Los personajes de Ranma ½ no me pertenecen, son de la gran mangaka Rumiko Takahashi. Hago este fic sin fines de lucro, sólo para el entretenimiento del fandom.
One-shot creado para la dinámica #porque_cinco_fiestas_son_mejor_que_una de la página de Facebook #MundoFanficsInuyashayRanma
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*NUESTRA HISTORIA*
Ranma llegaba a casa anunciándose aunque no recibió respuesta, se descalzó en la entrada y caminó a la cocina siguiendo un agradable aroma pero estaba vacía, sólo encontró la cena preparada y todo perfectamente limpio y ordenado. El comedor estaba en iguales condiciones, antes de subir a la planta alta decidió revisar el dojo por si acaso, sin embargo no encontró a nadie.
Buscó en las recámaras que se ocupaban de aquella casa, hasta que en una encontró a su esposa durmiendo abrazada a su pequeño hijo. Nada lo hacía más feliz que su familia, se sentó frente a ellos y los observó enamorado; rememoró todo lo que había tenido que pasar para llegar a ese punto.
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Su vida nunca había sido fácil, desde pequeño su padre lo separó de su mamá para convertirlo en el mejor artemarcialista de Japón, y lo había conseguido aunque aquello también le trajo muchas consecuencias como su maldición (que hacía años que se había deshecho de ella) lo consideraba el mayor de sus problemas. ¿Qué sería de él si al contacto con él agua fría su anatomía cambiaba? Jamás podría formar una familia, no es que estuviera interesado en las mujeres, sólo quería conservar el estilo de lucha de sus antepasados, todos aquellos pensamientos cambiaron cuando él y su padre llegaron al dojo Tendo, ambos en su forma maldita.
Al llegar fue recibido por una cálida y hermosa sonrisa de la cual quedó prendado, la amabilidad de aquella chica lo cautivó cuando le ofreció su amistad, no obstante todo cambió rápidamente cuando se enteró que en realidad Ranma era varón, y por el encuentro tan íntimo que habían tenido en el baño. Desde ese día parecía que Akane lo odiaba a muerte, pero en él empezaba a surgir un sentimiento desconocido, jamás había sentido algo así, había escuchado algo sobre el amor pero se negaba a que fuese eso, su padre siempre decía que él amor hacía débil a cualquier artemarcialista. Para poder ocultar lo que empezaba a sentir por la menor de las Tendo, hizo lo que cualquier muchacho de su edad haría, empezó a decirle cualquier clase de insultos sobre su cuerpo y su forma de ser. Todo aquello lo llevó sólo a recibir golpes por parte de su ahora esposa.
Ranma suspiraba y sonreía con cada recuerdo; las citas que tuvieron antes de poder casarse siempre salieron mal por culpa de los locos que los perseguían, de la nada aparecían arruinando su momento de armonía y felicidad, muchas veces Akane lo dejó en medio de sus citas cuando Ukyo y Shampoo llegaban reclamando que no saliera con ellas pero sí con la menor de los Tendo, o Kuno apareciendo con su boken listo para una pelea con el propósito de liberar a la chica de la trenza y a su amada tigresa de las garras del hechicero Saotome, agradecía que después de la boda todo estuviera en calma y aceptaran el amor que sentían Ranma y Akane, reconocía que estimaba demasiado a esa banda de locos, se habían convertido en amigos con el paso de los años, y todo lo sucedido siempre lo recordaban con risas.
Enfrentaron muchos obstáculos antes de casarse, su familia los presionaba para que dieran un paso a su relación pero mientras ellos más se entrometían, las cosas salían peor para la joven pareja. Si quería acercarse a ella, cuando menos lo esperaba ya tenía a Nabiki con cámara en mano a su lado para grabar lo que fuera que hiciera y después vender aquel video al mejor postor o chantajearlos con él.
El salir de la preparatoria les dio un poco más de independencia y de espacio para ellos, pues al ir a la universidad de Osaka tuvieron que rentar un departamento para ambos, ya que el viajar diario no era nada cómodo, al principio no les agradó mucho la idea de quedarse solos en un pequeño cuarto pues obviamente era otro de los planes de los patriarcas, pero a regañadientes aceptaron. Al no tener nadie a su alrededor que los molestara, su trato mutuo cambió, Ranma ya no la ofendía o burlaba de ella, ya no había malentendidos, en la lejanía de su hogar sólo se tenían el uno al otro.
