Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es fanficsR4nerds, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: This story is not mine, it belongs to fanficsR4nerds. I'm just translating with her permission. Thank you so much, Ariel!


Capítulo 19

Edward

Estuve fastidiosamente feliz los siguientes dos días. Bella y yo hablamos varias veces, aunque mayormente por mensajes, y cada vez estaba más y más emocionado por nuestra cena. Extrañaba a Bella, y estaba emocionado que ella quisiera abrir su mundo para mí, invitar a Gracie a lo que estaba sucediendo entre nosotros.

El miércoles por la noche, salí del trabajo a tiempo para variar, yendo directamente a casa para ducharme y prepararme para la cena. De camino a recoger a Bella y a Gracie, me detuve para comprar flores para las dos.

De acuerdo con Bella, Gracie me llamaba su príncipe, y estaba determinado a estar a la altura de eso.

Me detuve frente a su edificio, estacionando en la calle antes de bajarme de la camioneta. Estaba ansioso, y mis dedos apretaron los tallos de los ramos varias veces mientras entraba.

Llegué al piso de Bella, y mientras me acercaba hacia su puerta, sentí los nervios apoderarse de mí. Quería causar una buena impresión, no solo con Gracie sino que con Bella también. El consejo de Liam había estado dando vueltas por mi mente desde que lo había visto, y estaba determinado a hacer que Bella viera que estaba adentro, tanto como ella me lo permitiera.

Toqué a la puerta, una sonrisa jodidamente tonta en mi rostro mientras esperaba. La puerta se abrió, y mi sonrisa desapareció cuando un hombre alto apareció. ¿Estaba en el apartamento equivocado? Eché un vistazo al número de la puerta antes de volver a mirar al hombre.

—Hola —dijo, estudiándome con curiosidad.

Me aclaré la garganta.

—¿Está Bella? —¿Quién era él? Parecía tener mi edad, quizás era un poco más joven. Lucía nativo americano, así que no creía que él fuera el papá de Gracie, ¿pero qué diablos sabía yo?

—Oh, sí. Debes ser Edward. Adelante.

Fruncí el ceño mientras él se hacía a un lado, dejándome entrar. Antes que pudiera responder, apareció Bella, arreglando su aro.

—¡Edward! —dijo, su sonrisa dulce asomándose por su rostro. Me sentí más tranquilo al verla.

—Estas son para ti —le dije. Ella sonrió mientras tomaba las flores.

—¡Son encantadoras, gracias! —Se estiró, presionando un dulce beso en mis labios, y no pude evitar notar que el tipo seguía parado junto a nosotros.

Bella se apartó, mirándolo.

—Edward, él es Jake. Un amigo mío de Forks —explicó, señalando entre nosotros. Moví las flores de Gracie a mi mano izquierda para estrechar su mano derecha.

—Un placer conocerte. —Intenté mantener la incertidumbre lejos de mi voz. Él me ofreció una sonrisa en respuesta y asintió.

—Igualmente, amigo.

Bella se dio la vuelta para llevar las flores a la cocina.

—¡Adelante! —dijo detrás de ella. Le di un vistazo a Jake antes de dirigirme hacia la sala. Gracie se encontraba en el sofá con el gato y su muñeca, y sus ojos se iluminaron cuando me vio.

—¡Príncipe Edward! —chilló, bajándose del sofá. Sonreí y me puse de rodillas para estar a su altura.

—Hola, princesa. —Le ofrecí las flores—. Estas son para ti.

Ella observó el pequeño ramo con ojos como platos.

—¡Mamá! ¡Mira! —chilló, tomando las flores y girando hacia Bella. Bella sonrió y sacó un segundo florero de bajo el fregadero.

—¿Qué se dice?

Gracie volteó hacia mí, y lucía casi avergonzada.

—Gracias —susurró, su voz dulce. Sonreí.

—No hay de qué.

Gracie corrió hacia la cocina para colocar sus flores en el florero que Bella preparaba para ella, y me puse de pie.

—Mamá, ¿puede Jake y el príncipe Edward venir a cenar con nosotras?

Miré a Jake con sorpresa y lo vi moverse en el lugar. Él lucía tan sorprendido como yo.

—Oh. —Bella nos miró, y pude ver lo incómoda que ella se sentía. Me aclaré la garganta.

—Me encantaría —ofrecí, tratando de romper la tensión. Jake me miró.

—He tenido un viaje largo —comenzó a decir—. Probablemente deba descansar un poco.

Gracie se encontraba frente a él antes que siquiera terminara de hablar.

—¡Por favor! —chilló, tomando sus manos—. ¡Por favor, por favor, por favor!

