Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es fanficsR4nerds, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: This story is not mine, it belongs to fanficsR4nerds. I'm just translating with her permission. Thank you so much, Ariel!


Capítulo 3

Edward

—Oye, Edward. ¿Has escuchado algo?

Levanté la mirada ante el sonido de la voz de Chelsea y me quité los Air Pods.

—Hola, Chelsea. No, aún nada. Intenté llamar a mi conocido en Amazon, pero está demasiado ocupado. Él dijo que la deliberación podría terminar esta semana; podría extenderse hasta dos semanas. —Me encogí de hombros—. Él nos mantendrá informados.

Chelsea asintió, apoyándose contra el borde de mi escritorio y apartando su cabello rubio sobre su hombro. Chelsea era muy atractiva, y aunque ella era profesional en la oficina, ciertamente había notado las insinuaciones sutiles que me había lanzado.

—Es emocionante, potencialmente adquirir a Amazon. Serían los tres más grandes si logramos hacerlo.

Asentí. El Edificio PAC definitivamente se había hecho famoso por sí mismo. Mi tío Marcus había estado trabajando duro para esto durante toda su vida, y era emocionante ser parte de ese legado.

—Incluso poder licitar con Amazon fue un gran paso. Me sorprendería que consiguiéramos este trabajo; lo importante era realmente pasar por esa puerta, demostrar que éramos un socio dispuesto y capaz.

Chelsea asintió, cruzando sus largas piernas una sobre la otra mientras se inclinaba casualmente contra mi escritorio. Intenté no notarlo.

—Desde luego —concordó. Le echó un vistazo a mi computadora—. Estoy comenzando el paquete de oferta para ese proyecto de Boeing. ¿Tú lo vas a licitar?

Sacudí la cabeza, echando un vistazo al otro extremo de los cubículos y hacia Erik.

—Yorkie lo hará.

Chelsea asintió y se enderezó.

—Tengo que hablar con él, entonces. Hazme saber si escuchas algo sobre Amazon. —Le dio un apretón a mi hombro suavemente al irse, y la miré por encima de mi hombro, sacudiendo la cabeza. Por lo general, intentaba no tener relaciones en la oficina, no que pensara que Chelsea estuviera buscando una relación. Ella era jodidamente inteligente e increíblemente talentosa, pero sabía que ella, como yo, no buscaba algo serio. Ella seguía en sus veintes, y sabía por mis conversaciones con ella que planeaba disfrutar su juventud y su soltería tanto como fuera posible.

Si fuera a tener una aventura de oficina, Chelsea ciertamente no era una mala elección. Ella era hermosa, y confiaba en que ella lo mantuviera en secreto. Ella sabía lo que estaba en juego para los dos, así que realmente creía que ella sería capaz de irse silenciosamente.

Consideré eso mientras volteaba hacia mi escritorio de nuevo. Habían pasado varios meses desde que mi última relación terminó. Victoria había sido un tipo de loca que ni siquiera yo había visto venir. Ella había comenzado genial y relajada, y en el transcurso de nuestra relación de dos meses, se había vuelto manipuladora, controladora, y vengativa. La gota que rebalsó el vaso fue cuando me enteré que ella había estado saboteando mis condones, tratando de atraparme con un embarazo. Había terminado con ella ni bien me enteré, y ella se había vuelto completamente loca. Apenas había logrado salir de su departamento ileso, y tuve que cambiar de número de teléfono y las llaves de mi apartamento para poder deshacerme de ella. Aunque habían pasado meses, a veces creía ver un destello por aquí y por allí, y siempre me hacía sentir un poco de pánico.

Después de Victoria, había sido comprensiblemente tímido y había evitado a las mujeres. Me ponía cachondo, seguro, pero no valía la pena cruzarme con otra Victoria.

El teléfono de mi escritorio sonó, y me estiré para tomarlo.

—¿Sí?

—Oye, Edward. Acabas de recibir un paquete.

Sonreí y me puse de pie.

—Gracias, Janie; enseguida estaré allí.

Corté la llamada y acerqué mi silla al escritorio mientras me dirigía a la entrada del edificio. Janie era mi prima, y aunque ella no compartía una pasión por la construcción, ella y su hermano gemelo, Alec, trabajaban aquí a medio tiempo mientras iban a la escuela.

