Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es fanficsR4nerds, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: This story is not mine, it belongs to fanficsR4nerds. I'm just translating with her permission. Thank you so much, Ariel!


Capítulo 9

Edward

—Seth, ¿cómo vamos?

Seth levantó la mirada de su computadora, dándome una expresión nerviosa.

—B-Bien —respondió—. Solo estoy esperando un número de CSC.

Fruncí el ceño, sacando mi teléfono del bolsillo. Revisé mi correo, y cuando estuve seguro que no tenía nada de Crowley, marqué su número.

—Hola, Ed.

—Tyler, dime, ¿aún vas a presentar algo?

Tyler suspiró.

—Sí, amigo. Uno de mis internos mezcló las carpetas, así que estamos en apuros. Lo tendremos para ti en los próximos diez minutos.

Exhalé.

—Genial. ¿Cómo luce?

Tyler gruñó.

—Es perfecto, amigo. Vamos.

Me reí.

—De acuerdo, lo estaré esperando.

Tyler gruñó de nuevo, y colgamos. Regresé a mi laptop, echando un vistazo a Seth.

—Diez minutos.

Él asintió, regresando a su computadora. Había reubicado mi laptop en un escritorio vacío en el departamento de tasación así mientras nos acercábamos a la recta final de la licitación, no tendría que correr de un lado al otro para hablar con Seth. Él seguía siendo muy joven, pero hasta ahora, él había estado dispuesto a aprender, así que me encontraba feliz de seguir trabajando con él.

—¿Revisaste los números eléctricos? —pregunté mientras Seth levantaba la mirada de mi computadora. Él me miró y asintió, volteando para observar al enorme televisor que se ubicaba frente al grupo de escritorios.

—Sí, toma, déjame abrirlo. —Conectó su computadora al monitor en la pared, y vi cómo él abría la licitación que había pedido. Movió su laptop al escritorio junto a mí y observamos la pantalla.

—No veo nada sobre trabajo nocturno —dije, sacudiendo la cabeza.

Seth frunció el ceño.

—Espera, lo vi en alguna parte. —Deslizó hacia abajo, y leí rápidamente, mis ojos volando por la pantalla—. Aquí —dijo, encontrando la sección y seleccionándola. Asentí.

—Bien. —Me había estado obsesionando sobre esta licitación por días ya. Todo tenía que ser absolutamente perfecto. Conocía a Bella, y había estado de acuerdo en que no dejaríamos que este trabajo afectara la relación personal que crecía entre nosotros, pero no podía enfrentar la posibilidad de no ganar ahora. Necesitaba seguir trabajando con ella. Solo había tenido contacto mínimo con ella después de nuestro almuerzo, y en cada momento ella había sido tan jodidamente inteligente y profesional. Estaba sorprendido con lo bien que ella había estado lidiando con el proceso de licitación, y necesitaba verla en acción más allá de esta parte del trabajo.

Necesitaba esto.

Marcus se nos unió en la oficina de tasación, colocando una silla libre detrás de Seth y de mí. Sus ojos ágiles escanearon la pantalla mientras revisábamos la propuesta, y estuve agradecido de tener su aporte porque él captó varias partidas presupuestarias que yo no había visto.

Cuando terminamos de revisar, y entonces revisar de nuevo después de que la oferta de Crowley finalmente había llegado, Marcus asintió, reclinándose en su silla y llevando una mano sobre mi hombro.

—Luce bien —dijo, dándole la aprobación final. Asentí, enviándoselo a marketing para asegurarme que no se haya hecho ningún ajuste de último momento. Chelsea respondió de inmediato, enviándome la autorización. Lo finalicé, lo cargué a nuestro servidor en línea, y mientras lo hacía, trabajé en mi correo para Bella.

No era fácil escribir en un formato profesional cuando quería nada más que ser casual. Ni siquiera quería coquetear con ella —aunque eso no estaba lejos de mi mente— simplemente era fácil hablar con ella, y sabía que mientras más hablábamos, incluso sobre trabajo, más cómodo me sentía.

Realmente esperaba llevarla a una cita, con suerte, el próximo viernes.

