Homofobia

Realmente estaba fastidiado de Kakashi, si de ese sujeto egocéntrico que sólo se la pasaba viendo sus defectos. Desde que eran niños no dejaba de recalcar todos sus errores, incluso en la academia. — Maldito don perfecto, lo odio — refunfuño mientras caminaba rumbo a su casa frunciendo el ceño con enojo y desaprobación. — Estoy cansado de que Rin siempre lo alabe.

Estaba celoso y no podía evitarlo ya que su amor platónico siempre hablaba maravillas de Hatake, esa chica castaña de la familia Nohara y quién le brillaban los ojos con tan sólo nombrar al cabello de espantapájaros — cómo así lo visualizaba— realmente le era frustrante que esa chica no lo volteaste si quiera a ver de una forma que no fuese la de amigos.

— Oye idiota, olvidaste tu cuaderno. — Hatake se acercó a Uchiha quien volteo a verlo con enojo.

—Tss, como sea no te daré las gracias bakakashi— tomó el cuaderno entre sus manos y se lo arrebató al chico quien sólo rodó los ojos.

—Tienes 17 años y sigues comportándote como un tonto.

— Que te importa, mejor atiende tus asuntos. — Se dio la media vuelta y siguió caminando, estaba fastidiado de aquel sujeto que siempre se cubría la mitad de su rostro desde que tenía uso de razón. Reconocía que al inicio quería saber cómo lucía su cara, pero cuando noto que Rin le prestaba atención descarto por completo la curiosidad de saber cómo se veía sin dicha máscara o cubre bocas.

— Oye idiota, vas en sentido contrario. — Sonrió, aunque no se podía notar, pero le era divertido ver cómo ese sujeto denotaba más atención hacia él que cualquier persona. Tal vez en el fondo eso lo impulsaba a seguir creando incomodidad y tensión entre ambos.

— Es un atajo. — No lo admitió, aunque sabía que Kakashi tenía razón, no había notado que por su enojo iba en dirección contraria a dónde vivía.

— Si claro imbécil. — Uchiha inflo los cachetes y se acomodó sus googlees, aun cuando ya casi era un adulto se sentía cómodo con ese protector.

— Bien deja de molestar, tengo que llegar temprano para la fiesta de disfraces. — Siguió caminando en la misma dirección errónea porque nunca le daría la razón a Kakashi Hatake. — Te veré en la fiesta, espantapájaros odioso. — Levantó su mano siguiendo su camino sin siquiera mirarlo para despedirse.

Kakashi se mantuvo un rato en ese lugar esperando en que algún momento Obito regresara para burlarse de él y reafirmar que era un imbécil e incluso si de orientación se trataba. — Ese idiota. — Sonrió notando que el Uchiha siguió su camino aun cuando ambos sabían que estaba equivocado, suspiro y camino hacia su casa fastidiado por la incesante súplica de Rin por asistir a la fiesta de la preparatoria, ese evento que se hacía una vez al año para recaudar fondos y para divertirse un rato. No sé si ir, la gente es imbécil pensó para sí mismo, recordando que sólo le interesaban dos personas, una de ellas era Rin quien era su amiga desde la academia y la otra persona era ese cabello de puerco espín que lo conocía desde el preescolar y quién le gustaba. Sí, le encanta ese chico y aceptaba que su homosexualidad fue descubierta a sus 13 años cuando se excito al recordar a Obito aquel día en el que observo a escondidas bañarse después de la práctica de fútbol, esa tarde se corrió varias veces mientras susurraba su nombre y pensaba en los ojos oscuros del Uchiha.

Camino concentrado en sus pensamientos que sin siquiera notarlo el destino lo llevó a posarse frente a una tienda de sex shop. Noto que alrededor no había gente y por curiosidad entro, mirando a detalle los trajes y otros productos que se mostraban para la venta. — Hola cariño— le atendió un chico vestido de mujer, al parecer un travesti. —¿Buscas algo en particular?