Janie se encontraba detrás del escritorio en la recepción, como siempre, y le sonreí mientras ella daba unos golpecitos con un tubo cilíndrico largo.

—Supongo que son planos —bromeó. Me reí y me acerqué para tomar el tubo.

—Adivinaste bien. Un nuevo proyecto —dije, abriendo el cilindro. Ella asintió y regresó a su computadora mientras sacaba los planos. Sonreí, aliviado de ver que eran del pequeño trabajo para Microsoft que tenía. Este trabajo había sido modificado tan frecuentemente que era difícil seguirle el ritmo. Los planos habían sido finalizados la semana pasada, lo que era bueno porque mis chicos se dirigían mañana a comenzar con el trabajo.

Giré hacia Janie pero me detuve cuando vi a una mujer subiendo las escaleras del frente. Era Bella, y no podía estar más sorprendido.

Bella abrió la puerta de entrada, y noté que sus mejillas estaban rosadas del frío. Ella me vio de inmediato y se detuvo, sus ojos como platos.

—Edward.

No pude evitar mi sonrisa.

—Bella. —Todo el fin de semana había debatido sobre si debería haberle pedido a Bella su número de teléfono. Por un lado, ella había sido hermosa y ciertamente intrigante. No estaba del todo interesado en salir con alguien que tenía un hijo, pero Gracie había sido divertida. No había sido capaz de decidir y simplemente había planeado olvidarme de ella cuando aquí se encontraba, volviendo a aparecer en mi vida—. ¿Qué te trae a PAC?

Bella se lamió los labios, e intenté no mostrar lo mucho que el movimiento me interesaba.

—Yo, eh... —pausó, sacudiendo la cabeza. Ella tenía puesto un abrigo largo y azul y unas botas sobre sus jeans. Lucía profesional pero no menos atractiva que la semana pasada—. Tengo una reunión con Esme Cullen.

Mis cejas se alzaron en sorpresa.

—Bueno, déjame llevarte hacia su oficina —dije, señalando hacia el final del pasillo. Bella miró a Janie, quien le ofreció una sonrisa educada. Le eché un vistazo a Janie, que volteó a mirarme, y sonreí, dando unos golpecitos en su escritorio con mis nuevos planos—. Gracias, Janie.

Ella asintió, y volteé hacia Bella, señalándole para que me siga. Bella se acercó lentamente.

—¿Qué haces aquí?

Me reí suavemente.

—Trabajo aquí.

Bella se sonrojó, y observé cómo se expandió por sus mejillas, fascinado.

—Por supuesto, dah, Bella.

Sonreí y la dirigí hacia los cubículos.

—¿Cómo está Gracie?

Bella me miró con sorpresa, y entonces una sonrisa hermosa y deslumbrante se estiró en su rostro. Mierda, ella realmente era impresionante.

—Ella está bien. Pasamos el fin de semana con mis padres, así que pasó tiempo de calidad con el abuelo, aprendiendo a maldecir a los 49ers. —Sacudió la cabeza, y me eché a reír.

—Al menos, los Hawks ganaron, ¿cierto? Podría haber sido peor si perdían.

Bella me sonrió.

—No tienes idea. Probablemente sea la única niña de cuatro años que pueda insultar mejor que un adulto.

Me reí, apreciando a la pequeña y extraña niña que había conocido solo la semana pasada.

—¿Ella ve a tus padres a menudo?

Bella sacudió la cabeza.

—Ellos viven en Forks. Vienen a visitarnos los fines de semanas, pero raramente pueden hacerlo.

Asentí. Me preguntaba, no por primera vez, por el papá de Gracie. Si él estuviera presente, seguramente, ¿él estaría mirando fútbol con ella?

—Gracias de nuevo, por la semana pasada —dijo Bella, echándome un vistazo—. Gracie no pudo parar de hablar sobre el príncipe más agradable que había conocido en todo el fin de semana. Hizo su día.

Me reí, rascándome la parte trasera de mi cuello.

—Ella es muy divertida. Jamás he conocido a una niña como ella.

Bella resopló.

—No, dudo que haya niños como ella. Aún así, aprecié tu paciencia y tu amabilidad.

No sabía realmente qué decir, así que le ofrecí una pequeña sonrisa. Ella me la devolvió, y sus ojos marrones eran cálidos y amables.

