Y OBITONTO COMIÓ DE ESA FRUTA… 2

2- El embrollo…

Desde que se unieron esa noche, que empezaron a vivir juntos como pareja. Fueron a vivir al apartamento del Hatake, total solo estaban ellos dos… Y los 7 ninken que a veces Kakashi invocaba y estaban con ellos en ese piso. Entonces ese piso si que se volvía caótico, aunque a Obito siempre le habían chiflado los ambientes movidos así que estaba en su salsa creando problemas junto a los 7 canes.

De eso ya había llovido mucho… Para ser exactos, cuatro años y medio llevaban juntos. Casi cinco años de bromas, felicidad, ternura, sensualidad, charlas, peleas, sexo… Mucho sexo realmente, y cariño. Todo el cariño que podían darse dos shinobis fuertes, orgullosos y algo brutos cuando querían, sobretodo el Uchiha. Pero siempre o casi siempre estaban juntos, cuando no estaban en sus respectivas misiones.

Respecto a sus trabajos… Los dos entraron en anbu y aunque trabajaban muy bien juntos pues su sincronización era perfecta… Eso cuando no discutían por quien dirigía el escuadrón, claro… Que tercos eran los dos. Así que Minato creyó que era un desperdicio tener a dos grandes shinobis en un mismo equipo cuando había miembros hábiles, pero no tanto como ellos, sobretodo cuando era mejor ponerlos a ambos como capitanes de equipo y ponerles un par de miembros menos experimentados para que aprendieran de ellos. Esa fue la explicación que les dio para que quedaran conformes (y en parte era verdad), eran sus alumnos y les apreciaba mucho… La otra realidad es que mejor separarlos en el trabajo, pues así como peleaban en su hogar por tener razón o por decidir ciertas cosas importantes, algo normal pues las desavenencias salían en toda pareja; también lo hacían en el equipo (el típico yo lidero y esto es lo mejor o, yo soy el líder Bakakashi y es mejor hacerlo así…) y… Luego venían las reconciliaciones o el liberar la tensión tras la adrenalina del combate, algo molesto para los demás miembros del equipo, pues parecía que Hatake Kakashi era muuuy expresivo y Uchiha Obito muuuy efusivo, algo que en Kakashi le costaba de creer… En Obito no, realmente el Uchiha era muy efusivo y expresivo.

Y así fue como con 21 años, cada uno de ellos tenía su propio escuadrón, los dos con un gran índice de victorias y éxitos en su currículo.

Una petición de misión para anbu llegó al despacho de Namikaze Minato. Era una misión complicada donde peligrosos delincuentes Rango S había escapado de una prisión de máxima seguridad en la otra punta de la nación de Fuego.

–¿A quien podemos enviar?

–Señor, Kakashi está libre, aunque de su escuadrón sólo queda Itachi Uchiha. Tenzou fue enviado a otra misión de espionaje junto a un par de miembros de cobertura.

Enviar a Kakashi y a Itachi solos era excesivo quizás, por muy buenos ninjas que fueran. Era una lástima que Tenzou que era bueno en ataque a distancia no estuviera disponible.

–Yondaime-sama, Obito Uchiha está en la aldea. Está de permiso unos días después de su último encargo.

Minato sonrió. Kakashi y Obito eran un gran equipo de trabajo… No, diciendo eso estaba rebajando su mérito. Eran el mejor equipo cuando se centraban o mejor dicho, cuando él le daba el mando a Kakashi y convencía a Obito de que eso era lo mejor para la misión. Por mucho que a veces tuvieran sus roces y se lanzaran indirectas algo picantes durante las batallas, cuando trabajaban juntos, como equipo, eran increíbles, precisos, poderosos, implacables. Y si le daba el mando a Kakashi, no es porque Obito fuera un mal capitán o diera malas ordenes… Bueno si, cuando trabajaban conjuntamente con el Hatake tomaba malas decisiones para chulearle al otro o para demostrarle vete a saber que, o se ponía demasiado protector o, es igual mejor no analizar lo que pasaba por la mente del Uchiha... Por eso siempre que los unía en un equipo, Kakashi era el que asumía el mando por saber mantener su mente analítica aunque su pareja estuviera en su mismo equipo.

