El ruido de la puerta lo molesto pero no se inmutó, estaba demasiado agotado como para protestar con sus compañeros de casa, ese día había dado su primera revisión al armario evanescente y aunque sabía que no lograría repararlo a la primera, estaba irritado y cansado por intentarlo, por lo que sus molestos compañeros tendrían que entender que lo dejarán en paz. Bueno tal no era el caso de la persona que se dejo caer en su estómago haciendo que perdiera el aire, al abrir los ojos se encontró con Olive que lo miraba sonriente, eso lo irritó más de lo que podía estar. No porque no le gustara, joder se había dado cuenta que le encantaba verla sonreír, por eso estaba molesto consigo... Además era mejor que verla llorar, aún si eso significase que podría ganarse otro abrazo.
-¿Que quieres pequeño pajarito? -le preguntó fingiendo indiferencia, sabiendo que Olive detestaba cuando la llamaba así, era el primer apodo que le había puesto pero básicamente había sido fácil (Hawk-Halcón) y bueno ella nunca se defendió llamándolo Dragón o Draco, el increíble hurón saltarín. Lo que hacía que Olive dará a entender que tenía más clase que el.
-Gane -canto victoriosa, con demasiada alegría acumulada como para molestarse del estúpido apodo de Draco.
-¿Qué ganaste? -preguntó de nuevo Draco, no sabía de verdad de que demonios hablaba la chica.
-La apuesta, Malfoy -contestó Olive ensanchando su sonrisa-. ¿Acaso ganaste tú? O no me digas que lo olvidaste.
-Ah, esa estupidez -Draco bufó, controlándose para no tomar a Olive de los hombros y hundirla en sus brazos, aún con la ropa, podía sentir las piel de las piernas de Olive rozando contra los costados de su torso.
-No decías que era estúpida -Olive se incorporó hacia un lado cuando notó la incomodidad reflejada en el rostro de Draco-. Igual gane, págame.
-Si... ¿Qué quieres entonces? -a Draco le molestaba perder, siempre había sido competitivo pero esa vez no se había esforzado por ganar, en primera porque jamás tocaría a Granger ni aunque fuese la última mujer en la tierra, tampoco creía lograrlo y ese día simplemente se concentró en el armario y la misión que tenía por delante. Ahora que lo pensaba bien no tenía tiempo de malditas y ridículas apuestas, y aún así le intrigaba lo que Olive querría a cambio por ganar.
-Te veré en el baño de prefectos el próximo martes, a las 9:00.
-¿El baño de prefectos? -preguntó aún más desconcertado.
-Si -confirmó Olive-. ¿Sabes donde esta o tengo que darte instrucciones?
-No soy estúpido, Hawk -bufó Draco-. ¿Por qué querrías verme ahí?
-Solo ve y no preguntes -Olive se despidió así dejando con la intriga al chico.
En lo que duró la siguiente semana, no pudo acercarse a Olive para que respondiera que demonios quería. Olive lo evitaba para evadir las preguntas de su extraña petición. De igual manera se negaba a distraerse más de lo que podía, la misión rozaba sus pensamientos en cada momento.
El día de la cita había decidido ignorarlo, si Olive no contestaba sus preguntas entonces no tendría razones para ir y arriesgarse a algún tipo de humillación, aún si había perdido esa apuesta, no le podía importar menos. Al terminar la cena aquella noche, fue directo a su habitación para encerrarse lo que restaba del día, aún tenía que terminar aquel galeón con el hechizo proteico para poder comunicarse con alguien fuera de Hogwarts sin levantar ninguna sospecha. Había tomado la idea del Ejercito de Dumbledore.
Encontrando una nota en su cama al entrar en su habitación:
"Pobre de ti si no vas.
O. M. H"
Draco no sabía si sentirse amenazado, bueno Olive ya le había roto la nariz una vez, y al parecer no fue al único. Inclusive recordaba el curso pasado cuando Rowle no la dejaba en paz y unos días después de ello había perdido el cabello y toda la culpa recaía en Olive.
Suspiro, no podría soportar otro golpe en la nariz, aquel le había dolido demasiado, tampoco podría con la humillación de la perdida de su cabello (porque era orgulloso y de verdad le importaba) Resignado, tenía que cumplir su palabra y encontrarse con Olive donde lo había citado. Pronto el reloj marcaría las nueve así que sin más por lo que pensar, salió de la comodidad de su habitación en dirección al quinto piso.
