Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es fanficsR4nerds, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: This story is not mine, it belongs to fanficsR4nerds. I'm just translating with her permission. Thank you so much, Ariel!


Capítulo 13

Edward

Emmett me abordó ni bien bajé de mi camioneta.

—Hermano —llamó—. ¿Te echaste un polvo?

Le mostré el dedo del medio mientras cerraba la puerta de mi camioneta. Él estaba parado en el patio de la casa de nuestros padres, dejando que Brutus vagara por alrededor antes de llevarlo adentro. Era otro día raro y hermoso, a pesar del frío.

—Vete al diablo. ¿Podrías haberlo gritado más fuerte?

Me encaminé hacia él, y él se rio, metiendo su teléfono en su bolsillo.

—¿Qué, fue mala?

Golpeé su brazo. No tenía mucha fuerza detrás de este, y él se lo tomó a broma.

—Púdrete. No quiero que mamá te escuche —espeté. Planeaba contarle a mi mamá que había tenido una cita con Bella, pero quería que fuera en mis términos. No quería que ella se enterara por la bocota de Emmett.

Él se carcajeó y volteó para observar a Brutus.

—¿Fue Bella?

No dije nada, llevando mi atención hacia su perro también. Él me dio un puñetazo en el hombro, y realmente me dolió. Di un paso tambaleante hacia atrás, fulminándolo con la mirada.

—Bastardo travieso, te la estás tirando.

Puse los ojos en blanco.

—No es así —gruñí. Mierda, mi hombro realmente dolía. Emmett resopló a mi lado, y le eché un vistazo—. ¿Qué me delató?

Él me miró y sonrió engreídamente.

—Esa sonrisa tonta en tu rostro. Ningún hombre luce así de feliz a menos que se haya echado un polvo.

Puse los ojos en blanco de nuevo mientras él estallaba en carcajadas.

Asno.

—Como sea —mascullé, girando hacia la casa. Él le silbó a Brutus, y el perro corrió pesada y felizmente hacia nosotros. Em se dio la vuelta para caminar conmigo hacia el interior.

—Entonces, ¿cómo estuvo ella?

Le eché un vistazo. Emmett y yo generalmente éramos capaces de hablar sobre las chicas con las que habíamos estado. No todas, porque a veces las cosas se volvían un poco más serias, pero hablando en general, éramos abiertos al respecto. Vacilé por un momento, tratando de decidir si realmente quería contarle a Emmett sobre Bella. Él podría ser un asno, pero él era mi mejor amigo.

Al diablo.

—Alucinante —mascullé, sacudiendo la cabeza con un pequeño tosido. Emmett sonrió.

—Ella luce flexible —comentó. Me tensé un poco con su observación pero asentí.

—Lo es.

Él sacudió la cabeza.

—Bastardo con suerte. —Llegamos al porche, y me echó un vistazo de nuevo—. ¿Qué hay de la niña?

Le fruncí el ceño.

—Ella no estaba allí si eso es lo que estás preguntando.

Él puso los ojos en blanco.

—No, idiota. ¿En serio vas a salir con una chica que tiene una hija?

Nos detuvimos justo afuera de la puerta y lo miré. Él lució serio por un momento, lo que me confundió un poco.

—Me gusta Bella —dije después de un momento—. Y me ha gustado los momentos que he pasado con su hija. Si ella me permite entrar a su vida, voy a aprovechar la oportunidad.

Emmett pareció sopesar esto, asintiendo lentamente. Fui salvado de lo que sea que él iba a decirme cuando la puerta se abrió. Miré a papá, quien nos sonrió.

—Creí haber escuchado a alguien rondando —bromeó, abriendo más la puerta para nosotros. Entré a la casa, Emmett siguiéndome por detrás.

—Hola, papá —dije, dándole un rápido abrazo.

—Edward, ¿cómo estás?

Lo miré. Me sonreía como si él supiera exactamente lo que Emmett había visto. Me aclaré la garganta.

—Bien. —Me aparté de él antes que pudiera preguntarme algo más.

Encontré a Alice y a mamá en la cocina, Alice bebiendo una gran copa de vino mientras ayudaba a preparar la ensalada. Ni bien me vio, sus ojos se agrandaron. Ayúdame. Articuló. Sonreí.

—Hola, mamá —dije, cruzando la cocina. Mamá se dio la vuelta.

—¡Edward, cariño, estás aquí! —Se acercó para besar mi mejilla.

—Eso huele bien. ¿Puedo ayudarte con algo?

Alice se metió antes que mamá pudiera sugerir algo.

—De hecho, ¿te molestaría encargarte de la ensalada? Necesito hacer una llamada.