Y luego teníamos al joven Itachi, los conocía bien a ambos, uno era su capitán y el otro un miembro de su mismo clan; además era un joven discreto y amable, un chico que sabía cual era su trabajo, su lugar y si tenía que hacer oídos sordos ante ciertas conductas… Lo hacía. Era el único que no se había quejado de sus ex alumnos cuando iban juntos de misión y al terminar un encargo se daban un "homenaje" o cedían a sus bajas pasiones. Él lo entendía, era algo natural en los ninjas relajarse tras haber arriesgado su vida; la tensión era tanta, el miedo a morir ante un mal paso, una mala decisión o un enemigo superior, sólo que su ex equipo eran poco disimulados y muy escandalosos; según le habían dicho los que se llegaron a quejar... Y, conocía lo suficiente a sus dos alumnos como para saber que no era culpa de Obito solamente; el joven era apasionado, ruidoso, siempre lo había sido y se dejaba dominar por las emociones del momento y su impulsividad. Pero, también sabía que Kakashi tenía lo suyo… Siempre leyendo esos libros pornográficos de Jiraiya-sensei. Esos libros que a él le habían dado más de una idea para pasar noches enteras de pasión desenfrenada con Kushina; probando juegos de roles y posturas nuevas con su amada pelirroja. Por eso estaba su mujer preñada de nuevo… Esos libros eran oro para subirte la libido y darte ideas. Así que tenía claro que el Hatake no era un angelito por mucho que fuera de seriecito y digno. Ya lo decía el dicho, los serios eran los peores.

–Bien entonces… Irán ellos tres.– Empezó a redactar la orden.– Asegúrate de decirle a Obito Uchiha que Kakashi Hatake está al mando de la misión. Dile que es una orden mía y que no quiero nada de quejas.

–Si, Hokage-sama.

Y ahí iban, ellos tres de misión. Capturar o eliminar a esos peligrosos criminales y como siempre Obito quejándose de porque le habían dado el mando a Bakakashi y no a él. No le daba importancia a esas quejas, sabía que su pareja lo decía por joderle y chincharle, un vestigio de los viejos tiempos y del cual disfrutaban.

–Porque tu no estás capacitado, Obitonto.– Le devolvió la pulla.

–No te lo creas tanto, sólo sabes darte aires y pavonearte.– Y ahí el azabache empezó una de sus malas imitaciones de él… Que más bien parecía un pollo a punto de poner un huevo.

–Madura, Uchiha.

–¿Tu te crees lo que tengo que aguantar, Itachi?

El joven rió por compromiso y negó

–Yo no me voy a meter Obito-san

–Eres medio pariente mío, tienes que apoyarme a mi…– Mientras le hacía un puchero al azabache de la coleta.

–¿Desde cuando es pariente tuyo?

–¿Porque ambos somos Uchiha? No lo será tuyo, Ha-ta-ke.

Suspiro por parte de Kakashi y pequeña sonrisa por parte del más joven de los Uchiha. Con esos dos era imposible aburrirse, sabía de su relación y de su rivalidad amistosa y cariñosa. Le encantaba, ya le gustaría que sus padres tuvieran una relación con esa cercanía y esa complicidad. Por suerte él ya tenía algo así con su pareja; algo más calmado, sin tanta burla y cachondeo; algo donde había confianza y amor absoluto… Sonrió para si pensando en ese que ocupaba su corazón, habían estado algo ocupados ambos y no habían podido verse desde hace unos días.

Miró a Kakashi al oírles seguir con sus "peleas", normalmente su capitán siempre estaba callado y era alguien silencioso y tranquilo, pero Obito tenía la extraña capacidad de llevar bullicio y humor allí donde fuera y, de volver al callado y calmado peligris en alguien dado a la conversación y a caer en las pullas del otro azabache. Definitivamente le gustaba estar con ellos, aprendía mucho de ambos…

Y así entre sus bromas y metiéndose entre ellos fue que el viaje se hizo más ameno.

La misión fue dura, agotadora y cansada. Esos criminales les dieron buena pelea y tuvieron que perseguir a alguno de ellos durante muchos días, a otros los rastrearon… Suerte de el Hatake y sus ninken.

