Fanfiction escrito por mi persona, sin fines lúdicos, basado en la obra de Ichiei Ishibumi, las novelas ligeras HighSchool DxD.
- High School DxD –
[Draconic X Deus]
Historia Corta
-Adoración a la diosa dragón!-
La maldición del Dios Dragón Caído
Rias apoyó la cabeza sobre sus brazos, en la mesa de su despacho.
Estaba agotada. Llevaba varios días trabajando sin descanso. Obligaciones familiares, la escuela… Y el club. Por no olvidarse de sus esclavos. ¿Cómo se lo hacia Grayfia? Ella apenas podía con todo. Y eso que ni tenía muchos siervos ni le daban muchos problemas.
CLAC
Alzando la mirada se vio a sí misma. Un rostro cansado y demacrado, con ojeras y la piel apagada.
-Pareces un zombi cocido al sol veraniego…- dijo una voz imposible de no reconocer.
Rias volvió a bajar la cabeza, gruñendo con fuerza.
-¿Y ya no me quieres?- preguntó cansada.
-Quizás un poco menos…-
Sus palabras la forzaron a incorporarse, mirando a su hermano menor molesta. Apoyado de espaldas al escritorio, junto a ella. Tan alto y endiabladamente provocativo como siempre.
Nunca podría agradecer lo suficiente a Heinrich lo que había hecho con él, lo que le había enseñado. Su estilo, gesticulación… Sumado al entrenamiento con Sairaorg… Se le hacia la boca agua.
¿Estaba preocupado por ella? Sabía que tenía obligaciones en otro lado...
-Tampoco es algo por lo que te tengas que preocupar. Con lo mucho que te quiero el que hayas perdido algunos puntos apenas afecta a la nota final…- tomando el espejo de mano del escritorio, dejándolo en su sitio en una de las estanterías.
-Llevo días sin parar…-
-Sin parar de hacer el tarugo…- volviendo a su sitio, acariciando su rostro, apartando algunos mechones de cabello –Y yo que pensaba que era imposible no verte hermosa…-
-Ise!- protestó Rias ahogando una ligera risa.
-Mi preciosa hermana está desafiando toda lógica dejándose ver como un…-
-Ni se te ocurra repetirlo, me ha quedado claro- suspirando pesadamente, cerrando sus ojos.
-Veamos…- tomando algunos documentos de la mesa. Analizando el motivo del cansancio de su hermana.
-Ise… ¿Cómo lo haces?- preguntó con un deje de voz, mirándolo fijamente, con la misma dulzura de siempre. Ningún cansancio harían mella en la mirada que siempre le dedicaba.
-¿El qué?-
-Tú llevas haciendo esto más tiempo que yo…-
-Asi es. Y lo hice para que pudieses tener una etapa estudiantil más plena y que haces?… Montar este tinglado y aceptar responsabilidades familiares, ya te vale, cariño…- revisando los documentos en su mano.
-¡Quería ayudarte!-
-Y por eso entraste voluntariamente en la boca del lobo…-
-¿Qué boca… de que hablas?-
-Aceptaste voluntariamente el régimen de tiranía de Grayfia, Ria-tan-
-…-
-Y encima ayudas a la friki de So-tan… ¿Por qué?-
-Porque somos amigas!-
-Me acuesto con su hermana y no me meto en estas historias… Ria-tan. So-tan quiere demostrar demasiado, no intentes ponerte a su altura, te quedarás plana-
-No seas malo con ella. Sabes que presión tiene… ¿Me ayudarás?-
-No me metas en tus líos…- dejando unos papeles en la mesa –Hablaré con Grayfia de esto, es una tontería… Que más tienes aquí...-
-¿Y con Sona?-
-¿Qué pasa con ella?-
-¿La ayudarás?-
-Sé que es tu amiga pero…-
-Necesita ayuda, Ise-
El castaño dejó el resto de los papeles en la mesa.
-Mi secreto son mis siervos, Ria-tan. Mis chicas son excepcionales-
-Ellos hacen lo que pueden. Son buenos chicos…-
-Pero no has elegido con cabeza. Shirone y Gasper no tendrían que estar…-
-No me arrepiento, Ise. Los quiero y estoy muy orgullosa de ellos- dijo la pelirroja mirándolo fijamente a los ojos.
El dragón se rindió tras unos segundos.
-Gasper y Yuuto pueden dar más de sí…- respondió Issei acariciándose la sien.
-Pero…-
-Gasper es muy bueno con los ordenadores. Tengo algunas ideas para él. Yuuto, por su lado, debería de ser nuestro enlace en el Comité, él ayudará a So-tan-
-¡!-
–Le Fay hará el resto hasta que Ravel esté libre… A cambio de algo- apartando los documentos antes de que Rias los alcanzase.
-¿A cambio de qué?-
-De que tú descanses-
-Pero…-
-Tengo un pequeño banquete esperándote en casa… Pero no voy a dejar que entres en casa con esas pintas…-
-¿Cómo qué no?-
-El agua caliente está preparada en la ducha que tienes ahí montada…-
-¿Una ducha?-
-Vamos, arriba!- exclamó Issei separándose de la mesa.
Manteniendo su mano semialzada, colocándola bajo el mentón de la chica… Rias se levantó, obedeciendo a su hermano mayor, sumisa.
Suspirando sorprendida, vio como el dragón empezaba a desvestirla.
Sonrojándose, su chaqueta cayó al suelo, seguida de su camisa. El sonrojo aumentó cuando su hermano se agachó para quitarle la falda… Besando sus piernas.
La pelirroja protestó divertida. Ahogando un chillido al ver sus bragas ser retiradas a traición.
-¡Ise!-
-Y ahora a por las gemelas!- alzándose, llevando las manos a la espalda de la demonio, retirando con habilidad la prenda, Rias se pegó tímidamente al cuerpo del castaño.
Completamente desnuda en el salón del club, en brazos de su amado hermano menor. ¿Y si venían Koneko o Kiba?
Lejos de importarle nada de eso, Issei se desnudó y la arrastró con él a la ducha instalada en el salón del club de ocultismo.
…
Cerrando los ojos, Rias disfrutó enormemente al sentir el agua caliente recorrer su cuerpo, llevándose la pesadez con ella. El agua recorría su cuerpo con detenimiento. Mimo y cuidado. Acariciando cada rincón de su sensible piel.
Sentía vivamente las manos de su hermano enjabonando su cabello, lentamente, pasando a enjuagarlo con cuidado. Sus dedos apartaron su larga cabellera, acariciando su cuello, su nuca. Unas caricias que arrancaron un suave gemido.
Issei sabía perfectamente que su cuello era su zona erógena… Pero eso estaba cambiando. Él era un hombre que prefería los hechos, con el incesante deseo de complacerlo siempre dejaba que hiciese con ellos lo que quisiese, llegando a apreciar sus caricias con el paso del tiempo, despertando en ella nuevos placeres.
Amaba que Issei hiciese de su cuerpo un culto personal, que la tratase como a una diosa a la que mostrar devoción y atención. Y tanta atención mostrada a sus senos había despertado una pasión en el corazón de la pelirroja, llegando a desear que jugase y los usase con asiduidad...
Apenas acariciando su contorno, la pelirroja se estremeció, girando su rostro para besarlo…
Los labios de los hermanos se juntaron con intensidad, pasionalmente.
El castaño apretó los pechos de la belleza, jugando con ellos, presionándolos, juntándolos, acariciando sus pezones.
Siempre tan obsesionado con sus pechos… Con su cuerpo… Con ella.
Él… Él… Siempre y solo él.
Quien cuidaba de ella. Siempre estaba para ella, era quien la atendía y la protegía. Siempre, desde que eran niños…
Pensar en él la hacía estremecer. Pensar en él le quitaba el sueño. Le impedía respirar… El dueño de sus sentimientos, de su voluntad, de su corazón… De su vida.
Su corazón latía por él, su amor por él recorría todos los rincones de su cuerpo. Él lo era todo…
-Te amo tanto…- susurró Rias girándose, pasando sus brazos por su cuello, dejando que el dragón la tomase entre sus brazos. Dejando que hiciese lo que quisiese con ella lo que le viniese en gana.
Llevándose todo el cansancio, todos sus pesares. Reseteando su mente. Poseyendo su cuerpo…
-Al día siguiente-
Como cualquier tarde, los Gremory al completo estaban reunidos en el salón principal. Los más jóvenes estaban en la mesa circular junto al sofá, sentadas en la alfombra jugando a un juego de mesa.
Irina, tirada en el suelo con una piruleta en la boca, miró el techo pensativa.
-Estaba pensando…-
-Ojo, ojo que Irina está pensando…- rio Xenovia tirando unos dados en la mesa.
-Yo también pienso, tu eres la que no piensas!-
-Eso es absurdo… ¿Eso estabas pensando?-
-Bufffff- volviendo su mirada al frente… balbuceó una idea que llevaba un tiempo en su mente.
"¿No deberíamos de tener algún tipo de Templo o Santuario para Ophis? Ella es una diosa dragón a fin de cuentas"
Tomando los dados de Xenovia, Koneko los movió en su mano antes de volver a lanzarlos.
-Los dragones siempre han sido adorados como dioses y son un símbolo de poder. Los dragones promedio suelen ser más poderosos que la mayoría de las demás criaturas. De ahí que a los más poderosos se les llame Dioses Dragones. Aunque es algo que para ellos no tiene importancia… Ni se les venera ni hacen uso de esos títulos entre ellos- respondió Rias sentada en el sofá con su camisón rosa de estar por casa, un pesado libro en mano.
-Los dragones que alcanzan la grandeza y demuestran ser dignos son llamados Reyes Dragones. Aunque no son lo más alto en el organigrama. En lo más alto están los Dioses Dragones- continuó Akeno, en el otro extremo del sofá, rodeando al menor de los Gremory, con otro libro en mano –Aunque lo de dignos es cuestionable…-
-Los he estudiado… Los Cinco Reyes Dragón… ¿Aunque los Dioses Dragones son dos?- preguntó Xenovia con curiosidad –La pequeña Ophis si tiene el titulo… Pero el otro… ¿No es el Dragón del Apocalipsis?-
-Dios Dragón del Infinito es el título de Ophis. El Verdadero Dios Dragón Emperador es el de Gran Rojo. Estudia, Xenovia!-
-Es demasiado confuso!- protestó dejando algunas cartas en la mesa, sonriendo al escuchar el gruñido de Irina. Había ganado la partida.
-Esa información es imprecisa. Os habéis olvidado de los dragones celestiales. No tan poderosos como un Dios Dragón, pero por encima de los Reyes Dragones- dijo Ravel con voz altanera, superior. No logró sobresaltar a nadie.
Xenovia pasó a sentarse en el suelo frente a los dragones puros en la estancia. Piernas dobladas, apoyando sus manos en sus tobillos, los ojos dorados se posaron con firmeza sobre Issei y Ophis. La niña estaba tumbada sobre el castaño, enganchada como una garrapata, completamente estirada, sus extremidades separadas. Issei no parecía molesto por ello.
No ofrecían una imagen muy… respetable.
De todos modos Xenovia no creía necesario que Issei tuviese un santuario. Prefería dedicarle todo su tiempo a él antes que estar arrodillada frente a una estatua de madera. Que todos sus pensamientos fuesen a hacer de la vida de su señor algo mejor...
Irina tampoco lo necesitaba ni creía conveniente. Él era su dios. Su señor y su todo. No hacía falta un santuario ni oraciones. Sólo hablarle con absoluta franqueza y sinceridad. Él la entendía y aceptaba como era. Y antes que orar en un santuario prefería atenderle en persona como a él más le gustaba.
Los ojos rojos se posaron sobre ella, despertando un sonrojó en su hermoso rostro. No importaba cuanto tiempo pasase. Xenovia y todas se sonrojaban al sentir su intensa mirada en ellas.
-Todos esos títulos no tienen valor para nosotros…- respondió Issei con un leve bostezo, sin ganas –Son títulos que los demás seres nos han dado. Y como no tenemos una sociedad o vivimos en grupos…-
-Es un maldito desastre administrativo, dígalo claramente- intervino Ravel.
-No tenemos administración, Ravel-
-¿No es eso un poco triste?- preguntó Le Fay sacando su rostro de su pesado libro.
-¿El qué?-
-No tener un hogar… Sois seres tan antiguos… Ni ciudades, ni restos… Me parece un poco triste…-
-No te falta razón, Fay. Es solo que no le damos importancia a esas cosas…-
-Son más animales que seres racionales- respondió Rossweisse desde la mesa principal, tecleando furiosa en un ordenador portátil, la mesa repleta de papeles –Sin ofender-
-Que lleves pantalones con esas piernas si es ofensivo-
Media docena de papeles hechos pelota volaron hacia el castaño. Sonrojada, escondió su rostro tras el monitor.
-Mi brillante Rose tiene razón. Quizás a pesar de ser tan inteligentes no dejamos de ser animales… Aunque no es del todo cierto que no tengamos hogar. Es decir, hay montañas… No sé si eso podría ser llamado hogar…- acariciándose la barbilla, pensativo.
Rias, dejando su libro a un lado, tomó su taza de té antes de apoyarse en el hombro de su hermano menor, imitando a la morena en el otro lado, antes de acariciar el cabello sedoso de Ophis.
-Aunque construir un templo esté fuera de nuestras posibilidades dada nuestra condición sí que podríamos hacer un pequeño santuario… Dime Ophis. ¿Te gustaría un pequeño santuario?-
La morena se incorporó levemente, sentándose con lentitud en el regazo de Issei. Mirándolo fijamente. Buscando su intervención.