Terminé el correo, lo leí dos veces, y entonces adjunté la oferta. Respirando profundo, lo envié, buscando mi teléfono a pesar que el zumbido de mi laptop decía que lo había hecho. Toqué mis AirPods para asegurarme que aún tenían carga antes de llamar a Bella.

Su teléfono sonó dos veces antes de que su dulce voz respondiera.

—Habla la Dra. Swan —dijo ella, su voz casi completamente normal. Sonreí. Habíamos hablado lo suficiente los últimos días que sabía que ella había visto mi contacto en su teléfono. Ella no podía engañarme.

—Dra. Swan —dije, tratando de no mostrar mi diversión para seguirle el juego—. Soy el Sr. Cullen de Edificio PAC —dije, ignorando la mirada que Seth me dio por encima de su computadora.

—Oh, hola, Emmett. ¿Cómo puedo ayudarte?

Solté una carcajada, sobresaltando a Seth y a las pocas personas cerca. Me puse de pie, tomando mi teléfono, y alejándome de mi computadora.

—Adorable —dije, riendo. Bella soltó unas risitas.

—Sí, lo soy.

Sonreí. Me encantaba lo juguetona que ella era.

—Solo llamaba para asegurarme que hayas recibido nuestra oferta.

Bella tarareó.

—Creo haber visto un correo con tu nombre.

—¿Y no soltaste todo de inmediato? —Fingí estar dolido, y ella resopló. Sonreí mientras pasaba por el lado de Janie y salía del edificio. Era una tarde tranquila, y era agradable alejarme de mi computadora y respirar aire fresco—. Bella, me siento insultado.

—Y ahí se va el Dra. Swan —masculló. Podía escuchar la sonrisa en su voz, y sonreí.

—La Dra. Swan lee mis correos.

—De hecho, la Dra. Swan es una científica imparcial dedicada a la verdad. —Bufó—. Tenías mejores posibilidades con Bella.

Sonreí.

—Tomaré cualquier posibilidad que pueda con cualquier parte de ti. —No quise sonar tan atrevido, pero no podía retractarme ahora.

Afortunadamente, ella se rio.

—¿Estamos ansiosos?

Sonreí.

—Muy, pero también estoy emocionado por que veas mi oferta.

Bella rio.

—Elige uno, Edward. ¿Cuál es la razón de tu llamada?

—Mmm, directo al punto, muy bien. —Solté unas risitas—. ¿Espero que el próximo viernes siga en pie? —Sonaba como un niño demasiado ansioso, pero tampoco podía retractarme ahora. Bella sabía que me gustaba. No estaba tratando de ocultar eso.

Bella suelta una risita.

—Mi equipo se reunirá para comenzar a revisarlos el lunes. Estoy armando un cronograma ahora para invitar a todos los directores de proyectos para que presenten sus ofertas el martes. El miércoles tenemos una reunión de la junta, así que deberíamos tener alguna respuesta para el jueves. —Era raro, pero me encantaba lo cómoda que ella se sentía al hablar del trabajo así. Ella procesaba mucho en voz alta, y me gustaba ser capaz de escuchar sus pensamientos.

—¿Estás esperando a darme una respuesta hasta el mismo día? —bromeé.

Bella rio.

—Lo siento. Sí, el viernes debería estar bien.

Sonreí.

—Bien. —No tenía idea de qué planear, y aunque tenía la sensación que Bella era tranquila y relajada, estaba presionándome demasiado para encontrar la cita perfecta. Aún tenía una semana, pero ahora que ya había terminado con la licitación, podía sentir mi concentración cambiar.

—¿Edward?

Me di cuenta que me había desconectado por completo, tratando de encontrar ideas para nuestra cita. Solté una risita suave.

—Lo siento, sigo aquí.

Escuché sus risitas.

—Voy a regresar al trabajo —dijo suavemente—. Aparentemente, tengo correos urgentes.

Sonreí.

—Te dejaré ir con un consejo que mi mamá solía darme cada vez que salía de la casa, incluso si solo iba al supermercado —dije, estirando una mano para frotar la parte trasera de mi cuello—. Toma decisiones inteligentes.