Le sonreí pero me moví hacia la encimera mientras ella tomaba su copa de vino. Me lanzó una mirada agradecida antes de volar de la cocina. Mamá le frunció el ceño.

—Ella es tan sutil como Emmett —masculló mamá. Solté unas risitas, y ella volteó hacia mí—. ¿Cómo estás, cariño? No te he visto mucho recientemente.

Era verdad. Entre armar la oferta para el acuario, y la siguiente presentación que tuve que dar, había estado ocupado. Por supuesto, mamá había estado en la presentación pero difícilmente la había visto excepto para decirle que cómo planeaba presentar.

—Estoy bien —dije, comenzando a cortar zanahorias—. Estoy feliz con la oferta que presentamos, y creo que la presentación fue buena.

—Mmm, sí, a Bella realmente pareció gustarle.

El cuchillo se me resbaló, casi cortando mi dedo mientras levantaba la mirada hacia ella. Mamá me estaba dando una sonrisa cómplice, y rápidamente aparté la vista. Mi mente recordó la presentación, y tuve que bajar el cuchillo por un minuto. Me había tomado cada pizca de fuerza calmar mi cuerpo después de ver a Bella en ese vestido jodidamente sexi. Me había preguntado entonces si Bella siquiera se daba cuenta de lo malditamente sexi que era. Cuando era modesta, su sensualidad salía disparada por las nubes, y me había costado toda mi concentración evitar que mi polla hiciera lo mismo.

Ese vestido y esos putos tacones habían protagonizado un número de fantasías en el tiempo que hubo entre la presentación y nuestra cita.

Ante el recuerdo de nuestra cita, no pude evitar sonreír. Bella era inteligente, graciosa, y tan jodidamente sexi. Había sido tan feliz estar con ella.

—Luces como el gato que se comió el canario —dijo mamá, sacándome de mis pensamientos. Le eché un vistazo, molesto que pudiera sentir el sonrojo asomándose por mi cuello.

—No es nada —murmuré, regresando a la ensalada que se suponía que debía preparar. Mamá tarareó, y aunque me negaba a mirarla para confirmarlo, estaba seguro que ella me estaba mirando como si lo supiera—. ¿Cómo has estado?

Mamá me puso al día con los proyectos en los que estaba trabajando mientras terminamos de preparar la cena. Era bueno ponerse al día con ella. Normalmente, intentábamos almorzar al menos una vez a la semana para estar al día con los proyectos actuales. Había estado seriamente descuidando nuestro tiempo juntos.

La ayudé a cargar la comida hacia el comedor, regresando a la cocina en busca de cubiertos mientras mamá llamaba al resto de la familia.

Nadie vendría de visita hoy, así que me senté junto a Alice, frente a Emmett, en mi lugar usual. Por supuesto, mi hermano aún podía ser molesto e inapropiado desde el otro lado de la mesa tan fácilmente como si estuviera sentado junto a él.

Aunque parecía ansioso por soltar todo sobre Bella, él mantuvo su boca cerrada al respecto. Mi hermano podría ser un dolor en el culo, pero siempre podía contar con él cuando importaba.

En cambio, él se burló de Alice, y ella se lo devolvió igual de rápido. Había una diferencia de cinco años entre ellos, pero honestamente, no lo sabrías. Alice siempre se había defendido de él muy bien.

Estaba aliviado de ver que las cosas entre mis hermanos estaban de regreso a la normalidad después de todo el incidente con Heidi. Incluso mamá y Alice parecían estar llevándose lo suficientemente bien.

Emmett había acabado de contarle a la mesa sobre su último desastre en su proyecto actual cuando mamá se aclaró la garganta. Todas la miramos.

—Y bien —dijo, apoyando sus codos elegantemente sobre la mesa, sus manos debajo de su barbilla—. Esta semana es Acción de Gracias.

Todos le dimos miradas en blanco, esperando ver a dónde iba esto. Le eché un vistazo a papá, pero incluso él parecía perdido.

—Este año, me gustaría extender una invitación para un invitado a cada uno de ustedes. —Mamá nos miró a todos, pero entonces su mirada se posó sobre mí, y me removí en el asiento—. ¿No sería encantador tener más personas aquí?

Miré a Emmett, quien me miraba con una pequeña sacudida de su cabeza. Si él no me había delatado, entonces, ¿cómo diablos sabía mi mamá? Porque no había dudas, ella sabía que había visto a Bella fuera del trabajo.

—¿Esto es obligatorio o recomendado? —preguntó Alice, quitando un poco de la atención que había sobre mí. Mamá la miró.

—Ninguna de las dos —corrigió mamá—. Solo pensé que sería bueno extender una invitación en caso de que alguno de ustedes tenga amigos sin familia cerca.

