La balada del diablo y la muerte
La noche había caído sobre la ciudad y el frío me estaba carcomiendo los huesos.
Había quedado con Shinosuke para encontrarnos en la esquina de siempre.
Nunca imaginé que iba a pasarme algo como eso.
Guarde en el bolsillo de mí pantalón la billetera y algo más. Me abrigué bien, con remera manga larga, buzo, una campera rompe viento y un gorro de lana con una bufanda que me las había tejido mí mamá hacía muchos años atrás.
Si bien era de noche, la iluminación de los postes hacían parecer que era de día salvo por un detalle... la niebla, la densa y espesa niebla.
Salí de mí casa y empecé a caminar hacia nuestro punto de encuentro.
Shinosuke me había llamado por teléfono y confiaba en que iba a estar ahí.
Fui pateando las veredas de la cuadra y a medida que me acercaba sentía más y más que algo raro iba a pasar, pero nunca pensé que iba a ser eso.
A unos escasos cincuenta metros de mí punto de encuentro divisé una luz rara, borrosa por la niebla intensa.
Esa esquina, nuestra esquina. Lugar donde habías amistades que se hacían y otras que se rompían. Lugar donde nos juntamos desde siempre con los chicos y nos ponemos a hablar de la vida, de fútbol, fierros y minas.
Nuestro lugar, nuestro refugio al aire libre iluminado solamente por el alumbrado municipal.
Tiene una vereda con baldosas tipo vainillas amarillas todas rotas y dos canteros de ladrillos que hace muchos años estaban llenos de flores y hoy en día los usamos como asientos.
A un costado un enorme eucalipto.
La gran persiana oxidada cerrada está inscripta de grafitis y garabatos, haciendo notar que la panadería que solía estar ahí nunca más volvió a abrir. En ella se ven frases que quienes la fuimos habitando fuimos dejando, como marcando territorio o quizá para contar alguna leyenda. En su columna derecha el escudo de nuestro equipo y un "Che" Guevara. Ese dibujo estaba pintado desde antes que nosotros lleguemos, así que decidimos mantenerlo por respeto a quienes habitaron ese lugar como propio antes que nosotros.
En la columna izquierda el dibujo de un tipo rompiendo sus cadenas y escrito abajo la palabra "OKTUBRE"... No era más que la contratapa de nuestro disco favorito.
En la entrada un escalón que usamos para sentarnos y un techo que nos resguarda de la lluvia.
Esto que digo yo lo cuento porque para mí y los míos es un lugar sagrado. Tan sagrado como la esquina a la cual pertenece quien quiera que sea que está leyendo estas líneas.
Todos pertenecemos a una esquina... incluso ellos.
A medida que me fui acercando me dí cuenta de qué era esa luz que veía tergiversada por la niebla.
Era una fogata que alguien había encendido dentro de un viejo barril de metal, obviamente para contrarrestar el frío inmenso que hacía.
Unos 20 metros antes de llegar, tenía un presentimiento muy raro, por eso decidí cruzar la calle y esperar del otro lado...
Y cuando crucé fue cuando los ví.
Sentí que el mundo se paralizó por completo.
Estaba el diablo mal parado en la esquina de mí barrio. Llevaba una campera marrón y un buzo de lana rojo... Lucia muy humano, con un pañuelo en la cabeza y un colmillo que salía de su boca, pero conservaba sus cuernos (Quizá para amedrentar) y su tridente. Al lado de él estaba la Muerte con una botella en la mano, balanceándose errática mente, con saco negro de cuero, sombrero, lentes, pelo largo negro y su guadaña.
Conversaban y bebían normalmente. Cómo cualquier par de amigos que se juntan a tomar algo en un lugar.
Yo llegué a la esquina de en frente y cruce otra calle más para quedar en diagonal a ellos y resguardarme un poco del viento apoyándome de costado contra un ombú.
Me miraban de reojo y se reían por lo bajo.
Quedé obnubilado al ver a la muerte ponerse de cuclillas.
Se apoyó contra el contenedor de la fogata y comenzó a llamarme con la mano, como invitandome a sumarme a su reunión.
Decidí prender un cigarrillo y darme vuelta para no tener ningún tipo de contacto. Estaba aterrorizado... y Shinosuke que no llegaba todavía.
Entre dientes oí a la muerte que dijo... "Ja... cuántas veces se habrá escapado como rata por tirante. Y esta noche no me cuesta nada. Te das cuenta? Podemos llevarnos un cordero con solo cruzar la calle".
El diablo reía a carcajadas... una carcajada maléfica. Bebió de la botella y le respondió "Esa alma no vale nada... ya está podrida de ante mano... pero me sirve para divertirme un rato, todavía ja ja ja".
Yo me escondí tras la niebla y miré al infinito a ver si llegaba ese... QUE NUNCA IBA A VENIR!!!!
-Sabes bien de lo que te hablo (Decía el príncipe de las tinieblas) no te hagas el tonto. La perdiste por idiota...
Yo sabía que esas palabras eran para mí.
Lo que pasa es que la perdí... perdí a la única persona que me había amado en la vida.
Mí hermosa Akane... ella debe estar tan linda.
Todavía me acuerdo... es como si hubiera pasado hoy que me encontró totalmente quebrado en el piso de mí living.
"Basta Ranma... no puedo seguir así. Si te vas a morir... entonces hacelo solo".
Mil veces me repitió que dejara esa maldita basura. Pero soy tan astuto que creí que ella iba a estar siempre conmigo... a pesar de todo.
A pesar de mí adicción, a pesar de mí alcoholismo, a pesar de no ponerle la atención que se merecía.
