Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es fanficsR4nerds, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: This story is not mine, it belongs to fanficsR4nerds. I'm just translating with her permission. Thank you so much, Ariel! ❤️


Capítulo 25

Edward

Había sido agridulce ver a Bella y a Gracie regresar a su apartamento después que se terminaran las dos semanas. Por un lado, era un pequeño alivio tener mi propio espacio de nuevo, pero no podía negar lo mucho que las extrañaba. Mi hogar, y mi corazón se sentía vacío sin ellas cerca en todo momento.

Aunque no era como si nos hubiéramos dejado de ver. Los tres nos juntábamos tanto como era posible, usualmente para cenar después del trabajo y pequeñas salidas los fines de semana. Era genial, pero una pequeña parte de mí ansiaba un poco más.

Pero no quería apresurar nada, así que mantuve esa parte de mí a un lado y simplemente disfruté el tiempo que sí pasaba con mis chicas.

Habían pasado casi dos meses desde que habíamos vivido temporalmente juntos, y habíamos creado una rutina la mayoría de las noches. Salía más tarde los jueves por la mañana, así que a menudo pasaba la noche de los miércoles con las chicas. Rápidamente se estaba volviendo mi noche de la semana favorita.

Me dirigí al apartamento de Bella después del trabajo, y no pude evitar disfrutar lo correcto que se sentía ir a casa con ellas.

Estacioné en mi espacio usual y subí hacia su apartamento, saludando a varios vecinos que había tenido la oportunidad de conocer.

Cuando llegué al apartamento, la puerta de la entrada estaba sin llave y entré. Podía escuchar a Bella hablando por teléfono en su cuarto, así que pasé por el cuarto de Gracie en mi camino hacia allí.

—Hola, princesa.

Ella sonrió cuando me vio, corriendo hacia mí para abrazarme.

—Hola, Edward —dijo, acurrucándose contra mí. La tomé en mis brazos.

—¿Qué está haciendo mamá?

Bella prácticamente estaba gritando al teléfono. Nunca la había escuchado tan enfada antes. Gracie frunció el ceño.

—Ella siempre suena así cuando papi llama.

Mi corazón se salteó un latido.

—Oh —dije lentamente. Gracie se escapó de mis brazos.

—¿Quieres jugar a tomar el té?

Me lamí los labios, echándole un vistazo a la puerta antes de mirar a Gracie de nuevo.

—Claro, princesa.

Me senté al borde de su cama y la dejé colocar los platos y las tazas para nosotros mientras mi mente daba vueltas. Bella y yo no habíamos hablado mucho sobre el padre de Gracie. Sabía que él existía, y sabía que se encontraba en alguna parte del este, pero era un tema del que a Bella no le encantaba hablar así que nunca presionaba.

Me preguntaba sobre qué podían estar hablando para alterarla de esta manera.

Jugué con Gracie, tratando de distraernos de la conversación que sucedía en el otro cuarto.

Cuando escuché a Bella terminar la llamada, me puse de pie.

—Voy a ver a mamá —le dije a Gracie. Ella asintió y siguió jugando mientras yo salía del cuarto.

Caminé por el pasillo hacia el cuarto de Bella, tocando suavemente la puerta. La abrí a tiempo para verla sentada en la cama, inclinada hacia adelante, su cabeza en sus manos.

Ella me miró con sorpresa.

—¿Está todo bien? —pregunté, entrando a su cuarto. Ella suspiró.

—Sí, no, agh, no lo sé. —Lanzó su teléfono sobre la cama y se paró, me jaló hacia ella y me abrazó. Envolví mis brazos a su alrededor, sosteniéndola fuerte contra mi pecho—. Estaba hablando por teléfono con Riley.

Esperé, en silencio, preguntándome si ella quería hablar más sobre él.

—Se suponía que él vendría a ver a Gracie la próxima semana, pero se ha retractado. Ahora él quiere que la envíe con él, como si fuera a enviar a una niña de cuatro años sola en un avión.

Bella gruñó, apartándose de mí. La miré, manteniendo mis brazos a su alrededor tanto como era capaz.

—¿Puedo ayudar en algo?

Ella tragó.

