afectarían negativamente al futuro; solo lograba hacer que el corazón de Ava Sharpe se hinchara de amor, por Sara Lance.

Fue una auténtica locura, para todos, cuando viajaron a Zambesi y detuvieron a un ejército misterioso, logrando salvar a casi todos los habitantes del pueblo, pero los hogares y la identidad del pueblo africano, fue eliminado de la historia.

Uno de los guerreros más poderosos de Zambesi, le pidió a Amaya, que se fuera con sus heroicos amigos, que no se preocupara por ellos, y que encontrarían otra tierra, a la cual llamar hogar. Ella los vio, agarrar sus pertenecías, las armas de su pueblo y del ejército, los jeeps del ejército e irse hacía el atardecer.

Amaya abrazó a Ava, a Sara y a Zari, hizo buenas migas con John y lamentó que Sara fuera ahora, la más antigua del grupo y la última, de la primera generación de las Leyendas.

La tensión entre Amaya y Charlie, se hizo patente, cuando la primera ascendió nuevamente a la nave y se encontró cara a cara, con una versión suya, que gustaba de la música rock.

Enterarse de que era una metamorfo y que había intentado jugar con las emociones de sus amigos, usando su rostro, provocó que el mes, fuera muy pesado y denso en la Waverider.

—Buen día, capitanas —saludó Gideon una mañana cualquiera, a la pareja lésbica rubia, que aún estaban en cama.

—Buen día, Gideon —saludaron ambas, al mismo tiempo.

—Gideon, en verdad —dijo Sara. —En verdad, que sabes cómo enfriarme, solo con tu saludo. —Ava no pudo evitar reírse de su amada y besarla en los labios.

Escucharon un llamado a la puerta. —Mamá Sara, mamá Ava —bromeó Zari. —Levántense ya, vamos a detener a Jack el Destripador, según las palabras de Gideon. —Más tardó Zari, en decir esas palabras, que Ava en levantarse, colocarse una bata que cubriera su cuerpo desnudo, tomar sus ropas y correr al baño. — ¡Hey, no es justo! —gritó, mientras seguía a Mamá Ava, quien le ganó el baño.

John, Sara, Charlie y Zari, esperaron a que Ava saliera del baño y cuando lo hizo, estaba radiante, mientras caminaba hacía la cocina, y la escuchaban murmurar, lo que sabía sobre el asesino de Whitechapel.

Cuando las leyendas se reunieron en la cocina, encontraron a Ava temblando de la emoción y comiendo, mientras que los platillos favoritos de cada uno, estaban en la mesa. —Lamento mucho, tener que desanimarla, capitana Sharpe —dijo Gideon. Todos prestaron atención, a las siguientes palabras de la IA. —El anacronismo, demuestra que la identidad real de Jack el Destripador, es...

— ¡Gideon, no lo digas! —rogó Ava, quien tenía en la sala histórica de la Waverider, un mapa conceptual, que cada año se volvía más grande, sobre Jack el Destripador. ¡Solo me falta un mes, para tener todas las pistas y señalar a Chapman...!

—…Jill Laurel McDonough, una bailarina de ballet, con grandes conocimientos médicos y químicos, para la época. —Concretó Gideon.

— ¿Quién? —preguntó Ava visiblemente confundida. Las Leyendas, podían casi ver, como los engranajes en la cabeza de Ava, se ponían en funcionamiento. —Las identidades más probables de Jack el Destripador... identidades masculinas —miró a su esposa y al resto del equipo —eran: John Druitt, era un abogado e hijo de un cirujano de muy buena familia, que desapareció justo tras el crimen de Mary Kelly y cuyo cuerpo fue hallado un mes después flotando sin vida en el Támesis; al fallecimiento esa persona tenía 31 años. —Contó con un dedo. —El 13 de septiembre de 1888, la policía detuvo a un hombre que se dedicaba a la comercialización de carne. Un par de días antes de ese arresto, dos médicos de Whitechapel lo habían denunciado a causa de sus hábitos extraños, y su propia esposa declaró en su contra alegando que Joseph Isenschmid era violento, que siempre portaba encima grandes y afilados cuchillos, aún en los momentos en que la práctica de su oficio no se lo requería, y que había amenazado con matarla. —Todos, encontraban divertido y perturbador, el amplio conocimiento de la ex directora de la agencia del tiempo, sobre los asesinos seriales. Sabían que incluso, tenía un Podcast, dedicado a ellos. —Severin Klosowski, era un barbero polaco, residente a sus veintitrés años en el este de Londres en 1888, prefería que lo conocieran por un nombre más británico. Debido a tal vanidad adoptó el de George Chapman, tomando ese apellido típicamente inglés de una de sus ocasionales concubinas. Casualmente, el mismo apellido de la segunda de las víctimas canónicas de Jack el destripador. Las... las posibles mujeres, señaladas como "Jane La Destripadora", son solo dos y sus vidas son casi desconocidas. —Claramente, para Ava Sharpe, el hecho de que una mujer fuera el asesino más famoso del mundo, era algo inconcebible. —Una de ellas se llamaba Elizabeth Williams, era estéril y no podía conseguir satisfacción sexual y supuestamente, asesinaría a las cuatro víctimas canónicas, por celos. Otra mujer acusada de ser "Jill the Ripper" fue Mary Eleanor Pearcey (también identificada como Mary Eleanor Wheeler). Se trató de una joven convicta por asesinar a la esposa y a la pequeña hija de su amante. La condenaron a muerte, y en su época nadie manejó seriamente que, además, hubiera sido Jack el Destripador, aunque debido a su gran fuerza muscular se barruntó que también podía haber consumado los desmanes del Destripador.