Si tan solo le hubiese hecho caso cuando me pedía que me limpiara.
Y ahora comprendo las consecuencias.
Ellos estaban ahí parados atormentandome con sus risas y sus burlas... porque me iban a llevar.
Si... era eso. Venían por mí.
Y al fin y al cabo, no tenía dónde correr ni dónde refugiarme. Y Shinosuke que no llegaba a traerme... eso.
El diablo y la muerte parados en la esquina de mí barrio.
Parados ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos.
Cuánto miedo tenía... cuánto miedo.
Pero, de todas formas. Era inútil correr. Tenía que enfrentar mí destino.
Miré el reloj... Las doce de la noche en punto.
Dicen que la magia negra se practica a esa hora... qué podía salir mal?
Temblando como una hoja me crucé para encararlos.
Subí al cordón de la vereda y les dije.
-Buenas noches!!!
-Buenas noches Ranma
Respondieron al unísono.
Ranma: Saben qué? Me parece que está vez me dejaron bien plantado...
Ambos se rieron y la muerte me pasó su botella.
Ranma: A su salud muchachos.
-Salud (Respondieron)
Ranma: Cómo los tengo que llamar?
-Ryoga (Dijo el diablo)
-Moose es mí nombre... solo por esta noche (Contestó la muerte)
Ranma: Que bueno... Mucho gusto... tienen fuego?
Les pedí fuego y del bolsillo saqué una rama para convidarlos.
Ranma: Uuuufff... estas son buenas eh... (Dije pasándole el cohete a la muerte)
Moose: Ooooooopaaa... si son buenas... Lástima que se terminó el vino... no?
Ryoga: Si... es una lastima.
Yo sonreí de costado...
Ranma: Si me acompañan, a la vuelta de la esquina hay almacen un poco clandestino. Conozco al dueño, el nos va a vender seguro.
Ambos se miraron y se rieron.
Ryoga: Qué pasa? Te da miedo ir solo?
Yo sonreí de costado y, más entrado en confianza, le dije.
Ranma: Vendrás del infierno... pero no sabes lo que es este barrio.
Los tres nos empezamos a reír a carcajadas...
Moose: Si... buena respuesta. Vamos, te acompañamos.
Y ahí nos dirigimos. Compramos dos botellas de "Toro viejo", cigarrillos, volvimos a la esquina y bajo un árbol del otoño... nos quedamos chamullando.
Ryoga: jaaaaaaajaja toma... agarra mí tridente!!!
Ranma: Woooooo no lo puedo creer.
Me contaron de sus vidas...
Moose: Jajajaja mira mí guadaña!!! Agarrala!!!
...Sus triunfos y sus fracasos...
Ranma: Jajaaaa no lo puedo creer. El tridente del diablo y la guadaña de la muerte... en mis manos!!!
Ryoga: Es como una sensación de poder que nunca habías sentido... verdad?
Moose: Ahora vas a ser el rey del barrio!!!
... de que el mundo andaba loco...
Ranma: Rey del barrio? No... SOY EL REY DEL MUNDO!!!! AAAAAAAAAAJAJAJAJA
...y que hasta el cielo fue comprado...
Ryoga: jaaaaaaa entre el vino y ese faso...
Moose: Una buena noche no...?
Ranma: Aaaaaaahhhh es increíble!!!! Ustedes sí que son mis amigos!!!!!!!
... y más miedo que estos dos me daba el propio ser humano...
La noche pasó entre vino, tabaco, risa y marihuana.
Y yo ya no esperaba a nadie entre las risas del aquelarre.
El diablo y la muerte se me fueron amigando.
No recuerdo en qué momento empezamos a caminar los tres abrazados, gritando por la calle, completamente volados de este mundo, ebrios y fumados... en otra realidad.
Poco me importaban los vecinos o que apareciera la policía.
Con el tridente de mí amigo Ryoga en mis manos grité con todas mis fuerzas "SOY EL EMPERADOR DEL UNIVERSO"
En eso Moose se me acercó, me rodeó con su brazo por mí hombro derecho y, levantando la guadaña, dijo.
Moose: Tiro de las cuerdas!!! La vanguardia es así, Ranma... ES ASÍ!!!!
Ryoga tomó mí mano izquierda, en la que llevaba su tridente, y la levantó.
Ryoga: NUESTRO CAPRICHO ES LEY!!!! LA ENTRADA ES GRATIS Y LA SALIDA... VEMOS!!!!
Qué manera de reír esa noche.
El diablo y la muerte me mostraron que hay cosas peores que ellos.
Ahora que lo pienso...
Los veo más como esos personajes de las películas que veníamos cuando éramos niños.
Esos personajes que al principio eran buenos y la sociedad los hizo malos.
Yo puedo confirmarlo porque pasé una noche con ellos ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos.
Ahí donde brinda la vida...
En la esquina de mí barrio...
Canción: La balada del Diablo y la muerte
Conjunto: La renga
Buenas gente. Les dejó este temazo que si no lo escucharon vayan a hacerlo.
Una vez al cantante de La Renga le preguntaron a cuál esquina se refería en específico y el le respondió al entrevistador " Es la esquina que vos parabas con tus amigos".
La descripción de esa persiana, la.pintada de OKTUBRE y el Che Guevara son porque así era la esquina que compartí con mis amigos en mí adolescencia.
Sin otro particular gente... gracias por leer y vayan haciéndose un play list porque se vienen muchos temas muy buenos cargados de historias.
Abrazo
Manucho-Sama
Personajes pertenecientes a la gran Rumiko!!!!
