Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es fanficsR4nerds, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: This story is not mine, it belongs to fanficsR4nerds. I'm just translating with her permission. Thank you so much, Ariel!
Capítulo 14
Bella
Estaba volviéndome loca mientras observaba mi teléfono. Lo levanté, toqué la pantalla para que se encendiera solo para sacudir la cabeza y volver a bajarlo, convencida de que estaba exagerando. La junta se había decidido por PAC la semana pasada, pero cuando había llegado ayer, había encontrado una cadena de correos de los principales miembros de la junta diciendo que ellos querían otorgárselo a WOL. No estaba segura de lo que había pasado, si algún tipo de acuerdo había sido hecho o si simplemente habían creído que WOL sería una constructora más fuerte, pero yo había sido la encargada de entregar las noticias, tanto buenas como malas.
Había sido horrible escuchar la voz de Edward pasar de juguetona y sexi a sombría y fría. Estaba tratando de no tomármelo personalmente, pero cada hora que pasaba que no escuchaba noticias de Edward, era difícil. Le había enviado un mensaje anoche cuando llegué a casa, pero él nunca respondió. Normalmente, tan pronto en cualquier tipo de relación, no me molestaría mucho; no éramos novios, y habíamos tenido solo una cita, Edward no me debía nada.
Pero esto era diferente. Habíamos mezclado nuestros mundos personales y laborales, y ahora...
Solté un suspiro largo, llevando mis dedos a mi cabello y jalando de este. Mi cabello estaba recogido en una coleta, así que fue muy inefectivo, y gruñí, poniéndome de pie. No podía concentrarme en nada.
Salí de mi oficina, dirigiéndome hacia los vestuarios, pasando por los laboratorios. Aún no había entrado a los tanques hoy, y sabía que la atmósfera acuática tranquila y silenciosa me tranquilizaría.
Me coloqué mi traje de baño antes del traje de buzo. Pasar por todos los pasos al prepararme para bucear era metódico e hizo que mi mente tuviera la concentración que no había tenido en las últimas veinticuatro horas.
Intenté razonar que probablemente era mejor que Edward no hubiera obtenido el trabajo. Asumiendo que él pudiera superar este obstáculo, podríamos retomar una relación sin ningún tipo de problema laboral sobre nosotros.
Las cosas eran más fáciles de esta forma.
Sabía esto, y aún así no negaba la decepción en mí. Había anhelado trabajar con él, aprender de él. Había dejado mi imaginación volar con fantasías de Edward enseñándome su mundo, de mí compartiendo el mío con él. Hubiera sido... bueno, en mi mente, hubiera sido perfecto.
Pero nada era realmente perfecto y por tan buenas que mis fantasías eran, sabía que seguramente no eran reales.
Me dirigí hacia el tanque y me dejé entrar en la rutina familiar. Vi a Rebecca mientras me preparaba para entrar y la saludé. Ella me devolvió la sonrisa, agitando una mano debajo de varias carpetas.
Teníamos un par de pequeños tanques en el acuario reservados específicamente para el Pulpo del Pacífico Norte. Iba allí cada ciertos días para hacer las pruebas de mantenimiento y asegurarme que todo estuviera en marcha. Intentaba ir más a menudo para interactuar con los pulpos mismos, pero últimamente, había estado llena de trabajo y no había sido capaz de meterme más de algunas veces por semana.
Actualmente, el acuario hospedaba a tres pulpos gigantes; dos hembras y un macho. Eran mantenidos en tanques separados, e intentaba pasar tiempo individual con cada uno de ellos.
El primer tanque albergaba a nuestra hembra más joven, Nessie. Asegurándome que mi equipo estuviera funcionando apropiadamente, aseguré el respirador en mi boca y me sumergí en el agua.
Al momento que lo hice, fue como si el mundo se esfumara. Estaba solo yo, el agua, y el encanto en el tanque, curiosamente nadando hacia mí. Nessie era joven, pero había estado cuidándola desde que ella llegó al acuario, y rápidamente comenzó a confiar en mí. Ella era juguetona y profundamente inteligente y siempre me ponía de buen humor.