—Solo estar aquí ayuda —dijo suavemente. No se sentía suficiente, pero Bella continuó—. Estás restaurando mi fe en los hombres —dijo lentamente. Parpadeé, sorprendido.

—Realmente no soy tan genial. —Fui evasivo, pensando en el completo desastre que era antes de conocer a Bella—. En todo caso, son ustedes dos las que me están convirtiendo en una mejor persona.

Bella me llevó hacia ella de nuevo, enterrando su rostro en mi pecho.

—Todos nos necesitábamos —masculló.

Envolví mis brazos con más fuerza a su alrededor.

—Sí, eso definitivamente es verdad.

~WG~

Un repiqueteo inesperado proveniente del teléfono de Bella me despertó.

Ella gruñó, alejándose de mí y girando sobre la cama para tomarlo.

—¿Hola? —preguntó, su voz grogui. Fruncí el ceño y busqué mi propio teléfono, mirando la hora. Era justo pasada la una de la mañana. ¿Quién demonios podía estar llamando?

—Mierda —siseó Bella, haciéndome voltear a mirarla—. No, está bien, estaré allí.

Colgó el teléfono y comenzó a bajarse de la cama.

—¿Está todo bien?

Bella gruñó mientras comenzaba a vestirse.

—No. El equipo de la noche rompió una tubería y ahora hay una inundación. Tengo que ir allí para evaluar el daño.

Hice una mueca.

—Mierda.

Una cañería rota, especialmente en un lugar como el acuario, podría ser devastador para un proyecto y el contratista responsable.

—¿Hay algo que pueda hacer? —pregunté.

—¿Puedes quedarte aquí con Gracie? No quiero despertarla.

Asentí.

—Sí, por supuesto. No te preocupes por ella.

Bella asintió, poniéndose los zapatos. Ella se inclinó sobre la cama, presionando un beso contra mis labios.

—Gracias. Regresaré más tarde.

Ella desapareció rápidamente y no volví a acostarme hasta que escuché la puerta de la entrada.

Gruñí, frotándome la frente. Esperaba que el daño no fuera demasiado malo en el acuario. No quería sobrepasarme, pero también sabía que algo así podía necesitar un serio trabajo de emergencia. Tomé mi teléfono, haciendo una nota mental de darle a Bella varios números de teléfono de equipos de emergencia buenos en caso que fuera necesitado.

Bajé mi teléfono y estaba justo dándome la vuelta para volver a dormir cuando escuché la puerta de Bella abrirse. Levanté la mirada para ver a Gracie en la entrada.

—¿Mamá?

—Mamá tuvo que ir a trabajar, princesa —le dije, levantándome—. ¿Qué pasa?

Ella caminó hacia la cama.

—Tuve una pesadilla.

Asentí.

—¿Te gustaría dormir aquí hasta que mamá regrese?

Gracie subió a la cama antes de que siquiera terminara de preguntar. Aparté las mantas y ella de inmediato se acurrucó a mi lado. Ambos nos acomodamos y envolví mis brazos a su alrededor, soteniéndola firme.

—¿Me protegerás de las pesadillas? —susurró. Sonreí en la oscuridad.

—Haré todo lo posible, princesa.

~WG~

Bella

Afortunadamente, el caño reventado no era tan malo como había temido. Habíamos sido capaces de cerrar el suministro de agua y aislar el área inundada a un espacio relativamente pequeño. Dentro de todo, podía haber sido mucho peor de lo que fue.

Solo nos llevó un par de horas, pero cuando terminé, estaba tan cansada que me preguntaba si lograría llegar a casa bien. Pero estaba determinada a regresar a casa, así que después de tomar una gran botella de agua de mi oficina y meter una goma de mascar en mi boca para mantenerme alerta, me dirigí hacia mi coche.

El viaje a casa fue rápido porque no había absolutamente ningún tráfico, y afortunadamente, fui capaz de mantenerme despierta y alerta en todo momento.

Cuando llegué a casa, fui a ver a Gracie primero. Ella no estaba en su cama, y fruncí el ceño, caminando hacia mi cuarto.

Lo que vi hizo que mi corazón casi explotara.

