Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es fanficsR4nerds, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: This story is not mine, it belongs to fanficsR4nerds. I'm just translating with her permission. Thank you so much, Ariel!


Capítulo 6

Bella

Mis dedos golpeteaban ansiosamente contra mi escritorio. Aún tenía treinta minutos para que mi reunión comenzara, pero estaba ansiosa porque él estaría allí. Había presentado los planos a la junta, y ellos los habían aprobado con entusiasmo. Nos habíamos apresurado para acordar los números finales del presupuesto, y el miércoles por la tarde, había enviado la invitación para un recorrido por el sitio de trabajo. El jueves había sido para precisar el presupuesto con el equipo y revisar la estrategia con todos sobre cómo abordar la licitación.

No podía evitar recordar mi conversación con Edward del martes y la seductora y honesta promesa que él había hecho sobre cuidarnos al otro. Sabía que él probablemente estaba hablando de trabajo, pero mi mente lo había pintado como algo mucho más que eso, y me había distraído toda la semana.

No lo había llamado para el recorrido. Sabía que me distraería demasiado hablar por teléfono, por lo que en cambio, le envié un correo con la invitación. Él había respondido de inmediato, aceptando la invitación.

Cinco compañías vendrían. Jamás había dirigido una antes, pero Garrett se había ofrecido a estar aquí conmigo, a ayudarme. Él había supervisado varios proyectos en su momento en el acuario, y estaba agradecida por su ayuda.

Tocaron a la puerta de mi oficina, y levanté la mirada para ver el cálido y sonriente rostro de Garrett.

—¿Estás lista?

Asentí, poniéndome de pie detrás de mi escritorio y alisando mi vestido. Está bien, quizás me había esforzado un poco en mi apariencia hoy. A menudo vestía pantalones de vestir y una blusa simple para trabajar, pero hoy me había puesto un vestido rojo de mangas largas que terminaba por encima de mis rodillas. El escote era lo suficientemente modesto que me sentía cómoda vistiéndolo en el trabajo y lo combiné con unas medias negras y mis botas negras. Estaba bastante caliente a pesar del frío de noviembre. Vi a los ojos de Garrett estudiarme, y fingí no notarlo. Me sentí halagada, pero mi atención había estado bien y completamente desviada.

Tomé mi libreta, girando hacia Garrett con un asentimiento. Él me ofreció una sonrisa, y nos dirigimos hacia el vestíbulo.

—¿Nerviosa? —preguntó, y me di cuenta que estaba jugando con el extremo de mi coleta. Lo miré y solté mi cabello, sacudiendo la cabeza.

—Un poco, pero estoy bien —le aseguré. Él asintió.

—Te irá genial. Tienes una mente astuta. La junta confía en que cuidarás de este proyecto, y eso significa mucho.

Levanté la mirada y le sonreí. Él realmente era alto.

—Gracias, Garrett.

Él me dio unas palmaditas en la espalda quizás de una manera demasiado amistosa. No me importó demasiado ya que él dejó caer su mano casi tan rápido como la había colocado.

Llegamos al vestíbulo y me quedé sin aliento. Intenté hacer menos obvia mi reacción al ver a Edward, pero estoy segura que no tuve éxito.

Él estaba parado allí, su camisa azul dentro de sus pantalones de vestir oscuros. Sus mangas enrolladas hasta los codos, y su cabello estaba perfecta y fácilmente desordenado. En algunos hombres, lucía poco profesional y caótico, pero él llevaba ese cabello perfectamente.

Se encontraba hablando con un hombre en jeans y una camisa escocesa, pero su mirada en mí, y me mordí el labio mientras lo observaba mirarme de arriba abajo. El vestido no era ajustado, con una falda acampanada, pero sus ojos me hicieron sentir que estaba desnuda.

Me sonrojé y luché por controlar la respiración.

Garrett se acercó al pequeño grupo, ajeno a mis reacciones.

Inhalé profundo para tranquilizarme y eché un vistazo al resto del grupo. Habían más hombres de lo que había esperado, y brevemente, me pregunté si ellos habían venido en equipos o si habían venido otras compañías que no había invitado.

Un hombre con cabello oscuro dio un paso hacia adelante, ofreciendo su mano a Garrett.

—Michael Laurant —dijo formalmente—. Industrias WOL.

Garrett estrechó su mano, y pude ver a los otros hombres presentarse. Claramente, pensaban que este era el show de él. Me aclaré la garganta antes de que siguieran, y todos voltearon en mi dirección.

—Hola a todos —dije, forzando una sonrisa en mi rostro, a pesar que de repente me sentía muy molesta—. Soy la Dra. Isabella Swan. Gracias por responder mi invitación para nuestro recorrido por el sitio.