-Un santuario, solo para ti. Allí te dejan ofrendas, regalos…-
-¿Plátanos?-
-A montones-
Ladeando la cabeza de lado a lado, como siempre hacia cuando estaba sumida en sus pensamientos, la niña diosa acabó asintiendo con energía.
-En el tejado podríamos poner uno…- empezó Rias mirando a su hermano menor con afecto.
-Ooooo podríamos comprar la casa de enfrente y levantar un enorme templo!- susurró Akeno en el oído del castaño -¿Qué me dices, Ophis? ¿Te levantamos un gigantesco templo donde todos puedan venir a adorarte?-
-Ophis no necesita un gran templo. A Ophis solo la tiene que adorar su adorado hermano-
Akeno sonrió adorablemente, acariciando la mejilla de la niña.
De su hija… adoptiva.
-Creo que Ophis se piensa que ese santuario es una especie de depósito de plátanos…- murmuró Gasper desde su caja.
-DxD-
Las vacaciones estivales habían llegado y fieles a su palabra, los Gremory se disponían a levantar ese santuario prometido a Ophis…
Issei bostezó, somnoliento, mirando a su sexy hermana mayor. No sabía mucho del asunto, ella lo había organizado con ayuda de las demás… Pero tenía que ser algo importante para reunirlos a todos.
Curioso, se giró para mirar el círculo de transporte instalado en uno de los sótanos del inmueble. No pasó mucho tiempo antes de que este se activase, levantándose un enorme torii rojo, un arco que ya había visto antes.
Deformándose el espacio dentro del torii, empezó a surgir humo de su interior. Dando paso a una pequeña figura, energética y sonriente.
-¡Cuánto tiempo!- exclamó una voz enérgica, juvenil -La hija de Yasaka, Kunou, ha llegado!-
La niña, rubia, vestida de miko y sus orejas y cola de zorro dorado, extendió sus dedos en señal de victoria. Tras ella, media docena de miko sirvientas se inclinaron levemente, saludando con cortesía.
Issei alzó las cejas, pasando a sonreír enormemente. A los pocos segundos ambos chillaron emocionados.
-¡KUNOUUUUUUU!-
-ISSEEEEEEEEEEEEIIIIIIIIII!-
Corriendo emocionada, la hija de Yasaka saltó a los brazos del dragón. Issei, cogiéndola al vuelo, giró sobre sí mismo, alzando a la niña en el aire.
-Pues no lo parece… Pero sí que es una zorra, si-
Los Gremory sonrieron nerviosos. Como parecía que Kunou no la había escuchado… Rias no le dijo nada a Akeno.
-DxD-
Subiendo hasta la sala de reuniones, las demonios miraban con dureza a la pareja. Issei no había dejado a Kunou tocar el suelo, sosteniéndola entre sus brazos contento.
Al haberse sentado todos en sus respectivas sillas, con Kunou sobre el regazo del demonio, las acompañantes realizaron una pronunciada reverencia y estallaron en nubes de humo, dejando a la niña sola en la residencia.
Saltándose el protocolo, Rias se levantó, apoyándose en la mesa junto al demonio, pegado, al demonio.
Kunou miró a la joven con curiosidad. ¿Estaba marcando territorio?
-Es un placer conocerte al fin, Kunou-chan. Me llamo Rias Gremory. He escuchado que mi hermano y mis sirvientes os dieron problemas en Kioto-
-El placer es mío. Me llamo Kunou, estaré a tu cuidado a partir de ahora- exclamó la niña bajando la cabeza para mirarla detenidamente -No nos dieron problemas. Nos ayudaron como nunca nadie antes!-
La pelirroja se miró el cuerpo. ¿Había algo extraño en su apariencia?
-Los rumores no exageraban! Eres tan hermosa… ¡Como se espera de la esposa legal!-
Rias parpadeó sorprendida.
-Agradezco el comentario pero… ¿Qué es eso de esposa legal?-
-Si! He escuchado que eres su hermana y su amante! Algo extraño en nuestra cultura pero… Eres la Esposa Legal! Mi madre me dijo que tengo que ganarme tu confianza y amistad para poder tener la autorización de tener los bebes del Dragón Celestial…-
La niña no había acabado de hablar que dos youkai surgieron de la nada, corriendo a taparle la boca a la pequeña princesa.
-Kunou-sama, no puedes ir hablando de los planes de la señora tan pronto!-
Apartando las manos de las sirvientas, las miró confundida.
-Pero es importante dejar una buena impresión! Y qué mejor que ser transparente! Eso hará que me gane su confianza. Si no logro que la esposa legal me vea como una potencial amante el plan Kioto! Descendiente del Dragón Celestial se irá al traste!-
-Hohohohoho… Adiós!- riendo nerviosas, las youkai se volvieron a marchar. Claramente no querían dar explicaciones.
Rias miró fijamente a su hermano con una ceja alzada. El castaño se encogió de hombros. Estaba tan desconcertado como ella.
-Kunou… ¿Qué es eso de Kioto – Plan Descendiente del Dragón Celestial?- preguntó Issei mirando a la niña.
-Pues… No puedo responder. Sé que no es una muestra de confianza, pero ruego vuestra comprensión!-
Los hermanos Gremory se miraron entre ellos, compartiendo pensamientos…
Ajenos a los hermanos, los siervos empezaron a hablar entre ellas.
-… Yo soy una de esas amantes, no?- preguntó Xenovia señalándose, hablando con Irina -Quiero decir. Soy su sirvienta. Su objeto... Eso incluye ser su amante... no?-
-Pues no lo sé… ¿Ser su más devota creyente también lo será, no? Le sirvo con mi cuerpo y mi alma... No sabía nada de eso de Esposa Legal!!! ¿Sabes algo Le Fay?-
-Ignoraba completamente que había algo así… ¿Ser su bruja esta incluido es ese grupo? ¿Cómo se me ha podido escapar eso?- susurró la maga nerviosa.
-No seáis ingenuas. Somos sus Estrellas, por supuesto que somos sus amantes- respondió Rose cruzándose de brazos. Intentando convencerse a sí misma.
-Precisamente. Sois sus Estrellas, no sus amantes. Nosotras somos sus amantes- susurró Akeno sonriente.
-¿Qué? ¡E-eso no es cierto!- protestó la asgardiana nerviosa -Hemos escalado posiciones desde simples conocidas a... a... calentar su cama...- bajando la mirada profundamente sonrojada.
-Si eso es cierto tenemos que ganarnos ese título, Xenovia! Tendremos que ser buena con Rias-san y hacer que nos incluya en ese grupo!- sentenció Irina.
-Por eso te dije que teníamos que venir… ¡Así les podremos sacar ventaja a nuestras onee-sama!-
Xenovia e Irina chocaron sus manos, llenas de voluntad y determinación.
Jugando con sus dedos, nerviosa, Ravel se inclinó hacia Koneko. Habiendo escuchado la conversación.
-¿Sus concubinas no eran un grupo hermético y cerrado, Koneko?-
-…No podías haber hecho una pregunta más ambigua… Pese a que las Regalía deberían de garantizar la fidelidad. Recientes estudios dicen que alguien expuesto al poder de los anillos de forma constante podría burlar el conjuro. Aunque Lavinia-senpai dice que solo sería aplicable a sujetos muy concretos…-
-¿Como por ejemplo su constante cercanía a las Líneas Ley?-
-El poder de Issei-senpai es el de la naturaleza, alguien que vive sobre esas líneas y que esta irradiada por el poder de las Regalía… Así que si. alguien con afinidad con el poder natural podría tenerlo con Issei-senpai-
-Issei-sama es nuestro. No podemos dejar que esta ni ninguna otra nos lo quite-
-No nos podemos permitir entradas no autorizadas ni grietas de seguridad. Issei-senpai es de todas nosotras. No podemos permitir que mujeres que ni siquiera conocemos puedan entrar en nuestro paraíso. Ni esta niña ni nadie…-
Las chicas hablaban por su cuenta, ignorando a la invitada y a los hermanos…
Tras la accidentada visita a Kioto parecía que Yasaka tenía ciertos planes y la motivación y entusiasmo de Kunou se habían vuelto incontenibles por lo que se había planteado que hacer con la pequeña.
Por su parte, Kunou inspiró con fuerza, reuniendo valor y confianza…
-Me han dicho que queréis hacer un Santuario para un Dragón! ¿Es eso correcto? Sois demonios, así que supongo que no sabéis como hacer uno! No os preocupéis! El zorro de nuevo colas… ¡La hija de Yasaka está aquí! Os enseñaré todo lo necesario para levantar un magnifico santuario! Contad conmigo!- exclamó la niña hinchando el pecho, llevándose las manos a la cintura -¿Cómo quieres ese santuario, Issei?-
-Oh, no, el santuario no es para mí- alzando la mirada, alzando los brazos… Una loli surgió de la nada, aterrizando sobre el demonio.
Kunou la miró sorprendida. La única presencia al margen de Issei con aura de dragón.
-La única persona que tiene aura de dragón en las cercanías es esta dama… ¿Es una dragona?-
Ophis miró a Issei, buscando aprobación. Rias lo miró con cara de circunstancias.
-Issei… Ella…-
-Lo tengo controlado… Kunou. Te presento a mi hermanita, Phis! Hacía tiempo que no nos veíamos, después de estar separados un tiempo ha regresado a casa. Quería celebrarlo levantándole un pequeño santuario. ¿Podrás hacerlo?-
Kunou miró a la dragona unos instantes antes de iluminar la sala con una sonrisa.
-Oh. Entonces quieres levantar un santuario para adorar a esta dragona como una Diosa Dragona!-
-Así es- devolvió la sonrisa el castaño. Agradeciendo que la niña lo aceptase sin pedir explicaciones.
-Pensaba que estábamos levantando un santuario para Isse pero… bueno, está bien! ¿Dónde vais a construirlo?-
-Tejado. Azotea. Allí tenemos espacio- respondió Issei señalando el tejado -¿Quieres verlo?-
-¡Por favor!-
-DxD-
Jardines flotantes.
El tejado, repleto de flores, otrora la pista de aterrizaje de GR-01, ahora era el jardín de las chicas. Una extensa parcela de terreno con media docena de parterres flotando, unidos entre ellos y al tejado por plantas enredaderas.
Eran el fruto del trabajo por parte de las chicas y su mayor orgullo , los jardines flotantes de la residencia Gremory.
Tanto Rias como Le Fay y algunas más inspiradas por su pasión, habían invertido cientos de horas en cultivar incluso un pequeño huerto ecológico. Con un agradable aroma a flores, el centro estaba decorado con mesas y sillas, un buen lugar para tomar el té. Era tan agradable que casi siempre había alguien en esa mesa disfrutando del buen tiempo…
Cualquiera diría que era un calzonazos, haber renunciado al espacio para aterrizar de su barco volador por unas plantas? Relax… El trato con su hermana pasaba por ceder ese terreno a cambio de colocar más sillas, sofás y otro mobiliario en la más elevada de las islas. Una isla bajo su estricto control y su norma de uso principal es que solo podían usarse vestimentas elegidas por él. Cabía mencionar que Issei vestía a todas las chicas de su casa. Pero las prendas de este rincón en concreto eran de un corte más íntimo...
En un rincón de la terraza habían dejado un espacio vacío. Un espacio que ahora querían usar… Alzando su mano derecha, chasqueó los dedos. Emitiendo un leve destello de luz que nadie excepto Akeno pareció percibir.
Kunou se movió nerviosa, ágil, reconociendo la parcela, pensando, calculando.
-¿Qué te parece?- preguntó Issei mirando de reojo su isla.
Akeno se relamió los labios.
Sonriendo, alzando el pulgar, la zorra asintió.
-Es bueno! Podemos construir un pequeño santuario con esta cantidad de terreno! Bien! Entonces si ya se para quien va a ser y donde se va a construir solo faltan las herramientas y los materiales!-
La niña aplaudió dos veces, tras un sonido sordo apareció una pantalla de humor pequeña, con un pequeño zorro cargando con una caja de madera.
La caja de madera brillante tenía un diseño elegante. Al abrir la caja la niña empezó a sacar herramientas de carpintero.
-Estas son herramientas históricas que hemos transmitido durante generaciones. Son las herramientas necesarias para refinar los materiales que serán usados en el santuario!-
Ofreciendo las herramientas con orgullo, no se percató del ligero miedo que recorrió los cuerpos de los demonios. Reconociendo, sin quererlo, la autoridad divina de las herramientas, que hacían temblar instintivamente a los habitantes del Inframundo.
-Son herramientas sagradas sin duda alguna. Si las tocamos podríamos quemarnos. Quizás con alguna magia de relajación, o podríamos cubrirlas con mitigantes pero eso reduciría su efectividad… Deberíais de pensaros seriamente si realmente queréis usarlas- informó Rossweisse sería.
-Yo me apunto. Tienen buena pinta…- respondió Issei.
-Y no me esperaba otra cosa. Pero para tu desagradecida suerte nosotras no dejaremos que te expongas a esos inconscientes peligros- insistió la asgardiana.
La valquiria y el dragón se sostuvieron la mirada.
-Mi amada Rose gana, si ella dice que no, pues no- indicó Issei.
Rossweisse se cruzó de brazos, inspirando orgullosa, satisfecha.
-Anda… Pues no había pensado en eso… ¿Construir un santuario no requiere un ritual divino?- exclamó Irina.
-Si es que hablo en serio cuando te digo que vas corta de neuronas…-
-¡Repite eso Xenovia!-
Kunou bajó su mirada, avergonzada.