— Quisiera un traje de mujer. — Recordó la fiesta de disfraces. — Quiero algo sexy, pero sin que tenga que mostrar mis partes íntimas, algo que deje a la imaginación volar. Aunque soy un chico me gustaría lucir como tú. — El chico sonrió de forma positiva, era un premio que ese chico de cabellos plata lo elogiará.

— Bien creo que tengo justo lo que buscas. — Sonrió con tranquilidad y miró de arriba hacia abajo al chico. — Pero quítate el cubrebocas cariño para saber qué tipo de peluca necesitas. — El peliplata bajo la tela que cubría su rostro dejando boquiabierto al chico. — Oh por dios, eres una belleza. En definitiva, necesitas un traje que te haga lucir increíble, con esa cara podrías ser un modelo.

—Sólo quiero lucir espectacular para alguien. — colocó de nuevo el cubrebocas tapándose por completo la boca. — Quisiera ser irreconocible, sabes a qué me refiero.

— Cariño yo me encargaré de eso, con la ropa adecuada, la peluca y una maquillada serás la mujer más guapa y sensual que los ojos de esa persona haya visto. — Lo tomó de la mano para guiarlo hacia el probador. — Si me dejas ayudarte lograré que se enamore de ti.

— Eso es lo que quiero. — Sonrió con anhelo, ya se había cansado de esperar casi toda su vida por la atención de ese chico de cabello oscuro quien parecía odiarlo. —Necesito impresionar a ese idiota.

—Debe de serlo, de otro modo no entendería como rechazaría a alguien tan guapo. — Le guiño el ojo y lo jalo de la mano llevándolo hasta los vestidores. — Tienes un cuerpo bien formado por lo que puedo ver, pero con un corset y unas botas apuesto a que ni siquiera se notará que eres un chico.

—Bien, prometiste que luciría como tú.

—Cómo yo no. — Negó con la cabeza. — Mejor que yo, claro. Lo puedo apostar.

—Entonces acepto.

[ ]

Eran cerca de las 8 PM lo cual para Obito era el inicio de un regaño por parte de Rin quien se cruzó de brazos molesta al ver a su mejor amigo de la infancia llegar derrapando. —Uchiha, te dije que tenías que estar puntual.

—Lo estoy, son las 8 en punto y el evento apenas va a comenzar. — Se acomodo con dificultad su disfraz de la bestia del cuento "la bella y la bestia".

—Debiste llegar hace una hora, prometiste ayudarme. Al final de cuentas Kurenai y Anko fueron las que adornaron todo. —El castaño rodó los ojos, siempre Rin terminaba por regañarlo y esta noche no era la excepción. —Bien, los invitados comenzarán a llegar así que procura divertirte. — Notó como Nohara comenzó a buscar con la mirada, observando en varias direcciones, lo cual hizo al Uchiha soltar un bufido pues ya sabía que era más que obvio que a quien deseaba ver su amiga era ni más ni menos a ese pesado de bakakashi — cómo él lo llamaba— siendo frustrante, se había esforzado por ser el príncipe para aquella castaña quien le contó que usaría el vestido de Bella.

— Pensé que seríamos pareja. — Se atrevió a confrontar a su amiga. — Vine vestido como la bestia. — El castaño sostenía la cabeza del disfraz entre sus manos observando a Rin con ese vestido amarillo y el cabello recogido.

—Oh, lo lamento Obito. Todos los años somos pareja, pero este año si no te importa me gustaría que Kakashi estuviese conmigo en el baile. Dijo que vendría, ya sabes nunca ha querido asistir, pero al ser nuestro último año tengo la esperanza de que asistirá.

—Entiendo. — Sonrió de forma fingida sintiendo como su corazón crujió ante el rechazo de esa chica de la que estaba enamorado desde la academia. — No te preocupes iré con Guy y el resto, diviértete.