Le ofrecí mis manos, y sus tentáculos se envolvieron alrededor de mis dedos. Nessie tenía menos de un año, aún sus extremidades estaban creciendo, aunque su personalidad era lo suficientemente enorme para compensar su aún bajo peso y pequeño tamaño.
Nessie era juguetona y curiosa, y ni bien se estiró hacia mis dedos, sus tentáculos se envolvieron alrededor de mi brazo mientras intentaba jugar conmigo.
Como era a menudo, mientras más permanecía debajo del agua, más tranquila me sentía. El agua calmaba las partes tensas y ansiosas de mí, permitiéndome sentir paz y felicidad.
Pasé gran parte de la mañana en los tanques, pasando tiempo con Nessie antes de ir con Octavia y Kraken.
Cuando estuve segura que todo estaba funcionando bien y nuestros pulpos estaban saludables y actuando con normalidad, salí y me dirigí hacia los vestidores.
La tranquilidad que me había cubierto en el agua comenzaba a disiparse mientras me bañaba y cambiaba, y para cuando me estaba secando el cabello, mi estómago estaba hecho un nudo de nuevo.
Escuché la puerta de los casilleros abrirse, y eché un vistazo, sonriendo débilmente cuando vi a Rose a través del espejo.
—Hola —le dije, apagando el secador de cabello. Ella frunció el ceño, acercándose a mí.
—¿Qué pasa?
Era casi encantador lo rápido que Rose podía leerme. Aparté la mirada, desenchufando el secador de cabello y envolviéndolo cuidadosamente antes de suspirar y mirarla.
—WOL obtuvo el trabajo.
El rostro de Rose se transformó, y vi la comprensión en sus rasgos.
—¿Cómo estás?
Fruncí el ceño, mirando mi reflejo.
—No lo sé —dije lentamente—. Yo... —pausé y bajé la mirada hacia mis manos que descansaban sobre la encimera. Mis uñas eran cortas, estaban astilladas, imperfectas. Pero eran manos fuertes, y mirarlas me dio una pizca de fuerza emocional—. No he escuchado de Edward desde que lo llamé con las noticias.
Rose se movió a mi lado, y levanté la mirada hacia ella.
—¿Qué? —preguntó, sus ojos entrecerrándose—. ¿Él te está ignorando?
Vacilé.
—No lo sé —dije lentamente—. No quiero saltar a ninguna conclusión... —Mi voz se debilitó ante la mirada fría que cubrió su rostro.
—Ve a hablar con él.
Parpadeé.
—¿Qué?
Señaló la puerta con su barbilla.
—Ve a su oficina y habla con él. Lo de ustedes es algo demasiado nuevo como para lidiar con esto por teléfono. Habla con él, asegúrate que él pueda lidiar consigo mismo antes de que pases más tiempo preocupándote al respecto. Si él no puede soportarlo, aléjate.
Me la quedé mirando. Ella tenía razón, pero...
—Tengo que recoger a Gracie —dije lentamente. Ella sacudió la cabeza.
—Yo la recogeré de la escuela. Sigo estando en la lista, ¿cierto? —Me la quedé mirando, mis ojos de par en par, y asentí—. Bien. Recogeré a Gracie, la llevaré a almorzar, y luego a mi apartamento. Tú la recoges cuando estés lista.
Sentí las lágrimas arder en mis ojos, y envolví a Rose en mis brazos. Ella rio, aferrándome con facilidad.
—Rose, yo... —Mis palabras se atascaron en mi garganta, y Rose frotó mi espalda gentilmente.
—Lo sé —susurró—. También te amo.
La abracé con fuerza. No había sabido que los amigos podían ofrecer tanto amor incondicional.
—Gracias —susurré, apartándome de ella y secando mis ojos—. En serio, no sé lo que haría sin ti.
Rose sonrió y levantó una mano para apartar un mechón de cabello por detrás de mi oreja.