-No había pensado en eso… Como yo puedo usarlas sin problemas… Aunque ahora que lo pienso aun entre mi pueblo solo unos pocos podemos usarlas…-
-Yyyyyy demuestra el entusiasmo y la dedicación que le has puesto al encargo. Por ello te damos las gracias- sonrió Issei acariciando su cabello –No te preocupes. Tenemos a magas con un cerebro privilegiado qué pensarán en algo… No sólo son hermosas, son tan inteligentes como guapas!-
-Pero Rose tiene razón, usar magia para poder sostenerlas… Si reducimos su influencia reduciremos su eficacia- susurró Rias mirando las herramientas.
Le Fay se acarició la barbilla pensativa.
-Podríamos…-
-¿Podríamos que?-
-¿No lo recordáis? En una de nuestras visitas a Asgard hace unos años asistimos a aquella fiesta privada en las estancias del dios del trueno… No recuerdo a cuento de que pero Issei-sama y Thor-sama acabaron compitiendo en una partida de dardos… Estos parecían ser divinos. Para poder usarlos una de las valquirias encantó unos guantes para que Issei-sama pudiese participar…-
-No recuerdo nada de eso. ¿Cuándo fue?-
-Rossweisse-sama… Estabas… Un poco bebida-
Sonrojándose violentamente, la mujer se giró. Evitando las miradas de todos los presentes.
-U-una profesora decente no hace esas cosas!-
-No serás la más decente, pero eres la mejor que conocemos!- dijo Xenovia orgullosa.
-Xenovia... eso ha sido un poco cruel...- susurró Irina en su oído.
-¿Qué? ¿Por que?-
Los demonios negaron con la cabeza, Rossweisse lloraba ligeramente.
-A-ayúdame, Le Fay. Creo que podré conseguir ese conjuro con unas llamadas…-
-Que sepas que no importa lo que bebas! Siempre serás mi profesora tipo favorito!- exclamó Issei alzando la voz.
Rossweisse le respondió con una mirada asesina.
-¿Recuerdas algo de eso, anata?-
-Que vaaaa… Iría borracho perdido… Pero vamos a aparcar ese tema… Tenemos las herramientas, Rose esta con los conjuros… ¿Cuál es el siguiente paso?-
Kunou sonrió traviesa.
-¡Conseguir la madera!-
Rossweisse y Le Fay se alejaron, intercambiando dudas y propuestas. La albina se tornó para buscar consejo en la Reina de Rias… Para darse cuenta de que ya no estaba.
Alzando la mirada frunció el cejo al ver que esta volaba hacia la isla flotante, el paraíso colgante, más elevado.
La reserva personal de Issei.
-Que desvergonzado-
-DxD-
Akeno aterrizó en la isla superior. Un jardín flotante reservado exclusivamente a Issei y las chicas. Ni los visitantes ni Kiba o Gasper podían alcanzarlo sin tocarse con una poderosa barrera. Una barrera que la dejó pasar sin la menor oposición.
En cuando sus zapatos tocaron el suelo su corazón empezó a bombear con fuerza.
Sentía como las demás desaparecían, se marchaban bien lejos, algunas otras se habían dedicado a otras cosas. No importaba. En el jardín solo estaba ella…
Un suave destello, una inapreciable vibración en su anillo, una respuesta a una llamada y ya no estaba sola.
Los detalles técnicos se le escapaban. Nunca se había molestado en comprender los entresijos de una de las Grandes Magias. Omnipresencia. Y francamente, sentía que no tenía necesidad.
Solo estaba agradecida. Y como buena chica, respondía a esa gratitud con devoción, fervor y sumisión.
Issei Gremory había partido con su hermana, Xenovia e Irina con Kunou a unas tierras protegidas en búsqueda del material con el que poder levantar el santuario a Ophis. Pero eso era algo que contrastaba con lo que le mostraban sus ojos ahora mismo.
Sus ojos violeta miraban, irradiando un desmedido afecto e irracional amor, al dragón frente a ella.
A su Issei. Solo para ella.
El dragón, sentado en uno de los numerosos asientos, la miraba hambriento. En silencio. Las palabras no eran necesarias. Su vínculo absoluto, telepático y empático, comunicaba todo lo necesario. Ella era un libro abierto para él. Sus deseos le llegaban con una completa y prístina claridad.
Alzando su mano, envió una esfera de luz a la morena. Akeno la tomó al vuelo, activando el hechizo en su interior. Sabiendo que iba a pasar.
ZUUUUM
Su ropa había cambiado. Issei siempre decidía cuál era su ropa, toda su ropa, en cada momento de cada día. Y ahora… Issei había decidido usar a su juguete sexual personal con ropa de bailarina oriental.
Un ajustado top negro que apenas tapaba nada. Unos pantalones de seda transparentes y una tanga. Delicadas pulseras en muñecas y tobillos. Un colgante dorado con una pequeña campana tocando su escote.
¿Quería que le bailase la danza del vientre?
Tragando saliva, Akeno empezó a caminar hacia él, deteniéndose a unos simples pasos, unos simples pasos de un larga jornada de placer.
Se detuvo intentando ocultar la molestia en su entrepierna, como la causa perdida que eran sus empapadas bragas la molestaban al caminar. Intentando ocultar su desesperación y necesidad. Lo húmeda que estaba por él.
Mirándolo a los ojos, recibió la orden.
Sonriente, se giró lentamente, mostrando su atuendo. Viendo su sonrisa de satisfacción, empezó su baile particular.
Llevándose las manos a la cabeza, alzando su cabello sensualmente, retorciéndose con una exquisita lentitud, ofreciendo su trasero, su cintura al dragón.
Bailó y bailó, ronroneando al sentir al castaño levantarse, tomándola de la cintura, acariciando su piel desnuda sin impedir su baile.
Provocativa hasta decir basta. Sensual hasta desafiar lo inimaginable. Akeno ahogó un chillido de placer al sentir la mano de su amo agarrarla del nacimiento de su coleta. Issei agarró con firmeza su cabeza, forzándola a besarlo… La morena gimió con fuerza.
Tan agresivo, tan posesivo.
Issei dominó sus labios, su lengua su boca, sin darle opción. Con experiencia y maestría. La ángel caído apenas puso resistencia.
Su mente se nublaba. Todo lo que hacia la volvía loca. Sabía perfectamente que quería, cuando lo quería, como lo quería. Un devoto amo que entendía a la perfección a su herramienta. La cuidaba, la mantenía y sabía sacarle el máximo rendimiento.
Porque él lo era todo para ella y en esos momentos quería ser eso, su herramienta. Su juguete para satisfacer sus instintos sexuales.
Jadeante, la morena tomó aire, llevando sus manos a la cintura de Issei, desabrochando el cinturón, dejándolo caer al suelo.
El dragón alzó una ceja, sonriendo vanidoso, afianzando el agarre en su cabello, acercando su rostro al suyo.
Akeno se arqueó, sumisa.
-Un poco desesperada, no crees?- siseó Issei a unos centímetros de los labios de la ángel caído.
-Por favor… Úsame… Déjame usarme…-
-Eres una buena chica… A las buenas chicas hay que premiarlas… Adelante- sentenció el castaño sentándose en el cómodo sofá plagado de cojines, separando sus piernas.
Akeno se llevó una mano a los labios, relamiéndose el índice sonrojada.
El cetro de su amo erguido para ella…
Arrodillándose, colocándose en su lugar en el mundo, entre las piernas de Issei. Posó sus manos en sus rodillas.
Siguiendo su entrenamiento cumplió con lo enseñado.
Las buenas chicas no usan sus manos…
-DxD-
Mientras las magas trabajaban en los guantes que se iban a usar, el cuerpo de trabajo más Rias y Kunou se desplazaron al bosque dispuesto. Un círculo mágico les transportó a un vergel antiguo e imponente.
Cada árbol del mismo era impresionante. Árboles que parecía que han estado viviendo durante siglos. Tanta era su altura que resultaba simplemente abrumadora.
No solo eran las dimensiones. La atmosfera espiritual. El silencio. El aire viciado… Vida natural sin presencia humana, vetada desde hacía milenios.
-¿Ya hemos llegado? ¿Era aquí?- preguntó Rias mirando a la pequeña zorra.
La coleta de Kunou se movió con energía.
-Como era de esperarse de la Esposa Legal. Un trabajo impecable. Hemos ido a parar justo en el sitio correcto!-
El castaño se alejó unos pasos, inspeccionando el terreno, tocando los árboles, agachándose para pasar sus dedos entre la tierra.
-¿Podemos tomar un árbol de este bosque?- preguntó Issei –Este bosque está protegido…-
Kunou movió las orejas curiosa.
-¿Cómo lo sabes?-
-Hay un aura que lo baña todo…-
-No tienes por qué preocuparte. Hemos hablado con el dios de la montaña. Podemos tomar un cedro envejecido-
-Anda… Pues ahora me sabe mal tomar uno de estos espectaculares árboles para hacerle el templo…- murmuró Irina decaída.
-Ophis puede ser adorable pero…- la siguió Xenovia.
Rias también se animó a tocar el árbol.
-¿No cree tu cultura que los objetos pueden tomar conciencia? Algo tan antiguo…-
-Esto va más allá de simples objetos o plantas o arboles… La energía divina que les protege les ha dado consciencia seguro…- indicó Issei.
-Issei. No hay motivo por el que preocuparse. Hace dos años, durante un desastre natural, un árbol de se rompió. Nos han dado permiso para usarlo-
Señalando en la distancia, tras no mucho andar, los demonios entendieron sus palabras. Y efectivamente, en medio de un risco, parcialmente caído, había un árbol partido por la mitad. Un relámpago quizás…
-Este árbol tiene casi 400 años. Nos pidieron que tomásemos las partes rotas y dejásemos el centro- indicó Kunou.
-¿Eso te tranquiliza, Irina?- preguntó Issei mirando a la castaña.
Xenovia sonrió motivada, chocando sus puños, colocando una mano en el tronco.
-¿No puedo tumbarlo de una torta? Pensaba ponerme a partir arboles con Durandal!-
-¿Pero qué clase de idea es esa? Eres una troglodita Xenovia! Las espadas son elegantes! Exigen finura! No se talan arboles con las espadas! ¿De dónde has sacado eso?-
Xenovia pasó a mirar a Issei directamente.
El castaño desvió la mirada, sabiendo que todas las mujeres lo miraban a él.
-Los troncos de entrenamiento se los ventilaba con nada… Necesitaba algo más grueso y en mayor número… Los Bael necesitaban desforestar para levantar un… Bah, no importa. Eso es el pasado…- gruñó el menor de los Gremory –Aunque cortar un árbol con cientos de años de vida en un monte sagrado con una espada sagrada legendaria no tiene mala…-
-Ni se te ocurra continuar con ese pensamiento, Issei- dijo Rias con media sonrisa.
-Pues nada… A esperar a que mis preciosas investigadoras hagan su trabajito…- murmuró Issei mirando el bosque con curiosidad.
-Le Fay y Rossweisse, eh?- indicó Rias.
-Aja-
-Y no Akeno-
-Le Fay y Rossweisse, sep-
-¿Y porque no las está ayudando Akeno, hermanito?-
-No lo sé, estará ocupada con otras cosas… Es una mujer muy capaz-
Kunou miraba el intercambio de palabras con interés. El castaño parecía desconocer de lo que hablaba la Esposa Legal, pero ella parecía tener una idea muy clara de lo que pasaba.
-Si tanto te interesa saber que está haciendo… Te diré que exactamente, ahora mismo, está haciendo un sándwich con mi pepino y sus dos melon…-
-¡Issei! Hay una niña delante!-
-No importa, Rias-dono. He visto el huerto que tenéis en el tejado. ¿En el sur hacéis bocadillos de verduras y frutas? Que cosas más extrañas… ¿Cómo los hacéis?-
-Si sigues los pasos de tu madre, en unos años te lo enseñaré… AH, AH! RIAS!- protestó el dragón sintiendo como la pelirroja tiraba de sus mejillas.
-Mientras llegan las herramientas debería de realizar un ritual… Estaré junto al árbol un rato…-
-¿Quieres que te ayude, Kunou?-
-¿Quieres? No debería de suponerte un problema pese a ser una demonio… Por favor, Esposa Legal!-
-Kunou-chan, llámame Rias, por favor-
Dejando al castaño tranquilo, las chicas se sentaron frente al árbol, juntando las manos, repitiendo unas oraciones de agradecimiento…
Apartándose unos metros, apoyándose en otro de los árboles, Issei miró a las dos parejas atentamente, con una sonrisa en el rostro.
No se giró cuando sintió un círculo mágico convocarse junto a él. Por el perfume sabía quién era.
-¿Os ha dado mucho trabajo?-
-En absoluto… Le Fay-chan es una chica muy aplicada. He traído lo básico para cortarlo, para cuando volváis estarán el resto listos- respondió una voz junto a él -¿Qué hacen?-
-Un ritual de agradecimiento a la tierra me imagino-
Viendo que Xenovia e Irina estaban alejadas y Rias estaba con Kunou… Rose se apoyó en el hombro del dragón.
-Muchas gracias por conseguir esos hechizos…-
-Solo he tenido que pedir unos cuantos favores… Que te pediré yo a cambio-
-Lo que quieras…- girándose levemente, tomando el mentón de la valquiria, besando sus labios dulcemente –Estaba pensando en agradecer a esta gente la madera… ¿Se te ocurre algo?-
-¿Qué gente? Estamos en un bosque rodeados de árboles, Issei-
-Arboles con consciencia…-
-No me has entendido. Esta gente de la que hablas no piensa como tú, no hay nada que puedas ofrecerles. Ni siquiera al dios que los protege… Más bien se generoso con los intermediarios. Obsequia con un presente a los youkai del Oeste-
-Mmm… Eres más inteligente de lo que parezco-
-Ja ja. Que simpático- abrazando su brazo.