Por las mañanas iban a la universidad, compartían solamente dos clases a la semana y eso molestaba en demasía al azabache ya que no podría cuidar a su prometida de los pervertidos. Por las tardes cada uno había conseguido un trabajo de medio tiempo para poder costear sus gastos extras de la universidad. La pequeña Tendo trabajaba en una librería, mientras que Saotome pudo conseguir trabajo en un pequeño gimnasio. Todos los días Ranma pasaba por su prometida al trabajo, de camino a su departamento platicaban sobre su día. Cuando llegaban a su destino el joven preparaba la cena y Akane ponía la mesa, se sentía mal al no poder ser ella quien preparara algo.
Un día mientras Ranma cocinaba, Akane se acercó cautelosa a observarlo, lo hacía ver tan fácil. Suspiró derrotada al creer que ella jamás podría hacer algo así.
—¿Quieres intentarlo? —preguntó el ojiazul a su prometida.
—Yo, yo —Akane tartamudeó —no quisiera arruinar la cena —musitó.
—Vamos Kane yo te ayudaré, no hay nada que el gran Ranma Saotome no pueda hacer, eso incluye enseñarte a cocinar —le regaló una sonrisa llena de confianza.
Akane aceptó y ambos se pusieron manos a la obra. La primera tarea sería picar las verduras. Ella tomó una zanahoria con una mano y con la otra un cuchillo, su mirada era de determinación pero antes de que pudiera hacer el primer corte la voz de Ranma la desconcentró.
—Akane, vas a cortar una zanahoria, no a asesinar a alguien —intentaba no dejar escapar una carcajada por la forma en la que su prometida sostenía aquella arma —Mira tienes que sostenerlo de esta forma ¿lo ves? es más cómodo, ya puedes continuar.
La chica compuso el agarre y dejó caer pesadamente el cuchillo sobre la pequeña zanahoria, logrando que una rodaja gruesa saliera volando juntos con un pedazo de la tabla de picar.
—¡Alto marimacho! —exclamó él.
—¿Ya empezamos? —le reclamó Akane.
—Lo siento Akane, pero es que en la cocina no puedes usar tu fuerza de gorila —tarde se dio cuenta Ranma de lo que había dicho, de nuevo su boca actuó antes.
—¿Sabes qué? No necesito esto, me voy a estudiar —dejó los utensilios sobre la mesa y dio media vuelta.
—Movimiento del tigre caído Saotome —Ranma no paraba de disculparse, estaba pasando un momento agradable con ella y no quería que terminara de esa forma.
—Levántate Ranma.
—¿Pero me perdonas? —la miró con ojos suplicantes.
—Sí, te perdono —agachó la mirada —pero ya no quiero seguir con esto, jamás podré cocinar algo en la vida.
—¿Desde cuándo Akane Tendo se rinde tan fácil? —la tomó de la barbilla para alzar su rostro y poder verla directo a los ojos —yo sé que podrás, confío en ti.
—Ranma, llevo años intentándolo y no he podido hacer ni una cosa comestible.
—La diferencia es que yo no era tu maestro, anda inténtalo de nuevo.
Akane todavía no estaba muy segura, pero su prometido le regaló una sonrisa que la hizo volver a intentarlo. Tomó nuevamente el cuchillo y la zanahoria, cuando estuvo a punto de cortarla, sintió la mano de Ranma sobre su hombro.
—Relájate —le susurró cerca del oído —debes bajar la mano así —se colocó atrás de ella y colocó sus manos sobre las suyas comenzando a cortar —¿ves lo fácil que es?
Akane se sonrojo y estremeció al sentir la cercanía de su prometido, pero él no estaba en mejores condiciones, cuando terminaron de cortar la hortaliza se apartó rápidamente de ella excusándose con que tenía que poner a calentar la sartén. Akane seguía en shock por el actuar de su prometido así es que continuó con su labor. Una vez terminado de cortar las verduras Ranma inspeccionó su trabajo y la felicitó por su esfuerzo, aunque algunas rodajas eran irregulares no había pedazos de madera.
Saotome siguió en su labor como chef y maestro, le explicaba a Akane cada paso que hacía, ella lo miraba atenta tratando de memorizar todo lo que le decía. Una vez terminado, se sentaron a la mesa a cenar.
—Vaya Ranma, esto está muy rico —alabó su comida.
—Gracias, pero no hubiera sido posible sin ti —Akane se sonrojo ante aquellas palabras, sí que su prometido estaba actuando raro.
—Pero sólo corté las verduras —replicó.
—Pero lo hiciste muy bien Akane, estás avanzando —aseguró.
—Gracias Ranma, prometo que trataré de mejorar.