—Eras increíble mucho antes de que yo llegara, Bella. Eres increíble y si ese hombre va a comportarse como un bebé, dale una patada.
Me sorbí la nariz, sonriéndole.
—Ve. Aún tengo tu silla infantil de repuesto.
Inhalé profundo.
—Gracias, Rose.
~WG~
Mis dedos tamborileaban contra el volante mientras observaba al edificio PAC. Sabía que necesitaba hacer esto, que Edward y yo necesitábamos hablar cara a cara. Esperaba conocerlo lo suficientemente bien para predecir que él había estado ocupado, que realmente estaba tomándose este rechazo bien, pero la verdad era que aún había mucho que no conocíamos del otro.
Me mordí el labio, exhalando antes de obligarme a salir del coche.
La lluvia parecía postergarse por la tarde, aunque un vistazo al cielo me dijo que no lo haría por mucho tiempo más.
Caminé hacia la entrada de PAC, inhalando profundo al abrir la puerta.
La joven recepcionista, Jane, me sonrió ni bien entré al brillante vestíbulo.
—Buenas tardes —dijo.
—Hola —dije, luchando para que los nervios se alejaran de mi voz.
—¿Esme de nuevo? —preguntó, inclinándose para tomar su teléfono. Tragué.
—No, eh, de hecho, ¿Edward?
Jane lució ligeramente sorprendida pero entonces asintió.
—Está bien, puedo hacerle saber que se encuentra aquí —dijo, estirándose de nuevo hacia el teléfono. Lo llevó hacia su oído, pero antes que pudiera marcar, la puerta de la sala de conferencias a la izquierda del vestíbulo se abrió, y una risa fuerte llenó el cuarto. Levanté la mirada, ya conociendo el sonido de la risa de Edward.
Él estaba abandonando la sala de conferencias con varias personas. Una rubia deslumbrante caminaba a su lado, y antes que pudiera contenerme, sentí una pizca de tensión invadirme. Edward y yo no habíamos hablado de exclusividad ni nada, y quizás él estaba buscando seguir adelante ahora que no había conseguido mi licitación. No creía que él fuera ese tipo de hombre, pero había estado equivocada antes.
Él se detuvo cuando me vio, sus ojos se agrandaron, y la rubia giró la cabeza en mi dirección. Tragué con dificultad, deseando haberme vestido mejor. Ella era elegante, inmaculada de una manera que yo nunca sería, y aunque me ofreció una pequeña y curiosa sonrisa, no calmó mi tensión.
—Bella. —La voz de Edward era suave, pero llegó directamente a mí.
Me mordí el labio.
—¿Estás ocupado?
Él echó un vistazo al grupo que se había detenido a mirarnos y se aclaró la garganta.
—Eh, no. —Me miró, y pude verlo tragar—. Déjame tomar mi abrigo, y podemos ir a algún lado —ofreció. Asentí, y él se alejó del vestíbulo, ignorando a todos a su alrededor. La rubia volteó hacia mí
—Soy Chelsea Lindberg —dijo, ofreciéndome una mano y una cálida sonrisa. Estiré la mía automáticamente hacia ella.
—Bella Swan.
Sus ojos se agrandaron.
—¡Oh, eres la Dra. Swan! —chilló, genuina emoción en su rostro—. Mi equipo se divirtió mucho al trabajar en tu licitación —dijo, colocándose frente a mí—. Usualmente, todo son aburridos cuartos de utilidades y estacionamientos. —Puso los ojos en blanco y sonrió. Ella tenía el tipo de sonrisa que era difícil no regresar.
—¿Fuiste parte del equipo que trabajó en la oferta? —preguntó.
Ella sintió.
—Soy la Directora de Marketing.
—Fue una oferta hermosa —le dije con honestidad. Ella sonrió brillantemente—. Desearía que las cosas hubieran podido funcionar entre nuestras compañías.
Ella asintió.
—Bueno, con suerte, habrá otra oportunidad —dijo suavemente. Asentí de acuerdo.
