Prólogo

Draco llegó a la mansión por la tarde. Todo el lugar estaba polvoso, ya no había elfos que mantuvieran la casona en condiciones. Suspiro. Había mucho trabajo por delante para devolverle a su casa el esplendor de antaño.
Al menos las protecciones seguían funcionando a su magia. Draco decidió que lo mejor sería comenzar. Puso un anuncio para buscar gente o elfos que quisieran trabajar en la reconstrucción de la mansión.
- Es el momento de comenzar con esto.
Draco sentía que ahora era un buen momento para volver a pisar Gran Bretaña. Había pasado un tiempo para tomar el valor de regresar. Pero ahora ya estaba ahí, listo para comenzar de nuevo.
- ¿Aquí vamos a vivir, papá? - una pequeña copia de él se acercó a tomarle la mano. Draco volteo a mirarlo y lo vio a hacer una mueca ante lo sucio de la casa.
- Vamos a devolverle el esplendor que tenía cuando tenía tu edad. Esta es nuestra casa familiar y haremos de ella un hogar para los dos.
Draco habia pasado tiempos difíciles ahí, pero también habia tenido buenos momentos. Quería compartir con su hijo esas buenas experiencias y crear más. Quería quitar toda la oscuridad de su vida, y de su casa. Este sería un gran paso.
Al ir reconstruyendo su hogar, Draco fue recordando. No recordó como corría por los jardines junto a su padre ni las tardes de té junto a su madre. No llegó a su mente el sonido del piano tampoco el sabor de sus pasteles de cumpleaños. Recordó a viejos amores. Recordó como se había enamorado, como había vivido esos amores y lo que aprendió de ellos.