Él no pudo resistirse a ella. Ninguno podía. Jake me echó un vistazo de nuevo, y solté un pequeño suspiro, asintiendo.

—De acuerdo —accedió.

Gracie festejó y dio un pequeño giro.

—¡Sí!

~WG~

Bella nos condujo, ya que yo no tenía un asiento infantil. Jake intentó usar su propio coche, pero Gracie demandó de nuevo que viajáramos juntos. Él me dejó viajar al frente con Bella, pero aún así era un poco incómodo.

Por los fragmentos de conversación que había estado escuchando, deduje que Jake era nuevo en el área y estaba quedándose en el sofá de Bella.

Intenté no demostrar que me ponía celoso.

No que realmente pensara que él intentaría algo o que Bella se lo permitiría. No, era su acceso constante a Bella y a Gracie.

Era algo que no me di cuenta que ansiaba hasta ahora mismo.

Bella se detuvo junto al restaurante, y bajamos de su coche. Ella había tomado la mano de Gracie en la suya en el estacionamiento, y Gracie tomó la mano de Jake a su otro lado. Estaba comenzando a sentir lástima por mí cuando Bella tomó mi mano.

La miré con sorpresa, y ella me dio una dulce sonrisa. De inmediato comencé a sentirme culpable por mis pensamientos infantiles.

La recepcionista del restaurante nos observó un poco demasiado antes de dirigirnos hacia una mesa cerca del borde del restaurante. Ni bien nos acercábamos, vi preocupación en el rostro de Bella.

Ella me miró, y vi su predicamento. Era una mesa incómoda, sin importar cómo nos sentáramos.

Volteé hacia la recepcionista y carraspeé.

—¿Disculpe? —Ella se detuvo junto a la mesa y giró hacia mí—. ¿Hay alguna posibilidad de que estén disponibles aquellos cubículos circulares? —pregunté, señalando a los cubículos a lo largo de la pared del fondo. Ella nos miró.

—Oh, claro.

Nos escoltó hacia un cubículo, y Bella se estiró y tomó mi mano, dándole un suave apretón antes de ayudar a Gracie a sentarse. Jake tomó asiento a un lado del cubículo, y yo seguí a Bella del otro lado.

La camarera nos tendió nuestros menús, deslizando una hoja para colorear y varios crayolas frente a Gracie antes de dejarnos para estudiar todo.

—Jamás he estado aquí —dije, mirando alrededor del restaurante. Bella me miró y sonrió.

—Tienen increíbles nuggets de pollo —dijo, apoyándose contra mi hombro un poco. Le sonreí.

Ella volteó hacia Gracie para ayudarla con su menú mientras yo le echaba un vistazo a las opciones. Cuando me había decidido por una entrada, bajé mi menú y miré a Jake.

—Y bien, ¿a qué te dedicas? —pregunté mientras Bella le leía las opciones del menú a Gracie.

Jake se aclaró la garganta.

—De hecho, estoy por comenzar un trabajo nuevo —dijo, posando sus manos sobre su menú—. Como sous chef.

Asentí.

—Vaya, felicitaciones.

Él sonrió un poco.

—Gracias. Es mi trabajo de ensueño, y bajo el mando de uno de los mejores chefs de Seattle. Es una oportunidad que moría por tener.

—¿En cuál restaurante?

Jake se rascó el antebrazo.

—Canlis —dijo, sonando un poco optimista de que haya escuchado de él. Me encogí de hombros, y él asintió—. Se encuentra en Queen Anne Este —explicó.

Bella se enderezó y le dedicó a Jake una sonrisa.

—No dejes que sea modesto —dijo, deslizando una mano sobre la mía y apretando mis dedos gentilmente—. Jake trabajará en uno de los restaurantes más prestigiosos del estado.

Él bajó la mirada hacia la mesa, luciendo avergonzado.

—Me temo que no soy muy bueno con la comida elegante —admití—. Pero suena emocionante.

Bella me sonrió, apretando mis dedos suavemente.

—Edward es un hombre básico —explicó ella, mirando a Jake. Este asintió.

—Debo respetar a un hombre que sabe lo que le gusta.

Me reí.

—Sí, supongo que podrías decir eso.

Nuestra camarera se acercó entonces, tomando nuestras órdenes de bebida antes de dejarnos para mirar los menús un poco más. Llevé mi atención hacia Gracie.

—¿Cómo va la escuela, princesa?

Ella me miró.

—Hoy, estuvimos haciendo regalos para las festividades, pero no debo decírselo a mamá —dijo, coloreando agresivamente sobre el papel frente a ella. Bella rio, sacudiendo la cabeza mientras guiaba a Gracie para que permaneciera en el medio del salvamantel.