—¡Gracias! — Rin sonrió aunque eso sólo hizo que Obito se sintiera peor, despreciado por su amiga y ni más ni menos que por el sujeto que más celos le causaba.

El castaño caminó entre la multitud notando como algunos ya estaban en pareja, tal era el caso de Azuma y Kurenai quienes eran novios —aunque de manita sudada— además de algunos otros compañeros. Obito era de los pocos que no tenían compañía haciéndolo sentir tan incómodo al grado de pensar seriamente en regresar a su casa. — Oh por dios, miren a esa diosa. — Comentó Genma al mirar a la chica de cabello rubio vestida de caperucita roja.

Aquellas medias bucaneras blancas con un moño rojo discreto a los costados, zapatillas estilo lolita color rojo y ese corset que estallaba perfecto la figura de aquella rubia —envidiada por más de una mujer y deseada por más de un hombre— caminó en dirección hacia el Uchiha quien al igual que el resto se quedó boquiabierto. Parece que nadie me ha reconocido, posiblemente Guy, pero lo voy a evitar. pensó Kakashi quien era ni más ni menos que esa hermosa chica a la que todos miraban.

—Hola. — Le saludó con timidez el castaño al notar que se paró justo frente a él. Para Obito era la persona más hermosa que sus ojos hubieran visto en la vida, ni siquiera Rin era tan hermosa como ella. Esas facciones delicadas, esa piel blanca como la porcelana y tan tersa además del lunar bajo su boca que adornaba perfectamente todo ese conjunto de belleza, en verdad era un sueño tener a una persona así cerca de él.

—Hola. — Dijo con un tono más grave al usual, había practicado junto con el chico de la tienda para que no notará del todo su voz. — ¿Quieres bailar?

—¿Ah?, ¿me estás invitando a mi? — La rubia asintió mientras Obito se señalaba así mismo con el dedo. — ¿Estás segura? ¿no es una broma? — Miró hacia los lados haciendo que una ligera sonrisa se dibujara en el rostro de Kakashi quien se le hizo lindo el comportamiento del Uchiha.

—Claro, es a ti. — Lo tomo de la mano haciendo que el castaño se estremeciera. — ¿Entonces?

—Sería un tonto si te digo que no, eres la chica más hermosa del mundo. — Sonrió como idiota, en verdad aquella chica causaba sensaciones extrañas en él. —Espero no decepcionarte, soy un idiota bailando.

—No importa, sólo quiero estar contigo toda la noche. — Las mejillas del Uchiha se sonrojaron tanto que sentía arder su rostro.

—Por cierto, me llamo Obito. ¿Cuál es tu nombre?

—Ka…— se detuvo recordando que no debía delatarse. — Kaori, mi nombre es Kaori. —Sonrió nervioso, aunque pudo esquivar ese posible error.

—Kaori, hermoso nombre. — El castaño tomó por la cintura a la rubia o mejor dicho a su amigo, aunque él lo desconocía. Para Hatake esa sensación de estar así junto a la persona que amaba era lo mejor, aunque no le agradaba tener que ser una chica y mucho menos que Obito se sintiera encantado por Kaori y no por él —aunque eran la misma persona— si pudiera le gritaría al Uchiha la verdad sobre su identidad y sobre sus verdaderos sentimientos hacia él. Pero no se arrepentía, sabía que si iba como hombre, Rin no dejaba de perseguirlo e insistir en bailar hasta que la noche terminara.

—Tú disfraz de príncipe me gusta. — Expresó Kaori Hatake, realmente lo sentía así. Obito era como ese chico de cuento de hadas que aun cuando a veces era un tonto y algunas veces torpe no importaba, por qué en el fondo era un chico noble, bondadoso con un sentido de querer ayudar a las personas si estaba en sus manos. Eso le gustaba a Kakashi, un chico que aun siendo común tenía sus encantos y no comprendía cómo es que la castaña Nohara no lo notaba.