Bella rio, y no pude contener mi sonrisa.

—Hablaré contigo más tarde.

Sonreí.

—Adiós, Dra. Swan.

Colgamos, y pasé un momento observando mi teléfono, sonriendo como un idiota.

La puerta se abrió detrás de mí, y levanté la mirada para ver a varias personas dirigiéndose hacia el estacionamiento. Estas me asintieron mientras pasaban, y sonreí.

—Luces entusiasmado; recibiste esa licitación, ¿sí?

Eché un vistazo para ver a Chelsea salir de la oficina con un par de chicas de marketing. Solté el aliento y sonreí.

—Sí. Lucía genial. Gracias de nuevo, señoritas.

Lauren y Emily rieron detrás de Chelsea, pero Chelsea simplemente sonrió.

—Fue nuestro placer. Ten un buen fin de semana, Edward.

Las chicas voltearon hacia el estacionamiento, y pude escuchar a Lauren y a Emily discutir. «¡Invítalo!» siseó una de ellas a Chelsea. Sabía que varias personas de la oficina salían por unos tragos los viernes por la noche, y estaba de tan buen humor ahora mismo que realmente no me molestaría unirme a ellas, pero sabía que una invitación de Chelsea aún podría significar algo más. Así que, en cambio, regresé a la oficina para recoger mis cosas. Lo que realmente quería hacer era ver a Bella, pero como sabía que no podría hacerlo hasta por lo menos nuestra presentación el próximo miércoles, felizmente me conformaría con un poco de pizza y cerveza.

Me crucé con Emmett a la salida, dándole unas palmadas en su hombro.

—¿Estás ocupado esta noche?

Me miró y gruñó mientras guardaba sus cosas en su mochila. Esperé a que él recogiera sus cosas.

—No. Me estoy escondiendo. Salí con esa chica Heidi, y ella está jodidamente demente. —Sacudió la cabeza—. Creo que ella está furiosa con Ma. —Se detuvo y puso los ojos en blanco, entonces agachó la cabeza, escaneando la zona en busca de ella. Sabía que ella ya se había ido a casa, así que me reí de él. Volteó hacia mí y me fulminó con la mirada antes de sacudir la cabeza—. Como sea, salimos un par de veces, y ella es una locura en la cama, me refiero a realmente una locura.

Estudié a mi hermano con cuidado, inseguro de que quería escuchar esta historia en particular. Emmett no tenía vergüenza y compartía en exceso, una combinación letal. Él me había traumatizado cuando éramos niños al contarme en detalle gráfico sobre cómo él perdió su virginidad.

—Entonces, ¿no es tu alma gemela? —pregunté secamente. Em soltó una risa seca.

—Vete al diablo —gruñó—. Aunque ella ya ha conocido a Ma, no la llevaría a casa a menos que intentara deshacerme de ella. —Pausó—. Pensándolo bien, quizás la llevaré a casa. Ma la enviaría lejos por mí, ¿cierto?

Puse los ojos en blanco.

—Amigo, tienes treinta y cuatro.

—¿Y? —espeté—. ¿Cuántas mujeres ha hecho que Ma espante? —demandó. Cerré la boca porque, sí, había hecho eso una o dos veces. Pero no recientemente. Era un tipo lo suficientemente decente que podía decirle a una mujer que ya no estaba interesado.

—Como sea, salimos varias veces, y estuvo bien porque, como dije, el sexo es demente. Ella definitivamente es cara de mantener, y fue divertido por una semana, pero mierda, ya lo superé. Ella es tan demandante, y literalmente nunca ha preguntado algo sobre .

Le sonreí.

—Suena como un cuento de hadas —dije secamente. Él me dio un puñetazo en el hombro, y contuve mi mueca.

—Ella quiere que la lleve a cenar esta noche de nuevo, pero le dije que voy a trabajar hasta tarde. Supongo que eso significa que tengo que encontrar algo que hacer —bufó.

—¿Por qué simplemente no vas a casa?

Em hizo una mueca.

—La llevé a mi apartamento la primera noche. Ella difícilmente se ha ido desde entonces, y no puedo deshacerme de ella.