La cena pasó entre risas y anécdotas, una vez terminaron levantaron la mesa y juntos lavaron los trastes. Se dieron las buenas noches y cada uno se dirigió a su habitación para estudiar un poco antes de dormir. Ninguno de los dos podía concentrarse recordando lo ocurrido, Ranma no podía creer que hubiera tenido el valor de acercarse de esa manera a su prometida y que ella no hubiera reaccionado con una patada que lo mandara a volar. Ambos se fueron a dormir con una sonrisa en el rostro, si hubieran estado en Nerima nada de aquello estaría pasando, se alegraron de estar lejos de todo aquel caos.
Desde aquella noche Akane ayudaba diario a Ranma con la cena, los primeros días hacía tareas sencillas, pero poco a poco con la ayuda y paciencia de Ranma comenzó a preparar platillos. Su prometido la felicitaba y elogiaba siempre que podía, estaba orgulloso de ella y de cómo había progresado.
—Akane, esto está delicioso, estaba seguro de que lograrías aprender a cocinar.
—No hubiera podido sin ti Ranma, gracias —los dos se quedaron un momento mirándose a los ojos, tratando de decir con miradas lo que todavía no eran capaces de expresar.
El teléfono sonó y los sacó de su ensoñación.
—¿Hola? —Contestó Akane —Lo siento, número equivocado —por una parte agradecía aquella interrupción ¿Qué hubiera pasado si no sonaba el teléfono? Agradeció la cena y se retiró rápidamente a su recámara argumentando que tenía un proyecto que entregar. Ranma suspiró decepcionado, al fin se había decidido a confesarle su amor a Akane, pero como siempre todo le salió mal.
Durante la noche el insomnio se apoderó del azabache, tenía que decirle a su prometida lo que sentía por ella pero ¿Cómo hacerlo? Parecía que alguien allá arriba lo odiaba, pues siempre se arruinaba los planes que tenía.
—Si no lo hago ahora no tendré otra oportunidad —se levantó de su cama decidido y caminó hacia la recámara de Akane. Tocó la puerta pero no recibía respuesta, intentó una vez más y cuando estaba a punto de rendirse la puerta de la habitación se abrió dejando ver una somnolienta Akane. A Ranma le pareció la imagen más tierna, tenía puesto un pijama ligero que consistía de unos shorts delgados y una playera de tirantes con dibujos de aguacates, llevaba su cabello despeinado, sus ojos se abrían con trabajo y un ligero rubor adornaba sus mejillas.
—¿Qué ocurre Ranma? ¿Estás bien? —lo miró preocupada, él nunca iba a su habitación a esas horas, pensó que tal vez su comida le había hecho daño nuevamente.
—Todo está bien Akane, es solo que —se detuvo un momento, no podía arrepentirse ahora, ya estaba ahí frente a ella —yo… yo quería decirte algo.
—¿Qué sucede? ¿Quieres pasar? —Akane se hizo a un lado para que Ranma pudiera entrar, se sentaron en la cama, uno al lado del otro.
El joven evitaba mirarla, sabía que estaba más rojo que un tomate, se sentía nervioso y pensaba en los peores escenarios ¿y si me rechaza? ¿Qué tal si no le gusto? ¿Será por mi maldición? Muchas preguntas asaltaban su mente y comenzó a respirar agitadamente. Akane se preocupó por su repentino cambio y decidió tomarlo de la mano.
—Ranma, me estás asustando ¿te sientes mal? ¿Tienes fiebre? mírate, estás todo rojo, llamaré al doctor —Akane intentó levantarse pero su prometido actuó más rápido y la detuvo tomándola de la mano.
—No te vayas por favor, estoy bien es sólo que soy un cobarde —suspiró derrotado, ¿por qué le costaba hablar tanto de sus sentimientos? Akane lo vio sin entender lo que decía.
—Sabes que puedes contarme lo que quieras —sus ojos se encontraron y un escalofrío los recorrió a ambos.
—Quisiera hacerlo Akane, pero tengo miedo —apartó sus ojos del rostro de su prometida y se quedó viendo un punto fijo en la pared de aquella recámara.
—Yo estaré aquí contigo, confía en mi —apretó su mano tratando de transmitirle seguridad.
—Akane, yo, yo, tu, —las palabras no salían como él quería y se maldijo por eso, respiró profundamente —¡Tú me gustas maldita sea! —sintió un peso menos, al fin pudo decirle a la menor de las Tendo lo que sentía.
Se quedaron un momento en silencio, Ranma esperaba a que ella dijera algo, pero al no obtener respuesta sintió que el mundo se le venía encima.