—Oh bueno, soy la bestia. — Mostró su blanca dentadura con una sonrisa. — Apuesto que si Kakashi me viera diría que es perfecto para mí. — Las mejillas del peli plata siendo caperucita se sonrojaron, aun estando en ese disfraz y aparentar ser otra persona le agradaba saber que estaba presente en los pensamientos de Obito.— Ese sujeto siempre me molesta.

—Tal vez no lo hace con la intención de molestar. — Miró con atención al Uchiha quien levantó una de sus cejas al escuchar su comentario. — Posiblemente lo hace con la intención de estar más cerca de ti.

—No creo, él es demasiado perfecto y yo soy un inútil. Al menos así me hace sentir. —Kakashi descubrió que la forma en la que lo trataba lejos de acercarlos los alejaba. — Cómo sea, igual no me importa lo que piense. Algún día me convertiré en el mejor diseñador de modas y me olvidaré de él.

—Oh— se mantuvo en silencio sin decir ni una sola palabra, olvidarme esa palabra se mantuvo firme en la cabeza de Hatake quien siguió bailando, aunque se mostraba ausente. Realmente no le había agradado que Obito dijera que se olvidaría de él. — Entonces, ¿quieres ser diseñador de modas? — rompió el silencio, ese que le tomó al menos unos cuantos segundos, lo suficiente como para recobrar la compostura.

—Sí, cuando termine la preparatoria quiero viajar a París y estudiar diseño de modas. Sé que es difícil pero mi abuela dice que si uno no lucha por sus sueños nunca se cumplirán.

—Bueno creo que tu abuela tiene razón, a mí me gusta también el diseño, aunque en mi caso es el de imagen. — Recordó que le encantaba disfrazarse de vez en cuando o combinar diferentes estilos de imagen, justo como en ese momento donde parecía una chica aun siendo un chico. — Justo en París, siempre hay modelos y pasarelas donde se requiere de personas que les agrade jugar con las combinaciones.

—Kaori tenemos tanto en común. Aunque sabes que nunca le he contado a nadie sobre esto, siento que mis compañeros se burlarán de mí y dirán que soy gay. Yo no soy así. — Hizo un gesto de desagrado que no le causó gracia a Kakashi. — O sea, es que no me imagino con un hombre.

—¿Por qué no? — preguntó con un tono que reflejaba algo de desagrado. — No es malo ser gay.

—Es anti natural. Mi abuela dice que los hombres deben casarse con mujeres y tener hijos.

—Tu abuela es una estúpida. — Caperucita frunció el ceño, si algo no le estaba agradando era esa conversación que se notaba homofóbica a kilómetros.

—Claro que no, ella es una persona que tuvo una linda familia. Aunque… —Bajo la mirada. — Ella no creo que apruebe mi sueño, ya sabes los diseñadores de moda tienen fama de ser gays. Yo no quiero decepcionar a la única persona que me queda de mi familia. — Kakashi notó la mirada de tristeza de su amigo de la infancia, era cierto, él era huérfano y lo sabía, pero no él también lo era. Precisamente esa era otra de las razones por las que se sentía tan unido al Uchiha.

—Yo creo que si siempre piensas en lo que la gente espera de ti nunca serás feliz. — Se acercó al castaño y lo miró a los ojos. — ¿Qué es lo que te causa tanto miedo?, ¿Qué tu abuela no apruebe tus sueños? ¿qué resultes gay?

—Ya te dije que no soy gay. — Frunció el ceño molesto por qué esa chica hermosa le insinuara de forma insistente eso. — Te lo voy a demostrar. — Jaló de la cintura a la rubia para acercar sus labios hasta plantarle un beso dejando impresionado a Kakashi, era lo que había soñado por tanto tiempo. Los labios del Uchiha eran tal como los imaginó, gruesos, carnosos, suaves y cálidos. De inmediato sus mejillas ardían y ese beso comenzó a ser de uno dulce y tierno a uno más apasionado donde la lengua del Uchiha violaba la virginal cavidad de Hatake. Su saliva mezclada y esa lucha de dominio eran como tocar el cielo y hacerlo en el paraíso, tal como ese libro que tanto le gustaba leer en el peli plata. —Ves, no soy gay, te acabo de besar.