-Te diría que te encargases de ello, pero capaz que eres de ir a un bazar y comprar cualquier chorrada…-
-No soy una tacaña! Es un mito infundado!-
-No te sulfures, cada uno tiene sus defectos y sus virtudes, menos yo. Y tú lo tienes casi todo, guapa, inteligente, simpática… Solo que eres una tacaña de manual-
-¿Cómo que menos tú? No eres tan perfecto como te crees, Issei-
-Noooo… Lo soy…- girándose, tomando a la albina de la cintura, colocándola contra el árbol –Niégamelo…-
-Lo niego, abiertamente!- suspirando pesadamente al sentir sus labios bajar a su cuello.
-No te veo muy convencida… Me sé una compensación…-
-¿Qué tienes pensando? ¿Mmm?-
-Tomaremos esa madera… Pero tú y yo nos vamos a quedar…-
-No te atreverías! Este es un espacio sagrado!-
-Que no me atrevería dice…- separándose de ella, colocando un dedo en sus labios.
Rossweisse, sonrojada, lo tomó entre sus labios.
-Enseguida vuelvo…- murmuró Issei guiñándole un ojo, alejándose a paso rápido –Chicas! Tengo un regalito para vosotras!-
Lanzando los guantes a las caballero, dirigiéndose a la pelirroja y la princesa.
-Decidme que habéis acabado de honrar a nuestro amigo vegetal porque las leñadoras están impacientes…-
-¡Sí! Adelante!- exclamó Kunou poniéndose en pie de un salto –Tenéis que seguir estos planos! Haced caso de los diagramas y todo irá bien!-
Rascándose las barbillas, Xenovia e Irina estudiaron el elaborado dibujo antes de colocarse los guantes y tomar las herramientas necesarias para cercenar la madera excedente.
Arrastrándola sin mucha dificultad, se trasladaron hasta el círculo mágico que les llevaría a casa.
Sonriendo inocentemente, el círculo transportó a Issei… Pero no a todo su ser. Perdiendo su inocencia, la sonrisa se tornó en una llena de lascivia. Abandonando el terreno usado para el transporte, volvió con la albina, tomando de la mano, separándola del árbol.
Tras unos minutos caminando, Issei encontró el sitio perfecto. Con unos sencillos círculos mágicos convocó una esterilla y varias botellas acompañadas de unas copas.
Retirando sus zapatos y su chaqueta, el dragón se tumbó cómodamente sobre la misma.
-¿Esto está bien?-
-Por supuesto que si…- respondió Issei rebuscando entre las botellas, llenando dos copas con líquidos diferentes -¿Te sientas?-
Haciendo lo indicado, la profesora se retiró los zapatos y la chaqueta.
El castaño, sentado con las piernas separadas, palmeó el suelo entre ellas.
Sonrojada, Rossweisse se sentó entre sus piernas, sonriendo al ver como rodeaba su vientre con sus brazos, apoyando su mentón en su hombro, protectoramente.
-¿Cuánto hace que no viajas a tu tierra?- preguntó Issei dulcemente.
-¿Quieres que me vaya?-
-A diferencia de las demás tú tienes lazos en otro lado, no quiero que los cortes por estar aquí, ya lo sabes-
-De eso hace mucho…- cerrando los ojos, disfrutando del momento.
-Hace unos meses, profesora-
-No me llames así…- rio la albina.
-Puede que tu familia no sea la mejor… Pero seguro que tienes grandes amigas… Y conocidos. Es tu tierra-
-Mi tierra… Es la tuya- admitió la asgardiana sonrojándose.
-Así como la mía es la tuya. ¿Quieres que te acompañemos?-
-¿Quieres ir a Asgard?-
-¿Por qué no? Es el Reino más antiguo de todos, seguro que es maravilloso…-
-Yo no lo recuerdo así… Aunque quizás ahora lo mire con otros ojos-
-Seguro que si… ¿Y no quieres viajar? Podrías hacernos de guía en las tierras inmortales de Asgard… Gabi enseñarnos la Ciudad de Plata… Y Sera me ha contado que hay mares de agua multicolor en el Inframundo…-
-Cualquier cosa menos los maravillosos montes nevados de Rumania!-
-¿No te gusta el frio?-
-Ese frio no, por las barbas de Odín!- rio Rossweisse.
-Se ha mencionado que podríamos usarlas para esquiar…-
-¿Esquiar?- preguntó la mujer interesada.
-Mmmm… Veo que hay algo que ha captado tu atención…- llenándose una copa con vino.
-Puede ser interesante… Solo eso- quitándole la copa, llevándosela a los labios sin dejar de mirarlo.
-Solo eso… ¿Le preguntamos a Fay por alguna actividad vacacional?-
-Demasiado intelectual. Si son vacaciones no quiero pensar… Solo distraerme!-
-Entonces Kuro es tu chica-
-Esa gata perezosa no sabría disfrutar de unas buenas vacaciones! Solo alquilaría una habitación de un hotel, quizás de un spa, y se pasaría allí una semana…-
-No te falta razón…- llenando la copa.
-Lavinia si tendría alguna idea…- propuso Rossweisse acurrucándose entre sus brazos –Pero me quedo contigo…-
-¿He hecho algo?- acabándose la copa, dejándola a un lado.
-Prefiero estar contigo, así, aquí, que estar en cualquier sesión de spa o de esquí…-
-Alguien se está poniendo egoísta… No te tenia por una persona egoísta, sensei…- enterrando su rostro entre sus mechones de cabello blanco.
-Perdóname por ponerme protectora con mi novio!-
-Oye, oye… Juraría que habías dicho NO tenías novio… Si tienes novio tendría que ser educado y dejarte…- separando sus brazos.
Rose los tomó al vuelo, volviendo a colocarlos sobre su cuerpo.
-¿Me vas a hacer decirlo?- protestó avergonzada.
-No hace falta…-
-Siempre he querido tener un novio… Guapo… Rico y…-
-¿Y?-
Tragando saliva, la asgardiana movió lentamente su trasero contra su cintura.
-Te has puesto mi perfume favorito…- siseó Issei acariciando el cuello de la albina con sus labios.
Rossweisse ladeó la cabeza, dejándole espacio, suspirando pesadamente.
-Tenías planeado traerme aquí…- exclamó el chico sorprendido.
-E-eso no es cierto…-
-Cualquiera que me conociese, que conozca mi casa, pensaría que Akeno o Suzaku son las más degeneradas… Incluso puede que Rias, Kuro, Vale… Que Xenovia es la sirvienta más devota… ¿Quién sospecharía que una estudiante modelo de Asgard es una zorra que usa su trabajo como profesora para follarse a sus estudiantes?- susurró Issei lamiendo su oído, sonriendo al sentir a la albina retorcerse en sus brazos.
-E-eso no es cierto…-
-¿Cómo qué no?- dijo el dragón, llevando sus manos a los enormes pechos de la semidiosa. Amasándolos suavemente –Siempre tentándome con esos vestidos ajustados…-
-Era mi uniforme de profesora… Pensaba que…- sonrojándose, mordiéndose el labio inferior al ver su camisa abierta. Como su sujetador de encaje era apartado. Sus pezones sensibles endureciéndose con el frio del exterior.
-Muy bien… Vamos a dar ese argumento por valido…- bajando una de sus manos hasta la entrepierna de la mujer, sonriendo satisfecho al ver como la albina era quien desabrochaba su propio pantalón, dándole acceso, ronroneando como una gatita, el dragón no se amedrentó.
Rossweisse liberó un fuerte gemido al sentir los dedos del castaño colarse por su ropa interior, empezando a acariciar su sexo.
Girando su rostro, trasladó sus impacientes manos al cabello del dragón, buscando sus labios. El demonio no se lo negó.
Devorando su boca, metiendo sus dedos con rapidez en su vagina, pinzando su pezón… La semidiosa se encontró perdida en un mar de placenteras sensaciones.
-Entonces… ¿Cómo explicas tus premios?-
Sonriendo traviesa, Rossweisse se separó, retirando toda prenda de ropa que le quedase, que le molestase.
-No sé de qué me hablas…- ronroneó la belleza a gatas frente a él, dándole castos besos en sus labios, acariciando con fuerza su entrepierna.
Insatisfecha retiró el cinturón, abrió los pantalones y los apartó rozando la desesperación. Observando, satisfecha, su objetivo.
-Explica tú de dónde has sacado este pollon, Issei…-
-Oye! Ese vocabulario! Que eres una jovencita bien educada!-
-Yo era una buena chica… Que viajó al extranjero para labrarme un futuro honrado, darle clases de magia a un príncipe demoniaco…- tomando el cetro del dragón, empezando a masturbarlo lentamente.
-Un objetivo muy noble… ¿Qué ocurrió?-
-Resulta que ese noble era algo así como un depredador sexual… Una libido insaciable…-
-¿Justo lo que buscabas puede ser?-
-Noooo! Yo era una joven inocente que buscaba…-
-No es lo que recuerdo…- dijo Issei acariciando su rostro –Recuerdo una chica modesta y profesional que me espiaba en el baño y que vestia trajes ceñidos en las tutorías…-
-Recuerdas mal-
-Creo que mi profesora era una belleza deseosa de una buena polla pero que se sentía demasiado temerosa de buscarla en su tierra y que su adorada abuela supiese que era eso, una vulgar mujerzuela-
-Que equivocado estas…- dejando caer algo de saliva en el falo, mejorando la masturbación -¿Y que más recuerdas?-
-La mejor parte… Los chantajes-
-¿Qué chantajes?-
-La degenerada con la que mi madre me dejaba todas las tardes tenía un deseo sexual irrefrenable que camuflaba como incentivos-
-Eso no me parece algo muy profesional…- ronroneó la albina relajándose en el suelo, apartando los mechones de cabello de su rostro.
-Oh si, recuerdo que me decía… Si mejoras en tu próximo examen te dejaré jugar con mis pechos… Seguro que nunca has visto una vagina, saca un 9 en los nacionales y te dejaré saborearla… Por no hablar de que siempre que acababa los deberes a tiempo se metía lo que tanto buscaba hasta la garganta… Y esto es justo lo que recuerdo- gimió el castaño llevando una mano a la cabeza de Rossweisse, masajeando su cabello mientras la chica se dedicaba, absorta, a devorar su polla.
Hacía rato que no le escuchaba.
-Ah… Que buenos tiempos aquellos… Ria-tan en su escuela pensando que estaba mejorando mis estudios mágicos mientras mi profesora me montaba como una desesperada… Y mi madre preocupada porque obviamente no progresaba en mis estudios…-
-Siempre has sido mal estudiante…- respondió Rose separándose de su pene, con un puente de saliva uniéndola a sus labios.
-Discrepo!- exclamó el chico tomando a la semidiosa de los brazos, colocándose tras ella, tomándola por la cintura, volviendo a jugar con su sexo mientras la besaba.
La mujer no había dejado de masturbarlo en todo este tiempo.
-Siempre he sido buen estudiante, solo que me centro en lo que de verdad me importa…-
-¿Y qué aprendiste en todo ese tiempo?-
-En cómo darte lo que deseas!- empujándola, obligándola a quedarse a gatas frente al dragón. Issei no tardó en abrir sus nalgas, posicionarse tras ella y penetrarla sin previo aviso.
Arqueando su espalda, la asgardiana liberó un fuerte gemido.
-Viniste al Inframundo buscando un novio guapo, rico y con un pollon. ¿Lo encontraste?-
-Ahh… ah… Ah!-
-¿Lo encontraste?-
PAM
Sin dejar de embestir a la albina, Issei palmeó el jugoso trasero de Rossweisse.
Apoyada sobre sus codos, la albina apenas podía pensar. Sentía que la estaba partiendo en dos.
PAM
-¡Responde!-
-Y-yo quería un novio que… Ah, ah!-
PAM
-¡Quería un hombre que me hiciese todo tipo de guarradas!-
PAM
-¿Cómo qué?-
-L-lo que me hiciste tú!-
PAM
-Que poco profesional…- protestó Issei agarrando sus nalgas –Pero no temas, eres mi profesora ideal…-
-Y-yo… Ahhhh-
-Nunca regresarás a Asgard, puedes ir de visita, pero vivirás aquí!- tomando su cabello con fuerza, aumentando sus embestidas –Díselo a tu abuela!-
La asgardiana gemía repetidamente, irremediablemente.
-Díselo… Dile que desde que te follé en mi dormitorio hace años juraste servirme para toda la eternidad-
-Y-yo-
-Te quiero, Rose. Eres mía… Que lo sepan… todos!- gruñó Issei tomándola de los brazos, del rostro, besándola con fuerza mientras se corría dentro de ella.
Sin fuerzas, la albina se dejó hacer, gimiendo en la boca del dragón, sintiendo su cuerpo convulsionarse con fuerza.
Jadeante acarició los brazos de su amante, a su merced, sin fuerza.
-L-le diré a todos… Que soy tuya- susurró en un deje de voz.
-Bien hecho… Mereces una recompensa!-
-¡¿Q-que?!-
Sin poder resistirse, Rose se encontró tumbada en el suelo, con el dragón sobre ella… montándola otra vez.
Abrazándolo con sus brazos, rodeando su cintura con sus piernas chilló y chilló.
Sus gemidos podían escucharse por el bosque…
"Lo diré! Lo diré!" pensó la albina con sus últimos vestigios de razón "Les diré a todos cuanto te amo!"