—Entiendo si tu no sientes lo mismo que yo, no he hecho más que decirte tonterías y hacerte sentir mal, perdón pero no soy bueno con las palabras, eres una chica increíble con un enorme corazón, tienes una gran fuerza y no sólo en tus músculos si no que afrontas los problemas que se te presenten, eres persistente y un poco terca, lo cual es bueno pues hace que nunca te des por vencida, no tienes miedo de dar tu vida por las demás personas, eres la mujer más maravillosa que he conocido. Lo siento si te he incomodado, podemos hacer de cuenta que nada de esto pasó e incluso si te hace sentir mejor, mañana busco otro departamento donde poder quedarme. Sólo quería decirte lo que siento, descansa —Ranma se acercó a ella y besó su frente. Estaba a punto de salir cuando sintió una mano en su brazo.
—Ranma, tu, tú también me gustas —las mejillas de Akane se tornaron de un rojo intenso, todavía no podía creer que al fin Ranma le había dicho esas palabras que por tanto tiempo había estado esperando.
—¿Es en serio Akane? No juegues así conmigo —respondió con tono suplicante.
—No estoy jugando Ranma en verdad me, me gustas.
—Yo pensé que no, hace un momento no dijiste nada ¡diablos mujer! ¿Sabes cómo me sentí?
—Lo siento Ranma, pero la verdad me has tomado por sorpresa —confesó la peli azul.
—Boba —él la tomó por la cintura y la acercó a su cuerpo envolviéndola en un abrazo impetuoso como si en cualquier momento fuera a esfumarse. Se separó un poco de ella para verla a los ojos, su mirada viajó hasta sus labios y susurró su nombre —Akane…
—Ranma…
Los dos se fundieron en un tierno beso un poco inexperto pero poco a poco sus bocas se fueron reconociendo. Se separaron para poder tomar aire para después volverse a besar, cuánto tiempo ambos habían esperado por aquello, su beso se fue profundizando, Akane se colgó del cuello de su prometido mientras él la atraía más.
—Ranma espera —lo detuvo la joven.
—Lo siento Akane, creo que es mejor que me vaya —le dio un rápido beso en los labios y salió de su recámara.
Ninguno de los dos podía creer todavía lo que acababa de pasar, se habían besado y habían declarado sus sentimientos después de cinco años.
Al día siguiente Ranma se levantó temprano y se dispuso a hacer el desayuno, quería sorprender a Akane así que se esmeró mucho. La joven salió de su recámara y un delicioso aroma la guió al pequeño comedor, la mesa ya estaba puesta y en el centro un pequeño florero con un hermoso crisantemo rojo y al lado una pequeña nota que decía 'Para la mujer más fuerte, valiente y hermosa' Akane no podía creer lo que estaba viendo, parecía un sueño, no conocía aquella faceta romántica de su prometido pero le gustó en demasía.
—Buen día Kane —Ranma salía de la cocina con dos tazas de té —espero te guste.
—Ranma buen día, todo se ve delicioso —mencionó con una linda sonrisa en sus labios.
Los dos comenzaron a desayunar en silencio, se miraban brevemente y apartaban la mirada sonrojados. Cuando terminaron Ranma se sentó junto a Akane y la observó detalladamente.
—¿Qué pasa Ranma?
—Nada, es solo que eres tan hermosa —la chica se sonrojó al instante —yo quiero hacerte una pregunta.
—Te escucho —contestó nerviosa
—Ya sé que desde hace años somos prometidos, pero aquello lo decidieron nuestros padres —Saotome jugaba con sus dedos —ahora Akane Tendo quiero preguntarte ¿Quieres ser mi novia por voluntad propia?
—¡Ranma! —aquella pregunta la tomó por sorpresa pues llevaba mucho tiempo soñando con eso —Si, si quiero ser tu novia —los dos estaban más que felices, sellaron aquel noviazgo con un beso y se apresuraron a ir a la universidad tomados de la mano.
Mantuvieron su noviazgo en secreto cuando iban a visitar a su familia, no querían que se entrometieran y los presionaran con cosas como la boda o el heredero. Les costaba trabajo mostrar indiferencia delante de los demás, se les había hecho costumbre el despedirse en las noches con un beso, incluso había ocasiones en que dormían juntos.
Pronto terminarían la universidad y tendrían que regresar a la locura de Nerima, si tan sólo Ranma se hubiera declarado antes hubiesen tenido más tiempo para ellos.
Después de su graduación regresaron a su hogar, Akane trabajaba con el doctor Tofú y Ranma en un gimnasio, los fines de semana ambos daban clases en el dojo. Cuando los alumnos fueron aumentando, el azabache dejó su trabajo en el gimnasio para dedicarse completamente al Dojo.