— Tu abuela no estaría feliz por esto. — Lo dijo como reproche, si bien le había encantado el beso, estaba molesto porque ese chico pensó que a quien beso era a una mujer y no a un hombre. — Aparte de maldito homofóbico eres un cobarde, debes enfrentar a tu abuela e irte a Francia.

—Pensé que el beso te había gustado. — Confundido miró a la chica quien apretó los labios intentando contener su coraje y sus lágrimas.

—Claro que me gusto, siempre soñé con eso. — Su voz se entrecortaba, comenzaba a perder el control de su baja frecuencia. — Pero no si eso implica que me hagas daño. — Empujó al castaño quien no entendía nada de lo que sucedió. Caperucita salió corriendo del baile chocando en el camino con los que bailaban.

—Fíjate.

—Lo siento. — Siguió corriendo hasta perderse entre la multitud, no entendía por qué pero se sentía pésimo, como si un ídolo se desmoronara en pedazos. — Soy un idiota. — Se dijo a sí mismo mientras corría. —¿Cómo pude pensar que él se fijaría en mí? — Realmente le había dolido que su amor platónico tuviese esas ideas tan cerradas. No lo había notado en los años que se conocían, pero al escucharlo hablar y besarlo, eso fue lo que más dolió, que besara a Kaori y no Kakashi. Su plan era decirle a Obito después del baile que él era bakakashi, ese sujeto al que detestaba y que conocía desde preescolar, en el fondo de su corazón pensó que tal vez lo reconocería aún vestido de mujer, que recordaría su voz pero se equivocó. La única vez que lo mencionó fue para quejarse de él.

—Kaori. — El chico comenzó a correr detrás de la caperucita roja. — No, espera Kakashi. — Rectifico haciendo que se detuviera el peliplata quien ya estaba llorando ante la frustración. — Bakakashi corres rápido aun con esos malditos tacones. Joder hasta en eso eres un maldito perfecto.

El peliplata se giró para mirar al castaño. —¿Cómo es qué?

—No me di cuenta hasta que dijiste cobarde. Eso siempre me lo dice una persona desde que íbamos en preescolar y eres tú. — Se acercó al chico vestido de caperucita roja. —Nunca había visto tu rostro hasta ahora, eres tan hermoso. Oh dios que estoy diciendo. — Bajo la mirada sonrojado ante su confesión. — Además llamaste estúpida a mi abuela, nadie se atrevería a llamarla así, sólo una vez cuando un chico de cabello color plata le grito eso cuando me dio una cachetada frente a los de la academia por haber reprobado matemáticas. — Sonrió al recordar esa vez a sus 8 años cuando lo intentó defender después de ser humillado delante de sus compañeros.

—Repítelo. — Kakashi miró al Uchiha quien seguía mirando el suelo.

—¿Lo de mi abuela? — Miró al chico vestido de caperucita. — Ese día tú estabas, ¿no recuerdas?

—No idiota, lo que dijiste sobre que soy hermoso.

—Oh, eso— Sonrió nervioso. — Lo eres, nunca lo dudes. — Las mejillas de Kakashi se sonrojaron al notar a Obito de la misma forma. — Realmente eres hermoso. — Hatake no pudo evitar sentirse feliz con esas palabras y se abalanzó sobre el Uchiha bien correspondió al abrazo.

—Obito te quiero, siempre me has gustado. — Oculto su rostro en su hombro apenado por su confesión, si ya había llegado tan lejos tenía que decirlo.

—Mi abuela me va a odiar. — Sonrió recordando que ese beso que se dieron no sólo le había gustado, también le excitó.

—¿Eso que significa? — no quiso mirarlo a los ojos, con la mirada hacia abajo se separó de él.