Obito, algo pendenciero y con gusto a medirse con poderosos rivales, disfrutó mucho de pelear con enemigos tan fuertes. Habían conseguido capturar a casi todos con vida, el resto fueron bajas necesarias; aunque entregaron los cadáveres a los encargados de prisión. Ellos se encargarían de los cuerpos; ya fuera para investigación, autopsia o quemarlos para eliminar cualquier rastro de ellos y sus habilidades. En su mundo los secretos que guardaba la sangre se habían de proteger de que no cayeran en malas manos, manos ávidas de poder.

Y ahora ya deshacían sus pasos para volver a la aldea, aunque pararían a hacer noche en un hotel cercano, ya era muy tarde y lo necesitaban.

"GROAAAR"

Eso había sido el estómago de Obito que llevaba tiempo clamando por comida. ¿El problema? Ya no llevaban nada.

– Me muero de hambreeeeeee– El más mayor de los Uchiha parecía que fuera a desfallecer en cualquier momento. La realidad es que estaba haciendo rabieta y exagerando como siempre.

–Compórtate… Ya no eres ese mocoso atontado de cuando niños.

–Cierra la boca, Bakakashi!– Le señaló molesto mientras resoplaba.– En vez de burlarte tendrías que estarme alimentando.

–Si, ahora voy corriendo a cazarte algo…

–Eres mi novio, tendrías que cuidarme y consentirme.– Puchereo.

–Soy tu superior.

–Demasiado creído te lo tienes eso… Ya hablaré con el sensei y le diré lo cruel que eres con tus subordinados y lo mal que tratas a tu adorable pareja.

–Adorable mis cojones…– Masculló.– Estamos de misión, Obito. Céntrate.

–La misión ya ha terminado… ¡Y tengo hambre! Y tu no me has comprado nada, ni has traído nada para mi.

–¿De quien es la culpa, eh? Te dije en casa que llevaras más comida… Pero tu tenías otro trabajo.

–Y no vi que te quejaras.– Replicó y por una vez Kakashi cerró la boca ante tamaña verdad innegable, sonrió petulante por saberse vencedor.

El Hatake gruñó. Y es que no habían llevado más comida porque su adorable pareja, que ahora parecía un crío, había estado entretenido acorralándole contra la mesa y bajándole los pantalones para:

"Hacer un rapidín porque durante la misión no podremos, Bakakashi"

Y él… Pues en cuanto sintió la estimulación de Obito en su entrada y como se enterraba dentro suyo (sin mucho preámbulo, suerte que estaba acostumbrado a eso), para empezar un veloz mete-saca (algo a lo que también estaba acostumbrado), había perdido el norte y sólo había sido capaz de agarrarse a la mesa y gemir de tan bien que le estimulaba el grueso pene del Uchiha y lo bien que le follaba (algo que siempre le pasaba). Obito le volvía loco y siempre eran tan bueno haciéndoselo (demasiado bueno…). Luego se olvidó de seguir lo que estaba haciendo antes del "ataque" de su "amorcito" (se había quedado en una bruma de placer tras el orgasmo) y ahí estaban; sin casi comida y teniendo que comerse las provisiones del pobre Itachi en cuanto las suyas se terminaron. Definitivamente Obito era una mala influencia en su vida, pero lo amaba. Y la verdad es que era mucho más feliz habiendo sido cambiado por el Uchiha que como era antes.

–Vamos a dejarlo… Espérate unas horas a que lleguemos al hostal y allí comerém…

–¡Uoooooo!

Y se giró ante el grito emocionado de su pareja que había cortado el plan que le estaba compartiendo. Pero Obito ya no estaba allí. Itachi con una sonrisa de circunstancias en sus labios le señaló en una dirección… Su pareja estaba corriendo hacia un gran árbol… Suspiró mientras se golpeaba la frente con una mano.

–¿Alguna día madurará?

–Obito siempre será Obito…– Sonrió Itachi.