Me reí de su dilema, completamente poco compasivo. Él se había buscado esto.

—Parece que vas a tener que ir a casa y ser un hombre y decirle que ha terminado.

Em palideció ligeramente.

—Amigo, quiero evitar ese berrinche de mierda tanto como sea posible. ¿Puedes imaginar lo molesta que Alice estará cuando termines con ella? Ya tengo a Alice enviándome mensajes constantemente, gritándome por Heidi. —Bufó y puso los ojos en blanco mientras yo me reía de él. Jamás antes se había metido en algo tan así de malo—. Sí, sí —masculló—. ¿Qué harás esta noche?

Sacudí la cabeza.

—Pizza y cerveza.

Em soltó el aliento.

—Gracias a Dios; iré a tu apartamento .

Ni siquiera me molesté en discutir con él. Aunque él podía ser molesto, esperaba poder pasar tiempo con él. Nos separamos en nuestras camionetas, y subí al asiento del conductor, lanzando mi mierda en el asiento del pasajero. Salí del estacionamiento mientras ordenaba las pizzas, sabiendo que llegarían justo después que yo.

Casi ni bien terminé de ordenar, sonó mi teléfono. Fruncí el ceño, echándole un vistazo, entonces sonreí y respondí la llamada por Bluetooth.

—Hola, Alice.

—¿Dónde está esa maldita rata debilucha? —demandó.

—Qué manera de saludar a tu hermano mayor. —Estaba de tan buen humor como para ser molestado por su llamada para gritar sobre Em. Ella bufó.

—Edward, Heidi dijo que Emmett está trabajando hasta tarde de nuevo esta semana. ¿Está viendo a alguien más? Em nunca trabaja hasta tarde los viernes por la noche.

—Alice, no me interpondré en lo que sea que esté pasando entre ellos —dije, sacudiendo la cabeza firmemente. Alice realmente gruñó.

—Em está ignorando mis llamadas. ¿Por qué demonios él saldría con Heidi si solo iba a ignorarla? Sabe que ella está en su casa, ¿cierto?

—Sí, él lo sabe. —Mierda. Debería haber mantenido mi boca cerrada. Mi intuitiva hermana se quedó en silencio, y recé, mierda, rogué que ella no uniera las pistas.

—¿Se está escondiendo en tu apartamento? —demandó. Me aclaré la garganta.

—Alice, no hay nadie en mi apartamento.

Ella siseó.

—Demonios, Edward. —Había sido un inútil intento de evitar su pregunta, y obviamente no había salido bien.

—Alice, mantenme fuera de esto —gruñí—. De hecho, tú y yo deberíamos mantenernos fuera de eso. Emmett es un hombre grande, y estoy tratando de hacer que la enfrente, pero si lo hace o no no depende de nosotros.

Prácticamente podía sentir los ojos en blanco de Alice.

—Edward, ella es mi amiga y mi compañera de trabajo, y yo los presenté. Por supuesto que tengo que involucrarme.

No comprendía la lógica, y sacudí la cabeza. Alice había comenzado ahora, y ella no iba a detenerse pronto. Comenzó a despotricar sobre Emmett, y contuve mi suspiro. Ella lentamente comenzaba a succionar mi buen humor.

—Ali, tengo que irme —dije, interrumpiéndola.

Ella bufó.

—Patea su trasero por mí cuando lo veas.

Resoplé.

—Hablamos luego, Ali.

Ella suspiró.

—Hasta luego.

Colgué y sacudí la cabeza, deteniéndome en el estacionamiento bajo mi edificio. Estacioné en mi lugar y junté mis cosas antes de bajarme del coche. Me dirigí hacia el ascensor, sacudiendo la cabeza. Aunque no era menos problemático que mis hermanos, de alguna manera había terminado como el mediador entre ellos al crecer. Al parecer, algunas cosas nunca cambiarían.

El ascensor me llevó hacia el vestíbulo, donde las puertas se abrieron para encontrar a Emmett siendo acorralado por nadie más que Jessica.