— Significa que parece que soy gay y tú me gustas. No lo había descubierto hasta ahora, pensé que te detestaba por tener la atención de Rin, pero ahora me siento tan confundido después de ese beso y esa cara tan hermosa que tienes. — Kakashi lo miró incrédulo, aunque con un rayo de esperanza que se reflejaba en sus ojos. ¿Acaso dijo que le gustaba su rostro? — Nunca he tenido novio o algo similar, ¿Te gustaría salir conmigo?

—Me encantaría. — Sonrió, no era lo que esperaba, pero estaba satisfecho con ello. Si no le era indiferente al menos tenía una oportunidad de lograr que se enamorara de él. Aunque sus ganas y sus instintos querían no sólo besarlo sino montarse en él hasta dejarlo medio muerto a sentones. — Haré que te guste tanto estar conmigo que no volverás a mirar a Rin o alguna otra chica.

— ¿A quién le importa Rin?, la estoy mandando al diablo por ti. — Kakashi Sonrió para después cambiar dicha expresión por una de sorpresa. — Toma, hace frío y además no me gusta que nadie te vea vestido así. — Colocó el saco de su disfraz de príncipe, era una noche fría y aquel gesto sólo hizo que Hatake se enamorara más de esa bestia convertida en su sapo azul.

— Oh, bien. No me volveré a vestir así a menos que tú lo quieras.

—Salgamos como Obito y Kakashi. Luces lindo como chica pero no quiero cambiarte, aunque dame tiempo para ir asimilando que me gusta tu cara de muñeco de porcelana. — Extendió su mano invitándolos a caminar. — Te llevaré a casa.

— Está bien. — Ambos se fueron tomados de la mano, ni siquiera les importó que fueran observados por la única persona que estaba enamorada de Kakashi, su amiga castaña.

[ ]

Habían pasado tres largos meses después de aquella fiesta y la graduación de la preparatoria estaba cerca. Obito y Kakashi llevaban saliendo juntos aunque a escondidas, era una relación muy diferente a la que imaginó el Uchiha, de hecho fue tan increíble que cada vez se enamoraba más del cabellos plateados. — He estado pensando en comprar los boletos para irnos juntos a Francia. — Sonrió con alegría mientras los dos caminaban hacía la casa de Hatake.— Planeo confesarle a mi abuela que soy gay y que estoy enamorado.

— ¿Estás seguro? — lo observó con sorpresa, no pensó que Obito tomará una decisión tan seria.

— Claro, después de esa noche del baile he pensado que tienes razón. No puedo seguir pensando en lo que la gente espera de mí, tengo sueños y uno de ellos es casarnos. Sé que somos hombres, pero en otros países existe el matrimonio gay, así que pensé que podríamos ser esposos, bueno si tú quieres. — Kakashi se acercó y le dió un beso en la mejilla sin quitarse el cubrebocas.

—Claro que quiero, es un sueño. Además, he ido ahorrando para el viaje, podría pagar los gastos mientras conseguimos empleo.

—Tranquilo, mis padres me dejaron dinero y puedo disponer de él cuando tenga 18 años. Así que con tu dinero y el mío buscaremos un lugar más o menos acomodado y estudiaremos para ser yo el mejor diseñador de modas y tú el mejor diseñador de imagen. — Ambos iban felices planeando su vida futura y el pensar en el siguiente paso hizo a Kakashi confesar algo que deseaba cumplir antes de graduarse.

— Obito hagamos el amor. — Dijo con tranquilidad estando a unos metros de su casa, su ahora novio lo acompañaba todos los días hasta ella.

— ¿Cómo? — Uchiha se puso rojo hasta las orejas. — Espera, ¿estás seguro? Yo no quiero obligarte, bueno es que no sé si yo sea bueno en eso. — comenzó a jugar con sus dedos.