Sabía que los otros Uchiha veían raro a ese, le respetaban por ver donde había llegado ese niño torpe y llorica, lo fuerte que era ahora; pero lo veían extraño, demasiado diferente a como solían ser todos en el clan. En cambio Shisui y él apreciaban a Obito y admiraban su tesón y su bondad para con todos. Sus alegres carcajadas y su desinhibición para mostrar sus emociones sin miedo a ser juzgado o tratado como menos. A Obito no podía importarle menos lo que pensaran de él. Él era Uchiha Obito, amaba a otro hombre y prefería salvar una vida aunque eso significaba que la misión fuera un fracaso. Y encima iba pregonando sus ideas con orgullo. Si, le admiraba por esa fuerza de carácter y de voluntad, por seguir igual aunque se lo miraran extraño. Uchiha Obito era firme en sus creencias, era digno de seguir y admirar, y entendía como Hatake Kakashi le amaba y se dejaba guiar por esa fuerte marea que era Obito. El peligris sabía que su pareja le hacía ser mejor persona, aunque luego siempre hiciera ver que no le escuchaba o le ignoraba. Si hasta le había visto ayudar a ancianas con las compras igual que hacía el Uchiha mayor. Sonrió mientras veía al capitán Hatake suspirar y sacar su preciado libro naranja a la espera de que Obito terminara con lo que hacía. Si, Obito sacaba siempre emociones a los que le rodeaban, a veces muy buenas, otras… Simplemente emociones. Rió y se decidió a esperar con calma a ese shinobi, a esa fuerza impetuosa e imparable que era el animado Uchiha, nada más podían hacer. Cuando a Uchiha Obito se le metía algo entre ceja y ceja no había manera de que cambiara de opinión.

Unos minutos después el azabache mayor volvió trotando mientras masticaba una fruta roja y de aspecto apetitoso que llevaba en sus manos.

–¿Queréis?– Les dijo con la boca llena mostrándoles otra fruta que llevaba intacta.– Parecían tan apetitosas que he recogido dos.

–¡Obito! No te puedes llevar a la boca toda cosa que veas apetitosa sin saber si es benigna o venenosa.– Le regañó con cierta preocupación. No tenían el suficiente conocimiento de medicina como para actuar si era maligna. Suerte que Obito estaba a salvo gracias a las células de Hashirama en su cuerpo. Lo único que sufriría es dolor de barriga unos instantes antes de empezar a curarse por si mismo.

–¡No me dijiste lo mismo la primera vez que querías que te hiciera una mamada y me tragara tu semen! La verdad es que recuerdo que me dijiste, "¡Chupa, chupa que te gustará el sabor!"– Se burló.

Reviró los ojos ante las palabras de su Uchiha. Más no negó porque realmente le dijo eso para que se la comiera y se lo tragara sin reparos. Itachi por su parte hizo ver que no escuchó nada… Era lo mejor para mantenerse cuerdo con esos dos.

– ¡Tch! No vamos a comer de eso. No tenemos tus mismas características.– Y siguió precediendo la marcha dirección al hostal donde comerían y dormirían, incluso podrían disfrutar de sus aguas termales si lo deseaban.

Levantando los hombros, sin darle importancia a las palabras de Kakashi y viendo que Itachi, tan prudente como siempre, tampoco quería esa deliciosa fruta, se zampó la que estaba comiéndose y la que había llevado para ellos. Que sabrosas eran y que buenas estaban. Con el estómago más lleno continuo el camino sin quejas y con una sonrisa en el rostro, disfrutando de ese agradable calorcito que le recorría de arriba abajo… Un calorcito que antes no sentía y quizás se tendría que haber parado a pensar el motivo, pero siendo como era tan despistado lo atribuyó a que se había quitado el hambre y su estómago estaba feliz. Si, cosas de ser Obito.

Por fin llegaron al hostal y pidieron habitaciones. Kakashi sabía que aunque Itachi conocía su relación con Obito, tendría que ser un capitán responsable y pedir tres cuartos. Sino ya sabía que sucedería si dormían juntos con el Uchiha.

Pero Obito intervino con la voz algo más ronca de lo habitual.

–Dos habitaciones por favor.– Y le levantó las cejas a Kakashi de forma picara y desinhibida.– Y comida para tres.

Y dicho la cual subieron a sus cuartos que estaban de lado.