Los meses pasaban y al parecer nadie se había dado cuenta del noviazgo de los menores de las familias, hasta que un día Nabiki los encontró besándose en el Dojo, no tardó en vender la información a su propia familia, a los seguidores de Akane y a las prometidas de Ranma. El Dojo se convirtió en un verdadero campo de batalla, pero al final Ranma y Akane salieron vencedores, les dejaron en claro a todos que se amaban y nada los iba a separar. Todos se fueron retirando no sin antes amenazar con regresar.
Ranma meditó mucho ese día, si en verdad quería que los dejaran en paz sólo había una solución para lograrlo.
El joven Saotome habló con Nabiki para que le pudiera conseguir una reservación en uno de los restaurantes más elegantes de Nerima, le pagó una buena cantidad cuando la consiguió y otra suma elevada por su silencio.
—Kane, necesito que me acompañes esta noche a una cena, al parecer unos patrocinadores están interesados en el Dojo.
—Claro Ranma ¿a qué hora tengo que estar lista?
—Nos esperan a las ocho de la noche, así que supongo que a las siete y media nos iremos de aquí.
—Quiere decir que sólo tengo tres horas para estar lista —se preocupó la joven.
—Tranquila, tienes el tiempo suficiente, además siempre luces hermosa —le dio un pequeño beso en los labios y se alejó silbando.
Ranma esperaba a su prometida al pie de las escaleras, vestía un traje color gris con una camisa azul y corbata en tono azul rey, le incomodaba mucho vestir casual pero la ocasión lo ameritaba. Después de un rato de espera vio a su prometida bajar las escaleras, llevaba un vestido color azul oxford corte sirena, su cabello peinado hacia un lado con una pequeña peineta con brillos azules, un poco de delineador y mascara en las pestañas resaltaba más sus hermosos ojos. Ranma quedó embobado ante tal visión.
—Akane, te ves hermosa —se acercó a ella y le dio un suave beso en el dorso de su mano.
—Gracias Ranma, tú te ves muy guapo.
El joven le ofreció su brazo a su compañera quien no dudó en tomarlo, al pasar por el comedor toda la familia les deseo suerte.
—Akane que linda te ves, y tu hijo ese traje te hace ver tan varonil —Nodoka juntó sus manos frente a su pecho —que la pasen bien.
—Mi bebé se ve tan hermosa, ya es toda una mujer —lloró Soun, todos rodaron los ojos al ver las gruesas lágrimas que salían del patriarca.
—Que se diviertan, cuñadito —Ranma le regaló una mirada de fastidio.
—Si chicos, diviértanse, se ven muy bien los dos.
—Gracias Kasumi —contestaron al unísono.
—Nos vemos más tarde familia —se despidieron de todos, afuera del Dojo un taxi los estaba esperando.
Al llegar al restaurante la recepcionista los atendió amablemente, para desgracia de Ranma ésta no le quitaba la vista de encima, sintió como el humor de Akane empezaba a cambiar y sus celos se dejan ver. No podía dejar que su velada empezara de esa forma, tomó a su novia por la cintura y la acercó a él depositando un beso en su frente, solo entonces ella se relajó, la empleada recobró la compostura y los guió a su mesa.
—¿Y los patrocinadores Ranma? —a Akane le pareció extraño que no se encontrara nadie más en su mesa y que sólo hubiera platos y cubiertos para dos personas.
—Kane, yo, yo, —comenzó a tartamudear y eso no pasó desapercibido por su novia.
—¿Qué me estás ocultando Saotome? —preguntó impaciente la joven.
—Akane, nadie más va a venir, fue una pequeña mentira, quería tener una cita contigo.
—Bobo, no necesitas decir ninguna mentira para que salgamos en una cita —le sonrió de manera muy dulce.
Fueron interrumpidos por el mesero quien les dejó las cartas para después poder tomar su orden. La cena transcurrió en un entorno lleno de romanticismo entre luces cálidas y música suave, platicaron de ideas que tenían para el Dojo como nuevas clases y empezar a competir nacionalmente. Una vez terminada su cena Ranma tomó valor para lo que tenía planeado hacer.
—Akane, hace años aparecí en tu vida, sé que el destino me guió para encontrarme contigo, no puedo describir el inmenso amor que albergo por ti, Hemos pasado tantas cosas juntos y me aterra la idea de que algún día te alejes de mí. Nada me hace más feliz que estar contigo y verte crecer en todos los ámbitos, eres la mujer más maravillosa y estoy muy orgulloso de todos tus logros. Me has aceptado tal y como soy, boca floja, tonto y hasta con maldición. Es por eso Kane, que quiero pasar el resto de mis días contigo —Ranma se puso de pie y se arrodilló frente a su novia, de la bolsa de su saco extrajo una pequeña cajita de terciopelo negro y la abrió — ¿Quieres compartir tu vida conmigo?