Llegamos a la oficina de mi mamá, y señalé a la puerta.

—Aquí está Esme —dije, tocando a la puerta. La escuché decir que entrara, y abrí la puerta.

—¡Edward! —dijo, sonriendo cuando me vio.

—Encontré a Bella en el vestíbulo. —Mamá sonrió y se puso de pie.

—Sí, por supuesto. Adelante, querida. —Buscó la mano de Bella y la jaló hacia su oficina. Ella me miró y sonrió—. Gracias, Edward. —Asentí y le envié una última sonrisa a Bella antes de irme. Regresé a mi escritorio, sintiéndome feliz pero un poco confundido. Me gustaba Bella, al menos lo había hecho en las dos pequeñas interacciones que habíamos tenido, y Gracie se volvía cada vez más graciosa con cada cosa que aprendía de ella, pero no estaba seguro que, si acaso, más había en ello.

Sacudí la cabeza e intenté concentrarme en mi trabajo—excepto, que no pude. Bella tenía que cruzar los cubículos al salir, y debatí pedirle su número. No estaba preparado para una familia instantánea, como Em lo había dicho, pero no podía evitar el interés que tenía en ella. Si era honesto conmigo mismo, ni siquiera me molestaba pasar tiempo con Gracie de nuevo; ella era graciosa, y había sido divertido hablar con ella.

Tamborileé los dedos contra el borde de mi escritorio mientras luchaba conmigo mismo.

Eventualmente, llegó un correo de uno de mis subcontratistas que me distrajo por completo, y aparté mi atención de Bella y finalmente me concentré en el trabajo.

Casi una hora y media después, mamá me sorprendió viniendo a mi escritorio. La miré, quitando los Air Pods de mis orejas y sonriendo.

—Hola —saludé. Ella sonrió y apartó una silla vacía del escritorio de al lado para sentarse a mi lado.

—Escuché que causaste una buena impresión en Bella.

Observé con cuidado a mamá. Solo porque me gustaba Bella no significaba que quería que mi mamá lo supiera. Ella tenía buenas intenciones, en serio, pero era conocida por ser un poco avasallante y por pasarse de los límites.

—¿Qué te dijo?

Mamá sonrió, definitivamente había un brillo en sus ojos.

—Ella mencionó cómo se conocieron y que su hija está enamorada de ti.

Solté una carcajada, sacudiendo la cabeza.

—Sí, ella fue adorable. —Mamá se alegró, y sacudí la cabeza—. Mamá —advertí. Ella puso los ojos en blanco.

—Cariño, no diré nada más que esto; ella es inteligente, gentil y hermosa, y vi cómo la mirabas cuando la llevaste a mi oficina. Es evidente que estás muy cautivado ya.

Sacudí la cabeza pero no negué sus palabras.

—Ella tiene una hija; ella no querrá algo casual.

Mamá frunció el ceño.

—¿Ella te dijo eso?

La miré.

—No, no hablamos al respecto.

—Entonces, ¿cómo sabes que ella no está dispuesta a algo casual?

Fruncí el ceño.

—¿Crees que lo estaría?

Mamá se encogió de hombros suavemente.

—No puedo hablar por otra persona, Edward. Pero la verdad es que no lo sabrás hasta que lo preguntes. —Consideré eso mientras mamá suspiraba—. No digo que tengas que casarte con la mujer, Edward. Solo noto química cuando la veo, y lo vi a montones entre ustedes dos. —Le eché un vistazo, y me sonrió suavemente, estirándose para darle un apretón a mi brazo—. Estoy aliviada de ver que te tomas el hecho que ella sea una madre seriamente. Me preocuparía verte lanzarte a algo sin tener en cuenta todos los factores.

Suspiré.

—No sé si pueda hacerlo —admití. Mamá se encogió de hombros.

—Hazlo o no, eso depende de ustedes dos. —Le dio un apretón a mi brazo de nuevo—. Pero te aseguro que no será la última vez que la veas.

La miré con curiosidad.

—¿Qué hiciste?

Mamá sacudió la cabeza.

—La estoy ayudando con unos planos para una nueva expansión en el acuario. Una vez que finalicemos los planos, ella se pondrá en contacto con diferentes contratistas generales en busca de ofertas. Ella sabe dónde trabajas y qué haces. Le dije que confío en que eres capaz de encargarte del proyecto. Estoy segura que ella estará en contacto.