— Ven, entremos. — Lo jalo de su mano para correr hasta esta y poder entrar en ella. Desde hace años Kakashi ya no contaba con su tutor quien era su tío lejano y sólo se preocupaba por cobrar el dinero que mensualmente se le depositaba al peli plata, dándole una miseria parte aunque a él no le importaba si eso implicaba estar sólo y feliz en su casa. Al igual que Obito cuando cumpliera 18 se le otorgaría el control total de su dinero.— Bien ya que estamos aquí, hagámoslo.

— Ka...Kakashi, yo… yo soy virgen. No sé cómo se hace eso. — Bajo la mirada avergonzado. — ¿Qué tal si no soy bueno y te desanimas?

— Yo también soy virgen, pero quiero que tú seas el primero y único. Así que quítate la ropa. — Tomó los pantalones de su novio y comenzó a desabrocharlos.

— Oye, al menos espera a que estemos en tu recamara. — Grito avergonzado.

— Siempre quise hacerlo en la cocina.

— Eres un enfermero Kakashi.

— Mira quién lo dice, estás duro.

[ ]

La graduación llegó y con ello la discusión entre la abuela de Obito y el chico.— Me niego a creer que tengo un nieto gay, eso es antinatural. Prefiero verte muerto antes de verte besando a un hombre, no cría a un marica, tu abuelo y tu padre deben estar decepcionado. ¿Qué hice yo para merecer este castigo?

— Abuela ser gay no es malo, el amor es amor.

—No me importa, quiero que te largues de mi casa y no vuelvas hasta que recapacites.

—Lo siento abuela, entonces no volveré jamás. — Tomó su maleta y miró por última vez a la mujer que lo crio desde niño, le dolía en el alma despedirse de esa manera pero ya había tomado una decisión. — Adiós.

Esa fue la última vez que vio a su abuela o eso pensó, ya que días después estando en el aeropuerto con Kakashi las cosas cambiarían drásticamente.

— Bueno ya compré los boletos, ahora sólo queda esperar. Mi abogado dice que pronto tendré poder absoluto en mi herencia, así que con eso podremos comprar una casa en París.

— A mi ya me dieron control sobre el dinero que me dejó mi padre, así que no te preocupes. Si todo sale bien nos podremos casar antes de entrar a la universidad. — Ambos sonrieron alegres por sus nuevos planes, sin embargo, el odio hacía lo diferente había marcado por completo a la abuela de Obito.

— Aléjate de mi niño, tú eres el maldito culpable de su desviación. — Obito miró a su abuela apuntando en dirección a Kakashi. — Sé que si te elimino el tomara el camino del bien, la naturaleza no se equivoca.— apretó el gatillo esperando poder deshacerse de ese chico de cabello plateado pero para su desgracia y como castigo su nieto se interpuso protegiendo a su novio y recibiendo dos balas haciéndolo caer. —No, mi niño no.

— Obito, no. — Kakashi lo sostuvo entre sus brazos arrodillándose. — ¿Por qué?

— Maldito, tú, tú hiciste que matará a mi muchacho. — La anciana se paralizó llorando observando a su nieto en el suelo lleno de sangre.

—Kakashi. — Obito sonrió mientras de su boca salía sangre. — No te culpes por esto, la gente no entiende que el amor no conoce de género ni sexo. Tampoco odies a mi abuela, entiendo que es difícil para ella comprender lo que siento.

— Obito, no hables.— Se bajó el cubrebocas al sentirse asfixiado mientras sus lágrimas caían de sus ojos. — La ambulancia vendrá y estarás bien.

— No, realmente no creo soportarlo. Pero promete que te irás a París y cumplirás nuestro sueño, aun cuando yo no esté a tu lado siempre te observare, a través de tus ojos veré el futuro. No olvides cuánto te amo, sólo me arrepiento de no haberme dado cuenta a tiempo.

— No mi amor, te aseguro que vas a vivir. Por favor no te esfuerces en hablar.

