Ranma 1/2 no me pertenece, le pertenece a Rumiko Takahashi, este fanfic es hecho sólo para diversión y sin fines de lucro
Tal vez
La vida nunca ha sido simple, si así lo fuera sería aburrida, pero en ocasiones nos cansamos tanto de sufrir que ya no le vemos sentido a seguir viviendo, y sin embargo ahí continuamos, porque morir es más difícil que vivir, aunque para muchas personas no lo pareciera.
Ranma había aprendido a la mala esa lección, el día que anunció que rompía el compromiso con Akane sintió que moría, el dolor que había sentido en su corazón se había extendido por todo su cuerpo, pero lo hizo porque la amaba y no deseaba seguir lastimándola, aunque nadie pudiera comprender su decisión y estaba seguro que jamás lo harían, todos estaban tan concentrados en su egoísmo que no se percataban de lo que sucedía, no se habían dado cuenta del abismo que se había creado entre ellos, pero el sí.
Obviamente los gritos e insultos no faltaron, pero la decisión había sido tomada.
Soun y Genma actuaron tal como estaban acostumbrados, gritaron exigiendo una boda que ya no ocurriría, luego lloraron su propia desgracia sin considerar a los jóvenes implicados en el compromiso.
Soun lloró porque su anhelado heredero nunca sería, sin siquiera pensar que tal vez podría haber logrado más si no hubiera obligado egoístamente a una de sus hijas a un compromiso que nunca debió de haber existido.
Genma lloró porque tendría que volver a vivir en la calle y pasar hambre, estar a expensas de lo que pudiera robar o a quien pudiera extorsionar o en el mejor de los casos con quien pudiera intercambiar de nueva cuenta a su hijo por algo de pan que obviamente sería sólo para él y actuaría como de costumbre fingiendo que era por el bienestar de su vástago.
Nabiki lloró por la pérdida de su mayor fuente de ingreso, y lo de llorar era metafóricamente hablando, ella jamás lo haría en verdad, sólo le importaba el dinero, y tal vez así fuera toda su vida.
Happosai lloró porque no podría ver a su contraparte femenina sin blusa nunca más.
Kasumi lloró por la pérdida de lo que ella ya consideraba un hermano menor no solo por el compromiso, sino por el tiempo que habían convivido, ella en verdad se preocupaba por su bien y, el saber que ya no tendría un techo ni alimento constante le mortificaba.
Akane, Akane no supo lo que sintió en ese momento. No podía decir que no sentía nada porque, si bien Ranma no había sido su primer amor, sí había sido su gran amor, con él había aprendido qué eran los celos, con él había aprendido que era el dolor, con él había aprendido a llorar por la falta de atención, con él había aprendido que, a veces, las palabras podían lastimar más que un golpe, con él había aprendido qué era dar todo de si y amar sin límite sin que él siquiera lo supiera. Si le preguntaban si le dolía, ella podía responder que por supuesto, que ahí estaba el dolor, pero extrañamente se sentía como una herida que ya casi había sanado y se había vuelto a abrir un poco, se sentía escozor y sangraba, pero no era tan grave, sin embargo ¿De ahí a querer llorar? No estaba segura.
Pudo ver tranquilamente como Ranma preparó sus cosas para salir por fin del hogar de los Tendou.
- ¿En serio te vas? - Preguntó desde el marco de la puerta
- Sí, es lo mejor para todos – Contestó aun dándole la espalda
- Y ¿A dónde iras?
- Ya sabes, por ahí. Encontraré pronto algún lugar
- ¿Te quedarás en Nerima?
- No creo, si me quedara es muy probable que mi padre y el tuyo intenten hacer algo para simplemente ir en contra de nuestros deseos. Tal vez vaya al norte
- Ranma... - le llamó mientras se acercaba a él y se sentaba a su lado para así poder verlo por fin a los ojos - ¿Por qué haces esto? - su pregunta no tenía rastro de dolor ni enojo, era más bien cargada de curiosidad
- Tú sabes la respuesta tan bien como yo Akane, hemos cambiado – Dijo al fin mirándola - No me malinterpretes, este lugar ha sido mi hogar por mucho tiempo, de hecho podría decirse que es el único hogar que conozco y en cierta forma se siente nostálgico tener que dejarlo, pero ya no es bueno que siga aquí – Metió lo último de sus pertenencias, cerró su mochila y se la cargo al hombro al tiempo que se paraba - Ya no somos el par de chicos que comprometieron, hemos crecido, hemos madurado y ahora podemos hacernos cargo de nuestras decisiones Akane - le ofreció una mano para ayudarla a pararse - Esto, Akane, es lo que debimos hacer desde el principio, no dejarles decidir por nosotros - juntó su frente con la de la peliazul - Eres una gran amiga y buena combatiente, pero pésima cocinera – ambos rieron suavemente por la verdad de la declaración - Busca tu felicidad Akane, que yo buscaré la mía - y sin más, se fue.