Gracie estaba acurrucada en los brazos de Edward, ambos dormían. Lucían tan hermosos, tan perfectos abrazados así que me era casi difícil de respirar al mirarlos.

¿Cómo había sido tan simple con Edward? Cierto, habíamos tenido nuestros altibajos, nuestros malentendidos y argumentos, pero él había entrado tan fácilmente y sin complicaciones en nuestras vidas y nuestros corazones. Él era una parte de nuestra familia que jamás había sabido buscar.

Había sentido temor durante tanto tiempo sobre dejar entrar a alguien, que en el proceso casi había cerrado mi corazón por completo.

Estaba tan agradecida de que Edward hubiera encontrado una manera de entrar, a pesar de que mis muros estuvieran levantados.

Me quité los zapatos, los pantalones y la blusa. Dejé caer la ropa al suelo para lidiar con ellas más tarde, colocándome una de las camisetas de Edward antes de subir a la cama junto a mis amores.

Edward se despertó, encontró mi mirada sobre la cabeza de Gracie.

—¿Está todo bien? —susurró.

Asentí, inclinándome sobre mi hija para besarlo.

—Sí —susurré—. Todo está perfecto.

~WG~

Los sonidos de nuestras alarmas me despertaron, y gruñí, girando. Definitivamente necesitaba dormir más, pero sabía que era poco probable que suceda hasta al menos el fin de semana.

Gracie se había ido, asumía que había regresado a su propia cama. Eché un vistazo a Edward, que estaba sentándose, quitando el sueño de sus ojos.

El solo mirarlo me llenaba con tanto amor que apenas podía respirar.

Me senté, moviéndome hacia él, y él se reclinó contra el cabecero mientras me ubicaba sobre su regazo.

—Buenos días para ti —rio.

—Te amo. —Las palabras se escaparon de mi boca, tan simples, tan fácilmente, como respirar.

Los hermosos ojos de Edward se agrandaron. Antes que pudiera hablar, seguí.

—No tienes que decirlo —dije, sacudiendo la cabeza—. No sé si es demasiado pronto o lo que sea. Simplemente necesito que lo sepas. Te has vuelto en una parte importante de esta familia y te amo.

Lo vi pasar en sus ojos, el cambio mientras su corazón se abría, y lo supe, incluso antes que él dijera las palabras.

—Bella, te amo tanto —susurró—. Tú y Gracie son todo para mí. Todo lo que no sabía que necesitaba. Eres mi familia, mi hogar.

Las lágrimas ardían en mis ojos, y sonreí, agachándome para besarlo.

De alguna manera, habíamos encontrado un hogar en el otro, y lo indicado de todo me llenaba con tanta esperanza y con tanto amor que apenas podía contenerlo.

Juntos, éramos en hogar.

~WG~

Edward

Sonreí ni bien escuché el tono de Bella. Tomé mi teléfono, respondiéndolo de inmediato.

—Hola —dije, incapaz de contener mi sonrisa.

—¿Edward?

Parpadeé con sorpresa, agradecido cuando escuché la pequeña voz de Gracie de que no hubiera respondido inapropiadamente.

—Hola, princesa.

—Hola, Edward.

Sonreí.

—Qué bonita sorpresa recibir una llamada tuya. —No era como si no acabara de verla. Ellas habían pasado el fin de semana en mi apartamento y el anterior lo habíamos pasado en el suyo por el cumpleaños de Gracie. Sin mencionar que estábamos juntos casi todas las noches de la semana.

—Edward, quiero invitarte a mi escuela para mi reciclaje de baile.

En el fondo, escuché a Bella susurrar «recital».

—Reciclaje —repitió Gracie. Sonreí.

—Me encantaría, cariño. ¿Cuándo es?

—Mañana.

—¿Sabes a qué hora?

Escuché a Gracie y a Bella hablar y entonces Gracie regresó al teléfono.

—Mamá dijo a las diez.

Sonreí e hice una nota mental.

—Estaré allí —le prometí.

—¿En serio? —jadeó. Yo sonreí.

—En serio, en serio.

Podía escuchar su alegría y entonces Bella se encontraba al teléfono, riéndose de su hija.

—Creo que ella está emocionada —bromeé.

Bella resopló.