–Hasta mañana Itachi, descansa que te lo has ganado y ¡Que aproveche!– Se despidió el Hatake antes de entrar con el Uchiha en el cuarto. Dejó la armadura en una esquina y las armas debajo de la cama, al alcance en caso de necesitarlas. Se quitó vendas de tobillos y muñecas mientras aun permanecía sentado en esa cama grande. –Me quiero duchar antes de cenar.

–Nooo– Pidió caprichoso el azabache mientras le abrazaba por la cintura para que no se apartara de su lado, él también se había quitado armamento y chaleco.– Podemos cenar primero y luego nos lavamos juntos. Te lavo la espalda a ti y tu a mi.

Kakashi parpadeó algo confuso, pero terminó no dándole mayor importancia. A veces Obito era alguien bastante cariñoso y dulce, sobretodo cuando buscaba engatusarle. Se volvió a sentar a su lado y le enredó una mano en el pelo, acariciándole la cabeza que seguía en su regazo.

–¿Te sientes bien?– Preguntó para asegurarse, no podía olvidar que entre la dura misión, las persecuciones y peleas, el que se comiera esos extraños frutos… Podría haber afectado a su pareja. Estuvo observando como el Uchiha permanecía con los ojos cerrados disfrutando de su caricia y como parecía algo tenso. –¿Obito?

–Notó cierta tensión o pinchazos en mi bajo vientre… Se me pasara.– Le habían empezado esos síntomas hace unos minutos.

–Te dije que esas frutas mejor no comerlas– Le dio un ligero tirón en una greña como reclamo.

–Solo necesito comer algo más, un baño relajante y descansar…

–Ahora si que me preocupas… ¡Tu, cansado! Eso es nuevo.– Obito le dedicó una mirada desde su regazo pero no se movió, continuó donde estaba.– Anda, vamos a darnos una ducha rápida y luego cenamos. Tenemos tiempo.

Con un puchero cual niño pequeño. Obito se levantó y tuvo que tirar de él hacia el baño. Parecía reacio a lavarse y se quejó un poco.

–¿Al nene le gusta estar sucio?– Pero el Uchiha no replicó. Y eso le preocupó otro poco más. Le tocó y lo notó muy caliente.– Obito, mi amor… Estas ardiendo.

–Estoy bien… O lo estaré, sólo necesito descansar.– Le sonrió a Kakashi y acercándose al peligris le dejó un beso en los labios y se quedó pegado a su cuerpo buscando contacto. Hatake le abrazó al verle tan blando, tan apacible.

Igualmente no quedó muy conforme, pero había aprendido que los Uchiha eran muy tercos. Le haría caso de momento y tras un baño refrescante le dejaría descansar, mientras él controlaría que esa fiebre no subiera.

Le desnudó y ayudó a meterse en la ducha. Encendió el agua y dejó que cayera encima de sus cuerpos. El Uchiha como siempre se quejó de que la temperatura estaba muy baja, todo y eso fue una queja musitada cuando normalmente siempre lo gritaba y saltaba fuera del agua mientras le amenazaba para que la subiera.

–Es para que te ayude a bajar un poco la temperatura.– Mientras le apartaba el pelo negro mojado de la frente.

– Por favor…– Y Kakashi no pudo resistirse a ese tierno puchero. Obito se estaba comportando muy tierno, seguramente era por no estar muy bien.

Con una temperatura más caliente pasó las manos por el firme cuerpo del Uchiha mientras el agua y el jabón le recorría al lavarse. Obito también le acariciaba y se apretaba en su contra, pero a diferencia de otras veces el contacto era dulce y lleno de amor, en vez de pasión y desenfreno. Compartieron algunos besos pues el Uchiha los reclamaba poniendo morritos, y apagaron el agua.

–Venga vamos.

Luego de secarse y de que se pusieran algo más cómodo volvieron a la cama, donde Obito se tumbó y volvió a apoyarle la cabeza en el regazo.

Le estuvo haciendo cariños de forma distraída en la cabeza, mientras leía uno de sus libros en voz suave, pues era algo que les gustaba a los dos, hasta que llamaron a la puerta.

–Es la comida– Pero Obito se había dormido. Sonrió para si y le apartó con suavidad para levantarse.– Voy.– Le dijo a quien llamara.