—¿Cómo está Hannah?

Bella me miró con sorpresa.

—¿Recuerdas a Hannah? —preguntó.

Me encogí de hombros.

—Supongo que se quedó en mi cerebro —le dije. Gracie me miró.

—Hannah es buena, y tiene un nuevo cachorro, y mamá dijo que podíamos tener un cachorro pero aún no porque ella dijo que soy un mono y que a Diego no le gustaría.

Me encantaba la manera en que esta niña divagaba.

Bella sacudió la cabeza en dirección a su hija, acariciando sus rizos.

—Mi hermano tiene un perro —dije, inclinándome sobre la mesa. Gracie levantó la mirada.

—¿Es un Fifi?

Fruncí el ceño.

—¿Un qué?

Bella rio.

—Creo que ella se refiera a un Bichón Frisé —aclaró ella.

—Eh, no. Él es un bulldog, y su nombre es Brutus. —Sonreí—. Pero es un buen perro, solo un poco baboso.

Gracie consideró esto.

—¿Él puede usar una corona?

Jake, Bella, y yo resoplamos.

—No lo sé. Quizás podríamos intentarlo en algún momento. Él es un perro muy paciente.

Gracie asintió que esto era aceptable y regresó a sus colores.

Ella estaba presionando tan fuerte sobre el papel que el crayón se partió a la mitad, y jadeó.

—¡Mamá! ¡Necesito uno nuevo!

Bella se acercó.

—Mira, cariño, aún puedes usarlo, ¿ves?

Gracie sacudió la cabeza.

—¡No, está roto! ¡No lo quiero! —Sus ojitos comenzaban a llenarse de lágrimas, y hubiera hecho lo que fuera por ella en ese momento para detener esas lágrimas.

—No debes llorar —dijo Jake, poniéndose de pie. Él le ofreció una mano—. Vamos, veremos si podemos buscar otro crayón. —Miró a Bella, y ella asintió. Gracie bajó del cubículo, y Jake tomó su mano, llevándola hacia el puesto de la recepcionista. Al momento que desaparecieron, Bella le dio un apretón a mi mano. La miré, y ella se inclinó, presionando un beso caliente en mis besos. Cielos, era algo bueno que ya estaba sentado porque ese beso me hubiera puesto de rodillas.

—Lo lamento mucho —dijo, apartándose—. No sabía que Jake estaría aquí esta noche, y Gracie está tan emocionada de verlo de nuevo, y sabes cómo ella es —estaba divagando, y solté unas risitas, estirando una mano para sostener su barbilla y besarla. Ella se dejó caer sobre mí.

—Oye, no te preocupes. Simplemente estoy feliz de estar aquí con las dos —le aseguré. Pausé, echando un vistazo a la recepcionista del otro lado del restaurante—. Tú y Jake no... —Me detuve, inseguro de qué preguntar. Bella, afortunadamente, sonrió.

—Éramos amigos de la infancia. Él estuvo enamorado de mí cuando teníamos trece, pero ya lo ha superado —dijo, sonriendo—. Necesitaba un lugar dónde quedarse, y le ofrecí mi sofá hasta que encuentre un apartamento cerca del trabajo.

Asentí.

—Estás cuidando de tu amigo —dije, tratando de decirle que lo comprendía. Ella sonrió y se inclinó contra mi lado un poco.

—Estoy cuidando a la familia. No he visto a Jake en años, y es bueno reconectar con él. Es como un hermano para mí.

Asentí y me incliné para besarla de nuevo. Ella gimió contra mi boca.

—Dios, te he extrañado —masculló, alejándose. Sonreí.

—También te he extrañado. —En serio que sí. Habíamos comenzado a salir en uno de los momentos más difíciles del año, con las festividades jalándonos en direcciones diferentes y manteniéndonos jodidamente ocupados con nuestras familias.

Divisé a Jake y a Gracie regresando a la mesa, y Bella suspiró, apartándose de mí. Aunque ella deslizó su mano por mi muslo, y sentí el calor recorrerme, manteniéndome caliente al mismo tiempo que encendía una llama en mi interior.

Gracie subió al cubículo con sus nuevos crayones al mismo tiempo que nuestra camarera venía a tomar las órdenes de nuestra comida. Pedí una hamburguesa, haciendo reír a Bella suavemente.

Cuando la camarera se fue con nuestra orden, giré hacia la mesa.

—Gracie, ¿cómo estuvo tu Acción de Gracias?

Ella me miró, frunciendo el ceño suavemente.

—Mamá hizo mucha comida, y el tío Jake dijo que ella era buena en la cocina, y mamá le dijo que él tenía el toque mágico.

