Sola. Así se sentía.
Tantos años de su vida invertidos en lograr la grandeza, tantos años de su adolescencia encerrada en la biblioteca para demostrar ante sus padres ser superior a Draco como ellos deseaban que lo fuera.
"La Hermione Granger de Slytherin" una de las tantas burlas que le hacían sus compañeros de casa.
Siempre opacada por Draco, creciendo entre burlas e insultos. Cambiando todo drásticamente después de la muerte de Cedric; dejó de esforzarse y se dedicó a vivir los últimos años que le quedaban en Hogwarts. Buscando la felicidad que había aplazado por tanto tiempo.
Saltando de cama en cama, de hombre en hombre. Conocía la anatomía de cada chico en el colegio. Deseada por todos, amada por nadie.
Su padre muerto tras el fallar en el ministerio, su madre alcoholica tras la muerte de su esposo y ella sola...
Reclutada por el señor tenebroso a la fuerza, le prometió riqueza, éxito y poder, todo lo que ambicionaba el podría dárselo. Solo tenía una simple tarea; hacer que Draco fallara en su misión de matar a Dumbledore. Olive aceptó, tras lo prometido y una oportunidad de humillar a los Malfoy ante su líder.
Costaría trabajo, eso lo sabía considerando el hecho de que ninguno de los dos se soportaba. Olive debía ganarse la confianza del chico si deseaba saber cuál era su plan. Ella misma había ideado uno en el verano, si necesitaba tener al joven Malfoy a sus pies no le bastaba más que una noche y Draco le daría toda su atención. Al menos en eso se basaba su plan, uno difícil: Enamorar al rubio.
Draco Malfoy no era alguien que dejara sentir amor.
Nadie conocía que Draco hubiera tenido una novia formal. Solo eran encuentros de una noche al igual que los de Olive.
Encuentros sin compromiso.
Amores para pasar un buen rato.
Rey y Reina serpiente. Y sin embargo no querían pertenecer al otro.
Vacío y Sola. Eso eran. Así se sentían.
Mas ese abrazo, había calmado cualquier sentimiento negativo que hubiesen albergado. Draco lleno el vacío y Olive no se sentía sola.
Bastaron unos segundos, tan solo unos segundos para aliviar sus penas. No querían soltarse. Se sentían bien. Se sentían queridos...
Y aunque no quería soltarlo se vio a si misma obligada a retroceder con lentitud. Draco optó por hacer lo mismo, desviando la mirada ante el sonrojo que sentía creciente en su rostro gracias a los sentimientos encontrados.
Draco aún con el corazón acelerado. Olive con un sentimiento de felicidad.
No se dirigieron la palabra de nuevo, pero sus ojos se encontraban a cada momento deseosos por que sus brazos calmaran las ansias de nuevo, volver a sentir la calidez que emanaba el otro pero solo guardaron silencio hasta llegar a Hogwarts.
(*)
El discurso de ese año había sido más extenso que los anteriores. El director temía por la seguridad de los alumnos sin saber que el estaba en mayor peligro.
Olive miraba a Draco de reojo, el solo se limitaba a inspeccionar la mesa como si fuese lo mas interesante del mundo, no le importo cuando Dumbledore comenzó su discurso, no se inmuto cuando Snape fue nombrado el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, tampoco se dio cuenta cuando todos comenzaron a retirarse.
Olive sentía curiosidad por Draco, sabía que estaba preocupado por que debía matar al director pero no pensaba que le afectaría tanto. Se levantó de su asiento para hablar con Draco, pensando que eso sería lo adecuado para su plan. Aunque por dentro crecía el deseo de volver a tener contacto con él. Siendo interrumpida a mitad del camino cuando alguien la tomó de las caderas.
-Ojos de Ángel -susurró esa persona contra el cuello de la chica.
-Theo -dijo Olive con una sonrisa ladina.
-¿Qué te parece quedar esta noche? -preguntó el chico abrazándola firmemente-. Ya sabes para dar la bienvenida.
Draco dirigía la mirada hacía ellos, Encontrándose directamente con los ojos de Olive.
-¿Qué dices? -volvió a preguntar Theo.
Olive debatía en su mente: Una noche fabulosa con Theodore Nott o poner su plan en marcha con Draco Malfoy, y si era posible encontrar calma en sus brazos, sin embargo no tenía nada seguro con Draco y Theo siempre había sabido complacerla.
Sin dejar de mirar a Draco dio su aprobación. Theo le planto un beso largo en el cuello haciendo estremecer a Olive. Ella se dio la vuelta, tomando la mano de Theo para salir del Gran Comedor. Draco podía esperar para después...