Recibí varias miradas en blanco de la mayoría de los hombres, y mis ojos se movieron en dirección a Edward. Él lucía encantado y divertido.

Garrett sonrió y se acercó a mí, llevando una mano a mi espalda.

—Caballeros, ella tiene razón. Este es su show. —Me sacudió la cabeza en disculpas, y le asentí, apartándome de su mano.

Giré hacia el hombre a mi derecha, y él dio un paso hacia adelante para presentarse. Entonces había hecho que todos se registraran, y me di cuenta que aunque solo los cinco que había invitado habían venido, todos habían traído diferentes subcontratistas con ellos. Edward había traído a dos, y me preguntaba de qué iba eso.

No quería parecer inexperta, así que no dije nada en voz alta mientras todos se presentaban.

Conocí y estreché la mano de todos, incluyendo a Edward; quien tuvo la gracia de actuar como si este fuera nuestro primer encuentro. Entonces confirmé que estábamos listos para proceder y miré al grupo.

—Cierto. Caballeros, si me siguen.

Comencé a sentirme más cómoda mientras nos dirigimos hacia el acuario. Este era mi trabajo, mi casa lejos de casa, y conocía cada detalle de este proyecto. Fui capaz de llevarlos hacia la actual exhibición, un pequeño rincón en el acuario principal antes de llevarlos hacia el sitio de la nueva construcción. Sería complicado, expandir sobre el muelle para el laboratorio, pero de nuevo, ellos eran los expertos.

Los dos contratistas de Edward fueron rápidos e hicieron muchas preguntas. Uno, un ingeniero mecánico, tuvo las mejores preguntas de quizás todo el grupo, y las respondí tan bien como pude.

Hice todo lo posible para no hacer contacto visual con Edward porque mirarlo me distraía por completo. A pesar que no estaba mirándolo, podía sentirlo mirarme. Sí, me había vestido de su color favorito, a propósito, como una adolescente entusiasmada, tratando de darle señales al chico que le gustaba. Aunque, a diferencia del chico adolescente, Edward parecía estar completamente consciente de las señales que le estaba enviando.

El recorrido terminó cuando regresamos al vestíbulo, y observé al grupo, tratando de descifrar si alguno tenía preguntas. Algunos se acercaron y pidieron aclaraciones, las cuales logré sortear sin muchas complicaciones.

Cuando parecía que nadie más tenía algo que decir, asentí al grupo.

—Gracias a todos por venir. Estaré esperando sus ofertas.

Varios hombres se acercaron para estrechar mi mano, y ahora que no estábamos en el medio de una reunión, fueron demasiado amistosos. Les ofrecí un saludo tenso, cortando cualquier intento que pudieran estar considerando.

Volteé hacia Edward después de soltar la mano de un hombre que estaba acercándose un poco demasiado a mí, y mi corazón saltó a mi garganta.

—Dra. Swan —dijo, ofreciéndome su mano. Me estiré para tomarla, y su tacto alivió mi irritación.

Era un poco inquietante.

—Sr. Cullen. Gracias por venir.

Él asintió, su mirada moviéndose hacia sus subcontratistas.

—Gracias por la invitación. —Me miró de vuelta—. Estoy seguro que estaremos en contacto.

Sonreí y asentí, tratando de detener mi sonrojo. ¿Por qué él tenía esta rápida reacción en mí? ¡Era una mujer adulta!

—Estaré esperando ansiosa —susurré.

Él sonrió, y tarde, me di cuenta que seguíamos sosteniendo nuestras manos. Parpadeé y lo solté, dando un paso hacia atrás y bajando la mirada al suelo para recuperarme.

—¿Cree que su equipo podrá con el desafío? —pregunté, mirándolo. Él respiró profundo, y su lengua se deslizó por su labio inferior tan rápido que casi me lo perdí.

—Oh, definitivamente.

Parpadeé. ¿Cómo él podría dar tanta promesa en esas dos palabras? Me sentía jadeante, mi corazón latía dentro de mí tan rápido que estaba segura que él sería capaz de escucharlo.

—Bien —susurré, prácticamente incoherente.

—El rojo le queda bien, Dra. Swan —masculló, tan bajo que apenas lo escuché. Me sonrojé.

—Me está empezando a gustar —respondí. Él sonrió, y fue una sonrisa dulce y sorprendentemente tímida que me desarmó por completo. Me sentí relajarme y le ofrecí una sonrisa real y cálida en respuesta.

—¿Ed?

Miré por detrás de él hacia sus subcontratistas, que estaban esperándolo. Me enderecé, recomponiéndome.