-Oh… Te amo con locura…- susurró la albina besando su hombro.
-¿Has dicho algo?- preguntó Issei deteniéndose.
-Que no pares de follarme… Nunca! Nunca!- tomando su rostro, besándolo con fuerza…
-DxD-
Decir que ellos tenían que hacer algo seria insultante y ofensivo. La madera llegaba al sótano de la residencia, donde era recogida por los zorros del Reino del Oeste que inmediatamente empezaban a trabajarlo.
-Apreciamos vuestra voluntad. Pero este es un trabajo que no podéis llevar a cabo- dijo uno de los asistentes.
-Estamos capacitados para este trabajo, Issei-dono. Los planos para la estructura están listos y los materiales estarán procesados en breve- respondió otro, realizando una pronunciada reverencia.
-Pues que lastima… Quería colaborar…-
-Puedes colaborar!- exclamó una voz tras él. Femenina. Orgullosa y llena de convicción.
-Hablo en la construcción, Ravel-
-Precisamente, tenemos mucho papeleo que poner en orden!- exclamó la belleza acercándose a él.
Issei alzó una ceja inmediatamente. Ravel tenía un vestido más… atrevido de lo normal. ¿Estaba preocupada por la conversación de antes?
Estas chicas y sus inseguridades… Aunque no se iba a quejar. ¿Ravel quería reafirmar su posición? Porque negárselo…
-DxD-
-¿Entonces solo tenemos que cortar?-
-En tramos de este grosor y longitud, por favor- dijo uno de los asistentes señalando el mapeado azul. El diagrama.
-Eso puedo hacerlo! Vamos Irina!-
-Vamos!-
Rias observaba como trabajaban con presteza, animadas y llenas de energía, como siempre… Girándose para volverse a mirar a Kunou, que no le quitaba ojo de encima.
-Kunou no para de sorprenderse… ¿Cómo es capaz la Esposa Legal-sama de mantener esa figura? ¿Es la figura que desea Isse?-
-No hago nada especial, la verdad… Y sí. Eso sí tiene mucho trabajo detrás. Cumplo todo lo que Issei busca en una mujer… Y Kunou-chan, no te he dicho que no me llames así?- la riñó con una sonrisa.
-¿Es así? Ah, yo… te pido perdón!... Entonces… ¿Me debo dirigir a ti como señora?-
-No, no. Eso no está bien- negando con su índice –Llámame Rias. Tú me llamas Rias y yo te llamaré Kunou, como Issei. ¿Vale?-
El rostro de Kunou se iluminó.
-… Como se esperaba de la hermana mayor de Ise! Rias imponiendo orden jerárquico… Es en estos momentos cuando me alegro de haberme incorporado pronto!- exclamó Xenovia girándose hacia Issei con Durandal en mano -¡Ise! He estado pensando recientemente que tengo que incrementar mi poder femenino!-
-¿Qué tienes que hacer que?- preguntó Issei alzando una ceja.
-¡Aumentaré tanto mi poder femenino que nadie en el Club me podrá ganar!- cortando uno de los arboles por la mitad.
Negando con la cabeza… El dragón dejó hacer a su sirvienta a placer.
-DxD-
Kunou movía sus orejas, nerviosa. Sentada en la enorme mesa del salón principal. La joven youkai miraba con entusiasmo como un baile de chicas recorría la sala, perfectamente organizadas, dejando decenas de platos de comida en la mesa decorada con manteles blancos. Copas de cristal y cubertería de plata…
-En su día tuvisteis la amabilidad de atender a mi hermano y sus sirvientas, me siento obligada a responderte de igual manera. Lo mejor y más atento que puedo dedicarte es…-
-No te dejes engañar… Quieren usarte para poner a prueba otra vez quien es la mejor cocinera… Eres un pobre sujeto de pruebas para sus platos- dijo Issei tras la pelirroja.
-¡Eso no es cierto!- protestó Rias sonrojada –Haremos honor a esa amabilidad ofreciéndote lo mejor que tenemos en esta casa… Nuestros platillos!- apartándose, señalando la mesa llena de comida.
-Ohhhhh! Que festín! ¿Esto es una fiesta?-
-En realidad solemos cenar así cada día- respondió Akeno sentándose en uno de los extremos. Junto a Issei, que encabezaba la mesa. Al otro extremo de Rias.
Ophis se subió al regazo de Issei.
Poco a poco las chicas se fueron repartiendo por la mesa, empezando a comer entre numerosas conversaciones.
La joven youkai miraba a lado y lado demasiado animada como para comer.
-¿Esto lo hacéis cada día?-
-¿No te gusta nada, Kunou?- preguntó Issei desde el otro lado de la mesa.
-No! No! Está todo muy bueno es solo que…-
-La carne está muy grande, déjamela…- dijo Rossweisse tomando su plato, cortando en trozos más pequeños su comida.
-Y tienes que probar esto, es mi nueva receta!- dijo Le Fay dejando un plato con puré a su lado.
-Muchas gracias, Rossweisse-sama, Le Fay-sama!- exclamó la niña contenta -¿Esto lo habéis hecho vosotras?-
-Así es. Nos gusta cocinar- respondió Irina –Aunque no todas lo hacemos igual…- mirando a Xenovia.
-¿Por qué me miras así? Eres tú la que siempre recurre o a cocina prefabricada o a las mismas recetas!-
-¿Qué? Repite eso!-
-¿Lo dices porque no ves sirvientas?- preguntó Issei llevando una cuchara a la boca de Ophis.
-¡Sí!-
-Verás… A pesar de haberme criado con los Gremory crecí con el personal mínimo a mi servicio, por lo que siempre he sido bastante autosuficiente. A pesar de que ahora somos unos cuantos y eso es más trabajo, también tenemos más manos para hacerlo todo-
-¿Entonces no tuviste una educación de príncipe?-
Issei miró a Rias con una sonrisa burlona.
-No te atrevas a decirlo, Ise- refunfuñó la pelirroja.
-No. Crecí lejos del castillo. Con solo dos sirvientas atendiéndome, el resto eran profesores e instructores- volviendo a dar de comer a Ophis.
-¡Hasta mi llegada!- exclamó Xenovia orgullosa.
-¿Por qué tu llegada?- preguntó Kunou.
-¡Yo soy su más fiel y antigua sirvienta! Soy LA sirvienta!- llevándose un puño al pecho, sobre su corazón –La única y autentica! Educada exclusivamente para atender todas sus necesidades! Cosa que llevo haciendo desde que era una enana!-
-¿Tenías que sacar el tema? ¿Te recuerdo que YO soy su amiga de la infancia? Lo conozco de antes! De mucho antes!- protestó Irina.
-Eso no importa. Toda la antigüedad que tenías se perdió al irte, Irina. Te has quedado atrás, muy atrás-
-¡No es culpa mía! No podía hacer nada!-
La peliazul no aceptó las palabras de la castaña.
-Nuestros padres siempre han sido comprensivos y tolerantes respecto a nuestra independencia, Kunou- resumió Rias centrada en su comida.
-Ya veo… A Rossweisse-sensei la conozco… Era la profesora de Ise… Le Fay-chan llegó en un momento crítico, como lluvia en el desierto… Pero el resto…- mirando a Koneko y Akeno.
-Yo me llamo Koneko…- se introdujo la albina –Estoy al servicio de Rias-Buchou desde hace años…-
-¿Eres una nekomata?-
Koneko asintió liberando sus orejas.
Kunou rio emocionada. Otra youkai en la sala!
-Yo soy Akeno, la novia, la primera mujer, la sacerdotisa exclusiva de Ise!- dijo Akeno con orgullo, esgrimiendo una gigantesca sonrisa.
El silencio se hizo en la sala.
Kunou la miró con curiosidad.
-¿Qué es eso de… la novia?- preguntó, ladeando la cabeza.
-Yo soy su novia, oficial. El resto son…-
-Son que, responde, vamos, Akeno- murmuró Rias, seria.
-Concubinas- dijo claramente la morena, mirándola fijamente. Retandola.
-Pero pensaba que Rias era la esposa legal…-
-¿Esposa legal? Jejejeje. ¿Eso te lo has inventado tú, Rias? Tu eres la hermana, la adorable y amada hermana, pero pese a todo, hermana-
Rias apretó los puños molesta.
-Estrictamente hablando es la novia porque Suzaku-sama no está…- susurró Le Fay.
-Está claro que la sacerdotisa es ella…- continuó Xenovia.
-Y aquí muchas esposas legales y novias pero bien que lo dicen cuando esa terrorista chupasangre está lejos…- farfulló Rossweisse –Con ella aquí nadie se atreve a decir esas cosas- llevándose el tenedor a la boca.
-Tú y yo hablaremos largo y tengo luego, Akeno- siseó Rias mientras Akeno reía divertida.
-¿Y tú eres…- preguntó Kunou mirando a la menor de los Phenex.
Echándose su silla hacia atrás, Ravel se levantó orgullosa.
-¡Muy buena pregunta! Soy Ravel! Ravel Phenex! La manager! La más dedicada y afectuosa concubina de Issei! Y aunque sea la última en llegar no perderé ante ninguna de vosotras!- exclamó la rubia señalándolas a todas.
Ninguna reaccionó con especial atención.
-Que… curioso- murmuró Kunou mirándolas a todas.
-Y lo que te falta por saber aún- rio Issei –Parte de mi equipo mi está aquí. Ahora mismo están esparcidas por el mundo con varias misiones… Pero me gustaría que las conocieses pronto-
-¿Hay más?-
-Y las no esclavas, como la alas blancas o la alas negras- murmuró Ophis tirando de la manga del castaño, señalando otro plato.
-A madre, cuando era pequeño, le preocupaba que acabase siendo alguien asocial… Le preocupaba que lejos de todas las sirvientas, perdiese la perspectiva de quien tenía que ser, como noble- empezó Issei.
-Mmm Mmm- asintió Kunou comiendo poco a poco, con educación.
-Pero sus dudas acabaron siendo infundadas, aprendiendo a apreciar las pequeñas compañías. Tanta soledad hizo que apreciase mucho más las siguientes y como noble, me encontré rodeado de muchas personas. Uní ambas a mi manera, la necesidad de sentirme querido y la obligación de estar rodeado…- mirando a las chicas en la mesa –Y este es el resultado. Todo lo que más quiero en una sola mesa. Y aunque haya novias que estén fuera, las extraño en todo momento y en su conjunto, les doy las gracias por estar a mi lado. Y por ello, Kunou, me gustaría que fueses amable con ellas, trátalas como si fuese yo mismo, porque yo, sin ellas, no sería yo-
Las novias lo miraron en silencio, sonrientes.
-Y Phis!- exclamó la dragona alzando las manos.
-Y por supuesto, no nos olvidemos de mi hermanita pequeña. La loli entre lolis, la loli suprema!-
-Esa es Phis!- chilló contenta. Satisfecha.
-Las tienes que querer mucho...- dijo Kunou en un susurro.
-Las quiero con locura. Lo son todo para mi- respondió Issei con franqueza.
Las mujeres pasaron a mirar su plato, sonrojadas.
-Dejando los sentimentalismos a un lado… Dime pequeña, como está tu madre?-
Todas las novias lo miraron con seriedad. El castaño las ignoró olímpicamente. Los sonrojos y las sonrisas habían desaparecido. Todas.
-Okaa-sama está profundamente agradecida contigo! Me ha pedido que te diga que espera ansiosa una oportunidad para devolverte tanta gratitud!-
-Pues ahora que lo dices…- dijo Issei dejando los cubiertos en la mesa, echándose contra el respaldo de la silla –Se me ocurren unas cuantas maneras de…-
-¡Issei!- exclamaron todas las novias al unísono, perfectamente sincronizadas –Ni te atrevas!-
Un aura negativa surgió de las chicas, sorprendiendo a Kunou, que movía sus orejas confundida.
-DxD-
Esparcidas por el salón, las chicas se encontraban cómodamente haciendo actividades hogareñas.
Mientras algunas leían, Koneko pasaba los canales de la televisión, Kunou jugaba a las cartas con Irina y Xenovia.
-Neko! Nos falta un jugador! Vamossss- preguntó Xenovia echándose hacia atrás.
-Ahora no me apetece…-
-Te dejaremos ganar…- propuso Irina.
-No necesito que me dejéis ganar- murmuró Koneko.
-¿Pero no es por eso que no juegas con nosotras? ¿Por qué siempre pierdes?-
Una de las cejas de Koneko empezó a temblar.
-Os vais a enterar… ¿A que estáis jugando?- exclamó la albina sentándose junto a la youkai.
Issei las miraba desde el sofá, cuando uno de los asistentes youkai se inclinó, tras él, hacia él.
-Disculpe, Issei-sama…-
-Perdonad- dijo Issei levantándose, caminando hacia ellos -¿En que os puedo ayudar?-
Ravel y Rose lo vieron, imitándolo, colocándose junto al dragón.
-Tenemos un cargamento de regalos que hemos traído como muestra de gratitud de Yasaka-sama. ¿Qué debemoshacer con ello?-
-Ravel, preguntadle a ella- indicó Issei –Es mi asistenta, cuenta con mi plena confianza… Y quería hablaros de algo al respecto-
-¿Qué puedo hacer por usted, Issei-sama?-
-También tenemos unos regalos, Rose los tiene preparados. Os dirá como y cuando deben de ser transportados. Si tenéis alguna duda al respecto os la aclarará…-
-¿Presentes? No son necesarios, Issei-sama!-
-Por supuesto. Valoro mucho que hayáis accedido a construirle un templo a mi hermana pequeña. He preparado una planta entera para que os hospedéis hasta la finalización del proyecto, tiene todo lo que podríais necesitar, pero pese a todo si hay algo que necesitéis o que queráis cambiar solo decídselo a Ravel, no escatimaremos en gastos para haceros la estancia lo mas cómoda posible-
-Issei-sama, es más de lo que podemos desear…- dijeron los asistentes youkai emocionados.