Antes de abrir la puerta se subió la máscara. Les pidió que no hicieran ruido y dejaron las bandejas de comida en la mesa.

Intentó despertar al Uchiha, pero este hizo un ruidito de refunfuño y se colocó más en posición fetal para seguir durmiendo. Decidió no insistir y cenó a solas. Dejó los alimentos de la otra bandeja bien tapados por si el azabache le entraba hambre más tarde. Volvió a la cama para tumbarse al lado de su pareja, que al notarle se movió para acurrucarse en su contra, algo que el azabache hacía siempre. Le dejó un beso en la caliente frente y como aun no estaba cansado siguió leyendo un poco más. El libro estaba interesante, estaba en un momento muy picante del relato, y por mucho que lo hubiera leído más de 50 veces seguía disfrutando de leerlo como en la primera vez.

Unos ruiditos a su lado emitidos por su pareja le llamaron la atención desconcentrándolo de la lectura, eran como jadeos. Se iba a preocupar hasta que le oyó gemir y no de dolor. Y seguido a eso su pareja empezó a removerse contra la cama buscando una posición mejor para estimularse, observó con morbo lo que hacía… No era la primera vez que se miraban masturbándose. Apartó las sábanas y ahí lo contemplo sin impedimentos. Obito estaba frotándose contra el colchón con unos movimientos de cadera muy lujuriosos, se relamió los labios y observó con avidez… Su propio pene empezando a erectarse con velocidad. Oh kami… Estava deseando despertarle y que el azabache aplicara esos mismos movimientos mientras le follaba… Notarse bajo ese fuerte cuerpo del Uchiha y como éste le enterraba esa polla de buen tamaño en su ano y mientras le decía guarradas en el oído y, le lamía el cuello, que se lo follase; tanto le daba que fuera lento y profundo como a un ritmo vertiginoso.

Relamiéndose los labios se desnudó y se masajeó un poco su propio pene. Joder ya no aguantaba más sin tenerle dentro. Fue a tirar de los pantalones del Uchiha hasta bajárselos hasta los tobillos y luego se los quitó. Y se quedó un poco parado de ver humedad entre esas nalgas… No le extrañaría si todo el cuerpo del Uchiha estuviera sudado, pero ¿Sólo entre las nalgas? ¿Tan rápido se ponía a sudar?

Le puso una mano encima del glúteo derecho, escuchando el suave gemido de su pareja y como levantaba algo más su cadera mostrando esa zona, pasó la mano entre esas nalgas expuestas (un comportamiento que nunca había visto en Obito), y percibió que esa humedad la producía el otro en su interior (algo que era realmente increíble… No sabía de ningún caso que encontrarse mal produjera ese efecto) y que tenía cierta consistencia pegajosa al recogerla entre sus dedos, Obito liberó un gemido algo más fuerte al sentir esos dedos tocarle esa zona… Con la sustancia en sus dedos notó que no tenía la consistencia del sudor. Se lo acercó a la cara, ignorando la queja del otro por dejarle de tocar, y no, eso no olía a sudor. Sacó la lengua y lo probó, no le disgustó el fuerte sabor. Igualmente sabía que eso no era normal.

Removió al Uchiha.

–¿Kakashi?– Le miró con la respiración algo acelerada y los ojos vidriosos, se relamió los labios con lentitud– Me… Me siente excitado.

–Si, lo he notado. Por eso te despertaba. ¿Cómo te sientes?

–Te lo acabo de decir… Estoy caliente, tonto.– Es que a veces Bakakashi no era tan listo como se creía. Pero eso no evitó que le diera un buen repaso al verle desnudo y sintiera de nuevo esa incomodidad ahí detrás de mayor humedad, enrojeció al sentir esa nueva sensación algo incomoda y al escapársele un jadeo por entre los labios.

–Además de así.– Rió un poco para si al ver ese color rosado en esa mejillas y por escuchar el jadeo.

–Me encuentro bien, solo que muy cachondo. Y siento que necesito…– Se calló y enrojeció.

–Dímelo, Obito.– Pero en su terquedad el azabache negó. Suspiró– Hay una humedad extraña saliendo de tu culo.

–Lo se, nunca había sentido algo así y es como si necesitara que esa zona fuera tocada.