Demonios. Ella definitivamente sabía de Bella.

—¿A qué hora deberíamos estar aquí, ma? —preguntó Emmett, volviendo a quitar la atención de mí. Le eché un vistazo con agradecimiento.

Mamá se distrajo, tratando de estimar la agenda para el día, y aproveché la oportunidad de levantarme y comenzar a juntar los platos.

Entré a la cocina, soltando un largo suspiro. No era que no quería que mi mamá no supiera sobre Bella; simplemente conocía a mi mamá. Ella se emocionaría de más, se dejaría llevar, y antes de darme cuenta, ella tendría a Bella y a Gracie en las cenas de los domingos con nosotros antes que Bella y yo realmente tuviéramos la oportunidad de conocernos bien.

Parte de mí no le molestaba la idea de que Bella y Gracie vinieran a las cenas de los domingos, y honestamente, el tenerlas aquí sonaba divertido, pero Bella y yo aún necesitábamos tiempo. Teníamos que comprender las cosas entre nosotros antes de que mi familia comenzara a entrometerse.

Distraídamente, saqué mi teléfono de mi bolsillo. Bella y yo habíamos estado mandándonos mensajes un par de veces ayer, pero intentaba dejarla en paz porque sabía que ella estaba ocupada. Solo habían pasado poco más de veinticuatro horas desde que la había visto, menos desde la última vez que hablamos por mensajes, pero ya la extrañaba.

Dándole golpecitos al borde de mi teléfono, debatí por un momento antes de suspirar y ceder.

Mamá parece saber que salimos.

No sé cómo, pero no me sorprendería si ella te arrincona al respecto. ~E

Le fruncí el ceño a mi teléfono ni bien el mensaje fue enviado. No quería hablar con Bella sobre mi mamá, pero me había acobardado y no había escrito lo que realmente quería decir.

Un minuto más tarde, vibró mi teléfono, y mi corazón saltó hacia mi garganta cuando vi el nombre de Bella.

Ella es tan sutil como un tren de carga, pero estoy segura que puedo lidiar con ella. ~B

Me reí, sacudiendo la cabeza. A menudo me olvidaba todo el tiempo que mi mamá y Bella ya habían pasado juntas. De alguna manera, hacía todo esto mucho más fácil.

Estoy seguro que si alguien puede, esa eres tú.

Aunque espero que puedas lidiar con ella de una manera completamente diferente a cómo lidiaste conmigo. ~E

Y ahora estaba tratando de sextear con ella durante la cena del domingo. Dios, era un pervertido.

Edward Cullen, ¿estás fantaseando o pidiendo una repetición? ~B

Sonreí, escribiendo rápidamente mi respuesta.

Ambas. ~E

Alice entró a la cocina entonces, asustándome por completo, y maldije, casi dejando caer mi teléfono. Ella arqueó una ceja en mi dirección mientras cargaba varios platos hacia el fregadero.

Mi teléfono vibró con un mensaje, pero esperé a que Alice se fuera de nuevo antes de bajar la mirada hacia este.

No puedo esperar. ~B

Mi boca se secó un poco mientras leía su mensaje, y estaba a punto de responder cuando envió otro.

Mierda, Gracie acaba de pintar al gato. Tengo que encargarme de esto antes que él haga un desastre en el apartamento. ~B

Me reí, la decepción mezclándose con mi diversión.

Haz lo que tengas que hacer. Hablaremos de nuevo pronto. ~E

Guardé el teléfono en mi bolsillo, sacudiendo la cabeza. Solo hablar con ella me hacía sentir mucho mejor. Me dirigí hacia el comedor para unirme a mi familia de nuevo, con una sonrisa estúpida en mi rostro.

~WG~

El lunes por la mañana, llegué al trabajo temprano, ansioso por empezar varias cosas que había estado postergando por la oferta que había estado preparando. Solo un puñado de personas estaban allí cuando entré, y les asentí de camino a mi escritorio.

Acomodé mi laptop y la encendí antes de dirigirme a la cocina para prepararme una taza de café.

Cuando vertí el café, traje mi taza conmigo al escritorio, bebiendo a sorbos antes de que se enfriara lo suficiente. Era el mismo tostado oscuro que siempre tuvimos en la oficina, pero hoy me recordaba al café que Bella me había llevado a la cama. Su café había tenido un sabor infinitamente mejor, y no solo por lo que le siguió.

Mi computadora comenzó a sonar, sacándome de mis fantasías, y sacudí la cabeza para aclarar mis pensamientos. Cierto, tenía muchas cosas que hacer.