-Nada, nada. Es lo mínimo que podemos hacer. Respetamos mucho nuestra nueva relación con vuestro pueblo…-
-Yo quiero tener algunas palabras con vosotros!- intervino Ravel -¿Alguno de vosotros esta al cargo de Kunou?-
-Yo. ¿Por algún motivo en concreto?- respondió una de las youkai.
-Quiero asegurarme que su habitación es culturalmente correcta. Nunca he estado en Kioto y ella es una princesa. Todo debe de estar perfecto!-
La youkai la miró sorprendido.
-Ravel, yo me haré cargo de recepcionar los envíos- dijo Rose –Tengo que bajar al almacén igualmente-
-Me parece bien, te lo encomiendo entonces- dijo la rubia antes de marcharse con parte del equipo de trabajo youkai. Rossweisse se marchó con el otro.
Solo uno de ellos se quedó con él. El líder del grupo de artesanos.
-Hablo en nombre de Yasaka-sama cuando digo que estamos profundamente agradecidos por su atención y consideración, Issei-sama-
-No hace falta que me las deis…-
-Pero es necesario. Ya van dos veces que nos salváis del desastre… Tras las Guerras Youkai pensábamos que nuestro pueblo estaría en paz…-
-…-
-Nunca nos habíamos alegrado tanto de tener tan considerados aliados…-
Issei colocó una mano en su hombro.
-Nada, nada. Los afortunados somos nosotros. ¿Sabes? A mi hermana Rias le encanta todo lo tradicional…-
-Entonces podéis decirle que en Kioto la recibiremos encantados!-
-Le pediré a madre que la acompañe, es una adoradora de vuestros exquisitos dulces-
-Será un honor recibir a su familia, Issei-sama-
-El honor es nuestro, créeme-
El joven Gremory vio pasar a Kunou, corriendo por el pasillo cogida de la mano de Ophis, de refilón. La pareja de niñas subió a toda prisa por las escaleras hasta perderse en las plantas superiores.
Parecía que se llevaban bien, si era una buena influencia para Ophis podía pedirle que se dejase caer más por la residencia, aunque tocaría hablar con su madre…
-DxD-
Pronto regresó al salón, dejando dos cajas de madera en la mesa circular entre los sofás.
-¡Ise! Dime que son dulces de esos tan ricos que probamos en Kioto!- exclamó Xenovia caminando a gatas hacia él.
La tía no se había molestado en levantarse.
Sonriendo divertido, abrió una de las cajas, dejando algunas piezas en un platillo, tomando uno entre sus dedos… Desplazándolo a los labios separados de Xenovia.
Provocativa, dejó que lo metiese en su boca, sellándola con los dedos del chico dentro, relamiéndolos con lascivia.
-¡Xenovia! Eso es trampa!- chilló Irina celosa.
-Os los dejo aquí, y os recuerdo que algunas no los han probado… No os los comáis todos…- mirando a Irina y Le Fay.
-Y-yo estoy a dieta…- susurró la maga escondiendo su rostro tras un libro… mirando de reojo la caja con dulces.
Riendo levemente volvió a su sitio, al sofá entre Rias y Akeno, que se apoyaron contra él al instante, colocando sus manos en su pecho. Dejando el platillo en su regazo, pasó los brazos tras los hombros de las chicas, dejando las manos en sus delgadas cinturas, pegándolas a él. Marcándolas como suyas.
-Adelante, probadlos, los recuerdo exquisitos-
-¿No quieres, anata?- preguntó Akeno mirándolos curiosa.
-Ya tuve mi ración, no tengo tanta hambre-
-Con permiso entonces!- dijo Rias antes de tomar uno entre sus dedos, ronroneando levemente al sentir como sus sabores recorrían su paladar.
-¿Están buenos?-
-Mmmmmmmmm!- asintió Rias contenta.
-Han traído muchas cajas. Pensaba enviar algunas a casa, pero mama dice que o las llevamos en persona o no las quiere- dijo Issei.
-¿Qué haremos con ellas entonces?- preguntó la morena tomando una pieza delicadamente.
-Fácil. Se las he mandado a Grayfia, ya están en la despensa del Castillo-
-Mama se va a enfadar- rio Rias tomando otra pieza.
-Estará enfadada lo que tarde en ver que contienen estas cajitas…- exclamó Issei con una carcajada, alzando una ceja al ver a la niña volver a toda prisa, saltando levemente, aterrizando en el centro del salón con los brazos en alto.
-¡TADAAAAAAAAAAA! Yo también tengo uniforme escolar!-
El uniforme, grande y holgado para su delgado cuerpo infantil, era sin duda alguna, el de la academia Kuoh.
-Kunou! ¿De dónde lo has sacado?-
-Lo compre online! Tengo entendido que es una prenda de ropa popular en el Inframundo! Es famoso entre las chicas!-
-¿En serio?- preguntó Rias con curiosidad.
-Sir-tan me dijo que como el duelo contra So-tan se hizo con los uniformes escolares, al haberse transmitido a todo el Inframundo, se está vendiendo como los churros calientes en invierno…- respondió Issei divertido –Que orgulloso que estoy!-
-También he oído que lo diseñaste tu…- susurró Kunou mirando sus mangas. Pese a que era una talla reducida, seguía siendo muy grande para ella.
-No fue solo cosa mía, Sera y Lavi me ayudaron… Y no te preocupes por el tamaño. Está diseñado para realzar ciertos aspectos del cuerpo femenino, aún es pronto para ti. Aunque igualmente te ves preciosa, Kunou. Seguro que en unos años aun te quedará mejor!-
-H-Hmm! Me convertiré en una mujer que se verá bien con este uniforme así que espérame!- exclamó Kunou sonrojada, moviéndose nerviosa.
Las novias volvieron a centrar su atención en el dragón.
-Y cuando me convierta en una estudiante de secundaria me inscribiré en la Academia Kuoh! Ya lo he hablado con mi madre!-
El dragón la miró sorprendido.
-¿Quieres venir a estudiar aquí?-
-¿No puedo?-
-Por supuesto que puedes, y más si Yasaka ha dado su permiso… En unos años… ¿Estudiante de Secundaria? ¿Con los genes de Yasaka? Mmmm…-
Rias tiró de una de sus mejillas, Akeno de la otra.
-Si quieres pechos aquí tienes los que quieras… Recuerda que los de tu zorra exclusiva siempre están disponibles para ti…- susurró Akeno lamiendo su oreja seductoramente.
-¿Estás pensando en algo cochino, verdad?- preguntó Koneko con una mirada severa.
Ravel se rió en voz baja.
-Issei-sama, por favor. No toque a niñas pequeñas que sean más que pequeñas que Koneko-chan-
-… No soy una niña pequeña. Pronto mis pechos se harán tan grandes como los de mi onee-sama-
-Ara, nosotras no podemos estar seguras de que una hermana será glamurosa solo porque su hermana mayor sea una belleza- respondió Ravel llevándose una mano al rostro, preocupada.
-Uuuuuu! Mis pechos crecerán! Crecerán más que los de Ravel!-
La gata y la pájaro de nuevo discutiendo…
-… Yo también quiero estudiar allí…- dijo una tercera voz, más apagada y seria.
Girando su rostro, Issei abrió los ojos sorprendido. Ophis también tenía el uniforme puesto!
Igual de grande, le quedaba adorablemente bien.
-Mi niña preciosa! Mira que bien que te queda!- exclamó Issei reincorporándose, mirando fijamente a la diosa dragona que se acercó a él, sonriendo contenta al sentir como las manos del menor de los Gremory acariciaban su cabello negro.
-También quiero probarme la ropa de Kunou, iré de sacerdotisa!-
-¡Y yo quiero probarme la ropa de Phis-chan!- exclamó Kunou colocándose junto a la morena.
Issei sonrió internamente. Ophis estaba animada y contenta con la presencia de Kunou.
Y por ello le daba las gracias de todo corazón.
-DxD-
Tras trabajar todo el fin de semana, los artesanos acabaron el tratamiento de la madera. Entrando en la etapa final de la construcción del santuario.
Las maderas, perfectamente trabajadas, encajaron con facilidad sobre el rincón de hormigón seco preparado para recibir el santuario.
-… Ya debería de estar listo- sentenció Kiba secándose unas gotas de sudor de la frente, apartándose para que las chicas lo viesen acabado.
-Espera, espera!- dijo Xenovia cargando un enorme torii rojo, dejándolo en el suelo sobre el santuario mientras Irina le ataba unas cuerdas de paja.
Le Fay dejó una pequeña caja de madera frente al santuario. Una caja de ofrendas.
Al santuario solo le faltaba la estatua… Y Rossweisse dejó dos figuras en el altar, para apartarse rápidamente.
Dos estatuas, gemelas. Una blanca y una roja.
El cuello de Issei se torció de forma antinatural. Su mirada, extraña y perdida, su mueca, horrible.
-Antes de que digas nada, Issei, escucha a Kunou…- lo tranquilizó Rias.
-Sé que no te hace gracia, anata, pero escucha- insistió Akeno acariciando su pecho.
-Phis pidió las estatuas de los dragones gemelos… El blanco y el rojo- dijo Kunou mirando al castaño preocupada.
-Lo pidió Phis, eh?- caminando al frente.
Ophis e Issei se plantaron frente al altar, mirando fijamente las estatuas.
Issei tomó la estatua del blanco, tirándola al aire, convocando una esfera de poder en su dedo índice, la energía dragontina desintegró la estatua al vuelo –A tomar por culo con el blanco-
Ophis tomó la estatua del rojo… Estrujándola, destrozándola sin dificultad –Rojo, cabrón, muere-
Rias suspiró pesadamente, negando con la cabeza. Señalando con su cabeza a su hermano, Xenovia e Irina apartaron al castaño del altar. Akeno y Le Fay se llevaron a Ophis de la mano.
Rossweisse repuso las estatuas.
-Tenemos cientos de ellas en el almacén, este era un resultado previsible…-
-¿Están mal?- preguntó Kunou preocupada.
-Está perfecto, Kunou. Es solo que los dragones son peculiares, lo entenderás con el tiempo-
-Entiendo… Lo siguiente… Habría que hacer una ceremonia. La haremos en breve, esto de momento será suficiente. Si hiciésemos una ceremonia completa, el poder del santuario sería demasiado fuerte para los demonios-
-¿Si es un santuario divino, le pediremos un deseo a Phis?- preguntó Akeno divertida.
-¿Qué?- preguntó Ophis al verse traslada en volandas hasta quedarse de espaldas al santuario, frente a todos los presentes.
-Venga chavales, de uno en uno vais a pasar por la palestra- ordenó Issei junto a la morena.
-Si tocáis alguna de las estatuas me voy a enfadar!- siseó Rias acercándose a ellos.
-Lo entiendo- dijo Issei.
-Si mi hermano lo entiende yo también-
-Bien…- girándose, caminando hacia las chicas que iban formando una fila.
PLAF
CRASH
Girándose al instante vio a los dragones en su sitio.
Rodeándolos vio ambas estatuas rotas.
-Au au au au au au!-
Issei fue apartado del altar pinzado de las mejillas. Ophis no haría nada sin Issei cerca…
Los presentes estaban listos para presentar sus oraciones y solicitar sus deseos...
…
El deseo de Le Fay
-Quiero saberlo todo, todo de todo! Quiero conocimiento! ¿Qué saben los dioses?-
-Nuestro conocimiento es profundo-
Vale, pero que hay de su deseo?
El deseo de Koneko.
-…Me gustaría que Issei-senpai fuese menos pervertido-
-Lo llevas claro-
¿Es algo imposible?
El deseo de Xenovia.
-Quiero elevar mi poder femenino-
-Domina el poder de ExDurandal-
¡Eso no es poder femenino!
El deseo de Akeno
-Quiero alcanzar el nivel culinario de mama-
-Yo también lo quiero-
No la ayudes, no…
El deseo de Ravel
-Quiero ser más alta-
-Bebe leche todos los días. Te irá a los pechos. Te será más útil-
¿Perdona?
El deseo de Rossweisse
-Deseo dinero y un buen novio-
-Se siente. Ya tienes lo que necesitas. Acéptalo de una vez-
¿Cómo que se siente?
El deseo de Irina
-Me preguntó si está bien que un cristiano desee a un Dios Dragón-
-Michael es un mierdas a mi lado. Adórame a mí-
Esta niña tenía serias influencias negativas de cierta persona.
El deseo de Kiba
-Pues… Deseo que consigamos más trabajos demoniacos…-
-…zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz-
Como su hermano. Pasando de los hombres…
El deseo de Gasper.
-En lugar de poder femenino, quiero incrementar mi poder masculino-
-Mil-tan-
¿Qué? ¿Cómo lo conoce?
El deseo de Kunou
-No tengo muchos deseos, mientras Kioto este en paz, soy feliz!-
-Gracias por el santuario-
Bien hecho.
El deseo de Rias
-Quiero que todos los residentes de esta casa, y mis hermanas que están lejos, vivan felices-
-Protegeré a las novias de mi hermano-
No habrá nadie que se atreva a tocarlas.
…
Todos excepto Issei habían pasado por el altar, aunque claramente insatisfechas y decepcionadas, lo miraban con dureza.
-¿Por qué me miráis a mí?-
-Si Ophis es una mala diosa que sepas que es por tu culpa!- exclamó Gasper.