Akane podría haber dicho que su corazón salto de alegría al sentirlo tan cerca, pero no era verdad, podría haber dicho que deseó que en ese momento él la besara o ella haberlo hecho, pero tampoco era cierto, podría haber dicho que su corazón se había roto y había llorado en el momento que el chico atravesó la puerta, pero también eso sería mentira, lo que la chica sintió en el momento de su partida, fue nostalgia por ya no poder verlo, y un cariño profundo por el que fue su prometido y, esperaba, ahora era su amigo.
Los gritos siguieron, más por parte del patriarca del chico, quien insistía que regresara y enfrentara sus compromisos como el hombre que él había criado y heredero de la dinastía Saotome, pero el ojiazul lo ignoro. Sobra decir que una pelea comenzó, o algo por el estilo, ya que una pelea requiere dos para que exista, y Ranma solo esquivaba e ignoraba a su progenitor. Cuando estuvieron a una distancia prudente lo enfrentó, le grito lo que no había podido en años, lo usado que se sentía, lo mal padre, egoísta, cobarde y traidor que era y, por supuesto, que estaba harto de él y de que lo cambiara siempre por algo que sólo a él le beneficiaría, que él no era material de intercambio y que, en realidad, lo único que le agradecía era que le hubiera convertido en un buen peleador, no de la mejor manera, pero lo hizo, fuera de ahí, para él no era un padre.
Algo en Genma se rompió ese día, no supo si su orgullo o el poco amor que tenía por su hijo. El resultado de aquella discusión fue que, Ranma y Genma Saotome, nunca se volvieron a hablar ni a encontrar, cada hombre siguió su camino tomando lados opuestos.
La noticia del rompimiento oficial de la pareja no pasó desapercibida, ni el hecho de que el ojiazul había abandonado Nerima, ocasionando que las eternas prometidas, en primer lugar, buscarán información en la peliazul quien, por supuesto, no les dijo nada, no porque no quisiera, sino porque en verdad ella no sabía nada del chico.
Más de una vez intentaron pelear con ella para sacarle información, pero se llevaron una gran sorpresa al verla esquivar todos su ataques y tretas con mucha calma y paciencia, el no tener motivo por el cual pelear o preocuparse le ayudaba a mantenerse concentrada y ser mejor que inclusive la amazónica, cosa que enfurecía a ésta última. Después de unos meses las tres chicas se rindieron en sus intentos de conseguir algo con la chica y comenzaron a buscar por su propia cuenta.
Kodachi gasto casi toda su mitad de la fortuna de su familia en investigadores privados al punto de que su padre la tuvo que desheredar y mandar a un psiquiátrico debido a la obsesión insana que tenía en para con el chico y antes de que los dejara en bancarrota. Más de una vez se escapó del lugar, y todas las veces que volvía decía que había recibido una carta de su amado diciéndole que pronto regresaría a su lado para casarse, tales cartas sólo existieron siempre en su cabeza
Ukyo tomó su restaurante y decidió hacerlo móvil para ir buscando a Ranma por todo Japón, si una vez lo había encontrado, era seguro que lo haría de nuevo, para ella sus destinos estaban enlazados y eso era lo que le daba ánimos para continuar su camino.
Shampoo fue la última en irse de Nerima, estaba cansada, si quería a Ranma y siempre deseo tener un hijo de él más que nada por lo fuerte que podría llegar a el fruto de ellos dos, pero a su gusto, un hombre que huía de sus responsabilidades no valía la pena, y así se lo hizo saber al grupo de ancianas de su aldea, el que hubiera huido una vez había sido suficiente, pero dos daba a entender que ese guerrero no era lo que buscaban para un heredero de élite. Con un poco de pesar y decepcionada, la amazónica volvió a China, segura de que tarde que temprano sus destinos se volverían a cruzar, para bien, o para mal.
Ranma cumplió su promesa, se fue para siempre de Nerima y dejó todo su pasado en el pasado, pero se mantuvo al pendiente de Akane, viendo que estuviera bien. Se escribía en secreto con Kasumi y su madre, quienes eran las que lo mantenían al tanto de todo. Por ellas supo que Akane tuvo algunos problemas cuando se fue, que el trio de prometidas intentó, sin éxito, sacarle información sobre su paradero, él siempre supo que ella era más que todas ellas y que realmente no lo necesitaba para defenderla, sólo que su egoísmo le hacía creer que ella no era lo suficientemente buena.