El reloj marco las nueve cuando Draco susurro la contraseña "Aroma cítrico" para encontrarse con la enorme sala de baño, no era la primera vez que entraba en este, y lo consideraba un tanto insignificante a comparación de los baños en su mansión. Podía escuchar sus propios pasos en el mármol blanco mientras se adentraba aún más en el cuarto, no había ningún rastro de Olive, estaba vacío aunque la bañera ya alcanzaba su límite, con un cautivante aroma a lavanda invadiendo la habitación acompañado de ligeros vapores filtrándose en sus fosas. Con paso lento se acercó a la bañera, se encontraba confundido ¿Cuál era el juego de Olive? ¿Por que no estaba si ella lo había citado? Como respuesta a su pregunta, encontró otra nota encima de las blancas toallas cerca a la bañera:
"Lo que quiero es que tomes un baño y te relajes. No pienses solo hazlo"
Aquello aumentaba más su confusión y extrañeza ¿Solo quería que tomara un baño? El podía hacer eso cuando fuera, por un momento pensó en abandonar el lugar e ignorar aquello mientras veía el agua cristalina esperando a que alguien entrará en ella. Suspirando al resignarse una vez más, no tenía nada que perder, sin mencionar que ya se encontraba ahí.
Comenzó a sacarse la ropa y la arrojo a un lado para poder sumergirse en el agua, aún estaba caliente y perfecta. Como lo pedía en la nota se relajo, cerró los ojos y se dejo llevar por el agua que pasaba entre su cuerpo, no pasaron ni tres minutos cuando alguien lo abrazo por la espalda causando un sobresalto de su parte. Se apartó con rapidez a un extremo de la bañera, girando para encontrarse con aquellos ojos grises que le habían pedido verse ahí. Olive se encontraba a pocos metros de el completamente desnuda y con el cabello pegado a la cara a causa del agua.
-¿Tu que haces aquí? -pregunto con enfado, lo había engañado para poder acostarse con él, bueno si lo quería lo hubiese pedido y no tendría porque haber creado tanto alboroto.
-Es parte del trato -contesto Olive con una sonrisa en su rostro
-Eso no decías en la nota.
-Factor sorpresa -Olive se acercaba hacia Draco mientras este retrocedía-. ¿Me tienes miedo? Puedo irme si esto te incomoda.
-Nunca me harías sentir miedo ni incomodidad -aunque su voz sonaba decidida, sus palabras tenían algo de mentira.
Chocó con el borde de la enorme bañera con la disposición de irse, pero Olive le cerró el paso con los brazos, a pesar de que esta estuviera desnuda, el solo podía ver sus ojos grises que le imploraban una caricia.
-No haré nada si tu no quieres -Olive le tomó la cara para con parsimonia, para que Draco no despegase sus ojos de ella, demasiado cerca, deseando acortar la distancia entre sus cuerpos, demasiado de todo.
Draco también la tomo del rostro, besándola con gran intensidad, despertando una gran ola de calor en ambos, tomando los labios de Olive como si nunca hubiese besado a una chica y eso fuese más de lo que podía soportar. La deseaba tanto.
Aquel beso no duro más de diez segundos porque Olive se separo para observar a Draco quien la miraba agitado y acalorado, por el baño o por el beso. Lo que fuese solo hizo que Olive se acercase más a él, atraída por completo.
-Solo déjate llevar -dijo con un susurro cerca de sus labios, su caliente aliento chocando con la piel de su rostro-. ¿Lo harás?
Draco dio otro beso aún más intenso, respondiendo la pregunta de Olive con eso, sostuvo su cintura desnuda, una corriente eléctrica cruzó desde las yemas de sus dedos, la misma sensación que había provocado un simple abrazo una semana.
El éxtasis que en el había despertado era fuerte, sin darse cuenta que había anhelado ese momento mucho antes de su primer contacto en el tren, Olive era hermosa, eso lo sabían todos sin embargo por años el se negó a verlo porque sabía que sucumbiría a su encanto. Cuando la conoció se imaginaba juntos, ella siendo su esposa, cosa que fue cambiado con el tiempo y el odio que se suponía debían mantener los Malfoy y los Hawk, ese odio que lo había cegado por años. Porque le gustaba, le gustaba muchísimo. Más allá de lo que pudiese pasar esa noche, quería a Olive para él solo, aún deseaba cosas que no había pensado más después de cumplir ocho años como besarla, tomar su mano... casarse con ella.
El no debía dejarse llevar por los placeres carnales, menos por sus sentimientos que salían a flote al besarla, esos que se negó a ver, esos que escondió por miedo. No debía, en serio no debía hacerlo, mucho menos con la preocupación por matar a Dumbledore. Una noche no cambiaría nada, la misión estaría ahí el día siguiente pero Olive solo estaría con el esa noche...
Simplemente se relajo para disfrutar de Olive y esos increíbles sentimientos que le hacía aflorar, solo siendo feliz a su lado hasta el amanecer.