Akane estaba en shock, no pensó que el insensible de su prometido le tuviera tamaña sorpresa, definitivamente cuando se lo proponía podía ser el hombre más dulce de la tierra. Ranma se estaba poniendo más nervioso por la nula respuesta de su novia.
—Di algo por favor mujer, me está doliendo la rodilla.
La menor de los Tendo había contenido la respiración sin ser consciente de ello, pero aquellas palabras la hicieron regresar. De sus ojos chocolate empezaron a emanar algunas lágrimas. Ranma las limpió con ternura mientras seguía esperando respuesta.
—Ranma, yo, yo, claro que quiero compartir mi vida a tu lado —el ojiazul sonrió aliviado. Tomó la mano de su prometida y deslizó por su dedo anular un bonito anillo de oro blanco con un diamante en forma de sakura.
Sellaron aquella alianza con un beso, al fin eran prometidos por decisión propia y nada podía hacerlos más felices.
Al llegar a casa todos esperaban en el comedor, la familia vio detenidamente a Ranma.
—Dijo que sí —gritó Ranma emocionado.
Las felicitaciones y abrazos no se hicieron esperar, al fin las familias se unirían.
—¿Ustedes lo sabían? —cuestionó la peli azul.
Todos asintieron y volvieron a felicitarlos, Soun pidió a Kasumi que llevara el sake que tenía guardado para ocasiones especiales, todos brindaron y las mujeres empezaron a idear los preparativos para la boda, los prometidos se miraron y sonrieron felices. El festejo para los patriarcas duró toda la noche, estaban seguros que pronto tendrían un heredero.
Los meses pasaban rápidamente y el día acordado para la boda se acercaba, las invitaciones habían sido repartidas y los novios ya tenían preparados sus atuendos.
Ambos estaban nerviosos, aunque llevaban años viviendo bajo el mismo techo, sabían que todo sería muy diferente.
El ansiado día llegó, el dojo estaba adornado con flores alrededor, unas cuantas sillas en el centro pues quisieron una ceremonia sencilla y sólo con gente que en verdad estimaban, a un lado estaba una mesa con los banquetes para la recepción, todo se veía hermoso.
Ranma estaba en su habitación terminando de vestirse, su nerviosismo era notorio, tanto que no podía hacerse el moño de la corbata. Unos suaves toques en la puerta lo distrajeron de su tarea.
—Adelante —el azabache continuó su pelea con aquella prenda.
—¿Estás listo hijo? —sus padres entraron a la habitación, Nodoka vestía un hermoso kimono color azul rey con bordados en color dorado y un estampado de flores rojas mientras Genma por primera vez en la vida usaba un traje de color azul marino. Los ojos de Nodoka comenzaron a llenarse de lágrimas.
—Mamá, ¿estás bien? —el joven se acercó a ella.
—Sí hijo discúlpame, es sólo que estoy emocionada, me siento tan orgullosa de que finalmente Akane y tú se casen —Nodoka comenzó a ayudar a su hijo con el moño.
—Gracias mamá.
—Ese es mi hijo, Ranma estoy orgulloso de ti.
—Gracias viejo —los tres se abrazaron por un largo rato, cuando se separaron Ranma se dio una revisada en el espejo antes de salir. Los Saotome se dirigieron al Dojo donde esperarían a la novia.
Mientras tanto Akane era ayudada por sus hermanas para colocarse su vestido y terminar de arreglarse, estaba emocionada y nerviosa a partes iguales, no podía creer que al fin se casaría con el terco de su prometido.
—Akane te ves muy bella, estoy segura que mamá está muy orgullosa de ti como nosotros lo estamos —Kasumi le tomó las manos y las llevó a su pecho
—Gracias hermana, como quisiera que estuviera en estos momentos conmigo —la novia comenzó a sollozar, aunque tenía a sus hermanas con ella siempre le hizo falta su madre.
—Lo sé hermanita, también nosotros lo quisiéramos —Nabiki estaba terminando de ponerle el velo —pero basta ya de llorar, que el maquillaje se va a arruinar y vaya que me ha quedado espectacular.
Las tres esperaban en la recámara la llegada del patriarca Tendo, cuando llegó se echó a llorar abrazando a su pequeña hija.