Vi a Edward regresando hacia nosotras, sus ojos moviéndose entre Chelsea y yo. Chelsea giró para sonreírle. Ella me echó un vistazo mientras Edward se nos unía.
—Será mejor que regrese al trabajo. Fue encantador conocerla, Dra. Swan.
—Bella —la corregí automáticamente. Chelsea asintió.
—¡Espero volverte a ver pronto, Bella! —dijo, dándose la vuelta para dirigirse hacia el pasillo. La miré irse, mayormente porque estaba demasiado ansiosa como para mirar a Edward. Cuando ella desapareció, finalmente lo miré. Él lucía incómodo, raro, y odiaba eso.
—¿Vamos? —pregunté.
Él asintió y dio un paso frente a mí, abriendo la puerta de la entrada. Pasé por su lado, absorbiendo el aire frío y húmedo de afuera. Él salió del edificio a mi lado y se detuvo en el pavimento.
—¿Deberíamos? —Pausó, y le eché un vistazo.
Él estaba mirando el estacionamiento, frunciendo suavemente el ceño.
—¿Dónde deberíamos encontrarnos? —pregunté, sintiéndome molesta. Él me miró con sorpresa.
—Oh, hay una cafetería doblando la esquina —sugirió. Asentí, sacando las llaves de mi bolsillo—. Yo... —Se detuvo, y lo volví a mirar—. Puedo conducir si no estás apurada.
Estaba sorprendida de su oferta. Parte de mí pensaba que era mejor tener un escape rápido si él realmente era el tipo de hombre que no podía soportar esta conversación, pero si esta iba a ser la última vez que lo vería, egoístamente quería pasar tanto tiempo con él como fuera posible, incluso si me dolía después.
—Está bien.
Él tragó y asintió, señalándome hacia una gran camioneta. Me sorprendió al abrir la puerta del pasajero para mí. Lo miré mientras subía. Él cerró la puerta, y lo vi caminar alrededor de la camioneta. Estaba más nerviosa ahora de lo que había estado antes de nuestra cita.
Edward subió y me echó un vistazo mientras ponía en marcha el motor. Después de este fin de semana, había imaginado un beso sensacional como saludo la próxima vez que nos viéramos. No había imaginado esta incomodidad.
Me lamí los labios y miré por la ventana mientras él salía del estacionamiento. Por alguna razón, sentía que no podíamos hablar aún—como si necesitáramos esperar... ¿a qué? ¿Estar cara a cara? Sabía que si necesitaba terminar con él, cara a cara sería más difícil pero probablemente mejor a largo plazo.
Mis manos se retorcían en mi regazo.
Edward encontró un lugar para estacionar en la calle a una cuadra de la cafetería y me echó un vistazo antes de bajar de la camioneta. Lo seguí, encontrándolo en la acera. No me ofreció una mano; en cambio, las mantuvo enterradas en sus bolsillos. Me puso incluso más ansiosa mientras caminábamos hacia la cafetería.
Estaba bastante vacío adentro, y después de ordenar las bebidas, nos acomodamos en una mesa en el fondo, lejos de los pocos clientes allí.
Con mi bebida en mano y sentada frente a él, finalmente encontré mi valentía.
—¿Qué demonios?
Edward se encogió, una mano alzándose para jalar de su cabello mientras su mirada caía a la mesa.
—Lamento no haberte respondido el mensaje —dijo lentamente—. Realmente estaba ocupado.
Puse los ojos en blanco.
—Está bien, ¿y qué hay de cada minuto desde que me viste en el vestíbulo?
Él me miró, y lo vi tragar con dificultad. Sus ojos volvieron a la mesa, y soltó un suspiro largo pero no dijo nada. Resoplé.
—Mierda, Edward —siseé—. Hablamos sobre mantener nuestras vidas laborales y personales separadas —señalé—. Pero si esta es tu idea de separación, entonces olvida todo. —Estaba molesta, dolida, y frustrada. Él estaba actuando como un niño, y simplemente no tenía tiempo ni espacio en mi vida para cuidar de otro niño.