—Cuando derrotaron a Mallus, la historia cambió, directora Sharpe —explicó Gideon. —Muchos hechos históricos cambiaron y se fijaron, sin que mis radares pudieran darse cuenta a tiempo, para modificarlos. En la línea de tiempo original, Severin Klosowski. En esta nueva línea de tiempo, si no se hace algo, la bailarina de Ballet, científica y química Jill McDonough, creará una bomba de la peste y causará un enorme número de muertes, y no solo en Inglaterra, sino en casi toda Europa y Asia.

— ¿Qué debemos hacer, Gideon? —preguntó John, mientras encendía su cigarrillo.

—No hay forma de evitar, que señorita McDonough se convierta en una asesina, —explicó Gideon. —La única salida que he encontrado, es si es criada en un ambiente distinto, a la Londres del siglo XIX.

Los ojos de Sara, se abrieron con asombro, ante lo que Gideon estaba pidiéndoles, entre líneas. Abrazó a su amada Ava, quien comenzó a temblar. — "Gideon..." —la voz de Sara, sonó como un susurro. — ¿Nos pides, que criemos a esta niña?

La I.A tardó en contestar. —Sí, capitana Lance. La línea de tiempo demuestra, que cuando la señorita McDonough, sea extraída de la línea de tiempo, aún en 1888, aparecerá otra persona que ocupará el puesto del Jack el Destripador original, pero que no causará millones de muertes, no solo en Londres, sino en Europa.

Criarían a una niña, para que creciera como una persona de bien. Evitarían que se convirtiera en una asesina en masa.

—Gideon: prepara nuestros vestidos —pidió Sara sonriente, sin poderlo evitar. Sus más grandiosos deseos, estaban por hacerse realidad: Formar una familia con Ava, era uno de ellos. El otro (el casarse con la mujer que amaba) aún estaba solo un poco, lejano.

—Capitanas, la información del padre de la señorita McDonough es desconocida. —Informó Gideon. —Su madre se llamaba Katherine McDonough y por eso, lleva este apellido y murió en el hospital, al darla a luz. Se trata de una niña humana ordinaria, aunque desafortunada, hasta este momento de su vida. Katherine mintió a las parteras, sobre una pulsera que llevaba. Dijo que algún día, una familiar suya, se presentaría con una pulsera idéntica y que así, podría reclamar a su hija.

—Gideon: danos una copia de la pulsera y prepara la nave de salto —ordenó Ava, quien no podía entender, como una niña así, se convertiría en una asesina Anacrónica y no iba a permitirlo.

—Nosotros le construiremos una habitación a Jill, en la antigua habitación de Mick —dijo Charlie sonriente.

—Enviaremos la basura de Mick al infierno, pues nunca se molestó en buscarlo —dijo John calmado.

«Nave de salto preparada para 1863, cuando la señorita McDonough, tendría 5 años de edad» avisó Gideon.

— ¿Estás asustada, por el hecho de adoptar a una niña? —preguntó Ava, acariciándole la espalda a su esposa.

—Mi amor... no sabemos NADA, sobre como criar a un niño —dijo Sara. —SÉ que quiero formar una familia contigo.

—Tenemos muchos hijos, cariño —bromeó Ava sonriente.

—Niños con cuerpos de adultos y que saben, cuando actuar seriamente —gruñó Sara, poniendo mala cara. ¿Ser madre?, ¿ahora mismo?, ¿con Ava?, ¿podría ella actuar como una madre?, ¿sería una buena madre?