—Mi bebé, al fin te vas a casar, no sabes lo feliz que me haces —las hermanas sonrieron por las palabras de su padre.
—Papá, ya deja de llorar, aparte vas a mojar el vestido de Akane
—Tienes razón Nabiki, lo siento.
Antes de salir los cuatro se abrazaron y le dieron sus buenos deseos a la novia. Akane tomó el brazo de su padre y comenzaron a caminar rumbo al Dojo, donde Ranma ya los estaba esperando. Cada paso que la joven hacía la llenaba más de nervios, sintió un nudo en el estómago y cuando estuvieron a punto de entrar se detuvo de golpe. Frente al altar estaba su prometido, tan galante con aquel traje, esperando por ella. Cuando Ranma la vio quedó mudo, verla con aquel vestido de novia estilo occidental era la aparición más hermosa que jamás hubiera visto, sonrió al contemplarla pero esa sonrisa cambió a una mueca de angustia cuando vio que ella no se movía de donde estaba.
El miedo se apoderó de él ¿y si ella ya no quería casarse con él? ¿Si lo dejaba ahí abandonado? Miles de escenarios desalentadores abarrotaron su mente hasta que sus ojos se encontraron y ella le sonrió, con decisión la joven comenzó a caminar del brazo de su padre hasta su prometido. Al llegar a su lado pudo notar unas lágrimas intentando salir por aquellos ojos azules que tanto amaba.
—Ranma te entrego a mi hija, cuídala mucho —el novio tomó la mano de su futura esposa mientras Soun se alejaba llorando.
—¿Te estabas arrepintiendo Tendo? —le cuestionó Ranma.
—Eso jamás Saotome, no te desharás tan fácil de mi —entrelazaron sus dedos y la ceremonia comenzó.
El rito fue muy lindo y emotivo, tuvieron una boda tranquila sin que nada ni nadie los interrumpiera, al fin estaban casados y todos juntos no podían estar más felices.
En la fiesta los patriarcas de la familia Tendo y Saotome no dejaban de brindar por la unión de sus hijos, todo era alegría y risas. Tuvieron su primer baile de esposos, Ranma la sujetó por la cintura mientras ella posaba sus manos alrededor de su cuello, se miraron como si no hubiera nadie más con ellos, tanto tiempo habían esperado aquello que ahora que estaba pasando no lo podían creer. La noche cayó y los novios se retiraron, Nabiki como regalo de bodas, les pagó una semana de luna de miel en las playas de Okinawa.
Cuando los nuevos esposos llegaron al hotel que Nabiki les reservó, el nerviosismo volvió a fluir en ellos, sabían lo que implicaba una noche de bodas. No sería la primera vez que durmieran juntos, pero nunca habían pasado de los besos y alguna que otra caricia. Ninguno de los dos se animaba a dar el siguiente paso, ambos tan inexpertos, tan avergonzados.
Ranma se acercó lentamente a su esposa para abrazarla, repartió besos en su frente, sus ojos, sus mejillas hasta llegar a su boca. Se besaron tiernamente, pero poco a poco aquel beso fue mutando a uno más exigente y apasionado, sus manos comenzaron a reconocer el cuerpo del otro y se entregaron finalmente al amor, fundiéndose en un sólo ser. Todo lo que no podían decir se lo expresaron aquella noche entre besos y caricias. A la mañana siguiente ambos estaban exhaustos, por lo que decidieron pasar el día en el hotel, ya tendrían tiempo de conocer los alrededores.
Llegaron a Nerima después de una semana de luna de miel, los dos estaban radiantes y más felices que nunca. Al entrar a la casa la familia ya los estaba esperando para darles la bienvenida pero no estaban solos. Todos los locos que alguna vez los persiguieron estaban en el comedor. Ranma colocó a Akane detrás de él para protegerla de cualquier cosa que intentaran hacer aquellos. Se sorprendió cuando uno a uno fue pidiendo disculpas por todo lo que habían hecho en el pasado, al fin habían comprendido que Ranma y Akane estaban destinados a estar juntos y a pesar de sus esfuerzos por separarlos eso jamás iba a pasar. Los esposos se miraron confundidos por la actitud de sus ahora ex rivales, aceptaron sus disculpas y se retiraron sin más.
Los meses pasaban y Ranma había competido en su primer torneo donde salió vencedor, gracias a su participación el Dojo Tendo se fue haciendo más famoso y adquiriendo más alumnos, tantos que los esposos no se daban a vasto para atenderlos, por lo que acordaron en contratar a Ryoga y Mousse para que les ayudaran. Akane seguía trabajando con el doctor Tofú y el fin de semana se dedicaba al dojo y a las tareas del hogar. Un día durante una de sus clases en el Dojo con los niños la joven sufrió un desmayo. Uno de los pequeños fue a buscar a Ranma quien no tardó en aparecer al lado de su esposa, la levantó en brazos y salió corriendo hacia la clínica de Tofú. Toda la familia no tardó en hacer acto de presencia pues también estaban preocupados por la menor de los Tendo.