—Mierda —siseó, jalando de su cabello. Cuando parecía que él no iba a decir algo más, sacudí la cabeza y tomé mi cartera, preparándome para ponerme de pie.
—Bella, detente —dijo, su mano estirándose rápidamente para envolverse alrededor de mi cintura—. Lo siento. Tienes razón —dijo, mirándome. Lo miré con cautela pero volví a bajar mi cartera a mi lado en el banco. Él sacudió la cabeza, su mano aún alrededor de mi cintura—. Soy un asno que aparentemente no se toma bien la decepción —bufó, sacudiendo la cabeza—. Lo siento, Bella.
Lo observé, mi corazón martilleando dentro de mi pecho.
—No fui yo la que tomó la decisión final —dije lentamente. Edward volvió a encogerse.
—No debería importar; incluso si hubiera sido tu decisión, debería haberme tomado esto mejor. Debería... —Se detuvo, jalando de su cabello de nuevo con su mano libre. Inhalé profundo.
—¿Dónde quedamos? —pregunté. No tenía tiempo para dar vueltas. Si él no podía con esto, necesitaba saberlo y alejarme de aquí.
Él me miró.
—Soy un asno, y no he tomado nada de esto bien. —Suspiró, su pulgar frotando la zona de mi muñeca—. Si pudieras perdonarme por ser tan infantil, me gustaría seguir viéndote.
Lo observé. Parecía ser sincero, aunque razonablemente, sabía que había más de lo que necesitábamos hablar. Me lamí los labios.
—Realmente me gustas, Edward —susurré. Sus ojos se encontraron con los míos, y sentí mi aliento atascarse mientras me perdía en su mirada—. Solo necesito saber que puedes hacer esto; mantener nuestras vidas laborales y personales separadas.
Él asintió, apropiadamente reprendido, y entonces me di cuenta que probablemente fue mejor que no él no hubiera ganado la licitación. ¿Y si él hubiera ganado y no hubiera sido capaz de mantener nuestras vidas separadas? Me estremecí al pensar en las consecuencias de lo que pudiera haber sucedido.
—Lo siento —dijo de nuevo—. Simplemente no había contado con perder. Me tomó por sorpresa, y entonces la sensación de rechazo se ubicó junto a todos estos sentimientos que tenía de este fin de semana. —Sus ojos se levantaron hacia mí, y a pesar de la intensidad de la conversación, sentí el calor recorrer mi cuerpo ante el recuerdo de nuestra cita. Me mordí el labio, asintiendo—. Siendo realista, sabía que no eras tú rechazándome. Lamento no haber manejado esto mejor.
Tragué, lamiéndome los labios. Lentamente, giré mi mano así mis dedos podían envolverse alrededor de su muñeca también.
—Creo que esto podría ser mejor —susurré lentamente. Edward me miró—. Ahora podemos salir y conocernos sin la presión del trabajo. Simplemente podemos... ser.
Edward asintió.
—Creo que tienes razón. —Apretó mi muñeca suavemente—. ¿Puedes perdonarme?
Lo observé. Él parecía ser honesto, y siendo honesta, no importaba lo perfecto que parecía, sabía que habrían obstáculos que tendríamos que atravesar. Los había en cada relación.
Y hasta ahora, Edward me había probado que valía la pena el tiempo para trabajar en ellas.
Apreté su brazo un poco en respuesta y le ofrecí una pequeña sonrisa.
—Sí, te perdono.
Perdón por la demora. Esta semana sabía que iba a ser estresante, y a menudo me obligo a actualizar a pesar de estar super estresada y ocupada, pero esta vez no solo no pude si no que sentí que no debería darle esa prioridad que le doy. Estos días ya deberían regresar a la normalidad las actualizaciones :) Muchas gracias a las que me enviaron mensaje preguntando si estaba bien, no saben lo apreciados que fueron. Como siempre, mañana adelanto en el grupo. ¡Buen fin de semana y abrazos! Ya casi se acercan momentos Edward y Gracie :3
Pali