—Mi amor, lo más próximo que necesitará ella, es un techo, una cama, comida y amor —dijo Ava. —Y sabemos, que el amor materno, vendrá de nosotras y tendrá muchos tíos con ella, para malcriarla y hacerla feliz. —Sara miró a su esposa, con una mezcla, entre felicidad por el lado materno de Ava, que no sabía que tenía y temor, de sí podía criar a una niña desamparada, como se lo merecía. —Lo haremos bien: voy a conseguir un montón de libros sobre la crianza de los hijos, y haré una carpeta con toda la información que podamos necesitar. Sé que es repentino, y probablemente tengamos tanto tiempo como sea necesario para que Gideon nos haga ropa apropiada para la época y nos la ponga antes de que vayamos y averigüemos cómo cuidarla para que podamos entender esto, pero... nunca habrá un momento perfecto, Sara, y esta niña nos necesita, ahora mismo.

-/-/Orfanato Santo Ángel, Londres 1863-/-

Sara y Ava esperaron en la oficina del orfanato, las paredes grises y las pocas fotos en blanco y negro, solo hacían el lugar más lúgubre. Ante ellas, estaba la superintendente del orfanato, quien les comunicó, que envió a que alguien les llevara a Jill.

Se habían inventado la historia de que Ava, (que era capaz de lograr una imitación razonable del acento de Gideon), era la tía de Jill y estaba casada con un "Capitán Lance" que se encontraba actualmente en la India, ayudando con las rutas de seda, y Sara era una "Señorita Sharpe", su ama de llaves.

Gideon les había proporcionado una copia de la pulsera, resultando ser idéntica a la que había utilizado la madre de Jill.

La forma de identificación que Gideon había hecho para ellas, habían pasado la prueba, y ahora solo tenían que esperar.

Entonces, la parte racional de Ava apareció, al tiempo que palidecía: Ava no sabía nada sobre ser un niño, y mucho menos criarlo. No estaba segura de qué habilidades y conocimientos debería tener un niño de cuatro años, pero tenía la sensación de que Jill se quedaría atrás. ¿Cómo la ayudarían? ¿Qué comería ella? ¿Qué juguetes le gustarían? Tendrían que elaborar un plan de vacunación, pensar en ir a la escuela en algún momento... Ava miró a Sara, deseando poder sostener su mano.

Al notar la situación de su esposa, la capitana colocó una mano, en el hombro de su amada, logrando que ella suspirara y la ansiedad se disipara un poco.

La puerta se abrió y la dueña del orfanato entró, seguida por una niña de cuatro años, que llevaba un vestido gris y sucio, que casi y parecía sacado de algún campo de concentración. La niña tenía el cabello rubio y muy sucio y empolvado, su rostro también estaba empolvado e igualmente sucio.

Ava abrió su boca por un momento, deseosa de preguntar, dónde estaban las cosas de Jill, pero su boca se cerró, cuando se dio cuenta de que la niña carecía de pertenencia alguna. Eso fue como un cuchillo caliente, atravesando el pecho de la ex – directora del Buró del Tiempo. —Hola, Jill, —dijo Ava, arrodillándose frente a la niña, una gran cantidad de instintos maternales que no sabía que tenía de repente se activaron. —Estamos aquí para llevarte a casa. —Jill levantó la vista brevemente, sus grandes ojos color azules miraron a Ava y luego Sara. Sara miró a la niña y le dedicó una sonrisa. —Te trajimos un abrigo, ya que hace un poco de frío afuera, —dijo Ava, tendiéndole el pequeño abrigo rojo que colgaba de su brazo. — ¿Quieres que te ayude a ponértelo? —A Sara se le cayó el corazón al piso, cuando se dio cuenta, de que Jill jamás había tenido posesión alguna, y la veía encantada y sonriente, al ponerse el abrigo, el cual comenzó a tocarlo y acariciarlo.

Salieron del edificio en silencio, y una vez que estuvieron en la calle, Jill se detuvo y miró hacia el cielo irregular. Ava la levantó sobre su cadera, no quería que caminara descalza por la calle sucia. Sara jugueteó con el mensajero del tiempo para llevarlos de vuelta a la Waverider lo antes posible para no llamar la atención de que eran dos mujeres bien vestidas con un niño sucio con un bonito abrigo en una zona conocida por el crimen.

—Está bien, nena. Las coordenadas son un conjunto. Solo necesito encontrar un callejón tranquilo. —Dijo Sara tranquila.

— ¿Quizás aquí? —sugirió Ava, mientras entraban en un callejón, y la rubia cargaba a la pequeña niña, en sus brazos. —No pasará mucho tiempo, Jill, —dijo, frotando la espalda de Jill. La niña se aferraba con fuerza a ella. Había estado apoyando la cabeza en el hombro de Ava, y ahora levantó la vista y captó la mirada de Ava. Ava sonrió. La comisura de la boca de la niña se torció. El corazón de Sara casi se derritió mientras los observaba.

—Vamos, —dijo Sara, preparando el reloj-portal y abriendo la puerta de una casa vacía cualquiera, al tiempo que proyectaba el pasillo de la Waverider en el interior. —Tiempo de ir a casa.