-¿Por qué me culpas a mí?- gruñó Issei –Mi Ophis ha sido educada con toda la atención y exquisitez del mundo. Sois vosotros los que la habéis decepcionado con churrideseos!-
Las voces de protesta irrumpieron en el tejado de la residencia. Issei las ignoró, volviéndose a la niña diosa.
-Pues tengo unos deseos que pedir en nombre de otros…- dijo Issei sacándose unos cuantos papeles de la chaqueta.
-Adelante- dijo Ophis.
…
El deseo de Lavinia
-Ella quiere que… Pues… Ni de broma- desechando el deseo, metiéndose el papel en el bolsillo –Quiero más lencería sexy para ella-
-Te he llenado su armario-
-Perfecto!-
El deseo de Suzaku
-Ella quiere que… Nop!- desechando el deseo, metiéndose el papel en el bolsillo –Me gustaría que fuese menos estricta-
-Suzaku me consiente. Seguirá siendo la sargento de hierro que es ahora-
-Traidora-
El deseo de Valerie
-Ella quiere que… Olvídate!- desechando el deseo, metiéndose el papel en el bolsillo –En su lugar diré que quiero que Gasper deje de travestirse de una puta vez-
-Será el discípulo de Mil-tan-
Otro nombre a la lista de fallecidos en extrañas circunstancias…
El deseo de Ingvild
-Ella quiere dejar de tener sueño-
-Que tome más café-
¿Qué clase de consejo es ese?
El deseo de Gabriel
-Ella quiere que… Venga ya!- desechando el deseo, metiéndose el papel en el bolsillo –La quiero en mi cama cada día-
-Juntos invadiremos el Cielo. La rescataremos-
¿Eso es una declaración de guerra?
El deseo de Serafall
-Ella quiere que… Antes muerto- desechando el deseo, metiéndose el papel en el bolsillo –Quiero que su hermana tenga pechos, porque ahora es una maldita tabla de planchar-
-Olvídate. Es y será la máximo exponente del lema "Plana es Justicia"-
Jajajaja. Le va que ni pintado.
El deseo de Kuroka
-Ella quiere que… Ni lo voy a intentar- desechando el deseo, metiéndose el papel en el bolsillo –Quiero que Shirone tenga el cuerpo y el hambre de su hermana-
PAM
Koneko golpeó su entrepierna desde atrás.
-Que bestia…- gruñó Issei levantándose –Pues ahora me toca a mí-
-Es obvio que vas a pedir algo pervertido…- protestó Koneko antes de volver a su sitio.
-Qué imagen que tenéis de mí…- colocándose frente a la diosa dragona.
-¿Qué deseo quieres que cumpla?- preguntó Ophis seria.
-Pues…- cruzándose de brazos –Quiero una loli preciosa, obediente y buena chica. Una loli que será consentida por todas mis prometidas si se comporta bien… Una buena chica que me acompañe por toda la eternidad. Que cuide y vele por mis esposas y mis hijos cuando lleguen… Una buena dragona que cuide de mi familia. ¿Puede ser?-
Ophis sonrió contenta.
-Deseo concedido!- exclamó Ophis saltando a los brazos de Issei.
-Más tarde – La misma noche-
Cerrando la puerta del baño. Kunou se rascó la panza, bostezando con fuerza. Tenía sueño… Pero la sed le molestaba el descanso.
Bajando por las escaleras, llegó a la cocina, para servirse un vaso de agua.
Al pasar por el comedor vio que la puerta estaba cerrada… Mágicamente.
Ladeando la cabeza de lado a lado. Kunou tomó el pomo para abrirla lentamente…
Un ritmo melódico a alto volumen. El salón principal se había transformado en una especie de discoteca. Bajo una tonalidad azul oscuro, un par de bolas de neón distribuían luces multicolor de toda la sala.
En el centro de la sala, convertida en una pista de baile, estaba Issei bailando a ritmo de la música, dejando un vaso de cristal en la mesa para volver a la pista.
Al volver a la pista se juntó con una mujer rubia, de largo cabello lacio, vestida con un traje ajustado blanco. No la había visto antes pero…
Llevándose las manos a la cabeza, alzó su pelo, desbaratándolo mientras se retorcía lentamente, ronroneando al sentir a su acompañante pegarse a su espalda. Recorriendo su cuerpo con sus manos, Issei empezó a besar su cuello, masajeando sus enormes pechos lentamente. La rubia se curvó, separando sus labios, había dicho algo… Girando su rostro hacia el castaño, juntando sus labios con pasión.
Kunou tragó saliva, sonrojándose violentamente al ver como el vestido de la desconocida se descolgaba parcialmente, dejándola semidesnuda… Una de las manos del dragón sosteniendo uno de sus senos, la otra entre sus piernas, moviéndose con ritmo. La mujer se estremeció, con los ojos cerrados, encogiéndose mientras el castaño atacaba su cuello sin piedad. Girándose con una sonrisa en el rostro, lo apartó juguetona antes de agacharse, desabrochándole los pantalones…
Kunou no sabía dónde mirar, absolutamente avergonzada se tapó los ojos… Al abrirlos vio como el dragón al que tanto admiraba sujetaba a la mujer de la cabeza, empujando su cintura contra ella con ritmo y fuerza. La desconocida, lejos de protestar, había envuelto su cintura con sus brazos.
¿Qué le estaba haciendo? Porque parecía… disfrutar tanto?
Fue entonces cuando se dio cuenta de que no estaba sola… Que había más mujeres. Que había más Issei. Una docena de Issei. Todos desnudos, vestidos con solo una pajarita en el cuello. Algunos cargando bebidas, el resto atendiendo a las mujeres.
Había una morena, con una aura similar al de Koneko, de rodillas entre las piernas de un Issei, moviendo rítmicamente algo de su pecho… No entendía.
Una mujer idéntica a Akeno-sama, a cuatro patas entre dos Issei, recibiendo las embestidas de estos por delante y por detrás.
Una morena más menuda, boca abajo y la cintura levantada, con la cabeza colocada forzadamente contra el suelo mientras un Issei entraba con fuerza por detrás.
Una deslumbrante mujer rubia cabalgaba con total frenesí a otro Issei, con sus enormes pechos rebotando en todas direcciones.
En la barra había otra mujer rubia, bebiendo de una copa de vino mientras uno de los Issei hacia algo bajo su falda, entre sus piernas. La mujer se mantenía con los ojos cerrados, acariciando su pelo con afecto. Uno de los camareros la subió sobre la barra, tirando todas las botellas al suelo, subiéndose él también, sentándose sobre su rostro, agarrando su cara mientras metía algo… el camarero pasó de tener su rostro entre sus piernas a tener esas piernas entre su cintura, embistiendo a la youkai.
La mujer no parecía resistirse lo más mínimo.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué era todo esto?
¿Por qué nadie le prestaba atención?
-Kunou…-
-¡!-
Girándose vio a Ophis tras ella, seria.
-Phis! Que es…-
Desplazando su mano a la frente de la niña, Ophis tomó al vuelo el cuerpo inconsciente de la youkai.
La pequeña no recordaría nada de lo vivido. O eso quería pensar Ophis…
-Al día siguiente-
Todos los demonios se reunieron alrededor del círculo mágico de transporte.
Kunou y todos los zorros estaban en el interior.
Tras ellos había decenas de paquetes amontonados. Los regalos de despedida para los habitantes de Kioto.
-Muchas gracias, Kunou- dijo Rias sonriente, agachada, acariciando su cabello.
-Esta es tu casa. Puedes venir a visitarnos cuando quieras- dijo Issei junto a Rias.
-Mmm! Fue divertido! Gracias por su hospitalidad!- respondió la rubia con una pronunciada reverencia.
Colocando una mano en la cabeza de Ophis, Issei la instó a dar un paso al frente.
-Me gustará si puedes venir a jugar conmigo-
Kunou sonrió aún más, tomando las manos de la diosa dragona entre las suyas.
-Phis-sama y yo somos amigas! Por supuesto que vamos a jugar de nuevo!-
Tras un leve destello de luz, los habitantes de Kioto se desvanecieron en el círculo de transporte.
Todo había acabado.
-Días más tarde-
Residencia Gremory
Sona Sitri estaba molesta. Molesta y nerviosa.
De pie frente a la considerablemente grande residencia Gremory, en un extremo del territorio compartido, la heredera Sitri jugaba nerviosa con su falda. Mirando de refilón a un costado, a una bolsa de plástico blanca. Un presente que debía de ser entregado a su hermana mayor. En condiciones normales ese paquete debería de llegar a su residencia en el Inframundo, pero al parecer la Maou apenas pasaba tiempo allí.
Su nueva dirección era esta… La Residencia Gremory en el mundo humano.
Tragando saliva, Sona frunció el cejo, llevándose algunos dedos a la frente, suspirando pesadamente. No entendía la relación de su hermana con el hermano pequeño de Rias. Si le decían que había empezado una relación sentimental con Sirzechs, el hermano mayor, podría llegar a entenderlo. Diablos, se conocían desde hacía cientos de años… Aunque Sirzechs estuviese casado… Tendría cierta lógica.
Serafall siempre había sido curiosa… De mucha intensidad pero sin aguante. Era como un chispazo de positivismo que no estaba acompañado de combustible… Eso cambió con la llegada del bastardo hermano menor de Rias.
Recordaba sus tiempos de niñez. Sus padres nunca habían sido especialmente afectuosos, la constante baja de su hermana pesaba en sus estados de ánimo y Sirzechs, tratándola como a una hermana, la hermana de su mejor amiga, pronto la llevó de forma recurrente a su propio hogar. Se las ingenió para que sus padres no viesen extraño que su hija acudiese a los terrenos de otra familia. El resto es fácilmente predecible; se hizo amiga de Rias.
Ambas tenían la misma edad, dos niñas de familia rica en el mundo demoniaco de una edad similar era extraño, de la misma edad más aún. Y su relación era buena… Hasta los cinco años. A los cinco años de nacer, Rias cambió. Pasó a ser alguien apenas reconocible para ella. La niña que siempre iba con un osito de peluche en la mano y pasaba horas hablando de su hermano mayor… Ahora iba cogida de la mano de otro niño, algo más pequeño, de ojos rojos… Ojos rojos, del mismo color que el color de cabello de ella.
A menudo solía decir que su cabello, lo que más le gustaba de su cuerpo, había teñido los ojos de su hermano menor. Que Issei amaba tanto su pelo, lo miraba tanto, que sus ojos habían tomado esa tonalidad… Romanticismo barato.
El niño apenas hablaba, no interaccionaba con nadie… Era extraño, callado. Parecía estar ausente o confundido… Solo actuaba con normalidad con Rias.
Issei no era su hermano. No importaba que mentiras contasen los Gremory, tampoco le importaba porque las decían. Solo le importaba que ese niño le había robado a su mejor amiga. Pero Rias siempre sonreía. Estaba en un constante estado de buen humor y por eso, le perdonó. Su hermana había sido otra historia.
Un día, un extraño día en que había reunido el valor de acudir a visitar a su hermana comatosa, se encontró con que todas las enfermeras con las que se había cruzado en el Serafall Memorial portaban ramos de flores. Reían, divertidas.
Impactada vio como la estancia en la que dormía su hermana no olía a antiséptico. Olía a flores, frescas. Sillas, estantes, mesas, todo el mobiliario estaba cubierto por ramos de flores de todos los colores, de todos los aromas. ¿Quién había traído esas flores? Esas y las de todos los días… Había un desconocido que parecía que llevaba días llenando la estancia con flores, días, semanas, meses… Al despertar sus pensamientos, antes siempre celosamente protectoras sobre su hermana pequeña pasaron a otro ser. De nuevo.
Junto a ese sinvergüenza Serafall obtuvo la energía que tanto necesitaba… Y empezó a brillar con intensidad, liberada de toda presión. Junto a Issei… Cambio sus vestidos por ropas kawaii… Y a rodar programas infantiles. Una actriz, Serafall había pasado de ser una Maou sombría y poco comunicativa a ser una idol.
Y allí estaba… De pie frente a la casa de los Gremory
Dando un paso al frente, llamó al timbre.
El rostro de la otrora hija de los Phenex, fiel y orgullosa de los demonios inmortales que ahora cantaba su fidelidad a los Gremory a los cuatro vientos día y noche, apareció en la pantalla.
"… Que quieres"
La Phenex no parecía tenerle simpatía. Era algo entendible. Pero se esperaba más cortesía y decoro de alguien de su categoría y formación. Y sabía que la tenía, pero había quedado aparcada tras acabar en la cama del hermano menor de Rias. Muy probablemente ese era su auténtico ser. Que Issei Gremory exigía autenticidad, no se toleraban mentiras y falsedades en su entorno…
Ravel Phenex había arrojado bien lejos su máscara…
-Traigo un paquete para mi hermana… ¿Esta aquí?-
"¿No has ido a su casa?"
Esa pregunta le había daño. No dejó que se reflejase.
-Esta parece ser su casa ahora…-
Apagándose la imagen, la puerta de acero se desbloqueó. Se autorizaba su acceso al inmueble.
Abriendo la puerta sin apenas esfuerzo, la imagen cambio por completo. Tras la barrera que les protegía del exterior se hallaba una inmensa parcela de terreno, algo imposible en una gran urbe.
En un rincón, siempre impresionante a sus ojos, el familiar y al mismo tiempo el mayor de los inventos de los Gremory. El GR01, el prototipo de transporte de equipos. La fragata ligera de infiltración silenciosa. El orgullo del hijo menor de los Gremory. El fruto del trabajo conjunto de Lilith y Asgard. Las jóvenes mentes de prodigios como Latia y Rossweisse habían fructificado con maestría en forma de barco volador… Y percibía algo curioso en lo alto de la casa.