Los ojos de Em se encontraron con los míos, y subió al ascensor, luciendo aliviado. Jessica parecía estar jodidamente eufórica mientras lo seguía.

—Hola, Edward —susurró.

Le di una mirada sin emoción.

—Jessica. —Volteé hacia Emmett, no queriendo ser grosero con ella pero sabiendo que era la única manera de siquiera tirar una indirecta—. Alice me llamó.

Él hizo una mueca, y Jessica nos observó con ojos como platos y llenos de intriga.

—¿Qué le dijiste?

Sacudí la cabeza.

—Nada. Ella simplemente lo sabía.

Él suspiró.

—Voy a deberle algo grande después de esto.

Asentí.

—A ella le gustan las rosas rosas —le dije—. Y Cartier. No Tiffany's.

Emmett golpeó su cabeza contra el costado del ascensor. Las puertas se abrieron en mi piso, y todos salimos.

—¿Novia? —preguntó Jessica. Le eché un vistazo. Casi me había olvidado que ella estaba con nosotros.

—Buenas noches —le dije, fingiendo haberla malinterpretado. Fue un movimiento estúpido, pero en realidad, simplemente no tenía ganas de responderle. Llevé mi trasero a mi apartamento y abrí la puerta, cerrándola detrás de Emmett.

Él sacudió la cabeza.

—Amigo, pensé que Heidi tenía la mirada loca —gruñó. Resoplé y lancé mis cosas en la segunda habitación.

—¿Cierto? O ella trabaja las mismas horas que yo, o me está acosando.

Emmett soltó una carcajada fuerte y se dirigió hacia la cocina para tomar las cervezas. Me quité los zapatos y fui hacia el baño para hacer pis y refrescarme antes de cambiarme en unos pantalones de chándal y una camiseta. Regresé a la sala justo cuando sonó el timbre. Dejé que el tipo de la pizza subiera y tomé varias servilletas mientras esperaba a que llegara a mi piso.

—La pizza está aquí —le dije a Em. Él gruñó de donde se encontraba en el sofá. Hubo un golpe a la puerta, y crucé el apartamento para abrirla—. Hola, oh...

Alice se encontraba parada en mi entrada, dos cajas grandes de pizza en sus manos mientras me fulminaba con la mirada.

—Diablos —siseé, haciéndome a un lado para dejarla entrar. Solo quería pizza y cerveza. ¿Por qué eso era mucho pedir?

Ella entró, empujando las pizzas contra mi pecho mientras sus tacones chasqueaban sobre los pisos de madera. Cerré la puerta, preguntándome si imaginé la sombra debajo de la puerta de Jessica del otro lado del pasillo. Giré hacia donde mi pequeña hermana ahora estaba caminando hacia mi enorme hermano.

—¡Emmett McCarty Cullen! —chilló. Él saltó del sofá tan rápido; parecía que alguien hubiera encendido su trasero en llamas. Casi me reí—. ¿Qué demonios crees que estás haciendo? —demandó Alice. Suspiré y cargué las cajas de las pizzas hacia la cocina, esperando que lo que fuera a suceder sucediera rápido. Em estaba trastabillando con sus palabras frente a nuestra pequeña pero formidable hermana.

—Mira, no me di cuenta que ella se volvería tan dependiente tan rápido. ¡Estaba buscando algo casual, pero ella prácticamente está viviendo en mi departamento! —se quejó.

Alice se cruzó de brazos.

—¿Por qué no le has dicho nada de esto a ella?

Em la miró boquiabierto.

—Eh, la conoces, ¿cierto?

Era la cosa incorrecta de decir, y sacudí la cabeza ante la estupidez de mi hermano. Alice golpeó su gigante brazo. Incluso podía ver desde el otro extremo del cuarto que no lo lastimó aunque sonó fuerte.

—¡Emmett, eres un asno! —chilló.

Brevemente, me pregunté si ellos terminarían esto pronto. No era normal para ellos atacarse así. Alice era eléctrica, y Emmett era un asno.

—Mira, no hablé con ella porque sabes que soy malo para hablar con las mujeres —gritó Em—. ¡Hubiera arruinado las cosas, y entonces ella estaría molesta contigo porque las chicas son raras y se culpan a la otra por esa mierda, y no quería que esto recayera sobre ti así!