Kakashi levantó las cejas asombrado. Obito era el activo de los dos, cosa que a él le encantaba demasiado pues el Uchiha había demostrado ser muy bueno dándole placer. Eso de que fuera tan travieso y juguetón tenía sus grandes aplicaciones en la cama, o donde fuera que sus cuerpos se unieran. El Hatake llevó su mirada a las firmes nalgas del Uchiha y lentamente, ante la expectación del otro, llevó una de sus manos a acariciarlas… El jadeo reprimido por parte del otro y como parecía disfrutar la caricia con los ojos cerrados le animaron a mover su mano más hacia el centro, la reacción del otro cuerpo de exponer más esa zona animándole no se hizo esperar. Sus dedos presionaron el ano de su pareja.

–Ooooh, ssiiiii… Kakashi– Jadeó con una voz ronca y cargada de lujuria.– Más… Por favor.

El de pelo gris estaba que no se lo creía. Ese no era el comportamiento normal del Uchiha, pues cuando estaba con ese nivel de excitación se tiraba encima suyo y ya estaría colocándose entre sus muslos para que sus penes se frotaran mientras con una mano le preparaba, eso como mínimo o directamente se la estaría enterrando hasta el fondo, hasta que los pesados testículos del azabache golpearían sus nalgas, obligándole a curvar la espalda y cortándole la respiración unos segundos ante tamaña intromisión.

Obito le miró suplicante y agarrándole el brazo le obligó a meter esos dos dedos que sólo tanteaban en su ano. Liberó un suspiro cargado de placer antes de empezar a mover él mismo la cadera entrándose esos largos dedos pálidos en su canal. Kakashi estaba que no salía de su estupor. Ese no era su dominante pareja y… Esa angosta entrada estaba muy lubricada. Eso era alucinante.

–Tendríamos que volver a Konoha y saber porque tienes estos síntomas… ¿Me estás escuchando? ¡Esto es serio Obito!

–Cállate y fóllame, Bakakashi.– Mientras más jadeos salían de esos labios ante esos dedos con los que se estaba estimulando.– Joder necesito más… Quiero tu pene en mi.

–¿Te estás escuchando? Tu eres siempre el activo en nuestro encuentros… ¡Dijiste que esto de ser el pasivo no era para ti! Que disfrutabas demasiado sometiéndome y haciéndome gritar.– Pero Obito parecía en su mundo de placer y necesidad.

–Pues hoy me apetece… No le veo problema.

–Obito… Tu culo parece coño con esta lubricación… No creo que esto sea muy normal. ¡Piénsalo! Hace años que soy tu pasivo y nunca has visto que a mi me pase esto.

– ¡Porque yo soy más increíble que tu! Quizás mi cuerpo lo produce porque tengo ganas y no hemos traído con nosotros el gel lubricante… Ergo eso demuestra que soy mejor que tuuu, mmmm, y mi cuerpo es más adaptado que el tuyo o es más inteligente o como quieras llamarlo que signifique que soy el mejor.– Sonrió prepotente antes de que su rostro se torciera en una nueva mueca placentera.– Ahora concéntrate en esto. Te necesito y es tu deber como novio cumplirme.

Kakashi reviró los ojos al escuchar la explicación estúpida de Obito.

–Podría ser algo serio… No para que te lo tomes a broma.– ¿No entendía ese tonto que estaba preocupado por él?

Entendía que Kakashi se lo decía porque estaba intranquilo por él. Pero él se encontraba bien, solo que muy cachondo y que necesitaba eso y que no podía explicar el motivo de esa calentura y deseo. ¡Pero lo necesitaba ahora, lo quería ahora mismo!

Se incorporó y miró con firmeza a Kakashi, antes de lanzarse contra él. Su "ataque" fue tan repentino que consiguió tumbarle panza arriba en la cama. Se le montó encima y antes de que el peligris pudiera replicar nada u objetar algo en contra, le besó con pasión y empezó a mover su cadera estimulando ese semi erecto pene. Después de años haciendo el amor con el Hatake, Obito sabía los puntos exactos donde tocar para dejar a Kakashi con la mente bastante en blanco y deseoso de más.

Esa vez no fue la excepción.