Tanto Jake como Bella se ahogaron con sus aguas. Me estiré para darle unas palmadas a Bella en la espalda, y Jake tuvo que ponerse de pie porque intentaba respirar y reírse al mismo tiempo.

—Dios —resolló.

—¡Gracie! —jadeó Bella, sacudiendo la cabeza.

—¡Eso es lo que tú le dijiste, mamá! —dijo Gracie, dándole una mirada a su mamá.

—Por Dios —masculló Bella. Ella volteó hacia mí—. Jake logró que Gracie probara la tapenade —explicó—. De ahí, el toque mágico.

Me reí. No me sentía tan inseguro al respecto, no desde que Bella había explicado su relación con Jake, pero estaba aliviado de escuchar el contexto alrededor del recuerdo de Gracie.

—Debe ser mágico —dije, sacudiendo la cabeza y ofreciéndole una sonrisa a Jake—. Jamás he conocido a alguien que pudiera convencerme de probarlo.

Jake rio, y Gracie sonrió.

—Pero es delicioso. Las haré para ti —declaró. No pude contener la sonrisa que se estiró en mi rostro.

—Por ti, princesa, lo probaría.

Gracie rebosó de alegría.

—¡Podemos comerlo cuando vengas a jugar! —chilló. Los tres nos reímos para esconder nuestras risitas, y Bella le dio un apretón a mi muslo por debajo de la mesa.

La cena fue tranquila, y me di cuenta que realmente me agradaba ahora que no me sentía inseguro sobre Jake. Él era divertido; y al verlo con Bella, era claro que ellos realmente tenían una relación de hermanos. Honestamente, me ponía feliz de que Jake se mudara cerca de ella. Era evidente que ella extrañaba tener familia cerca.

Después de cenar, caminamos por la calle, donde Gracie nos llevó hacia una pequeña pastelería aún abierta. Bella sostuvo mi mano mientras Gracie corría por delante de nosotros, Jake tras ella, así podían ver por la ventana de la tienda.

—Gracias —dijo Bella suavemente, apretando mis dedos. Bajé la mirada hacia ella—. Esta noche ha sido increíble.

Le sonreí.

—Gracie es una niña increíble —dije, encogiendo un hombro—. Y ella merece ser cubierta de atención por personas que la adoran.

Bella me miró, sonriendo suavemente.

—Siento que los dos estamos siendo consentidos —dijo, mirando a Gracie de nuevo. Jake estaba agachado a su lado junto a la ventana, explicando los tipos de pasteles exhibidos. Le di un apretón a la mano de Bella, atrayendo su atención hacia mí.

—Ambas se lo merecen.

Seguimos caminando, robando miradas al otro en el medio de la acera. Dios, ella era jodidamente hermosa.

—Te he extrañado. —Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera pensarlas de más, y la sonrisa más deslumbrante apareció en su rostro.

—También te he extrañado —masculló, acercándose a mí. Quería besarla. Mierda, quería mucho más que eso. Simplemente quería perderme en ella. Adoraba a Gracie, pero lo que no daría para que ella pasara la noche lejos así podía tener a Bella completamente para mí mismo.

Bella llevó su mirada hacia donde Gracie y Jake estaban aún junto a la ventana. Volvió a mirarme, sonriendo, antes de estirarse, tomar el cuello de mi chaqueta y jalarme hacia abajo. Nuestros labios se encontraron mientras mis brazos la rodeaban, y mierda, había olvidado lo suaves que eran sus labios, la sensación reconfortante de su cuerpo contra el mío. Cielos, ella era perfecta.

Mis manos se extendieron en su espalda, y mis dedos ansiaban llegar a su cabello, perderse en esas mechas color chocolate. Sus propias manos se deslizaron por mi abrigo, apretando mi pecho, justo por encima de mi maldito corazón.

Ella se apartó antes de que realmente pudiera perderme en ella, y la luz en sus ojos me hizo sonreír.

—¿Estás libre este fin de semana? —preguntó, frotando mi pecho suavemente. Asentí, aclarando mi garganta.

—Sí.

Ella sonrió.

—Encontraré una niñera.

Mi corazón se contrajo, y asentí, deseando más que nada besarla de nuevo. Ella se alejó de mí justo cuando Gracie volteaba hacia nosotros.

—¡Mamá! ¡Vamos! —gritó, tomando la mano de Jake. Ellos entraron a la pastelería, y Bella y yo comenzamos a seguirlos.

Por mucho que había amado pasar tiempo con Gracie, e incluso para mi sorpresa, con Jake, no podía esperar a tener a Bella a solas.

Este fin de semana no podía llegar lo suficientemente rápido.