Alice parecía que iba a golpearlo de nuevo.

—¿Me estás culpando por no romper con ella?

Emmett bufó.

—No estaba pensando, ¿de acuerdo? No sé cómo lidiar con las mujeres de tu mundo. No quería que perdieras una amiga o tener problemas en el trabajo por mí.

—¿Entonces por qué saliste con ella en primer lugar?

Em puso los ojos en blanco.

—¿Por qué traerla a casa si no querías que saliéramos con ella?

Alice golpeó su brazo. Él ni siquiera hizo una mueca.

—¡La llevé para que conociera a Edward!

Ante eso, el rostro de Em mostró una pequeña muestra de dolor. Me di cuenta que aunque mi hermano bromeaba mucho, el hecho que Alice no hubiera intentado emparejarlo con una de sus amigas había herido sus sentimientos.

Alice parecía haberse dado cuenta de eso también, porque de repente se desanimó.

—Em, lo siento. —Él se mantuvo en silencio mientras Alice caminaba de un lado a otro frente a él, estirando una mano para tocar su frente ligeramente—. Quizás ambos hemos sido unos asnos. —Ella se detuvo para mirarlo, y él suspiró.

—Lo siento, Ali.

Ella le dio una pequeña sonrisa.

—Yo también.

Y así de rápido, la tormenta había pasado. Ambos estaban sonriéndose, y sentí la tensión en el cuarto realmente disiparse. Sacudí la cabeza hacia ellos, pero estaba aliviado que ellos estaban superando esto.

—¿Estamos bien para comer? —pregunté.

Ambos me miraron.

—Trae esa pizza aquí —demandó Emmett. Tomé las cajas y las cargué hacia la mesa ratona. Alice sacudió la cabeza.

—No puedo comer en este atuendo —dijo, señalando a su blusa blanca y su falda negra—. Denme un minuto.

Ella caminó hacia mi cuarto, y puse los ojos en blanco, sabiendo que mi hermana iba a invadir mi privacidad y tomar mis prendas con o sin mi permiso. Tomé servilletas y otra cerveza mientras Emmett encontró una comedia en el televisor. Alice regresó descalza, vistiendo un par de mis pantalones de chándal que había enrollado en la cintura y una vieja camiseta de la universidad. Por un momento, ella lucía como cuando éramos pequeños, y le sonreí. No era a menudo que ella se vestía informalmente estos días.

Todos nos sentamos en el sofá y tomamos porciones de pizza. No podía recordar la última vez que los tres pasamos el rato. Habían pasado varios años.

Pero era agradable. Olvidaba lo graciosa que Alice podía ser, o cuán a menudo Emmett hacía una pregunta dirigida al televisor, solo para que el programa le respondiera de inmediato. Supongo que la vida se había vuelto ocupada para los tres en algún punto, había olvidado cómo mis hermanos una vez habían sido mis amigos más cercanos.

—¿Oye, Ali? —Alice y yo miramos a Emmett—. ¿Esto quiere decir que vas a romper con Heidi por mí?

Alice puso los ojos en blanco tan fuerte que parecía haberle dolido pero entonces asintió, mordiendo su segunda porción de pizza.

—Lidiaré con ella —masculló. Sonaba amenazante cuando ella lo decía, y le eché un vistazo a Em nerviosamente. Él se encogió de hombros, sus ojos bien abiertos, y metió media porción de pizza en su boca, regresando al televisor.

Sonreí y sacudí la cabeza.

Bebimos y nos reímos y acabamos toda la pizza. No me di cuenta lo tarde que era hasta que Emmett comenzó a roncar en su lugar del sofá. Todos estábamos un poco ebrios, así que envié a Alice a mi cuarto de invitados, sabiendo que si Emmett se sentía incómodo, armaría el sofá cama en la mitad de la noche. Deseché las cajas de pizza, tiré las latas de cerveza en el tacho de reciclaje, y le deseé a Alice las buenas noches antes de arrastrarme hacia la cama.