También por ellas supo que, al poco tiempo de irse, por fin resolvió su eterno problema de pelea al ingresar a la escuela, a punta de gritos les hizo ver que su opinión importaba y que ella no quería salir con ninguno de ellos ni iba a pelear más para defender su opinión. Es obvio que casi nadie hizo caso pero, al verla que en las peleas matutinas en verdad no hacía nada para defenderse o contra atacar, sólo esquivaba, los chicos que luchaban contra ella fueron disminuyendo y, en lugar de eso, hacían su declaración como era debido, aunque nadie recibió el si por parte de la chica, sólo Kuno siguió insistiendo eternamente no importándole lo que la chica dijera así que Akane decidió ignorar su existencia, ayudó un poco cuando se graduó de la escuela y tuvo que irse de Nerima para seguir sus estudios.
También gracias a ellas supo que Akane había logrado entrar a una buena universidad y que, por primera vez en mucho tiempo, perseguía sus sueños y era feliz, y por ende él también lo era.
La extrañaba, no lo negaba, extrañaba su sonrisa, su voz, su carisma, su aura, su energía, su aroma, todo de ella, pero cuando la tuvo fue muy cabezota y no supo ver lo que en verdad tenía y, ahora, no se arrepentía de haberla dejado, porque al irse él, ella pudo abrir sus alas y volar, y eso le hacía inmensamente feliz. Ahora entendía bien que era el amor.
No era tener a una chica hermosa y voluptuosa a su lado, o varias en su caso, no era tener a la mejor ama de casa o mejor cocinera, ni siquiera era tener a la mujer más hábil en las artes marciales, era sentirse pleno y feliz solo con la felicidad del otro, y el en ese momento se sentía así.
El aire del mar golpeó en su cara levantando la vista de la última carta que recibió de su madre donde le informaba que Akane al fin se había ido a la universidad, sonreía como tonto al pensar en lo feliz que la chica debía estar, suspiro y se dispuso ir de vuelta a su hogar. Ahora que estaba solo, sin la carga de su padre, descubrió que podía ser responsable y conseguir las cosas como todos, trabajando.
Tal vez no ganaba mucho, ni tenía el dojo que siempre quiso, ni tenía una casa grande, pero era suficiente para él y eso le hacía feliz, además, no había perdido todo, había conseguido dar clases en un dojo del lugar y poco a poco se corría la voz de lo bueno que era, tal vez en un futuro, y a base de su propio esfuerzo, lograría también su sueño.
En su camino visualizó la universidad de su localidad, realmente el estudio no era lo suyo, pero tal vez en un año o dos intentaría ingresar y, quien sabe a dónde lo lleve eso, cuando pasó por la entrada, pudo ver a varios alumnos de nuevo ingreso saliendo, sabía que eran de primer año porque ellos tenían que presentarse antes que todo el resto del alumnado y, ahí, fue que la vio.
Su cabello abajo de los hombros, suelto, con una falda clara que movía suavemente al viento y una blusa blanca.
- Akane – Sus labios pronunciaron sin permiso su nombre y, como si fuera cámara lenta, la vio voltear
- ¡Hola ranma! - Saludo con una sonrisa que nunca le había visto
Y fue el destino caprichoso el que los volvió a juntar, sin ataduras, sin compromisos, sólo dos amigos que se reencontraban.
Notas del autor
Aquí va otra parte del fanfic que comenzó con "Solo hasta hoy" y continuó con "Desde entonces". La verdad tenía intención de que fuera un one shot, pero como pidieron la continuación escribí el segundo y, después de ese, la verdad es que la idea para este fanfic vino a mi mente sin querer y tuve que escribirla, tal vez no tenga mucha relevancia en la historia o tal vez sí, no estoy segura, sólo creí que debería escribirlo.
Preferí dejarlo como un final abierto ya que pienso que, tal vez si ellos se hubieran conocido en otras circunstancias, o mejor dicho, sin la presión de que debían casarse sí o sí, su relación habría avanzado lo suficiente, como deberían ser casi todas las relaciones, primero como amigos y después ver si evoluciona o no, pero tal como el título, eso es sólo un Tal vez.
Después de hacer el fanfic tuve que hacer un dibujo de cómo se veía el final en mi cabeza, así que si tienes ganas de verlo pueden ir a cualquiera de mis plataformas.
En deviantart y tumblr me encuentran como aikohiwatari
En instagram me encuentran como aiko. hiwatari (sin espacio)
Si llegaste hasta el final, te agradezco el tiempo que le dedicaste a leer este pequeño fanfic, sin ti, el lector, este fanfic nunca tendría vida. Y si no es mucha molestia, agradecería un review para saber qué te pareció.
Hasta que nos volvamos a leer.