—Ella ha querido preguntarte toda la tarde. Le dije que teníamos que esperar al menos hasta que salieras de tu reunión.

Sonreí.

—Valió la pena esperar, al menos, lo fue para mí.

Bella tarareó.

—Creo que ella se fue a hacerte una invitación en papel ahora.

—No puedo esperar a verla.

—¿Te veré cuando llegues a casa?

Mi corazón se sacudió en mi pecho. Seguíamos viviendo separados, técnicamente, pero por la frecuencia con la que pasaba la noche allí, a veces se sentía que habíamos dado ese próximo paso. No sabía cuándo era demasiado pronto —habíamos estado saliendo por ocho meses pero sabía que Gracie lo complicaba ligeramente para nosotros— así que no lo había mencionado aún, pero estaba volviéndose cada vez más difícil de contenerlo.

—Sí —mascullé—. Te veré en casa.

~WG~

—Estoy muy emocionado —le admití a Bella mientras subíamos a mi camioneta. Ella sonrió.

—Gracie ha estado practicando por semanas. Ella no me quiso contar sobre qué era el recital, pero ha estado trabajando duro en él.

Tomé su mano en la mía mientras caminábamos hacia la escuela. Bella saludó a Heidi, la mamá de Hannah, quien nos saludó amigablemente con la mano. No confiaba en la mujer —ella era una entrometida que se metía en muchas situaciones que no necesitaba— pero también era inofensiva.

Llegamos al aula de Gracie, donde pequeñas sillas habían sido colocadas en filas. Observé las sillas con incredulidad y Bella rio, sentándose en una perfectamente. Me agaché, gruñendo cuando mis rodillas tocaron mi pecho.

Frente a nosotros, había una cortina color amarillo pálido colgada en el aula y podía escuchar a los niños riendo detrás de ella.

—Esto es realmente adorable —le susurré a Bella. Ella asintió de acuerdo, su mano encontrando la mía.

Pronto, todos los padres estaban sentados en la audiencia, y la maestra de Gracie salió.

—Gracias, padres, por venir a nuestro acto muy especial por fin de año. Los niños escribieron y dirigieron este proyecto, y todos están muy emocionados de compartirlo con ustedes ahora.

Todos aplaudimos, y miré a Bella con sorpresa. Ella se encogió de hombros y ambos llevamos nuestra atención al pequeño escenario.

Los niños salieron de atrás de la cortina y no pude contener mi sonrisa al ver a Gracie vestida con un enorme tutú que yo le había ayudado a hacer el mes pasado y una corona en su cabeza.

Los niños se turnaron para hablar a la audiencia. Algunos niños bailaban, algunos mostraban imágenes, y algunos simplemente se quedaban allí parados, demasiados cohibidos como para hacer mucho más. Pero el tema era el día del padre y sentí mis latidos acelerarse mientras nos sentábamos y veíamos a los niños. Finalmente, fue el turno de Gracie y ella subió sosteniendo una imagen.

—Tengo dos papis —dijo, levantando el dibujo. Mi corazón pegó un salto—. Uno de ellos vive lejos y el otro es un príncipe. —Me encontró en la audiencia y sonrió—. Mi papi príncipe a veces me salva de los monstruos debajo de mi cama, y él hace panqueques muy buenos. Pero a veces, tengo que salvarlo de los monstruos también. Él es muy fuerte y muy bueno y muy apuesto. Amo a mis papis.

Las lágrimas ardían en mis ojos mientras todos la aplaudían. Ella dio un paso hacia atrás mientras otro niño pasaba al frente, pero no podía apartar mis ojos de Gracie. No sabía lo incompleta que mi vida realmente era sin ella y sin Bella. Simplemente había estado existiendo antes, hacía todo por inercia y sin conectar.

Ahora, mi vida tenía mayor significado y mucho más amor de lo que podría haberme atrevido a soñar. Bella y Gracie me habían enseñado tanto sobre ser un hombre, un padre, un compañero. Ellas me habían enseñado sobre la compasión, el perdón, y la paciencia; ellas me salvaron de mí mismo, de mi propia ignorancia. Ellas me habían dado todo y lo habían hecho con gracia.