—Akane está bien, pero le haremos unos estudios para asegurarnos que no es nada grave.
—¿Puedo pasar a verla? —preguntó Ranma y antes de oír respuesta ya estaba entrando a la habitación donde se encontraba su esposa.
Más tarde Tofú ingresó al cuarto de Akane donde estaba toda la familia reunida.
—Ya tengo los resultados de los estudios que te hicimos —el galeno abrió el sobre y comenzó a leerlos para él.
—¿Qué pasa doctor? ¿Qué tiene Akane, por qué el desmayo? —el azabache lo apresuraba para que contestara alguna de sus preguntas.
—Akane, Ranma.
—Ya díganos doctor —el joven comenzaba a impacientarse.
—Felicidades, Akane está embarazada.
Todos en aquella habitación comenzaron a gritar y felicitar a los futuros papás, al fin el heredero estaba en camino y todos ya lo esperaban con mucho amor.
—Pasaré más tarde para darte el alta y unas recomendaciones que deberás seguir a lo largo de tu embarazo —ambos jóvenes asintieron y dieron las gracias al doctor.
—Akane vamos a ser papás, tendremos un hijo —el ojiazul no podía creerlo —juro que cuidaré de ambos, gracias mi Kane.
Los primeros meses del embarazo fueron difíciles para la joven entre las náuseas, los mareos y cambios de humor. Ranma se había vuelto más protector y le prohibió las clases del Dojo. Tampoco quería que siguiera trabajando con Tofú, pero ella logró convencer a su testarudo marido que la dejara conservar aquel trabajo. Si fuera por el azabache la tendría resguardada en su habitación todo el día, diario la llevaba a la clínica y por la noche cuando ella salía el joven ya la esperaba. Cuando llegaron los antojos él le complacía todos sin importar los raros, caros o difíciles que fueran de conseguir. Todas las noches dormía abrazando el vientre de su esposa, todos en aquella casa esperaban ansiosos la llegada del bebé.
Un día mientras Ranma y Ryoga estaban impartiendo sus clases en el Dojo Kasumi llegó corriendo, había recibido una llamada de Tofú, la hora había llegado. Ranma corrió con todas sus fuerzas para estar al lado de su esposa. Cuando llegó el galeno lo esperaba con un uniforme quirúrgico para que entrara a la sala de partos. Después de un par de horas un fuerte chillido se oía en todo el hospital, un varoncito saludable había llegado al mundo, sus papás lloraban de felicidad por al fin tener en sus brazos a aquel pequeño ser.
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Akane se removió en la cama y al abrir los ojos encontró a su esposo observándola.
—Ranma, ¿hace cuánto llegaste? —Preguntó estando todavía adormilada —¿Por qué no me has despertado?
—Me gusta verte dormir y sé lo cansada que estás, además estaba recordando.
—Ni que lo digas, este pequeño es igual de energético que su padre ¿sabes cuánto tarde para lograr que pudiera dormir? —Ambos soltaron una pequeña risa — ¿Y qué recordabas?
—Nuestra historia —se acercó para darle un beso en los labios — ¿Sabes algo? no cambiaría nada de lo que hemos vivido, todo aquel pasado nos ha traído a donde estamos ahora, felizmente casados y con nuestro pequeño Ichiro. Te amo Kane.
Akane se conmovió con las palabras de su esposo, si bien era cierto que pasaron por momentos desagradables, eran más los felices.
—Te amo Ranma —lo besó nuevamente —y seguiremos escribiendo esta historia juntos, nuestra historia.
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Si han llegado hasta aquí, gracias por leer.
Sé que esta historia está fuera de tiempo, pero no quería quedarme sin participar en esta dinámica, la idea era publicarla en el #RankaneDay, pero por obligaciones laborales y escolares me fue imposible terminarla a tiempo.
Agradezco como siempre a Sweetsimphony, gracias linda por tus consejos, los ánimos que me das y darle el visto bueno a mis historias.
Gracias a las chicas de #MundoFanficsInuyashayRanma por su invitación y por siempre apoyar a los fickers y fanartistas, ¡SON LO MÁXIMO!
Si les gustó la historia, déjenmelo en un review, me encantará leerlos y saber que les ha parecido la historia.