¿Serían capaces? Rias le había dicho algo de un santuario… ¿Pero qué demonio levantaba un santuario sagrado en su hogar?
¿La respuesta? Issei Gremory.
Extendiendo sus alas, no se molestó en entrar y tomar el ascensor. A los pocos segundos estaba aterrizando en la extraña terraza superior. Una terraza bajo unos jardines flotantes. Otra excentricidad del demonio adoptado.
Al instante, Sona Sitri se arrepintió de sus acciones. Frente a ella había una criatura que la asustaba sobremanera.
La diosa dragona del Infinito.
Una entidad cuyo poder no conocía limite. Antigua como el mundo. Tan poderosa como peligrosa. Pese a las cientos de veces que su hermana había declarado su inocencia, ella seguía desconfiando de la diosa.
Ophis Ouroboros, la supuesta hermana de sangre de Issei Gremory estaba relajada de pie frente al santuario. Ophis, la niña diosa, la diosa del Infinito. Extraño y lógico al mismo tiempo. Pese a lo extraña que podía ser si encontraba similitud entre la niña y el menor de los Gremory.
Caminando hasta ella, Sona se colocó lado de la de Ophis. La diosa no reconoció su presencia. Como solía hacer con todo y con todos excepto una sola persona y los seres más cercanos a ese ser.
-Tu… ¿Eres realmente la hermana de Issei?-
La diosa ni se inmutó.
-Soy Sona… La hermana de Serafall Leviatan…-
Sin respuesta.
-Soy la hermana pequeña de… Sera-
-La loli tetuda…- murmuró la niña girando levemente su rostro, mirándola fijamente. Reconociendo su presencia, su existencia.
-¿Eres la hermana de Issei?-
Ophis asintió con fuerza tras mirarla unos eternos segundos. Antes de volver al santuario.
-Como puede ser eso…-
La niña no parecía prestarle mucha importancia a sus palabras.
-Lo sé, lo sé. Lo he oído. Los grandes y antiguos dioses dragones… Issei era en su día un dios dragón que reinaba entre cientos de razas y culturas diferentes… Por extraño que parezca…- agarrándose la frente con las manos –Pero como va a ser un dios…-
-Eso son mentiras… Cuentos para los niños…- respondió Ophis, sorprendiendo a la demonio –Mi hermano no era un dios entonces… Marduk era quien lo dirigía todo. La Emperatriz de las Amantes-
-¿Cómo dices? Pero Rias siempre dice…-
-Ella no estaba allí… Mi hermano… Mi hermano fue un poderoso dragón compasivo y atento. El único que cuidaba de Ophis…- murmuró la diosa esbozando lo más parecido a una sonrisa de tristeza que jamás había visto en su rostro –El mundo era oscuro y peligroso. La vida no era sencilla…-
-¿La edad de las grandes serpientes? Los eruditos dicen que dada la extrema climatología los dragones evolucionaron en los grandes seres que son ahora para poder sobrevivir…-
Ophis había vuelto a desconectar. Volviendo su mirada al cielo. ¿Se había quedado dormida?
-Es una lástima. Solo como un antiguo dios podía justificar que mi hermana se hubiese fijado en semejante… Persona. Sin ofender-
-¿Has venido a pedirme un deseo?-
-¿Qué?-
-Todos han venido a pedirme un deseo… ¿No quieres uno?-
Sona la miró unos instantes.
-Sí, quiero uno. ¿Puedo?-
-¿Qué deseo quieres?- volviendo a mirarla.
-Que respondas a mis preguntas, quiero saber la historia de tu hermano-
-Tu hermana no se ha fijado en él- respondió Ophis, reconociendo su deseo. Pasando a mirar la estructura de madera de nuevo.
-Mi hermana se fijó en él. Son pareja. Tienen una relación- respondió Sona molesta.
-No puede evitarlo. Es parte de ella-
-¿El qué? ¿El?- rio Sona divertida.
Ophis no reía.
-La historia de mi hermano es la historia de Heilel. El Dios Dragón Caído en desgracia. La Luz que se apagó…-
-¿Qué?-
-Hace cientos de miles de años éramos muchos… Todos los planetas del árbol eran nuestros…- alzando la mirada –Todas las criaturas nos adoraban, nos servían. Aquellos fueron los grandes momentos de Draconic Deus…-
-¿De qué?-
-Los mejores momentos de este mundo, demonio… Mi hermano, uno de los dioses dragones, tenía muchas sirvientas. De múltiples razas y edades, tan diferentes como parecidas. Criaturas a las que procesaba un gran afecto… Hasta que se dio la Gran Guerra-
-¿Qué les pasó?-
-La Gran Guerra consumió el mundo. Contaminó el cielo, los mares, la tierra… Los Dioses Dragones no precisamos de alimento… En un mundo oscuro y sin nada conque alimentar a quienes había llegado a querer los dragones protegimos a las especies más jóvenes en refugios esparcidos por diferentes planetas… Pero las sirvientas de mi hermano insistían en no separarse de él. Lo siguieron al Reino de los Dragones-
-…-
-Pronto enfermaron. Débiles por la falta de alimento. Sus cuerpos no podían aguantar las adversidades de mi tierra…-
-¿Qué hizo tu hermano?-
-Mi hermano realizó el acto de afecto supremo… Ofrecer su cuerpo a aquellas a las que protegía-
Sona se incorporó levemente.
-¿Qué has dicho?-
-El dios dragón ofreció su carne a las hambrientas niñas que requerían alimento. Quince seres vivos que arrancaron con sus dientes la carne de mi hermano. Se bebieron su sangre. Sobrevivieron buceando en las entrañas del cuerpo de un dios dragón-
Sona palideció, sintiendo como su estómago se retorcía.
- La carne que no debería de haber alcanzado su estómago, nutrió sus cuerpos. La sangre que no debió tocar sus labios, inundó sus vientres. Su carne alimentó los organismos de esas crías, ascendiendo sus existencias así como mí hermano descendía. Mi hermano perdió su poder. Y por sus acciones pagó. Al perder sus poderes, al perder su divinidad mediante tan despreciable acto, maldijo a las criaturas. Las condenó a una existencia encadenada a la suya, puesto que su carne y su sangre había nutrido sus organismos y su poder divino había tocado sus almas. Las criaturas a las que tanto amaba quedaron irremediablemente condenadas a una vida de miseria y penurias-
-¿Por qué dices eso?-
-Las esposas no pueden vivir sin él. Sus existencias dependen de mi hermano. Si no están cerca sufren penurias, desgracias. Enferman, pierden a sus seres queridos, sufren…-
-¿Pero no tienen poderes divinos? Has dicho que…-
-Sus almas están atadas a su voluntad… El poder divino las encadena a una existencia de continuas reencarnaciones, siempre siguiéndole, siempre buscándole. No pueden evitarlo. No saben que lo hacen. Lo aman en cada vida sin conocerle. Le buscan por un instinto incontrolable e inexplicable-
-…-
-Y mi hermano perdió sus poderes. Porque su poder está dividido entre todas… Pero eso nunca le importó…-
-Entonces mi hermana… ¿Es una de esas reencarnaciones?- mirando el santuario molesta –Maldito cabrón…-
-Maldito, ciertamente… ¿Crees que él es el afortunado?-
-¿Un harén eterno que lo ama y lo idolatra en cada una de sus vidas? Por favor…-
-Esas criaturas habían atentado contra un ser divino. Al hincar dientes en carne divina y bañarse en su sangre se convirtieron en seres malditos… Y volcaron todo ese poder oscuro en el propio Heilel-
-¿De qué hablas?-
-Hablo de que lo maldijeron, demonio. Mi hermano esta maldito- alzando una mano, con tres dedos extendidos –La Maldición del Dios Dragón Caído consta de tres elementos. Primero; mi hermano nunca estará solo, siempre estará una de las esposas con él. Segundo; Ninguna de las esposas dejará que ninguna otra mujer, hombre o niño intime con él. Tercero; las esposas atraerán su atención-
La morena parpadeó repetidas veces, caminando hasta una de las mesas, sentándose en una de las sillas.
-Algo… Algo había notado… Rias no me dejaba acércame a él… Llegó a amenazar a Latia… El ángel caído Reynalle intentó seducir a Issei. ¿Por eso la mató? Rias no hace esas cosas…- llevándose una mano a la frente –Y cuando están las chicas con él parece olvidarse de todo…-
-Si están las quince esposas juntas solo mi existencia seria reconocible para él. Podrías hablarle, chillarle, golpearle y no te reconocería…-
-¿Por eso quieren construir ese castillo?-
-En el castillo vivirán las esposas, vivirán para él. Él para ellas. Ellas le servirán en todo lo que pida, pero jamás podrá dejarlas-
-¿Pero y los Gremory? ¿Quién liderará la familia?-
-¿El Maou no tiene un hijo?-
-Pero…- volviendo su mirada a la diosa dragona -¿Y la época de Babilonia?-
-Fue la última vez que estuvieron todos juntos… Su última vida juntos. Un ciclo que se ha repetido cientos de veces a lo largo de la historia-
-¿Y no se puede romper la maldición?-
-Es algo que todos ellos desean. No se opondrán a sus maldiciones- respondió Ophis –Aunque parece que esta vez será diferente. Hasta ahora todas las esposas eran mortales. Pero quizás Marduk encontró la manera de burlar el destino… Ahora todas pueden ser inmortales…-
-¿Y a ti no te parece mal? ¿No vas a hacer nada?-
-Mientras las esposas acepten mi presencia junto a mi hermano, no-
-¡!-
La morena no sabía que pensar.
-Entonces mi hermana…-
-Pero si llevan tantos años juntos… tantas vidas… ¿Qué hay de su descendencia?-
-Las esposas no concebirán hijos. No permitirán que la atención de Heilel caiga en otros seres aparte de ellas. Es muy simple, demonio. Issei cree que es afortunado por poder disponer a placer y absoluta voluntad de su harén, cuando es su harén el que lo controla a él. Han comprado su alma con todo lo que tienen. Y si no me crees pon a prueba la fidelidad de tu supuesta hermana, joven Sitri-
-Solo una cosa más…- susurró Sona volviéndose a levantar, caminando hacia la niña diosa –Los siervos de mi hermana dicen que Issei suele ser un recurrente en su vida. ¿Cómo puede estar en dos lugares al mismo tiempo?-
-¿Dos? Puede estar en quince lugares al mismo tiempo-
-¡!-
Estupefacta se llevó una mano al mentón.
-Entiendo que al devorar su carne el enlace con el poder divino… ¿Pero ese poder no era transmitido por las Regalía?-
-Las Regalía no son lo que creéis. Mi hermano no puede crear copias de sí mismo y marcharse a explorar el mundo. Esos anillos son balizas, localizadores. El instrumento con el que su magia divina se canaliza. Esos anillos hacen que sus copias se mantengan estables-
-Entonces Issei puede estar con todas… ¿Al mismo tiempo? ¿Pero cómo las controla?-
-Una sola consciencia para todos, una sola mente… El único poder que no le fue arrebatado… Las cadenas están en manos de las sacerdotisas, el Control en las Estrellas y el poder de…- la diosa dragona se calló, dejando pasar unos segundos antes de continuar –Considera tu deseo cumplido-
-Pero mi hermana…!- exclamó Sona preocupada, pero Ophis ya no parecía escucharla.
Había dejado de reconocer su existencia. Volvía a ser el ente peligroso que tanto miedo le daba. ¿Si la forzaba a hablar, no, a reconocerla… que le impedía matarla con un chasquido de dedos?
Sona Sitri estaba profundamente asustada de Ophis Ouroboros.
Con mucho que pensar, Sona abandonó la terraza, entrando en el edificio… Dejando a la niña sola con sus pensamientos… O no tan sola.
Otra presencia desconocida descendió de las islas superiores hasta tocar el suelo. Una presencia que despertó un sentimiento de repulsión en la diosa. Tornando su apático rostro en uno de molestia.
-Con el paso de los siglos tus explicaciones se han convertido en cómo decirlo… ¿Más selectivas?-
Ophis no respondió al comentario.
-Pensaba que ibas a contarle de la maldición primigenia. De cómo le convertiste en dios dragón… Y de cómo le vinculaste a ti. ¿Por qué no le cuentas porque mi marido tiene TU poder del Infinito? El poder que solo tú tienes…-
-…-
-No le has contado que le maldecimos para liberarlo de ti… Que somos protectoras para evitar que TÚ lo corrompas por completo, parasito-
-Y eso es algo que no os perdonaré nunca- siseó la diosa girándose, mirando a la entidad con odio en sus ojos –Pero no lo lograreis. Siempre, por toda la eternidad, estará conmigo-
-Dilo todo, pequeña, todas estaremos con él-
-Tarde o temprano os apartaré de mi camino. Él y yo volveremos al vacío, a la Grieta, donde estaremos juntos hasta el fin de los tiempos-
-No nos declares la guerra, niña diosa. Nuestro esposo es nuestro. Cuida tus palabras si no quieres pasar el resto de tus días sola en esa maldita grieta-
Una sucesión de destellos de luz provocaron una mueca en el rostro de la niña diosa.
Catorce presencias la rodearon, flotando en el aire, en la terraza del edificio.
-Él es nuestro. ¿Te opones a ello?-
Frunciendo el cejo, la niña diosa se retiró.
Aquella era la única batalla que no quería empezar. La tregua temporal que mantenían era suficiente… por ahora.
-Fin-