—Bakashi ya no llores. — El chico sonrió intentando aliviar el dolor de su novio. — Te ves hermoso sin cubrirte el rostro, promete que no lo ocultaras. Las personas merecen ver tu belleza, me gusta más verte de ese modo, pero nunca quise invadir tu privacidad.

— No me importa el resto, sólo tú. Sólo quiero que tus ojos sean los que miren mi rostro.

— Bakashi eres la persona más hermosa. — Obito cerró los ojos y dejó de respirar. Ese día el corazón de Kakashi se destrozó al perder a la persona que más amaba desde que eran niños.

[ ]

10 años habían pasado, los mismos en los que Kakashi había logrado convertirse en el mejor diseñador de modas y de imagen de Paris. Se había propuesto cumplir con los sueños de ambos y sin embargo, pesaba como el primer día. Ahora era millonario con una marca de ropa internacional y de renombre, pero incluso el éxito no llenaba ese vacío que Obito dejó en su corazón y en su vida. Frente a su tumba coloco flores amarillas, ni siquiera podía entender por qué precisamente de ese color.

—Kakashi, tiempo sin verte. — Rin se acercó a la tumba observando al chico peli plata quien desde que murió Obito ya no usaba el cubrebocas que desde niño lo caracterizaba. — No pensé encontrarte aquí, no vienes desde lo que sucedió.— Acomodo las flores blancas en la lápida junto a las amarillas que Hatake llevó.

— No quería aceptar que ya no está. — Su mirada se mantuvo en la tumba específicamente en aquel letrero con el nombre de Obito Uchiha. — Quisiera despertar y volver a la preparatoria para burlarme de él mientras dormía en la clase de matemáticas.

—Sé que no puedo aliviar tu dolor, pero hace 4 años que murió su abuela. Nunca pudo vivir tranquila después de eso, enloqueció y dicen que terminó suicidándose no sin antes pedir que la fortuna de su nieto pasará a tus manos.

—No quiero ese maldito dinero ni nada de ella. Todo este tiempo he intentado no maldecirla u odiarla, sé que Obito no lo hubiese querido así pero no puedo evitar pensar que gracias a su homofobia ambos perdimos lo que más amamos.

—Deberías intentar rehacer tu vida, eres joven y guapo.

—Nunca. — Apretó sus labios. — Jamás amaré a nadie que no sea Obito Uchiha, incluso si eso significa sumirme en la miseria.

—Kakashi no digas eso, tenemos 28 años y a mí no me importaría estar contigo aun si el recuerdo de Obito está presente. Me conformo con estar a tu lado, tal vez podríamos tener un hijo, apuesto que él estaría feliz de verte sonreír.

— Soy gay, nunca me gustaste ni me gustaras. Es más, dudo mucho que alguien en esta vida me guste, lo siento no estoy dispuesto a olvidarme de mis sentimientos por él aun cuando esté muerto, siempre lo voy amar. — Por primera vez miró a Rin. — Te deseo que seas feliz, espero que tu conciencia te deje dormir por las noches.— La chica abrió los ojos sorprendida al notar la mirada fría en los ojos de Kakashi. — Lo supe cuando ella declaró que tú fuiste quien le dijo en donde estaríamos ese día. Es una lástima que ella no me mato a mi y a cambio asesinó a su nieto, pero no te preocupes si algo aprendí de eso es que no importa cuánto lo intentes nunca te dejaré estar conmigo. Así que disfruta sus últimos días aquí, le he solicitado a un juez la exhumación de su cadáver, me lo llevaré a Francia donde siempre debió estar.

—Kakashi yo puedo explicarlo.

—Hasta nunca Rin. No intentes buscarme porque pediré una orden de restricción. — Se dio la media vuelta para marcharse, la castaña se quedó paralizada. Desde la muerte del Uchiha no se sintió tranquila ni feliz, había pagado muy alto el precio y lo seguiría pagando al ser rechazada por el amor de su vida.