Ranma ½ no nos pertenece.
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Dejó la taza de café sobre el capó de la camioneta y caminó un poco más allá de la fogata y la tienda. Cerró los ojos, aspiró profundamente el aire impregnado del aroma de los pinos y la tierra húmeda, exhaló y comenzó a hacer una lenta serie de movimientos. No recordaba más allá de lo básico, pero lo ayudaba a imaginar esa vida que pudo haber tenido si hubiera viajado de niño con su padre.
Su madre nunca lo permitió y fue la causa por la que ellos se divorciaron años atrás.
A veces, solo a veces, lo extrañaba.
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