Me puse a trabajar y fui capaz de mantenerme bastante concentrado la mayoría de la mañana. Me encargué de algunas cosas que se habían apilado durante el fin de semana, pero afortunadamente, nada desastroso había sucedido, así que no era complicado de manejar. Envié un correo a Microsoft, tratando de concertar un recorrido por el sitio de trabajo, cuando sonó mi teléfono. Le eché un vistazo a mi pantalla, incapaz de contener mi sonrisa, cuando vi que era Bella.

—Buenos días, Dra. Swan —dije, reclinándome en mi silla.

—Buenos días para usted, Sr. Cullen. —Podía escuchar la sonrisa en su rostro.

—¿A qué le debo este honor un lunes por la mañana? —pregunté, golpeteando mi bolígrafo contra mi muslo. Ella estaba llamando desde la línea de su trabajo directamente a mi línea de trabajo, así que quería tratar de mantener esto tan profesional como fuera posible. Aunque era difícil.

—Esperaba que tuviera un momento para hablar sobre la propuesta de licitación que su equipo presentó la semana pasada —dijo suavemente. Me enderecé, asintiendo.

—Por supuesto. ¿Hay alguna pregunta que usted o la junta tenga con respecto a nuestra presentación?

Se aclaró la garganta.

—No, todo fue muy claro y bien organizado. Apreciamos el esfuerzo que usted y su equipo le pusieron a la presentación la semana pasada; la suya de lejos fue una de las mejores presentaciones.

No estaba seguro si ella debía decirme algo así, pero sonreí de todos modos.

—Gracias.

Ella tarareó suavemente.

—La junta deliberó la semana pasada, y esta mañana han llegado a una conclusión final —dijo lentamente—. PAC obtuvo el segundo lugar en términos de precio, y aunque la junta estuvo de acuerdo en que fue una oferta muy competitiva, la experiencia de las industrias WOL no podía ser superada.

Hice una pausa, frunciendo el ceño cuando mi corazón dio un giro y latió pesadamente.

—Eso veo.

Ella volvió a aclararse la garganta, y fue solo ahora que había dejado de coquetear con ella que noté lo nerviosa que ella sonaba.

—Apreciamos profundamente su participación en la licitación de este proyecto. ¿Espero que podamos seguir teniéndolos como contendientes para futuros proyectos también? —preguntó, su voz alzándose ligeramente al final. Tragué fuerte el nudo en mi garganta.

—Sí, por supuesto. Aprecio que me llame para hacérmelo saber.

Bella se mantuvo en silencio, y en él, se sentía que un millón de cosas estaban siendo preguntadas y solicitadas entre nosotros. No estaba listo para hablar de ello aún, así que me aclaré la garganta.

—Fue un placer licitar para usted, Dra. Swan. Gracias de nuevo por la oportunidad.

Ella suspiró demasiado suave.

—Sí, gracias por su arduo trabajo y por proveernos con una oferta tan competitiva.

Mi garganta se sentía cerrada. Necesitaba terminar esta llamada y caminar. Me puse de pie; el teléfono aferrado en mis manos.

—Hablaremos pronto, Dra. Swan. La mejor de las suertes en su proyecto.

—Gracias, Sr. Cullen. —Su voz sonaba pequeña, y colgué antes que pudiera convencerme de quedarme en la línea. Lancé mi teléfono sobre mi escritorio, no queriendo llevarlo conmigo mientras daba vueltas.

Me di la vuelta y me dirigí hacia el vestíbulo, pasando rápidamente a todos en mi camino.

Afuera, estaba lloviendo y hacía frío, pero la lluvia ártica que golpeaba mi rostro era un alivio temporal excelente para el ardor en mi garganta. Había querido este trabajo. Había querido trabajar con Bella, probarle que yo era el hombre indicado para este trabajo. Quería impresionarla, verla en su día a día, probarle que era alguien en quien podía confiar.

No había contado con perder.

Había perdido trabajos antes, por supuesto; eso venía con el territorio, pero esto se sentía peor. Intentaba separar los sentimientos que comenzaba a tener por Bella de estas emociones, pero era difícil. No había esperado tomar el rechazo tan personalmente. Racionalmente, sabía que Bella no me estaba rechazando; había pasado la noche en su casa este fin de semana, y sin dudas, ella estaba tan interesada en otra cita tanto como yo. Ella aún me quería.

Me repetía esto varias veces, tratando de respirar a través de la decepción que amenazaba con aplastar mi pecho.

Di la vuelta el edificio, moviéndome de un lado al otro bajo la lluvia e inclinándome para cubrirme de ella. Debería haber tomado un paraguas, o mejor aún, las llaves de mi camioneta, pero no iba a regresar ahora.

Caminé por la calle, tratando desesperadamente de filtrar mis sentimientos y pensamientos enredados.