—Siéntase libre de contactarme con preguntas, Sr. Cullen.

Sus ojos estaban bailando con su diversión.

—Estoy seguro que tendrá noticias de mí, Dra. Swan.

Asentí, y él me ofreció una sonrisa más antes de irse. Lo observé, en silencio, y no fue hasta que él estuvo fuera de la puerta y de mi vista que fui capaz de moverme de nuevo. Afortunadamente, Garrett había regresado a su oficina después del recorrido, así que nadie se encontraba alrededor para verme mirar a Edward como una colegiala ilusa.

Me di la vuelta y me detuve, captando la mirada de Rose. Sus ojos estaban completamente abiertos y me observaba sobre las cabezas de la clase a la que llevaba en su tour. Me sonrojé cuando nuestros ojos se encontraron, y entonces aún más cuando ella articuló «Oh, por Dios».

«Almuerzo», le respondí, y ella asintió mientras me apresuraba de regreso a mi oficina.

~WG~

Rose vino a mi oficina, depositando dos ensaladas sobre mi escritorio. Hacía demasiado frío para sentarse a comer afuera, y quería más privacidad que la sala de descanso podía ofrecer. Ella cerró la puerta antes de sentarse frente a mí, sus ojos expectantes. Me sonrojé, bajando la mirada hacia la ensalada, tratando de acomodar mis pensamientos.

—Luces sexi hoy —dijo, sorprendiéndome. La miré y sacudí mi sonrisa ante la suya.

—No me delates así —mascullé, sonriendo a mi ensalada. Ella se rio susavemente.

—Oye, no juzgo. Después de verlo, también me hubiera vestido así si sabía que él vendría a verme.

Fruncí el ceño.

—Él venía a recorrer el lugar.

Rose resopló.

—Ese hombre estuvo aquí por una razón, y el trabajo no tenía nada que ver con eso.

Puse los ojos en blanco, quitando la tapa de mi ensalada.

—Él es un profesional, Rose.

—Sí, un bombón profesional. —Resoplé y la miré. Ella me dio una sonrisa retorcida.

—Mira, no lo vi hasta el final, y quizás él estaba siendo profesional durante el recorrido, pero ni bien terminó, sus ojos prácticamente estaban desvistiéndote.

Me sonrojé aún más, mordiéndome el labio.

—Me siento tan joven e inexperta a su alrededor —admití—. Es una locura. Soy una mujer adulta, tengo una hija, por Dios santo, pero él me mira, y es como... —Me detengo, tratando de encontrar las palabras—. Es como si nadie más existiera en ese momento. Es aterrador.

Rose me observaba, sus ojos como platos.

—Demonios —masculló. Asentí, tragando fuerte.

—Él es demasiado, demasiado rápido.

Rose consideró esto.

—No quiero invalidar tus sentimientos —comentó, y levanté la mirada hacia ella—. ¿Pero esto podría ser porque no hayas estado con nadie en más de ocho meses?

Hice una mueca. El último tipo con el que había intentado salir jamás llegó a conocer a Gracie. Habíamos tenido varias citas y un poco de sexo aburrido antes de irnos por nuestros caminos. Libremente podía admitir que, sí, estaba cachonda.

Exhalé profundamente.

—Podría ser —reflexioné—. El rojo es su color favorito —admití, la vergüenza cubriendo mis mejillas aún más. Rose se rio, y la miré ansiosamente.

—Oh, Bella. Estás embelesada.

Me sonrojé aún más y pinché mi ensalada.

—Sí, eso creo.

Ella se rio.

—No te preocupes; creo que no eres la única.

Pensé en la mirada que él me había dado temprano, la promesa eterna y sensual en sus palabras. Oh, definitivamente.

Me quedé sin aliento con solo recordarlo. Diablos, realmente estaba embelesada.

Miré a Rose, que me miraba con diversión, reclinándose en su silla, sus largas piernas cruzadas, su ensalada en su regazo.

—¿Qué hago?

Se encogió de hombros suavemente, inclinándose hacia adelante para colocar su ensalada en mi escritorio.

—Primero que todo, no tienes que hacer nada —dijo gentilmente—. Mira, haciendo a un lado mis bromas, esta es una decisión que tú debes tomar. Si quieres ir tras él, estaré aquí, alentándote y ofreciéndome a cuidar de Gracie cuando sea que lo necesites. —Me envió una mirada, y me sonrojé de nuevo—. Si eliges no hacerlo, entonces estaré aquí, apoyándote y ofreciéndome a cuidar de Gracie cuando sea que lo necesites.