La observé. Muchos contratistas generales en Seattle podrían encargarse de un trabajo en el acuario mejor que yo. Jamás había hecho algo así, y no tenía idea de dónde comenzar. Mamá sonrió y me dio un último apretón a mi brazo antes de alejarse.

—Cariño, no te estreses. No será licitado por un tiempo aún, y puedo darte algunos detalles del proyecto, así sabes cómo abordarlo. Confío en que Bella sea el tipo de mujer que elige la mejor oferta y que no muestra favoritismo, lo que quiere decir que necesitarás ser capaz de producir la mejor oferta posible.

Suspiré.

—Mamá, no estoy seguro de tener la capacidad. Acabo de enviar esa oferta a Amazon, y tengo muchos otros proyectos...

Mamá me interrumpió.

—La mayoría de tus proyectos actuales terminarán dentro de las próximas dos semanas. La oferta de Bella no será enviada antes de eso. El tiempo está bien.

Tenía mucho en qué pensar, y le asentí lentamente. Ella sonrió y se puso de pie, regresando la silla a su escritorio.

—Te podría ir peor, Edward. Tanto profesional como personalmente.

Con eso, me ofreció una última sonrisa antes de girar y regresar a su oficina. Solté un suspiro largo y regresé a mi computadora. Mamá tenía razón, y aunque aún no sabía qué tipo de trabajo se realizaría en el acuario, tenía a mamá y ahora un poco de tiempo de mi lado.

~WG~

Gruñí mientras abría mi cerveza y me dejaba caer sobre el sofá. Había sido un largo día que había terminado conmigo haciendo una salida de emergencia al turno noche en la obra de camino a casa. Estaba exhausto, y todo lo que quería hacer era beber mi cerveza, comer el burrito que había comprado, y entonces dormir.

Sobre la encimera, mi teléfono vibró donde lo había dejado, y lo ignoré, en cambio, encendí el televisor y comencé a pasar canales. No quería necesariamente sentarme y mirar algo, pero el ruido de fondo era bueno.

En su mayor parte, disfrutaba de mi vida de soltero. Era bueno no tener a alguien dependiendo de mí, esperándome cuando trabajaba hasta tarde o haciéndome sentir culpable cuando había una emergencia, lo que era inevitable. Me gustaba tener la libertad de ir y venir, respondiéndole a nadie más que a mí mismo.

Pero en ocasiones, sentía el anhelo de más. Me era difícil imaginar tener una familia, pero en momentos como este, deseaba tener a alguien con quien hablar, con quien quejarme de mi día, y compartir mi estrés. A veces, deseaba tener a alguien a quien cuidar que a cambio también quiera cuidarme. No era perezoso; simplemente deseaba compañía que era lo suficientemente profunda como para ofrecer apoyo en todos los aspectos de mi vida.

Espontáneamente, mi mente regresó a Bella. Sin pensarlo mucho, podía ver que ella era el tipo de mujer que podría ofrecer ese tipo de compañía. El problema era que, compañía con alguien como Bella quería decir que estaría asumiendo el rol de ser parte de una familia, y simplemente no estaba listo para esa responsabilidad.

Chelsea, en comparación, seguramente no ofrecería una compañía como esa. Ella sería una relación superficial únicamente, y aunque ella era simple e independiente, no sería capaz de llenar la profunda necesidad de tener más dentro de mí.

Era jodidamente confuso y molesto de pensar, y tomé un trago largo de mi cerveza, deseando poder quitar esos pensamientos. Ahora mismo, no importaba de todos modos. No había avanzado con ninguna mujer y asumiendo que lo hiciera, no podía estar seguro de que alguna fuera a recibirla.

Mi teléfono volvió a vibrar, y suspiré, mirando hacia la encimera. Quería ignorarlo, pero era mi teléfono del trabajo, y aunque era tarde, no podía estar seguro de que no era una emergencia.

Gruñendo, me puse de pie y me dirigí hacia la encimera. Tenía varios correos, pero afortunadamente, ninguno de ellos eran emergencias. Tomé mi teléfono y volví a sentarme para terminar de comer. Tenía un día demasiado largo mañana, y sabía que necesitaba dormir tanto como fuera posible esta noche para ser lo suficientemente funcional para enfrentarlo.