Parpadeé, mis ojos se llenaron de lágrimas inesperadas. Su amistad era inquebrantable e incondicional, y sentí tanta gratitud inmediata. Estiré un brazo sobre mi escritorio, tomando su mano.

—Gracias, Rose —susurré—. Has sido una amiga increíble. No puedo imaginar qué pasaría si nuestros caminos no se hubieran cruzado. —Me estremecí ante la idea, y Rose sacudió la cabeza.

—Bella, amo a Gracie y a ti como si fueran familia, y estoy aquí para ustedes como sé que están aquí para mí. Como has estado aquí para mí. —Una sonrisa triste se asomó por su rostro, y apreté su mano.

—¿Cómo estás?

Ella suspiró, soltando mi mano y reclinándose en la silla.

—Es duro —dijo, frunciendo el ceño—. Royce me envió flores el otro día.

Jadeé.

—¿Qué?

Ella asintió, tomando su ensalada y pinchándola.

—Ese maldito me quiere de regreso. ¿Cómo él querría algo conmigo? Intenté arruinar su vida.

Fruncí el ceño.

—¿Qué vas a hacer?

Rose me miró y se encogió de hombros suavemente.

—Lo llamé y le dije que si se aparecía en cualquier momento, lo castraría. —Sonrió ante la el asombro en mi rostro—. Creo que él comprendió el mensaje.

Mi corazón dolía por ella. Quería ayudarla a atravesar esto, a quitarle un poco del dolor que la ruptura con Royce le había traído. Rose era fuerte, pero incluso ella tenía sus momentos de incertidumbre. Había sido una revelación para mí.

—¿Te gustaría pasar el fin de semana con Gracie y conmigo? Podemos hacer algo divertido, quizás mirar películas o algo —ofrecí. Rose me miró con ojos bien abiertos.

—¿En serio?

Asentí.

—Sí, será divertido. Pasaremos el día consintiéndonos. A Gracie le encantará. A mí también.

Rose sonrió.

—Oh, Bella, eso me encantaría mucho.

Sonreí.

—Bien.

~WG~

Garrett me detuvo mientras me iba.

—¡Bella! —llamó desde la puerta abierta de su oficina. Me detuve, asomando la cabeza adentro. Era más grande que la mía, con un ventanal que daba hacia el agua. Él tenía estampas de peces colgadas en una pared, arte por encargo de un artista local—. Oye, solo quería hacerte saber que hiciste un buen trabajo hoy.

Parpadeé y sonreí un poco, entrando a su oficina un poco.

—Oh, gracias.

Él se puso de pie detrás de su escritorio, dando la vuelta para apoyarse contra el costado de este, así estaba más cerca de mí.

—En serio, me impresiona las horas que has estado dedicando y lo eficiente que has estado manejando todo. Jamás hubiera imaginado que este fuera tu primer proyecto grande.

Sonreí.

—Estoy un poco abrumada —admití—. Pero honestamente, estoy más emocionada que otra cosa. No puedo creer que finalmente esté sucediendo.

Garrett asintió, levantando una mano para rascarse la barbilla con su dedo índice y pulgar.

—Es emocionante, ¿cierto? —Tarareó. Asentí, y sus ojos azules claros se encontraron con los míos—. Bella, ¿estás libre este fin de semana?

Me detuve, insegura de lo que él estaba preguntando.

—Eh, acabo de hacer planes —dije lentamente. Él asintió.

—Hay un laboratorio en Olympia, algo nuevo, de última generación. Lo usan para monitorear los peces de agua dulce en la zona, pero pensé que podríamos ir y echarle un vistazo. Podría ayudar con los planes para este laboratorio.

Parpadeé. Oh, ¿esto era por trabajo?

—Tengo a mi hija todo el fin de semana —dije lentamente—. Pero estoy segura que podría ir el próximo fin de semana —comenté. Él asintió.

—Claro, claro. Encontraremos el momento. No es urgente. Solo se me ocurrió esta tarde y pensé que lo comentaría.

Lo observé, tratando de determinar si esto realmente era solo por trabajo. Él estaba relajado, así que quizás lo era.

—De acuerdo. Tengo que ir a recoger a Gracie de la guardería. —Asentí hacia la puerta—. ¿Te veré el lunes?

Él asintió y me saludó con la mano.

—El lunes. Ten un buen fin de semana, Bella.

Le sonreí y salí de su oficina y del edificio. Aunque estaba casi segura que él había estado preguntándolo por trabajo, no estaba convencida. Ese pensamiento me puso ansiosa, y sacudí la cabeza. No iba a hacer una montaña de un grano de arena, y ahora mismo, tenía cosas más importantes en mano, específicamente, deducir qué estaba pasando con un hermoso, seguro y encantador director de proyectos.